Jun 11, 2025

La Rioja Alavesa que he vivido y sueño

Presento un libro importante sobre Rioja Alavesa, un libro soberbio en tamaño, con 285 páginas y unas 150 fotografías, un libro muy trabajado que se publicará en breve.

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Un libro escrito conjuntamente con Miguel Larreina, con una reflexión profunda sobre Rioja Alavesa, pues tras décadas trabajando en temas vitivinícolas, tras conocerla ampliamente, hemos decidido analizarla desde otras perspectivas, meditando sobre su realidad, su estructura, su paisaje, su historia, su toponimia, su clima, su demografía…

Fernando Martínez Bujanda. Ingeniero T. Agrícola

Con un análisis íntimo respondernos a varias preguntas que flotan en el aire desde hace un tiempo: ¿Qué y cómo es Rioja Alavesa? ¿Cuándo surge? ¿Quiénes y por qué la diseñaron así?

¿Qué le hace tan singular y especial? ¿Existe hoy como una realidad diferenciada o es una entelequia inventada como la ínsula de Barataria? ¿Le permitirá esa fuerza interior que le da su historia y su esencia milenaria superar las crisis que acechan al mundo rural en este siglo XXI?

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Me encargo en mi parte del libro de responder a estos tres últimos interrogantes, realizando un viaje imaginario entre la Rioja Alavesa que viví en mi niñez, a principios de los años cincuenta del pasado siglo, y la que están viendo mis ojos según está discurriendo el primer tercio del siglo XXI, un largo y apasionante viaje de más de 75 años.

Los cambios experimentados evidencian cómo aquella pequeña comarca agrícola ha transitado desde una ruralidad, que en parte conserva, hasta ser un potente núcleo vinatero de referencia mundial tanto por la calidad de sus vinos como por su potencial elaborador y por su volumen de ventas.

Los de mi generación, como la de nuestros padres, somos hijos y nietos de la filoxera, esa gran catástrofe que asoló las doce mil hectáreas de viñas con las que contaba Rioja Alavesa en el año 1900, el principal sustento de sus gentes durante más de seis siglos que se vio reducido a la nada de repente.

Sin duda nuestros mayores sufrieron la más dura crisis que vivió esta comarca en toda su Historia, un golpe del que tardarían setenta años en recuperarse, pues tras la filoxera les tocó vivir dos guerras mundiales, una guerra civil y una dura postguerra en la que el vino no tenía valor alguno. Ese sentimiento profundo de “viña igual a crisis” lo viví cada día en mi infancia y adolescencia hasta bien entrados los años setenta del pasado siglo.

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EL AUTOR del artículo en la recepción del premio Nardiz.

Cuento estas realidades previamente para que el lector sepa interpretar las páginas siguientes, en las que me atrevo a hablar del futuro del sector vitivinícola de Rioja Alavesa, un futuro con incertidumbres, pero sin duda mucho más esperanzador del que vivimos en nuestra infancia y juventud, mucho más ilusionante del que vivió la generación de nuestros padres y abuelos.

A ellos expreso mi admiración y gratitud por quedarse aquí en aquellas décadas terribles, intentando recuperar de la nada un emporio vitícola que habían levantado las veinte generaciones anteriores y que la filoxera destruyó. También pido en el libro un reconocimiento para los riojanos alaveses de mi generación, una generación que ya se va yendo tras haber finalizado la recuperación completa del sector vitivinícola de Rioja Alavesa.

El triste panorama de la Rioja Alavesa de mi niñez cambiará súbitamente en mi juventud por dos razones. La primera porque a finales de los años sesenta, en el entorno de Vitoria y Ayala empezó un proceso acelerado de industrialización y crecimiento demográfico. La segunda razón porque por esas fechas está surgiendo una potente burguesía vasca que cada vez consumía más vino embotellado, vino de calidad, fundamentalmente vino de Rioja por los vínculos históricos que durante siglos habían tenido las capitales vascas con nuestro vino.

Gracias a ese súbito enriquecimiento de Álava y a su Concierto Económico, la Diputación Foral empezó a tener fondos suficientes para iniciar la revolución agraria de Rioja Alavesa, revolución que podríamos resumir en cuatro fases: una etapa  inicial de mejora de las infraestructuras (1971-1980), una etapa posterior de modernización enológica (1981-1990), una etapa promocional y de puesta en valor (1991-2000) y finalmente una etapa de expansión vitícola-económica (2001-2010), con un epílogo de estancamiento por saturación.

