Los Consejeros de Agricultura de La Rioja, País Vasco y Navarra se reunieron la semana pasada en Laguardia para trasladar al ministro de Agricultura la necesidad de abordar el debate sobre la reestructuración del sector del vino, y para estudiar estrategias conjuntas con las que regular la producción del viñedo Rioja.
En este artículo quiero expresar mi convicción de que los tres Gobiernos autonómicos implicados tienen en sus manos otros instrumentos distintos del arranque o el tirar uva para frenar la ruina de los viticultores.
Mis propuestas parten de un razonamiento muy simple: “si queremos que la uva ascienda a un precio mínimamente rentable (del orden de 1 euro/kg), acorde con los actuales costos de producción, se necesita hacer algo rápido, contundente, forzado y socialmente justo afectando a la producción de uva de los próximos cinco años de un mínimo de 6.000 Has. que se seleccionarían prioritariamente entre los agentes que plantaron ilegalmente o con transfers de otras Comunidades Autónomas o en cantidades masivas en los últimos treinta años”.
Una persona muy entendida sobre la realidad del Rioja me rebatía mi propuesta y me indicaba la suya: “yo propondría arrancar todas las viñas que están en terrenos que tienen la posibilidad de albergar otros cultivos”. Has de saber, le dije a mi amigo, que casi todas las 20.000 hectáreas que se han plantado con viña en los últimos 30 años ya tenían otros cultivos anteriormente (cebada, trigo, remolacha, patata, frutales, huerta,…), por lo que el problema estriba en cómo elegimos rápidamente a 6.000 de esas 20.000 nuevas hectáreas y cómo se fuerza su arranque y plantación de otro cultivo.
Obviamente, solo el dinero puede forzar a alguien a arrancar un bien tan precioso como es una viña de Tempranillo joven y sana. ¿Cuál sería la indemnización o ayuda pública por hectárea que lograría para 2025-26 una lista de voluntarios a arrancar viña que se inflara hasta el punto de llegar a esas 6.000 Has mínimas? No podría ser nunca por debajo de 25.000 euros/Ha porque habría muchos interesados (bodegas, inversores, grandes agricultores,…) en comprar esas hectáreas por 25.001 euros y agrandar su explotación.
Estimo que la cifra mínima promedio para conseguir un arranque voluntario y rápido de 6.000 Has estaría en la DO Rioja 2.025 por encima de los 36.000 euros/Ha. Esto exigiría como mínimo unos 220 millones de euros. ¿Quién pone ese dinero encima de la mesa? ¿De dónde sale? Por eso decía que la dimensión agronómica, social y económica de un arranque tan masivo lo hace imposible hoy por hoy y me sospecho que muchos lo saben y solo pretenden distraernos para que nadie piense en soluciones realistas y rápidas.
Soluciones realistas que existen y para evidenciarlas solo hay que trabajar con los datos objetivos, constatables, que definen la situación actual del sector vitivinícola, tanto a nivel de la DO Rioja como a nivel de Rioja Alavesa, y aquí me viene a la memoria una frase dicha recientemente por el Lehendakari Pradales en Oyón subrayando el papel del sector vitivinícola de Rioja Alavesa “en la generación de empleo, riqueza y bienestar”.
Discrepo en lo de generación de empleo pues hace quince años que las grandes bodegas no crean empleo neto, pero coincido con el Lehendakari en lo referente a la generación de riqueza, pues todos los datos confirman que el Rioja es hoy un negocio redondo de casi 2.000 millones de euros anuales, entre ingresos de vino, enoturismo y subvenciones, exactamente diez veces más de lo que se ingresaba en 1985, ascendiendo los beneficios bodegueros a más de 400 millones de euros, quince veces más que en 1985.
