Y me han pedido que hable de este tema, no solo porque lleve diez años estudiándolo y comentándolo en algún libro y en numerosos artículos de este Blog de Julio Flor que tanto ha hecho por la cuestión, sino porque la crítica certera que nos hizo un escéptico responsable político de Vitoria hace cinco años hoy ya no tiene sentido: “Miguel, estos proyectos no salen bien si surgen desde arriba, empujados por los políticos pero sin ser sentidos por la ciudadanía. Y aquí hoy no veo el interés ciudadano”.
Espoleado por aquella frase elaboré en varios artículos del blog una estrategia de difusión y puesta en valor de nuestro Paisaje Cultural Vitícola proponiendo a las gentes de la Comarca su implicación en lo que llamé “la gran empresa colectiva del 2020”: que se constituya en nuestra comarca una Asociación de Amigos de la Candidatura del Paisaje Cultural Vitícola que presente la propuesta sin más demora ante nuestras Instituciones. Expresé gráficamente esa asociación con una trainera.
La respuesta a la conformación de esa trainera fue magnífica. El plantel de “remeras y remeros” que se han ido subiendo a la trainera de forma pública o privada es formidable, su potencia es colosal. Excusándome por mi mala memoria mencionaré al arqueólogo y reciente premio “Sabino Arana” Armando Llanos, al exconsejero de Agricultura Gonzalo Saenz de Samaniego, al arquitecto Juan Ignacio Lasagabaster, al Catedrático de Prehistoria Javier Fernández Eraso, al sacerdote Antonio Mijangos, al catedrático de Derecho Iñaki Lasagabaster,…
…a la ex Presidenta de la Ruta del Vino Mariasun Sáez de Samaniego, al Premio Nardiz de Agricultura Fernando Martínez-Bujanda, al ex presidente de Cuadrilla de Laguardia, Joseba Fernández, al exdirector de Agricultura Jesús Mari Eizmendi, al ex Director de Industrias Agrarias Xabier Goirigolzarri, a la Presidenta de Abra Itxaso Compañón y al expresidente Saúl Gil-Berzal, al Gerente de Araex Javier Galarreta, al hostelero Juan Manuel Lavín, a Toño Gainzarain, al exsecretario de la Cuadrilla Vidal Olabarría…
… al escritor elcieguense y exDirector de Educación Jesús Fernández, al Presidente de Arabako Mahastiak Emilio Aguillo, al pintor e ilustrador Carlos Estecha, al escritor oyonés Manolo González, al etnógrafo de Moreda José Ángel Chasco, al exJuntero alavés Dalmacio Martín, al escritor eskuernatarra Francisco Martínez de Cañas, a la arqueóloga Rebeca Marina, el alcalde de Laguardia Raúl García, a la funcionaria de Patrimonio Cultural de Gobierno Vasco Amaia Goikoetxea, al periodista Julio Flor, al fotógrafo Josemi Rodríguez Martinez, a docenas de bodegueros y viticultores, a gentes anónimas,…
Pruebas de ese sentimiento mayoritario en pro de constituir una Candidatura que pusiera en valor nuestro Patrimonio Cultural ante los Organismos Internacionales es que, en la “Plataforma para el Desarrollo Futuro de la comarca” que auspició Diputación, un centenar de representantes reunidos durante varias jornadas en Laguardia se decantaron mayoritariamente por esta misión y que en el propio Plan Foral de Diputación se incluía este objetivo UNESCO como un desiderátum para la legislatura 2020/23.
Con esa potente tripulación de lujo, no hay que olvidar que estamos hablando de una diminuta población comarcal de once mil personas. La trainera salió con mucha fuerza a principios de 2020 pero pronto el COVID congeló la Comarca durante dos años y, tiempo después, la guerra entre Ucrania y Rusia complicó las economías europeas y ralentizó cualquier proyecto, también el de la puesta en valor de nuestro Paisaje Cultural.
Pero he aquí que de nuevo en 2024 la Comarca se ha ilusionado con que se le reconozca internacionalmente la excepcionalidad a nuestro Paisaje Cultural y en esas estamos ahora. Pero antes de iniciar el relato permítanme hacer tres aclaraciones previas: la primera sobre qué nos mueve a un pequeño grupo a llevar casi siete años “empecinados” en este objetivo, la segunda sobre la concreción del territorio para el que proponemos el reconocimiento y la tercera sobre la no existencia de inconveniente alguno para nuestros viticultores si se consigue ese reconocimiento.
Para entender qué nos mueve a un pequeño grupo (hoy no tan pequeño) en este anhelo voy a copiar unas palabras de Aubert de Villaine, el anciano propietario de Romanée-Conti, un hombre que lo tenía absolutamente todo y que no necesitaba ni más turistas ni más clientes y que de modo altruista impulsó la candidatura de “Climats de Borgoña” por su patrimonio cultural, un territorio que, como saben nuestros bodegueros, no tiene ni de lejos el rico patrimonio cultural de la Hermandad de Laguardia.
