He llegado a Rioja Alavesa a oscuras, gracias a la luz de los focos del coche, mirando en el cielo esa luna maga, si bien con las primeras luces del día contemplo este otoño de aromas de 2024 que se va, con ese fulgor singular del cielo que marcha camino del nuevo año.
Junto a esa luz, vengo en busca de la luminosidad de esta pareja de emprendedores de Lanciego, Cristina y Eduardo, tan inquietos, que han diversificado su negocio entre la bodega de Lanciego y la Casa Rural de Elvillar.
Sin pretenderlo, durante la entrevista, ambos jugarán papeles diferentes. Ella encarnará el ánimo contra viento y marea, la que mira fíjamente a los ojos del futuro sin miedo; mientras él camina con pies firmes pisando suelo, entendiendo con el aliento de sus palabras el desánimo de los agricultores.
Quise comenzar este artículo entrando por otra vereda. La de las sinergias, siempre mágicas, que viene creando La Robla, contando la historia del cliente brasileño que en París habló de este hermoso lugar y de Cristina a un venezolano, mientras les escuchaba un hombre de Puerto Rico, que días más tarde llegó a la Casa a pasar un tiempo,
Es un timbre para el siglo XXI que americanos viajeros vengan en busca del tesoro, paz y emociones, hallando nuevos lugares en el viejo continente para volver una y otra vez desde la lejanía.
Seguir en las viñas / dejar las viñas
Hay mucho por conocer en Rioja Alavesa. Los americanos y europeos que duermen en Casa Robla pueden empezar por saber que el abuelo de Eduardo tuvo viñas en Lanciego, si bien su padre Manuel tiró por un camino diferente, el de la construcción, vendiendo sus viñas. Algo que vino a marcar el destino de Eduardo Zabala Cardeñosa, todo lo cual ha sido decisivo en la existencia de la casa rural.
En el caso de Cristina Blanco Pérez de Azpillaga, los dos abuelos eran agricultores. Fue su aita Tomás quien montó la bodega con dos hermanos, “siendo mi ama Consuelo la que más ha trabajado” en esa bodega situada a la entrada de Lantziego que ahora dirigen ella y su hermano Diego.
La música de la Crisis…
Conversamos sentados en el alma de la casa rural Robla. Alrededor de una mesa situada en lo que fue el interior de un calado. Sobre la mesa unas copas de cristal tan limpias como vacías, para llenarlas de vino si hiciera falta, y unas luces tenues que parecieran velas.
Eduardo y Cristina se sientan juntos para contestar unidos, entremezclando sus frases, mirándose al hablar, ¡quién diría que llevan 27 años juntos!, con ese amor tan cuidado como las mejores viñas de Lantziego, manteniendo ella una sonrisa constante a lo largo de la conversación.
.- ¿Cómo sentís el aliento de la crisis en la bodega de Lanciego?
La música de la crisis del sector llega de todas partes. En el campo siempre hemos vivido años buenos, años malos, pero ahora… -deja Cristina la frase suspendida en el aire-. Ahora llevamos muchos años malos, lo que es un desaliento, pero bueno, hay que seguir trabajando. Hay que tirar para adelante.
Cuando quedamos con la cuadrilla de Lanciego -añade Eduardo- se palpa la preocupación. Es más, el ambiente de desánimo que se respira no lo había vivido nunca hasta ahora.
Remar y buscar alternativas
.- ¿Sois de animar a la gente?
Nosotros somos optimistas, la verdad, contesta Cristina.
Siempre digo que de los momentos difíciles salen las grandes oportunidades (Eduardo). Aquí no queda más remedio que remar y buscar alternativas.
.- Estamos en Casa Robla. ¿La reconstruisteis ya con la idea de diversificar el negocio, de contar con una bodega en un pueblo y una casa rural en otro?
