Oct 10, 2018

Los Veintidós de COVILA (I parte)

La Cooperativa Vitícola de Lapuebla de Labarca (COVILA) no ha dejado de afrontar retos desde que la crearon 67 cosecheros en 1989, de los cuales quedan 22 socios entregados estos días a la vendimia para llevar a la bodega un millón doscientos mil kilos de uva, que en un 50% se convertirán en vinos de crianza, reserva y gran reserva.

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TRACTOR en la Cooperativa de Lapuebla de Labarca el pasado martes de octubre.

.- TE voy a presentar a Pablo Sampedro, de la cooperativa COVILA de Lapuebla de Labarca. Es una persona con mucho sentido común.

Me lo había presentado Gonzalo Saenz de Samaniego en Elvillar, el Día de la Fiesta de la Vendimia.  Cuando le llamé días más tarde, le recordé la frase: “una persona con mucho sentido común”.

.- “Tengo mucho sentido común porque lo he utilizado poco”, bromeó conmigo Pablo. Así que reímos y quedamos en vernos un día completo de vendimia, el martes 9 de octubre de 2018.

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FUE llegar a la Cooperativa, a las 9:00h., y empezar a disiparse la niebla.

Viajé a Lapuebla por autopista. Cuando por fin tuve la Comarca a la vista, comprobé que toda ella -salvo los picos más altos de la Sierra- estaba sumida bajo una niebla que podía cortarse como una tarta de cuajada. En ese instante -eran las 8:15 de la mañana- serían muchos lo que ya llevarían unos minutos cortando racimos de uvas en el Paisaje Cultural del Vino y el Viñedo.

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RIOJA ALAVESA desde un viñedo de Lapuebla de Labarca, a las 12:00H del 9 de octubre.

Este es un viaje al corazón de la Cooperativa Vinícola de Lapuebla de Labarca (COVILA). Una jornada completa de trabajo, ocho horas, para desentrañar lo que es y lo que no es COVILA…

Antes he de contaros una pequeña historia.

La de las raíces que buscan agua en el fondo de la tierra alavesa… porque no la encuentran tras la primera capa de tierra, llena de piedras.

Necesito explicarme bien.

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CEPAS y humanos nos parecemos más de lo que creemos.

Si a esas cepas primerizas las riegas en sus inicios, si se lo pones muy fácil, sus raíces se volverán cómodas y no buscarán el agua en el fondo, en la hondura, en las entretierras que forman las piedras. Pero si no las riegas, si sólo cuentan con el agua que cae del cielo, entonces la raíces indagarán, se aventurarán tierra adentro, y buscarán cómo saciar su sed.

“Es más listo que el hambre”, era la frase de nuestros mayores. El progreso, el conocimiento humano ha sido en muchos casos “hijo de la necesidad” desde el principio de los tiempos.

Así es como decimos que las viñas y los pueblos, que las cepas y las personas nos parecemos. Pronto veréis porqué hablo de las raíces que buscan agua en el fondo de la tierra.

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EL nombre de la Cooperativa a la entrada de la bodega.

En la Cooperativa Vinícola de Lapuebla de Labarca se agruparon 67 socios en 1989. Hoy quedan los veintidós de COVILA, que en 2019 cumplirá 30 años desde su fundación.

COVILA se fundó para dar solución a dos “problemas” que había entonces (de 1985 a 1989): Por un lado empezaron a tener más superficie de viñedo porque se substituyeron otros cultivos alternativos (cereales, almendros y olivos) por viñas.

El “segundo problema” es que aumentaron los rendimientos por hectárea, por la mejora de las plantas en parte con los tratamientos fitosanitarios y por las técnicas de cultivo.

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LA mano de Pablo nos muestra un racimo de Tempranillo.

Lo tradicional era elaborar el vino en bodegas situadas en la parte vieja del pueblo y vender el vino a granel, sacando una parte del vino en botellas, porque se obtenía más dinero que vendiendo simplemente la uva.

El viñedo se había convertido en el monocultivo de Lapuebla de Labarca y simplemente con las uvas no les daba para ganarse la vida todo el año. Así que se elaboraba el vino y se conseguía en la práctica “dos sueldos”.

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PABLO Sampedro, gerente de la Cooperativa, en una balconada desde la que se ve el pueblo.