“Las razones por las que comenzamos el proyecto de hacer de Climats Patrimonio Mundial, y me involucré tanto fueron, primero, porque pensé que era una oportunidad para mostrarle al mundo lo que es Borgoña en realidad, más allá del folklore. En segundo lugar, quizás lo más importante para mí, fue la oportunidad para que la gente de la región se diera cuenta de que tenía en sus manos un lugar precioso, muy antiguo, de alto valor y único en el mundo. Es muy importante que se mantenga su integridad, que se transmita a las próximas generaciones con su esencia».
He de decir que suscribo letra por letra estas últimas frases en negrilla y que ponen en valor no tanto la consecución del galardón final como que las gentes de la Hermandad de Laguardia se den cuenta de la excepcionalidad cultural de su comarca y la defiendan con orgullo. En este sentido, nos ha ayudado mucho en nuestro “empecinamiento” la insistencia con que los miembros de ICOMOS recomendaron a Gobierno Vasco en una reunión en Laguardia hace seis años a que siguieran adelante con la Candidatura.
Aclaro que ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios) es el asesor de UNESCO para la declaración de un sitio como Patrimonio Mundial y en este sentido es muy importante que personalidades de ICOMOS como el Catedrático de la Universidad de Sevilla, Víctor Salinas, y la profesora de Geografía Humana Rocío Silva hayan expresado pública y reiteradamente su convicción personal sobre la excepcionalidad del Paisaje Cultural Vitícola de nuestra Comarca.
En cuanto a la segunda aclaración, hemos escogido como territorio la Hermandad de Laguardia, una vieja y multisecular institución similar a la Jurisdicción de Saint-Emilion, para evitarnos problemas de nombre con el Consejo y por cuestiones de continuidad geográfica, sin rupturas. Está compuesta la Hermandad por las localidades de Laguardia, Oyón, Elciego Samaniego, Villabuena, Baños de Ebro, Leza, Navaridas, Páganos, Lapuebla de la Barca, Elvillar, Kripán, Lanciego, Viñaspre y Moreda. En Labastida pondríamos el Centro de Interpretación de ese Paisaje Cultural Vitícola.
Tomada esa decisión de ir en solitario, por el desinterés de nuestros vecinos y su acaparación de nombres comunes, nuestra candidatura se simplifica y se fortalece enormemente. Los argumentos para justificar el VUE se multiplican, un potente dossier readaptado en clave “Hermandad de Laguardia” fluye rápido del ordenador, todo lo aprendido estos años nos lleva a la convicción de que cuánto más pequeña y mejor delimitada está una Candidatura más fácil es vender sus valores y destacar su originalidad.
La tercera aclaración es para garantizar que este tipo de reconocimiento internacional de Paisajes Culturales Vitícolas no supone inconveniente alguno para los viticultores de cada zona, tan solo ventajas. Me decía dubitativo el otro día un fuerte remero de esta trainera: “Intuyo que hay miedo a que esta iniciativa traiga problemas y dificultades para el desarrollo de la agricultura, cuestiones de medio ambiente, ecología…, y para las construcciones, normas de conservación, urbanísticas, etc.”.
Cierto que estos inconvenientes se producen en ciertas ayudas de la PAC y en otras normativas urbanísticas, pero no en este reconocimiento cultural del que estamos hablando, como lo prueban la docena de comarcas vitícolas que han conseguido ese reconocimiento y la otra docena que está deseando que se lo concedan. Todo lo contrario, este reconocimiento ha traído beneficios a las comarcas vitícolas galardonadas.
Y no solo hablo de beneficios económicos, también de beneficios paisajísticos, y aquí puede estar el quid de algunos escépticos alaveses de este proyecto que alimentan miedos e inseguridades entre algunos agricultores. Me refiero a que los Organismos Internacionales que gestionan estos reconocimientos lo hacen en tiempo presente, no en futuro: “Te reconozco hoy como Paisaje Cultural excepcional en tus condiciones actuales pero no me tires los dólmenes, no me pases un AVE por medio de la Comarca, no me hagas barbaridades en tu paisaje cultural porque te retiro el reconocimiento”.
Aquí no hay multas, no hay prohibiciones ni imposiciones. Todo es tan sencillo y lógico como lo ocurrido en una región vitícola alemana por la que va a pasar el AVE: “Yo te reconocí Patrimonio Mundial cuando no tenías AVE, ahora lo vas a poner pues estudio si te mereces en las nuevas circunstancias tal galardón”. Hay muchos monumentos o paisajes declarados Patrimonio Mundial que están siendo reconsiderados por actuaciones abusivas que anulan la excepcionalidad inicial. Tengo leído que incluso a un famoso monumento de Sevilla se plantean retirarle el reconocimiento por esa razón.
