Un blog que se precie, como este de Rioja Alavesa, no sólo ha de situar en titulares lo que dicen los ponentes a un Curso de Verano de la UPV-EHU… algo de lo que ahora y aquí daremos cuenta…, sino que ha de sondear miradas, y escuchar las reacciones después de cinco horas de ponencias. Y sí.
Sí. Alguien muy bien informado, una mente lúcida de las que no necesita bola de cristal alguna, ha asegurado al Blog que «quien no se sitúe en el camino de la SOSTENIBILIDAD, en cinco años se estará jugando su futuro como bodega». Pero también hubo un ponente que afirmó rotundo que «en el futuro -sin precisar cuándo- todos los vinos serán sostenibles».
Pero vayamos al lío. A la madeja de ponencias, en alguna de las cuales se informó de algún estudio encargado por la Fundación HAZI. Lo que cualquier periodista avezado llamaría primicia informativa. Hay materia y asunto. Tengo tanto que contar, que lo único que deseo es no aburriros. Así que recortaré mis notas, resaltando lo fundamental.
Para enmarcar el relato de todo lo dicho, contemos que LA SOSTENIBILIDAD era este año la estrella invitada al Curso de Laguardia. Todo podía sintetizarse en la pregunta «¿QUÉ CERTIFICACIONES DE SOSTENIBILIDAD son más interesantes para nuestras bodegas?».
De hecho el encuentro de Laguardia, al que han asistido algo más de sesenta personas («multitud» en la era Covid) se ha titulado:
“Certificaciones de Sostenibilidad: Cómo ponerlas en valor en el relato de las bodegas”, organizado por el Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco en colaboración con ARDOA Basque Wine Office y HAZI.
La cita era en el Centro Enogastronómico Villa Lucía de Laguardia, y estaba dirigido a profesionales del sector de bebidas de Euskadi, en el marco de la XL Edición de los Cursos de Verano de la UPV/EHU. Así que hasta aquí llegaron vitivinicultores de Rioja Alavesa, el txakoli y la sidra de Euskadi.
El que esto escribe está formado en Letras, pero en estos cursos es inevitable que haya números y más números, estadísticas, datos al tutiplén… Finalmente, de eso se trata, de ofrecer lo que hay, llenándonos la vida con la música de los porcentajes.
Oscar Del Hierro, como buen investigador de Neiker, nos propuso una especie de juego cinematográfico. Con el coche ficticio DeLorean, de la famosa trilogía «Regreso al Futuro», fue al pasado para volver al presente, es decir al futuro, para decirnos que le costaba creer que estaba ante un auditorio repleto de gente, cuando hace apenas unos años nadie hubiera estado interesado en escuchar una chapa sobre sostenibilidad.
¿Qué ha pasado, entonces? «Se ha registrado un cambio notable de los consumidores en los temas ambientales… La sociedad ha pasado del negacionismo climático, a sopesar el impacto que tendrá en nuestra vida, de tal manera que las bodegas se están convirtiendo en PUNTA DE LANZA. Hoy viajaremos al 2010, al 2011, al 2013… Cuando estaban ya en candelero los gases de efecto invernadero, la reducción de residuos, la gestión del agua, la eficiencia energética… y la huella de Carbono».
Vamos, que hoy somos más conscientes de todo esto que ayer… y seguramente menos que mañana. «El Sector abraza la tendencia, acepta el reto y se posiciona».
Ahí fue cuando Del Hierro soltó la bomba, asegurando que ya existen 400 etiquetados ambientales… «lo que genera -estimó- confusión». La ponencia iría más allá. Nos hablaría de requisitos. Nos explicaría para qué sirven los certificados, las preguntas que algunos se hacen… «¿Y yo en cuál me meto?». Pero vayamos con el siguiente ponente, que hay mucha tela que cortar.
Llegó el turno para el psicólogo Iosu Gallego, de Ikerfel, que a petición de HAZI ha trabajado intensamente en este 2021 «la percepción que tienen los consumidores del VINO SOSTENIBLE», realizando 1.500 entrevistas.
Para empezar dio valor a las palabras, llamando al «Cambio Climático» de otra manera, «Desastre Climático» o «Crisis Climática», indicando que la sostenibilidad vale para todo, pero también para el vino, cómo no. Entre sus encuestados hay desde consumidores básicos del vino hasta interesados y avanzados consumidores. Los «cum laude» del vino.
