“No se ve alegría en el campo”, asegura Patxi García Ruiz, viticultor de Samaniego que lleva sus cuidadas uvas a Bodegas Baigorri. Junto a él se encuentra el director técnico de la bodega Simón Arina Robles, que exhibe un optimismo a prueba de bomba.
¿Dónde te lleva el amor por el vino? En Bodegas Baigorri el enólogo navarro Simón Arina juega un papel fundamental que va más allá de la elaboración de los vinos.
Treinta personas se encargan del campo, la bodega, las relaciones públicas, el marketing… Por aquí pasan al año 35.000 enoturistas, sirviendo 15.000 comidas en el restaurante de la bodega.
Su conocimiento del viñedo le lleva a cantar el Tempranillo de la Comarca después de haber elaborado vino con esa variedad en Sudáfrica o Australia, o de participar en un Symposium sobre el Tempranillo en Texas…
“No tienen nada que ver con nuestro Tempranillo. No se comportan igual. El nuestro es único e inigualable», mantiene su loa quien está casado con la enóloga brasileña Juliana Amaral.
“Aquí tenemos Historia, Viña, Bodegas, Arquitectura, Paisaje… Hay que creer más en lo nuestro, y luego salir y contarlo al mundo”.
Simón presenta Baigorri como una embajada del vino, y lo dice él, que se encarga del campo, la elaboración de los vinos, la innovación o los viajes por el mundo para delimitar con suma ilusión el hecho diferencial que palpita en la bodega.
A sus 52 años, en su vida hay un referente fundamental, su aita y primer maestro Paulino Arina, que se mantiene vivo y muy despierto a sus 95 años, leyendo todos los días el periódico.
En lo que a esta entrevista se refiere, nunca antes el Blog, hablando del arranque o no arranque de viñas, realizó una pregunta tan directa: “¿Alguna de vuestras viñas de Samaniego merece ser arrancada?”
De Viana al mundo hasta llegar a Samaniego
De una familia de vitivinicultores de Viana, que le traspasó un sentimiento profundo por el vino, ya en su adolescencia, antes de hacer Agrónomos en Pamplona y Enología en Logroño alguien le hubiera podido preguntar ¿dónde te llevará el amor por el vino?
Arina, que significa ligero, veloz, apellido originario de Santa Cruz de Campezo, en Álava, ha caminado por Sudáfrica, la península ibérica o Australia, haciendo y deshaciendo actualmente los caminos de la vitivinicultura entre Viana y Samaniego, llegando al tuétano de la viña, al corazón del vino, afirmando rotundo que «el mejor vino del mundo está aquí».
.- Naciste en una familia de viticultores navarros, de Viana.
Un pueblito de 4000 habitantes.
.- Menudo “pueblito”, Viana!
Con título de ciudad, con 1.500 hectáreas de viñedo de la DO Rioja, que seremos el 9º o 10º pueblo en superficie vitícola de toda la Denominación.
Agrónomos en Pamplona / Enología en Logroño
.- ¿Cuántas hectáreas de viñedo tenía tu familia?
Nada, nosotros éramos pequeñitos, no llegábamos a las 4 hectáreas. Era lo habitual en la zona. Aquellas eran las cuatro hectáreas de Paulino, mi padre.
.- ¿Cómo se las apañaba para sacar adelante a la familia?
Mi padre Paulino, que hoy tiene 95 años, y todos los días lee el periódico, con una memoria prodigiosa, se ha dedicado laboralmente a otras cosas, además de a las viñas los fines de semana, y a sus olivos, que ambos eran un complemento… Algo que prácticamente ya ha desaparecido.
.- Tú naciste en esa familia con vocación de campo.
Somos tres hermanos, mi hermano mayor, mi hermana y yo.
.- Tú el pequeño de los Arina Robles.
Yo hice Agrónomos en Pamplona, y luego la licenciatura de Enología en Logroño, cuando ya estaba trabajando en el sector.
