Entrevista en MALLORCA con la bodeguera Mireia Oliver, de 38 años; y su primo hermano Andreu Oliver, de 43. / Ella geógrafa y enóloga / Él químico y enólogo .
“He trabajado durante años desde las ocho de la mañana hasta las once de la noche… Estamos en la edad de oro del vino en Mallorca”.
“Nuestros vinos son para disfrutarlos y beberlos aquí en la isla, en medio del Mediterráneo”.
Estando de vacaciones en la isla de Mallorca, llamé directamente al móvil del bodeguero Andreu Oliver, alma mater de la bodega Can Majoral, de Algaida, en el sur de Mallorca, que me saludó y me puso en contacto con su hija Mireia, de 38 años: los mismos años que tiene su bodega.
Mireia Oliver me cuenta por teléfono que están en plena vendimia. No lo tiene fácil, pero me informa que dos días después tendrá lugar en sus viñas una vendimia muy especial que hacen todos los años con familiares, amigos y conocidos. Este año habrá 86 personas: “Es una tradición en mi familia celebrar un día así todos los años”.
¡Cómo no acudir a vivir un día tan especial! Entre los vendimiadores hay gentes de todas las edades (los más veteranos de 87 y 89 años). De profesiones y ocupaciones distintas: profesores, comerciales, carpinteros, estudiantes, funcionarios, jubilados… Almorzarán pan con aceite, olivas, sobrasada, tomate, queso… regados con vinos blancos, rosados y tintos de la bodega.
Luego volverán a la viña, para por fin comer un sabroso menú tradicional: Fideos caldosos (picantes o dulces, a elegir) con cordero, frito mallorquín, y una buena ensaimada, a la que se puede hincar el diente con un limón bien macerado, cáscara incluida, muy exquisito.
La comida tiene el aire de una fiesta entrañable. Se conoce gente. Se trenzan conversaciones que van de la viña a la mesa. Se pasan los teléfonos. Se canta. Se felicita a las cocineras. Se las piden que se abracen. Y se aplaude.
Entre los comensales están tres de los cuatro hermanos, ya veteranos, que pusieron en marcha una bodega que nació siendo un hobby. Una bodega que nació hace 38 años, los mismos que tiene Mireia Oliver. Eso es, Mireia y la Bodega nacieron a la par.
La generación del padre de Mireia, y tío de Andreu Oliver, tuvo que cambiar el chip de lo que ocurría con el vino en la Mallorca de los años 70. Aquel hombre, con su familia siempre apoyándole, derrotó la desilusión y la crisis, porque entonces se vendía poco vino de la isla.
“Calidad”. Esa fue y sigue siendo para ellos la palabra mágica, además de ganas, esfuerzo e ilusión. De esta manera le dieron la vuelta a la historia que sentenciaba que el vino mallorquín era malo. Eso fue trabajo. Mucho trabajo.
Los jóvenes de ahora, la geógrafa Mireia Oliver (que acabó haciendo también Enología), y su primo el enólogo Andreu Oliver tienen esa misma mentalidad. “O calidad o nada”, dicen con firmeza. Andreu y Mireia tienen a su favor que la gente ya sabe que el vino mallorquín es bueno. Y no sólo eso. Saben además que el 80% del vino elaborado en Mallorca se bebe en Mallorca.
Vivimos aquel día de vendimia fraterna el sábado 9 de septiembre, en la que el “pago” para los vendimiadores fue una comida inolvidable (¡como para no pedir a las cocineras que se abrazaran!). Dos días después volví para entrevistar a Mireia y Andreu. Habíamos quedado a las 9:30h, después que el día anterior lloviera mucho en toda la isla.
Tras las lluvias del domingo, el lunes 11 de septiembre salió el sol de Mallorca. Mireia estaba a las 7 de la mañana en Manacor haciendo gestiones propias de la bodega. A las 9:20h. yo estaba esperándola, de tal manera que así tuve la suerte de ver a su padre montado en bicicleta, acudiendo al trabajo, silbando una canción camino de la bodega.