Le da también la razón al Lehendakari un estudio de Plimsoll sobre la rentabilidad y liquidez de las 300 bodegas de Rioja más importantes que refleja «un sector bodeguero sólido que no se verá tocado de gravedad por la recesión y donde el 41% de las bodegas está en condiciones excelentes o buenas”. Esta fuerza del centenar y medio de bodegas sólidas (grandes, medianas o pequeñas), lo expresaban algunos periódicos económicos que reflejaban las cuentas de algunas de ellas: CVNE logra un año récord en ventas (125 millones de euros), el grupo Martínez Zabala sigue creciendo y prevé pasar de los 78 a los 100 millones de euros,…
No es casual que en la lista Forbes de los más ricos de España aparezcan un año tras otro incrementando su fortuna en la última década los propietarios de las bodegas más importantes de Rioja Alavesa como Faustino, CVNE, Marqués de Riscal, El Coto,… con fortunas de cientos de millones de euros cada una. Muchos no cotizan en el País Vasco pero en todo caso si se podría decir con el Lehendakari que el sector vitivinícola alavés genera “riqueza y bienestar”.
Convendría matizar esa afirmación diciendo que esa riqueza y bienestar generados se concentra solo en unos pocos, en un centenar de afortunados grandes o pequeños pero siempre glamourosos y mediáticos, pues el 90% de las mil explotaciones vitivinícolas de Rioja Alavesa, que obviamente no sale ninguna en la lista Forbes, diría más bien que la situación del sector vitivinícola de la DO Rioja les está generando estos últimos cinco años “pobreza y malestar” en vez de “riqueza y bienestar”.
Veamos el porqué de ese dualismo creciente entre los dos subsectores riojanos, entre las ricas bodegas y los pobres viticultores. Desde la guerra de Ucrania los precios de los buenos vinos en bares, restaurantes y enotecas han subido un 30%, también el precio medio exportado ha crecido notablemente. Ese ascenso de los precios ha supuesto una gran caída de ventas en España, algo esperado por unas bodegas a las que les sale más rentable vender 230 millones de litros partiendo de uva infravalorada a 0,65 euros que vender todo su potencial productivo (300 millones de litros) partiendo de uva a 1 euro.
Vendiendo menos las Bodegas están aumentando sus beneficios, aunque vender menos suponga incrementar los excedentes de los viticultores con la consiguiente bajada del precio de la uva, en definitiva, supone a las bodegas reducir su factura de la materia prima en unos 200 millones de euros cada año. Pero ocurre que esa estrategia bodeguera atenta de lleno contra los principios fundamentales de “pacto social” vigilado por el Consejo que rigen todas las Denominaciones de Origen, más si son DO Calificadas.
Ese dualismo viña-bodega se manifiesta cuando sabemos que una macrobodega ingresa más dinero que todos los viticultores de Rioja Alavesa juntos, que una pequeña bodega prestigiosa ingresa más que todos los viticultores de su pueblo, que el enoturismo ya les deja a unas pocas docenas de bodegas más beneficios que los generados por la uva de todos los viticultores de la DO Rioja. En definitiva, los viticultores hoy no reciben los beneficios económicos ni de la DO Rioja ni del negocio enoturístico.
Nuestros políticos parece que aceptan que no obtengan beneficio por su esforzada y peligrosa labor los viticultores, los dueños del viñedo, los mantenedores de los pueblos, los impulsores del Desarrollo Rural, los creadores del paisaje enoturístico, los contratadores de mano de obra, los compradores de tractores, los artífices de la materia prima de los grandes vinos, los generadores de un gran “valor añadido” que desde la cepa a la copa mantiene repletas las arcas de Hacienda.
Por el contrario, las grandes bodegas nada han mejorado del paisaje, la biodiversidad, la calidad ambiental o el desarrollo rural en estos últimos veinticinco años. Tampoco han mejorado ningún indicador socioeconómico importante de Rioja Alavesa, aparte de su propia cuenta de resultados, pues coincidiendo con la reducción del precio de la uva se reducen la población y los puestos de trabajo, baja la renta familiar media y su poder adquisitivo, decrece el número de cosecheros, mengua el número de explotaciones agrarias.
