Todo el tiempo del mundo le parece poco a María, llegando a trabajar sábados y domingos, cosiendo, creando nuevas prendas incluso de madrugada, quedándose en el taller de costura a comer en Semana Santa, casi a dormir.
Lo suyo es más que coser y cantar, cuya expresión da a entender que lo realizado es sumamente fácil de hacer. El nudo gordiano de la entrevista está en entender su fuego, lo que sienten, el motor que les guía, la inspiración que atesoran, la ilusión que se pone en marcha al levantarse cada día de la cama…
Dijo el poeta Gibrân que la pasión es la vela de nuestra alma navegante.
La importancia palpita en la intensidad con la que viven sus oficios, diferentes pero comparables. Este es un encuentro con dos pasiones distintas, pero una sola entrega desmedida. A María y Goyo les apasiona su trabajo con locura. En oficios distintos, este matrimonio es tal para cual.
“Goyo podría vivir en las viñas. Allí puede estar sábados, domingos, la vida entera”, cuenta María sin reproche. Y Goyo le recuerda que han sido muchas las veces que ella se queda con su madre Toñi cosiendo hasta la madrugada en su taller de telas, donde a veces María le ha tenido a Goyo pasando hilos flojos y calcándole patrones.
El agricultor en su viña y su bodega. Ella con sus diseños de moda, sus alumnos y sus prendas. Todo expresado con suavidad y unas cuantas sonrisas. Todo tan serenamente explicado, si bien me hacen respirar pasión desmedida, haciéndome creer que sin pasión la vida pierde valor.
.- María, tú te marchaste de Laguardia a Barcelona a estudiar durante cinco años.
En Barcelona estudié Diseño de Moda en la escuela ‘Felicidad Duce’, una señora italiana que creó su propio método de patronaje, que goza de gran fama internacional.
.- ¡Cinco añitos en Barcelona, eh!
Me fui a los 19… hasta mis 24 años.
.- ¿Qué ha sido Barcelona en tu vida?
¡Madre mía!, mucho trabajo, poca vida social, salvo con las compañeras, poco turismo, y mucho mucho trabajo. Siempre que podía me escapaba para volver a Laguardia y poder disfrutar.
.- ¿Cuándo montaste este taller?
Terminé la carrera en julio de 2014, si bien el verano anterior ya empecé a tener encargos que confeccionaba en casa de mis padres, que es donde vivía.
Este taller en el que ahora trabajo está dentro de la muralla de Laguardia, en la calle Santa Engracia. Es la casa donde nació mi padre Ángel. Aquí vivimos hasta que yo tuve 13 años. Los primeros encargos los confeccioné en casa de mis padres, en una urbanización que está a las afueras del pueblo, donde recibí a mis primeras clientas.
Las nuevas faldas de fiesta
.- ¿Qué te encargaban tus primeras clientas?
Faldas de fiestas. Yo me había hecho una falda para Santiago el año antes de acabar la Carrera en Barcelona.
Aquella falda fue un éxito. Así que a la vez que terminaba el proyecto Fin de Carrera, me puse con las faldas.
.- ¿Qué tienen de especial tus faldas de fiesta?
Es la típica falda arrantzale, que es azul, pero que yo empecé a versionarla de otra manera, mezclando tejidos, texturas. De hecho ahora es raro en Laguardia ver un falda azul entera, y en los pueblos de alrededor lo mismo. En todas las fiestas de Rioja Alavesa hay faldas mías.
.- Aquellos primeros encargos fueron un impulso.
Las faldas y algún traje para una señora de Laguardia fueron mis inicios. Recuerdo que fue un capricho, el traje falda chaqueta para una señora que no encontraba en las tiendas algo que se ajustara a ella. Desde entonces es mi mejor clienta. Ese abrigo que está ahí colgado es para ella, que todos los años me encarga algo.
.- ¿Cuándo preparaste este taller en la casa que nació tu padre?
Abrí las puertas en marzo de 2015, porque no podía seguir atendiendo a la gente en casa. Desde entonces trabajo intensamente, porque la confección de ropa son muchísimas horas de trabajo, aunque la gente no lo vea.
.- Goyo será consciente de ello.
(Se miran con una sonrisa). Sí. Sobre todo cuando llegan las fiestas.
.- ¿Cuándo empezaste con las clases de costura?
Abrí en marzo de 2015, y comencé con las clases en septiembre de aquel año. Aquello fue cosa de gente del pueblo, que empezó a decirme “Jo, María, ¿por qué no das clases, que me encantaría aprender a coser?”.