«¿Qué está pasando a la hora de elegir un vino?», se autopreguntó Gallego. «Está el sabor del vino, la DO, el precio, el varietal, la crianza… Pero la sostenibilidad tiene un protagonismo claro, pues para una franja de consumidores que va del 2 al 10%, la sostenibilidad es muy importante. Es decir, el vino sostenible va ganando terreno…»
Daban ganas de cortarle en plena ponencia, para preguntar ¿qué narices es el vino sostenible? Pero justo entonces, Iosu Gallego admitió que «el Mercado no sabe o no conoce qué es un vino sostenible».
Es curioso -vamos con los números de la encuesta-, porque un 57% de consumidores dicen haber oído hablar de vinos sostenibles, entendiendo como tal los vinos ecológicos, el que sale de las bodegas comprometidas con la sostenibilidad, los vinos naturales… Seamos más precisos -gracias a la ponencia de Iosu-. Sus elementos tienen que ver con el cultivo de una agricultura respetuosa, la sensibilidad de las bodegas integradas en el Paisaje, el vino vegano…
Aprecian los entrevistados por Ikerfel que ese vino será más caro, sin saber cuánto. Y ahí viene la pregunta del millón. ¿Estarán dispuestos a pagar un mayor precio por ese vino, que según imaginan «tendrá mejor sabor y mejor calidad que un vino convencional»?». ¿Pero pagarían más, eh? Según le han dicho a Iosu, uno de cada tres pagaría más sin dudarlo.
Hubo dos mensajes de Iosu que llamaron mi atención. Los encuestados valoran una agricultura y una producción de vinos respetuosas con el Medio Ambiente. Y además, desean que se respete el Medio Rural, la tierra y la forma de vivir de sus gentes.
¿Pero pagarían más por un vino sostenible? «Ante un vino convencional y otro sostenible que tengan el mismo precio, un 88% elegiría el sostenible sin dudarlo». Si la botella del vino sostenible costara un euro más ( 7,5 euros, por ejemplo), el 52% elegiría el sostenible.
Antes de detallar las más notorias, dejadme avanzar que Iosu Gallego defiende que habría que posicionar a toda Rioja Alavesa en el sello de la sostenibilidad.
«No hace falta saber de vinos, para entender las características del vino sostenible. Y no es un concepto difícil de explicar. Una cosa es que sea difícil de acreditar, pero es fácil de explicar y entender».
«Puede acercar el vino a los más jóvenes, y además incrementa el valor del producto… Queda mucho camino por recorrer, habrá dificultades, pero habrá que trabajar entre todos un «mensaje fuerza». Y habrá que ayudar a identificar al consumidor de estos vinos en el lineal y en las Cartas de los restaurantes».
Y Atención con lo que dijo para finalizar.
Mostró que el gran Robert Parker -a través de la revista que creara, The Wine Advocate, las más leída del mundo del vino- ha anunciado el lanzamiento «de filtros de búsqueda para vinos orgánicos y biodinámicos, así como un distintivo «Peter Parker Green Emblem» para reconocer los esfuerzos sostenibles en la producción de vino».
Así que Iosu nos preguntó: «¿Habrá un sello común, un sello nuestro… o lo impondrá Parker?».
Javier Iglesias, community manager de la empresa KANTAR Group (una empresa de consultoría de marca y análisis de datos), presentó también un estudio global, realizado en 23 países del Planeta, sobre las preocupaciones de los consumidores en los temas de Sostenibilidad.
Las tres primeras preocupaciones son el Cambio Climático, los Desperdicios de plástico y la Deforestación del Planeta…, siendo notoria en Latinoamérica la Contaminación del agua.
Pero a lo que iba. Javier nos ofreció una nota desafiante, a la vez que informativa. «En la actualidad un 0,8% del total de los vinos son ecológicos, que a su vez son comprados por el 3,5% de los hogares… Es un espacio por explorar, pero lo que sí es cierto es que potencialmente hay un gran crecimiento».
