.- ¿A qué te sabe Bodegas Mauro?
A todo. Qué quieres que te diga. A todo.
.- Puedo empezar el artículo diciendo “Bodegas Mauro le sabe a todo a Mariano García, su creador”.
Es que no hay más palabras que esas para definir esto.
No sé si hablo de marcas de vino con el ilustre Mariano García, o de sortear la crisis con los pies en el suelo. O de su abuelo Mariano, su padre Mauro, sus hijos Alberto y Eduardo…
Hable de lo que hable, todo en él es vino. Si el mítico rey Midas convertía en oro todo lo que tocaba, Mariano transforma en vino todo aquello que expresa.
Son al menos cuatro generaciones de una familia conectada al alma del vino, primero en Vega Sicilia, después en Bodegas Mauro, su creación personal, que desde hace más de veinte años impulsan sus hijos Alberto y Eduardo García Montaña.
“Debo mucho a Vega Sicilia. Y Vega Sicilia también me debe algo”, me dirá quien fue el director técnico de la prestigiosa marca entre 1968-1998. Pero si nos centramos en su actual bodega, que se ha multiplicado en otras partes del Estado, una en Baños de Ebro, donde elabora su vino “Baynos”, exhalará un suspiro: “Bodegas Mauro me sabe a todo”.
.- ¿En qué momento dirías que está el vino español en 2024, en este momento de crisis global del sector?
Hoy no tenemos nada que envidiar a los franceses ni a los italianos, ni en viñedos, ni en viticultura, ni en enología, ni en tecnología. Ahora bien, nosotros hemos explotado en los años 80 del siglo XX. Ribera del Duero hizo la DO en el 82-83 y solo estaban como bodegas Protos, Vega Sicilia, Alejandro Fernández…
Antes se bebían claretes en Ribera del Duero y en la mayoría de España. Y el tinto que había era copia de los tintos de Rioja, abiertos de color, y fueron unos cuantos los que los impulsaron, como Fernando Remírez de Ganuza.
.- Sabes que Fernando falleció el pasado mes de marzo
Lo sé, era muy amigo mío.
El carácter de una mano que aprieta
Acudo con mi amigo Alberto Lanza hasta Tudela de Duero (Valladolid), respondiendo a una invitación personal de Alberto García, a quien entrevisté el pasado mes de abril en Baños, dejándonos aquel titular que ha quedado grabado en la memoria de su padre Mariano: “En defensa de los pequeños que harán cosas grandes”.
Antes de vernos en el restaurante con Mariano y su hijo Alberto, realizaremos una visita con Miguel Redondo, responsable de campo, a algunas de las viñas, para pasar luego por los recovecos de la nueva bodega, donde con Alejandro Cerro, de atención al cliente, cataremos algunos de sus vinos, dejando para el final la bodega madre donde se gestó lo que hoy es Mauro.
La amabilidad y la cercanía son en sus trabajadores una nota de distinción. El sol del mediodía anuncia en verano que serán muchos los castellanos que hoy disfrutarán la siesta, soñando quizá con la próxima cosecha que macera en los campos donde duermen racimos de redonda y verde esperanza, entre rojas amapolas.
Será una casualidad que en la puerta del restaurante, justo al llegar, coincidamos con Mariano, que nos dará la bienvenida con una mano que aprieta, la convicción de sus cordiales palabras y el carácter que viene marcando en sus bodegas de leyenda.
Mariano preside la mesa. “España es el mayor país en extensión de viñedo y el tercero en producción del mundo -nos recuerda-. Los vinos franceses e italianos ya estaban por el mundo a principios del siglo XVI. En 1500 de España no se conocía ninguno. Esa historia que tiene Francia, nosotros no la tenemos».
«Con todos sus hijos / compartía edad»
Al sentarnos en el comedor observaré que padre e hijo, Mariano y Alberto, a mi izquierda y mi derecha, se parecen en la fuerza y el carácter de los hombres de empresa. Durante la conversación, entre platos y copas de vinos, se materializará en ellos el haiku escrito por Alberto García en su último libro de poemas: «Hoy tuvo un sueño: / con todos sus hijos / compartía edad».