.- Mireia, ¿cómo ha sido la Vendimia 2017?
Hay un 30% menos de producción que el año pasado. Pero la uva es muy buena. Estos últimos días ha caído demasiado agua, así que veremos cómo afecta esto a la uva que aún no está vendimiada.
.- Todos los años distinto, ¡eh!
Es verdad, cada año es un mundo.
.- ¿Cómo nació esta bodega familiar de Algaida, en Mallorca?
Mi abuelo tenía viñas, hacía vino y lo vendía en cantidades muy pequeñas. Hacía una barrica en su casa. Luego mi padre empezó a plantar más cepas en las viñas. No se lo planteó para vender el vino, sino para que toda la familia lo tuviera. Fue como un hobby que tenía con sus hermanos.
Pero a mi padre le gusta mucho este mundo. Fue haciendo cursos y se metió en una asociación que había en Manacor del mundo del vino, una cofradía, y a partir de ahí todo fue a más. La viñas, el gusto por el vino, el número de hectáreas… hasta que empezaron a vender vino.
.- ¿Cómo está ahora la bodega Can Majoral?
Actualmente elaboramos entre 70.000 y 75.000 botellas (este año menos). Tenemos 17 hectáreas de viñedo. Esta aventura empezó en un viñedo que tenemos al lado de Pina, en Algaida, en fincas muy pequeñas. De allí fuimos creciendo comprando terrenos. Luego mi madre heredó una finca, que se llama Son Roig (El sitio Rojo), donde plantamos cepas. En Pina tenemos cuatro hectáreas. Y las trece restantes están en Son Roig, que se plantaron en el 97 más o menos.
.- Tu hermano se dedica a la música y la enseñanza. ¿Cómo acabó una geógrafa como tú en la bodega?
Mi hermano Josep Antoni hizo Magisterio y yo Geografía, pero claro, siempre estás aquí, siempre vives las vendimias, que esto sí era sagrado y había que vendimiar cuando tocaba. Pero mi padre nunca me dijo “dedícate a este mundo”. Así que me licencié en Geografía y ese mismo día me pregunté qué haría…
Aquel día me tomé un café con una amiga que había hecho Filología Catalana en Barcelona. Me dijo que “en Cataluña había una escuela de Enología” y me preguntó: “¿Qué tal si nos vamos?”. Le dije que sí inmediatamente. Fui a la cabina de teléfonos que había en el bar y por teléfono me matriculé en ese mismo momento.
En mi casa conté que había acabado la carrera de Geografía y que ya me había matriculado en la Escuela de Enología de San Sadurní de Noya.
Mi amiga volvió para hacerse cargo de su bodega antigua, y yo me quedé viviendo y trabajando allí en Barcelona. Mi padre me preguntó “¿Ya vienes, no?”. Pero había decidido quedarme en Cataluña unos años, que al final fueron cinco. Trabajando en una bodega y dando clases en la Escuela de Hostelería de Barcelona, como profesora de Enología.
Durante cuatro años viajó cada semana entre Barcelona y Mallorca. Aquí, lunes, martes y miércoles. Allí, jueves, viernes, sábado y domingo.
Todo iba así hasta que en 2006 su padre le dijo “tienes que volver porque necesitamos a alguien más, y si te quieres dedicar a esto tiene que ser ya; si no, voy a tener que contratar a alguien, y a lo mejor luego no vuelves nunca más. Me amenazó un poco, ja ja, pero de buen rollo”.
“Le contesté que me lo tenía que pensar, porque estaba muy bien allí, trabajando en una bodega que me dejaban hacer lo que yo quería. Una bodega del Penedés que vende mosto y vino a otras bodegas, sin marca y sin nada. Desde el primer día me dejaron transformarles la empresa porque yo quería las cosas bien hechas”.
Allí entraba un millón de kilos de uva, sobre todo de uva blanca. Y al día siguiente Freixenet venía a comprar el mosto, pero claro, querían mosto de calidad. Yo me empeñé en hacer un desfangado perfecto del mosto. También me empeñé en hacer buenos vinos. La verdad, estaba muy bien allí con mis 25 y 26 años.