Total, que en Lapuebla ya no les cabían las uvas en sus bodegas. Así que o invertían para hacer bodegas nuevas o hacían juntos algo más grande. Fue entonces cuando el Gobierno Vasco promovió la fórmula cooperativa, ya utilizada décadas atrás en otras partes de Euskadi.

Así empezó todo.

LOS viticultores, como las RAÍCES de las cepas, en terrenos difíciles, se buscaron la vida. Sus raíces crecieron, profundizaron hasta encontrar el agua necesaria para prosperar y salir adelante…

La primera idea fue elaborar en la Cooperativa el vino a granel, para lo que se prepararon unas instalaciones con depósitos inoxidables, con prensas, etc., para poder procesar uva en gran volumen.

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SON los depósitos más grandes de la Bodega, con Pablo en medio para ver su tamaño. 

El primer año se vendió la uva, el segundo año se vendió todo el vino a granel, y el tercer año decidieron que querían avanzar en la cadena, montando una embotelladora y empezando a vender el vino embotellado.

En ese momento, a principios de los noventa, COVILA vivió su primera crisis. Algunos de los socios pensaron que el negocio tenía que ser solo de vino a granel, y punto. Hubo cuatro socios que abandonaron el proyecto.

El segundo cambio fuerte se dio entre el 97 y el 2002. En los 90 hubo un desarrollo de nuevos viñedos, se aumentaron las producciones y subieron los precios medios de las uvas. Entonces se decidió hacer una ampliación para elaborar vino. Esa ampliación hizo que la bodega original multiplicará por tres su espacio, con una inversión importante.

En 1999 hubo una helada famosa. Y en el 2000 un ‘cosechón’ de uva con el consiguiente hundimiento de los precios.

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FUE en el año 2000 cuando Pablo Sampedro llegó a la Bodega de Lapuebla.

Por entonces se quería pasar de vender mucho vino joven embotellado a vender más vinos de crianza, y potenciar la exportación del vino al mundo entero. “Nos encontramos que la cosecha del 2000 no fue de buena de calidad. Así perdimos distribuidores, teniendo que cambiar de estrategia”

LAS RAÍCES buscando de nuevo otro camino para llegar al agua…

Eso significó otra pequeña ‘estampida’ de socios entre el 2000 y el 2005, marchándose un 20% de ellos, perdiendo a 15 socios.

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QUEDAN olivos en Lapuebla, pero hubo un tiempo en el que se arrancaron para plantar viñas.

“Habíamos hecho una inversión muy grande, encontrándonos con un problema de producto, el mercado estaba raro… y los que se fueron pensaron entonces que la Cooperativa “no iba a ser viable” ”.

Pero la Cooperativa se estabilizó. Se potenció la venta de vinos criados, el mercado cambió. A partir de 2009 bajó mucho el precio de la uva, y desde entonces la Cooperativa se vino arriba, consiguiendo liquidar las cuentas durante varios años. La gente vio que tenía garantizada la compra de sus uvas, y cuando un socio se jubilaba se le devolvía el capital social invertido por él.

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BARRICAS en el interior de COVILA.

“En todos estos años nuestra estrategia ha sido siempre aportar el máximo valor a las uvas de nuestros propios socios. Para ese valor adicional necesitamos hacer crianzas, reservas y grandes reservas. Todos ellos necesitan unos años en barrica, por lo que hay que tener mayores existencias y mayor capacidad de envejecimiento y más edificios”.

En COVILA necesitaban ampliar sus instalaciones, lo que no era posible en la bodega. Hasta que el año pasado 2017 se puso una bodega del pueblo a la venta, Bodegas Heredad de Luzuriaga (del Restaurante Felipe de Vitoria-Gasteiz), con una nave de barricas que les hacía falta, situada en la parte alta del pueblo. Y claro, la compraron.

“En el 2017 se votó en asamblea si la comprábamos o no (después de haber informado con detalle a los socios). Se compró la bodega, pero con el margen de un voto de más a favor. Eso nos supuso nueve bajas más, un 30% de los socios que teníamos en 2017. Seis bajas fueron por jubilación anticipada, y tres que se han marchado en desacuerdo con la compra de la bodega”.

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PABLO ante la puerta forjada con hojas de la vid, en la nueva bodega.