Alumn@s del Taller de Costura
.- ¿A coser y a qué más?
Les enseño patronaje, a coser… todo el proceso en suma.
.- ¿Quiénes ha sido y son tus alumnos?
Gentes de todos los pueblos de la Comarca. Hubo vecinas que me dijeron “tienes que empezar a venir a Lanciego…”. De hecho en Logroño también doy clases. Pero aquí, a Laguardia, viene gente de todos los pueblos, mayoritariamente mujeres, pero algún hombre hay.
Son mujeres jóvenes que no han cosido nunca, que no saben hacer un bajo, y tras venir aquí no han dejado de hacerse prendas sin parar. Tengo una alumna, de las primeras que entró, que sigue conmigo, que dijo que venía a mi taller, pero no para hacerse ropa alguna… Hoy su armario entero se lo ha hecho ella.
.- “Aquí tenemos a ésta que solo venía a hacer bajos y aprender a coser botones… y ahora mírala”.
Eso decimos a las que vienen por primera vez, jaja.
.- ¿Desde cuándo lleváis juntos Goyo y tú?
Desde hace trece años. Cuando monté el taller ya estábamos juntos. Empezamos a salir en mi segundo año de estancia en Barcelona.
.- Tenías muchas razones para volver a Laguardia.
Sí, Goyo era una más, muy importante.
.- Goyo es viticultor y bodeguero. ¿Te tocaba ya de cerca el mundo del vino, María?
Mis padres tienen viñas, pero mi padre se dedica a la construcción, así que se encarga de las viñas los fines de semana. Cuando era más joven me ha tocado ir a ayudarles a vendimiar y demás.
Bodega a la que “me lancé de lleno”
.- En tu caso, Goyo, ¿tu vínculo con el vino viene a través de tu familia?
Nosotros hacíamos vino a granel, que luego vendíamos a las grandes bodegas.
Como tantos, yo ayudé a mi padre desde pequeñito. En el año 2000 mi padre y yo registramos la marca “Landaluce” y empezamos a vender un poco de vino joven, el maceración carbónica de aquí de toda la vida. En el 2001 me lancé de lleno, haciendo una bodega nueva.
.- ¿Dónde está tu bodega?
Debajo de la Sierra, en un sitio espectacular de Laguardia. En la ‘milla de oro’ de las bodegas. Ahí empecé a crecer con Crianza y con vinos de autor.
.- Le diste a tu vida un giro total.
Cuando le dije a mi padre que iba a hacer una bodega nueva, a los quince días me dijo que se había jubilado. Lo hizo con 59 años, diciéndome que la nueva etapa era mía, que a su edad no quería meterse en nuevos fregados.
.- Tú viste claro que tenías que darle un empujón al negocio.
Vender las uvas te pone ante el precio que te quieran pagar, que te las quieran o no… Mi padre siempre decía que para mandar tú, tienes que hacer tu vino y venderlo embotellado.
.- En el fondo él lo tenía claro.
Pero mi proyecto le pilló mayor. Así que me dejó solo, si bien el empujón primero me lo dio él. Ahora llevamos 40 hectáreas, la mayoría de ellas arrendadas, tanto en Laguardia, el 80% de ellas, como en Elvillar o en Lanciego.
.- Cuando dices “llevamos”, ¿a quién te refieres?
Tengo trabajando conmigo a tres personas, ya que tenemos la bodega y luego las 40 hectáreas, lo que supone un trabajo brutal
El afán nuestro de cada día
.- ¿Qué te consideras, Goyo?
Me considero más agricultor que bodeguero. A mí lo que me gusta es el campo y las viñas. Ahora vengo de allí, de hecho me acabo de bajar del tractor… que nos queda muy poco para terminar de podar en las viñas.
.- ¿Qué sabes tú, Goyo, de la vida profesional de tu esposa?
Yo la veo feliz.
Sé lo que le cuesta su curro, sus horas. Ahora que tenemos los niños está menos horas, pero tuvo una época que era dedicación exclusiva.
.- ¿Y tú?
Yo estaba a lo mío, pero ella estaba en lo suyo sábados y domingos enteros. Y Semana Santa comía aquí. Ahora con los niños, de 2 y 4 años, ha cambiado un poco el chip y está menos horas.
.- La época de la crianza de lo hijos es probablemente la más feliz.
