XABIER Abando, en la plasmación del sueño de su aita, en Okendo.
El anhelo saltó del padre al hijo. La muerte imprevista de aquel hombre, ginecólogo de profesión, que murió a los 55 años sin lograr su sueño, dio una razón añadida de ser y existir a su hijo.
«El aita plantó 20.000 árboles frutales y todo un viñedo con sus cepas. Primero plantó el pie americano, resistente a la filoxera, y luego colocó los injertos. Pero… todos los años se le secaban las cepas», recuerda.
CEPAS de los Abando que por fin florecieron en Álava, no lejos de Bilbao.
Xabier creó una empresa de construcción sin perder nunca de vista el sueño de su aita, hasta que, por fin, en 2007, cincuenta años después del último intento de Juan Blas Abando, produjo en Okendo los primeros txakolis de Astobiza.
El hijo tenía ya 65 años de edad, pero como dice el refrán “nunca es tarde si la dicha es buena”. No es verdad que la gente paralice sus sueños porque sean mayores, sino que, como dijo el Nobel García Márquez, se hacen mayores porque dejan de perseguir sus sueños.
ASTOBIZA: bodega y viñas de Hondarrabi Zuri.
Con unas viñas por plantar en la cabeza y una bodega de txakoli en su corazón, Xabier Abando planeó, buscó, soñó, creyó y nunca se desanimó hasta crear Astobiza. Como decía el dramaturgo Tyler Perry, los sueños no mueren, es la gente la que se rinde.
Al llegar a la bodega alavesa, en un día de verano y un intenso cielo azul, el comercial de Astobiza Álvaro Bujanda me incorpora a una cata que está llevando a cabo con Jorge, el sumiller del restaurante Lumbre de Casalarreina.
DURANTE la cata de sus txakoli…, con Álvaro y Jorge.
A pesar de haberme demorado en los alrededores de la bodega, en el municipio de Okendo, situado a unos 30 kilómetros al suroeste de Bilbao, en la provincia de Álava, admirando y fotografiando alguno de los caseríos vecinos… llego pronto a la cita con Xabier Abando, que no tardará.
ES curioso que me detuviera en Okendo a fotografiar caseríos.
Con él pasaré cuatro horas de conversación sincera, abierta, primero en la Bodega y luego en un restaurante cercano, Zigor, donde beberemos con placer un par de botellas de su txakoli con una magnífica comida.
Antes habíamos grabado 52 minutos de entrevista para el Blog, donde aparecerá de manera sorprendente Rioja Alavesa. Donde la figura del aita ginecólogo, con alma de caserío, estará muy presente.
.- Dices que el aita plantaba todos los años, erre que erre, ¿y todos los años se secaban las “cepas”?
Un año tras otro las plantas se secaban en su mayoría. En ese empeño se murió aita. A mí me quedó una cosa…
POR supuesto que brindaremos por el aita de Xabier.
Álvaro nos servirá dos magníficas copas del Malkoa, tan fresquitas como los sueños que aún abriga Xabier en su interior. Con esas copas en la mano, mientras nos sentamos a una mesa de la parte enoturística de la bodega, comenzará una conversación que se me pasará volando.
«He de contarte que mi aita…
.- ¿Cómo nació esta bodega alavesa, Xabier?
He de contarte que mi aita, que había nacido a principios del siglo XX, fue un ginecólogo de Bilbao que estuvo formándose en hospitales de París en una ginecología mejor de la que en aquellos años había en España.
CARTEL situado a la entrada de la bodega.
Al terminar sus estudios volvió a Bilbao con una formación adelantada… El franquismo no le dejaría trabajar en la Seguridad Social por sus ideas políticas.
.- Era un demócrata vasco en tiempos de Dictadura.
En su día había sido inspector de la Maternidad en Bizkaia. Cuando los golpistas entraron en Bilbao, le quitaron de la inspección de Maternidad. Bien sabían que no era afecto a las ideas del Régimen.
.- ¿Cómo se llamaba?
Juan Blas Abando. El aita era un médico de campanillas, y aunque no en la Seguridad Social, pudo trabajar toda su vida, y muchísimo.
XABIER se sirve una copa de su txakoli .
De cuando estuvo en los hospitales de París, mantenía la amistad con un amigo suyo que tenía una bodega en Burdeos. Con los conocimientos que alcanzó de Enología, el aita hizo en Bakio un txakoli que para mí era el mejor txakoli, mucho menos ácido que los demás.