.- Tan joven y ya manejando un millón de kilos de uva, eh!
Cuando el primer día supe que en la bodega entrarían un millón de kilos de uva, casi me muero del susto. Empecé a trabajar en junio, para planificar la vendimia. Me iban a poner un asesor, pero me dejaron sola. El asesor llegó después de febrero, tras mi primera vendimia con ellos. Así me tocó espabilarme.
.- Se trataba de formarte a tope, para luego venir aquí, dar el callo, y estar a la altura
Así lo pensé. “Necesito años de experiencia, conocer a gente”, porque si venía aquí directamente era como encerrarme en Mallorca, porque aquí estamos un poco aislados del mundo. Ahora ya no tanto, pero al principio, buff, las bodegas de aquí no mantenían contacto alguno con las bodegas de fuera. No quería volver para trabajar toda mi vida en el mismo sitio. Yo quería formarme y emprender por mi cuenta.
Cuando mi padre me llamó, pensé que allí me estaba dejando la vida para una cosa que nunca sería mía. Y si tengo lo mío, por qué no irme a Mallorca. Entonces tenía allí mi pareja, se lo planteé, porque él también está en este mundo del vino, lo entendió, y le dije que en Mallorca estaría los primeros días de la semana, y los últimos en Cataluña.
La gente me decía que no aguantaría un año en estas circunstancias. Pero aguanté cuatro años. ¿Por qué aguante? Porque me encantaba estar entre dos mundos. Ir a Barcelona era una desconexión y a mis alumnos les podía explicar mis experiencias.
Esos cuatro años trabajé mucho en la bodega de mi padre, pero mucho. Desde las ocho de la mañana hasta las once de la noche. Estaba obsesionada con mi trabajo para conseguir que las cosas mejoraran cada día.
.- ¿Cuál era y es tu objetivo?
Tener vinos de calidad. Sí, tener buenos vinos, disfrutarlos y venderlos. Lo importante es disfrutar, de otra manera no haría este trabajo. La gente a mi alrededor no entiende cómo puedo trabajar tantas horas. Pero es que al final también es mi hobby. Me encanta mi trabajo.
.- ¿Qué supuso dejar Barcelona, la bodega, dejar de ser profesora en la Escuela?
A mí el avión me relaja, me encanta viajar. El problema era que trabajaba muchas horas aquí, y muchas horas allí. Los domingos no era persona. En la Escuela me pusieron todas las horas en dos días, de ocho de la mañana a diez de la noche. Llegó un momento en el que ya no podía más. Así que hice caso a mi padre y me vine, después de cuatro años allí.
.- Y te centraste aquí en la bodega de la familia, en Can Majoral.
Era el año 2010, hace siete años, cuando ya tenía 31 años. Me costó un poco. Porque me dije -y aún me digo- que no voy a vivir toda la vida en Mallorca. Mi pasión está aquí, pero me gustaría vivir fuera, donde sea. Otras culturas, en otra parte del mundo. Desde que regresé para quedarme en el 2010 les dije a los demás, y a mí misma, que a los cuarenta años yo me iré de Mallorca. Y me quedan dos años.
.- ¿Lo harás, realmente lo harás?
No lo sé, pero quiero hacerlo.
.- ¿En estos siete años cuál ha sido tu tarea dentro de Can Majoral?
Soy la gestora de todo. Me gusta organizarlo todo. Mi primo Andreu, el enólogo, lleva más la parte de bodega, aunque yo también soy enóloga y me meto dentro. Me ha tocado la comercialización y la parte más burocrática. Esto no me gusta mucho, pero alguien lo tiene que hacer. Yo estaría más tiempo en bodega, pero en una empresa familiar no siempre puedes elegir, porque la empresa tiene que flotar.
