Se llamaban Miguel Pascual y Marcelino Larrieta. Pero siguen viviendo a través del vino de sus viñas, de la sangre vitícola que recorre las venas de su nieto Miguel Ángel, que posee como él nos cuenta “vinos sinceros” / “vinos que hablan”.
Si los vinos hablan, por qué no vamos a ser capaces de escuchar en las palabras de Miguel Ángel viejos vocablos, antiguas tareas, luchas colosales, junto a las zozobras y los sentires de siempre, tan fieramente humanos.
.- ¿De dónde llegaron tus abuelos, Miguel Ángel?
El abuelo materno, de nombre Marcelino Larrieta, vino de Orduña (Bizkaia). Trabajando en Rioja Alavesa conoció y se casó con la abuela, que era de Villabuena, llamada María Santos Txabarri. De esa unión nació mi madre.
El otro abuelo, Miguel Pascual, llegó de Urdiain (Navarra), y la abuela Purificación de Ameyugo (Burgos), el pueblo del pastor, dedicándose a elaborar vino, porque su tío Bautista tenía aquí bodega.
.- Así que cada cual llegó de la cercana lejanía para acabar regentando bodegas en Samaniego.
Mi padre y mi madre se casaron y trabajaron en la bodega de Marcelino, pero finalmente se quedaron con la de Miguel por cuestiones de herencia.
.- ¿Fue el vizcaíno Marcelino agricultor en Orduña?
Creo que no.
.- ¿Y el abuelo navarro de Urdiain?
Probablemente sería ganadero.
He comenzado la entrevista de Samaniego por el final, después de una conversación sincera en una mañana fría, en la que la niebla de la Comarca despertó arrullada en los brazos de la Sierra, recostada sobre el mar de viñas que la pueblan junto al asfalto.
Amanezco una vez más conduciendo mi coche sobre esta carretera, herida extraña de brea en una tierra que ha dado seres humanos prehistóricos que levantaron dólmenes, para que miles de años después llegaran los que plantaron en los yecos viñitas fabulosas.
Miguel Ángel Pascual Larrieta, apellidos que han dado nombre a la empresa familiar, es un trabajador en dos mundos importantes que hay que saber enlazar, las viñas del campo y el corazón de la bodega, donde él persigue con una ilusión desbordante la luz del vino.
Días atrás había saludado a Miguel Ángel y a su esposa Rosa Gómez de Segura en Bilbao, donde acudieron con una larga veintena de bodegas a presentar la nueva marca de ABRA. La A de Araba, o de Ardoa, símbolo de pertenencia e identidad.
“Hay que luchar por lo que te gusta”, me dice al encender la grabadora el nieto de Miguel Pascual y Marcelino Larrieta.
.- ¿Desde cuándo te gusta lo que haces?
Como tantos otros lo he vivido intensamente desde pequeño.
He pasado la vida entre viñas, haciendo vino, sin perder la sencillez y la tipicidad de la zona, porque hay que conservar lo que tenían los abuelos.
Aquellos vinos bonitos no fueron embotellados
.- ¿En quiénes estás pensando?
Los cuatro abuelos han trabajo mucho ganando muy poco. Si hablo de ellos, se llamaban Marcelino y Miguel. Los dos trabajaron el campo y las bodegas respectivas, vendiendo el vino a almacenistas. No embotellaron sus vinos bonitos, pues los vendían a granel a la Alhóndiga de Bilbao.
.- ¿Conociste a tus abuelos Marcelino y Miguel?
Tuve esa suerte. Hoy soy, a mis 61 años, la cuarta generación que hizo vino en la bodega de mi abuelo. Si bien ahora elaboramos los vinos en la nueva bodega.
.- En un principio te pusiste manos a la obra en la vieja bodega de tu abuelo y después recomenzaste en una bodega de nueva construcción.
Eso es. En 1989 trabajé en la bodega antigua de dos lagos y un calado para dos mil cántaras de vino. Una bodega maja, pero muy costosa de trabajar.
De la nueva bodega salió el primer vino joven en 1994.
.- Era de maceración carbónica, seguro.
Eso es, lo que no sabes es que fuimos premiados por ese primer vino en la IV Cata Nacional, en Tordesillas, con ese zarcillo de plata que tienes a tu lado. Antes habíamos presentado vinos en Francia e Italia.