Dos litros diarios por persona, incluso tres
.- ¿Qué pasó para que te dedicaras a este mundo del vino?
Lo hemos mamado en casa, donde siempre nos hacíamos un poquito de vino para el año. Por entonces bebíamos una media de dos litros diarios de vino por persona… Pero esa generación casi ha desparecido. Aquella pasión, aquel amor por el vino me ha traído hasta donde estoy.
.- Te imagino con tu padre Paulino en el campo.
Siempre he ido con mi padre al campo. Le ayudábamos los fines de semana… Era otra manera de entender la vida, cuando hoy los fines de semana son sagrados.
.- ¿Qué fue de aquellas cuatro hectáreas?
Las mantengo y las hice crecer. Hoy estamos cerca de las ocho hectáreas.
.- ¿Qué pasa con esa uva vuestra de las viñas de la ciudad de Viana?
La llevamos a otra bodega, que estamos lejos de Baigorri, a casi 40 kilómetros de Samaniego.
En la Cooperativa, y luego en La Navarra
Mi primer trabajo fue en la Cooperativa de Nuestra Señora de Vico, en Arnedo. Fue una sorpresa cuando me dijeron: “ale, toma, cinco millones de kilos de uva”. Eso fue hace 26 años. El golpe fue espectacular. Salió todo bien, llevando a cabo dos cosechas.
.- ¿Qué aprendiste en Arnedo?
A ver lo que son las grandes producciones, cuando yo venía de un concepto más familiar de hacer tu vinito, tus 300, o 600 litros al año. No tiene nada que ver. Tuve la suerte de encontrar aquel trabajo, que me hizo espabilar.
.- Terminaste por entonces la Enología en Logroño.
De allí me cambié al grupo La Navarra como director técnico, famoso por el pacharán La Navarra, teniendo otras bodegas como Señorío de Andión, Homenaje y el proyecto que iniciábamos en Toro.
.- ¿De cuántas hectáreas eras responsable entonces?
De 1.200 hectáreas.
Viñedos de 30 hectáreas en Toro
.- ¡Cómo! Casi tantas como las que había en todo Viana…
Fue una locura porque eran plantaciones de 30 hectáreas, controlando las cuadrillas de campo, legalización de pozos y de fincas para la plantación…
.- ¿Cuántos años estuviste en La Navarra?
Un año… porque fue entonces cuando empecé la colaboración con la propiedad de Baigorri.
.- Trabajaste para el fundador de Bodegas Baigorri.
Sí, Jesús Baigorri. Sería el año 1998-99. Estuvimos tres años, hasta que en el 2002 terminó la obra, diciéndome: “Simón, vente conmigo y toma la dirección técnica de la bodega”.
.- Tú hiciste la primera elaboración de Baigorri, claro.
En el 2002, de la primera cosecha de vino… 290.000 kilos de uva. Lo recuerdo perfectamente, llenando como primer depósito el 8B, que está ahí abajo.
De Jesús Baigorri a Pedro Martínez
.- ¿Qué diferencia ves entre aquella cooperativa, La Navarra y los comienzos en Baigorri, en Samaniego?
La diferencia es brutal. Aquí empezamos realizando un trabajo muy fuerte en campo, seleccionando viñas para la calidad que nosotros necesitábamos. Jesús había comprado dos hectáreas alrededor de la bodega.
Inicialmente la bodega no tenía más viñedo en propiedad. Contábamos con viticultores colaboradores que siguen hoy con nosotros, pero en el 2007 se da una visión estilo Chateau con la entrada de Pedro Martínez como propietario.
.- ¿Cambiaron mucho las cosas al llegar Pedro Martínez?
La vida comercial de esta bodega nace con él.
.- ¿Qué recuerdo guardas de Jesús Baigorri?
Jesús era una persona peculiar. Para mí fue un visionario. Tenía una empresa de viajes, Amalur. Su padre era vitivinicultor en una pequeña bodega de cosechero que tenían en Villabuena.