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En las primeras fases nuevos proyectos bodegueros revolucionaron la Comarca creando puestos de trabajo y, sobre todo, demandando millones de kilos de uva y millones de litros de vino, lo que produjo una expansión del viñedo alavés recuperando poco a poco las tierras que asoló la filoxera. La “jugada” de aquellos Diputados Forales que propiciaron la instalación de esas grandes bodegas, desde la perspectiva que nos dan cuatro décadas, podemos decir que fue una “jugada maestra” y que Rioja Alavesa debe mucho a aquellos visionarios.

Piensen en la revitalización que pudo suponer, por ejemplo, entre los pequeños viticultores agrupados en las durmientes cooperativas de Oyón, Yécora, Lanciego y Cripán, el hecho de que se instalaran junto a ellas los ambiciosos proyectos de Julio Faustino Martínez, Jesús Martínez Bujanda y El Coto, bodegas que en estas cinco décadas les han comprado cientos de millones de kilos de uva y cientos de millones de litros de vino.

La Diputación Foral de Álava estuvo muy activa en esa transformación de las explotaciones agrarias, en ese crecimiento del viñedo, en la renovación de los conocimientos y los medios de los cosecheros, tanto mediante la concesión de ayudas directas, como continuando en la mejora de las infraestructuras (la creación de la Casa del Vino es solo un ejemplo), como manteniendo una atractiva fiscalidad incentivadora de las inversiones privadas.

Como consecuencia de todo ello, la década de los ochenta fue una época de crecimiento continuo y de euforia generalizada en Rioja Alavesa. Al mismo tiempo que el viñedo crecía, las uvas y los vinos se revalorizaban debido a un deslizamiento de la comercialización hacia los vinos de mayor valor añadido, desapareciendo el garrafón, la cisterna, la botella desnuda, la exportación a granel. ¡El nombre de Rioja Alavesa subió muchos enteros por aquellos años!                                                                

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Gracias en parte a ese estímulo, la totalidad de los cosecheros alaveses evolucionaron en muy poco tiempo del garrafón y la botella desnuda a la botella etiquetada y personalizada. Se pasó del anonimato en el que la calidad poco importaba, a la exaltación del apellido familiar y la autoestima del terruño propio, del nombre del pueblo y de la Comarca.

Hacia el año 2000, esos abultados beneficios que rendía el negocio del vino Rioja, atrajeron a muchos inversores foráneos que se instalaron en este bello rincón del sur de Álava colaborando en ello grandes arquitectos de prestigio internacional.                

En definitiva, teníamos reunidos en la pequeña Rioja Alavesa a la mayoría de los grupos vinateros más importantes de España y Europa, con un potencial de elaboración y comercialización muy superior al potencial de producción del viñedo alavés. Ello generó en los pequeños pueblos de Rioja Alavesa una auténtica convulsión paisajística y económica, obligando a la Administración Vasca a una fuerte inversión para acoger a los recién llegados, superando las lógicas carencias estructurales de una pequeña comarca rural.

Ciertamente, entre los años 1996-2007, Rioja Alavesa subió otro escalón. El prestigio ascendente de la Comarca y sus vinos, propició que las bodegas vivieran un periodo de crecimiento formidable en volumen e ingresos: sus ventas totales casi se triplicaron en volumen y quintuplicaron en valor.

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A esa mejora de la calidad hay que sumar una mejora de la cantidad, las explotaciones familiares se agrandaron equitativamente, participando la “Casa del Vino de Diputación” activamente en esa “socialización y optimización del viñedo”.

Si a principios de los ochenta el cereal era el cultivo mayoritario en las tierras más orientales (Oyón) o más “altas” (por encima de los 550 metros en Labraza, Barriobusto, Yécora, Viñaspre, Lanciego, Cripán, Elvillar, Laguardia, Leza, y Samaniego…), dos décadas más tarde se había extendido por ellas un viñedo excelente y rentable: más de 3.000 nuevas hectáreas uniformemente repartidas, que supusieron un incremento patrimonial de las explotaciones agrarias de más de doscientos millones de euros y un incremento de los ingresos anuales en uva del orden de diez millones de euros.

