.- ¿Se te removía el ADN sabiendo que tu padre, tu abuelo y tu bisabuelo trabajaron las viñas?
Todo ha sido un impulso. También la alegría de despertar una nueva ilusión en mi padre.
BRUNO padre, Bruno hijo y la enóloga Flavia… juntos en el proyecto VOLVER.
Quizá el viento no sepa volver. A veces los humanos se alejan tanto del lugar donde nacieron que se convierten en navíos lejanos atados al horizonte, anclados en puertos situados al otro lado del infinito.
Los hay que vuelven a sembrar futuros en tierras de ayer, como Bruno Benés, que con su novia la enóloga Flavia Elías ha vuelto a la casa del padre, que aún trabaja las viñas a sus 74 años.
PUEDE decirse que la tierra paciente esperaba en Cordovín.
Muy consciente de lo que significa su decisión, el hijo que sorteó el oficio del padre durante muchos años se encarga hoy de la bodega familiar, dejando constancia de su vuelta al llamar a la bodega Reditus, que en latín significa Volver.
“Su hijo Bruno marchó a miles de kilómetros para darse cuenta de lo que había dejado atrás”, como lo entiende Ángel Villar, amigo de la familia.
En tiempos en los que está en jaque el relevo generacional en los pueblos donde la existencia humana se conjuga entre viñas y bodegas, muchos jóvenes eligen su propio camino, alejándose definitivamente de la tarea que ocupó la vida de sus antepasados.
FALTAN manos de nuevas generaciones encarando el futuro vitivinícola.
La viña se queda huérfana entonces. Se cierran las bodegas. Se llenan las salas de barricas de soledad. Las arañas tejen en silencio su tela entre las sombras del olvido.
Puertas y ventanas cerradas aprenden en la bodega la dura lección del tiempo. Las llaves se oxidan sin entrar más en sus cerraduras. Los nietos de aquellos cosecheros, los hijos de los abnegados viticultores han optado en pleno siglo XXI por otro camino, acogiéndose al derecho a no volver.
Esa palabra ha estado en la boca de los poetas. “Volver a sentir aquel latido de la mano buena de nuestra madre”, dejó escrito Antonio Machado. En su poema “A Chile, de regreso”, Neruda muestra el deseo de volver al hogar y a la identidad.
BRUNO padre abre hoy la puerta de su bodega con otra ilusión.
«Su vuelta, la más alta pasión de mi vida»
Los hermanos Bruno y Mario Benés, de una familia que atesoraba tres generaciones entregadas a la viña y el vino, marcharon a realizar sus estudios universitarios lejos de casa. Bruno, el mayor de los hermanos, marchó a Santander pasando en total trece años alejado de casa, con estancias laborales en Lima, Madrid, Zaragoza, Japón, Malasia o Canadá.
Ángel Villar, de la enoteca Alesón (La Rioja), me contó una historia que en su voz parecía hablar del Ulises de la Odisea de Homero, que sorteó mil aventuras, cuando en realidad me hablaba de los viajes y el regreso de Bruno Benés González.
La vuelta a casa significaría mucho más de lo que Bruno Benés padre jamás se atrevió a soñar.
DESDE niño, Bruno padre estuvo dedicado al campo.
.- ¿Pensaste que todo esto acababa contigo, Bruno padre?
Su vuelta ha sido la más alta ilusión de mi vida.
.- ¿Qué sientes ahora?
Que a mis 74 años tengo la misma pasión que hace 20 años, por lo menos.
Los hijos, uno ingeniero de caminos, el otro ingeniero químico, con su retorno a casa han vuelto para poner en marcha Reditus, una bodega con el bello nombre de Volver en latín.
CON su hermano Mario en una feria de Gijón de pequeños productores.
Bruno padre tuvo que dejar la escuela con 13 años
“Volver, desnudos como ayer, sin más sol que la fe en nuestras manos”, cantaron Sergio y Estíbaliz en aquella historia de amor. Volver para cumplir además el anhelo de su padre, cuando el viejo viticultor, hoy de 74 años, había abandonado la esperanza.