Antes de encender la grabadora, ya sentados a la mesa, bebemos un vino blanco recién embotellado, muy fresquito, que acaba de salir al mercado hace dos meses, de la cosecha 2022. “Tiene un grado y medio menos de lo que debiera”, dice Mariano, “pero en el ambiente y en la copa se pone a tono”.
“No sé si le dejaremos coger más temperatura”, digo para mí.
.- Dices que España llegó tarde con sus vinos al mundo.
Incluso las grandes bodegas de aquí, Murrieta, Riscal, Vega Sicilia, Viña Tondonia, empezaron en el siglo XIX, mientras que los franceses estaban ya por todo el mundo hace más de 500 años. Y algunos antes, con historia y prestigio.
Pero ahora, respondiendo a tu pregunta sobre el momento actual, no hay que envidiar nada de nada, ni tener complejos. Eso sí, hay que hacer las cosas bien, cada día mejor. Y tener paciencia.
Si quieres sacar un vino con personalidad, tienes que estar primero en el sitio idóneo, con sentido común, elaborando vinos que reflejen lo que es el terruño. No podrás hacer un gran vino en terrenos de remolacha. Hay que buscar un entorno y luego ir despacio.
Tecnología y conocimientos tenemos. No hay que envidiar nada a los “wine maker” de fuera. Ah, importante, también hay que saber posicionarse en el mercado internacional, en los grandes mercados.
«En España se hace mucho vino de precio barato»
.- ¿Cuál es el talón de Aquiles de los vinos de España?
Que en España se hace mucho vino de precio barato. De tal manera que la imagen de los vinos españoles deja mucho que desear.
Hay que intentar elaborar vinos con un nivel de personalidad y de precio más elevados. ¿Se puede conseguir eso con bodegas de tres millones de botellas? Pues hombre, no.
Y otra cosa importante, no intentemos copiar otros vinos porque estén de moda, que a la larga no te rendirán cuentas.
Los misterios del vino
.- De moda están ahora los rosados.
Los rosados estos de la Provenza se venden carísimos, de tal manera que Nueva York los absorbe todos. Me parece bien que haya un mercado que demande eso, el negocio es el negocio, pero, hombre, yo prefiero el clarete de toda la vida. No te puedes centrar sólo en eso, olvidando lo que en Ribera es la esencia de un clarete.
.-¿Tiene el vino un misterio que se os escapa por mucho que le dediquéis una vida entera?
Elaborar buen vino es más fácil de lo que intentan hacernos creer. Es verdad que hay que tener unos conocimientos, tanto en viña como en bodega. Cuantos más conocimientos tienes es cuando intervienes menos. Soy de los que piensa que en el vino hay que intervenir lo menos posible.
Hay que reflejar lo que te da esa uva, ese pago, ese entorno. Y para ello hay que saber, que las cosas no salen por ciencia infusa.
Salen algunos vinos naturales, pero a ver lo que te sale. Y luego están los que no utilizan la barrica. Que para algunos nombrar a la barrica es como nombrar al diablo. Vamos a ver, que todos los grandes vinos, incluso Borgoña, con una uva como la Pinot Noir, que no es potente, utilizan barrica, y barrica nueva, y cambian todos los años.
Transmitir una filosofía y un estilo propio
.- A ver quién critica a la Romanée-Conti.
Y a tantos otros. Que les digan que lleven a cabo una crianza en ánforas. Yo lo respeto, pues te da una personalidad distinta, pero para eso también tienes que saber hacer vinos y dominar la técnica.
No es cuestión de que pises la uva, no hagas nada, la dejes ahí, y cuando acabe la fermentación, ala, a la botella. Pues hombre, no. El vino es algo más.
.- Supongo que has enseñado muchas cosas a tus dos hijos, tanto a Alberto como a Eduardo.