Ese tándem plantación-reestructuración hizo que se duplicara la vendimia tinta recogida por los agricultores de Rioja Alavesa, aumentó el tamaño medio de sus explotaciones vitícolas, abaratando los costos de cultivo y elevando los beneficios medios del agricultor hasta 3.000 euros/ha, cifra muy superior a la habida en cualquier momento de la historia. Y en cuanto al valor patrimonial del viñedo se incrementó en casi 800 millones de euros más de lo que valía a principios de los años noventa.

Pero si el viñedo de Rioja Alavesa creció moderadamente en el cambio de siglo hasta llegar a los valores prefiloxéricos, lo que ocurrió en Rioja Alta y especialmente en Rioja Baja fue mucho más grave, “un boom vitícola” similar al “boom inmobiliario”, una consecuencia de la euforia desmedida, del deseo de ganancias rápidas. Mucho tuvo que ver en ello la crisis de la huerta riojana y navarra que propició que se fueran sumando a la Denominación gentes y pueblos que no tenían ni la vocación ni la historia vitícola de Rioja Alavesa-Sonsierra.

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A pesar de que estamos a mediados de 2025 inmersos en una crisis vitícola y ello puede condicionar nuestra perspectiva, he de reconocer que, tras este periplo personal de siete décadas que vengo contando a saltos, hoy Rioja Alavesa es una joya sin igual en cuanto a sus viñas, su paisaje, su arquitectura, sus bodegas, sus posibilidades enoturísticas,… y esto es así porque hubo en décadas pasadas una decidida acción conjunta de la iniciativa privada y las distintas Administraciones públicas desarrollando una comarca que estaba muy deprimida hace cincuenta años.

Hoy Rioja Alavesa está mucho mejor dotada de cómo estaba en 1970, aunque lo mismo podríamos decir de Bilbao o Vitoria, de Rioja Alta o Rioja Oriental, de la DO Ribera del Duero o las DO del txakoli. Pero tras esos lógicos avances y mejoras habidos a finales del siglo XX y principios del XXI, en ciertos subsectores de Rioja Alavesa (viticultores, cosecheros,…) se nota últimamente un brusco frenazo en esa tendencia.

Pensar que los viticultores alaveses de hace cincuenta años estaban mejor que hoy porque su uva se pagaba un poco más que la de otras zonas de la D.O., intentar comparar el bienestar económico de los viticultores de hoy con los de hace cincuenta o cien años es absurdo, son realidades incomparables.

Incluso los “románticos” que añoren aquel “viñedo alavés de mula, miseria y emigración” de 1970 deben reconocer que los cambios habidos han sido enormes, planeados y realizados “con cabeza”, aumentando el tamaño medio de las explotaciones vitícolas, abaratando los costos de cultivo, mejorando la calidad de la vendimia y la seguridad en el trabajo.

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Nuestro paisaje 2025, con sus problemas puntuales de muy diversa causa, es alabado como uno de los mejores del mundo por todos los especialistas que nos visitan. Un paisaje vitícola que ha mantenido su belleza e integridad como en muy pocos lugares del mundo. Explicamos el porqué y respondemos también a las preguntas siguientes:

¿Qué tiene de especial la diminuta comarca de Rioja Alavesa para ser tan famosa? ¿Por qué su viñedo que supone solo el 1% del viñedo español es tan valorado? ¿Cuál es el factor común de las explotaciones alavesas que explica su excelencia? ¿por qué más de la mitad de los “viñedos singulares” de la DO Rioja están en Álava?

Página a página vamos pasando los años y nos plantamos casi sin darnos cuenta en el 2025, en lo más hondo de la crisis vitícola, palabra que según hemos visto en el libro es consustancial con Rioja Alavesa.

Crisis ha habido muchas y mucho más graves que la actual a lo largo de la Historia, pero esta crisis de sobreproducción (2020-2025) es la nuestra, la que está devaluando las viñas y las uvas de Rioja Alavesa, que está cerrando bodegas de viejos cosecheros pero que, paradójicamente, es la época en que se están produciendo unos grandes vinos en la Comarca, que están atrayendo a unos consumidores cada vez más entendidos, mejorando la cuenta de resultados de ciertas bodegas que se esfuerzan en la calidad de sus vinos y en el mundo del enoturismo.