Es decir, la Hermandad de Laguardia hoy sería Patrimonio Mundial en base a sus valores actuales, sin invertir un euro, sin exigir nada a nadie, pero si destruimos las ermitas, los chozos, las necrópolis, si quitamos el 50% del viñedo y ponemos parques solares, si alteramos drásticamente nuestro Paisaje Cultural pues se acabó el reconocimiento. Y cuando digo cambios paisajísticos drásticos, no me refiero a quitar unas coscojas de la finca, levantar una bodega o construir una carretera.
Pero ocurre que el Patrimonio Cultural de la Hermandad de Laguardia está perfectamente inventariado y protegido por Diputación y Gobierno Vasco, nadie puede efectuar cambios drásticos porque la actual normativa ya se lo prohíbe. No son los Organismos Culturales internacionales los que prohíben nada, aunque los escépticos con la Candidatura suelen jugar con ese temor infundado no sé si de buena fe o por intereses ajenos a la Comarca. Creo, con lo dicho, haber rebatido totalmente ese escepticismo.
Hechas esas aclaraciones pasamos a demostrar que la Hermandad de Laguardia se ajusta perfectamente a las características exigidas por los Organismos Internacionales a un Paisaje Cultural: “un lugar que combina el trabajo de la naturaleza y el ser humano y es ilustrativo de la evolución de la sociedad humana y del uso del espacio a lo largo del tiempo, bajo la influencia de limitaciones físicas y oportunidades presentadas por el medio natural y de sucesivas fuerzas sociales, económicas y culturales, conservando un rol social activo en la sociedad contemporánea estrechamente asociada al modo de vida tradicional y en el cual el proceso evolutivo continúa”.
Insisto en esta idea porque ha habido mucho confusionismo en la región con este tema. Los Organismos Culturales no valoran Denominaciones de Origen, ni paisajes vitícolas sino “Paisajes Culturales”. Los valores de esta comarca que se van a estudiar aquí se refieren a esa cultura inherente a unos pueblos que llevan muchos siglos viviendo de la agricultura en un medio pobre y hostil. Y en este tema del “paisaje cultural” que se empezó a forjar hace seis mil años sí que la Comarca es líder.
¿Cómo de líder? ¿Es Laguardia “número uno” en alguna faceta? ¿Tiene algún valor universal excepcional (VUE)? Además de ser excepcional debe ser ORIGINAL, tener una característica que no haya sido reconocida con anterioridad en otras comarcas vitícolas reconocidas como Patrimonio Mundial como Picó, Alto Douro Vinateiro, la Jurisdicción de Saint Emilion, Viñedos de Tokaj, Climats de Borgoña, Maisons y caves de Champagne, Terrazas de Lavaud, las colinas de Langhe-Rero y Monferrato,…
Al querer presentar a la Hermandad de Laguardia como Paisaje Cultural, Vivo y Evolutivo, estamos evidenciando que esta no es una propuesta basada solo en la estética paisajística de un cultivo determinado, sino que la basamos en los cientos de generaciones de agricultores que han dominado un medio hostil buscando en cada momento las mejores soluciones para superar las crisis motivadas por guerras, epidemias, catástrofes climáticas, agronómicas y comerciales, hasta configurar uno de los viñedos más antiguos del mundo cuyos frutos han dado lugar a una cultura singular.
Resaltando previamente que la Hermandad de Laguardia cumple mejor que ningún otro Paisaje Cultural vitícola del mundo las condiciones establecidas por los Organismos Culturales Internacionales (delimitación precisa, continuidad, integridad, autenticidad,..,) argumentamos los valores excepcionales ajustándonos el “argot oficial” de dichos Organismos culturales:
(II) “La Hermandad de Laguardia y la permuta de su producción agropecuaria con el resto de Álava, atestigua un intercambio de valores humanos considerable durante un periodo muy amplio (entre los siglos XIII y XX), intercambio que tuvo mucho que ver en la vertebración de Álava, en la planificación urbana y en la creación de paisajes agropecuarios tanto en la Hermandad de Laguardia como en la Montaña Alavesa”.
(IV) “La Hermandad de Laguardia ofrece con su “Paisaje Rupestre” un ejemplo eminente de un conjunto arquitectural y un paisaje ilustrando periodos significativos de la historia humana que aquí se extienden por seis milenios”.
(V) “La Hermandad de Laguardia es un ejemplo eminente de utilización tradicional del territorio representativo de una cultura y ejemplo también de la interacción humana con el medio ambiente, especialmente cuando este se ha convertido en vulnerable bajo el impacto provocado por cambios irreversibles”.