Por mi parte les enseñé una filosofía, un estilo. A Eduardo ya le puedo enseñar poco, pues tiene una formación y una preparación mejor que la mía. Eduardo estudió en Burdeos, trabajó en Burdeos y en Borgoña, y luego estuvo en California con el gran maestro Paul Draper.
De mí aprendió un respeto hacia el vino y la búsqueda incesante de la calidad. Llegar al vino perfecto, con todos los parámetros en su sitio, no es mi fin. No es que quiera vinos imperfectos, pero me gustan los vinos con ciertas imperfecciones que te transmiten y te dicen algo, que te emocionan. Vinos que te llevan a decir “esto es otra cosa”.
«Lee, viaja, cata, y no te tires al ruedo sin capote”
.- Los tres lleváis juntos muchos años, por fortuna.
Hoy Eduardo está mucho tiempo en la viña.
Cuando yo empecé la viña era algo secundaria para los enólogos. Estoy hablando del año 1968. Después afortunadamente se empezó a dar el valor que tiene el viñedo, que es la base de todo.
.- ¿Y qué me dices de tu hijo mayor, Alberto Mauro?
Yo pensaba que lo suyo era la literatura, el periodismo, hasta que entró en la bodega, porque nos hacía falta alguien de comunicación, y fue él quien dio el paso.
Recuerdo que se publicó un artículo en un periódico donde decía que “Carlos Falcó con sus vinos se aprovecha de su nombre… mientras que Mauro con sus vinos se está aprovechando del nombre de Ribera del Duero”.
.- Imagino que Alberto escribiría una réplica.
Sólo me acuerdo de unas cuantas frases geniales de Alberto en el periódico El Norte de Castilla: “Lee, viaja, infórmese, cata, y no te tires al ruedo sin capote”.
.- Jajaja, muy taurino.
Sí, sí. Y luego se preguntaba: “¿Es patrimonio de las Denominaciones de Origen tener los mejores viñedos? ¿Es patrimonio de las DO saber hacer vinos?”.
«Las DO no aparecen de la nada»
.- Buenas preguntas, Alberto. Admiro tu memoria, Mariano.
Ojo, que hay vinos sin Denominación de Origen que tienen gran prestigio, en Italia y por ahí. Que las DO son, en ocasiones, para ciertos vinos que hay que ampararles para que tengan nombre.
Pero he de decir, además, que en muchos casos las DO lo han hecho muy bien, organizándolo todo.
.- ¿Qué nos dices en general de las DO, Alberto?
Una DO recoge lo que ya existe. Se crea cuando ya hay un testimonio de algo singular dentro de un ámbito geográfico. Las DO no aparece de la nada. Tú puedes tener calidad antes de que se cree una DO. Una DO existe porque ya había un producto alimentario de calidad.
Navegar en medio de la tormenta de la crisis
.- ¿Hacia dónde va el mundo del vino, navegando en medio de la actual tormenta de la crisis?
Por mucho que intenten menoscabarlo por el alcohol, el vino va a seguir. Es Historia, es Cultura, es Patrimonio, y eso no se perderá nunca. Tendrá sus bajadas y subidas, pero el vino seguirá adelante.
Eso sí, ciertas prácticas culturales de la viña van a cambiar. En Israel, que era un desierto, han hecho un vergel, racionando el agua. Hay un cambio climático que nos preocupa a todos, pero vamos a ver: Iremos a menos cepas, como nosotros en Toro, a más hojas y menos racimos, para que estén protegidos.
La vid es muy resistente, pero tendremos que ir a zonas más altas.
.- A alguien que tiene tu historia es inevitable preguntarle si ¿pesa más el pasado, con todo lo vivido, o pesa más una intensa mirada al futuro?
Hay que tener las dos miradas. El pasado está ahí. El presente está aquí. Pero miro al futuro.
Un vino con la personalidad de la finca
.- ¿Cómo gravita el pasado en ti?
Aquí había una cultura del vino, que era alimento, y lo sigue siendo. “Tanto en garbanzos, tanto en aceite, tanto en vino, y el resto en dinero para que te compres un traje”.