.- ¿Qué edad tenías cuando probaste su primer txakoli?
Siete añitos cuando lo caté por vez primera. Correría el año 1949. Años después mi padre permitió que tomáramos aquel txakoli de Bakio en las comidas, que yo tenía entonces 12 años recién cumplidos.
Los terrenos de Artxanda, en Bilbao
BAKIO en la costa de Bizkaia, mar y montaña.
BAKIO y Bilbao (desde Artxanda), presentes en la conversación.
.- Aquel txakoli no tendría nombre.
No, qué va. Era del caserío Renteria, pero sin nombre. Un txakoli de la variedad Hondarrabi Zuri. Tenían entonces unos toneles grandes que ya estaban cristalizados, sin dar sabor ni a roble ni a nada.
Salía un txakoli estupendo. Otros txakolis eran muy ácidos, pero el txakoli del caserío Renteria de mi padre, siendo crío, me parecía un txakoli muy bebible. La cuestión es que aita se murió con 55 años de edad.
.- ¿Qué edad tenías tú?
Quince. Unos años antes de morirse había comprado un terreno en Artxanda, en Bilbao, con dos caseríos. Allí plantó muchos árboles frutales, puso vacas, arregló uno de lo caseríos perfectamente para poder ir allí a disfrutar.
.- A un hombre como tu aita, que vivió en Bilbao y París, que conocía Burdeos, ¿de dónde le venía su alma rural, su alma de caserío?
Aita fue de los pequeños de la familia. Cuando nació la más pequeña, su ama estaba bastante enferma. Así que a él le llevaron con la tía Severina, que era hermana de su madre. Con ella estuvo hasta los 15 años en un caserío del Txorierri, en el valle de Asúa, en Derio, cerca de Bilbao.
.- ¿Os contó cómo fue la vuelta a Bilbao?
Al parecer le dijo a mi aitite: “Oye aita, que dice el profesor que no me puede enseñar más”. “¿Cómo que no te puede enseñar más?”. Mi aitite le cogió de la oreja, le llevó donde el profesor. “Oye, ¿pero qué dice éste?”.
Era verdad. El profesor le dijo: “Don Julián, es una pena que tan listo como es, usted le deje aquí, porque su hijo podrá hacer cualquier carrera universitaria, cuando aquí será un aldeano más”. “Sí, pero aquí tienen muchos terrenos”.
OJOS de un caserío de Okendo viendo pasar la vida.
«Encontronazos» por no saber hablar castellano
.- Pienso por lo que ya me has contado, que aquella etapa de Derio con la tía Severina, fue una de las etapas más felices de su vida.
Sí, sí lo fue.
.- Tu aita tenía una fuerte raigambre con la tierra y con el mundo rural del caserío.
Sin duda. En Bilbao fue a estudiar al colegio de los Escolapios, donde tuvo algún encontronazo porque no sabía hablar castellano. Así que pasó al instituto, terminó el bachiller y se fue a Valladolid a hacer la carrera de Medicina. Y de allí pasó a Salamanca.
SEÑAL en la carretera que indica la presencia de la bodega.
.- Volvamos a la etapa en la que tú tenías 7 años, cuando compró el terreno de Artxanda con dos caseríos.
Los dos caseríos se llamaban Artabilletu y Mendialai, el de arriba, el que acondicionó. Mientras en el otro dejó que siguiera viviendo una viuda hasta que falleciera. Una viuda que dejaría el caserío justo antes de morir para trasladarse a un piso que le compraron los hijos en Deusto.
.- ¿Qué aconteció en vuestros terrenos de Artxanda durante aquellos años?
Ya verás.
El aita plantó 20.000 árboles frutales y todo un viñedo con sus cepas. Primero plantó el pie americano, resistente a la filoxera, y luego colocó los injertos. Pero… todos los años se le secaban las cepas. Tenía yo 8 años cuando empezó a plantar, y estuvo en esa tarea hasta mis 15 años, que fue cuando aita murió.
JOVEN cepa de Astobiza, de unos 18 años de edad.
Entrevista-homenaje a Juan Blas Abando
.- Plantaba todos los años, erre que erre, ¿y todos los años se secaban las “cepas”?
Un año tras otro las plantas se secaban en su mayoría. En ese empeño se murió aita. A mí me quedó una cosa…
.- Ya veo, Xabier, tú has venido a cumplir el sueño de tu aita.
Justo en este instante, al escuchar esas palabras mías, Xabier se emociona. Es su respuesta, un omenaldi a su recuerdo. Veo sus ojos brillantes de igual manera que siento su nudo en mi garganta.