.- En Rioja Alavesa están implicadas las familias de generación en generación, tantas que se pierden en la memoria del tiempo. También se reparten las tareas
Aquí nos hemos dividido la bodega. Mi padre está en el viñedo, en la tierra, que es su pasión. Le gusta el mundo del vino porque le gusta el viñedo. Está mi primo Andreu en la parte enológica de la bodega, aunque aquí pasa todo por todos, pues tomamos las decisiones entre todos. Después está mi prima Joana María, que hace la parte de contabilidad pura y dura. Y yo hago todo lo otro.
Es decir, los papeles. Cuando es época de bodega, la bodega, comercialización de los vinos, la parte laboral. Soy la chica para todo. Después está el resto de la familia que vienen cuando los necesitamos, en vendimia, o cuando etiquetamos, y en verano cuando hacemos una macro fiesta para unas 700 personas. Al final estamos los gestores de la empresa, pero es de toda la familia.
.- ¿En qué se ha convertido este mundo para ti?
.- ¿Qué son los viñedos, Mireia?
Para mí es cuidar el Paisaje, la Naturaleza. Yo soy geógrafa, así que transformamos una cosa que nos da la Naturaleza y la hacemos llegar al mundo. Lo que más me apasiona es que lo elaboras como tú quieres, la gente se lo bebe y se van contentos. Luego hay días que cerrarías las puertas, pero si miras el global, yo que voy de ferias, es hermoso compartir tus experiencias, y escuchar las palabras de la gente que ha comprado y saboreado tus vinos.
.- ¿Qué estás detectando en esas Ferias internacionales?
Lo que veo es que según pasa el tiempo se aprecia más el vino de cada zona. La diferenciación. La suerte que tenemos en Mallorca es que vienen muchos turistas que piden vino mallorquín. El vino es una historia, y hay mucha gente que no compra vino si no hay una historia detrás. Aquí hay historia, y una familia con tradición vitivinícola.
.- ¿Cuál es la historia que está detrás de vuestros vinos?
La de una familia apasionada con el mundo del vino que poco a poco ha ido elaborando sus propios vinos de sus propios viñedos. Nosotros exportamos un 15% de los vinos, pero creo que nuestros vinos son para disfrutarlos en Mallorca, bebiéndolos aquí en la isla, en medio del Mediterráneo. Lo que yo quiero es que el mundo venga a Mallorca y cate mi vino aquí. Que beban nuestros vinos, todos ecológicos, y que disfruten del aire de aquí.
.– ¿Todos vuestros vinos son ecológicos?
Todos. Y el transporte de mis vinos es una contaminación. Es muy chulo ir a un sitio y tratar los productos de allí al momento, disfrutando del entorno. Porque es el vino que está en la botella y es todo lo que tienes alrededor.
LLEGA ANDREU OLIVER, el enólogo oficial de la bodega, que no ha escuchado nada de lo anterior. Mireia y yo nos hemos instalado en la parte alta de la bodega, entre libros de contabilidad, aislándonos del ruido y de todo el movimiento que hay entre los tanques de la bodega, donde ya está la mayor parte de la cosecha crepitando.
.- Andreu, ¿cómo venderías los vinos de Mallorca a quien no supiera nada de ellos?
Le contaría que estamos en medio del mar Mediterráneo, que lo obtenemos de una fruta muy mediterránea, la uva, y que el vino nació en el Mediterráneo. Que vengan, que aquí van a encontrar el vino en su lugar de origen. Yo no soy experto en marketing, pero lo esencial es decir la verdad. Aquí tenemos vinos cálidos y con potencia. Pero les vendería que nuestros vinos son la bebida más mediterránea.
.- ¿En qué momento decidió la bodega hacer sólo vinos ecológicos?
Desde el principio. Esta bodega empezó como un hobby, al igual que hicieron otras bodegas de Mallorca en los años 70. El Sindicat de Felanitx, zona emblemática en la isla, tuvo que cerrar porque quebró a principios de los ochenta. Entonces pasó una cosa, que los pocos que quedaron tuvieron muy claro que debían viajar a la calidad o caerían como la Cooperativa. Aquellos jóvenes como mi tío se dijeron “O hacemos calidad, o nada”. Ya a principios de los 90, se hicieron profesionales con todas las de la ley.
