DOBLE mirada del vino que dejó de existir: tú le cataste, él contempló la plaza de Elciego.
“QUISIERA transmitir el agradecimiento a mis padres Pedro y Marisol por los valores de trabajo que me han inculcado, junto con la constancia, la amistad, la convivencia y la humildad”.
.- ¿Cómo lo quieres expresar?
Trabajando en las viñas de Rioja Alavesa nos juntamos dos generaciones diferentes de padres e hijos.
JAIME Riofrancos con su aita PEDRO Riofrancos en una de sus viñas.
Por un lado está el agradecimiento a esa persona que te ha dado la vida y te lo ha enseñado todo. Por otro, se produce el choque generacional con el que viene con ganas de mantener lo que hay, pero quiere sentirse realizado con sus propias iniciativas.
.- Piensas que en ese choque no se dice lo fundamental…
Muchas veces no se le dice a un padre todo lo que se le quiere. Y el padre tampoco hace lo propio. Son muchas las cosas que quedan sin decir. Palabras que permanecen dentro de cada cual, en estado latente. Si no se expresan, parece que el sentimiento estuviera preso.
.- Y tú quieres, a través de esta entrevista, que tu ama y tu aita lo escuchen.
Hoy estamos vivos, Julio, mañana no lo sabemos. Eso te hace pensar más en esto que digo y debiera abrirnos los ojos a todos. El cariño y el agradecimiento deben ser cantados.
JAIME Riofrancos contempla cómo nieva sobre una de sus viñas, en Elciego.
Conocí a Jaime Riofrancos en el viaje organizado por Elciego a Cussac-Fort-Médoc, donde a finales de marzo pasamos tres días de fraternidad en los que se homenajeó a quien fuera alcalde Luis Aldazabal, fallecido de forma repentina el pasado 9 de enero.
De alguna manera nuestra entrevista comenzó en la Cité du Vin de Burdeos, donde me sorprendió la capacidad de este vitivinicultor de Rioja Alavesa para abordar su vida profesional.
PODADORES, Jaime entre ellos, prestan atención en Cussac a la teórica del Concurso de Poda.
El día de la entrevista grabada, 1 de abril, quedamos para desayunar en Laguardia, donde fui testigo de la cordialidad que le une con su viejo amigo Txema Martinez, el propietario de la cafetería Arbulu. Aquel día me la jugué viajando con nieve desde Getxo. No sabía si podría volver a mi casa, a la costa de Bizkaia. Ni corto ni perezoso, Jaime me ofreció su hogar para pasar la noche.
A mi vuelta, los quitanieves funcionaron limpiando la autopista de un blanco manto de varios centímetros de grosor. Aquel día resultó hermoso ver caer con parsimonia una, por momentos, copiosa nevada que dotó a la Comarca de una mágica belleza, si aún cabe más hermosura en el paisaje del vino y el viñedo.
VIÑA DE NIEVE, el pasado 2 de abril, en Labastida. (Foto Iñaki Mata Perez).
Para llevar a cabo la conversación nos refugiamos en Bodegas Fos, situada en las afueras de Elciego, bien acogidos por el enólogo Michel Murua, donde Jaime entrega y vende la mayor parte de su cosecha anual de 38 hectáreas de viñas.
“¿Quién soy yo para que me hagas una entrevista?, si no soy nadie”, me preguntó Jaime nada más encender la grabadora.
.- He quedado contigo para que nos cuentes tu historia como vitivinicultor, como ex propietario de una vinoteca, como el joven que convenció a su padre para embotellar el vino que él elaboraba a granel, qué decir de los vaivenes que tiene la vida y la manera en la que cada generación aborda la existencia…
LA entrevista se inició en la Cité du Vin, con dos vinos del mundo en nuestras copas.
“Ciertamente -admitió por fin Jaime- tengo una historia que contar”.
.- Tú déjate llevar.
De acuerdo.
.- ¿Cómo te defines, profesionalmente hablado?