Os voy a dar algunas cifras de COVILA a fecha de hoy… pero antes he de ofrecer un dato importante (casi otra historia):

Debemos saber que la imagen de las Cooperativas no es buena. Al menos la imagen que se tiene de ciertas cooperativas vitícolas. ¿Por qué? Porque dan una imagen de volumen. En general son muy grandes y manejan grandes volúmenes y venden granel. “Puede que hagan un buen vino, pero barato”, dicen por ahí. Yo lo he escuchado.

.- Pero vosotros, Pablo, hace mucho que no vendéis vino a granel

Es verdad, pero te meten en un cajón de sastre y el tópico vale para todas. COVILA no es la cooperativa tipo ni por el número de socios, ni por el tipo de explotación, ni por la estrategia de empresa, ni por el nivel de precios, ni…

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LA Cooperativa de Lapuebla de Labarca forma parte de la Ruta del Vino de Rioja Alavesa.

.- Sinceramente, ¿habéis contado en el pasado que eráis una Cooperativa?

No. Durante muchos años no hemos contado que éramos lo que éramos. Nos hubiera hecho daño comercialmente. Ahora sí lo contamos. Hemos cambiado el chip desde hace cuatro o cinco años. Cambiamos y empezamos a decir que éramos una cooperativa porque ahora entendemos que es una figura que se va a revalorizar en el futuro.

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EL otoño muestra sus colores en la fachada de la Bodega de Lapuebla.

.- ¿Por qué?

Porque estamos yendo hacia algo más sostenible, con un reparto más justo de los recursos y, al final, ¿qué es más sostenible que gestionar toda la cadena, desde los viñedos hasta la comercialización?  Generamos un dinero y los recursos se reparten entre los empleados y los socios que son los propietarios de los viñedos. Esa forma societaria es aquí más justa que en otro tipo de empresas.

Bien. Ahora sí. Ahora vamos con las cifras de COVILA:

VEINTIDÓS socios. CIENTO CINCUENTA hectáreas de viñedos (cien están en Laguardia, treinta en Lapuebla, cinco o seis en Fuenmayor, cuatro en Samaniego, tres en Elvillar, y una en Ábalos). Normalmente cuentan con 1.200.000 kilos de uva, con lo que elaboran un millón doscientas mil botellas de vino al año.

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PARA llenar más de un millón de botellas hacen falta grandes depósitos.

El 60% de esas botellas va a la exportación (Suiza, Irlanda, Holanda, Inglaterra, Alemania, USA, Rusia… y ya menos Bélgica, Francia, México y China). Y el 40% restante se vende en el mercado nacional. La mitad en Euskadi, la otra mitad fuera.

Hoy es día  de Vendimia. Habrá unas 120 personas trabajando entre la bodega y las viñas de los socios, participando las familias de los 22 socios viticultores, y diversos temporeros de Lapuebla, de localidades de Rioja Alta, junto con inmigrantes portugueses, subsaharianos y algunos marroquíes.

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PABLO SAMPEDRO NACIÓ EN UNA BODEGA DE LAGUARDIA

Es tanto lo que quiero contaros, que apenas os he hablado de Pablo Sampedro, licenciado en Ciencias Empresariales y Europeas, que empezó a trabajar en COVILA el año 2000 como director comercial en ventas nacionales y exportación, para ocupar el puesto de Gerente de COVILA desde 2002.

Natural de Laguardia, Pablo dice que nació en una bodega. La de su padre, Carlos San Pedro (escribía así su apellido), profesor de Secundaria que nunca abandonó ni las viñas ni las bodega familiar, profesor de muchos viticultores y bodegueros de la Comarca.

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PEQUEÑO y sugerente chozo en una pendiente de Lapuebla bajo la cual hay viñas.

Así que Pablo sabía mucho del mundo vitivinícola. “Nací en la bodega de mi padre”. Desde que hay datos escritos en Laguardia, su familia se ha dedicado al vino. “Soy Sampedro de Laguardia”, con esto digo bastante. “En mi casa de Laguardia seguimos haciendo vino”.

.- ¿En qué momento está ahora COVILA?

Estamos en un cambio de modelo. Siempre hay una encrucijada. Ahora estamos cambiando la estrategia de la empresa tratando de reposicionar la marca COVILA más cerca de donde nosotros pensamos que está su nivel de calidad. Tratando de mejorar nuestra posición en el mercado nacional (porque en exportación estamos contentos) y…

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VIÑA de uno de los socios de Covila en Lapuebla, con un plano general de la Comarca.