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Y en ese marco socioeconómico con tantos claroscuros, abordo la pregunta inicial que nos hacíamos en el prólogo del libro ¿Hacia dónde va Rioja Alavesa en el siglo XXI? Pero antes de responder aclaro que quiero dar un soplo de esperanza, de optimismo, pues los riojano-alaveses de mi generación entendemos la palabra crisis de un modo mucho más matizado a como la pueda entender un joven economista o viticultor y estamos convencidos que si supimos salir de aquel agujero 1900-1970 y de otros anteriores sabremos salir de éste.

Aunque para ello vamos a tener que trabajar duro y con coraje, no temiendo abordar nuevas ideas ni desechar proyectos caducos, axiomas erróneos, paradigmas viejos y fracasados. Como decía Einstein, “en la crisis nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias”. Y, además renace el compromiso para aunar esfuerzos y empujar todos en la misma dirección. Con esa mentalidad, en la segunda parte de mi trabajo me atrevo a soñar lo que va a ocurrir en los próximos diez o veinte años:

Sueño con unos viticultores empoderados, orgullosos de sus funciones y de su pertenencia a esta tierra.

Sueño con un sector rejuvenecido, en permanente formación.

Sueño con unos pueblos vivos e integradores.

Sueño con una Rioja Alavesa que fomenta la viticultura tradicional, pero dispuesta a abordar los cambios vitícolas necesarios.

Sueño con una sociedad vasca que comprenda el valor social y económico de la viticultura alavesa.

Sueño con una Administración Vasca que potencia el enoturismo de calidad gestionando el paisaje cultural de Rioja Alavesa.

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Sueño con un Sector Vitivinícola que optimiza la calidad y singularidad de todos sus vinos.

Sueño con una sociedad vasca que identifica el vino de “Rioja Alavesa” con el respeto al medio ambiente y la biodiversidad.

Sueño con una Comarca que reivindica su Marca Territorial Rioja Alavesa.

Sueño con una Rioja Alavesa que cuida e impulsa los cultivos complementarios a la vid.

Sueño con una comarca pequeña pero importante en el País Vasco.

Sueño con la reunificación de las fuerzas comarcales de Rioja Alavesa.

Acabo aquí mi meditación sobre todo lo que se ha ido contando en el libro, sobre Rioja Alavesa y sus pobladores, su Historia, su paisaje, su clima, su toponimia, sus viñedos y olivos,… Y he de decir que me siento orgulloso de cómo ha quedado el libro (del que Miguel Larreina hablará más extensamente las próximas semanas) y sobre todo de cómo es esta comarca, esperanzado en su futuro, sabedor de que la fuerza intrínseca de esta tierra sabrá superar las vicisitudes como tantas veces lo ha hecho a lo largo de la Historia.

Estoy convencido de que su esencia milenaria y el fuerte carácter de sus gentes posibilitarán a Rioja Alavesa sortear las crisis que acechan al mundo rural en estas primeras décadas del siglo XXI.

(Continuará)

 

34 respuestas a “La Rioja Alavesa que he vivido y sueño”

  1. Antonio Mijangos Martínez dice:

    Fernando, vaya por delante mi felicitación por tus palabras de presentación. Como siempre hablas con el corazón, pero también con rigor y conocimiento de Rioja Alavesa, su historia, sus crisis y su éxito. Se piensa y se actúa distinto desde el saber que desde el querer y tú, Fernando, eres un apasionado de esta tierra.
    Haces un claro recorrido de los últimos cincuenta años: la creación de pequeñas y grandes bodegas, nuevas plantaciones, alegría, entusiasmo, dedicación en un proyecto ilusionante en toda nuestra zona , y trabajo, mucho trabajo por parte de todos. Y también, en honor a la verdad, una historia de la colaboración clarividente de nuestras instituciones.
    Pero llega la crisis y la carrera de alta velocidad se para. La realidad nos hace despertar. Y ahora, ¿Quién tiene que dejar de soñar? ¿Las bodegas o los viticultores? No es legal que mientras unos pueden soñar, otros padezcan insomnio.
    Espero ver en tu libro un homenaje a los jóvenes agricultores de los años 70, que supieron ver el futuro, que soñaron e hicieron realidad sus sueños y ahora siguen soñando con que sus hijos cojan el relevo. Esperamos tus siguientes palabras. Y dinos dónde podemos comprar el libro. ¡Gracias, Fernando!