Yo entiendo las viñas, al igual que las viñas me entienden a mí. Soy un agricultor que ha sido vitivinicultor, y en cierto modo lo sigo siendo. Un amante de su tierra, de su pueblo, de sus gentes, que vive y siente lo que ve todos los días en este mar de viñas de Rioja Alavesa.
.- Llévame a tus orígenes… infancia, familia, formación académica…
Mi familia siempre se ha dedicado al viñedo. Lo hicieron mis bisabuelos, luego mis abuelos, también mi padre, y ahora yo. Así que hemos vivido siempre del campo, de la viticultura. Mis estudios comenzaron en la escuela pública de Elciego. Luego, como no fui buen estudiante, mis padres decidieron llevarme interno a Estella, al Puy.
.- ¿Cómo viviste el internado?
Yo era un niño de pueblo, travieso, con una nivel de actividad pura y dura. Al principio el internado me traumatizó un poco. Pero luego me vino muy bien, haciéndome valorar mi pueblo, mi familia, mi gente, valorando el esfuerzo que hacía mi familia para que yo estudiara. Allí saqué el primer ciclo, 6º, 7º y 8º de EGB, con 10, 11 y 12 años, después de lo cual volví a Rioja Alavesa, a mis estudios en Laguardia.
JAIME Riofrancos niño, hacia 1992, en la época que fue enviado a estudiar a Navarra.
.- ¿Fuiste el único de Elciego en el Puy?
Conmigo vino otro chico de Elciego, Marcos. Luego se incorporaron otros. Después del internado estudié varios años en Laguardia… hasta que con 17 años dejé los estudios.
.- ¿Por qué dejaste los estudios?
Por entonces competía en ciclismo y soñaba con vivir de la bicicleta, que era mi pasión. Combinaba bicicleta y viñas, donde trabajaba con mi padre Pedro Riofrancos. La verdad es que tanto mi amatxu, Marisol, como mi padre me apoyaron al máximo… A los 21 decidí dejar la bicicleta, centrándome en el campo.
LLEVA más de la mitad de su vida, de los 21 a los 43 años, vinculado intensamente a la tierra.
.- En aquel momento ¿cuántas hectáreas de viña llevaba tu aita?
Siendo joven, mi aita había llevado bastantes parcelas, porque la verdad es que ha trabajado mucho. Llevaba sus fincas y otras muchas a renta. Por entonces había dejado las fincas de otros y había plantado las suyas. En total llevaría 17 hectáreas.
.- Fue tu ‘maestro de viñas’.
Mi padre me ha enseñado a trabajar muy bien. Y sobre todo me ha enseñado a ser constante en las cosas, a perseverar, y a ser consciente de que todo lo que cuesta da sus frutos. Me decía que es importante disfrutar de aquello a lo que te entregues, “que te guste lo que haces para que no te cueste hacerlo”.
.- Estamos hablando del año 2000. ¿Cuál era el ambiente de entonces en Elciego?
Era un ambiente bonito. Algunos jóvenes de mi generación seguían estudiando. Otros, como yo, estaban trabajando en el campo con su padre. Sí que es verdad que con respecto a la vitivinicultura había más optimismo que el que hay ahora a nivel de pequeña y mediana empresa.
GRUPO de podadores de Elciego en Cussac-Fort-Médoc. (Archivo del Blog).
.- ¿Qué motivaba aquel optimismo de comienzos del siglo XXI?
Mi bisabuelo había plantado las viñas, mi abuelo las cultivó y siguió plantando viñas, mi padre siguió con la tarea ampliando la explotación, creando una bodega en la que empezó a elaborar vino, y entonces veíamos la posibilidad de saltar de ciclo y empezar a embotellar.
.- ¿Esa ilusión de tu familia era un sentimiento general en Elciego, incluso en Rioja Alavesa?
Fui uno de aquellos que hizo durante dos años con Mendikoi, en Laguardia, los estudios de vitivinicultura y agricultura. Allí estuvimos 22 personas de todos los pueblos de la Comarca. De todo aquello nacieron otras 7 u 8 bodegas embotelladoras en Rioja Alavesa entre Labastida, Elciego, Lapuebla de Labarca, Kripan… Entonces se veía la luz al final del camino.