Las inversiones que ha tenido que hacer la Administración Vasca los últimos 40 años para propiciar la instalación de tantas grandes y medianas bodegas han sido enormes: creación de polígonos industriales, mejoras de carreteras y puentes, recanalización de ríos, dotación extra de agua, energía eléctrica, depuradoras de agua residuales,… Los contribuyentes vascos son los que han pagado, los que pagan cada año el alto coste de la instalación y mantenimiento de esas bodegas.
Aclaro estas cosas para desmentir optimismos innecesarios que nos han llevado a la situación actual y porque las alternativas al arranque o tirar uva solo pueden salir de un análisis realista de la situación.
Si seguimos diciendo que el sector vitivinícola de Rioja Alavesa tiene “un modelo equilibrado, con una economía diversa y rica”, cuando está absolutamente desequilibrado con unos viticultores produciendo la uva a precios ruinosos, pues estamos abocados a un drama social.
De la reunión de los tres Consejeros de Agricultura de La Rioja, País Vasco y Navarra en Laguardia para trasladar al ministro de Agricultura la necesidad de abordar el debate sobre la reestructuración del sector del vino, me sorprendió que lo plantearan a nivel del millón de hectáreas del viñedo español y no del 7% de esa cifra que es lo que les compete en la DO Rioja, “solamente” 67.000 hectáreas.
Mezclar la problemática vitivinícola riojana con la española es un error por varias razones, porque tienen génesis y escala distintas, porque la problemática de los graneles en Mancha, por ejemplo, no es competencia de un País Vasco que bastante tiene con lo suyo y, sobre todo, porque en la triautonómica DO Rioja, a diferencia de otras DO vínicas, es el Ministro la autoridad máxima y a él hay que trasladarle la necesidad de ese debate sobre la reestructuración del Rioja.
En dicha reunión de Laguardia los tres Consejeros abogaron también por estudiar estrategias conjuntas que pasan por regular la producción,…. Bueno, ya empiezan a oírse en instancias oficiales eufemismos como “reestructurar el sector” o “regular la producción”, términos que en castellano viejo estarían diciendo a los viticultores, propietarios mayoritarios del viñedo, eso de “arranque viña o tire la uva”.
Decía en el preámbulo que los tres Gobiernos autonómicos implicados en la DO Rioja tienen en sus manos otros instrumentos distintos del arranque o el tirar uva de forma generalizada para frenar la ruina de los viticultores. A continuación ofrezco algunas medidas urgentes a plantear al Ministro para su aplicación y alguna medida más específica para su aplicación por el Gobierno Vasco en Rioja Alavesa dada la pequeña dimensión de nuestro viñedo y el potencial económico del País Vasco.
La primera medida sería sanear una DO enferma, buscando “acabar con la sobreproducción fraudulenta” como preconiza Tim Atkin, o, como dice el Diputado de Álava, “el Consejo debe corregir su error de permitir en el mercado vinos sin origen”. Para ello bastaría que los tres Consejeros denunciaran ese fraude histórico al Ministro para que se elabore una Orden Ministerial que prohíba a las Denominaciones vínicas producir uva para vino de mesa, produciendo solo uva amparada.
La segunda medida cuyo estudio propongo es que se quite a la DO Rioja la distinción de Calificada que se le otorgó en el año 1.991 en base a unos presupuestos que no se han cumplido. Aquello fue una estafa a los viñedos de calidad de Rioja Alavesa-Sonsierra y zonas limítrofes que solo se justificaba por un sobreprecio de la uva que nunca existió. Ello supondría la anulación del requisito “que se comercialice todo el vino embotellado desde bodegas inscritas” posibilitando la venta de graneles, lo que tal vez puede ser útil en circunstancias adversas.