Vamos a explicar con un lenguaje más sencillo estos tres valores excepcionales y para ello no tenemos más que describir la Hermandad de Laguardia con lo que es evidente o lo que se ha publicado por expertos. En este sentido tenemos la suerte que la Hermandad de Laguardia de Álava ha sido una comarca muy estudiada por historiadores, arqueólogos, geógrafos, agrónomos, biólogos, sociólogos…
También tenemos la suerte de que, excepcionalmente en comparación con otras comarcas, existen con respecto a Laguardia gran cantidad de pruebas documentales escritas, además de paisajísticas, arqueológicas y arquitectónicas, que hablan muy claro de lo que aquí ha pasado en los últimos mil años y algo más confusamente de lo que ha pasado en los últimos seis mil años.
Gracias a esas evidencias podemos demostrar que tiene la Hermandad de Laguardia unas características muy valiosas a la hora de definir un Paisaje Cultural y que, así mismo, tiene unos valores excepcionales que hay que destacar porque, paradójicamente, aparecen ocultos por la viña, su cultivo más emblemático. Características y valores que exponemos a continuación a modo de resumen:
Laguardia es una pequeña comarca natural del sur de Álava con límites muy precisos, entre la Sierra y el río Ebro. Es la comarca de ambiente netamente mediterráneo más próxima País Vasco atlántico y ello ha condicionado a lo largo de la historia una relación estrechísima entre las gentes de ambas vertientes de la Sierra que se complementaban en sus producciones.
Es una comarca pedregosa, pobre, árida y abrupta en la que un pequeño colectivo humano ha trabajado obstinadamente con la azada durante siglos, hasta llevar a la comarca al más alto nivel de monocultivo del mundo, superior al 80%. Esa “continuidad” del paisaje es un hecho diferencial muy valioso frente a otras comarcas, próximas o lejanas, que presentan grandes rupturas visuales, por sus diversos cultivos, por grandes núcleos urbanos, por grandes infraestructuras o por todo ello mezclado.
Es una de las comarcas del mundo que mejor y más tempranamente expresa la capacidad humana de modelar el territorio mediante una actividad inicialmente pastoril, luego cerealista y finalmente vitícola-oleícola, garantizando la conservación de un paisaje y de un patrimonio histórico-cultural que se ha trasmitido de generación en generación. El viticultor actual se lo debe todo al viticultor medieval y este no hubiera podido dominar el terreno sin la esforzada labor previa del agricultor celtíbero ni este hubiera podido medrar sin la actividad de los pastores primigenios.
Empecemos pues contando cómo se forja ese Paisaje Cultural de Laguardia, una comarca de excepcional Prehistoria, una época que comienza con los primeros asentamientos humanos en las cuevas de la Sierra, especialmente en las cuevas de “Peña larga” (Kripan) y “Los Husos” (Elvillar). De su estudio se deduce que hace unos seis mil años las habitaron comunidades de cazadores y recolectores que se iniciaban en las prácticas ganaderas ya que se han encontrado restos de especies domesticadas.
En la cueva “Peña larga” se encontró un nivel neolítico fechado hacia el 4200 a.C. con los restos de cerámica cardial más occidentales encontrados en la Península Ibérica. En “Los Husos” se recuperaron pólenes domésticos fechados a finales del VI milenio a.C. que constituyen el primer testimonio agrícola de la región. La comarca era un abrigo natural muy buscado por diferentes colectividades.
Por eso se aprecian importantes episodios bélicos, tal como vemos en el yacimiento de San Juan ante Portam Latinam (Laguardia), un lugar usado como enterramiento colectivo (varios cientos de personas), fechado hacia el 3200 a. C. Los primitivos pastores constructores de dólmenes que se instalaron aquí hace unos cinco mil años buscaban en la falda sur de la Sierra un entorno relativamente abrigado y cálido en invierno que posibilitara la supervivencia de su ganado.
A la vista de las evidencias encontradas hasta el momento sabemos que se instalaron por lo menos una decena de clanes familiares, a medio camino entre los altos pastos de la Sierra y los bajos pastos de los sotos del Ebro. Estos clanes nos han dejado en lugares próximos a los volátiles poblados prehistóricos sus enterramientos colectivos: dólmenes de Layaza, San Martín, Montecillo, Sotillo, Alto de la Huesera, la Hechicera, el Encinal, Los Llanos… La Hermandad de Laguardia posee hoy una colección de dólmenes sin igual en número, tamaño y concentración.
La Comarca, que soportaba por entonces un clima bastante más húmedo y frío que el actual, era un inmenso robledal con un importante potencial de pastos que se iba aumentando mediante quemas y pastoreo, modificando absolutamente el paisaje boscoso originario y facilitando que las primeras comunidades de agricultores sedentarios instalaran sus poblados a mediados del segundo milenio a.C.