.- ¿Tuviste claro que la bodega tendría el nombre de tu padre?
En eso estuvieron ahí Alberto y un cuñado mío. Yo de momento no pensé en el nombre. Yo pensé en sacar un vino, 4.000 botellas de un viñedo, que tuviese la personalidad de la finca. A mí el nombre me daba lo mismo.
Una vez que el vino estaba en la bodega y pasó el tiempo, le pusimos el nombre de mi padre.
.- ¿Qué ocurrió?
“Su padre, mi abuelo, acababa de fallecer”, se adelanta Alberto.
La gente estaba poniendo a las bodegas nombres de marqueses, y a eso me negué. Ni marqueses, ni condados, ni haciendas. De eso nada. “Oye, pues el nombre de Mauro es bonito”. “Pues sí, qué mejor nombre que el de mi padre”, dije yo.
Noble, generoso… y desterrado en Bilbao
.- ¿Cómo era tu padre?
Lo explica mejor mi hijo Alberto que yo.
“Que lo explique mejor el nieto que el hijo… no sé yo. Mi abuelo era noble, generoso, distinguido, apuesto”, precisa Alberto de un atacada, a la vez que me guiña un ojo, y añade “dicen que se parecía al actor Clark Gable”.
.- Ese guiño ha estado muy bien.
A mi padre Mauro le gustaba el vino y valoraba mucho la gastronomía. En casa había todo tipo de vinos y siempre estaba a mano el porrón. Le gustaba cantar con los amigos y echar la partida.
“Hay una anécdota muy buena -interviene Alberto-. Hubo un momento que a mi abuelo, que trabajaba en Vega Sicilia encargado de campo, lo desterraron de la finca, lo exiliaron durante dos años porque una vez fue por allí el señorito, que elevó la voz y maltrató a la gente que estaba trabajando. Mi abuelo lo tiró del caballo”.
.- Todo un carácter en defensa de los más débiles.
Ojo, mi padre Mauro -toma la palabra Mariano-, era el encargado de campo, y amigo de los Herreros y Velázquez. “Oye, aquí no puede estar, porque hemos traído al administrador para que ponga orden y mira lo que ha pasado”.
Le dijeron, “te vamos a buscar un trabajo en Bilbao para asfaltar las calles”. Así marchó a Bilbao. Nos hablaba de Barrencalle, de Artecalle, del Casco Viejo. Tenemos una fotografía en la que está con txapela. Todo aquello lo asfaltó él con las máquinas de entonces, durante dos años.
Como si hubiera cometido una herejía
.- ¿Qué pasó a los dos años?
Que volvió. Él se casó muy tarde, a los cuarenta y tantos años. Pero el incidente con el administrador, al tirarlo del caballo, a mí me lo contaron ya muy tarde, siendo mayor, como si hubiera cometido una herejía.
“Era el fin de la Restauración, en la España del caciquismo rural”, señala Alberto.
.- ¿En qué año fue aquello?
Mi padre nació en 1905. Y aquello sería… en 1925. Que el hermano de mi padre luchó en la guerra de África.
.- ¿Qué peso tenía el vino por entonces?
Mi padre bebía tanto vino como el enólogo de Cañas.
.- Estás metiendo en la conversación a Fidel Fernández o a Pedro Pablo Amurrio, jajaja.
Es una manera de hablar. Quiero decir que solo bebía vino. Ni cerveza ni nada. Olvídate. Ni anís en Navidad. Solo vino. Era muy peculiar.
Vega Sicilia y Bodegas Mauro
.- Sobre el valor y la fortaleza de las marcas, ¿a qué te suena “Vega Sicilia”?
Es un histórico.
.- Conecta con tu biografía y probablemente con tu corazón.
¡Cómo no va a conectar! Yo estuve ahí. Debo mucho a Vega Sicilia. Y creo que Vega Sicilia también me debe algo, porque estuve en los momentos difíciles, cuando lo compró el empresario venezolano Hans Neumann, que fue el gerente Jesús Anadón el que me fichó.
