“Mi única aspiración -escribe en el prólogo- es que cuando pasen unos años alguien pueda decir “Tiene mi abuela guardado un cuaderno que cuenta cosas antiguas de Laguardia”, como a mí me hubiera gustado tener”.
Decía el escritor Herman Hesse que “la mitad de la belleza depende del paisaje, y la otra mitad de la persona que la mira”. “Los paraísos más increíbles -añadía el escritor alemán- se pueden encontrar siempre en el rostro de las personas queridas”.
Mijangos explica el título de su libro recordando que la palabra “espigar” evoca para él la historia de más de una madre de familia de Laguardia que, con sus hijos pequeños, salía a los campos ya segados, en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, a recoger espigas que habían caído en tierra durante la siega o en el acarreo de la mies a la era”.
“Espiga a espiga, lentamente, con la cintura doblada y mirando al suelo para encontrar la espiga caída y perdida”, describe poéticamente. Así que él ahora ha espigado en su ordenador, también en los archivos de la Parroquia, el Obispado o la Provincia”.
El cuadro del francés Jean Francois Millet refleja bien a las mujeres espigadoras de Laguardia, y de muchas otras zonas rurales, que espigaban en los campos en los que, con anterioridad, los segadores habían recolectado la cosecha de cereales, para después separar el grano de la paja tras ser aventada con cribas.
Apenas 25 ejemplares…
“He escuchado historias, he leído algunas cosas de personas que saben mucho más que yo. A veces anotando dónde he encontrado la noticia o el recuerdo, pero no soy historiador, ni trato de demostrar que lo que escribo está documentado”, indica Antonio en otro párrafo del prólogo.
“Algunos de vosotros y vosotras también habréis recogido espigas de recuerdos. Escribidlas -anima a sus paisan@s-, y si no lo hacéis, contádmelas para que las guarde en mi baúl de la Historia de Laguardia”.
Leyendo sus espigas de recuerdos he llegado a preguntarme ¿por qué, a veces, lo imprescindible sobra y lo inolvidable se olvida? ¿Qué conocemos de nuestros pueblos? ¿Qué sabemos, en realidad, si se me apura, de nosotros mismos?
Antonio le quita importancia a las “espigas” recogidas y escritas, asegurando a los lectores de su libro que “ha sido una manera entretenida de pasar el tiempo, se sentirme útil en algo. Me lo he pasado bien, no puedo negarlo”.
De igual manera que le quita toda solemnidad al libro en sí mismo:
“Son fotocopias encuadernadas en una imprenta, Julio. Lo van a leer en el Blog Rioja Alavesa, y van a querer comprar libros que no tengo. De hecho, apenas si he sacado 25 ejemplares de fotocopias que he ido repartiendo gratuitamente por el pueblo, una de las cuales he guardado para ti. No hay más”.
Vivió 121 años, tuvo 42 hijos, y acabó siendo cura
El trabajo ha sido arduo, intenso, emocionante, resultando al final un total de CIEN las historias narradas en sus textos a lo largo de 347 páginas, en las que ha ido intercalando fotografías de Josemi Rodriguez, a quien agradece su generosidad.
Entre ellas llama la atención la que titula “1937, el año con menos bodas en los últimos cien años”, la de “Un jesuita de Laguardia entre los indios guaraníes”, aquella del que “Se cayó de lo alto de la torre y no se mató”, o la del que “Vivió 121 años, tuvo 42 hijos y se hizo cura a los 99 años”.
Pero hay más, muchas más: “El cura de Laguardia preso”, “Ejecución en Laguardia”, “La última guerra carlista”, “El Arca de la Misericordia”, “Los silencios de Laguardia”, “Te buscaré, Señor”, “Incorporación de Laguardia a Álava”, “La gripe española de 1918 en Laguardia” o, entre otras muchas, “La judería de Laguardia”.
Unas más curiosas o emocionantes que otras, algunas intensas, otras más ligeras, sorprendentes, con más o menos suspense… todas resultan al final interesantes, para leer despacio y no todas a la vez. Joyas de quien como Antonio ha sabido buscarlas, y descubrirlas con curiosidad -llámalo amor a su tierra-, y con su particular mirada.
El Arca de Misericordia
Por recoger una que toque el corazón solidario de la Comarca, podríamos contar brevemente en qué consistió “El Arca de Misericordia”, que se recoge en cinco páginas del libro.
“La actividad del ‘Arca’ consistía en otorgar préstamos en especie, trigo y semillas, a los agricultores pobres para que pudieran sembrar en noviembre y comer en invierno a cambio de un reducido interés en especie, pagadero en la cosecha de agosto”, según nos cuenta.
Esas «Arcas» fueron una necesidad imperiosa cuando a finales del siglo XV se padecieron diversas hambrunas a lo largo y ancho de Europa, fomentándose en todas partes iniciativas de ayuda mutua. La del Arca fue la iniciativa solidaria más extendida.
Acudiendo al origen de la “nuestra”, el Arca de Misericordia de Laguardia la fundaron el 30 de mayo de 1587 Francisco Sáez Samaniego y el vicario Hernán Martínez, entregando ambos al Arca cien fanegas de trigo cada uno.
Cien fanegas de trigo, como las Cien Historias y Recuerdos que Antonio Mijangos nos entrega ahora, como una flor, como una generosa y madura espiga, como una deliciosa copa de buen vino.
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¡Antonio Miijangos se merece una calle con su nombre en Laguardia! Es tan cercano, generoso, chistoso… continuamente echa mano de su filosofía cotidiana. ¡Es tan buena persona! Es una pena que el libro se quede únicamente en 25 ejemplares. Tenemos que idear otra forma para que el libro vea la luz y llegue a muchas más personas. Un abrazo enorme a Antonio y otro para ti, Julio.