La pregunta planteada, en la última mesa redonda, fue «¿Cómo ven las bodegas la sostenibilidad?». Para dar respuesta tomaron asiento el navarro Edorta Lezaun (Bodegas Lezaun), el guizpuzcoano Mikel Elosegi (Bodegas Elosegi), la vallisoletana Silvia Téllez, responsable de los temas sostenibles de Pago de Carraovejas, y el catalán Josep Jove, de Bodegas Albert i Noya.
Abrió el turno de palabra Edorta Lezaun para indicar que a su bodega, que lleva 30 años trabajando en ecológico, no le hacen más certificaciones. «Contamos con la ecológica, que es la que nos avala». Hablando de la experiencia de estas décadas, Edorta explicó que llegaron a exportar el 70% de sus vinos. Algo que han modificado totalmente. «Es aquí en Euskalherria donde queremos vender, porque la sostenibilidad comienza por vender aquí».
Mikel Elosegi quiso trasladar -así lo presentó- un mensaje positivo. «Movemos 18 millones de litros envasados, y por lo que parece, ante ese volumen, se diría que no pueden ser sostenibles. Pero hemos conseguido hacer vinos ecológicos, veganos… y tenemos todo tipo de certificaciones».
El catalán Josep, del Penedés, interpretó después de todo lo escuchado, que en el salón del Curso había tantas maneras de sentir la sostenibilidad como personas. «Somos más felices sin certificaciones. Nosotros llevamos 45 años trabajando la sostenibilidad, realizando una agricultura ecológica desde el primer momento… Si no certificamos lo que hacemos, es sencillamente porque ningún cliente nos lo ha pedido hasta la fecha».
Y dijo más, para que conste. «Hay que desarrollar la palabra sostenibilidad para que veamos si todos entendemos lo mismo».
Silvia Tellez dirige desde 2013 en la Bodega Carraovejas, en Ribera del Duero, un departamento de sostenibilidad. «Empezamos vinculando la Calidad con el Medio Ambiente, y organizamos nuestro compromiso social. Al poco conseguimos la ISO 14001… trabajando estos temas tanto en el Campo como en la Bodega. Lo nuestro es hoy una filosofía de trabajo, estando muy interesados en la huella de Carbono (energía, residuos, etc.), algo que comparto con muchos otros compañeros».
Josep Jove aseguró en una segunda intervención que «hablar del futuro es una quimera. Lo que sí es preciso es que todos nos animemos, porque a fecha de hoy, con la que está cayendo, somos supervivientes de la COVID, lo cual es algo que sí podemos certificar. Vamos a disfrutar la vida y vamos a ir a por todas».
… Hubo más, mucho más. Qué decir de lo conversado en el café. O durante la comida. Pero no quiero olvidarme de la Clausura del Curso, que corrió a cargo del coordinador del mismo, Josu Garaialde, director de Marcas de HAZI.
«Salimos de aquí con muchas más preguntas -confesó Garaialde-. Me he quedado con la idea que la sostenibilidad ha llegado para quedarse. Hay una necesidad de aclarar conceptos. Y ver si hay algo más allá del vino ecológico, que es el sello que de momento da respuesta a la Sostenibilidad. Lo que está claro es que no podemos convivir con 400 sellos. Hay que despejar todo esto. Mientras tanto, sigamos apostando por ser más sostenibles y por trabajar en la mejora continua.»
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Hace tiempo que lo vengo pensando. Algunos artículos de este blog me han ayudado muchísimo. Creo sinceramente que la vuelta a la agricultura orgánica es un requisito ya casi imprescindible. Y digo agricultura, no sólo viticultura. Será bienvenida. Nos traerá salud en un mundo complicado. Será fundamental. Ojalá no lleguemos tarde y podamos montar en ese tren.
Eskerrik asko!!
Eskerrik asko, Kepa
Cada vez son más los que andan en esos caminos. Es el presente y el futuro. Y lo fue en un pasado cercano que casi podemos tocar con los dedos. Como dice mi hermano, eso pasará, sí o sí. No cabe otra!
Gracias, Arene
Para los que andamos dándole una vuelta a la sostenibilidad y hace tiempo que esperamos que un año de estos declaren nuestros pagos como ecológicos… todos los datos de este artículo nos vienen a pedir de boca. Son más que interesantes para nuestro acontecer diario. Me los guardo bien. Enhorabuena por la crónica, tan fresca y divertida, además.
Gracias, Miguel Angel