VIÑAS de SOL… «Entonces se veía la luz al final del camino». (Archivo del Blog).
.- ¿Fuiste tú quien animó a tu padre a embotellar, o tu padre ya estaba en esa tesitura?
Mi padre elaboraba un buen vino que vendía a granel. Fui yo quien le animó a embotellar, pues al principio no estaba muy de acuerdo con el embotellado. Ahora que yo soy padre también lo entiendo. Embotellar conlleva perder mucho tiempo. En aquel momento mi padre llevaba toda la explotación él solo… Pero yo estaba lleno de inquietud, queriendo dar ese salto… Curiosamente, cuando años más tarde dejé de embotellar, fue él quien quería seguir haciéndolo.
.- Padre e hijo trabajando juntos. Dos generaciones con sus respectivas miradas, en tiempos biológicos distintos. A partir de aquí, intuyo que la vida se aceleró.
Siiii, fue un cúmulo de cosas. Estuvimos vendiendo el vino embotellado entre 10 y 11 años. Nuestra marca era los apellidos de mi padre y de mi madre, Riofrancos Ruiz de Vergara.
EL periodista y el agricultor el día de la nevada, cruzando sus caminos en Elciego.
Antes de dejar de embotellar, había abandonado un poco el campo. Trabajé en una distribuidora de alimentación, vendiendo productos de gastronomía y vinos, y luego monté en Elciego mi propia Vinoteca ‘La Ermita’ con mi mujer, Cristina Sangroniz.
.- ¿Cómo acogió el pueblo la vinoteca?
Muy bien. He de agradecer todo el cariño que me dieron durante tantos años. Así que por entonces estaba gestionando una vinoteca, ayudaba a mi padre cuando podía en el campo, comercializaba mi propio vino y, bueno, sí, empezamos a tener familia, primero a June, y luego vino Aitor.
JAIME junto al local donde palpitó la vinoteca La Ermita, en la plaza de Elciego.
.- ¿Hubo un momento que pensaste que podrías con todo, a pesar de que tu vida era una especie de circo de cuatro pistas?
No había tiempo para todo. Tuve que suprimir algunas cosas. Dejé la distribuidora y dejé de embotellar vino, quedándome con el campo y la vinoteca.
Es curioso, porque con la vinoteca en mis manos tenía un filón para la salida de mi producto. De hecho, hubo un tiempo que allí vendí mis propios vinos.
.- El campo pedía su espacio, había que salir a vender vino, dedicar horas a la facturación, las ferias…
Todo eso coordinándolo con una vinoteca que cerraba una tarde a la semana en sus comienzos, y un día a la semana a posteriori.
LA VINOTECA La Ermita durante el tiempo que estuvo abierta. (Archivo).
Primero dejé de embotellar nuestro vino… Y cuando nos decidimos por tener nuestro segundo hijo, pensamos en dejar algo más. Así soltamos las amarras que nos unían a la vinoteca.
.- Con harto dolor de tu corazón, supongo.
No fue nada fácil para mí. Quien me conoce y ha disfrutado de la vinoteca sabe que era mi pasión, y sabe que comunicar mi trabajo me encantaba. El problema es que la vinoteca dejó de ser un trabajo para ser un disfrute personal y una alegría. La vinoteca fue una manera de promocionar mi tierra, pero…
Mi esposa y yo optamos con dejar aquello que me quitaba más tiempo y más calidad de vida, para centrarme solo y exclusivamente en el campo.
ABORDAR en conversación sincera las diferentes etapas en la singladura de la vida.
.- ¿Con qué ánimo afrontas tu trabajo profesional en las viñas una vez cerrada la vinoteca?
