Ellos entienden que lo esencial en la vida no es el éxito de la perfección evaluada en un 100, sino entregarse a la luz de un proyecto armado con pasión, conocimientos y sensibilidad, a la búsqueda de su vino ideal. Al fin y al cabo el éxito de la cifra más alta como tal puede ser una debilidad moral de nuestra era.
Son cuatro pies bien asentados en la viña. Son dos cuerpos que no se duermen en los laureles de los reconocimientos obtenidos hasta ahora.
Desde sus cinco hectáreas propias, y siete a renta, con sus palabras cantamos al dios de las pequeñas cosas, a la sencillez que no ha claudicado ante la vanidad de los premios. Es un hecho notorio que la verdad se busca con humildad, como dijera el escritor vasco Miguel de Unamuno.
Es suficiente esta conversación con el Blog Rioja Alavesa para saber que lo suyo son más que palabras. Jose Gil y Vicky Fernández, de la bodega Vignerones de la Sonsierra, poseen la serena locura de perseguir su mejor vino con el preciado tesoro de la entrega total.
Nos hemos sentado a charlar en la parte alta de las viejas bodegas de San Vicente de la Sonsierra, en medio del silencio, con unas vistas excepcionales a la Sierra, junto a la cueva centenaria situada bajo la iglesia Santa María la Mayor, en cuyo calado duermen en barricas algunos de sus vinos, al lado de la vieja bodeguita donde empezara el ilustre enólogo Benjamín Romeo.
La charla dará para descorchar y catar dos vinos, un txakoli espumoso de Itziar Insausti Bentaldea, de Bakio, y su único vino blanco de 2022, aún sin nombre. A la luz de esos dos blancos fresquitos la mañana irá llenándose de vocablos sinceros, trenzados con los acentos personales de Vicky y Jose.
Recuerdos de la entrevista de 2021
.- De la conversación de hace tres años con vosotros recuerdo vuestra enorme ilusión. Decidme si permanece intacta.
Yo diría que ha aumentado -contesta Jose Gil-. En marzo estuvimos por primera vez en Londres, y ha sido increíble. Hemos viajado con nuestra hija, apoyando los dos al importador, recorriendo restaurantes. Todo eso es una motivación añadida.
.- ¿Qué pensamiento te has traído de Londres?
Joder, allí he pensando ¡qué zona tenemos!, me refiero a Rioja Alavesa Sonsierra, que llega con fuerza al mundo entero. Para mí sigue siendo un sueño estar trabajando en la viña y el vino, haciendo lo que tanto nos gusta.
“Diría que hace tres años -añade Vicky- se mezclaba en nosotros la ilusión y el miedo, por no decir el pánico, porque íbamos a saltar como al vacío con nuestra primera vendimia”.
.- Ese pánico a mí no me lo trasmitisteis como tal.
Vicky Fernández (V.F.): Es ahora cuando estamos más estabilizados como proyecto y sabemos muy bien lo que queremos.
Jose Gil (J.G.): Hemos contratado a un chaval del pueblo, Pablo Pangua, de San Vicente de la Sonsierra, hijo de viticultor, y estamos los tres encantados trabajando mano a mano.
Haciendo pueblo
.- Así que ahora sabéis «muy bien» lo que queréis. ¿Qué es lo que queréis?
V.F.: Queremos seguir haciendo pueblo y dedicándonos a esto de una manera humilde. Algún amigo nos dice de coña que dentro de poco “conduciremos un porche y tendremos una gran bodega”. No, no, nosotros buscamos tranquilidad.
J.G.: Buscamos cosas sencillas. Merendar aquí con los amigos, seguir con lo nuestro, las viñas, los vinos, disfrutar del pintxo-pote de los viernes…
.- Vitícolamente hablando, ¿cuáles han sido los cambios?
J.G.: Desde la cosecha de 2018 tenemos claro hacia dónde queremos ir con nuestros vinos, dándoles cada año una vuelta de tuerca más, cuidando más los detalles. Ahí hemos ido afinando.
V.F.: Sabemos cómo queremos llevar las viñas y con qué filosofía, sostenibilidad a tope, y en bodega ya hemos definido nuestros vinos. Y si no encajan con nosotros, esos vinos no llegarán al mercado.