Antes de decir lo que sigue, Pablo se detiene dos segundos y me mira sonriente:

«Estamos a punto de lanzar una nueva marca que va a relacionar la nueva bodega comprada (veremos si la llamamos Altos de la Puebla o de otra manera) y con ese nombre sacaremos uno o dos vinos Premium… Estamos trabajando en ello».

Es hermoso esto que dice el hijo del profesor Carlos San Pedro. Porque ese vino de alta gama y selección duerme ya en la bodega aunque no tenga nombre. Como un bebé que se gesta dentro del cuerpo de su madre que nadie sabe cómo se llamará.

“Tenemos decidido los nuevos logotipos, y las líneas por las que queremos vaya la nueva imagen. Pero está sin terminar el vino final, ni su precio ni cómo lo vamos a hacer”. Por ahora ese vino duerme en las barricas de COVILA -no en la bodega nueva-. Ese vino ya late.

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LA nueva bodega comprada por COVILA en los altos de Lapuebla.

Así nos vamos a la bodega recién comprada. La que aún no tiene nombre, donde ya duermen 700 barricas, si bien hoy por hoy el ‘núcleo duro’ de COVILA está en la parte baja del pueblo, en el número 26 de Camino de Soto, en la “vieja” bodega.

Esa ‘vieja’ bodega de 30 años con capacidad para albergar 3,5 millones de litros de vino, si bien nunca ha habido tanto vino durmiente… De hecho, es muy difícil que haya más de 2 millones de litros, según asegura Pablo.

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EN la «vieja» bodega duermen y despierta un millón setecientos mil litros de vino…

En la nave de la bodega por la que paseamos y hacemos fotografías hay un millón setecientos mil litros. Pasear, caminar, viajar… todos son verbos de acción. Es lo que haremos durante las ocho horas, pues Pablo y yo no nos sentaremos en ningún momento para grabar una conversación, pues siempre hablaremos de pie, en el coche camino de las viñas, paseando por la bodega o en una colina desde la que se divisa toda la Sierra.

Las cifras son grandes. Pero…

En COVILA también tiene cabida lo pequeño. Ha llegado el momento de que os cuente otra historia. Pequeña y emocionante. Algo que ocurre por primera vez en 29 años.

En un pequeño rincón de la bodega han montado un invernadero con un plástico duro donde duermen dos barricas. Ni más ni menos. Dos barricas muy mimadas. En ese invernadero calientan el aire para ayudar con la fermentación de las uvas.

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EL «INVERNADERO» con las dos barricas dentro… y una historia que contar.

En esas dos barricas vive la uva de la viña de Majaflorida Vieja. Una uva que antes se mezclaba con otras.

“Tenemos muchas parcelas de viñas pequeñas que tienen un gran valor, pero que individualmente significan muy poca producción. Es complicado trabajarlas por separado ya que trabajamos volúmenes más grandes. En este caso hemos hecho una vendimia específica de ese viñedo de 80 años, Majaflorida Vieja, que se vendimió el lunes 1 de octubre de 2018”.

“Bien. Hemos despalillado la uva, su grano sin estrujar lo hemos metido en las dos barricas, las hemos sellado, y cada día las giramos para que el mosto se concentre con el hollejo de las uvas. Otros años, a este tipo de viñedos singulares le vemos el problema del tamaño.

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LAS dos barricas van de la mano para sacar un vino para 300 botellas.

“Fíjate el tinglado que hemos montado para dos barricas… De aquí saldrán tan solo unas 300 botellas. La enóloga Gloria Molinet está muy contenta con este vino. Pero ahora está más ocupada y preocupada con el otro millón de litros”

EN EL REINO DEL TEMPRANILLO

Por fin nos vamos a las viñas. Pablo conduce el coche por Aguasalada y empezamos a subir por diferentes colinas de Lapuebla, donde los viñedos están en laderas enfocadas al oeste o al sudoeste. Esas laderas de raíces aventureras. Laderas que no dejan que se embalse el agua, evitando el problema en caso de que haya lluvias tardías, como ha pasado este año.

Son suelos con mucha arcilla que conservan muy bien la humedad. Y permiten que la planta tenga raíces profundas.

Vemos a lo lejos Lapuebla de Labarca, con su iglesia de la Asunción, entorno a la cual se han agrupado las casas… Miramos el pueblo desde la lejanía, donde viven unas 850 almas.