CON un racimo de Hondarrabi Zuri en su mano.
.- Es algo muy hermoso, Xabier, que te emociones más de 60 años después. Lo tuyo con Astobiza es un homenaje en toda regla a tu aita Juan Blas Abando. Brindemos por el aita.
Suenan las copas en el silencio de la bodega. Al chocar -tal y como ha quedado el sonido grabado- pareciera la campana de una ermita de Okendo.
XABIER con uno de los txakoli de Astobiza junto al viñedos.
.- ¿Cuál fue luego tu formación?
Soy ingeniero industrial por Bilbao.
.- ¿Y luego a qué te has dedicado?
Ya verás. Me especialicé en Inglaterra, donde hice un Master en Mecánica de Suelo, trabajando allí con una empresa. Primero empecé con ellos y luego fui a la Universidad, participando en un trabajo de investigación con un profesor.
Hubo un tiempo que me quería quedar allí porque me ofrecieron una cosa muy interesante de ir a Perú a llevar dos presas de tierra, que era algo nuevo.
.- Pero…
«La historia del aita»
Pero me tenía que declarar desertor del Ejército español, a lo que mi hermano mayor vino a buscarme para decirme: “no nos fastidies, con el problema que tenemos en la familia, con un hermano que ha salido de Bilbao, el otro en Burgos haciendo la mili, castigado además, con la policía haciéndole interrogatorios… Te pido por favor que vuelvas”. Así que volví.
.- ¿Con qué ideas volviste a Bilbao?
Al volver a Bilbao yo tenía metido en la cabeza que el aita había fracasado con el viñedo de Artxanda. Ya por entonces me dije que «algún día» tendría que retomar «la historia del aita». De momento lo iba dejando y dejando.
SESIÓN de fotos del Blog que hará reír a Xabier, e incluso al fotógrafo.
.- Algo pasará… Pero tú tenías esa asignatura pendiente.
Verás. Un amigo mío del Txorierri, Juan Hilario, el Americano, como le llamaban de mote, me dijo que entre los dos rescataríamos la idea de mi aita. Juan Hilario me llamaba de vez en cuando. “Oye, ya tengo un terreno en Mungia”. Pero íbamos allí y yo no lo veía claro. “Mira, aquí hacemos unos bancales…”. “Déjate de bancales”, le contestaba yo.
.- Jajaja.
TIENDA dentro de la bodega.
“Déjate de bancales, que luego tiene que andar por ahí alguien con un tractor y se nos mata el tío”.
.- ¿Durante cuánto tiempo estuvisteis buscando un terreno propicio?
Durante veinticinco años, Julio.
TERCERA foto de la serie que acabó con una buena sonrisa.
«No te metas en eso, que es un lío»
.- Caray! Mientras tanto tú ibas haciendo tu vida.
Yo me casé muy tarde, con 37 años, y tuvimos dos hijos. Chica y chico. Que quise adoptar un tercer hijo para tener tres, pero mi hijo no quiso. En fin.
El caso es que un día se murió Juan Hilario sin haber conseguido un terreno para arrancar con la idea del txakoli.
.- ¿Qué te decía la gente?
“No te metas en eso, que es un lío de aquí te espero”, me decían. Por un lado pensaba “lo dejo, me olvido”, pero no podía dejarlo. No podía!
.- Era un “mandato” sentimental muy íntimo, Xabier.
Exactamente. Así fue como me puse a buscar terrenos. En una ocasión un amigo mío me trajo aquí, donde estamos. Estaba el caserío que hemos reparado ahora.
Hablé con el propietario. “Te compro. ¿Cuánto quieres?”. “Tanto”. Me lo pensé. Al día siguiente le llamé, nos vimos aquí de nuevo, y quedé en comprarle el caserío y las 7,5 hectáreas de los alrededores.
Que ahora tenemos cinco hectáreas más, que son de un amigo nuestro, como si fuesen propias, y otras tres más. Así que 15,5 hectáreas. Aunque en total hoy movemos entre 35 y 40 hectáreas de viñas.
CASERÍOS cercanos a la bodega, al otro lado de una de sus viñas.
.- Ahí empezaste a cumplir el sueño del aita. ¿Existía ya Arabako Txakolina?
Sí, de aquella manera, todos irregulares. Así que yo me fui a Laguardia, a la Casa del Vino…
Miguel Larreina desde la Casa del Vino
.- ¿No te atendería por casualidad mi amigo Miguel Larreina como presidente de la Casa del Vino?