J.G.: Lo nuestro es honestidad. No se trata de sacar un vino por querer ganar 10.000 euros más. Lo nuestro es mantener la calidad y el prestigio de esta zona.
Cuatro hectáreas y media a renta
.- La honesta filosofía de lo local.
V.F.: Nos queremos centrar en la Sonsierra, San Vicente y Labastida.
J.G.: Ahora hemos cogido cuatro hectáreas y media a renta de un señor de 90 años, Máximo Santamaría Quintana, que las quería vender a una bodega grande. El trato es llevarlas cinco años a renta.
.- Hace tres años teníais 5 hectáreas, y estabais dispuestos a comprar uva a viticultores de confianza.
V.F.: Ahora estamos en 12 hectáreas, si bien propias seguimos teniendo aquellas 5, y otras 7 a renta. Y sí, compramos algo de uva en Canoca y en Bardallo, para los vinos de paraje.
.- Entonces aspirabais a 80.000 botellas.
J.G.: Ahora con el blanco hemos elaborado 28.000 botellas en total. 80.000 botellas me parecen muchas ahora.
V.F.: Es difícil hablar de un número de botellas, porque eso lo va marcando el mercado. Ahora mismo 80.000 lo veo muy lejano.
J.G.: Nuestra cifra, como mucho, puede acercarse a 50.000 botellas al año, siempre que no nos lleve a descuidar todo lo de aquí, que a mí lo que más me gusta es estar en la viña.
«Crear la personalidad de nuestros vinos»
.- Lo vuestro es un tándem perfecto.
J.G.: Esta bodega es cosa de dos. A veces pienso que Vicky trabaja más que yo, ella lleva la niña, las facturas, está conmigo en el campo podando. Esto es un proyecto de los dos. La marca del vino es Jose Gil, pero tenemos otras marcas, como “Camino de Ribas”.
.- Hace tres años, Jose, me dijiste “somos la resistencia”, cuando estábamos aquí en este mismo calado.
J.G.: En Rioja Alavesa-Sonsierra están entrando las grandes bodegas, o bien las que están aquí compran viñas, así que seguimos peleando por lo nuestro, por crear la personalidad de nuestros vinos.
.- ¿Qué ha pasado en estos tres años, además de haber sido padres de vuestra hija Maia?
V.F.: Nos va muy bien, Julio. Cada vez mejor. Los vinos están cada vez más afinados. Hemos sido capaces de interpretar mejor cada añada. Y a pesar de que tengamos todo el vino vendido, que haya más demanda de nuestros vinos que lo que tenemos, nos gusta vivir con los pies asentados en el suelo.
J.G.: Nosotros no nos vamos a olvidar de nuestros orígenes, ni de las personas que nos han ayudado.
Los 98 puntos Parker de este año
.- ¿Qué cambios ha habido?
V.F.: A nivel personal hemos sido padres, hemos madurado algo más, jaja, nos hemos comprado una casita que estamos preparando para irnos a vivir.
La idea es trasladar la bodega a San Vicente, en un pabellón sin más pretensiones, pues ahora estamos de alquiler en Briones.
.- Luis Gutiérrez os ha dado 98 puntos “Parker”. ¿Qué supone para vosotros?
J.G.: Pensamos que nuestros mejores vinos están por llegar.
V.F.: Cada vez que obtenemos puntuaciones como ésa, recibimos muchas llamadas o mensajes diciendo “quiero ese vino!”, y los vinos vuelan de los lugares donde están. Hay mucha gente que es de vinos con puntuaciones altas. Yo estoy orgullosa de todos nuestros vinos, pero el que se ha llevado 98 no es para mí el mejor vino.
J.G.: La de Luis Gutiérrez es una opinión, pero hay otras. Si bien te digo que la labor de Luis en toda España ha conseguido que muchos proyectos pequeños tengan vida. Nosotros le estamos muy agradecidos. Pero son opiniones, como la de Tim Atkin, que unas veces te puntúa más y otras menos.
Elaborar ‘vinos con distinción’
.- ¿Qué le dices a Jose cuando llegan esas puntuaciones tan altas?
