VIÑEDO DE PALABRAS dedicado a mi nieta Maialen, que acaba de llegar.
Recorriendo las calles de la villa amurallada, como el viento, he visto flores siemprevivas. Dicen que protegen contra el fuego y los rayos de la tormenta. Que esa es la razón por la que algunos las plantaron en los tejados.
Cada puerta es una historia. Bajo ese dintel se cantaron canciones. En el umbral del hogar de tu vecina alguien volvió un día de las Misiones de Ecuador. Más allá, una joven declaró su amor para siempre.
Qué decir de la algarabía que se montó en la familia con el cordero asado en el horno de leña de la panadería. Otros celebraron el final de un viejo enfado, las botellas de vino descorchadas que se abrieron paso y el brindis más emotivo lo cantó el aitite en una jota tras tu licenciatura universitaria
El corazón inocente de una recién nacida ha atravesado el umbral. La más humilde mirada del viticultor se ha detenido ante tus puertas. La vida nos va convocando de casa en casa. Ya sabes, esperanza, si una puerta se cierra, se abrirá una ventana. Y así hasta el infinito.
Cubierta de lluvia, la calle más solitaria de Laguardia pasa algunas noches esperando tu manera de caminar y ver la vida. Tras la pandemia global necesitamos más que nunca el afecto, la amistad y la unión verdadera.
En el pasado hubo puertas con siete llaves, candados y cerrojos que quisieron cerrarse para siempre. Si hoy tocan tu puerta, Laguardia, recuerda que en tu casa quiere entrar el viñedo entero para llenarte de luz y racimos de bien.
Cuando la sorpresa suspire en tu aldaba y repiquetee en tu puerta, sabrás que si la mirada es abierta, el viento te traerá un verso antiguo… Como aquel de Miguel Unamuno, con un viejo sortilegio en sus entrañas:
“Agranda la puerta, Padre, / porque no puedo pasar. / La hiciste para los niños, yo he crecido, a mi pesar…
“Si no me agrandas la puerta, / achícame, por piedad; / vuélveme a la edad aquella / en que vivir es soñar”.
En las cuatro puertas de la villa amurallada danza la bienvenida. Ongi etorri, pasen hasta la última estancia. Que el abrazo y la confianza campan ahora a sus anchas.
Laguardia nacida y renacida con edificios alzándose desde la colina hasta el cielo. Artesanos, canteros, herreros, ebanistas… Cada piedra, cada cincel, un gesto de hogar y convivencia. Cada madera un sueño de carpintero.
En tu puerta ha florecido un eguzkilore, la flor del sol que ahuyenta malos espíritus, impidiendo la oscuridad y la entrada a los demonios de la enfermedad, así como los malos augurios y la extrema debilidad.
Eguzkilores, o Siemprevivas, porque la tradición aconseja que flores eternas cual centinelas duerman a la puerta de tu casa para cuidarte, defenderte, quererte.
De igual manera que la mejor de tus sonrisas, tu corazón respirando a pleno pulmón, o esa generosidad siempreviva que atesoras…
Puertas de la Historia. Conectan el pasado con el presente y el futuro. En ellas gira que te gira la Humanidad. Una puerta que se abre pone en movimiento la dulzura del verano. La vida entera.
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Querido Julio, no deja de sorprenderme la forma en que nos presentas la vida, encontrando una historia llena de belleza, en objetos tan cotidianos como las puertas.
Enhorabuena aitite.
Eskerrik asko, Maite!
Cuando Maialen crezca y pueda leer tu hermoso texto sentirá el irrefrenable deseo de conocer Laguardia, ese lugar tan lleno de sabor e historia
Gracias, Carmen!
¡Precioso articulo y de profunda actualidad!
Una canción dice:
Las puertas de tu casa están abiertas,
abiertas de par en par,
de par en par abiertos
tus brazos siempre están.
¡Ojalá que nuestras viejas puertas, cerradas por la pandemia, se vuelvan a abrir! Que sus aldabonazos resuenen en nuestro interior y abramos nuestros brazos, nuestros ojos y nuestro corazón.
Gracias, Antonio
Enhorabuena por el viñedo de palabras. Una gozada. Zorionak por ese nuevo ser humano que se incorpora a vuestra familia y a la humanidad. Aupa Maialen!!!
Eskerrik asko, Arene
Muy bonita propuesta, Julio!
Gracias, Antton
Acostumbrado a ver el Blog lleno de paisajes amplios y personas. Hoy me choca verlo lleno de puertas… Esas puertas son una metáfora. Sin generosidad ni corazón… no hay paisaje que nos ampare. Con buenos seres humanos TODO es posible.
Zorionak al aitona
Mila esker, Aguilera
Lo he escuchado decir mogollón de veces… Que un bebé viene siempre con un pan bajo el brazo. Para lo nuevo y lo recién nacido soy una puerta abierta. Mola ser un pan. Ojalá los tiempos estén cambiando…
Eskerrik asko, Txiki
Maialen llega con un montón de brazos para acogerla y puertas -abiertas y protectoras- donde encontrar hogar y calor. Que pronto los dedos de tu nieta agarren los sueños y las manos
Muchas gracias por tus hermosos deseos, Rafael
Enhorabuena, Julio, por la llegada de Maialen y por el precioso reportaje con tantas puertas que se abren otra vez y que son el anuncio de encuentros cálidos, que tanto hemos echado en falta
Gracias, Neli