Se llaman Maren y Marco, los dos niños. Uno rubio y otro moreno. “El pequeñito es un demonio, jajaja” , dice Goyo.
.- ¿Qué sabes del mundo del vino, María, y de las inquietudes profesionales y del afán de cada día de Goyo?
Le apasiona su trabajo con locura, más la viña que la bodega. De hecho podría vivir en las viñas. No tiene horario. Se marcha a la mañana y vuelve a la noche. Allí puede estar sábados, domingos, la vida entera.
“Goyo, saca un rato por favor”
Antes yo hacía lo mismo, pero ahora con los niños hay días que me enfado, porque le digo “A ver, Goyo, es sábado por la tarde, es domingo, por favor saca un rato”. O “vámonos de vacaciones”.
.- Y cuando por fin marcháis de vacaciones…
Ay, cuando nos vamos en verano una semana está deseando volver, y al llegar por la carretera se le caen las lágrimas. Le digo “a ver Goyo, por favor”, y me dice “es que vivimos en el Paraíso, vivimos en el Paraíso, María”.
.- Así que se te caen las lágrimas, Goyo, al regresar de las vacaciones a la Comarca.
Es que vivimos en una zona privilegiada!
“En la semana de vacaciones vive pensando en sus viñas, en “tengo que labrar”, o en “tengo que ver cómo va aquello”, o “tengo que…” constantemente. Muchas veces le digo que las viñas son su prioridad.
.- Primero las viñas y luego María y los hijos. ¿Es eso, Goyo?
A ver, el campo no entiende de horarios y vacaciones. Tienes que atenderlo cuando hay que hacerlo, y no cuando tú quieras. No es como una empresa de lunes a viernes con un horario. No. El campo está siempre ahí, evolucionando día a día. Es muy esclavo y, a la vez, muy gratificante.
.- ¿A qué hora te has levantado esta mañana, Goyo?
A las 6:15h. Desde entonces hasta hace un rato he estado con el tractor labrando una viña que se llama La Gloria, fíjate. Para que veas, he estado en La Gloria.
.- Jajaja.
Pero con mucho polvo, porque no llueve, con la tierra muy seca en la superficie. El Cambio Climático nos preocupa a los agricultores, y nos tendría que preocupar a todo el mundo.
La viña, un niño que crece y casi habla
.- Llama la atención que tras siete días de vacaciones, se te caigan las lágrimas al volver.
Me gusta mucho mi trabajo. Cada año veo crecer la viña poco a poco desde que la podo. Es como mi niño. Luego salen las uvas, empiezan a enverar, un proceso espectacular del viñedo de finales de julio, principios de agosto. Los viñedos son entonces un espectáculo. Más tarde haces la vendimia, y elaboras el vino. A ver, esto es como un humano que crece, anda y casi habla.
.- ¿En qué momento está Rioja Alavesa en 2023, cada cual mirándolo desde su perspectiva?
Turísticamente está que se sale, a tope, todo reservado para dormir en Semana Santa, o los fines de semana, y te hablo más bien de Laguardia, -contesta Goyo-.
Pero en el tema del vino se está pasando un momento muy delicado, en varios sentidos, por los millones de litros que sobran, y porque nos han subido precios: el gasoil al agricultor, el vidrio y otros componentes para la bodega… Mientras que los precios de las uvas no suben ni pa’dios.
.- Ahora no vendes uvas, ¿o sí?
Depende de la demanda que tengamos, ahora que hemos cogido otras diez hectáreas de viñedo. Pero estamos abriendo mercados, que ahora vendemos en Inglaterra, Canadá, Bélgica, Japón, y vamos a mandar vino a Austria. Somos una bodeguita pequeñita que está creciendo, con muchos tipos de vino.
Viña “Canales” cumple CIEN años
.- ¿Cuántos en total?
El maceración carbónica, que es mi niño, el blanco, el Fincas, que es un crianza, luego un vino de autor, Elle; o el Capricho, otro de autor de alta gama, o un monovarietal de Graciano. Tenemos un viñedo que este año 2023 cumple cien años.
.- ¿Cómo se llama esa viña?
Canales, un viñedo pequeñito. Luego tengo viñas de 90, de 80, de 70, de 60 años.
.- Menudo patrimonio, aunque no sean tuyas.
Hay dos viñas que son de María y mías, una de una hectárea y pico, y la de Canales, de media hectárea. Estas son las viñas que están buscando las bodegas grandes que vienen con pasta a la Comarca.