  2. Dalmacio Martin dice:

    Querido Fernando, tienes unos maravillosos sueños que deseo que uno a uno se cumplan.
    Sueños reales y alcanzables.
    En los años 80, bajábamos a Labastida, a Leza, a Laguardia, a casa de los amigos a comprar una garrafa de vino.
    Era tiempo donde cada agricultor tenía en su casa una pequeña bodega.
    Teníamos un montón de viticultores que se fueron haciendo mayores cuidando su viña cada año.
    Aparecieron las multinacionales con visión de que el vino era un gran negocio y han ido comprando y poniendo precio a la baja de la uva.
    Tenemos el lado positivo de las bodegas de *casa*: Valdelana, Marqués de Riscal,… (No me cabe para citar a todas) Que pagan un precio razonable.

    En tu sueño Fernando pones a los jóvenes, y yo creo que si están asumiendo el papel que les corresponde. Son jóvenes preparados, con estudios (mira que has peleado porque en Laguardia hubiera una escuela de grado superior de enología).

    Tu sueño, también lo diriges a la administración Vasca. Nunca es suficiente lo que hagan para mantener los pueblos, el paisaje, el vino, la cultura y también la economía. (Siempre nos recuerda Miguel Larreina el dinero que da a las arcas forales la botella de vino).
    Corresponde por tanto, devolver parte de esos ingresos en la Comarca.

    Tengo ganas de leer el libro, pero hasta entonces mis felicitaciones.
    Gracias a personas preocupadas por RIOJA ALAVESA, la Comarca existe.
    Gracias Fernando y un abrazo

  3. Miguel Larreina dice:

    Ha sido un lujo para mí trabajar con Fernando en este libro y en buena parte de mi vida profesional. Fernando Martínez Bujanda es un valor inconmensurable para Rioja Alavesa, un valor no suficientemente reconocido. Desde que le conocí, hace 44 años, percibí su labor generosa y silenciosa de llevar el sentir y padecer de la Comarca a las autoridades de Vitoria, tanto Diputación como Gobierno Vasco. Labor muy valiosa la de un hijo de esta tierra, de un técnico cualificado, de un viejo experto… que lleva años tras año, vendimia tras vendimia, a los lejanos palacios de Vitoria la problemática de cada momento. Aquí, en este libro, ha vuelto a dejar ese mensaje a Vitoria y a Rioja Alavesa, un mensaje realista en un momento especialmente duro para los viticultores y cosecheros. Un mensaje esperanzador, estimulante, sabio, una declaración de amor a su Rioja Alavesa. Gracias, Fernando.

  4. Carlos Estecha dice:

    Enhorabuena por este libro.
    Gracias por el entusiasmo plasmado sobre unas hojas de vid en blanco que pronto se vestirá de un atardecer en rojo UNA VEZ MAS.
    Eskerrik asko

  5. Daniela Carpentier dice:

    También yo me pongo a soñar con Fernando. Y, de paso, con todos los que tan lindamente aparecen en este creativo Blog

  6. Juan Aguilera dice:

    Un nuevo libro siempre es motivo de celebración. Por todo lo que dice Fernando, el libro promete. Y mucho

  7. Jesus Mari Eizmendi Zialtzeta dice:

    Zorionak Fernando por tu profunda reflexión.
    Manifiestas un gran afecto por las personas dedicadas a Rioja Alavesa que han hecho esta impensable mejora colocando a todo un mundo, a toda una comarca como referencia en el mundo vitivinícola.
    Deseo y espero que tus sueños se cumplan o se aproximen mucho.
    Eskerrik asko eta Zorionak.

