EL TITULAR está inspirado en la canción “Gure bazterrak”, de Mikel Laboa: «Amo nuestras culturas cuando la bruma las oculta».
Maite Etxeberria Elkoro*
Así, bajo la niebla, se pudo vivir el domingo en Lanciego la Fiesta de las Culturas en esta su quinta edición. Es evidente que esta jornada se está convirtiendo en una bonita costumbre para los habitantes de Lanciego y, en especial, para los miembros de la escuela pública Lantziego Ikastola.
A las 10 de la mañana comenzó el trajín de preparaciones diversas. De hecho, y debido a la poca apacible climatología, lo que inicialmente se iba a hacer en el patio de la escuela, tuvo finalmente lugar en el frontón de la localidad. Las mesas, bombonas, utensilios para hacer fuego, preparativos para los tés, la ropa a favor de la fiesta de la escuela pública … enseguida encontraron su lugar y convirtieron el frontón en un agradable rincón festivo.
Es muy agradable ver cómo la gente se moviliza en torno a esta efeméride; observar cómo trabajan juntos con este objetivo común. Sin lugar a dudas, si algún día lograremos la inclusión de todas las culturas, lo vivido ayer en Lanciego es un buen montón de granitos de arena.
A las once y media, tras la apertura oficial por parte de dos miembros del Ayuntamiento de Lanciego, se dio inicio a la fiesta con el emocionante sonido de la txalaparta de los hermanos Okariz. Acto seguido, el grupo de baile de la Escuela Pública Lantziego Ikastola tomó el relevo en esta fiesta que se alargó hasta las cinco de la tarde.
Hubo también la ocasión de disfrutar de la proyección de vídeo que recogía las actividades que el alumnado de la escuela de Lanciego ha realizado para trabajar la diversidad, en este caso, a través de los diferentes colores de piel. Después, en un ambiente muy agradable, las diferentes cuadrillas del pueblo comenzaron con la preparación de arroces y couscous.
El arroz negro, el vegano, el de pollo, el couscous, el picante… como una metáfora de diversidad, hicieron salivar a los presentes quienes lo pudieron degustar hacia las 14:30 horas, después de disfrutar del espectáculo de danzas tribales. Pero, bajo la niebla, lo que ocurrió allí en torno al arroz, fue mucho más que una degustación: el intercambio de personas que normalmente no tienen contacto directo es, sin duda, lo más enriquecedor… “¡Qué rico!” “¿Cómo lo hacéis?” “¡Gracias!”…
Ese es el camino; un acercamiento entre personas, costumbres, culturas, lenguas y formas de vida diferentes… para una convivencia positiva. Acercarse para conocer. Conocer para entender. Entender para estar juntos. Estar juntos para enriquecernos.
En esta ocasión, además, se organizó una actividad de sobremesa: un espectáculo muy especial interpretado por el Foro de Teatro de Pamplona. Por desgracia, y seguramente por falta de costumbre, no acudió mucha gente a la cita. Y digo por desgracia, porque fue un espectáculo “diferente” y muy enriquecedor. De forma muy cruda, se escenificaron diversas situaciones contrarias a los y las inmigrantes que se pueden ver a diario. A continuación, se emplazaba al público a expresar sus opiniones e incluso a teatralizar las mismas.
El domingo en Lanciego se puso de manifiesto que este tipo de iniciativas son necesarias. Tanto para la escuela como para el pueblo. Un paso más de este camino que debemos recorrer juntos. Un paso importante, aunque probablemente no tenga mucha repercusión en los Medios de Comunicación … ¿Por qué?, ¡quién sabe!… Muchas veces es difícil darse cuenta de cosas maravillosas porque éstas, tienen lugar bajo la niebla.
*Andereño en la escuela pública Lantziego Ikastola.
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Qué gozada… El arroz, siendo como es fundamental en todas las culturas, no fue lo más importante que se «cocinó» en Laciego.
Magnífico artículo!
Muchas gracias, Arene Amezaga. Un cordial abrazo.
Enhorabuena a la escuela y a todo el pueblo por la iniciativa. Es muy importante encontrar espacios de encuentro. Hacerlo a través de la danza y la comida es compartir vida
Muchas gracias, Nelida Zaitegi, presidenta del Consejo Escolar de Euskaxi. Un cordial abrazo.