Los tres hijos salieron fuera a estudiar, que luego fue José Baigorri director de la Casa del Vino, siendo Jesús el que se queda con la bodega de Villabuena. El suyo era vino de cosechero que no pasaba por barrica, dejando la crianza en aquellos lagos de cemento.
Una gran obra… sin director de obra
.- ¿Le cambiaste la mirada?
En el año 2001 metimos en la bodega de Villabuena 200 barricas para probar y ver la evolución de un vino joven.
.- Empezaste en Villabuena, entonces…
Sí, aunque no estaba contratado al 100%. Era asesor por entonces.
.- Mientras, se estaba haciendo la formidable obra de la bodega en Samaniego.
Que por cierto no hubo director de obra. Al final aquel trabajo nos lo comimos los de la casa, Jesús Baigorri, un agricultor de por aquí, Jesús Mari, y yo.
.– El arquitecto fue Iñaki Azpiazu.
Fue él quien nos trasmitió el volumen y la dimensión de lo que hoy vemos. Su proyecto busca trabajar con la gravedad, y, sobre todo, un proyecto en el que se muestra cómo se hace vino.
Recuerdo que cuando ibas a un Chateau el vino era algo místico, pues nadie te enseñaba la bodega. Algo secreto. Y aquí pensamos todo lo contrario, queriendo dar a conocer la manera de trabajar.
La primera gran crisis de 2007
.- Te preocupaste, imagino, cuando supiste que la bodega se vendía a un nuevo propietario.
Todos nos preocupamos, pero cuando hablé con Pedro comprobé que coincidíamos plenamente. Hubiera sido un desastre ser adquiridos por un grupo grande que solo quiere volumen.
.- ¿Qué Pedro te encontraste?
Pedro es un hombre que tiene mucho mundo. Para empezar empezamos a comprar más viñedo en propiedad, con la incertidumbre de aquellos años, que en 2007 llegó la primera gran crisis del siglo XXI. Luego vinieron el Brexit, los Aranceles de Trump, el COVID y ahora la merma en los consumos del vino.
.- ¿Cómo han sido estos 17 años en Baigorri?
Se ha profesionalizado todo muchísimo. Se han implantado normas de sostenibilidad, tenemos más de 110 comerciales en España, y desde hace años tenemos un departamento de exportación, con lo que eso implica, exportando a 37 países.
Antes teníamos dos relaciones públicas que ahora son cinco. Tenemos cerca de 35.000 visitas al año, dando 15.000 comidas en el restaurante de la bodega.
.- ¿Cuántos productores de uva impulsan Baigorri?
Trabajamos con vinos de municipio, de pueblo, con cuatro productores de uva de Samaniego. En San Vicente tres más, y en zonas concretas de Garnacha y Graciano, tenemos otros tres.
Entre doce y quince productores de uva
Entre 12 y 15 agricultores en total, que algunos se van jubilando, y lo que estamos haciendo es comprarles las viñas… porque no hay relevo.
.- Vais camino de contar con…
Tenemos 30 hectáreas propias, con contratos firmados de compromiso. La idea es llegar a unas 100 hectáreas en propiedad. Lo que supone, para este año, con los bajos rendimientos, unos 500.000 kilos.
.- ¿Cómo se lleva una nave como ésta?
Es un reto diario. Al final son muchas las cosas que me tocan: la elaboración del vino, el apoyo comercial, con muchos viajes, también me responsabilizo del viñedo… lo que es una suerte, pues todos los días son diferentes para mí.
Acabamos de pasar la época de vendimia, ahora viene la elaboración, luego viene una sesión de burocracia, después coordinar los grupos de poda y tratamiento, además de los viajes…
.- ¿Dónde viajarás próximamente?
Pronto marcharé a Bélgica con el importador, luego a Suecia, y más adelante a Guatemala y México.