Eso hay que dejarlo ahí. Hoy pertenece a la familia Álvarez, pero después de muchos años, sin que sea mío, tengo mucho cariño por ese nombre que llega al mundo entero. Fue un acierto que lo comprara la familia Álvarez. Pablo ha estado ahí persiguiendo la calidad.
.- Otra marca sobre la que quiero preguntarte, se trata de Bodegas Mauro. ¿A qué te suena?
A todo. Qué quieres que te diga. A todo.
Siempre con los pies en el suelo
.- Puedo empezar el artículo diciendo “Bodegas Mauro le sabe a todo a Mariano García, su creador”.
Es que no hay más palabras que esas para definir esto.
Ha sido un proyecto que ha salido muy bien gracias a que siempre hemos estado con los pies en el suelo, y luego he tenido la gran suerte de que ellos le han dado un impulso.
Sin mis hijos no hubiese sido lo que es ahora. Te digo una cosa, yo voy por ahí y el nombre de Mauro, cuando llegas a ciertos restaurantes donde no quedan mesas para reservar, y al saber quien soy me dan mesa.
“Cuando una marca transciende a las personas, es cuando puedes decir “aquí hay una marca” ”, apostilla Alberto.
.- Tendrás buenas anécdotas para contar.
En buenos restaurantes de estrella Michelin, con unos amigos, sin decir quiénes éramos, hablando con el sommelier para elegir un vino, uno de mis amigos me dijo “pide un Mauro”, a lo que el sommelier contestó “ese vino no falla nunca, yo llevo muchos años en esto, pero esa marca es un valor seguro”. Yo no dije nada, pero esa anécdota la guardo dentro de mí.
En todas las cartas de vino de Madrid
.- Como para no estar orgullosos, Alberto.
Cuando tú estás en muchos sitios, tienes que entender que en ciertos restaurantes no quieren que estén las marcas más conocidas, ni Mauro, ni Muga, ni Rioja Alta, ni Vega Sicilia. Ellos quieren tener vinos de Rioja Alavesa, de pequeños productores. Y a mí me parece coherente. Son restaurantes que se quieren diferenciar.
Pero más allá de eso, hay otra cosa que también es verdad. Cuando en muchos sitios no quieren tener esas grandes marcas, yo pienso “el problema lo tienen ellos”, porque nosotros nos merecemos estar en esa carta; si no estamos algo falla, la falta la tiene él.
.- ¿Cómo lo ves tú, Mariano?
En Madrid estamos en todas partes. Ya no es estar, porque hay muchos vinos. El Mauro de 2022 acaba de salir. Hace cuatro o cinco meses di a probar un Mauro del 20 en algún sitio, o un 19, o un 18. Estoy convencido que en dos meses ya no quedará ningún Mauro del 21 en todas las cartas que se ven en los restaurantes. Estará solo el 22.
“Sin embargo empiezas a ver marcas en las que se les van acumulando las botellas -apunta Alberto-. Yo no me atrevo a decirle a nadie lo que ha de tener en su casa. Cada cual con su criterio. Igual que si vas a una bodega, tú no puedes decirle a nadie qué barricas debe comprar”.
¿Qué ha supuesto llegar a Rioja Alavesa?
.- Llegan los postres, Mariano.
Pues ahora vais a ver con los postres la grandeza de un vino.
Dicho lo cual, Mariano nos sirve otro de los vinos de su bodega para maridar con el postre.
.- Habrá bodegueros que se enfaden y cabreen porque sus vinos no estén en tal o cual carta.
No lo dudes. Antes era difícil entrar en según qué cartas. Hoy en día con las Redes es más sencillo.
“Y luego es más sencillo entrar en muchos sitios siendo Ribera o siendo Rioja”, remata Alberto.
.- La tercera marca por la que quiero preguntarte es “Baynos”, de Baños de Ebro. ¿Qué ha supuesto llegar a Rioja Alavesa?