.- ¿Cómo se entiende que una hectárea de viña pueda pagarse a 100.00 ó 120.000 euros, y las uvas se paguen a 0,80 céntimos?
Eso no hay quien lo entienda.
Turismo sí, pero niñ@s también
.- María, ¿cómo ves tú la Comarca desde tu perspectiva de Diseñadora de Moda?
Me preocupa que Laguardia se convierta sobre todo en un pueblo turístico. Porque queremos que el pueblo tenga vida, que la Comarca esté viva y palpitante, que siga habiendo niños. Me preocupa que todo esto se nos vaya de las manos.
Hay que cuidar el turismo, bien, pero un turismo de calidad, y a la vez hay que cuidar a la Comarca y a la gente que vive aquí.
.- Veo que te inquieta que se despueblen algunas localidades de la Comarca.
Hay que apoyar a la gente de aquí para que pueda quedarse a vivir aquí. Hay que darle las vueltas que haga falta a todo esto para que los jóvenes se puedan quedar aquí. No sé cómo se podría hacer, pero hay que hacerlo.
.- Negocios como el tuyo, y muchos otros, son importantes para arropar el mundo del vino.
Nadie creía en este negocio cuando lo monté. El día que lo inauguré hubo gente, algunos de ellos amigos míos, que me dijeron “María, yo creo que te has equivocado. Aquí tendrías que haber montado un bar”. Hoy está claro que no me equivoqué, que vivo de ello.
.- ¿Llegan tus colecciones de ropa más allá de Rioja Alavesa?
Sí, de hecho el 80% de las prendas que vendo, ya no hablo de las faldas de fiesta, que también las vendo en otros lugares, se van fuera, incluso fuera de España. Muchas de mis prendas se van a Estados Unidos, Alemania, o a Latinoamérica (México, Brasil…)
Cuando los “de fuera” nos valoran más
.- Son los turistas del mundo que vienen a la Comarca.
Compran las prendas que ya tengo hechas, incluso hay gente que va a estar aquí tres días, o una semana, y me piden una chaqueta como las que tengo, de otro color. Aquí hemos estado mi madre y yo por la noche cosiendo, que mi madre y mi abuela me ayudan.
Cuando me hacen una petición, estando con mi madre, nos miramos ambas y decimos la dos que sí al unísono… pero trabajando de noche, claro.
.- Respiro pasión desmedida. Goyo se emocionas al volver al paraíso de la Comarca, y tú vives entregada con su madre y tu abuela, trabajando a veces hasta las 2:00 de la madrugada.
«Ella es puro entusiasmo cuando dice, por ejemplo, “he vendido una chaqueta, o he vendido una falda”, y es normal porque son creaciones suyas. Es lo mismo que yo, pero con sus diseños de moda», admite Goyo.
“Lo que más me emociona -confiesa María-, que a la vez también me puede entristecer, es cómo valoran mi trabajo la gente de fuera. Que te ven cosiendo y te dicen que “200 euros por una chaqueta es poco dinero, que la estoy regalando” ”.
.- Quieres decir que aquí en Laguardia no te valoran de igual manera.
Aquí ven esa chaqueta como un capricho, como un regalo de Reyes. Mientras que la gente de fuera se da cuenta del trabajo que conlleva y de la creación que supone. Que son piezas únicas. Los nuestros no lo valoran igual.
Un susurro en la entrevista
“Eso pasa con el vino”, dice casi en un susurro Goyo, como un lamento.
Sé que no es el mismo poder adquisitivo el que posee un turista extranjero, un norteamericano, un alemán -explica María-, que viene aquí una semana, que quien viene a pasar un fin de semana de Vitoria o Logroño.
.- ¿El vino lo valoran más los de afuera, Goyo?
Sin duda, y eso que los precios de los bares son aquí como los de una ciudad. Y estamos en Laguardia, una villa de 1000 habitantes. ¿No es una pasada que te cobren aquí 2,50 euros por una copa de vino, igual que en Donosti o en Bilbao? ¿Y qué decir de las viviendas, que aquí están carísimas?
.- ¿Impulsa un negocio como el tuyo, María, el desarrollo rural de la zona?
No lo dudes. Somos un motor de desarrollo rural.
.- ¿Ha llegado tu ropa a la pasarela?
Al principio gané muchos premios y concursos, algunos los obtuve cuando estuve estudiando, que me presentaba a todo. Gracias a otro premio pude irme a estudiar un curso a Londres. También obtuve un galardón a nivel mundial por una colección, y otro por una prenda que hice en la universidad.