Ha sido traspasar esta puerta con una llave antigua, sentarnos, y uno de los tres, el Bruno padre de 74 años, ha dicho “Ave María Purísima”, lo que es una forma de hablar, entregando su alma a través de sus palabras, gracias a que el verbo volver puso en marcha el alma de una bodega que cual ave fénix ha resurgido de sus cenizas.
LA llave del viticultor se ha convertido en metáfora del porvenir.
.- En tu caso, Bruno padre, tú no tuviste elección.
Empecé a trabajar en el campo a los 13 años, hace ya 61 años, en una familia de seis hijos, teniendo que dejar la escuela. Durante muchos años trabajé con mi padre Crescencio, que yo me llamo Bruno Crescencio, con el primer nombre de mi abuelo y el segundo de mi padre.
.- ¿Cuál es el significado de Reditus, en latín, con el que llamáis a la bodega y algunos vinos, Bruno hijo?
Con ese nombre le damos sentido al proyecto. Para nosotros significa “VOLVER”, pues a los 18 años marché a estudiar a Santander, sin haber mantenido relación alguna con el mundo del vino.
ABUELOS de Bruno hijo, historia agricultora de la región Rioja.
Santander, Madrid, Perú, Japón, Canadá…
.- A ti no te tocó dejar la escuela con 13 años.
Ni a los 13 ni a los 18. Primero estuve seis años en Santander, sacándome Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos.
Cuando acabé la carrera volví aquí, en 2014, justo cuando no había nada para los Ingenieros de Camino. Así que en vez de estar parado mano sobre mano hablé con un amigo que estaba en Sudamérica y me marché a Lima (Perú), donde estuve casi un año y medio.
.- ¿Cuándo volviste?
SIETE vinos amparados por el verbo VOLVER, Reditus en latín.
Volví a buscar trabajo, primero en Madrid, luego en Zaragoza, en una empresa que tenía proyectos internacionales, viajando a Japón varias veces, y a Malasia… Aquella vida me cansaba, porque tenía la sensación de no estar en lugar alguno.
Flavia y yo nos habíamos conocido con 20 años (hace casi 14 años). Así que decidimos marcharnos juntos. Buscamos una zona aún más lejana, en Canadá, la British Columbia, su provincia más occidental, donde hay una zona famosa de vinos, Okanagan Valley
.- El mundo es muy pequeño, ¿eh?
Estando en Canadá yo trabajé como ingeniero, y ella en el sector del vino. Primero empezó en una vinoteca, y luego en la bodega Burrowing Owl Estate Winery.
TIERRA y Cielo de Cordovín escuchando historias de emoción.
«A finales de los 70 tuvimos 3 cosechas sin vender»
.– Mientras tanto ¿cómo te iba a ti, Bruno padre, teniendo dos hijos trabajando lejos de Rioja?
Yo seguía aquí solo, guardando la viña, bueno, con el apoyo de un hermano que por una operación se quedó inválido. He seguido siempre activo, porque la ilusión de la viña y el vino la he llevado siempre conmigo.
Toda mi vida trabajando en el sector, pasando peores aventuras que ahora, pues con mi padre, a finales de los 70, tuvimos tres cosechas sin vender el vino. Que entonces las penurias eran como ahora, o peor.
.- Algunas diferencias habrá.
Mira, sí, que el vino lo controlábamos entonces nosotros, y no las bodegas, que ese es uno de los problemas más gordos que tenemos.
EN torno a esa mesa, a la entrada de la bodega, trenzamos la conversación.
.- Entonces no contabais con 12 hectáreas de viñedo.
Teníamos menos, que aquí ha habido mucha gente con 5 hectáreas de viñedo que ha sacado las familias adelante.
Alcalde de Cordovín durante veinte años
.- Con aquellas hectáreas distéis estudios a tus dos hijos.