  8. Emilio Aguillo dice:

    Por el aperitivo que ahora nos ofrecéis, el Libro recoge la Historia Moderna de la Comarca, y habrá pocas personas tan cualificadas para relatarla como tú y Miguel.
    Leeré el Libro escudriñando cada párrafo, porque conociendo a los autores, habrá mensajes entre lineas.
    Echo de menos dos acontecimientos para mi cruciales para entender el momento actual; en primer lugar la perdida del nombre Rioja, cuando con el nacimiento del Estado Autonómico, la provincia de Logroño pasa a denominarse La Rioja, tomando la parte por el todo; en segundo lugar, cuando en 2001 el Consejo Regulador se apropia del nombre Rioja Alavesa con el plácet del Gobierno Vasco.
    La consecuencia de todo esto, que somos una Comarca sin nombre propio.
    Haces mención de las distintas y numerosas crisis vividas en el sector y hablas de como las otras Rioja abandonan o retoman el cultivo de la vid en función de las crisis; por contra, nosotros hemos permanecido impertérritos tanto en épocas de crisis o de bonanza, y creo que nuestra fidelidad al cultivo no esta adecuadamente valorada.

  9. José Luis Berzal dice:

    Fernando, te tengo por amigo. Te conocí hace mucho tiempo la primera parte cuando empezáis con las infraestructuras mira ha llovido hemos tenido buenos y no tan buenos (hielo, piedra, cosechas perdidas) pero hemos salidoú tu y los de la Casa del Vino nos habéis ayudado. Si todos los RA tendriamos el tesón, la profesionalidad y esos sueños que yo también los tengo no hay ninguna duda pero llevo muchos años tengo muchos amigos yo creo que están desencantados oigo frases sobre sus hijos si se puede colocar fuera mejor ‘ay madre» eso es la hostia, aquí no varitas mágicas, aquí hay mucho trabajo, preparación y una cosa muy importante que mientras no tengamos un trato directo bodega viticultor, o sea una interprofesional que marquemos politicas de todo tipo que afecten a las dos partes. Puede haber bodegas buenas entre comillas menos buenas y malas pero y la dignidad del viticultor quien la defiende o como la podemos defender. Hostia, llevamos 100 años de CR.y se ponen Reyes y Lendakari y demás comparseros a celebrarlo que estáis celebrando que unos van de puta madre y otros de puta pena por eso que podemos hacer el análisis pero nos haremos mil trampas, somos gente seria y tenemos que sentarnos en una mesa cada uno con su maleta y llegar a acuerdos

  10. Eduardo Martínez Laorden dice:

    Me ha pedido Fernando que haga un comentario sobre el concepto Rioja Alavesa, pero que no hable de él. Intentando ser objetivo para eludir la especial consideración que su persona me merece, como amigo y primo, simplemente diré que es una persona excepcional.
    En cuanto al concepto de Rioja Alavesa, que ya figuraba en documentos históricos y gráficos (mapas) desde siglos pasados, su mejor empoderamiento es la importancia y significación de su asunción como marco identitario de los diversos agentes que integran la comarca. Porque el sentido de identidad y de pertenencia a una tierra, hace fuertes a sus habitantes y les impulsa a no flaquear ante las dificultades y superar cualquier vaivén que pudiera sobrevenir.
    Por tanto espero y DESEO que tus Sueños, Fernando, no se queden sólo en sueños de una noche de verano.

  11. Iñaki Larreina dice:

    Gracias Fernando, nos has dado otra emocionante muestra de amor hacia Rioja Alavesa, habrá que leerlo con calma y con tiempo. En estos tiempos convulsos es todavía más necesario conocer bien nuestro pasado para aprender de los errores, y para reconocer el inmenso trabajo que hizo mucha gente, en especial vuestras generaciones que construyeron la comarca tal y como es hoy. Eskerrik asko

  12. Estefania Beltrán dice:

    Qué importante es conocer el pasado para entender el presente y sobre todo para mirar al futuro !
    Los sueños de Fernando hablan de futuro, un futuro que no será sino se trabaja en el presente con el conocimiento del trabajo hecho en el pasado.
    Ese es el misterio del compromiso con Rioja Alavesa , seña de identidad de los propios autores.
    Del adelanto que se nos presenta se deduce que lo que vamos a encontrar en esas páginas es sobre todo sentimiento de orgullo por las personas que hicieron y hacen cada día Rioja Alavesa y , esperanza en quienes tendrán que de tomar el testigo.
    Muchas gracias por el trabajo y el esfuerzo que han puesto los autores, y por la generosidad al compartirlo con todos nosotros y nosotras, especialmente a mi gran amigo Fernando .

