Dicen que en el Polo Norte guardan, por si acaso, un banco de germoplasma universal llamado la Bóveda de Semillas, que quiere albergar una copia de seguridad de todas las plantas comestibles del mundo. Como si fuera un arca de Noé vegetal. Es ya la mayor colección de semillas del planeta: 843.400 semillas de 5.128 especies diferentes, que provienen de 233 países.
La Agricultura desprende fecundidad, la fogosa frescura de las flores. Amor a borbotones desprende. Si amamos el alimento, debemos hacer lo propio con la agricultura y con l@s campesin@s. Amar la mano que alimenta. Y esa tierra de la que extrae, de sus entrañas, a su hijo vivo. El Pan y Vino… Tierra de viñas. Suelo donde escribe su pasión el ser humano, bajo la Bóveda estrellada. Al aire libre. Haciendo futuro al labrar.
Lo dejó escrito el filósofo y escritor romano Marco Tulio Cicerón (106 a.C. – 43 a. C.) hace más de 2000 años: “La Agricultura es la profesión propia del sabio… La ocupación más digna para todo hombre libre”.
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Tienes una veta poética que ilumina el blog y a las lectoras como yo. Es un placer comenzar así un miércoles. Graciasss
Muchas gracias, Begoña Tudela. Saludos!
Nada sabía de ese «templo», de ese banco de semillas instalado en el Polo Norte. Me he documentado… qué gran idea para estos tiempos de catástrofes naturales y Cambio Climático. Por un lado, hay algo de apocalíptico en la idea. Pero por otro, preservar lo que tenemos, el gran patrimonio que hemos ido atesorando a lo largo de la historia, es un proyecto formidable. Qué gran biblioteca de Semillas, una nueva Alejandría! Se podría hacer con tantas cosas… Una idea como la de este Bóveda de Semillas te lleva a filosofar. Y en tu caso, con este artículo, a hacer poesía. Qué gozada!
Muchas gracias, Arene Amezaga. Amplias horizontes y se agradece. Saludos cordiales.
Muy bellas palabras, Julio; las de Cicerón por sabias, y las tuyas por sensibles, poéticas y acertadas.
Mi madre fue labradora y gran parte de la familia también lo fue. Hoy valoro especialmente su trabajo tras esta lectura.
Muchas gracias, Karmele. Por traer a tu querida madre hasta este blog labrador y campesino. Por decir que la humilde semilla de mis palabras te lleva a valorar más su tarea agricultora. Honor que me haces y, de paso, le prodigas a tu amatxu. Un abrazo.