Hoy está claro que no hay que meter todos los huevos en la misma cesta, y todo lo que puedas diversificar es bueno, teniendo en cuenta que el campo y el vino vive una situación complicada, pero en este caso Cristina tenía una gran ilusión por contar con una casa rural.
La verdad es que no nos planteamos añadir una casa rural por la idea de diversificar los negocios. Surgió porque yo soñaba con una casa rural, cuenta Cristina
Es verdad que hicimos un estudio de viabilidad (recuerda Edu) para ver si era una buena idea. También pensamos en la gente que vive en las ciudades, en la vida de vértigo que llevan. En ese sentido queremos que la Robla sea para ellos un pequeño retiro.
Los tres primeros veranos de Casa Robla
.- ¿Cómo os formasteis para lanzar el negocio de la casa rural?
La Ruta del Vino de Rioja Alavesa da una formación magnífica. Fue hace cuatro o cinco años. La Ruta nos aportó muchísimo en accesibilidad, sostenibilidad, con la idea de luchar contra el despoblamiento rural, el KM 0, y todo ese discurso tan importante que sentimos como propio.
.- Tú estás en el sector de la construcción, Eduardo.
Eso es. Por eso Cristina lleva la gestión de la casa rural. Y la verdad es que se le está reconociendo el trabajo de una manera espectacular. Los clientes se van encantados.
.- La Casa Rural lleva ya…
Hemos cumplido nuestro tercer verano. Nos estamos consolidando -asegura Cristina- con un porcentaje de ocupación en temporada alta bastante bueno. Luego baja en noviembre, lógico,
.- ¿Qué gente viene a Casa Robla, a Elvillar?
Fundamentalmente del extranjero, sobre todo en verano. Vienen desde Alemania, Bélgica, Holanda, Suiza, Dinamarca, Israel, Sudáfrica, mucha gente de Canadá, también de Estados Unidos, Costa Rica… Ayer se marcharon unos brasileños. También han venido dos parejas de la isla de Aruba, un país pequeño de poco más de 100.000 habitantes.
Cuando un negocio tira del otro
.- ¿Qué os dicen de Rioja Alavesa?
La mayoría viene ya con una información previa. Todo lo nuestro les encanta. Son muchos los que vienen luego a conocer nuestra bodega.
.- Un negocio tira del otro.
Mira, ahí están mis vinos, aquí mismo tomamos a veces algo con ellos y abrimos mis botellas.
.- ¿Cómo es eso que desde pequeñita querías tener una casa rural para inquilinos?
Quizá porque la casa de mi abuelo del pueblo tiene un poco de todo, con su encanto, su piedra, su bodega abajo, su lagar de piedra. Siempre pensé en rehacer esa casa, pero nos salió esta oportunidad, aunque la Casa estaba como sabes en un estado ruinoso.
Cristina es la persona ideal para este negocio, es la mejor -dice con sumo convencimiento Eduardo-. Le encanta estar con la gente, es sociable, nunca tiene prisa, es tranquila y se sienta con la gente a charlar con calma.
La tienda de Nuria, el bar de Carlos…
.- Está claro que este hombre te admira, Cristina.
Es verdad que ahora la veo menos, ocupada entre la bodega y la casa rural -añade Eduardo-.
Igual es por eso que reconstruyó la casa, para verme menos, jajaja. Pero es verdad, cuando estoy a gusto nunca miro el reloj. Así que llego tarde a todas partes, jaja.
La gente repite y vuelve a Casa Robla, en parte por Cristina. Gente que ya es la tercera vez que viene. Ya no es estar en Casa Robla, no; quieren estar con Cristina.
.- Apostasteis por Elvillar, cuando el núcleo de turismo parece estar en Laguardia.
Tuvimos nuestras dudas. Era el primer alojamiento en Elvillar, y de momento el único. La gente lo ha acogido muy bien. No te puedes imaginar cómo acoge Elvillar a los enoturistas.