¡Ése fue quien me arregló todo!
.- Jajaja, Miguel es único.
LARREINA conoce la fuerza de la familia que está detrás de cada proyecto.
Le conté que había plantadas 2 hectáreas. Pero Miguel me dijo que no constaba nada de nada. En un primer momento me dijo que no podría hacer nada.
Así que me volví para Bilbao muy preocupado. Pero al día siguiente volví a la carga. “Oye, Miguel, esto me lo tienes que solucionar, que es la ilusión de mi vida”.
“Es que allí no consta viñedo alguno”, me dijo Miguel. “Oye, le dije, yo voy a plantar, que tengo ya compradas 10.000 plantas”. “No me fastidies”, me dijo, “pues las tendrás que tirar”. “Eso no lo tiro yo por nada del mundo”, le dije. “Estáis locos”, me respondió.
.- Sácame de este suspense, Xabier, por favor.
Creo que le di tanta pena que me dijo “oye, preséntame el arranque, y luego preséntame la plantación”. Así fue en aquel momento el único de toda Alava que regularicé mis uvas, pasando a ser directamente Denominación de Origen Arabako Txakolina.
Los demás tenían la DO en sus botellas, pero yo fui el primero que puse al día mi plantación, ya que por entonces en la Casa del Vino no tenían registradas otras viñas alavesas de txakoli que las mías.
.- Y a partir de entonces, ¿qué?
Ahí empecé a plantar, haciendo un diseño de la bodega. Y aquí estamos.
.- Tengo entendido que vuestra plantación de viñedo es de 1996.
Esa fue la plantación del anterior propietario. Cuando yo compré todo esto, en 2005, me encuentro solo con las dos hectáreas de viñedo plantado. Por entonces planté prácticamente toda la finca.
Planté un poco de Gros Manseng, y el resto de Hondarrabi Zuri.
«Ni idea de viñedos… Lo mío era otro mundo»
.- ¿De qué gente te rodeas para llevar a cabo el proyecto Astobiza, cuando en 2006-2007 se construye la bodega?
Yo no tenía ni idea de viñedos ni bodegas. Lo mío era otro mundo. Un día comiendo con José Mari Arrate y Mikel Zeberio les dije que estaba buscando un enólogo o enóloga para la bodega. Así fue como salió el nombre de Ana Martín Onzain, que es de Las Arenas.
ENÓLOGA Ana Martín Onzain.
.- ¿Qué virtud destacaban de ella?
“Para el vino blanco, Ana es de las mejores de España”, me dijeron. “Pues nada, con ella”. Pero Ana quería ver y saber lo que yo tenía planeado. Vino cuando aún no estaba hecha la bodega, y con las plantas muy pequeñitas. Con todo por hacer.
.- ¿Qué la convenció para quedarse con tu proyecto?
Le dije que quería hacer “el mejor txakoli de Euskadi”, sin meterme “en una producción enorme”, que quería “fundamentalmente calidad”.
Pensé que me diría que no, porque todo era muy incipiente. Sorprendentemente me dijo “te creo en todo lo que dices, por eso voy a apostar por tu proyecto”.
ASPECTO del caserío de Okendo antes de su actual remodelación.
.- ¡Qué alegría para ti!
¡Hombre!
.- Tuviste que pensar en lo que tu aita te diría: “Xabier, ya está el tema encarrilado”.
Contaba con Ana Martín y Pepe Hidalgo, que es catedrático de Enología, a quien Ana tenía como apoyo. En cierta manera quien elabora el txakoli es Pepe Hidalgo, y quien lo cata y lo dirige por buen camino es Ana Martín.
COLOCANDO las etiquetas para meterlo en las cajas…
El entusiasmo de las 50.000 botellas del primer año
.- ¿Siguen los dos con vosotros dieciséis años después?
Los dos siguen totalmente implicados.
LA familia de Xabier, que alguien podría llamar la familia Astobiza.
.- ¿Cómo va creciendo la bodega, y dónde está ahora tu entusiasmo?
¿Entusiasmo? Mira, al principio pensé que íbamos a vender todo el txakoli, que empezamos con 50.000 botellas, demasiadas para el primer año, de las que vendí solo 20.000.
.- ¿Cuál había sido tu empresa y tu trabajo anterior?
Nosotros teníamos la empresa Cimentaciones Abando, que tecnológicamente será de las tres primeras de España.