Al principio me resultó muy duro. La gente me paraba todos los días en la calle para agradecerme el cariño que yo también les había dado a ellos a través de la vinoteca. Fue doloroso, pero tengo que agradecérselo a mi mujer, que consiguió que yo tuviera más calidad de vida, habiendo podido disfrutar de momentos que con la vinoteca no hubiera podido, momentos de pareja, de ocio con amigos, momentos con nuestros hijos…
.- Fueron casi diez años de tu vida en la vinoteca La Ermita. Has contado lo que la vinoteca te quitó, pero ¿y lo que te dio?
¡Tantas cosas! Allí cambié el perfil de negocio que había en la venta, comercialización y consumo de vino. Incorporé refrigeradores para el control de la temperatura en función de cada gama de vinos, di la opción de beber una carta de diez vinos o doce vinos por persona, o de tomar por botella el vino que cada cual quisiera.
CON algunos de los vinos, de Bodegas FOS, que se elaboran con las uvas de sus viñas.
Y me preocupé de que los vinos fueran degustados con alimentos, potenciando el chorizo de la zona, que es espectacular, el paté Imuro de Elciego, que es un producto estrella. Trabajé con gente de Getaria, Navarra… buscando productos buenos para maridarlos con aceite y vino de la zona.
.- ¿Tenías vinos de toda la Comarca, incluso de toda la DO Rioja?
Básicamente potenciaba la Comarca, pero tuve vinos de la DO y algunas botellas de otras zonas, pero sí, más del 90% eran vinos de Rioja Alavesa.
.- ¿Cuál era tu relato de los vinos de la Comarca?
Recuerdo a quienes venían de otras partes del Estado. Me pedían un crianza o un reserva y yo les preguntaba ¿por qué? Hablaban del vino joven de una forma despectiva. Ahí disfrutaba de mi trabajo, explicando que un reserva o un crianza necesitan una buena base de vino para ser luego un buen crianza o un reserva.
AQUELLA mañana tomamos el hamaiketako con un vino joven y un buen pintxo de tortilla.
.- Estás haciendo un homenaje al joven maceración carbónica de Rioja Alavesa.
Hay que entender el vino joven de año como la base de todo. Yo les invitaba a tomar un maceración carbónica, y luego ellos ya me pagarían el crianza o el reserva. Pero cuando probaban el maceración carbónica de Rioja Alavesa decían “Buah, maravilloso”, “pero es que esto no hay en Madrid… o en Barcelona”. Les decía que también hay esos vinos fuera de Rioja Alavesa, pero hay que saber quiénes son los hosteleros que apuestan por ellos.
.- ¿Qué vinos eran tus ‘Riofrancos Ruiz de Vergara’?
Es curioso, porque nosotros hacíamos un vino despalillado joven. Mi padre había hecho durante toda la vida maceración carbónica. Cuando entré en la bodega y empezamos a embotellar, hicimos un vino despalillado con unas maceraciones largas que sacábamos más tarde al mercado, un vino con mucho cuerpo que empieza a estar bueno a partir del verano, estando mejor al año siguiente.
SENTADO a la mesa donde mantuvimos la entrevista, en una sala de Bodegas Fos.
Era un vino de estructura, muy macerado, más de segundo año. A veces uno tenía la sensación de que aquel vino había pasado por barrica. Hicimos dos añadas del Vendimia Seleccionada, con unas crianzas muy extremas de 42 y 72 meses en barrica… La segunda no vio la luz en botella, porque ya habíamos dejado de embotellar, y se vendió muy bien a granel.
.- ¿Qué ocurre cuando desaparece un vino de la zona?
Cuando eso sucede se apaga una bombilla. Se apaga una vela…
CON su hija June en el tractor, labrando una de sus viñas… (Archivo Familia Riofrancos).
Creo que las instituciones se tienen que poner la pilas para analizar qué es lo que está pasando. Es algo que ocurre en todos los sectores. Cada vez los grandes son más grandes, y ojo, pienso que los grandes son necesarios y hacen una buena labor. Pero las instituciones deben ayudar a la mediana y pequeña empresa.