La tercera medida sería temporal e inmediata y según detallé la semana pasada implicaría una selección por parte de los Registros Vitícolas de las tres CCAA y del Consejo Regulador de 6.000 hectáreas de viñedo joven plantado con grandes concesiones administrativas, especialmente por vías de regularización de ilegales o de “transfers” de otras CCAA, a las que se les retirarían los derechos durante cinco años a la espera de ver cómo evoluciona la situación.
La cuarta medida, complementaria de la anterior, implicaría la creación en el Consejo Regulador de un Fondo de Compensación para pagar los gastos de mantener las viñas descalificadas en cultivo, a razón de unos mil euros/Ha, fondo que provendría de una elevación de las tasas del Consejo a las bodegas, actualizándolas como manda la ley y teniendo en cuenta la fuerte elevación habida en los últimos años de los precios reales de los vinos premium y ultrapremium de la DO Rioja.
Las siguientes medidas no son colectivas para la DO sino específicas para Álava, porque La Rioja y Navarra tienen otra estructura productiva distinta de la nuestra por lo que no están cometiendo nuestros errores. Parte de la base de que somos un País Vasco “rico” con apenas unos cientos de explotaciones vitícolas prioritarias afectadas por la crisis que, además de producir uva y vino, realizan unas funciones extra agrarias no remuneradas relativas al mantenimiento de la ruralidad y a la supervivencia de los pequeños pueblos.
Propongo la creación de un Fondo Alavés de Urgencia Vitícola que utilice las ayudas oficiales de la UE vinculadas a una PAC 2023-27 que mima muy especialmente el modelo de agricultura familiar que los viticultores representan mejor que nadie, a pesar de lo cual, de los 65 millones de euros que llegan anualmente por esta vía al agro y la industria agroalimentaria vasca, habitualmente les llega una cantidad muy pequeña a los viticultores.
Esas ayudas europeas, en lo que respecta a Rioja Alavesa, han ido canalizadas tradicionalmente a las Grandes y medianas Bodegas que reciben de la Administración vasca y del País otras ventajas económicas muy importantes: una fiscalidad muy ventajosa, unas infraestructuras de lujo, un viñedo prestigioso, un paisaje y un Patrimonio Cultural que les permiten enriquecerse con el Enoturismo,… Reciben todo eso a cambio de que paguen todos los años, también los malos, esa uva excelente a un precio digno.
La Administración Vasca tiene dos instrumentos poderosos para incentivar el precio digno de la uva, el primero de los cuales sería la aplicación estricta del espíritu de las leyes europeas que regulan las ayudas agrarias y priorizan a las explotaciones prioritarias y los viticultores profesionales. En concreto las ayudas al Desarrollo Rural que da la UE en Álava, masivamente copadas por las grandes y medianas bodegas, se dan para incentivar el Desarrollo Rural, para garantizar unos precios mínimos dignos que aseguren la pervivencia de los viticultores, algo que no se está cumpliendo.
Por ejemplo, la normativa de Gobierno Vasco no ha utilizado las potestades que le da el Real Decreto 905/2022 por el que se regula la Intervención Sectorial Vitivinícola en el marco del Plan Estratégico de la PAC, potestades que le dan carta blanca para hacer una norma a la medida de la viticultura de Rioja Alavesa. Otro ejemplo reciente que ya he comentado en este blog se refiere al mal reparto de las ayudas extraordinarias este año 2024 que han llegado en muchos casos a gentes que no estaban sufriendo la crisis.
Desgraciadamente, estamos utilizando en Euskadi una filosofía absolutamente contraria a la que se utiliza en Francia para repartir su interesante “Fondo de Urgencia para la Viticultura” en el que no se exige ni tirar uva ni quemar vino ni arrancar viña, pues está destinado a financiar una ayuda de tesorería excepcional para sostener a los viticultores profesionales en crisis económica. Este es el modelo a imitar por Gobierno Vasco y Diputación Foral de Álava en Rioja Alavesa.