La empresa iba muy bien, pero yo buscaba alguien para dirigir Astobiza. Durante un tiempo estuvo con nosotros Jon Zubeldia. Luego hemos metido aquí muchísimo dinero.
INTERIOR de la bodega, donde queda claro cómo defienden su marca.
.– ¿A cuántos países llega hoy vuestro txakoli?
A unos 37 países de la Tierra.
.- Casi como la bodega “Luis Cañas” de Villabuena.
Juan Luis nos ha echado una mano. Y nosotros también a él en Japón. Las sinergias son muy necesarias.
«El mejor txakoli de Euskadi»
.- Juan Luis Cañas es gran empresario y una gran persona.
SIEMPRE es grato hablar de la gente que uno estima.
Y tiene unos vinos formidables, los de Luis Cañas, y los de Amaren, que son una delicia. Tengo sus vinos en casa. Para mi tiene en Villabuena y Samaniego las mejores bodegas de España.
.- ¿En qué se ha convertido Astobiza en agosto de 2023?
MANOS de Xabier, señalando el color característico de la Hondarrabi.
Estoy muy satisfecho con Astobiza porque estoy bebiendo un vino con una calidad que no creí que íbamos a conseguir. Sinceramente creo que hemos conseguido tener el mejor txakoli de Euskadi, como en su día le dije a Ana Martín.
.- ¿Te has convertido con el tiempo en un gran conocedor del sector del vino?
No, no. Me suena todo, pero no sé de nada. Como mucho podría decir que he impulsado y dotado de alma a todo esto.
.- Lo has peleado, lo has puesto en marcha, has buscado a la gente…
Ahora estoy muy contento con Álvaro Aritz Bujanda, un comercial muy bueno, con mis mismas ideas. Casi diría que entre los dos somos hoy el corazón de Astobiza. Álvaro, que es ingeniero agrónomo, con un Master en Economía, mantiene intacta la idea con la que puse todo esto en marcha.
CON Álvaro Aritz Bujanda durante una cata en la bodega.
.- ¿Alguno de tus hijos se ha implicado en la bodega?
Mi hija Ane le ha ayudado muchísimo a Álvaro, sobre todo en la parte económica. Y mi hijo Julen es el que se encarga de toda la compra y reparación de la maquinaria.
.- Los dos conocen bien la historia del aitite.
Lo han mamado a través de lo que les he contado… aunque, ya debes saber, que los padres contamos poco a los hijos.
ALGUNOS de los países donde se exporta el txakoli de Astobiza.
«Con ganas de tener una ganadería propia»
.- Si te hubieras quedado en Inglaterra no hubiese habido Astobiza, ni hubiera tenido lugar este encuentro. ¿O qué?
No lo sé… Igual sí. Déjame decirte que me he quedado con ganas de tener una ganadería propia de raza pirenaica. De hecho estuve a punto de comprarla al lado de Lekeitio. Unos animales, oye, una preciosidad.
Mi mujer me dijo: “Xabier, si te metes en esto ya me separo de ti”.
Jajaja, reímos los dos.
.- ¿En alguna ocasión le dices mentalmente al aita desde el viñedo, o desde la bodega: “Aita, mira lo que hemos conseguido juntos”?
Se lo digo, sí. Se lo dije en mi cabeza cuando sacamos el primer txakoli, en 2007, cuando aún estaba la bodega sin terminar. Creo que tenía que haber sabido esperar un año más.
.- Pero tenías la imparable ilusión de “querer sacarlo cuanto antes”.
Lo sacamos, pero fue un año malísimo. Un año que no subía el grado de alcohol… Aquel año vendimiamos el 25 de octubre.
.- Con este sol del verano, hoy es un día magnífico para el viñedo.
UN «búho» vigila la maduración de las uvas.
Hoy la viña está feliz, pero ha habido mucho mildiu, que menos mal que lo hemos cortado a tiempo, sin que llegara al fruto. Hemos estado un poco acojonaditos. Hay colegas que han perdido la cosecha de txakoli.
.- Veo que elaboráis también txakoli rosado en Astobiza.
A mí no es el que más me gusta, pero mira, si hoy hiciéramos del rosado 40.000 botellas las tendríamos todas vendidas, que está de moda en Estados Unidos.
EL «Rose» tiene una gran predicamento en Estados Unidos…
«Sacar nuevos vinos», dice el joven de 81 años
.- Luego ha venido el Malkoa y el Malkoa especial.
El mejor Malkoa de todos ha sido el de 2016.
