PUENTE de Mantible como lo conocíamos hasta ahora. (Foto Josemi Rodriguez Martinez).
IMAGEN del pasado lunes, con el arco desmoronado, situado a la izquierda.
Estos días atrás no han sido simples días de invierno, escarcha y lluvia. No. Han sido la “crónica de una muerte anunciada” que nos enfría aún más la piel… y el alma. ¡Como si tuviéramos poco!
Ruth Marañón Martínez de la Puente *
Hace sólo unos días, unos poquitos, podíamos surcar algunas renques de viñedos, atajar grandes pedruscos y descender algún que otro ribazo mientras observábamos que aún quedaban algunos restos de pilares y dos arcos (uno en la orilla riojana y otro en la alavesa). Era Mantible. Una obra maestra tejida a base de piedra de cantería, legado de un pasado que nos habla de esta tierra y de sus gentes.
LA FOTOGRAFÍA, tratada por su autor, nos lleva al pasado de la mano de un enérgico texto.
Gentes sencillas, abiertas, amables y acogedoras que supieron vender sus bienes, obteniendo aquellos que no poseían, creciendo poco a poco gracias al comercio del vino. Estas comunicaciones debían atravesar el Oleum flumen fenicio, el Hiberus flumen romano… el Ebro. Para ello se construyeron diferentes puentes en numerosos vados del caudaloso río, entre ellos el de Mantible entre Assa y Laserna.
Ahora en el reflejo del Ebro se dibuja una única forma redondeada de este puente: el de la margen alavesa. Presumiblemente la madrugada del domingo al lunes (25 de enero de 2021) el arco riojano se vino abajo. Y con él la historia. La memoria. El recuerdo.
¿Quién sabe si fue Filomena, Hortense o Ignacio? Porque tal vez las borrascas fueron otras… Quizás la desidia, la falta de actuación y la arrogancia. Aunque de poco sirve hurgar en la herida.
ARCO ahora derruido.
Una parte de Mantible ha caído, dejando tras de sí un singular patrimonio que nos habla de cultura e identidad en un paisaje que se resiste a duras penas a jugar a las 7 diferencias. Su bella silueta era testimonio de siglos, de historias, de caminantes y de sueños. Como los que llevaban los mercaderes en sus odres, peregrinos en sus alforjas y pastores en sus zurrones para dirigirse a Santo Domingo de la Calzada, Nájera o, ¿quién sabe?, tal vez más lejos, donde se esconde el sol cada atardecer.
DETALLE de las piedras de un puente de al menos diez siglos de Historia.
Hace unos años, Miguel Larreina le dedicaba unas líneas en este mismo blog, aclarándonos la eterna duda que nos ha acompañado sobre su origen: algunos dirán que se trazó sobre una antigua calzada romana y otros (lo más probable si atendemos a los estudios más recientes) que es de inicios del Medievo.
Sea como fuere, su figura rural nos saludaba desde lo lejos en la carretera que lleva a Laguardia, coqueto, porque en sus tiempos mozos alardeaba de una pasadera de piedra de 164 metros, con una anchura de 5, una altura máxima de 30 metros y 7 majestuosos arcos de medio punto. Tal es así que bien pudiera ser primo hermano del de Puentelarreina. Sin embargo, una temprana riada hizo añicos la parte del central del mismo… Y es que el Ebro es mucho Ebro y nuestra ceguera, a veces, también.
EL RÍO EBRO ha pasado en la imagen bajo el puente, en un tranquilo día del verano.
¿Por qué hemos dejado que un patrimonio de esta importancia desaparezca?
Una de las máximas riquezas de una comunidad son sus patrimonios y sí, hablo en plural. Desde los grandes hasta los más pequeños. Aquellos patrimonios materiales (bodegas en el subsuelo, guardaviñas, casas blasonadas, el paisaje y su ordenación a través de los siglos, entre muchos otros) pero, sin lugar a dudas, una comunidad es especialmente rica por sus patrimonios inmateriales (danzas, leyendas, gastronomía, costumbres y tradiciones) porque son los que moldean el carácter e idiosincrasia de los pueblos y de sus bienes tangibles.
De hecho, recientemente Francia ha protegido el “patrimonio sensorial” del campo francés: sus olores, sus sonidos, en definitiva, su magia. Y es que, precisamente, son estos “pequeños” detalles con los que se conforma un territorio, una comunidad… una identidad común.
EL HERCÚLEO ARCO situado en Rioja Alavesa. (Foto Lorenzo Ugarte).
AÑOS 50, cuando se construyó la zapata de hormigón en la parte alavesa. (Lorenzo Ugarte).
Mantible es (¿era?) la metáfora viva del verdadero significado de patrimonio: un lugar para el intercambio, una posibilidad para compartir, transitar y tejer una red de experiencias y emociones que se gestan desde los arquetipos, desde las raíces. Por eso hablamos de patrimonio en el sentido de vínculo, de unión, de comunidad. Mantible era un legado.
Salvar ese “obstáculo” y tender puentes fue una de las máximas de las gentes de Rioja Alavesa, de este rico paisaje agrícola y antaño de pastoreo, que con tesón y perseverancia, lograron el intercambio de productos con otras regiones y pueblos. Como el objetivo de Mantible, que aunque casi hundido, nos anima a mirar al pasado para seguir urdiendo el presente. ¿Dejaremos que se repita la historia? Bonito reto el que tenemos entre manos.