El terremoto de la crisis del vino
.- ¿Cuál es tu época preferida de trabajo?
Es una locura lo que te voy a decir, porque dormimos menos que nunca, pero me encanta la vendimia. Llevo 22 cosechas y no hay una vendimia igual a la otra.
Este año hemos visto que los índices de maduración estaban antes en la zona alta que en la zona baja. Ves cosas y aprendes. Cada año es una guerra distinta. Esto me mantiene más despierto aún.
.- Le imagino a Pedro Martínez al tanto día a día de lo que pasa en Baigorri.
Todos los días hablamos. Me deja hacer, pero le gusta saber de primera mano todo lo que hacemos. Está muy metido en lo que hace cada uno, lo cual es así desde el primer día.
.- ¿Cómo estás viviendo el ‘terremoto’ global de la crisis en el mundo del vino?
Soy optimista por naturaleza. Llevamos sorteando las crisis desde los años 70. No hay la misma alegría que antes, pero te diré que en Rioja Alavesa no lo hemos notado tanto hasta hace unos meses porque es una zona privilegiada. Creo que todo esto es una evolución y un aprendizaje.
Lo que es determinante es ¿cómo va a ir esta evolución? ¿Y qué tenemos que hacer para no perder la comba para mantener a estos pueblos con vida?
La historia del valle de Codés
.- ¿Tienes alguna respuesta a esa buena pregunta, Simón?
Siempre pongo como ejemplo a los pueblos que están detrás del pico del León Dormido. Allí se encuentra el valle de Codés. En su día se les dio la opción de pertenecer a la DO Rioja, pero no quisieron, porque por entonces ganaban 5 pesetas más en Navarra que en Rioja. Solo Bargota entró en la DO.
.- ¿Y qué pasó en Codés?
Que la gente ha abandonado el valle, es increíble, quedando los pueblos vacíos, marchando la gente a Pamplona o a Vitoria; pero sin embargo en Bargota tú ves casas nuevas, o arregladas, con mucha vida.
En el valle de Codés se arrancaron las viñas. Aquello es una valle vacío. En 1911, Aguilar de Codés tenía 1.200 habitantes, cuando ahora tiene 180. Samaniego tenía 500 habitantes, y ahora tiene 300.
.- ¿Cuál es tu conclusión?
Que tenemos que estar muy agradecidos a la viña y al vino.
No niego la realidad, porque no soy un loco. Sé que tenemos que tomar medidas… pero para mí arrancar viñas no es la solución. Serán las bodegas las que tengan que demandar la tipología de vinos que quieren hacer.
Innovar con diferentes proyectos…
.- Antes me has hablado de innovar. ¿Cómo?
Hoy precisamente estamos grabando en Baigorri un reportaje en bodega con Tecnalia en el que estamos haciendo infusiones de hojas de Tempranillo, Viura… con resultados muy interesantes. Es un ejemplo.
¿Qué podemos hacer con todos los subproductos que se generan, sean sarmientos para la industria farmacéutica, o con el raspón para los animales, o con los excedentes de uva?
.- ¿Cómo han evolucionado vuestros vinos?
Cuando llegué los vinos estaban en 11,5º de alcohol, cuando ahora estamos en 14,5º de media. En esta zona se ha notado el cambio climático. Para hacer hoy medio millón de litros de vino estamos ya con 14 referencias. Y con distintos modelos de elaboración
Estamos en el mejor momento de nuestra historia.
.- ¿Cómo ves la Comarca?
Veo un hilo de esperanza, que es el que hace luchar a la Comarca entera. Echo de menos la transmisión del conocimiento de lo que se hace. En ese sentido me dan envidia Italia y Francia. Hay que buscar los canales adecuados para transmitir lo que hacemos.
«El mejor vino del mundo está aquí»
.- ¿Qué te ha parecido la iniciativa del icono de ABRA para llegar mejor a los consumidores más cercanos?