Fue su madre María del Val quien más ha influido en ello, que ella ha sido la que se ha preocupado por sus hijos. En ese periodo de crianza de los hijos yo fui alcalde de Cordovín durante 20 años.
UNAS barricas anuncian que Cordovín es tierra de vinos.
.- Estando los hijos lejos de casa, ¿pensaste que un día volverían?
Creí que ya no volverían, la verdad. Si bien mi ilusión era su vuelta. Mientras tanto yo seguía entregado a esto, que hoy con la edad que tengo sigo en ello.
.- El otro día me dijiste por teléfono que ahora “tenías tanta ilusión o más que ellos”, que de momento “el vino es un hobby de fin de semana para tus hijos”
Así es.
.- “Mientras su padre aguante -me dijiste- yo les cuidaré las viñas”, a la vez que me hablabas de la enorme ilusión que te había producido su vuelta a casa.
SESENTA y un años lleva Bruno Benés entregado a las viñas.
Tengo 74 años y este año esperamos llevar a cabo una nueva plantación de viña, con Maturana y Malvasía, que la voy a plantar yo en 0,6 ha.
Siempre he tenido un gran entusiasmo por la viña. En mi época de alcalde monté un jardín de viñas, que una de mis ilusiones es que se haga una degustación de uvas, no de vino, jeje.
«23 Reales», el precio de un vino vendido en 1932
.- Pensaste que no tendrías relevo, y que todo esto acababa contigo, pero al final, Bruno padre… al final volvieron tus hijos.
Para mí esa ha sido la más alta ilusión de la vida. Y que mis viñas y la bodega puedan continuar, como yo he venido continuando lo de mi abuelo y mi padre.
UNA sonrisa que lo dice todo, sujetando una vieja escalera.
.- Ahí veo una marca de vino que se llama “23 Reales”
Viene a cuento de una carta del año 1932 hablando de una venta de vino de un abuelo. Luego está “La herencia de Chencho” de una viña.
.- ¿Quién fue Chencho?
Fue el alias de mi padre, a quien le dedicaron unas poesías cuando falleció: “A Crescencio Benés, personaje singular e inolvidable, escrito con mi letra más íntima en póstumo homenaje”.
23 REALES, y La herencia de Checho, dos de sus referencias de vino.
.- ¿Quién firmó ese texto?
Ángel fue una persona que venía aquí a pasar los ratos que tenía libres con mi padre para que le contara historias, que mi padre fue siempre muy abierto.
Reformar una bodega que llevaba cerrada 20 años
.- En el relato de las cosas nos habíamos quedado en Canadá, Bruno hijo.
Era el año del Covid, en 2020, que Flavia y yo marchamos en 2019 con la visa de un año. Llegó un momento en el que mi visa se acabó.
Un día Flavia y yo nos dijimos “¿Qué hacemos aquí con lo que tenemos en casa?”. El verbo era VOLVER. Si no pusimos ‘Volver’ como nombre de la bodega, así, en castellano, es porque estaba registrado por otros.
FLAVIA Elías y Bruno Benés en el mundo de viñas y vino.
.- ¿Cómo fue la vuelta?
Al principio fue un caos, porque la bodega, en cierta manera, llevaba parada más de veinte años. Hoy la bodega no es nuestro trabajo principal, sino que es un trabajo para los fines de semana, vacaciones y poco más.
.- Cuéntalo tú, Bruno padre.
Lo cierto es que yo he elaborado vino todos los años, aunque fueran unas pocas botellas. Te digo esto y añado que yo no bebo vino.
Flavia Elías trabajó en Bodegas Palacios
.- «En casa del herrero, cuchillo de palo»!
No pruebo el vino, pero siempre he estado implicado en hacerlo. Y en mantener las variedades viejas, sobre todo el Garnacho tinto, que ha sido la materia prima de Cordovín.
.- Amor por la viña todo, Bruno padre.
Al principio era una forma de salir adelante, para mí y para mis hermanos. Luego te picas en ello, y finalmente no lo puedes dejar. Unas veces hemos sacado dinero y hemos mejorado con mucho esfuerzo y trabajo.