  13. Jose Eduardo Terroba Cabezón dice:

    Siento un orgullo (mal disimulado) por las personas que aman y defienden como leones SU TIERRA, SUS TRADICIONES, SUS ANCESTROS, SU CULTURA, en definitiva y muy particularmente la cultura del vino en una región muy singular RIOJA ALAVESA.
    De Fernando Martínez- Bujanda Ruiz-Carrillo podría decir muchas cosas y muy buenas, pero las más destacables para mí son sus valores humanos, su generosidad y humildad.
    Y cómo no un magnífico y admirable embajador de su querido pueblo de Oyón, de sus viñedos y olivares.
    Dicho esto (que sé que a él no le gusta) no puedo estar más de acuerdo con sus reflexiones sobre el futuro de nuestra comarca, y más concretamente de mí también querido Oyón.
    Vienen tiempos duros, pero nada que ver con los que vivieron nuestros padres y abuelos; que con su trabajo, pundonor y esfuerzo lograron superar aquella dramática situación y dejarnos a las generaciones futuras lo que hoy tenemos.
    Y por mucha “ayuda” que nos pueda llegar de diferentes organismos, somos nosotros y nosotras los que con nuestro trabajo y esfuerzo lograremos que nuestro pueblo, comarca y denominación sean un hermoso y digno lugar de trabajo.
    Ojala Fernando que tus sueños y los de la gran mayoría de habitantes de esta bonita comarca se cumplan y podamos todas y todos estar satisfechos y orgullosos de los frutos de nuestro trabajo. AURRERA

  14. Quiero agradecer a todos los que habéis participado con vuestros comentarios en la acogida del inmediato libro de Rioja Alavesa.
    Espero que, una vez lo tengáis en vuestras manos y lo leáis no solo no os defraude, sino que penséis que ha merecido la pena el leerlo y comprarlo.
    El libro se va a vender a través de ABRA, al precio de 35€/ libro, y el 100% del dinero conseguido se destinará a Cáritas de Rioja Alavesa.
    Creo que, no os vais a sentir defraudados, hay temas muy interesantes, y yo reconozco que he aprendido mucho de Rioja Alavesa que no conocía, con los capítulos que Miguel ha escrito.
    Por mi parte, me abruma que hablen de mi persona, solo he intentado en mi trabajo hacerlo lo mejor posible y devolver a la sociedad todo lo que la vida me ha regalado. Siguiendo mis ideales del «Humanismo Social Cristiano», priorizando:
    La dignidad de la persona, la justicia social, el bien común, la solidaridad, y la fe como inspiración.
    Bersakada handi bat.

  15. Manuel Gonzalez Pastor dice:

    De todo lo expuesto por Fernando Martínez-Bujanda en la presentación de éste nuevo libro de Rioja Alavesa me congratulo con los sueños del autor.
    Está crisis de ahora está siendo muy dura pero sé que se saldrá de ella.
    Aquel pueblecito humilde de la década de 1950 sus vecinos supieron con su trabajo, esfuerzo e ilusión poco a poco levantar la villa a unos tiempos venideros mejores.
    Aquella jurisdicción llena de piedras, maleza y hierbas quedó en el olvido con la llegada de la parcelaria, el nuevo regadío, nuevas bodegas y fábricas por doquier y aquella oficina de empleo como era el revolido fue desapareciendo poco a poco.
    Es por ello que me quedo con los sueños de Fernando Martínez-Bujanda y es mi deseo que se hagan realidad.

    Mi enhorabuena para ambos autores del libro Miguel Larreina y Fernando Martínez-Bujanda. Para todos un saludo cariñoso, ameno y cordial desde Oyón.

  16. Emilio Barco dice:

    Gracias Fernando por tu mirada a este sector tan ensimismado, desde el humanismo que te guia siempre, enseñándonos desde tu experiencia a mirar atrás para no dejar que aniden las fantasías que nos impidan soñar.
    Un abrazo desde La Ribera, en La Rioja Baja.
    Salud

  17. Paulino Corcuera Muguerza dice:

    Querido Fernando: Me alegro que hayas trabajado en los últimos tiempos (junto con Miguel) en este nuevo libro, que seguro será un aviso para todas las personas que conseguirán que el vino de Rioja Alavesa tendrá el futuro que se merece, tanto económico como humano. Adelante.

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