V.F.: Le digo que no somos conscientes de lo rápido que ha pasado todo esto para nosotros. Cuando le conocí a Jose su sueño era ser uno de los grandes elaboradores de Rioja.
J.G.: No lo decía en plan glamour, sino por hacer vinos de distinción. Nosotros tenemos pocos recursos, pero eso agudiza el ingenio.
V.F.: Le digo que nos hemos acercado a su sueño, porque mucha gente nos tiene como referencia de Rioja siendo tan pequeños como somos, y con esos pocos recursos, a pesar de lo cual hemos pasado de 6000 a 28.000 botellas.
.- ¿Cuál es el “secreto”?
J.G.: Hemos metido mejores uvas, hemos cogido a renta mejores viñedos, los hemos trabajado con amor, con energía… que eso también se nota en los vinos.
«Dedicados 100% a nuestro proyecto»
.- ¿Todo empezó a iros de maravilla cuando Tim Atkin subió al «podio» a Jose Gil como Joven Bodeguero del Año 2021?
J.G.: Para mí lo fundamental es cuando Vicky y yo nos juntamos, nos casamos, y decidimos luchar juntos por este proyecto. Eso lo cambió todo, como les pasó a Abel Mendoza y a Maite.
V.F.: Otro punto de inflexión fue cuando nos marchamos de la bodega familiar de su padre y su tío, para hacer las cosas con total libertad. Ya le decía a Jose que no se podía estar en misa y en la procesión a la vez.
J.G.: Teníamos que dedicarnos 100% a nuestro proyecto. Estaba claro.
V.F.: Si no me hubieses conocido, igual no hubieras dado ese paso para tu independencia.
J.G.: Bueno, no sabemos.
Pasión en Jose / Racionalidad en Vicky
.- Jajaja. El azar juega un papel importante en la vida.
J.G.: De los dos, yo soy el más pasional. Y Vicky es más racional. Lo cual está muy bien.
.- ¿Qué tiene el mundo del vino?
J.G.: Yo estoy viviendo un sueño.
V.F.: Es como te lo tomes tú, porque hay gente que siempre está buscando más, y más, y más. Yo soy feliz abriendo la puerta de mi casa y que entre la naturaleza. Soy feliz, aunque en este negocio hay mil quebraderos de cabeza.
.- ¿Cómo es eso de tener todo el vino vendido?
J.G.: Da paz y, a la vez, nos mete una gran presión. Hay que mantener la calidad y luego dedicarse a repartirlo bien por el mundo, sin olvidarse de un restaurante o una pequeña tienda.
V.F.: En La Rioja seguimos siendo nosotros los distribuidores de nuestro vino. En Vitoria también. Para Bizkaia y Gipuzkoa tenemos un distribuidor. Respecto a otros países, estamos en Estados Unidos, Reino Unido, Bélgica, Inglaterra…
El papel de «Martes of Wine»
.- ¿Qué papel está jugando “Martes of Wine” en vuestro proyecto y en el de los pequeños elaboradores con una gran calidad?
V.F.: Empezó siendo un grupo de amigos catando vinos a ciegas todos los martes.
Hoy en algunos sitios nos ven como un referente de jóvenes viñerones que se han unido para compartir información e ideas.
.- Tengo la sensación de que cada año echáis más leña a la caldera de los sueños.
J.G.: No paramos, eso es verdad. A nivel personal y a nivel de grupo.
V.F.: Ahora queremos hacer un evento en Madrid, pensando que el éxito de uno del grupo es el éxito de todos.
.- ¿Y a partir de ahora qué?
J.G.: A partir de ahora más leña al sueño.
.- ¿Qué me decís de otros vinos?
J.G.: Me gustan los vinos de mis compañeros de Martes of Wine. Y me encantan los vinos de Oxer. Su Kalamity es espectacular.
V.F.: Me da pena que no me los puedo comprar por los caros que son, jaja.
Un impulso que viene de muy adentro
.- ¿Trabajáis, en parte, por la valoración de los Master of Wine del planeta, por lo que digan los famosos prescriptores del mundo del vino?
J.G.: Su valoración ayuda, pero mi impulso surge de adentro, y como inspiración tengo las visitas que hemos hecho a artesanos del vino. Gente como María Teresa Mascarello en Piamonte, que no hacen más de 25.000 o 30.000 botellas con un equipo pequeño.