El primer papel que se sacó de Vino Ecológico fue el de la Agricultura Ecológica en el 92/93, que dependía de Madrid. Empezó mi tío por la filosofía de querer beber vino sano, con una agricultura sana, que en unos lugares se llamó Ecológico, en otros Bio, y en otros Natural, que al final es poca intervención, o una intervención lo más preventiva posible, y mucho trabajo en viña.
Mi tío Andreu, el padre de Mireia, es ingeniero técnico industrial y durante una época hacía peritajes en granjas. Vale, pues lo que vio en las granjas no le gustó nada. De hecho nunca come un pollo si no es suyo. Su idea fue: “comercializaré el vino que quiero para mí. Daré de beber a los demás sólo el vino que yo bebería”.
.- ¿Qué tanto por ciento del vino que se elabora en Mallorca es ecológico?
Hay unas 568 hectáreas de vino ecológico, de un total de 2.500 a 2.700 hectáreas que tenemos plantadas con viñas en Mallorca.
.- Sólo 2.500 hectáreas, pero con dos D.O. y una Indicación Geográfica que se llama Vino de Mallorca ¿Por qué?
En la zona alta de Binissalem se organizó la primera D.O. (12 bodegas), planteando que así se terminaba lo de traer vino de fuera, con unas normas estrictas y jugando a la calidad, porque en los años ochenta estar en una D.O. significaba calidad. Ahora la cosa ha cambiado porque hay muchas bodegas que hacen calidad y no están en una D.O. Luego la gente de Felanitx, Manacor y Algaida nos planteamos una nueva DO.
En primer lugar se habló con la D.O. Binissalem para hacer una DO Mallorca, porque en la isla se pueden hacer una DO o muchas, porque cada lugar tiene terrenos diferentes y microclimas distintos. Aquello no cuajó. Aquí se creó entones Pla i Llevant (13 bodegas). Pero había otras bodegas que cultivaban uva en las dos zonas geográficas y tenían que salir como “vinos de mesa”. Una de las bodegas emblemáticas de Mallorca es Anima Negra (AN) que al principio era «vino de mesa» con uvas de Felanitx y de Binissalem. Así es como nació la Indicación Geográfica Protegida Mallorca (que hoy agrupa a 50 bodegas).
.- ¿Y la gente está por unirse, o por mantenerse repartida entre las dos DO y la Indicación Geográfica Mallorca?
La verdad es que fuera de España, si dices Rioja la gente sabe lo que es, o si dices Rioja Alavesa también lo saben.
Pero si a la gente le dices «Binissalem» o «Pla i Llevant» (las dos D.O.)… no tienen ni idea. Pero con Mallorca no hay duda. Las relaciones aquí son cordiales en el sector, pero están las diferencias. Yo mismo he cambiado de opinión: al principio no veía muy claro lo de una D.O. que nos agrupe a todos, pero ahora creo que es interesante.
Pero claro, la UE hace un par de años viendo que se montaban DO por todos los sitios, dispuso unas normas muy estrictas en las que las 80 bodegas tendríamos que ponernos de acuerdo.
Hay que plantear a Europa que tenemos un terreno parecido (aquí tenemos en común que el terreno es muy calcáreo) y el clima más o menos igual, y está el tema de las variedades, pero aquí en Mallorca hay mucha variedad traída de fuera, como Cabernet Sauvignon y mucho Syrah, pero tenemos que tener las uvas propias de Mallorca y a muchos no les ha interesado.
Las mayoritarias de Mallorca son las blancas Prensall y en tintas el Callet (se hacen tres vendimias de esta variedad, el más claro, el más gordo, y con la más tinta y más pequeña) y el Mantonegro.
.- ¿Qué sabéis de Rioja Alavesa, qué conocéis sobre sus vinos, sobre su terroir?
Yo nunca he estado en Rioja Alavesa. Pero sí he catado sus vinos, y te diré lo que me llega, lo que me dicen.
Me dicen que los mejores tintos de Rioja, son los de Rioja Alavesa. Los que yo he catado siempre me han gustado mucho.