EN 2014, alguien subió a lo alto del puente para mostrar la grandeza del coloso.
Decía Eduardo Galeano en uno de sus libros que recordar, del latín re-cordis, es volver a pasar por el corazón. Ojalá no sea cuestión del pasado, sino de replantear el presente y empezar a salvaguardar nuestro patrimonio. Abrazar lo que nos pellizca el corazón. Ese es el verdadero patrimonio. El que guardamos y apreciamos como un tesoro aunque aparentemente “no sea nada”, como algo propio pero que a la vez regalamos a los sentidos, al otro, a la vida.
AMANECE / EL RÍO EBRO VA… observado por la Sierra.
Hoy seguirán jugando sin descanso los febriles remolinos en las profundas hondonadas del Ebro, seguirán existiendo las presas y balsas naturales donde chapoteaban los niños de hace décadas a modo de piscinas, seguirán en pie los troteados viaductos del siglo XIX que recogían sus aguas, seguirán como escoltas frondosas los chopos y zarzales, pero el Ebro ya no besará los pies de Mantible. No al menos como hasta ahora.
Rioja Alavesa llora porque ha perdido un símbolo que reivindicaba la importancia del vínculo. Hoy, todos, somos un poco más huérfanos.
Estos días atrás no han sido simples días de invierno, escarcha y lluvia…
*Doctora en Didáctica de la Expresión Plástica por la Universidad de Granada.
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Querida Ruth,
Gracias por tu hermoso relato.
Sín duda, Mantible es para mí un lugar «fetiche». El singular conjunto arqueológico y las bodegas de arte.
Muchos de mis clientes han pasado por ese puente y se han quedado hipnotizados por su envergadura y la belleza de sus muros.
Mi único vídeo en directo en Instagram fue sobre Mantible.
Para mí, su pérdida es un luto. Si no mejora… al menos debemos mantener el Patrimonio.
Espero que se acometa pronto su recuperación, como símbolo de nuestra propia renovación y esperanza.
Un cordial saludo (Gracias Julio por este post).
Muchas gracias, Amelia Pereira. Y a Ruth Marañón, que a pesar de estar muy liada, ha respondido a mi requerimiento, sacando el tiempo necesario para poner las palabras precisas y poderosas para homenajear a estas piedras, que son mucho más que piedras.
Igualmente gracias a la generosidad del fotógrafo Josemi Rodriguez Martinez. Y de Fausti Ayala, que conserva las fotografías de Lorenzo Ugarte.
Un cordial abrazo
Las piedras hablan de nuestra historia, de nuestra vida …
Muchas gracias, Carmen Sarmiento. Recuerdo ahora el poema de León Felipe «Así es mi vida, / piedra, / como tú. Como tú, /… / piedra ligera / como tú…». En este caso las piedras se hicieron un gigantesco puente que la Historia no ha sabido, o no ha querido conservar. Un puente, como dices, que habla de nuestra historia.
Un fuerte abrazo, querida colega.
Ruth, gracias a sus conocimientos del patrimonio de Rioja Alavesa y demostrando su doctorado en Expresión Plástica, nos hace un relato muy interesante de la importancia que tiene la pérdida de todo un símbolo en nuestra comarca, como es una parte del Puente Mantible sobre Oleum Flumen (Aceite de Río), hoy Río Ebro.
Qué recuerdos tan arraigados de nuestra niñez para la gente de mi pueblo (Oyón-Oion), en los años 1950 a 1970, dándonos primero un baño en el río, junto al Puente Mantible, para acabar comiendo toda la cuadrilla una estupenda sartenada, en aquellas hermosas choperas, que tanto abundaban.
Mantible, un punto de encuentro, una posibilidad de compartir, y nunca mejor expresado la manifestación de un lugar de convivialidad. En definitiva, como muy bien dice Ruth, Mantible era un legado. Hoy todos somos un poco más huérfanos.
Muchas gracias, F. Bujanda Ciordia. Hermosos recuerdos que al leerlos, Fernando, los sentimos como nuestros. No son sólo piedras. Ni son sólo palabras: Impulsan la vida, la endulzan. La recrean. Un fuerte abrazo.
…
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centelleas
bajo los cascos
y bajo las ruedas
..
…
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que tal vez estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera…
-León Felipe-
Muchas gracias, Begoña Tudela.
Un implacable olvido. Un profundo río de indiferencia con el Patrimonio de tod@s.
Me encanta el artículo, Ruth Marañón
Muchas gracias, Antton Guridi. Un cordial abrazo
Vaya pérdida, qué pena ver la decadencia de un puente tan antiguo, curioso e impresionante.
Gracias, Karmele Uriarte Uria. Verdaderamente. Salud!
Gracias Ruth por hacer esta necrológica tan poética de un monumento que se nos cae a pedazos por nuestra desidia.
¡Reaccionemos ya, defendamos nuestro Patrimonio Cultural, nuestra Historia!
Gracias, Miguel. Saludos
Gracias a todos por vuestros comentarios. Sin lugar a dudas, lo sucedido en Mantible debe ser el detonante para comenzar a preservar, proteger y valorar nuestro patrimonio, ya que es el reflejo de nuestro pasado, pero también es nuestro presente. Somos quienes somos por el legado de la historia y la cultura que se esconde en muchos de estos símbolos.
Saludos afectuosos
Muchas gracias, Ruth Marañón. Un cordial abrazo