Esta ayuda del Fondo Alavés de Urgencia Vitícola, al igual que en Francia, estaría exclusivamente destinada a las explotaciones a título principal, con una atención particular a los jóvenes viticultores, pero siempre que hayan sufrido una perdida de ingresos superior al 20% respecto a un año normal antes de la crisis, el 2019 por ejemplo, modulando la cuantía de la ayuda en función de las pérdidas (mayor del 20%, mayor del 50%, mayor del 80%).
El segundo instrumento que tiene la Administración, en concreto la Hacienda de Diputación de Álava, para incentivar el precio digno de la uva o la pervivencia de todas las explotaciones prioritarias sería la revisión de la muy baja fiscalidad de las grandes fortunas vinateras que está generando multimillonarios sin demasiadas contraprestaciones sociales. Con esa adecuación a las directrices de Bruselas se podría establecer un Fondo de solidaridad fiscal vitivinícola que permitiría compensar a todos los viticultores alaveses por su labor no reconocida de mantenimiento del mundo rural.
Suscríbete a nuestra Newsletter
Acepto que Blog Rioja Alavesa utilice mis datos para acciones de marketing
Recibe nuestras novedades
Newsletter
Acepto que Blog Rioja Alavesa utilice mis datos para acciones de marketing
La claridad de ideas de Miguel Larreina, con datos precisos y propuestas cristalinas y contundentes, son un buen material que nuestros políticos han de tener muy en cuenta. Nada de marear la perdiz. Un artículo para leerlo y tomar buena nota.
Gracias, Juan
«Propongo la creación de un Fondo Alavés de Urgencia Vitícola que utilice las ayudas oficiales de la UE vinculadas a una PAC 2023-27 que mima muy especialmente el modelo de agricultura familiar que los viticultores representan mejor que nadie», escribe Larreina.
Y yo aplaudo. Y digo SÍ, por favor. Cuanto antes. Ya!
Gracias, Begoña
Muchas razón tienes
Pero hace falta que nos comprendan
Hori da
Eskerrik asko, Miguel Ángel
Necesitamos más que nunca hablar claro, sin miedo. Gracias por tu valentía.
No existe voluntad institucional de cambiar nada del panorama socio-económico de la Comarca; o no saben, o no quieren; elige lo que más te interese creer.
Llevamos años denunciando la deriva del Rioja, poniendo en evidencia tus palabras «Pero ocurre que esa estrategia bodeguera atenta de lleno contra los principios fundamentales del «Pacto Social» vigilado por el Consejo que rigen todas la Denominaciones de Origen, más si son Calificadas».
Llevan años proponiendo para la Comarca el modelo Burdeos, y ya estamos en él; es el mismo modelo que relataba la televisión francesa France 2 titulado «Grandes Viñedos, gran miseria», la gran riqueza generada por los grandes Chateaux no repercutía en la población local.
La primera medida que propones ya está vigente, el Consejo Rioja cambió su Pliego de Condiciones introduciendo la «Exclusividad del la uva de viñedos inscritos en Rioja, sólo pueden entrar en Bodegas inscritas en la D.O.Ca Rioja» y siendo éste su primer año de aplicación, lo han incumplido con el visto bueno del Consejo.
La segunda medida propuesta es corregir un fraude de ley, recurrente desde hace muchos años, incumplen un precepto básico para ser Calificada.
La tercera es más de lo mismo, desde que se prohibió plantar viñedo, hasta la fecha actual, casi se ha duplicado la superficie existente en aquella fecha. Hecha la Ley, hecha la trampa.
Y para terminar, mencionas que los mayores perceptores de ayudas públicas son las Bodegas, que mas o menos, coinciden con las de mayor facturación y entiendo también mayores beneficios; como en el caso de Burdeos, las Grandes Bodegas ya no dejan ni las migas.