Tras un periodo cálido, un nuevo enfriamiento climático ocurrido hace unos tres mil años empujó hacia la Península Ibérica a gentes procedentes del centro de Europa, grupos celtas que se instalaron a los pies de esta Sierra; en el entorno de Laguardia fundaron numerosos poblados fortificados y se dedicaron durante mil años al cultivo del cereal y a la cría de ganado, cambiando poco a poco, tras sucesivas roturaciones, el verde de los pretéritos bosques y pastizales por el dorado de las mieses.
En las últimas décadas, los arqueólogos han descubierto en los cerros de la comarca los siguientes castros distribuidos por toda la antigua jurisdicción de Laguardia: castros de San Quiles (Baños), Valdefrailes (Elciego), Alto del Somo (Leza), Castejón (Navaridas), La Hoya, y Cerro la Horca (Laguardia), La Balsa (Elvillar), Pieza Redonda (Lanciego), Esquide (Yécora), San Cristóbal (Moreda), Baria (entre Moreda y Viana)… La colección de castros encontrada es impresionante en número y dimensiones y nos permite intuir la gran transformación del paisaje que provocaron.
Con la llegada de los romanos al Alto Ebro, y coincidiendo con un marcado cambio climático hacia la aridez extrema, estos poblados berones desaparecen y la población queda constreñida a los escasos lugares con agua disponible, fundamentalmente a la ribera del Ebro y al cerro de Laguardia. Concretamente en éste se ha encontrado un estanque de gran tamaño junto a restos que acreditan el poblamiento hacia el siglo II a.C. probablemente con gentes procedentes del abandonado poblado de la Hoya.
Laguardia ha tenido también una historia medieval intensa y diferenciada al ser Laguardia durante seis siglos una pieza fundamental del Viejo Reino de Navarra, tanto desde un punto de vista demográfico como histórico, económico y militar. En la Baja Edad Media vivió la hermandad de Laguardia una situación de guerra continua, en primera línea de fuego, contra el poderoso reino de Castilla y, obviamente, este estrés permanente marcó el carácter de sus gentes, forjó un paisaje cultural singular.
La alta especialización vitícola de la Laguardia comenzó en el medievo y se debió a la proximidad con Vitoria y otras comarcas alavesas, húmedas, frías e inapropiadas para la vid, generándose una economía de intercambio con la ladera norte de la Sierra, donde había poblaciones que les aportaban, a cambio de vino, todo lo que la Hermandad de Laguardia no tenía en cantidad suficiente (grano, caballerías, madera o carbón).
El trajín permanente de los arrieros alaveses, yendo y viniendo cada año con miles de mulas cargadas de preciado líquido hacia Vitoria, luego también hacia Bilbao, fue durante siglos un espectáculo impresionante en la vida cotidiana de la comarca y en las localidades del camino. Este comercio supuso un intercambio de valores humanos considerable, intercambio que tuvo mucho que ver en la vertebración de Álava, en la planificación urbana y en la creación de paisajes agropecuarios.
Esta especialización agraria de Laguardia, así como una historia muy peculiar ha condicionado su cultura singular, sus costumbres y tradiciones, sus fiestas y su folclore. El haber sido un territorio marginal ha favorecido también la pervivencia de tradiciones ancestrales, como “el cachi”, “los marchos”, “la quema de Judas”,… antaño muy extendidas en Europa y hoy prácticamente desaparecidas.
Esa marginalidad de Laguardia hace que la veamos en el siglo XXI muy parecida a como la diseñaron los reyes navarros, Sancho el Sabio cuando la fundó y le dio fuero o su hijo Sancho el Fuerte cuando la fortificó a finales del siglo XII. Estructura medieval pero con la arquitectura barroca del XVII-XVIII y todo ello enmarcado en un paisaje que dibujaron ya aquellos pastores de los dólmenes y que trabajaron en detalle aquellos primeros agricultores celtas que hace tres milenios construyeron sus castros muy cerca de donde hoy están las villas y aldeas de la Hermandad.
Lo pedregoso de suelo condicionó también la arquitectura menor de la Comarca, donde es fácil encontrar esas evidencias pétreas imborrables que constituyen un “Paisaje Rupestre”, una cultura de la roca que la convierten en dolmen los primeros pastores, luego en castros amurallados los agricultores celtas, posteriormente aparecen talladas en roca las necrópolis, eremitorios, lagares, castillos, ermitas, iglesias… y finalmente en la Edad Moderna en “chozos”, “cuevas” y en toda una serie de construcciones agrarias que utilizan las piedras (cercas, paredones, muros de terrazas) y evidencian el trabajo anónimo de los viticultores que sacaron durante siglos estos pedruscos de sus fincas.
Nos vamos a detener en alguno de estos elementos característicos de nuestro Paisaje Rupestre, empezando por los humildes “Chozos” o “guardaviñas”. Durante siglos, estas anónimas cabañas de piedra de 2-3 metros de alto sirvieron a los viticultores para guarecerse de las inclemencias del tiempo, pero con el cambio de las mulas por los tractores hace unos 50 años, el viticultor ya no estaba obligado a quedarse todo el día en el campo, por lo que perdieron rápidamente su funcionalidad.