Bien, pero la lucha está a nivel internacional. Nosotros tenemos que abrir más las miras.
.- ¿Qué les vas a contar a los belgas, suecos, guatemaltecos y mejicanos?
Les cuento por qué nuestros vinos son distintos, luego catamos los vinos y el valor añadido viene de toda esa transmisión.
.- ¿Qué les dices de Rioja Alavesa?
Les digo que el mejor vino del mundo está aquí. No les cuento una película que no me creo. Para mí es así. He tenido la suerte de elaborar Tempranillos en Sudáfrica, también en Australia, y he catado muchos Tempranillos de otras zonas de España… te sorprendería la cantidad de Tempranillos que hay a nivel mundial.
.- Pero…
Tenemos la suerte de tener el mejor Tempranillo del mundo. Insisto en esto. La acidez, el color, el sabor… Los aromas de esta zona no los encuentras en otros Tempranillos del mundo.
.- ¿Qué te ha preguntado tu padre Paulino durante todos estos años?
Le gusta venir el mes de agosto, antes de vendimias, a las diferentes viñas. Se emociona mucho. Termina agotado, pero le merece la pena porque ésta es su verdadera pasión.
Paulino sigue bebiendo vino y whisky
.- Imagino que Paulino sigue bebiendo vino.
Le gusta el vino tinto de crianza. Me suele decir que él no bebe ni la mitad de lo que bebía su padre. Y ojo, que su padre vivió 98 años. Tengo el recuerdo de que mi abuelo se bebía sus dos o tres litros diarios de vino.
A mi padre le gusta tomarse su copita de vino al día y su traguito de whisky. Es una persona abierta, muy vivaz, a la que le conoce todo el mundo en Viana. Es un hombre de mundo. De hecho, vivió doce años en Venezuela.
.- ¿Y tus hermanos?
El mayor se fue por Ingeniería Industrial, y mi hermana está en el mundo del vino, trabajando en una bodega de Laguardia.
.- ¿Cómo ves el futuro?
Con esperanza. No hay secretos, es cuestión de trabajo y más trabajo. A pesar de la realidad del momento, se notan la ganas de tirar para adelante.
«Soy de no jubilarme, como mi padre»
.- ¿Te ves jubilándote en Baigorri?
El destino no está escrito. Además, yo soy de no jubilarme. Mi padre hasta los 85 estuvo dando guerra, hasta que un día le quitamos el coche porque era un peligro. No tuvo ningún accidente, pero iba a la misma velocidad por caminos que por carretera.
.- La hermana que trabaja en una bodega de Laguardia, ¿lo ve con el mismo optimismo que tú?
Yo quiero ser optimista porque tenemos que creer en lo que hacemos, y si no, darle valor añadido de otra manera. En eso estamos implicados todos, desde el que hace marketing, la que enseña la bodega… Es una cuestión de equipo, que en Baigorri somos treinta personas.
.- ¿Qué es para ti esta bodega que desde la carretera parece una pagoda china?
Es la realización de un sueño. Lo soñó Baigorri en su día. Hoy podemos decir que se ha de tardar muchos años en llevar a cabo proyectos como éste en el mundo entero.
Las viñas que merecen ser arrancadas…
En Chile se van a arrancar más de 12.000 hectáreas, lo de Burdeos ya se sabe, llegarán a las 30.000… O más. Así que costará mucho volver con un proyecto como el de Baigorri.
Más que una bodega, Baigorri es una embajada del vino. Y esto ayuda a vender a todo el sector. Tenemos que mirarlo así, no como una competencia.
.- ¿Alguna de vuestras viñas merece ser arrancada?
Tengo la ventaja de que llevo veinte años haciendo las viñas, las nuestras y las de nuestros productores de uva. Cuando he visto que algo no nos ha gustado, hemos dejado de colaborar con ese viticultor. Ahora mismo en Samaniego no hay regadío, fue una buena decisión, y mira este año cómo estamos, con un 40% o un 50% menos de producción.