.- En vuestro caso, ¿quién tira de quién, Flavia?
En el pasado yo comencé trabajando un año y medio en Bodegas Palacios Remondo. Mi jefa la enóloga se tomó una baja y yo me ocupé de sus tareas junto con su compañero del equipo técnico.
En Canadá aprendí cómo se hacen las cosas del vino en el nuevo mundo, con mucha tecnología. Son dos escuelas diferentes. Así que soy la que sabe de vinos en Reditus, si bien fue Bruno quien tiró de esta historia familiar.
FLAVIA con dos de los vinos de Bodegas Reditus.
Valorar la entrega de toda una vida a la viña
.- Bruno sigue trabajando en una empresa de Energías Renovables como ingeniero de caminos, y tú Flavia eres comercial del vino en Rioja.
Así es… Pero poder hacer vino en la bodega familiar de Bruno es perfecto.
.- ¿Cómo veis la entrega de toda una vida de Bruno padre al vino?
Ha tenido mucho carácter y mucho tesón para permanecer aquí día a día sin saber qué iba a pasar con su patrimonio hasta que aparecieron sus hijos a tomar el relevo.
Tiene 74 años y no para. Hay días que nosotros estamos cansados de tanto trabajo. Y sin embargo él está siempre dispuesto a hacer algo, aunque sea quitar unas hierbas.
MANO viticultora que ha sabido guardar la viña.a
“Para mí esto no es trabajo. Es lo que he hecho toda la vida”, sonríe él.
.- Así que “no es trabajo”.
Acabamos de comprar dos parcelas viejas de 85 años, de 1940, y mi ilusión es sacarlas adelante.
Cuando ya no esperas que tus hijos vuelvan…
.- Confiésate conmigo, Bruno padre, tú has renovado tus ilusiones con la vuelta de tus hijos.
Sí, lo confieso, porque ya no esperaba que volvieran. Además, ellos no estuvieron nunca implicados con lo mío. Y ahora tengo esta satisfacción.
.- ¿Qué sientes?
Que tengo la misma pasión que hace 20 años, por lo menos.
REDITUS se ha hecho vino, escribiendo su nombre.
“Y ahora tienes además una nuera que está dándote guerra”, añade Flavia.
Como para no «darme guerra» -sonríe Bruno padre -, pues la forma de elaborar vino es hoy en día totalmente distinta, que en mi época era todo manual, mezclando las viñas de una zona con las de la otra, con unos controles que antes no había…
.- ¡Qué suerte la de los tres, implicados en este proyecto que elabora 4800 botellas de vino al año!
Suerte la mía -dice Flavia-, que cuento con su intuición y su vieja sabiduría, porque en el campo sabe qué características tiene cada una de sus viñas. Así que vamos a tiro hecho.
«Trabajar a pérdidas»
.- ¿Qué papel estáis jugando tu hermano y tú en este nuevo tiempo?
Somos los que tiramos del carro más allá de las viñas. Moviendo el vino, las etiquetas, los trámites burocráticos… Un trabajo físico y administrativo, y de venta del vino.
“A mí no me des papeleo y burocracia”, dice Bruno padre. “Yo estoy enfocado en la viña”.
.- Bruno en la viña / Flavia en la enología / y vosotros dos en lo demás.
No sé. Esto está complicado -señala Bruno padre-. No es normal que te den dinero desde la Administración para que trabajes a pérdidas económicas. ¿Para qué te dan dinero? Porque te dan 50.000 euros, ¿y qué? Si vas a hacer una plantación tendrás que invertir en ella durante 4 años sin sacar un duro. Eso se llama trabajar a pérdidas. Yo lo llamo enterrar viva a una persona.
BRUNO hijo, a la derecha, ha vuelto a pisar tierra y enraizarse.
.- Mirando a cinco años vista, ¿tenéis la intención de seguir así, de lunes a viernes en una empresa, y los fines de semana en la bodega?