He catado tintos de guarda de Rioja Alavesa, de los que duran mucho tiempo, y me transmiten una sensación de vinos tintos que están al tanto de cómo cambia el sector. Que el sector pide algo más de fruta, pues más fruta. Que pide algo más de barrica, pues más barrica. Esa es la idea que me llega.
.- Mireia, ¿qué viniste contando de tu viaje a Rioja Alavesa?
Yo estuve hace diez años en vuestra Comarca. Me sorprendió bastante que cada bodega hacía dos tipos de vinos: los Rioja clásicos (con más tiempo en barrica, más evolucionados y oxidados) y los Rioja modernos (con más fruta, y con más futuro). Cuando los iba a catar con los enólogos, me decían eso mismo. Eso me chocó.
.- ¿Qué más cosas dirías, Mireia?
Que están muy metidos en el Sector, que si Rioja Alavesa tiene buena fama es porque habéis trabajado mucho y bien. Y que si se conocen sus vinos es por algo. Me encantó, que vas a Rioja Alavesa y en ningún restaurante ves otros vinos que no sea Rioja o Rioja Alavesa, lo cual es impensable entre nosotros.
Descubrí algo que me fascinó: fueron los vinos blancos envejecidos, que me gustaron mucho; cuando yo pensaba que en Rioja Alavesa solo se hacían tintos.
.- Antes de la filoxera, en Mallorca había 30.000 hectáreas de viñedos. ¿Qué pasó?
La filoxera –cuenta Andreu- ya estaba haciendo de las suyas en Europa, sin que de momento nosotros tuviéramos problema alguno. Aquí se plantó viña por todos los sitios para abastecer de vino a Europa. Se llegaron a elaborar 50 millones de litros de vino (pero de una calidad muy baja). Se construyó un tren que iba de Felanitx al Puerto, para comercializar los toneles de vino.
.- Lo importante es en qué momento estáis ahora
Estamos en la edad de oro del vino en Mallorca. Hay unas cuantas bodegas importantes haciendo vino de calidad. Pero por otro lado hay una burbuja del mundo del vino, porque están construyendo bodegas con capital de fuera con otro concepto. Alemanes, ingleses, rusos… Hay un ruso en Mallorca que nos está desestabilizando todo el sector, tirando los precios.
.- ¿Cuál es vuestro planteamiento a futuro?
O calidad o nada. Y ese es el planteamiento de muchos bodegueros en Mallorca. Aquí hay espacio para todos. A principios del siglo XX, después de la filoxera, había en Mallorca más de 8.000 hectáreas de viñedo, y así estuvieron varias décadas. Ahora tenemos entre 2.500 y 2.700 hectáreas, así que aún se puede plantar más. Lo malo es que lo haga gente que no es del sector, que estos van a la cantidad y no a la calidad.
.-¿Qué venís a aportar los jóvenes al mundo del vino?
Respecto a la generación anterior veo a mi generación con las mismas ganas, fuerzas e ilusión que a sus mayores. Pero con dos ventajas: que no tienen que dar la batalla por hacer un vino de calidad (porque esa batalla está ganada), y es gente que ya no mira solo a Mallorca, sino que miran al mundo.
Cuando fui a estudiar a la Facultad de Enología de Tarragona, hace 20 años, me preguntaban si en Mallorca hacíamos vino. Ahora eso ya se sabe. Lo que el mundo sabe es que Mallorca es un destino turístico, ahora tienen que saber que es un destino gastronómico y de vinos. Hay que conectar ahí al mundo vitícola.
.-¿A dónde van vuestros vinos?
El 80% del vino que se hace en Mallorca se bebe en Mallorca, pero ese 80% representa el 15% de todo el vino que se bebe. Cuando alguien dice que se tenía que beber un 40% de vino mallorquín, le contestamos “pero de qué vas, no hay viñas para tanto vino”.
.- ¿Veis a vuestros hijos e hijas trabajando aquí en el futuro?
