Subo por escaleras con una barandilla provisional, entre cascotes propios de una obra arquitectónica que tiene las tripas, el cableado, todo de aquella manera, en construcción. Avanzo por lo que será un largo pasillo con las habitaciones a cada lado.
Es como estar dentro de un gigante que resopla mientras duerme. Huele a polvo, el edificio está recobrando el aliento de la vida. Camino hasta llegar por fin a la oficina donde me encuentro con María José Fernández Martínez que, junto con su hermano Luis Ángel, está reanimando al titán Pachico, y, con él, a quienes lo consideran un emblema de la villa amurallada.
¡Cuántos recuerdos se están despertando! En este artículo, compaginaré la memoria de 85 vitales años que el laguardiense Antonio Mijangos me ha trasmitido, siempre entre comillas y en negrita, con la entrevista realizada a pie de obra con María José Fernández.
“En Laguardia le llamábamos Fonda Pachico. Era en mi niñez el único establecimiento hotelero. Las señoras Petrín y Vitoriana daban a la Fonda un clima de familia en la que los huéspedes se sentían como en su casa.
Es una gran noticia poner de nuevo en funcionamiento la Fonda de Pachico. Es como resucitar una historia pasada. Es actualizar nuestra propia historia, de hecho la Fonda se construyó en su parte delantera a comienzos del siglo XIX”.
Vivir, como cantaba Carlos Gardel en el tango «Volver», con el alma aferrada a un dulce recuerdo. Volver, que es un soplo la vida. Volver a la Fonda de Laguardia, encadenado a los sueños. A la Fonda del pueblo, cuando la esperanza es la fortuna del corazón.
“Nosotros somos la quinta generación de Pachico -me cuenta María José Fernández según enciendo la grabadora-. Se nos conoce como los Pachico porque a uno de mis antepasados, un tío carnal de mi madre, le llamaban ‘Pachi’, así que de tanto ‘Pachi, Pachi’ se quedó con Pachico”.
.- ¿En qué queréis transformar el edificio?
Estamos haciendo un hotel que dispondrá de habitaciones y apartamentos.
Le estamos dando una vuelta para que resulte confortable, con una mejora clara en las habitaciones, y sobre todo en la mejora del edificio que está junto a la carretera, frente a la muralla de Laguardia.
.- Hotel Pachico… ¿de cuántas estrellas?
Queremos que todo el mundo pueda disfrutar de ello, quizá de tres estrellas como mucho. Daremos desayuno a los clientes, pero desaparece el legado familiar del restaurante, porque aquí en su día se comía de maravilla.
“Lo más reconocido por todos eran los menús que servían en el comedor. Todos los de mi época recordamos la menestra de verduras, la merluza rebozada o las alubias con almejas o con codorniz.
Me comentaba un señor que invitó a un amigo a comer, que pidió menestra de primer plato, menestra de segundo, y para postre… MENESTRA!”.
.- Se comía una menestra de verdura impresionante, según nos dice Antonio Mijangos. “En vez de repetir el postre, la gente quería repetir la menestra”.
Sí, jajaja. Hemos sido muy conocidos a nivel nacional, e incluso internacional, por el tema de la menestra de verdura del Pachico.
.- ¿Cuánto tiempo ha permanecido cerrado el hotel?
Se cerró en septiembre de 2012. Once años cerrado. Se hizo un cese por enfermedad de mi madre, que era quien lo llevaba. En esa época ya no dábamos comidas, que la restauración se quitó unos años antes.
.- O sea, que tú has crecido en este hotel.
Sí, nosotros nos hemos criado aquí, aunque ni mi hermano Luis Ángel ni yo nacimos aquí en Laguardia, pero siempre veníamos en vacaciones escolares, tanto en Navidad como en verano o semana santa. Y vivíamos aquí, dentro del hotel, en la zona particular de la familia.
.- ¡Esta ha sido tu casa, María José!
Siii, ha sido donde nos hemos criado y donde hemos hecho toda la piña familiar, todos mis tíos eran solteros, excepto, claro está, mi madre, y vivíamos y convivíamos con todos ellos.
“La Fonda tenía un cine para mayores, pues los niños íbamos al cine parroquial, que era mudo, si bien el cura don Vidal lo explicaba muy bien y le daba emoción cuando el chico bueno aparecería en escena.