Algo está pasando en el sector porque tenemos ejemplos de pueblos de la Comarca que llevan una tradición embotelladora larguísima, y en menos de cinco años se han reducido a la mitad.
JAIME Riofrancos con el enólogo de Bodegas Fos, Michel Murua.
.- ¿Qué te llevó a dejar de embotellar vuestro vino?
El tema burocrático, con todas la exigencias que hay a nivel de papeleo, a nivel sanitario, de Consejo Regulador, a nivel de Diputación… Todo ello hace que se bloqueen un montón de negocios. No todos tenemos los mismos medios. Si desde las instituciones no se puede exigir un precio digno, no se nos puede exigir unos certificados más burocráticos que de calidad del producto.
.- Por el camino se está quedando mucha gente, se están apagando muchas velas. ¿Es eso?
Así es. Con los que se quedan por el camino perdemos la esencia de lo que somos. Y somos una zona que teníamos 400 bodegas, o más, en 30 kilómetros cuadrados, cuando toda la DO Rioja tenía 700. Algo estamos haciendo mal. A mí me hubiera gustado continuar con el proyecto de otra manera, o retomarlo ahora que mis hijos van para arriba.
.- ¿De qué se trataría?
Se trataría de vinificar tres parcelas para hacer pequeños Burdeos en cada familia. ¿Por qué no podemos vender 2.000 o 3.000 botellas de un vino?
Cuando una bodega desaparece no es porque lo ordena el mercado, es por otras exigencias. La realidad siempre se ha vendido desde la bodega, con la persona que trabaja el campo, el que elabora el vino, el que lo vende y el que te está atendiendo en la bodega. Esa es la realidad más grande que hemos tenido en Rioja Alavesa.
.- Dejaste la vinoteca a mediados de 2014. ¿Qué ha pasado en estos ocho años?
Fue dejar la vinoteca y como tiendo a complicarme un poco la vida, pasé de llevar las veintitrés hectáreas que llevábamos entonces para plantar otras dos hectáreas más, cogiendo a renta hasta las 38 hectáreas que gestiono ahora. Así que me he vuelto a complicar la vida un poco.
.- Tenemos aquí al lado una viña en vaso, entre la bodega Fos y Elciego, una viña que tiene ya una edad.
Esa finca es de 1970. Así que es una señora de 52 años.
.- ¿Qué representa la viña para ti?
La viña representa todo aquí en la zona. Aunque suene mal decirlo, es a quien más tiempo de mi vida le dedico ahora mismo. La viña es la realidad de una zona, es la historia. Cuando veo fincas de esta edad, y más viejas, pienso en mis abuelos, que ya no están aquí, pero es lo que me acerca a ellos.
.- Tú llevas fincas de 90 y 100 años.
Las llevo. Fincas de lastras de piedra. Cuando trabajo en ellas, me imagino a mi abuelo y a mi bisabuelo plantando esa finca con los medios que entonces tenían, trabajándola con el sudor de su frente.
AL FONDO, tras la niebla se mantiene en pie la Iglesia San Andrés (Elciego), aunque no se vea.
.- ¿Cómo se llaman tus fincas más viejas?
“El Alto la Cabra”, “Rioseco”, “El Roble”, “Las Piedras de Capajares”, “Cerrolahorca”, “Manizuria”, “San Vicente”… Y esta que tenemos delante, más jovencita, de 52 años, se llama “Vialba”.
.- ¿Te apañas bien con tantas hectáreas?
MÁS del 60% de sus uvas las vende dignamente a Bodegas Fos.
Este año he cogido a un chico de Cenicero que se llama Pedro. Mi padre se ha jubilado, pero sigue estando pendiente de todo. El campo es su vida. Es un apasionado de los perros y de la jota. Le gusta cantar en general, pero las jotas en particular. Tengo la suerte de tener un padre y un suegro que cantan estupendamente.
Siempre le ha gustado cantar en el campo. Esto que hace mi padre, antes lo hacía un montón de gente por los bares de Elciego. Recuerdo los últimos momentos de la Vinoteca…
LA Vinoteca que dejó de existir continúa en el imaginario colectivo… (Archivo febrero 2021).