Es complicado, pero así vamos a pasar los primeros años, que serán los más duros. Quiero pensar que un día alguien nos llevará el papeleo, y que tendremos un distribuidor…
La Garnacha de Cordovín, de «una acidez increíble»
.- ¿Y dejar el otro trabajo fijo de lunes a viernes?
Ahora mismo el sector del vino está complicado. Y con 5000 botellas no da. Primero hay que ver si el ‘coche’ arranca. Aún así, la idea nunca será hacer más de 5000 botellas. Que con las 4800 de ahora todo está recogido a mano, etiquetado a mano, lacrado a mano.
VOLVER por el túnel del tiempo para mimar la historia.
“Las viñas se cavan a mano con la morisca, que al renque le doy yo con la herramienta, y no veneno”, informa Bruno padre.
.- ¿Qué dimensión tiene la viña más grande?
Tenemos una finca de cuatro hectáreas. Todas las demás son pequeñitas, que hay alguna de 0,2 ha.
.- ¿Desde cuándo existen estas dos botellas, Reditus y 23 Reales?
El primer año de la comercialización fue en 2024. Una es del 22 -el primer año que hicimos vino aquí tras la reforma- y la otra del 23. Una con un año de barrica, y la otra con seis meses.
PAREDES interiores de la bodega que callan y otorgan.
.- ¿Qué ha pasado en estos tres años, entre el 22 y el 25?
Muchas vueltas, y muchos vinos. El clarete por supuesto, luego la Garnacha, lo mejor que tenemos, con una acidez increíble. Un tinto joven de Garnacha, con fruta. El Reditus joven. Y vamos a mostrar el potencial que tiene la Garnacha para criarlo, que es el 23 Reales. Y además vimos una parcela que fermentó aparte, que no tenía que ser mezclada.
“Yo les influí un poco porque conozco qué fruto da cada viña”, indica Bruno padre.
Siete referencias de vinos para 4800 botellas
.- Así que, en total, ¿cuántos vinos?
Seis en el 22, y uno más en el 23.
«Demasiados», apunta Bruno hijo.
Y luego hemos mezclado Garnacha blanca con Garnacha tinta, y ha salido un rosado. Venga, va, todo para adelante.
.- ¿Demasiadas referencias?
Siete son muchas referencias para 4800 botellas. Cuando la gente empieza, hace un vino, o dos como mucho. Pero resulta que son parcelas distintas, que algunas de ellas las seleccionamos en el campo.
.- ¿Estaban las viñas pidiendo tal variedad de vinos?
Yo creo que sí. La idea era plasmar en los tintos lo que la Garnacha nos puede dar. Creo que hemos conseguido las dos vertientes, la fruta y la ligereza en el Reditus. Y la estructura en el 23 Reales, dándole un poco de madera.
UNO de los lugares de los sueños en Reditus.
Aquellas chuletas del pasado…
.- Cómo era en tiempos del abuelo Crescencio.
Mi padre le ha vendido vino al Marqués de Murrieta. Antes venían a probar las uvas, que le llamábamos “vender a pico”, y ya se discutía el precio. He llegado a vender a bares de Burgos, que cada uno de ellos se traía aquí sus pellejos. Venían a las 9 de la mañana, probaban ocho o diez cubas, y elegían una a pico.
.- Y el día que se vendía el vino…
El día que se envasaba el vino era sagrado comer chuletas, que chuletas tenía que haber siempre antes de empezar a pasar por las cubas. Había gente que se traía su vaso en su funda de cuero para que no le engañaran con el color del vino.
UNA pájaro vuela en una de sus etiquetas. Algo nos está diciendo.
.- Qué bueno!
Algo tiene Cordovín en su tierra, con unas acideces espectaculares. Te mantiene la frescura del vino en los tintos.
Todas las bodegas importantes, como Muga ahora, están intentando sacar uva de aquí. Algo tiene nuestra tierra cuando la bendicen. Antes nos tuvieron como los olvidados del mundo…
.- Tienes a la enóloga a tu lado desde hace años. Y a tu padre entregado a la tarea. Toda la vida en la viña, pero ¿cuál es el veneno del vino, teniendo como tienes otra profesión?