Y nosotros les decimos que pueden ir a comprar a la tienda de Nuria, y les recomendamos que vayan al bar de Carlos, y sí, la gente se va feliz del pueblo, de su tranquilidad, y de percibir el buen feeling que hay aquí. Y qué decir de las sinergias, eso es una pasada!
Hablando de Casa Robla en París
.- Sinergias, eh!
He tenido aquí gente de Cantabria que se encontraron en el bar El Moderno de Logroño con una pareja de artistas de Valencia. Lo increíble es que se los trajeron aquí a conocer a la Robla. Estuvieron picando algo y bebiendo unos vinos. Son cosas que nos pasan.
.- Un mundo de encuentros.
Un día me llamó uno de Puerto Rico desde Casa Robla, un día que yo estaba muy ocupada, preguntando por mí. “Tengo que contarte cómo he llegado a Casa Robla”.
.- Qué misterio!
Te desvelo el misterio.
Unos brasileños que se iban a quedar dos días, que al final se quedaron dos días más, ella interiorista y él abogado. Estando él unos días más tarde en París, donde tiene una hija estudiando, tomando algo en una cafetería, le estaba recomendando a un venezolano que tenían que venir a Elvillar, a la Robla.
En aquella cafetería estaba el de Puerto Rico escuchando la conversación. Les preguntó, nos llamó, y un tiempo después estaba aquí.
.- Los caminos del Señor son inescrutables.
La ilusión de sacar dos nuevos vinos
“Y volveremos”, me dijeron al marchar.
.- ¿Qué te está dando más satisfacciones, la viña, la bodega o La Robla?
Con la bodega sigo con mucha ilusión, eh! Este año vamos a hacer dos vinos diferentes. Los nombres no los tengo aún. Serán vinos de parcela que meteremos en unas barricas que me trajeron el pasado lunes. Al terminar la entrevista, de aquí me voy a la bodega a prensar con mi hermano Diego.
.- ¿De qué parcelas son los dos posibles nuevos vinos?
Uno de La Nava, que está en el pueblo, tirando hacia Kripan, con Tempranillo y Viura. Y el otro está camino a Las Rozas, en Valde la Loca, donde tenemos Graciano.
La verdad es que tienen muy buena pinta. Vamos a ver cómo evolucionan. Y si no los sacamos, nos lo bebemos, jajaja.
«Me ha metido su ilusión en vena»
.- Estas ilusiones vitícolas de Cristina, ¿te ilusionan a ti por igual, Eduardo?
Por supuesto, Cristiina me ha metido su ilusión en vena.
Antes yo no la tenía… aunque te diría que siendo de Lanciego, ya solo por eso, te sientes vinculado al mundo del vino, porque todo lo que te rodea es viña y vino.
Eduardo tiene una increíble memoria olfativa, una capacidad que yo no tengo.
.- Lo tiene en los genes.
Cuando ha probado un vino, Eduardo ya no lo olvida.
Es importante probar muchos vinos -retoma Eduardo-. Antes nuestros padres tenían un vino en la bodega, y ese es el que bebían. Nosotros somos de probar muchos vinos, y eso te abre el abanico.
.- ¿Cómo veis Lanciego, cómo está a nivel vitivinícola?
Veo al pueblo con mucha potencialidad. Los que hacemos vinos tenemos posibilidad de hacer muchas más cosas. O más cositas pequeñas como las que voy a hacer yo, que no es volumen, pero es una manera de seguir dando a conocer la zona.
Si hablamos de Rioja Alavesa, te diría lo mismo. Pero hacen falta más servicios.
Un servicio de taxi para Rioja Alavesa
.- Como cuáles.
Además de la viña, necesitamos más cosas.
Es ahora cuando debemos diversificar las inversiones. No sé. Más bares y restaurantes. Un servicio de taxi, por ejemplo, en Rioja Alavesa. Para todo esto hacen falta más servicios, porque la gente quiere visitarnos y beber vino.