.- ¿Qué es lo más loco que has creado para el mundo de la moda?
Una colección de novias y novios inspirada en el mundo del vino, con chaquetas de corcho, una pasada. He vendido trajes de corcho a gente que ha venido de paso.
.- Si te dejan soñar hasta donde tú quieras, María…
Crear una colección al año y venderla toda… Y seguir llenando con mi ropa pueblos de Euskadi, que Rioja Alavesa ya está impregnada de mis creaciones.
La importancia de la abuela Mari
.- Ha llegado el momento de hablar de tu abuela, a la que has mencionado antes de pasada.
Ah, mi abuela Mari siempre ha manejado la aguja. En su día estudió a distancia el Curso de Modistería, trabajando toda la vida en su casa de Modista, cosiendo calzado para Arnedo. ¡Ella ha vestido a las cuatro hijas que tiene!
.- La abuela, siempre entre telas e hilos.
Cuando decidí irme a estudiar a Barcelona, a mi abuela le encantó. En el proyecto final de carrera la invité a venir Barcelona a ver mi primer desfile. Fue un viaje estupendo. Desde que monté el taller en Laguardia, siempre me ha dado consejos, sobre todo cuando me quedaba bloqueada con alguna prenda.
.- Veo que sigues contando con ella.
Siii. La sigo llamando por teléfono. “Oye abuela, cómo hago esto, cómo lo otro”. Desde el primer día me ha ayudado mucho a coser, como mi madre Toñi.
Todas las semanas le bajo algo de trabajo para pasar gomas, poner puntillas, pasar hilos flojos, de todo, que para ella no es un trabajo, es lo que la motiva para levantarse de la cama todas las mañanas, además de preparar la comida en su casa de Pradejón.
.- Increíble abuela la tuya, María.
Hay días que le dan las dos de la mañana cosiendo. “La tienes ahí enfrascada entre telas hasta bien entrada la madrugada”, me dice mi abuelo Lorenzo. Pronto cumplirá 85 años. Lo increíble es que ve perfectamente y no necesita gafas, y enhebra las agujas casi mejor que yo.
Faldas de vino / Chaquetas de corcho
.- ¡Qué maravilla de abuela! Oye, María, he visto cómo influye el vino en tus creaciones, con esas prendas a las que has dado su color.
Las he teñido con los vinos de año recién elaborados por mi marido, con el Landaluce joven, el más explosivo en color de todos los vinos de mi marido.
.- Goyo, ¿qué te pareció cuando te contó que utilizaría tu vino para una colección entera?
Hombre, muy chulo. Fue su proyecto final de Carrera. “Vestidos, faldas, chaquetas, bodys -toma ella la palabra- Unas treinta prendas en total. Y él me estuvo ayudando. Le tuve pasando hilos flojos, calcándome patrones”.
“Me ha tenido de pinche”, dice Goyo, y ríen los dos.
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Cómo era aquello tan antiguo que nos enseñaron en el colegio… ‘tanto monta, monta tanto’ María como Goyo, la viña y la alta costura. Porque eso es lo que hace Rioja Alavesa con la viña y el vino: «Alta Costura», la más pura excelencia. Como el Blog con las pasiones humanas…
Muchas gracias, Arene
De tal palo, tal astilla! Menuda joya la abuela Mari, que sigue enhebrando la aguja de coser como una chavalas a sus 84 años. Quién la pillara. O a la amatxu Toñi. ¡No perdáis pasión, bikote!
Eskerrik asko, Clara
Bien Goyo y María! Solo se goza en el trabajo cuando se trabaja con vocación. Cuando se trabaja a gusto uno se siente realizado y se hace creador, como vosotros en el taller de costura, en la viña y en la bodega. Cuando hablas de tu escuela de costura, me han venido al recuerdo las modistas de mi niñez: Las niñas, que habían dejado de estudiar a los 14 años, iban de aprendizas a los talleres de la Ilu, la Trini, la Cecilia…
María, tiras una buena puntada sin hilo cuando hablas de vivir con el turismo, pero no exclusivamente para el turismo, que hay que cuidar la Comarca y sus gentes para que se queden aquí y creen pueblo. ¡Que recojan el guante nuestros representantes! ¡Gracias, Goyo y María, y un aplauso a la abuela y a la madre!
Muchas gracias, Antonio