No me considero un “wine lover”. Me llama el hecho de intentar crear algo que sea tuyo, algo nuevo.
HASTA doce bodegas se han juntado en «Menudas Bodegas».
Valorar en la lejanía lo que se había dejado atrás
.- ¿Se te remueve el ADN sabiendo que tu padre, tu abuelo, tu bisabuelo ya estaban en esta tarea?
Todo ha sido un impulso. También la alegría de despertar una nueva ilusión en mi padre.
.- ¿Cómo ves tú, Flavia, la historia de la VUELTA a casa y a la bodega, cuando parecía que todo había sido escrito?
La decisión fue suya. Él tenía los dos pilares a su lado. A mí como enóloga, y a su padre como viticultor entregado.
VIAJEROS del mundo… recorriendo hoy mil veces ese calado.
.- Me lo contaba Ángel Villar diciendo “los hijos se tuvieron que marchar a miles de kilómetros para darse cuenta de lo que habían dejado atrás”. ¿Está bien expresado?
Así ha sido. Que se lo diga él a su hijo, que es también un renegado de la viña y el vino.
.- ¿Has sido tú
un renegado?
Antes lo fui.
.- “Al pan pan, y al vino vino”.
Tengo 34 años y mi hermano Mario 28, que él ha hecho tres carreras, ingeniería técnica, ingeniería química, y a la vez se sacó la licenciatura de química.
Dando vida a los pueblos de la región Rioja
«SU vuelta ha sido la más alta ilusión de mi vida»
.- Mirando al futuro ¿qué va a ser de Bodegas Reditus, Flavia?
Es una bodega artesanal, con un estilo marcado, de gente que está encantada con lo que hace, con el horizonte de soñar un producto de calidad. De poca producción. Dando vida a los pueblos.
.- ¿Sabéis dónde queréis llegar, Bruno hijo?
A eso que dice Flavia. Queremos producir 5.000 botellas muy buenas, o que pensemos que son muy buenas, y que a la gente les guste. No buscamos volvernos locos.
.- ¿Qué futuro auguras a los jóvenes, Bruno padre?
Tendrán gran satisfacción a la larga, y yo encantado de verlo. Pienso que cuando alguien se plantea hacer una cosa, la hace y la saca adelante, eso ya es un éxito en sí mismo. ¿No te parece?
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La vida te puede sorprender gratamente. Bruno padre se lo tiene merecido. Dice que ya no esperaba que sus hijos le tomaran algún día el relevo… Y aún así él ha seguido empeñado en lo suyo. Qué gente tan trabajadora!
Gracias, Begoña
Qué suerte tienen algunos!, de lo cual me alegro infinito.
Es para celebrarlo todos los días de tu vida. Zorionak!
Eskerrik asko, Fermin
Felicito al padre porque siguiera erre que erre a lo suyo.
Es como aquel que decía «aunque mañana fuese el fin del mundo, hoy seguiría plantando árboles frutales».
Emociona
Gracias, Juan
Qué bella historia humana. Un tesoro para ser contado. Milesker al Blog Rioja Alavesa!!
Eskerrik asko, Jon
Muy bueno el reportaje, y mi primo Bruno se merece este reconocimiento, por su constancia y trabajo.
Gracias, Juan Carlos
Esta historia me ha emocionado.
Recuerdo los muchos ratos de conversación y los vinos que viví con Chencho, siempre a la puerta de la bodega, hace tantos años.
Luego también con Bruno padre hablando de sus tareas e ilusiones como agricultor y como alcalde.
Y recuerdo también a Bruno hijo, como estupendo alumno en el IES Hermanos D’Elhuyar, inteligente y serio. Supe de sus andanzas por el mundo. Y me alegro enormemente de verlo ahora de vuelta a sus raíces con esperanzado futuro por delante.
Enhorabuena y ánimo
Gracias, Juan Jose