Se trabaja mucho y cada vez se gana menos
.- ¿Qué aprendiste del padre y los abuelos?
Mi padre ha trabajado toda la vida en la viña, pero con bodega, que él no vendía la uva. Ahora tiene 91 años y te puede contar mil historias. En su día tuvieron la mala suerte de que un año murió un tío y ese año no hicieron vino, vendiendo la uva. Pero al año siguiente siguieron haciendo vino.
.- La primera etiqueta de la familia la pusiste tú en tus botellas.
La de aquel vino joven premiado en Tordesillas (Valladolid). Pero luego hacemos otros seis tipos de vino. Siete en total, como los siete pecados capitales.
.- ¿Qué dice tu padre de la crisis mundial del vino?
Le preocupa que se trabaje mucho y cada vez se gane menos. Hay que buscar dónde se le puede sacar un rendimiento superior al trabajo.
.- Le has enseñado la nueva marca de ABRA. Esa A con esa copita que sale de ella como si fuera un sarmiento.
Le ha gustado.
La A de Araba nos va a ayudar, pero…
.- ¿Qué le dices?
Que la calidad de Rioja Alavesa nos va a traer los clientes. La A nos va a ayudar, pero si no tuviéramos calidad por mucha A que le pongas al vino no te lo van a comprar. Lo importante es la calidad.
.- Te he visto y escuchado en un video de la bodega con tu esposa
Se llama Rosa Gómez de Segura. Es la presidenta de la asociación Samaniego in Wine.
.- ¿Es familiar de los Gómez de Segura de El Campillar?
Sí, donde los dos hermanos llevan la bodega.
.- En ese vídeo dices que tus vinos son sinceros.
Son sinceros porque tienen calidad. De otra manera no los sacaría al mercado. Es decir, antes de que el cliente los pruebe, tú tienes que estar seguro que llevas calidad.
«Sincero el vino / Sincero yo»
.- Entonces el sincero eres tú!
Los dos somos sinceros. El vino dispone de una trazabilidad, de tal manera que en todos los registros de ese vino tú has estado encima de ello. No puedes dejar que te lo manipule nadie, al igual que hacen los judíos con el vino “kosher” y sus normas, de tal manera que no dejan tocar el vino a nadie.
Eso lo puede hacer perfectamente un cristiano, controlando la calidad de principio a fin. Y si, por ejemplo, tienes que lavar un depósito has de ver quién lo lava y cómo queda.
.- ¿Cómo dirías que ha evolucionado tu bodega desde 1989, en estos 35 años?
Ha evolucionado bien porque hemos podido pagar todo lo que debíamos a los Bancos. Hemos conseguido que la empresa funcione.
.- Imagino que aquí habéis estado Rosa y tú dedicados a la empresa.
Los dos al 100% dedicados a ello. Rosa dejó su trabajo para ayudarme a mí, que trabajaba en seguros como secretaria de dirección. Lo dejó todo porque esta empresa la creamos juntos y era, no sé, era como una ilusión muy grande.
Presidente de ABRA entre 1993 y 1997
.- ¿Mantienes esa ilusión?
Sí. Lo que nos falta es algo más de seguridad viendo el panorama, si bien las bodegas familiares estamos bien agrupadas, que somos las que más estamos sufriendo la crisis. Si todos nos juntamos y nos ayudamos el problema va a ser menos grave.
.- Tú llevas asociado en ABRA desde que se fundó.
Así es. Llegué a ser presidente de ABRA durante cuatro años, de 1993 a 1997.
.- ¿Cuáles eran las preocupaciones de entonces?
En aquella época solicitamos la subzona Rioja Alavesa al Consejo Regulador. La solicité yo, y nos apoyaron todos los sindicatos de La Rioja y el grupo Provir, y se consiguió aprobar con el 25% de la Mesa del Consejo. Incluso los de La Rioja estaban muy contentos con ello.
.- Recuerdo aquel mapa de la contraetiqueta de las botellas de Rioja con las zonas de Rioja Alavesa, Rioja Alta y Rioja Baja. Pero eso desapareció.
Desapareció porque entró en colisión con un Mapa de Suelos que se hizo, siendo nosotros los que tenemos los suelos más ricos para la producción de uva.
«Hay que hacer de todo algo bonito»
.- El que elaboró Manuel Ruiz.