A mí me gustaría (dice Andreu) ver a mis hijos, o a la siguiente generación, porque es un trabajo que se ha dignificado mucho en Mallorca. El trabajo del payés, del viticultor, fue denigrado durante mucho tiempo, porque era mucho más fácil irse a la costa para trabajar de camarero o de albañil.
Luego hubo gente que ridiculizó a los agricultores. Esto ha cambiado de diez años a esta parte. Mi generación sentía orgullo de decir que era enólogo y hacía vino.
La nueva generación siente el orgullo de decir que es payés, que es agricultor, que trabaja la viña. Esto es muy chulo!
.- ¿Qué tal se les paga la uva?
En comparación con antes, muy bien. La media es pagar la uva blanca de viñedo joven a 1,10 euros el kilo (hay quien la paga a 1,30 y más). De hecho hay una demanda de vino blanco impresionante, acabándose a mitad del verano, o antes. Y la uva tinta se está pagando a más de un euro el kilo, a 1,10 euros el kilo… que cuando yo empecé no llegaba a los 40 céntimos.
.- Andreu, tú eres el mayor, estás haciendo tu 17 vendimia en Can Majoral. ¿Qué tal funciona el tándem de primos hermanos?
Estupendo –dice Mireia-. Nos llevamos bien, sin pero alguno –contesta Andreu-. Cada cual tiene una faceta, pero compartimos todo. Esta bodega parece una asamblea, porque para decidir nos juntamos y tomamos decisiones entre todos. En viña quien lleva la voz cantante es mi tío Andreu, por la experiencia. Mireia lleva más la voz cantante en la parte comercial y el diseño. Y yo en la bodega. Pero al final somos una asamblea convocada para hacer el mejor vino posible: ese es el sueño permanente de la familia Majoral.
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Cuánto trabajo, dedicación y esfuerzo.
Qué día más glorioso el de recoger los frutos, merecidísima la fiesta, la comida, con el abrazo, los besos y las canciones.
Más que merecida, así es Paqui. Muchas gracias por tus palabras. Saludos!
Excelente reportaje! Veo ke el trabajo como hobbie siempre fructifica. ZORIONAK.
Muchas gracias, Alfredo. Hay que hacer de las aficiones un buen trabajo, como es el caso de los Majoral. Es una línea de conocimiento y satisfacciones. Saludos cordiales!
Excelente amigo. Sabes cómo sacar lo mejor de tus entrevistados. Los vinos de Mallorca ya te quieren!!!
Muchas gracias, Pere, por conseguirme el teléfono de Andreu Oliver Oliver, que me abrió las puertas de su bodega. Eres el sol de Mallorca, el verdadero. Un Abrazo!
Excelente artículo! Muy motivador! Me inspira cuánta dedicación y esfuerzo ha invertido Mireia Oliver en su empresa! Felicitaciones! Qué mujer más empunchada!
Muchas gracias, María Elena, que vaya para ella, y los suyos, tu reconocimiento y el nuestro desde Costa y Rica y Euskadi. Saludos!!
Son muchos los elementos, las comunes actitudes de la gente de la uva y el vino en Mallorca y en Rioja Alavesa, pero ni qué decir que todo lo desarrollado por Mireia durante estos años es propio de una fuerza de la naturaleza. Molt d’anys. «O calidad o nada»: qué bien suena y resuena!!
Zorionak!!!
Esker mila, Kepa. Es probable que esa sea la esencia del quehacer de Mireia y todos los Oliver. Qué bien visto. Saludos!!!
Excelente trabajo que nos actualiza y corrige las obsoletas opiniones que teníamos sobre los vinos mallorquines.
«O calidad o nada» es una nueva filosofía en aquellas tierras que nuestros cosecheros alaveses llevan décadas practicando. Precioso el reportaje de la vendimia-comida familiar.¡Qué envidia la ensaimada!
Muchas gracias, Miguel. Estando buena la ensaimada, no es el mejor manjar que Mallorca puede situar en una mesa. Hay pasión por el vino y el viñedo. Los caminos de Mallorca y Rioja Alavesa se van a seguir encontrando. Y será bueno para todos. Saludos cordiales.