Recuerdo a Leonín cantando, me acuerdo de mi amigo Felipe Caballero, de Gerardo Ruiz de Vergara, padre e hijo… Son gente que nos ha transmitido los cánticos tradicionales en compañía de una copa de vino. Me voy a acordar también de Castorín de Elvillar, padre de Marimar, de Elo, de Luis, de Julián, de Castico, de Inma… Castorín era el abuelo de mi amigo Luis Aldazabal.
Castorín, un señor muy trabajador que cuando se hacía de noche decía “ojalá se hiciera de día de nuevo”. “¿Para qué Castorín?”. “Para seguir trabajando”.
MIENTRAS… la nieve caía dulcemente, con su melodía, en Elvillar. (Foto César León).
.- ¿Cómo te planteas el futuro?
Ahora que acabamos de volver de Burdeos, de pasar un fin de semana emocionante en todos los sentidos, continúo trabajando en Elciego con una ilusión renovada. Se me ha vuelto a despertar el gusano por los nuevos proyectos, las nuevas ideas. “¿Por qué no me meto ahora en…”. Siempre existe el freno por las exigencias, y las inversiones.
En Burdeos las exigencias son menores. Si nos pedirían lo que piden en Burdeos, cualquier agricultor de aquí se animaría a hacer su pequeño homenaje a Rioja Alavesa. Yo el primero. Por mi parte volvería a elaborar mis cuatro o cinco mil botellas, que me apetece, por seguir representando a la zona de la mejor manera posible.
.- Pero… ¿tu futuro va a ir por ahí?
Ahora ese futuro lo está realizando el capital externo. Viene gente muy apropiada, con buenos proyectos, respetando zona, valorando el producto, y a esa gente es a la que hay que defender. No vienen solo con un objetivo de negocio, sino respetando zona, producto y gente. Eso es muy importante.
.- Mira cómo está nevando en estos momentos sobre la viña
Precioso. Mientras nieva sobre la Comarca, en nuestra conversación van saliendo las diferentes generaciones. Yo tengo 43 años, y cuando pienso en mis proyectos los veo ya en manos de mis hijos.
LA NIEVE, metáfora del acontecer de las estaciones que marcan el paso del tiempo.
A mí no me da miedo nada, y creo que tampoco antes tuve miedo a nada, pero la incertidumbre me viene porque pienso en mis hijos.
Aún y todo, si la pandemia se normaliza y dejamos de destrozar el mundo con guerras, en Rioja Alavesa el futuro puede estar asegurado.
.- ¿De qué manera?
HUELLA de la mano de un vitivinicultor sobre la nieve caída en abril de 2022.
No sé si con el enfoque de terruño que le estoy dando a esta entrevista, o con otro tipo de enfoque. Si a Rioja Alavesa le fuera mal en el mundo vitícola, será porque estamos empezando a extinguirnos.
Mi padre me transmitió la esencia de Rioja Alavesa, de igual manera que a él se lo transmitió el suyo, mi abuelo. Así que quiero agradecer a todos los padres, y al mío entre ellos, que nos han transferido estos valores. Ahora tenemos que saber transmitirlo porque nosotros somos los encargados de mantenerlo. Es nuestro legado. Mantener lo recibido, y hacerlo, si se puede, un poquito más grande.
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Interesante serie de entrevistas. Consigues destapar las esencias de gente estupenda, que ha vivido más pegada a la tierra que a las cámaras y micrófonos.
Buena cosecha🍷
Muchas gracias, Gotzon
Tan sencilla como maravillosa historia, muy bien contada, con el apoyo formidable de las imágenes.
Zorionak!!!
Eskerrik asko, Kerman
Grande Jaime. Muchos ratos pasé en su Vinoteca. Cuando yo venía de turismo por aquí y ni siquiera hacía vinos, en la Ermita con Jaime, descubrí hace muchos años algunos vinos y bodegas que ahora son referencia cuando entonces eran cosecheros. Ahora yo elaboro en Rioja Alavesa, qué compleja es la vida. Mucha suerte. Jaime
Muchas gracias, Carlos
Emocionante testimonio, gran persona y ejemplo de vida, hunkigarria.