Correcto. Nosotros teníamos el “mejor coche”, si bien hay otros “coches” que no son tan buenos, pero que corren más. Nuestro suelo y nuestro clima está de nuestro lado. Otra cuestión es si hay o no hay Cultura del Vino entre la hostelería, que ahí creo que debíamos incidir mucho más.
.- Te conocí en uno de los actos que organizasteis las bodegas agrupadas en la asociación ‘Samaniego in Wine’. ¡Hay que intentarlo todo!
Por supuesto. Dando en las teclas del enoturismo, el pueblo, la gastronomía y la calidad de nuestros vinos, organizando experiencias conjuntas en Samanigo para que la gente nos tenga en cuenta y no nos olvide, juntando a todas las bodegas del pueblo. Hay que hacer de todo algo bonito.
.- Me decía el otro día Mikel Zeberio que le parece importante que los vinos hablen por sí mismos. ¿Hablan tus vinos?
Por supuesto que hablan. En las catas que hacemos yo no suelo hablar, me gusta que hablen los que lo prueben. Y después, si me preguntan, hablo yo. No me gusta dirigir a nadie, ni decirle lo que le tiene que gustar.
Vinos que dejan en la boca ‘sensación de suavidad’
.- ¿Qué es lo más interesante que has escuchado de quienes prueban tu vino por primera vez?
La sensación de suavidad que da en boca. Eso me ha gustado, que son vinos suaves. Y yo hago vinos complejos, reservas o vinos de autor. Y la gente dice “huy, qué suave!”. Esa palabra me gusta.
.- ¿Qué dice tu padre Poli de tus vinos?
Le gustan, pero ahora bebe poco, que con las medicinas ya no le dejan beber. Catar, cata muy bien. Pero nunca ha sido de beber mucho vino. En beber yo le he ganado a mi padre, jaja.
.- ¿En qué te ha ganado él?
En trabajar. Eran trabajos mucho más físicos y se levantaba siempre al amanecer, siempre de sol a sol, como los pastores. Pero está muy contento de todo lo que hemos hecho.
.- ¿Está la bodega en el mejor momento de su historia?
Está en un momento muy complicado, porque si haces un estudio de mercado te da todo negativo. Como decía el otro, “cómo voy a estudiar si en la universidad no hay profesores”. Yo sé de dónde vengo, pero no sé a dónde voy a llegar.
Oro para sus vinos en Burdeos y Bruselas
.- ¿En qué momento están tus vinos?
La clientela de mis vinos está en un 80% en el País Vasco. Estoy muy contento. Algunos van a nacional. Y otros pocos a exportación, a Estados Unidos, Inglaterra, y algo en Finlandia.
.- En cuanto a calidad, ¿estás haciendo los mejores vinos de tu vida?
Llevo cinco o seis años que los vinos nos han salido muy bien. Hemos obtenido bastantes medallas de oro y de plata en Burdeos y Bruselas. Tres de nuestros vinos han sido premiados en Vitoria, en Catavinum World Wine.
«Mi primera escuela fue mi padre»
.- ¿Cuál ha sido tu formación?
Mi primera escuela fue mi padre, luego hice electricidad y electrónica en Maestría Industrial, pero opté por modernizar y vender el vino con mi marca. Hice varios cursillos de Enología en Laguardia, cuando don Ernesto daba clases.
.- Cuarta generación elaborando vino en tu familia. ¿Hay relevo generacional en Pascual Larrieta?
Continuará con mi hijo Mikel, de 24 años, a quien le gusta el campo y el vino. Lleva un año ya trabajando con nosotros.
La ilusión que ha traído su hijo Mikel Pascual
.- Para vosotros ha sido importante la incorporación de Mikel.
Es muy importante porque de repente la ilusión es mayor al saber que hay alguien que viene detrás. Mikel hizo Dirección de Empresas durante tres años en Jesús Obrero, en Vitoria, donde yo estuve cinco años estudiando.
.- Os veo a tu hijo y a ti podando juntos, codo a codo, en poco tiempo.
Hay días que estamos los dos en la viña, y hay días que tenemos que estar en el ordenador y la oficina. Los autónomos tenemos muchas facetas, declarando todos los días lo que hacemos.
.- ¿Qué le dirías a la consejera de Agricultura, Amaia Barredo?