V.F.: Es cierto que no trabajamos para los prescriptores. De hecho no subimos ninguna puntuación, ni la utilizamos como argumento de venta. Lo que vende es una filosofía.
.- ¿No tenéis una página web donde destacar las puntuaciones que os han dado Tim Atkin o Luis Gutiérrez?
V.F.: No, porque no tenemos ni página web. A veces le digo a Jose que queremos sonar tan humildes que sonamos un poco soberbios. Nosotros agradecemos las buenas puntuaciones de Atkin o Gutiérrez, y me gusta dar las gracias a quien reconoce nuestro trabajo.
Las puntuaciones nos han ayudado. Pero también es verdad que ahora mismo no perseguimos las puntuaciones, ni las buscamos.
Reinventarse añada tras añada
.- ¿Alguno de vuestros vinos se merece un cien?
V.F.: No creo que seamos merecedores de 100 puntos ahora mismo.
J.G.: Yo tampoco lo creo, ni de 98 puntos.
V.F.: Tenemos cosas en la cabeza que queremos hacer y que todavía no nos lo podemos permitir. Esos puntos llegarán, si llegan algún día, cuando ya estemos a ese nivel, no al de ahora.
.- ¡Cómo no te vas a merecer los 98, Jose!
J.G.: Nuestros mejores vinos están por llegar, si bien el vino perfecto no va a llegar nunca. Lo que sí queremos es reinventarnos para mejorar añada a añada.
.- Esa actitud es un motor para la vida, y en vuestro caso para elaborar mejores vinos.
V.F.: No dejamos de darle al coco. Y no porque hayamos vendido toda nuestra producción ya nos quedamos dormidos en los laureles. No. “¿En qué más podemos afinar?”, nos preguntamos una y otra vez.
J.G.: Sin mirarnos el ombligo, visitando a otros productores que hacen grandes vinos en otras zonas. Con la actitud de ser una esponja, y escuchar. Porque tengo amigos viticultores que no escuchan. “Y yo, y yo, y yo”. A mí me gusta escuchar, y comparar. Y hacer.
Quitar a los vinos el «ruido» de fondo
.- ¿Vicky, qué quieres decir con “afinar”?
Con la añada 20 Jose vino a casa con una botella para ver cómo iba. Y la catamos en casa. “Lo noto muy bueno, le dije, frutal… pero creo que todavía nos queda afinar y quitar ruido de fondo”. “Quiero oler como aquel que probamos, ¿te acuerdas? ¡Aquel olor, aquel aroma!”.
.- Sois entonces vuestros mayores críticos.
V.F.: Claro. “Hay que quitar -le dije a Jose- algo de golosidad”. “De acuerdo”, me dijo él, “vamos a quitar algo de esa golosidad metiendo más raspón, que haya más terruño”.
J.G.: Cuando tú pones cordero para comer, si te parece demasiado empalagoso, tomas algo de verde. O como cuando comes una fruta muy dulce, y al acercarte al hueso tiene un mayor frescor, con algo más de acidez.
.- Se entiende lo que queréis decir.
J.G.: Es como un grupo de música que suena bien, pero donde hay que quitar esos ruidos de fondo, o donde la música tiene que sonar limpia.
«El 100 llegará… si llega, eh!»
.- Y todo esto, y mucho más, no lo hacéis para conseguir el 100, sino porque tenéis un vino ideal en vuestras cabezas.
J.G.: Exacto. El 100 llegará como resultado de un trabajo de muchísimos años, de experiencias, de equivocaciones, de agachar la cabeza y decir «hay que seguir intentándolo el próximo año». El 100 llegará… si llega, eh! Ese 100 soñado, o no soñado, llegará, o no llegará. Pero nosotros vamos a la búsqueda de nuestro vino ideal.
.- ¿Buscáis o no buscáis el 100?
V.F.: No buscamos el 100, no. Buscamos “ese vino”, el vino que nos representa.
.- Ese vino puede que no sea nunca un 100, aunque se le aproxime.
J.G.: Es el espíritu de perseguirlo lo que nunca queremos perder.