Nosotros siempre hemos tenido la idea de hacer un vino en Rioja Alavesa, pero buscando un perfil de vinos donde el Tempranillo se expresase mejor. Y luego algo pequeño, empezando poco a poco, con paciencia, que tuviese personalidad.
Llevamos ya cuatro o cinco años, y Alberto y sobre todo Eduardo están allí con los viticultores, con la gente de allí. La historia es muy bonita, pues las parcelas garantizan la calidad del vino, con un reflejo claro de lo que es el vino de Baños y de Rioja Alavesa.
‘A mi hijo le consideran uno más en Baños de Ebro’
.- ¿Cómo valoras vuestro proyecto Baynos?
Una cosa que valoro mucho es que Eduardo llega allí y no es un extraño. Le consideran ya uno más. Y eso hay que ganárselo. ¿Cómo? Acudiendo allí sin prepotencia, portándose bien, sin hacer faenas a nadie. Hay un hecho que parece que no tiene importancia, pero sí la tiene, como es que el primer año, que no elaboramos vino, dejamos que se quedaran con la uva.
.- Un detalle.
No somos extraños allí. Nos gusta ser uno más.
.- Pensando en los jóvenes, sean de Rioja Alavesa o de Ribera, los que vienen con veintitantos años. ¿Cuál es tu estímulo para ellos, teniendo en cuenta la que está cayendo?
Primero, que si se meten en este mundo tengan las ideas muy claras, que no vengan por lo que les dicen o lo que escuchan, que tengan un convencimiento y que apuesten por ello. Y si la cosa sale mal, qué le vamos a hacer, viene mal.
Alguien que tenga viñedos en su familia, que tenga la pasión, que le guste el vino, que esté en un entorno que tenga posibilidades.
Rioja Alavesa, un seguro en el mundo del vino
.- ¿Crees que los jóvenes de Rioja Alavesa tienen un camino ganado?
No todo, pero ya por estar en Rioja Alavesa tienen un camino ganado. Rioja Alavesa es un potencial. Pero que no piensen en montar la bodeguita y a los tres días tener un mercedes. Y que no piensen que van elaborar su vino y que ya va a estar en muchos sitios. No, no. Insistencia, lucha, paciencia infinita.
Con toda la pasión y con los pies en el suelo. Pero sí, Rioja Alavesa es un seguro en el mundo del vino. Lo dijo muy bien Alberto en la entrevista que publicaste en el Blog: “Los pequeños haremos grandes cosas”.
.- ¿Te consideras “pequeño”?
Ni pequeño ni grande.
.- Estáis sacando entre todas las bodegas de Mauro 725.000 botellas.
Así es. Nosotros somos grandes con cosas pequeñas.
Nosotros no nos consideramos grandes, pero nuestra marca es grande, Mauro. Sin embargo no estamos dentro de los grandes en volúmenes. Pero sí, dentro del mundo del vino, Mauro es grande.
Uno debe conocerse a sí mismo y saber dónde estás. Lo de menos es ser más alto o más guapo. Lo que cada uno sea lo va a decir el tiempo.
«Son buenos los humildes»
.- ¿Qué diría hoy tu padre Mauro, sabiendo en lo que os habéis convertido?
Bueno, mi padre era muy emotivo, de los que se emocionaban fácilmente, así que se pondría a llorar. Seguro que se le saltarían las lágrimas.
Alberto sale a él. Si le hablaban de mí cuando yo estaba en Vega Sicilia, aparte que fui hijo solo…
.- Fuiste el mimado de la casa.
Bueno, murió una hermana mía muy pequeñita.
Volviendo a los jóvenes, no hay que creerse nada. Son buenos los humildes, los que no necesitan el halago.
“Halaga y vencerás”, comenta Alberto.
Ha llegado un momento que a mí me gusta llegar a un sitio, a un buen restaurante, y que no me conozcan, aunque yo saludo a todo el mundo.
“Ese fue el mejor consejo que me ha dado mi padre: “tú saluda hasta las farolas, que nunca se sabe”.
.- Jajaja.