Gracias, Carmen
¡Enhorabuena Antonio y muchas gracias! Sé lo duro que es escribir un libro y más con nuestras limitaciones personales. Es un acto «heroico», un acto de generosidad, de amor a nuestra gente. Por eso te doy las gracias aún antes de haberlo leído. Espero hacerlo pronto,.
Un fuerte abrazo.
Gracias, Miguel
¡Qué grande mi primo! y cómo le agradezco que haya incluido en el libro a mi madre y a mi.
¡Eskerrik asko, Antonio!
Milesker, Josemi
Espigando recuerdos que nos llegan calentitos, como un pan recién horneado. Sigo desde hace tiempo los comentarios de Antonio Mijangos en el Blog. Cada uno de ellos es una plegaria por Rioja Alavesa y los vitivinicultores. Leí dos o tres veces la conferencia que ofreció con el otro sacerdote a instancias del Blog. Mi enhorabuena por toda su vida de servicio. Zorionak, Antonio
Eskerrik asko, Begoña
Ninguna nueva obra nos va a descubrir la talla de Mijangos. Lo conocemos bien gracias al Blog, y nos felicitamos por contar con un ciudadano vasco de su valía. Una vez más nos muestra lo que palpita en su corazón. Zorionak, Antonio jauna, lagun maitegarria
Eskerrik asko, Antton
Me da mucha pena que solo haya editado 25 libros, porque me encantaría leerlo y releerlo. Vaya mi enhorabuena al autor. Gracias Antonio y Julio. Un saludo cariñoso ameno y cordial, Manolo.
Gracias, Manolo
Antonio, mi enhorabuena
Espero que esos 25 números, se multipliquen por 20, porque seguro que merece la pena.
No puede ser que tú obra solo quede aquí.
Espero que seamos capaces de que el libro tenga la difusión que seguro merece
Gracias, Fernando
No podemos pretender florecer si nos adueñamos antes de la historia que nos forjó y da gusto para gente como yo busca escarbar en la historia de Laguardia (mi nuevo hogar), encontrarse con investigaciones así. Felicitaciones por la publicación y espero conseguirla pronto!
Gracias, Gabriela
Amigo Antonio. Espero ser uno de los afortunados que pueda contar con algún ejemplar de esta limitada autoedición. Entonces, como en otra ocasión anterior, lo recensionaré para este blog y para otros medios. Espero no darte muchos dolores de cabeza si -como consecuencia de ello- recibes algunas peticiones. Creo que ya te vas acostumbrando…. Me alegro de que así sea. De momento, me ha interesado -y mucho- lo que resume Julio sobre el «Arca de la misericordia». Y supongo que el resto también, aunque -conociéndote un poco- el interés estará fundado en otros motivos vinculados a tu buen humor bañado de ironía, a tu sabiduría y sencillez y, en general, a tu bonhomía. Sé mejor, aunque lo tengas difícil, dada tu natural bondad.
Gracias, Jesús
Como dice Julio Flor, tantas veces lo imprescindible sobra y lo inolvidable se olvida. O no tenemos en cuenta lo fundamental del mundo, de nuestro país, nuestra nación, nuestro pueblo, incluso de nuestra familia. Como ese Arca de Misericordia. Debiera haber muchos Antonio Mijangos que nos contaran la historia con cercanía y esa consideración, situando el dedo en la llaga, pensando en los que sufren, en los humildes, en los pobres. ¿No es ese acaso el Evangelio de Jesús de Nazaret? Quiero ser siempre positiva, pero no ingenua. Olvidamos, claro que olvidamos. O no lo tenemos en cuenta. Y sí, como dice Julio, olvidamos lo que debiera ser inolvidable para vivir más conscientemente. Para tener en cuenta la vida. Lo que fuimos, lo que somos, lo que seremos.
Yo no digo que «olvidamos lo que debiera ser inolvidable para vivir más conscietemente», Clara. En realidad pienso que cuando no olvidamos lo fundamental de nuestras vidas, de nuestra sociedad, de nuestra Historia, tanto en lo social como en lo personal, es cuando vivimos más intensamente, más conscientemente. Es cuando paladeamos la vida en su extensión. Y estar vivos, como decía Agatha Chiristie, es una cosa tremenda.
Gracias, Clara.
Muchas gracias por tu libro!
Lo leeré con emoción y cariño.
Eskerrik asko !!
Eskerrik asko, Rafael
Otra joya más de Antonio para nuestro futuro. Estoy seguro que lo de los 25 ejemplares es una estrategia para conseguir que perduren en las casas de Laguardia por muchos años. Es un honor tener desde hace semanas uno de esos 25 en mi despacho, que sin duda irá a la biblioteca municipal para el disfrute de todos y todas. Una vez más eskerrik asko, Antonio.
Eskerrik asko, Raul
Muchas gracias, querido Antonio, por tu testimonio y por tu nueva contribución a la recuperación de la memoria de esa maravillosa comarca que es Rioja Alavesa.
Frente a los curas “paracaidistas”, Antonio representa la encarnación en su pueblo. Como dice el papa Francisco hacen falta curas que “huelan a oveja”. Que estén compartiendo las alegrías y tristezas de la gente. Como Antonio.
Me gustaría que el Ayuntamiento de Laguardia y la Diputación impulsen la publicación de este libro, porque ayudará a que las nuevas generaciones refuercen sus lazos de pertenencia a esa maravillosa y, en buena parte, desconocida Comarca.
Gracias, Javier