Gracias, Emilio
Gracias por vuestras aportaciones, especialmente a Emilio con el que coincido en la generalidad de sus apreciaciones iniciales. Yo añadiría como opción más suave a tu “no saben o no quieren” lo de “… o no se atreven”. Creo que los recién llegados están confusos, por lo que este tipo de discusiones públicas que mantenemos les puede dar luz, ideas. Todo menos el “silencio de los corderos”. Esta comarca está demasiado callada.
Yo haría cuatro puntualizaciones a lo expuesto por Emilio. Respecto a la primera medida, como bien dices, no la tenéis ya porque se haya cambiado el Pliego de Condiciones. Yo abogo por un cambio legislativo, una Orden Ministerial que prohíba explícitamente. Creo que tanto ir a ese Organismo faraónico de Logroño que alberga en definitiva a un “club privado” o a una “oficina administrativa” os habéis terminando creyendo, hasta los más críticos como tú, un Parlamento legislador. Pero en realidad no legisláis nada allí y la DO Rioja necesita más que nunca que se apliquen las leyes existentes y que se redacten nuevas normas si algo no está bien.
Respecto a la segunda medida te preciso que no hay “fraude de ley” en la Calificada porque en 1993, al poco de conseguir ese calificativo de “Calificada” los mandatarios del Consejo Rioja tuvieron la habilidad de cambiar la ley estatal y la exigencia de mayores precios de la uva desapareció.
Tampoco la tercera medida es “más de lo mismo”. Nunca se ha propuesto dar de baja durante cinco años la producción de varios miles de hectáreas muy concretas, concedidas sino en “fraude de ley” en “ abuso de ley”.
Pero la parte de mi artículo que más me interesa que valore Emilio con ese punto de vista crítico y mordaz que tanto me estimula es la parte final, la parte en la que digo que la problemática de Rioja Alavesa no se puede abordar desde una perspectiva española pero tampoco desde una óptica de La Rioja o Navarra pues desde allí no han venido nunca nuestras soluciones sino nuestros problemas. Las soluciones han de venir de Vitoria y me interesaría saber qué piensa Emilio por ejemplo de mi propuesta de un “Fondo de Urgencia Vitícola” similar al francés o de mi propuesta de una revisión de la fiscalidad foral que permita medidas de solidaridad con nuestros viticultores y cosecheros.
Gracias, Miguel
Por alusiones Miguel:
De acuerdo acepto «o no se atreven». ¿Nos pueden explicar qué o quién los tiene atemorizados? ¿De qué tienen miedo?
Siempre he tenido claro que tanto la Interprofesional como el Consejo no son mas que un instrumento para dar cobertura legal al gran negocio de unos pocos, y las evidencias de tal afirmación son palmarias. Por lo tanto de Parlamento Legislador nada, en todo caso ‘Cortes Generales de la Dictablanda’.
El asunto de la Calificada, qué decir de la utilización provechosa de la Ley; una vez conseguido el apelativo, cambian la Ley dejando en el camino la parte sustancial de la Ley, que casualmente no les favorecía.
Me parece bien tu propuesta de crear un Fondo de Urgencia Vinícola. Para ello habría que conceptuar el modelo de negocio detrás de cada Bodega; no es lo mismo las Bodegas cuya actividad vitivinícola suponga la mayoría de sus ingresos que Bodegas filiales o dependientes de empresas ajenas a la actividad vitivinícola. Porque no todos jugamos a lo mismo, ni nos jugamos lo mismo; y creo que para entender muchas de las cosas que pasan es necesario conocer bien a todos los operadores.
Para nosotros el vino lo es todo, y para otros es una anécdota, una más de sus negocios.
Gracias, Emilio
De acuerdo en todo lo que dices. Gracias Emilio. Felices fiestas y buen año 2025 a todos los vitivinicultores alaveses y a los lectores del Blog
Gracias, Miguel