Este tipo de construcciones agropecuarias de “piedra a seco” con falsa cúpula se hallan repartidas por muchos lugares del mundo, con especial presencia en los países del área mediterránea, teniendo en cada lugar características y finalidades concretas. Pero en su papel de “guardaviñas” no hay ninguna comarca en el mundo como la Hermandad de Laguardia en la que se presenten en tan gran número (más de un millar) y tan alta concentración por kilómetro cuadrado.
Otras construcciones pétreas distribuidas por los campos de la Hermandad de Laguardia son las pequeñas ermitas medievales que abundaron con una densidad enorme, muy superior al de otras comarcas vitícolas, del orden de una ermita por kilómetro cuadrado de tierra labrada. Hoy han desaparecido más de la mitad pero su número sigue siendo muy importante y también su función, pues en ese marco se han celebrado durante siglos y se celebran hoy las populares romerías.
Evidencias majestuosas de ese paisaje pétreo son las iglesias de la Hermandad cuya construcción estuvo condicionada por esa dependencia del cielo que impulsó a los cosecheros de pueblos minúsculos a construirse las iglesias más altas, las más bellas, las más ricas y ostentosas. Estas iglesias y el conjunto de palacetes barrocos le confieren un poderío arquitectónico cierto, estando ante la comarca vitícola que tiene más bienes por kilómetro cuadrado declarados Patrimonio Nacional o Conjunto Monumental con la categoría de Bien Cultural Calificado.
Ese continuado trabajo de la piedra por los habitantes de la Hermandad de Laguardia durante los últimos seis mil años lo proclamo como emblemático de nuestra comarca, hasta el punto que no hay otro viñedo en el mundo en el que se presenten en tan gran número y tan alta concentración por kilómetro cuadrado expresiones de ese Paisaje pétreo. Y cuando uno tiene un valor en exclusiva o de forma mayoritaria debe saber que esa exclusividad le da un valor adicional y le permite contar una historia singular.
Otra plusvalía por destacar es que la Hermandad de Laguardia tiene uno de los “paisajes subterráneos” más importantes del mundo vitícola. Además de su bello paisaje exterior, la Comarca tiene desde hace siglos una cara oculta, una realidad subterránea fría y obscura trabajada por los cosecheros primigenios que excavaron metros y metros de profundidad hasta llegar a ese nivel de frescura ideal para el mantenimiento de sus cosechas. Así surgieron las “cuevas” o “calados”, siendo Laguardia el caso más paradigmático del mundo, con la mayor concentración de “cuevas” por hectárea.
Posteriormente, hace unos trescientos años, la ampliación de las cosechas en muchas localidades de la Comarca propició la construcción de docenas de pequeñas bodegas en pequeños barrios bodegueros creados al efecto en el montecillo más próximo al pueblo. A finales del siglo XIX llega a la Comarca un nuevo concepto de bodega de la mano de dos pioneros, el Marqués de Riscal en Elciego y los Palacio en Laguardia que construirán grandiosos calados destinados a envejecer en barrica grandes volúmenes. A principios del siglo XXI la nueva arquitectura bodeguera llega a la Comarca de la mano de arquitectos de renombre mundial como Gerhy o Calatrava.
La Hermandad de Laguardia, dependiente de la Diputación de Álava en los últimos cinco siglos, presenta una altísima protección de todos esos elementos patrimoniales, pues lo están no solo las grandes iglesias, palacios o bodegas sino que están inventariados y protegidos también cada picota, cada escudo nobiliario, cada chozo, cada lagar, cada dolmen, cada tumba, cada castro, cada ermita,…
En definitiva, ninguna comarca vitícola prestigiosa del mundo tiene tan alta concentración de evidencias históricas y prehistóricas, tan elevado número de monumentos, tal riqueza de vivencias, que comienza incluso antes de la concesión del Fuero de Laguardia por los reyes navarros, continúa en la Edad Media y en la Edad Moderna, y se mantiene hasta nuestros días.
Hoy, la Hermandad de Laguardia se mantiene como una isla de ruralidad rodeada por grandes núcleos urbanos con sus polígonos industriales, carreteras, autopista, vía férrea, grandes torres eléctricas, aerogeneradores,…; se mantiene próxima a ese mundo pero muy alejada de él, gracias al río Ebro y a la Sierra. Esta “insularidad” constituye una plusvalía cierta de Laguardia, no solo frente a las otras zonas de la Denominación, sino frente a otras Denominaciones internacionales de prestigio inmersas en el barullo de una sociedad industrial ruidosa y contaminante.