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LAS viñas están pidiendo ser vendimiadas en Lapuebla (situado al fondo de la imagen)

Pablo me cuenta que la única condición que pusieron los vecinos de Lapuebla al artista que hizo el retablo mayor de la iglesia fue que tenía que ser mejor que el retablo de la iglesia de Santa María de Laguardia. “Y si no, no pagaban». «Artísticamente el cura de Laguardia piensa que el retablo de Lapuebla de Labarca es mejor, pero los vecinos de Lapuebla no querían pagar. Si lo publicas me matan, ja, ja”.

Vamos hacia El Vidrio, límite entre Laguardia y Lapuebla. Hay un gran movimiento de tractores que llevan uva, o que van a buscarla a las viñas. Vemos a varias cuadrillas vendimiando, pasamos por Peñaelcuervo, La Cruces, Peña Sierra Carbón (antes había muchas encinas con las que se hacía carbón vegetal).

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UVAS al hombro camino del tractor, de la bodega… y algún día al mundo entero.

Y llegamos a Majaflorida, donde están vendimiando dos hombres y dos mujeres. Entre ellos está Mario Muro Vélez, que formó parte de la junta directiva de COVILA. Le acompañan su esposa y su cuñada. Entre las cepas vemos a otro socio de la Cooperativa, Pedro Garrido, uno de cuyos hijos juega con 18 años en la Real Sociedad. Los cuatro tiene la ropa mojada por la niebla de la mañana, que a esta hora ya ha desaparecido.

Sé al verles, que a alguno de ellos, un periodista le va a hacer esta mañana la primera entrevista de su vida.

Mientras tanto, las raíces aventureras y poderosas de la viña nos sostienen, a nosotros y a toda Rioja Alavesa.

 

CONTINUARÁ…

12 respuestas a “Los Veintidós de COVILA (I parte)”

  1. Txiki dice:

    Qué pasada, son inagotables las buenas historias de Rioja Alavesa. Me encanta la comparación entre las raíces de las cepas y los viticultores de la cooperativa. Y más. Como diría una profesora mía, una inspiración

  2. Me quedo con tantas cosas de este reportaje! Resalto una, que me toca especialmente. Esa en la que se muestra, a lo largo del reportaje, cómo vencer con tesón la mala imagen que tienen o tenían las cooperativas del Vino, por el volumen del producto y, por tanto, por la poca calidad del vino a granel. En cómo lo han conseguido, haciendo vinos de crianza y reserva. En eso también veo a las raíces luchando contra la adversidad. Enhorabuena, gente de COVILA

  3. Qué formidable Paisaje el vitícola nos muestra el blog: Lapuebla de Labarca bien arropado por viñedos en las llanuras del Ebro. Y los vitivinicultores, ese Paisaje Humano de la Cooperativa, luchando agrupados para llegar con sus vinos al mundo. Para enseñarnos que son el retablo más hermoso de ese pueblo. Qué formidable unión de tierra y seres humanos.

    Zorionak!!

  4. Ese chozo.
    Qué decir de ese chozito de una de las fotografías!
    Él solo en medio de la pendiente merece un verso. Lo es.
    Un poema visual.
    Una especie de igloo, una casita, un refugio, un centinela.
    Tan bonito él pidiendo que alguien cuente su historia

    • Blog Rioja Alavesa dice:

      Muchas gracias, Begoña Tudela. Tú acabas de poner las primeras piedras para ese chozo o guardaviñas. Un día volveré a subir esa fotografía con tus palabras al Blog. Salud y saludos!

  5. karmele dice:

    Me ha parecido muy interesante, y muy amena también, la historia de esta cooperativa de Lapuebla. Se habrá diezmado el número de socios que tenía en su origen, pero no el tesón de los que quedan ni sus buenas ideas y decisiones.

    Habrá Covila para mucho tiempo creo yo, porque sus integrantes parece que tienen muy buen olfato a la hora de encontrar agua. Bien merecido tienen el elixir de esas dos barriquitas a las que acunan con tanto mimo.

  6. Daniel Villarroel dice:

    Les escribo desde Chile.

    Siempre muy agradecido de Pablo, Gloria y todas las personas que trabajan en la bodega.
    En la vendimia 2005 estuve en COVILA como becario y hoy trabajo en Chile a cargo de un viñedo.
    Nunca olvidaré lo que viví en Rioja Alavesa y en COVILA.
    Algun día volveré a visitar esas maravillosas tierras!
    Saludos

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