.- Qué más cosas.
La gente en Lanciego es emprendedora y muy trabajadora.
.- Tú eres concejala del Ayuntamiento de Lanciego.
Ahora se está haciendo la obra de la ikastola nueva de Lantziego. Y esperamos que vengan al pueblo las ayudas de Next Generation de Europa. Eso será un impulso para Lantziego y para otros pueblos de la Comarca.
.- Eres optimista, Cristina.
Siii, pero Eduardo es más optimista que yo.
Lo soy por naturaleza, igual en exceso, siempre pensando que nos va a ir bien -explica Eduardo-. Si desde un principio piensas que te va a ir mal, entonces tienes dos males, cuando lo piensas y cuando luego te está pasando.
Te lo digo como lo siento, Lantziego y Rioja Alavesa tienen el máximo potencial. A nivel paisajístico es una bomba, qué decir del viñedo, o del vino. Eso sí, como dice Cristina hacen falta más servicios.
El proyecto del Basque Culinary Center
.- ¿Y los jóvenes?
Son muchos los que están empezando a emprender, con proyectos nuevos. Viene una generación con mejor formación.
.- Son muchos los que apuntan la falta de formación como el gran caballo de batalla de la Comarca.
Totalmente. El proyecto del Basque Culinary Center, con el apoyo de las instituciones para montar EDA & Drinks and Wine me parece fundamental, con más formación, algo mágico para la zona como es un mayor conocimiento.
.- ¿Ilusionados con ese nuevo icono de ABRA para impulsar los vinos?
Es una manera de llegar a los consumidores de nuestro País Vasco.
.- ¿Qué nos pasa a los consumidores vascos con Rioja Alavesa?
A mí me parece -dice Eduardo- que ha existido una falla en la comunicación. No sé porqué, pero esa comunicación no ha llegado en nuestra tierra. Hay que explicar cómo son nuestras viñas, nuestra zona, nuestro suelo, nuestros vinos…
Lo hemos intentado todo, o casi todo: Se ha premiado a los bares que escogen nuestro vino,…, de todo, y no ha funcionado. No hemos encontrado la manera. Con el símbolo de la A de Ardoa y de Araba en nuestras botellas puede ser la manera de identificarnos rápidamente.
«Nadie es profeta en su tierra»
.- ¿Os inquieta este tema?
Sí, porque ¿cómo es posible que casi el 90% del vino que se consume en Euskadi no sea de Euskadi, cuanto tenemos en Rioja Alavesa más de 200 bodegas?
Es increíble que se valore más nuestros vinos fuera del País Vasco, que entre nuestra gente. Se dice que nadie es profeta en su tierra, y en este caso es verdad. Vamos a ver qué pasa, porque la nueva campaña de ABRA me parece muy interesante. Por lo menos hay una nueva iniciativa en marcha.
.- ¿Qué nos jugamos?
El futuro de nuestros hijos, así de claro. Yo hablo pensando en toda la Comarca, apunta Eduardo.
Es importante que la gente joven se quede, es importante que llegue el relevo a las bodegas… pero vemos cómo la gente mayor está dejando las fincas y no encuentra quién se las lleve.
.- La diversificación en vuestro caso es muy importante.
Esto es punta de lanza para nosotros, porque sumamos el enoturismo con la bodega.
Tomamos contacto con el cliente, y generamos riqueza por los turistas del vino que se acercan a tu marca, lo que potencia el recuerdo que te vas a llevar de Rioja Alavesa.
Vamos en las dos direcciones, y esto es algo que se observa en todas las DO. Es una experiencia enriquecedora y positiva.
«La gente que está sufriendo realmente»
.- Te preocupan los que en Lanciego van a abandonar las viñas.
Son agricultores que no tienen bodega. Esa es la gente que está sufriendo realmente. Una bodega mediana tiene posibilidad de diversificar, pero un agricultor con poca formación no la tiene. Es ahí donde se vive esta situación con desesperación.