La «piedra» que sostiene la bóveda
.- Diría que lo que acabas de decir es la clave, Jose, como la piedra que sostiene el arco, la bóveda.
Nosotros somos amantes del vino y consumimos mucho vino… y nos juntamos con gente que es tan amante del vino como nosotros.
.- Os lo pregunto a los dos: ¿Es un 100 soñado / o es un vino soñado lo que perseguís?
J.G.: Es un vino soñado.
V.F.: ¡Es un vino soñado! ¿El 100 para qué?
J.G.: No sé si lo conseguiremos. Pero buscamos ese vino, nuestro vino, lo deseamos.
.- ¿Y no pasa nada si luego vuestro vino soñado no es un 100? Si es vuestro vino soñado, ¡ya está!
J.G.: Conocemos productores de España a quienes no les han dado un 100 por la que consideran su mejor añada. Ya les habían dado un 100 por una añada anterior, pero luego te cuentan que la nueva añada es la mejor.
V.F.: A nosotros nos gusta más la nuestra del 22 que la 21, pero Luis ha puntuado mejor la 21, cuando nosotros hemos afinado más con la 22, interpretando mejor ese año que el anterior.
Madre mía, qué pasión
.- ¿Cuántas referencias tenéis a día de hoy?
Cinco tintos y el blanco, que aún no ha salido al mercado, ya que saldrán 600 botellas este año 2024, de la añada 21, 100% Viura. Pero ese blanco no es el blanco que soñamos, aunque con lo conseguido merece salir a la venta. Le hemos querido llamar Maia Gil, como a nuestra hija, pero hemos tenido problemas con otra bodega, cuyo vino se llama Lar de Maia, así que…
.- Te felicito Vicky, porque has aprendido mucho en estos tres años.
Qué remedio, jaja. Recuerdo los trabajos de la vendimia del 21, que estaba embarazada de cinco meses y arreaba con la navarra Leire, las dos delante en la renque, “Pero vamos, chicos”, les decía. Y los chavales diciendo “madre mía, qué calor”.
.- Madre mía, qué pasión, jajaja.
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Con los cuatro pies en la viña y la cabeza muy bien amueblada. Esta juventud da gusto, moverán montañas.
Gracias, Estibaliz
¿Quien dice o cuestiona la fuerza de nuestra juventud? La ilusión y empeño de esta joven pareja es pura energía para impulsar su sueño y el futuro del mundo del vino. Todos saldremos ganando, Rioja Alavesa-Euskadi, y la Sonsierra-La Rioja. El resto escuchará la música que tocan
Gracias, Rafael
Se trata de crear tu propio mundo, de fabricarlo, crear peldaños que te suban…;
Aupa Jose eta Vicki, a mi también me gusta lo que hacéis. Un abrazo desde mi casa😘
Eskerrik asko, Oxer
La ilusión y la pasión de esta joven pareja por conseguir su sueño es ya una realidad y seguro que lo mejor está por llegar, como ellos dicen. Ánimo y a seguir cosechando más éxitos con los vinos propios. Zoriooooonak!
Eskerrik asko, Carmen
Suena bien la música de las palabras de José y Vicky. Hay pensamiento propio y una hoja de ruta clara para seguir navegando. Su ilusión se suma a su criterio, tan ilusionante es que se contagia. Enhorabuena!
Gracias, Garazi
Adelante con los faroles, vitivinicultores artesanos. Si vuestro vino es tan bueno como vuestro relato, yo también lo quiero. No porque tenga 98 puntos Parker, sino sencillamente porque no se os ha subido a la cabeza. Por vuestros pies desnudos sobre la tierra. Sencillamente por eso
Gracias, Lea
Me recuerdan aquella canción de Silvio Rodríguez:
No hacen falta alas
para hacer un sueño.
Basta con las manos,
basta con el pecho,
basta con las piernas
y con el empeño.
Brindo por ese empeño.
Gracias, Daniela
Da gusto ver la evolución de este proyecto, sólido, con muy buena base y mejorando cada día. Son referentes y el mejor ejemplo para los que empiezan con cuatro uvas y toda la pasión del mundo. Porque sin pasión y lucha no se pasa del primer escalón
Orgullosa de vosotros! Aúpa chicos!
Gracias, Elena