SER UNA CEPA más en el mar de viñas. Un asalto pacífico al cielo con ramas de sarmiento. Crear con tantos otros/otras el Paisaje Cultural. Sentir tierra, historia, raíces, sierra, luna. Cantar silenciosamente las estaciones, bailar, tocar una pieza de Vivaldi con el amanecer del nuevo verano.
Ver de cerca cómo se desmiga, de qué manera duerme el renque, tan mullido. Saborear sol, lluvia, brisa. Saludar las manos campesinas, saberse mirado con hondura. Contemplar la bóveda de estrellas. Estallar en uvas para hacerse vino.
Establecer un compromiso con la vida: la auténtica vid de todo. Ser cepa. Dejarse cultivar en la tierra riojanoalavesa. Y dar fruto. ¡Fruto! Bailar con el aire bajo los rayos del sol.
La veneración por el vino es universal. «Si el vino viene, viene la vida».
Formar parte sensible de un ser natural. Saberse comunicado desde las raíces más profundas hasta la rama más alta. Cepa, ser cepa. Hay un espíritu que palpita en todo el cuerpo vegetal, desde lo subterráneo saludando la nueva estación. Girar vitalmente con el universo.
A las 16:58H. se encenderá la luz de otra manera. Bienvenido seas, Verano!
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Magnífico. Es hermoso sentirse cepa, enraizado en nuestros orígenes. Como decía Eduardo Chillida: raíces en la tierra, pero las ramas abiertas al mundo. Feliz Verano.
Eskerrik asko!!
Eskerrik asko, Kepa
Que se cumplan los propósitos y los buenos deseos.
Bienvenido sea el verano!
Muchas gracias, Paqui
Gracias Julio Flor. Tu artículo es verdadera poesía; como el buen vino!
Gracias por recordarnos que hay que saber ser «cepa» para dar buenos frutos y un óptimo vino en la vida… como lo están haciendo ustedes con este Blog.
Salud!
Muchas gracias, María Elena
Entre San Juan de Ortega, 2 de junio, y el 24 San Juan, era el tiempo de estrenar las batas sencillas de verano o los vestidos. Colores vistosos que cosían las modistas en cada pueblo ayudadas por las chicas que iban a aprender a coser. Con las guindas, cerezas y rosas se hacían adornos para los escotes, el pelo y las orejas.
Tiempo de brega para los hombres que tenían que segar las cebadas, dar a mano con las sulfatadoras a dos caras, el sulfato de cobre, la mano de azufre y terminar de desnietar.
Los de Laguardia se metían a vacas y todo tipo de festejos muy en la tradición de los San Fermines… Más de un año se han llevado un susto con las tormentas y el oidiun y el mildiun sorprendiéndoles.
Tiempos de amores para los intrépidos y de mandarse «recado» para los más reservados.
Muchas gracias, Victoria
Dejarse cultivar… bellísima imagen y una actitud necesaria para la armonía y la felicidad.
Muchas gracias, Isolina