Además de los citados, tenemos otros argumentos para “construir la excepcionalidad” del Paisaje Cultural de la Hermandad de Laguardia, pero esencialmente nuestra propuesta se basará en respetar una afirmación de ICOMOS “Es cada vez más difícil encontrar en Europa paisajes culturales ligados a la producción vitícola que tengan un Valor Universal Excepcional y la razón está en que los atributos que se argumentan han sido ya reconocidos en la Lista de Patrimonio Mundial”.
Por eso nosotros no vamos a presentar otro paisaje señorial de suaves colinas con mullidos suelos, lluvias generosas y grandes ríos para transportar el vino cómodamente en veleros a sus regios destinos. No, nuestro viñedo no dio nunca un vino de reyes, como el Tokaj, el Oporto, el Burdeos, el Borgoña o el Champagne. Nuestro viñedo tiene mil años, es medieval, y daba un vino para mineros, marineros, soldados, agricultores…, gentes de un País Vasco carente de vino. Nuestra narración va a ser original también en ese aspecto.
Otro hecho diferencial importante que vamos a resaltar es que mientras muchos viñedos reconocidos como Patrimonio Mundial comienzan realmente su historia a finales del XVIII y se desarrollan plenamente en el XIX (Picó, Alto Douro, Champagne, Lavaud, Tokaj, Saint-Emilion, Prosecco..), por el contrario, nuestro paisaje vitícola comienzan a gran escala muchos siglos antes, en plena Edad Media.
En definitiva, la Hermandad de Laguardia es, por muchas razones aquí esbozadas, un excepcional lugar en el mundo, un paradigma mundial de los Paisajes Culturales Vitícolas, con valores claros para integrarse en la Lista de Patrimonio Mundial, valores que no están todavía representados en dicha lista, y de su reconocimiento internacional se derivarían innumerables ventajas en la región.
Como para nosotros tan importante es llegar a la meta y conseguir el objetivo máximo como hacer el camino promocionando aquí y allá los valores de nuestra comarca, os animo a que sigamos caminando, a que involucremos a todos en la empresa, a que convenzamos con argumentos a los escépticos. Y aquí hago un llamamiento a todos los hoteles, restaurantes, bodegas y comercios de Laguardia y comarca para que sean conscientes de las enormes repercusiones económicas que supondría para sus negocios un galardón internacional de índole cultural.
Invito a Rosa García, presidenta de ese gran colectivo asociado a la Ruta del Vino, a que entre por internet en los entresijos de la red ViTour que incluye a una docena de regiones vitícolas europeas declaradas Patrimonio de la UNESCO y verá cómo la pertenencia a ese “club selecto” financiado con fondos públicos de la UE supone acaparar la mayor parte del enoturismo y turismo cultural de lujo procedente de América, Asia y la propia Europa. Nuestra comarca tiene que aspirar a estar en ese club en el que, extrañamente, no hay ningún viñedo español.
Os animo también a todos los actores de la comarca a que hagamos una Jornada técnica para repasar como están trabajando en zonas cercanas la puesta en valor de su Patrimonio Cultural y allí donde veamos actuaciones sencillas y rentables las copiemos. Por ejemplo, os animo a que copiemos del “Sagardoetxea” guipuzcoano y especialmente os animo que copiemos de nuestros hermanos alaveses de Salinas de Añana, un pueblo pequeñito que ha sabido situar su “Valle Salado” en el mundo.
En concreto, los salineros de Añana montaron una Fundación “Gatzagak” con Diputación de Álava y Gobierno Vasco que ha sabido llegar a FAO, UNESCO y “Europa Nostra”, consiguiendo en los últimos ocho años varios reconocimientos internacionales por su paisaje. Tal vez intentando emular ese éxito, la Consejería de Cultura de Gobierno Vasco incluyó una pequeña partida en el año 2022 para impulsar el reconocimiento de nuestro Patrimonio Cultural por “España Nostra”.
No sabemos mucho en qué ha quedado ese intento. Igual tenemos que constituir una Fundación “Mahatsagak” con Gobierno Vasco y Diputación para empujar este tipo de ideas. Igual tenemos que ir una delegación de la trainera “Hermandad de Laguardia” a hablar largo y tendido de nuestra idea con el Consejero de Cultura Bingen Zupiría. Nuestra humildad, timidez o introversión no nos lleva a ningún lado.
CONTINUARÁ
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Una excelente e ilusionante propuesta que contribuye a ensalzar LA IDENTIDAD de una forma casi expresionista… CON LOS SENTIMIENTOS MÁS PROFUNDOS.
Enhorabuena, Miguel.
Gracias, Carlos
Conocer la cultura, la historia y la etnografía del lugar que nos ha tocado vivir, siempre me ha parecido muy importante, porque lo que hicieron, aprendieron, y crearon nuestros antepasados es parte fundamental de lo que hoy somos, enseñándonos a entender dónde estamos y dónde queremos ir.