.- ¿Qué significa ser muy de Rioja Alavesa?
Buah, yo enseguida echo en falta el pueblo -confiesa Cristina-. Me cuesta salir de aquí y cuanto más viajo más me gusta esto. Al sexto día quiero volver, dice Cristina.
Yo estoy muy a gusto en el pueblo, soy feliz, pero me gusta salir y viajar, añade por su parte Eduardo.
.- ¿Será la viña la que te apega más a la tierra, Cristina?
La viña, y mis padres Consuelo y Tomás. Estar con ellos todos los días es un auténtico regalo.
«Muchas Riojas, todas necesarias»
.- ¿Cuántas botellas vuestras han salido de 2023?
Entre 20 y 30.000 botellas, si bien parte de mis uvas las vendo a otra bodega.
Hay muchas Riojas, y todas son necesarias. La que sacan millones de botellas al mercado, las de 200.000 botellas, las de 20.000, las de 3000 botellas. Todas. El problema es que quien más va a sufrir esta crisis es el agricultor.
.- Ah, Lanciego, ¿cómo era antes Lanciego, hace apenas diez años?
Sí, ibas por la calle La Fuente, en Vendimias, y olía toda la calle a vino, hace siete años, eh!, SIETE, toda la calle entera oliendo a vino, toda. Hostias, y ahora no huele como antes. Conozco a varios que han dejado de hacer vino.
No huele tanto a vino como otros años, pero huele, Eduardo. Lanciego sigue oliendo a vino en vendimias.
Algunos han hecho tan solo medio depósito, cuando antes hacían cuatro depósitos. ¿Por qué? Porque la gente se desanima.
.- Y entonces venden la uva.
Elaborar vino tiene también un coste alto, en dinero, en tiempo, en riesgo. Si no te lo están valorando, entonces venden la uva.
«Hay vinazos que se están perdiendo»
.- Tú vendes parte de tu uva, pero sientes que esas 20.000 o 30.000 botellas te las valoran.
Me da cierta pena vender mi uva, pero mi vino joven y mi crianza lo están valorando como es debido. Ostras, no me gustaría dejar de hacer vino.
Quisiera saber la diferencia de kilos -insiste Eduardo- entre la uva que se ha transformado en vino en Lanciego, o en porcentaje, porque la última ha sido una cosecha corta, y la venta de uva a otras bodegas. De esa manera veríamos la tendencia en uno y otro campo.
“Hay vinazos que se están perdiendo. Como el del cosechero Miguel Valledor, que elaboraba el vino y lo vendía a granel, . Era un vino acojonante. Es cierto”, confirma Cristina.
.- Animarías a los jóvenes a elaborar vino en esta coyuntura.
Por supuesto. Les animo para motivarles. Si haces algo que está chulo y que a la gente le gusta, entonces entras a hacer más cosas.
.- ¿Les animará la nueva marca de ABRA?
Esa también es la intención de ABRA. Que salgan más bodegas pequeñas para impulsar la Comarca. Que trabajen contra el desánimo y el desaliento. Esa es la idea.
Si ves lo poco que te están pagando por las uvas…
Entre el realismo y el idealismo
.- Estáis jugando cada uno un papel en los últimos minutos, a veces de ánimo contra viento y marea, la soñadora Cristina, y a veces con los pies pisando tierra, entendiendo el desánimo, el realista Eduardo
Es lo que pensamos. Te confieso que en esto Eduardo y yo discutimos mucho, jaja.
.- ¿Es Eduardo más realista, y tú más idealista?
Al final -retoma Eduardo- si tú ves lo que te están pagando por las uvas, que casi las estás regalando después de un año de muchos trabajos… no sé.
Yo también quiero que surjan nuevos proyectos de esta crisis, dice él.
