¿QUIÉN no ha sobrevolado con su imaginación los tesoros de nuestro amado planeta azul?
CONFIESO que yo fui un dron volador imaginario que atravesaba sobre Rioja Alavesa la inmensa piel de viñas
… Sus esculturas de olivos, sus óleos de cereal bajo la Sierra de Toloño. Ya lo hizo en nuestro Blog el Caminante del Alma, contemplando a vista de pájaro en verano la Comarca en una fantástica alfombra voladora.
NOS faltaba asaltar los cielos de la realidad y hacer lo propio, pero con un DRON, recogiendo en vídeo el despertar de las viñas en una fría mañana de octubre. Volar sobre el otoño en Labastida justo en el instante que llega el Sol, sintiendo que viene con el deseo de acariciar a sus niñas mimadas las cepas.
AQUELLA mañana el Sol se alzó para todos una vez más sobre el horizonte, para deshacer la escarcha y darnos calor, para terminar la maduración de los racimos que aún no habían sido vendimiados, para deshacer la niebla con sus rayos, para madurar la inminente cosecha de olivas, para permitir el vuelo del Dron sobre los colores del otoño.
EL dron de Jesús Bravo ha dejado de volar sobre las viñas altas de Labastida, las únicas que pueden ser avistadas legalmente bajo esa especie de pajarillo de hierro, libélula mágica que se posa suavemente sobre la mano que le impulsa, mientras exhala una especie de suspiro al apagar sus hélices diminutas.
QUIEN no ha dejado de volar es la cámara de mi imaginación, sondeando todos y cada uno de los pueblos, sobre un ejército de botellas, dentro de infinitas barricas y tinas de madera, contemplado de cerca los ojos y las manos de los vitivinicultores, calibrando el tamaño de sus sueños, observando el sudor del joven que realiza su primera vendimia, la emoción de quien produce sus primer vino embotellado, respirando en cada uno de los deseos de la Comarca, en el amor a todas sus plazas, en la devoción de todos sus templos.
VUELO girando con ellos sobre la Tierra, siguiendo al detalle los imponderables, sus llamadas constantes a las puertas de lo posible y lo imposible, sabiendo la fuerza que el vino y las antiguas generaciones les da, creyendo con ellas y ellos que con el único arma de su constancia agricultora y su indómito corazón de bodega todo podrá ser conseguido.
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Qué gozada!!!
He sentido el aire y la fragancia de las viñas!
Muchas gracias, Arene
Es como un sueño. Casi como hacerte pájaro en el paraíso del vino y el viñedo
Eskerrik asko!
Mila esker, Kepa