.- ¿Se arrancarán viñas en Samaniego?
No lo creo. En Samaniego no hay fincas para arrancar. En 30 años he visto en Rioja producciones de 25.000 kilos de Tempranillo por hectárea. Esas sobran en Rioja, pero nuestro viñedo no tiene ese afán productivista.
.- De arrancar algo…
De tener que arrancar algo, yo empezaría por las viñas productivistas que no tienen venta. Pero esto es un libre mercado, y serán las bodegas las que hagan una selección natural.
Sí te aseguro que Rioja Alavesa, y Samaniego con ella, está situada en una de las mejores zonas españolas para dar vinos de calidad al mundo entero. Por eso soy optimista. Son muchas las bodegas de Rioja que quieren comprar uvas en esta zona. ¡Por algo será!
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Qué bueno estar en lo que uno quiere, haciéndolo con entusiasmo, entrega y amor. No hay que escribir un tratado de filosofía, pero esa debe ser la fuente de la felicidad.
Suerte que tienes de ser así, Simón. Zorionak!
Eskerrik asko, Lea
Me emociona ese fuerte vínculo con su padre Paulino. Sus cuatro hectáreas que dan sentido, de donde arranca una vida vitivinícola. Y con el Tempranillo, que es una manera sutil de alabar Rioja Alavesa con el corazón. Seguro que es objetivo en su valoración de esta magnífica variedad de uva. Ah, y me agrada su optimismo, sabiendo que es una bodega con recursos, sí, pero necesitamos esa mirada positiva.
Gracias, Arene
El grado de crisis, su zarpazo, es diferente según el tamaño y la fortaleza de las bodegas. Todas han redoblado su entrega. Hay que celebdrar el optimismo de Simón. Y hay que ayudar a quienes como Patxi García nos cuentan que «no se ve alegría en el campo».
Gracias, Juan
“¿Alguno de vuestros viñedos merece ser arrancado?”. Debería ser la pregunta del millón. Si lo están llevando a cabo los franceses en Burdeos, tarde o temprano llegará. A pesar de lo dicho por el Ministro Planas, más vale que vayamos teniendo clara una respuesta. La pregunta del Blog es más que pertinente.
Gracias, Fermín
La innovación es fundamental en todos los campos. Nos cuenta Simón que están investigando qué se puede hacer con los deshechos de la viña, como hojas de Tempranillo o Viura para infusiones. O los sarmientos para la industria farmacéutica, o el raspón de las uvas para los animales. La uva es la fundamental, pero hay más. Por otra parte, imagino que serán muchos los bodegueros que dentro de una Comarca donde se da el monocultivo de la uva y el vino, con todos los huevos en la misma cesta, deberán plantearse cómo y de que manera diversificar la oferta, se me ocurre. En otros sectores.
Gracias, Daniela
Me gusta y aprecio el trabajo realizado. Animo y fuerzas para continuar. Ese esfuerzo merece premio
Participé en la construcción de la Bodega por gravedad del «tandem» Jesús Baigorri /Iñaki Azpiazu, todo un orgullo y mucha ilusión.
Saludos y fuerte abrazo Simón Arina, entoces Enólogo.
Gracias, Koldo
Totalmente de acuerdo con el optimismo realista de Simón. Comienza declarando que tenemos en Rioja Alavesa el mejor producto del mundo, que hay que estar convencido de esto y que hay que salir, contarlo y demostrar que así es. Es una buena inyección de optimismo que ayuda a trabajar por la calidad y tirar para adelante. Su última reflexión sobre el posible arranque de viñas nos da que pensar: ‘será el mercado el que determine qué viñas habrá que descepar, cuando no tengan venta sus uvas por la mala calidad’. Rioja Alavesa necesita vitivinicultores con esta mentalidad y disposición
Gracias, Antonio