Por eso nosotros queremos sacar dos nuevos vinos, añade ella.
.- ¿Los dos nuevos vinos son una expresión de optimismo?
Es una apuesta de mi hermano Diego, y yo a todo le digo que sí. Pa’lante. Para eso soy bastante decidida. No tengo miedo. No sé cuánto de inconsciencia hay en mí. Pero para todo soy así. Alguna vez me meto algún porrazo, pun, contra la pared. Pero aurrera, beti aurrera, siempre para adelante.
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Valientes y con visión esta pareja…
Gracias, Ángel
Qué gozada de entrevista. Qué gusto leeros. Me habéis transmitido paz y mucha alegría. Enhorabuena a los tres. Que el 2025 reparta suerte a toda esa hermosa Comarca.
Zorionak. Eguberrion!
Eskerrik asko, Teresa
Volver del «puente» de diciembre para zambullirse en una charla como ésta, llena de todo. Eres un artista, Julio. Y tus entrevistados son formidables. Su ánimo impulsa a no decaer.
Zorionak!!!
Mila esker, Arene
Aurrera, segi aurrera. Bilaketa-jarrera hori lagungarria da krisiaren aurka, edozer dela ere. Aurrera beti!
Eskerrik asko, Antton
Qué bien lo cuentan. Qué ilusión desprenden, y cuánto coraje el de esta bonita pareja!
Gracias, Kerman
Son los mejores
Gracias, Alvaro
Da gusto saber que el presente, y el futuro, está en manos de personas como Cristina y Eduardo, con esa alegría, ese mutuo amor, ese compromiso con la Comarca. Y esa determinación.
Gracias, Lea
La lectura del reportaje anima a seguir adelante, a innovar, a buscar otros caminos con los pies en el suelo. Realismo e idealismo unidos. El segundo ayuda a superarse al primero. Es verdad que no hay alegría en nuestros pueblos, la realidad no ayuda a vivir con confianza en el futuro. Eduardo y Cristina transmiten esperanza. Su diálogo produce paz y serenidad. Hay futuro, pero hay que buscarlo. Por ejemplo: Hay que sacar más fruto del turismo, que pase del paseo y de la contemplación de nuestra riqueza paisajística y monumental a la creación de riqueza. Por Rioja Alavesa pasa mucho turista que solo gasta calle. Es un camino que hay que explotar más. Eduardo y Cristina: ¡Aurrera, siempre adelante! pero con los pies en el suelo, para evitar el tortazo si vuelas sin alas.
Gracias, Antonio
Estuve en Casa Robla con mi mujer y mis dos hijos en Agosto de 2024. Quedamos sorprendidos y fascinados de la región, que no conocíamos. Y de la Casa.
Tuvimos el placer de coincidir un ratito con Cristina y transmite una pasión y una inocencia muy inspiradoras.
Me alegro de que les vaya bien.
Gracias, Santiago
La perseverancia es la cualidad que caracteriza a esta pareja que mira con ilusión y esperanza al futuro. Un futuro que como dice Antonio Mijangos hay que salir a buscarlo. Mucha suerte a esta pareja y a la Comarca de Rioja Alavesa. Enhorabuena tambien a los tres por la magnífica entrevista.
Feliz día!
Gracias, Carmen
Muchas veces me hago la misma pregunta que ellos (y muchos otros): ¿Cómo es posible que un vino tan excelente producido en Euskadi no se beba en Euskadi?
Creo que es una pregunta para analizar la crisis y sus posibles soluciones.
Esto no puede nada más que producir desánimo. Menos mal que Rioja Alavesa tiene gentes de coraje, como Cristina y Eduardo, que abren camino a la esperanza con sus iniciativas. Muchas suerte.
Por cierto, al hilo de un pasaje de la entrevista. La uva hay que pagarla como se merece y así asentar empresas y población. Es el punto cero de volver a tener ilusión. Y también negocio.
Gracias, Alberto