También tenían en la Fonda un taxi, de aquellos que llamábamos caja de cerillas, siempre dispuesto a servir, llevando enfermos a los hospitales de Vitoria o Logroño, o a la estación de tren de Cenicero”.
.- Según me cuenta Antonio Mijangos, este hotel fue bodega en su día.
Sí, por ahí se conservan aún las salidas del tufo para la época de fermentación del vino, y en la pared se puede observar a nivel del suelo unas puertecillas por donde se descargaba la uva.
.- ¡Y también fue cine!
A ver, ésta ha sido la casa de los mil trabajos, de los mil negocios. Es verdad que aquí había cine, y mucha gente mayor del pueblo recuerda las películas del Oeste, las de Romanos y las de Amor, que aquí vieron y disfrutaron en unos 150 metros cuadrados el cine de entonces. Además, después del cine se solía hacer un baile.
.- Qué maravilla, menudo patrimonio de recuerdos que vibran al decir “Ah, la Fonda de Pachico!”
Pero ya hace de todo eso como 50 años, más o menos. Hace 50 años que dejó de ser cine. Yo he visto el local, y la máquina de cine. Y había una taquilla que se sacaba a la puerta para vender las entradas, que luego se volvía a meter.
“Los hermanos Pachico, Agustín y Angelito, eran muy buenos mecánicos, solo así se explica que pudiera funcionar el taxi “caja de cerillas”, al que le habían incorporado un claxon de camión que asustaba a todos.
Disponían además de un viejo camión que transportaba uva en vendimias, o que traía los muebles de un pareja recién casada, o leña para las estufas de la escuela”.
.- ¿Qué es todo este edificio para la gente mayor de Laguardia?
Es un emblema. De hecho estamos recibiendo muchísimo cariño por parte de la gente mayor, que les hace mucha ilusión volver a verlo en marcha. Estéticamente por fuera queremos conservarlo todo tal cual era, pero por dentro el cambio será espectacular. Seguramente nadie lo reconocerá.
Vamos a un proyecto de negocio en el que las estancias no serán las mismas. El hotel tendrá capacidad para 33 personas.
.- Seguro que tienes ganas de que llegue el día de la inauguración.
Estamos corriendo mucho para poder inaugurarlo poco antes del próximo verano de 2024.
.- ¿Cómo estás de ilusionada?
Mucho, muchísimo. Empezamos a pensar en el proyecto poco antes de que saltara la pandemia, a principios de 2020. Luego, cuando íbamos a comenzar la obra saltó la Guerra en Ucrania, y nos pospuso en fechas el comienzo de la obra, hasta que finalmente hemos empezado.
.- Siendo como fue bodega, ¿conserva la familia algunas viñas?
Yo en concreto tengo unas viñas que hemos plantado después. Uvas que vendemos a una bodega.
.- ¿Cómo se llamó vuestra bodega, la que estaba en la parte baja del hotel?
“Herederos de Perfecto Martínez”, que Perfecto era nuestro bisabuelo materno.
.- ¿Cómo ves Rioja Alavesa?
Rioja Alavesa en general, y Laguardia en particular, gusta a todo el mundo. Esto es puro encanto. Todos los que vienen y van cantan maravillas de esta tierra.
.- ¿Tú te sientes de Laguardia?
La relación con el pueblo ha sido a través del negocio, pero Laguardia es muy importante para nuestro corazón. Laguardia también es mi pueblo, aunque no haya nacido aquí.
.- ¿Cómo son los de Laguardia?
Acogedores. Una gente entrañable. A veces te sorprenden sus comentarios con respecto al hotel Pachico. En sus palabras muestran lo orgullosos que están con nuestro edificio, y con la historia que ha protagonizado en la villa.
“En la Fonda Pachico comían y vivían los curas, los maestros y maestras, el juez, y el notario, los vinateros de la Alhóndiga que venían a comprar vino a Laguardia. Los hermanos Pachico, además de cosecheros, también hacían de comisionistas, encargados de llevar a los vinateros a probar los vinos en venta y más tarde a vigilar el envase en los bocoyes para Bilbao, Donosti o Vitoria”.