Lo que le dijo el otro día mi mujer, que hay que poner en contacto a los que empiezan en el campo con aquellos que están a punto de dejarlo. Porque si empiezan a vender viñas, a quemar vino y a tirar uvas al suelo, los que quieren empezar y luchar deberían estar en contacto con los que van a vender sus viñas, para que no venga uno grande y se lo lleve todo.
.- Son muchos los jóvenes que quieren seguir luchando.
Los Altún, los Valdelana, los Cañas…
Los chavales jóvenes que quieren luchar deberían estar en una mesa conjunta con los que lo van a dejar. Una mesa de encuentro entre los que se van y los que vienen. En las instituciones saben mejor que nosotros quién no tiene descendencia. Y quién teniéndola, sus hijos van a tomar otro camino.
.- Sin datos concretos, todo el mundo apunta que el relevo generacional es uno de los problemas de Rioja Alavesa.
Algunos sí tienen relevo. Mira los Altún en Baños. Mira los Valdelana en Elciego, o los Cañas en Villabuena y Samaniego… Pero sí, es verdad, muchos no tienen relevo ni en sus viñas ni en sus vinos.
– ¿Cómo es la competencia entre las bodegas pequeñas y familiares?
Desde el principio ha habido mucha competencia entre bodegas pequeñas. Incluso con gente que hace vinos mediocres. ¿Por qué? Porque los ponen a mitad de precio. “¡Pero si son vecinos nuestros, madre mía!”, decía yo cuando empecé en esto.
De otros pueblos vendían a la mitad de precio que yo sus botellas. “¿Pero esto es posible?”. Claro que lo era. Tuvimos que luchar haciendo un vino de gran calidad porque aquel siendo la mitad de barato que el tuyo entrará por precio, pero luego se irá por precio, porque va a venir otro más barato.
Así que echamos números y decidimos vender los vinos de una cantidad hacia arriba.
«Me quedo con Argia, mi vino de autor»
.- ¿De qué precio hacia arriba vendes hoy tus vinos?
Un vino joven de maceración carbónica ha de valer como poco 3 euros. Un crianza no puede bajar de 5 euros.
.- ¿Cuál es tu vino estrella?
El vino que más me gusta de mi bodega es el vino de maceración carbónica, pero de los vinos complejos que hago me quedo con el vino de autor, Argia.
.- Luz en castellano.
Iba para reserva, pero me sorprendieron tanto sus cualidades y la analítica, que salió mucho mejor de lo que yo quería… Pero con el ARGIA tenemos una relación muy especial.
.- ¿Especial, eh?
Sí, porque solo se hace cuando la calidad es superior, cuando entre el enólogo y yo, porque tengo un asesor y buen amigo de Haro, Fernando Salgado, valoramos el vino y éste supera de media el 9,5 sobre 10. O llega al 10. Un vino de autor no puede serlo con 8 puntos.
«Es la calidad la que manda en mí»
.- ¿Cuándo elaborasteis el Argia por última vez?
En diez años solo he sacado dos añadas. La última salió en 2020.
.- ¿Habrá Argia este año? ¿Habrá «Luz»?
Veremos, pero no creo. Entre Fernando Salgado y yo hacemos catas y hablamos, pero el seguimiento de los vinos los hago yo.
.- Estarás deseando que llegue una uva con una calidad tal que pida la luz de un Argia.
Ya te digo que lo hago sólo si están presentes las características que yo quiero. Así que si hago ese vino deseando que sea un Argia y al final no llega al nivel que le exijo, entonces ese vino saldrá como reserva.
Pero para que sea Argia tiene que llegar a una calidad muy alta, extrema.
El Argia del 20 lo he vendido aquí en Euskadi, con dos medallas de Oro, en Bruselas y en Burdeos. Es mi único vino con un nombre en euskera
.- ¡Qué bueno, Pascual Larrieta! / ¡Qué orgullosos estarían tus abuelos!
Es un vino muy especial, el que podemos hacer de vez en cuando, porque Julio, yo no mando en el vino, no, es él quien manda en mí. Se podría decir que la calidad manda en mí.
Pero sí, es bonito pensar que mis abuelos estarán contentos. Bai.
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Gracias Julio por adentrarnos en las raices familiares y en los orígenes de bodegueros que construyen su historia. Son registros de memoria convertidos en huellas del pasado. La familia Pascual Larrieta no pierde la ilusión de superar esta crisis vitivinícola. Como se dice en el artículo, «hay que hacer de todo algo bonito», sobre todo cuando hay relevo en Rioja Alavesa porque «hay sueños encarnados en vino que duermen bajo sólidos tejados». Feliz semana!