.- ¿Qué pasó aquel año?
No lo sabemos, pero tuvo que haber sido la uva.
UVAS de Hondarrabi Zuri acariciadas en mi mano.
.- Y luego hacéis esta botellita de vendimia tardía, mucho más dulce.
Si no lo has probado te llevas esta misma botella para probar. Para maridar con el foie es impresionante.
.- ¿Te plantarías con todo lo que tenéis, o hay que sacar vinos nuevos?
Hay que sacar vinos nuevos, sí. De hecho ya estamos haciendo pruebas a ver si nos gusta de verdad.
.- ¿Cómo es eso de comercializar el txakoli en casi 40 países?
EL DÍA de la entrevista estaba preparado este palet con destino a Seúl.
Estamos corriendo mucho mundo. Es verdad.
.- ¿Qué papel quieres jugar en la bodega a tus 81 años?
Ahora quiero disfrutar la bodega. Tomo txakoli casi todos los días, y también bebo vinos de Rioja Alavesa, por Dios que sí.
.- Hay consumidores vascos que sólo consideran vino vasco al txakoli. ¿Qué te parece?
Rioja Alavesa es algo muy importante en Euskadi, y en todo el mundo. En Bilbao manda mucho Rioja Alavesa. Pero si eso inquieta en Rioja Alavesa, me comprometo a hacer toda la propaganda que pueda de Rioja Alavesa. Ya diremos que los vinos de Rioja Alavesa son anteriores al txakoli, la verdad.
.- Me gusta esta alianza que propones.
Habría que incidir con los barman de los bares. Confío que los dueños de los bares sepan más.
ANTE un huevo de hormigón, en la sala de elaboración.
.- ¿Necesitan alguna vuelta de tuerca las tres DO de txakoli en Euskadi para impulsarlo más y mejor?
Soy de los que piensa que teníamos que haber tenido una Denominación única de txakoli, diferenciando muy bien las distintas elaboraciones, la guipuzcoana, la vizcaína y la alavesa.
.- Acertaste con toda tu insistencia.
Es la única forma de acertar.
MIRADOR de la bodega, para contemplar el paso del tiempo.
.- Claramente el sueño de Juan Blas Abando se ha cumplido.
Yo diría que sí, que se ha cumplido. Mis hijos Ane y Julen van a continuar. Les veo con muchas ganas. Así que el sueño irá a más.
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He tenido una extraña sensación. Como si Julio Flor entrevistara al aita de Xabier a través de lo que éste le cuenta. Hace falta sensibilidad y una honda mirada periodística para llegar hasta el Alma de Baserri del ginecólogo Juan Blas Abando. Es el milagro de las palabras y una escucha muy atenta. Por cierto, que la cita de Gabriel García Márquez es muy atinada. Me la apunto.
Eskerrik asko
Eskerrik asko, Kepa
Diría que Xabier Abando se ha concedido el mejor premio que un ser humano puede darse a sí mismo. No hace falta que nadie le entregue una medalla. Sencillamente ha hecho lo que él sentía que tenía que hacer. Y encima hace feliz a la gente con su maravilloso txakoli
Gracias, June
Gran acierto llevar del brazo a los vinos de Rioja Alavesa y al txakoli de Euskadi. Así hacemos muchos. Los que maridamos ambos vinos con nuestras comidas y cenas. Somos un país afortunado. Vino y Txakoli ha de propiciar, y las Administraciones con ellos, una gran alianza, tanto en la producción de uvas, como en ayuda a las bodegas, en la comercialización y en el abordaje de los mercados interiores y exteriores. Hay hacerlo sí o sí.
Gracias, Aguilera
Menuda historia. Pelos de punta. Mientras leía la entrevista no paraba de imaginar con imágenes cada relato. Creo de verdad que sería digna de la gran pantalla o de Netflix… qué bonito comienzo con ese niño de 7 años probando el Txakoli por primera vez. Las cepas que no funcionan, los «sueños incumplidos», Xabier cogiendo el relevo en la siguiente generación y de qué manera. Qué bonito es el destino cuando se le ponen ganas a proyectos así.
Enhorabuena por todo a la familia, tanto a la de sangre como a la elegida, que formáis parte de Astobiza.
Gracias, Danel
Muchas gracias, Julio, por permitirme acercar, con la sensibilidad que te caracteriza, al conocimiento de gentes y costumbres tan peculiares. Tenía yo otra imagen del Txakoli.
Gracias, Manuel