.- ¿Cuántos trabajarán aquí cuando el hotel esté en marcha?
Todavía no hemos seleccionado a nadie. El hotel lo dirigiremos nosotros, los hermanos, y contrataremos al personal necesario.
.- ¿Qué sabes del mundo del vino?
Estamos en la cuna del buen vino, digan lo que digan es así. Es una fuente brutal de ingresos. El vino junto con el turismo son los dos grandes compañeros de viaje. A mí me gustan los vinos blancos.
.- El coloso que dormía está poco a poco resucitando, volviendo a la vida.
Es hermoso que la Fonda Pachico vuelva a ser otra vez la Fonda Pachico.
.- Pero el nombre será “Hotel Pachico”
En realidad quisimos registrarlo como “Hotel Fonda Pachico”, pero hay una legislación que no permite incorporar la palabra “Fonda”. Lo intentaremos de nuevo, pero está difícil. El Gobierno Vasco sabe que no es algo que nos estemos inventando, sino que todo el mundo lo conoce por ese nombre.
“En la Fonda comían los pelotaris que iban a jugar al frontón de Logroño en las fiestas de San Mateo. Les acompañaban los jugadores de apuestas interesados por la salud de los jugadores, por si habían estado de juerga la noche anterior”.
.- ¿Vive tu madre, María José?
No, ella falleció. Me pregunto… qué sentiría ahora al saber que estamos poniendo este proyecto en pie. Buah! Creo que estaría muy orgullosa -asegura con la emoción en los ojos-. Para ella sería bestial poder verlo. Poner su legado en pie es lo que nos empuja. Que allá donde ella esté se alegre por esta iniciativa de sus hijos.
Hace años que la perdimos, pero una madre es una madre.
.- Esa frase la entendemos todos muy bien.
Ella ya nos planteó la recuperación del hotel, pero entonces no lo vimos claro, cosa que ella respetó.
.- Pero fíjate, aquí estáis en plena obra, llenos de proyectos, muy ilusionados.
En estos once años hemos seguido con nuestras vidas, si bien en estos últimos tiempos nos hemos informado muy bien de lo que es poner un hotel en marcha.
.- ¿Te imaginas ya a la gente hospedándose en el Hotel Venta Pachico?
No lo dudes. Me imagino hasta el último detalle de las obras. Y más, a veces entre cascotes y andamios, veo a los futuros clientes entrado en el hotel, viendo con gran ilusión lo que el Hotel Fonda Pachico volverá a ser el día de mañana.
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Historia tan sencilla como fabulosa, de las de antes, de las de verdad. Por cierto, me encanta la menestra de verdura, quién la pillara con un buen blanco de Rioja Alavesa!
Gracias, Kerman
Si el hotel resulta tan mágico y atractivo como la Historia que le avala, no tendrá tres estrellas, sino todo un firmamento: las de cine, el vino de Laguardia, los bailables con sus cien músicas… Qué manera de promover el hechizo por las cosas, dotándolas de vida y personalidad!
Gracias, Sara
Conocemos Laguardia desde hace diez años. La elegimos para pasar nuestro viaje de bodas, encontrándonos con la sorpresa de una gran Comarca, con una gran selección de pueblos y parajes increíbles bajo esa Sierra colosal. Como nos fue imposible verlo todo, hemos vuelto una y otra vez. Nos encanta conocer gente nueva, repetir comidas y volver a probar otros vinos de Rioja Alavesa. Pachico está de enhorabuena por mil motivos. Como decís allí, Zorionak por el empeño, y por contar con tantos buenos padrinos y madrinas de la memoria.
Gracias, Clara
Mis recuerdos sobre el más emblemático establecimiento hostelero y hotelero son nítidos, admirando su gastronomía para empezar, con una corta carta que hacía las delicias de los confesables, hemos cenado infinidad de veces su magnífica menestra y sus inigualables chuletillas de cordero y la merluza albardada, que era otro de los pilares de la carta.
La abuela de María José y Luis Ángel (quinta generación), Vitoriana, era hermana de la abuela de Lola, mi mujer. He tenido más relación no obstante con sus tíos, los gemelos, puesto que eran íntimos amigos de Jesús de Marcos con quien trabajé en Bodegas Palacio 28 años.