Gracias, Carmen
Lo haces bien, con detalles
Y creas ilusión
Millaesker Julio, un abrazo
Un abrazo, Miguel
El artículo bien envuelto en la entrevista es luz de periodismo. Es bello cómo Julio Flor nos mete en tan sencilla historia desde el primer párrafo. Para qué esperar. Me he sentido tan libre como atrapada.
Gracias, Dora
El vino Argia marca el nivel de calidad que se auto impone la bodega. Ese hecho ofrece garantía y toda la confianza del mundo. Entonces sabes que en esta bodega de Samaniego no te van a dar gato por liebre.
Gracias, Fermín
Como me ha ocurrido con otros reportajes leídos en este Blog, la narración de la historia es intachable además de emocionante y envolvente.
Chapeau!
Gracias, Héctor
Una entrevista sincera, natural, sabiendo y diciendo más de lo que puede parecer. Tanto Rosa como Miguel Angel, son dos personas como sus vinos: sinceros.
En la entrevista, hay frases de Miguel Angel que son rotundas, claras, que me han llegado muy dentro. Esto solo lo puede hacer una persona que conoce el sector, que lo analiza, que lo vive, y que cree en la cultura de la transmisión del conocimiento, de ahí la figura imprescindible de su padre.
Muchos ánimos Rosa y Miguel Angel.
Gracias, Fernando
Nunca había leído nada de la competencia entre pequeñas bodegas. Los que tiran los precios para vender botellas de vino haciendo daño a las demás. Tiene razón Pascual Larrieta. No hay fácil solución, pero tiene toda la razón del mundo.
Gracias, Leonor
Muy bueno lo que dice Miguel sobre la nueva marca de ABRA: «La A nos va a ayudar, pero si no tuviéramos calidad por mucha A que le pongas al vino no te lo van a comprar».
Destacar la gran idea de Julio de homenajear intensamente a los ancestros de la familia. Me ha hecho recordar a todos lo míos. Y volver a mirarlos emocionado en mi álbum familiar. Gracias infinitas!
Gracias, Juan
Amigo Miguel: Me gusta que recuerdes a los tuyos. Tu relación cariñosa con las generaciones anteriores. Yo repito muchas veces que nuestros muertos nos ayudan a vivir, a superarnos. Eres vinatero de vocación y este amor a la uva y al vino te ha ayudado a trabajar con ilusión, con dedicación e ideales de superación. Hablas de tus vinos como una madre habla de los hijos de los que se siente orgullosa. Yo los he probado y puedo certificar que lo que dices de vinos sinceros, suaves, que entran dentro y no se olvidan, es una verdad como la iglesia de Santa María de Laguardia. Tus vinos no necesitan palabras. Podrías decir a los que visitan tu bodega: primero prueba, seguirás probando y te quedarás sin palabras. Quiero añadir mi alegría porque tienes relevo y tu hijo toma el testigo, el que recibiste de tu padre, con la misma ilusión. No he mencionado a Rosa, pero sé que tu bodega es cosa de los dos.
Rosa y tú habéis compartido ilusión, trabajo, sacrificios, preocupaciones y alegrías aportando la misma vocación vitivinícola. Juntos estáis marcando un camino que merece que otros lo sigan. Un abrazo
Gracias, Antonio
Una triste realidad se cierne sobre el futuro de nuestro vino, que solo lo pueden salvar personas que como Miguel Ángel y Rosa tengan esa visión en su forma de trabajar desde la calidad y el cariño con el que realizan su trabajo.
Es terriblemente injusto que ese proceder no tenga el reconocimiento justo a su dedicación y amor a su tierra.
Aunque es muy esperanzador ver cómo las generaciones venideras (menos de las que quisiéramos), toman el relevo de sus progenitores siguiendo sus mismos argumentos de trabajo, cariño y calidad como rutina a seguir.
Gracias por esta preciosa entrevista, Julio, y un abrazo cariñoso para Rosa y Miguel Angel.
Que el recuerdo a los que nos dejaron os ayude a no desfallecer nunca.
Gracias, Jose Eduardo
Rosa, Miguel, qué buena descripción os hace. Me encanta
Gracias, Violeta