«El vino nunca se acabará»
A mí no me gusta la prepotencia de cierta gente del vino, porque nadie es más que nadie. Porque hagas un buen vino y seas conocido no te tienes que creer superior a nadie.
“Eso es inseguridad”, estima Alberto.
Recuerdo una vez con el actor Imanol Arias, en una de las ferias de Peñín, hace tiempo. Alguien dijo que si podía sacarse una foto. Parecía que se dirigía a Imanol, era lo lógico, que se dispuso para la foto, a lo que aquella persona le dijo “no, no, yo quiero hacerme una fotografía con Mariano”.
.- Qué colleja a la vanidad.
Imanol Arias me cae muy bien. “No, hombre, no -le dije-. Nos sacamos los dos la fotografía contigo”.
.- Tenías razón, Mariano, qué bien han maridado vuestros vinos con toda la comida.
“Mauro” es, como decía aquel sommelier, «un valor seguro».
.- Con la conversación también han maridado a la perfección.
Eso siempre sucede. Razón, entre otras, por la que el vino nunca se acabará.
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El abuelo desterrado desde Valladolid a Bilbao en 1925 a mucha honra! Vaya mi admiración para Mauro, que descabalgó al señorito cacique de su montura. Esa dignidad de la familia también debiera estar dentro de las botellas.
Gracias, Jon
Mariano convierte en vino todo lo que habla, y tú conviertes en material periodístico de primer nivel lo que escribes. Una buena semblanza del maestro. Zorionak!
Eskerrik asko, Dolors
Nadie va a descubrir ahora la excelencia de Rioja Alavesa, pero es muy grato escucharlo con las palabras de un hombre tan experimentado y sabio como Mariano García. Y más en estos momentos de dificultad para el mundo del vino a nivel global.
Gracias, Juan
Jamás imaginé tantas historias de vida, tantos relatos entorno al vino, el viñedo y las bodegas… Eskerrik asko. Gracias a este magnífico Blog estoy descubriendo todo un mundo contado con sensibilidad y un periodismo de categoría.
Gracias, Lea
Totalmente de acuerdo con Mariano: el vino será eterno. Nunca se acabará. Nunca morirá por 1001 razones.
Gracias, Begoña
Me encanta la sinceridad de Mariano García cuando nos cuenta que su padre Mauro era «muy emotivo». Tanto que sí viera el nivel alcanzado por la bodega de su hijo y sus nietos «se pondría a llorar». Me ha llevado a pensar que el blog, lleno de buen vino, está ahora bien acompañado por la gracia añadida de unas lágrimas. La sal espiritual de un buen recuerdo.
Gracias, Koldo
«Hacer las cosas bien, cada día mejor. Y tener paciencia», dice Mariano García.
Tan sencillo como gran consejo.
Gracias, Arene
Espectacular sabiduría de Mariano, apoyado por la esencia creadora de Alberto. Tuve la suerte de escuchar tantas lecciones.
Todo es vital, profundo en torno al vino y sus gentes.
Alabo que la idea no sea buscar un vino perfecto (alguna imperfección puede ser interesante), sino el respeto por la tierra, el vino y sobre todo por la calidad. A lo mejor eso es también respeto por los clientes.
Cierto, muy cierto, que hay grandes vinos que se hacen fuera de las DO. Recalcar una obviedad es necesario: «las DO no salen de la nada, recogen lo que ya estaba». Un reconocimiento a los que siempre estuvieron luchando con la tierra y los mercados.
En fin, a los maestros siempre hay que escucharlos con el oído fino y la mente presta. Y saborear que en el ambiente queda la idea de que el «vino tiene futuro». Así es, maestro.
Gracias, Alberto.
Positiva entrevista, llena de esperanza y mirada positiva al futuro. Señala pautas de comportamiento humano en la empresa y de visión de futuro. Merece la pena leerla y releerla, porque ayuda a una reflexión constructiva y muy oportuna en estos momentos de desaliento. Mi agradecimiento a Mariano y a Bodegas Mauro, referente para los bodegueros alaveses.
Gracias, Antonio