El recuerdo más entrañable es sobre el cine, los niños íbamos al cine parroquial, pero íbamos a la puerta para ver salir a los adultos, muchos en pareja, que son hoy matrimonios del pueblo.
Creo que la antigua Fonda de Pachico, ocupa un lugar privilegiado en la Villa Medieval y que el nuevo Hotel Pachico sin duda tiene el éxito asegurado, a pie de la muralla, con vistas inigualables y garajes…, los mejores mimbres para tejer el mejor de los cestos y a esta quinta generación podría decir que de raza le viene el galgo. Mucho éxito y gracias por recuperar no sólo el emblemático edificio, la memoria de los moradores de la Villa Medieval de Laguardia otrora admiradores de la Fonda PL.
Gracias, Pedro
No conocí ‘Pachico’ en el momento de su máximo esplendor, pero yo vivía con mi familia en frente de la Fonda, y ahí sigo viviendo. Recuerdo que pasaba horas contemplando el desfile de viajeros que acudía a hospedarse a Pachico, o que se marchaban de regreso a sus lugares de origen.
Como alcalde de Laguardia, me alegra la vuelta de un emblema a la Villa. Les deseo que recuperen el esplendor que atesoraron en el pasado.
Gracias, Raúl
Qué bonita historia, habrá que ir a verlo cuando abran
Gracias, Cristina
Un pequeño apunte: Herederos de Perfecto Martínez es el nombre de una bodega que no corresponde a la «Fonda Pachico». Podemos hablar de Hijos de Perfecto Martínez, de Hermanos Martínez, e incluso de Ángel Martínez Bernedo, nombres que sí han estados ligados a la bodega del establecimiento.
Gracias, Jenaro
Yo también tengo hermosos recuerdos de este lugar. Fui al cine de Pachico, no mucho porque era para mayores y en pocas ocasiones me dejaron entrar, pero si recuerdo haber acudido al baile de adolescente, alguna vez en ocasiones señaladas y por supuesto la menestra de verdura, a la que mi madre era adicta y aprovechaba cualquier celebración para encargar una buena cazuela. Siendo más mayores, celebrábamos siempre en la Fonda los cumpleaños de mis padres, con menestra por supuesto, el plato principal. Me alegro de su nueva reapertura y les deseo muchísima suerte.
Gracias, Rosario
Inolvidables las comidas con mi amigo y aparejador del Servicio de Patrimonio Histórico Arquitectónico, Jesús Rioyo, tras las visitas de obra a Rioja Alavesa en nuestra misión para la conservación de ese Patrimonio. ¡Espero que algún día se pueda recuperar ese otro (real e igualmente relevante) tesoro perdido del menú que ofrecía la inolvidable Fonda Pachico!
Gracias, Juan Ignacio
Dos comentarios sobre la Fonda de Pachico. La primera histórica: Pío Baroja hace una descripción detallada de Laguardia en su novela El Aprendiz de Conspirador. Su personaje principal Avinareta, liberal, es perseguido por Carlistas en su viaje de Vitoria a Laguardia por el puerto de Herrera. Se refugia en Laguardia en el Parador del Vizcaíno, que se corresponde con La Fonda de Pachico, estamos hablando de 1810, y según Baroja dicha Fonda sería la más antigua del País Basco.
El segundo son mis recuerdos de la inolvidable Fonda. Lo primero recordar a Petra y Vitoriana haciendo puntilla en el cuarto oscuro que daba a la carretera. Los tíos Agustín y Angelito y los sobrinos Teodoro, Angelito y los gemelos. La Fonda de Pachico, ha marcado las estaciones del año en el pueblo. El verano comenzaba cuando llegaban los veraneantes y se hospedaban durante tres meses. Los Zacari, Zamacola, Miñaur, Urrutia, Echevarria ( pistolas Star ) y un sinfín de familias que se integraban con los lugareños. No voy a referirme a su excelente gastronomía y a su sala de Cine. Mi padre en la farmacia colgaba unos póster de las películas que se iban a exhibir. La Fonda de Pachico ha sido un emblema para Laguardia y un referente en mi vida. Mucha suerte Mariajosé y Luis Ángel en vuestro proyecto y muchas gracias por traernos esos tan entrañables recuerdos.
Muchas gracias, Francisco