El artículo de Miguel sobre el Paisaje Cultural de la Hermandad de Laguardia me ha parecido una clase brillante de nuestra historia socio-cultural, narrada con gran conocimiento del tema y con enorme capacidad de exposición.
Leído el artículo despacio, observando y constatando el privilegio del lugar donde nos ha tocado vivir y convivir, La Hermandad de Laguardia, son palpables los méritos que nos deben hacer pensar que somos merecedores de un galardón como el de del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Solo hace falta que nos lo creamos y nos subamos a la trainera.
Gracias, Fernando
Un compendio de una parte de lo que hay y lo que somos. Ser o no ser. Una hermosa suma de miles de años de Historia. Volvemos a la casilla de salida de UNESCO con toda la ilusión del mundo.
Gracias, Juan
Inteligentes y empecinados remeros de la Trainera que va camino de la UNESCO. Que el buen ánimo y la fortuna os acompañen!!!
Gracias, Begoña
Los muchos que hemos remado en esa trainera, nos hemos centrado en lo nuestro y hacía falta alguien que ordenara los acordes de esta gran orquesta. Por eso me ha gustado el artículo de Miguel Larreina que, desde mi punto de vista, da cohesión a una amalgama de datos y, por tanto, ofrece una visión integrada.
Hay cosas matizables: los dólmenes en Rioja Alavesa se levantaron por gentes asentadas ya en poblados con agricultura y ganadería plenas. Los pastores aquí son anteriores.
El artículo de Larreina es muy clarificador. El paisaje cultural es uno, en su totalidad. Desde el abrigo más escarpado, el dolmen más pequeño, el lagar más escondido, el palacio más hermoso o la puesta de sol sobre el rojo de las viñas en otoño. Eso debería ser amado y respetado por todos, viticultores, agricultores, hosteleros, bodegueros…
Y esto lo dice un navarro que siente esa tierra muy adentro. Ahora espero la segunda parte.
Gracias, Javier
Gracias Miguel por tu formidable artículo y la pasión que ofreces en la defensa de esta tierra. Estamos implicados en este proyecto colectivo. Ánimo, lo conseguiremos.
Gracias, Francisco
Esta vez también Larreina nos expone y demuestra porqué la Hermandad de Laguardia es un paisaje en alto grado excepcional, y además único en el mundo.
Defiende con rigor los beneficios que el galardón tendría para la Comarca y un acicate para poder mantener el paisaje ante las agresiones
Las propuestas van en la dirección de que el valor y la identidad del patrimonio cale en la sensibilidad y la conciencia primero de los propios habitantes de la Hermandad de Laguardia y también de todos los vascos.
Las propuestas que transmite como la creación de la Asociación, organizar las Jornadas Técnicas e implicar a las Instituciones Vascas me parecen claves.
Mila esker, Miguel.
Eskerrik asko, Jesus Mari
Gracias, Miguel, por tus explicaciones que aclaran dudas, disipan temores y exponen nítidamente a dónde queremos ir, cuál es la meta. La trainera está en el agua, conocemos todos la ruta, solo faltan remeros que con ilusión cojan el remo y tiren de la embarcación. ¡Ojalá seamos muchos, ojalá que particulares y asociaciones se sientan comprometidos con este proyecto que va a ser tan beneficioso para toda la Hermandad! ¡Hay que darlo a conocer a todos, que nadie pueda disculparse con el “si lo hubiera sabido…”
Gracias, Antonio
Excelente artículo Miguel.
Nos comentas que no necesitamos de ningún partido político para sacar adelante nuestra Candidatura a Patrimonio Mundial de la UNESCO, y mencionas como en el caso de Salinas de Añana, tanto Diputación Foral de Álava como el Gobierno Vasco se volcaron en conseguir su reconocimiento. Podríamos pedir que igualmente se esfuercen en conseguirlo para nuestra candidatura.
Ahora que llegan las elecciones al Parlamento Vasco no estaría de más, que los distintos partidos políticos manifiesten públicamente su posicionamiento ante esta nueva oportunidad para la Comarca, entendiendo que tal como dices y lo creemos muchos de los que aquí habitamos, revitalizaría la Comarca.
Creo que las oportunidades en la vida son escasas, y no podemos permitirnos el lujo de despreciarlas.
Gracias, Emilio
Gracias a todos por vuestras aportaciones e ideas. Esta comarca tiene muchos argumentos culturales, históricos, paisajísticos, humanos…, para optar a galardones y reconocimientos internacionales. Soy optimista. Aunque sé que muchos de nosotros, por la edad, igual no lo veremos, sé también que esos argumentos excepcionales nos sobrevivirán y llegará un día en que los responsables culturales del país se convencerán y «pondrán toda la carne en el asador».
Gracias, Miguel