Eskerrik asko, Lea
Esa filosofía y línea conductora de vida mantenida a través de distintas generaciones es lo humanamente lógico, lo que nos salva de tanta tontería y locura actual. Lo auténtico.
Muchas gracias, Isolina
Un hombre con los pies en la tierra y la cabeza muy bien amueblada.
Aurreara Jaime !!
Eskerrik asko, Pako
Jaime, un buen amigo con un gran corazón. Un gran tesoro que tiene el pueblo de Elciego. Sabias sus palabras.
Zorionak por la entrevista!!
Eskerrik asko, Alain
Jaime es una gran persona. Buen compañero al que hablar de vino, amistad, zona y futuro le rezuma por todos los costados. La entrevista está llena de detalles de todo esto. Es una generación de jóvenes que mantienen la zona y que son conscientes de las dificultades. No es oro todo lo que reluce, hay mucho sacrificio personal, incertidumbre y vaivenes de la vida.
Me encanta su agradecimiento y valoración de sus padres y abuelos. Son personas con amplias raíces en el campo. Es consciente de las diferencias generacionales, pero según va avanzando la vida, reconoce más el valor heredado.
Muchas gracias, Jesús
Cuando uno bebe una botella de vino de Rioja Alavesa lo hace desde la tranquilidad de que habrá otra igual para abrir si hiciera falta ese u otro día. Pero no es así. Algunas marcas y vinos se extinguen. No hace mucho tiempo una amiga vino a casa con una botella de vino. No le prestamos mucha atención porque había otras de otras bodegas. Solo cuando ella dijo «es la última botella que queda del vino que hacía mi familia» se detuvo la algarabía del encuentro y como en un homenaje a una persona desaparecida se impuso el silencio y el respeto mientras bebíamos aquellas últimas gotas de rojo vino de Rioja Alavesa. No lo olvidaré nunca.
Tu reportaje me ha hecho revivir esos momentos. Eskerrik asko, Julio.
Eskerrik asko, Antton
Hermosa historia de amor por el legado de un sentimiento, de una emoción. Mosu
Mila esker, Alain
Qué decir de Jaime, los que le conocemos sabemos lo grande que es.
Cómo le dijo mi mujer: nadie me ha servido mejor un vino que en la vinoteca
Muchas gracias, Aingeru
Podría ser uno de los mejores embajadores de Rioja alavesa, impresionante tanto la historia como sus valores, sigue así Jaime, eres de esas personas que dejan huella al igual que tus vimos. Un abrazo, y suerte
Muchas gracias, Sergio
En mi opinión, Jaime personifica los valores más intensos de nuestra sociedad en Rioja Alavesa.
Le aprecio, al igual que a sus «gurasoak», Pedro y Marisol. Buenas personas de verdad.
Eskerrik asko, Heriberto
Jaime no es grande, es enorme, gracias por todo, yo fui uno de los que aprendió a valorar los vinos de año gracias a tí, en la Ermita.
Muchas gracias, Joserra
Tus primeras palabras me han traído el recuerdo de mi padre. Y quiero brindar contigo por haber tenido padres como el tuyo y el mío. Vivo con la sensación de que mi padre no me dijo todo lo que él hubiera querido decirme, ni escuchó de mis labios todo lo que yo hubiera tenido que decirle, sobre todo que le quería, le admiraba y agradecía. Tus palabras nos ayudan a todos a no renunciar a sus valores y a enraizarnos más en ellos. Eskerrik asko, Jaime.
Mila esker, Antonio
Una entrevista entrañable, por el sentimiento que pone Jaime en su familia, en sus amigos, en nuestra Rioja Alavesa, y en la gente que la habita y habitó, por las costumbres que van cambiando…Una gozada leerla
Gracias, Susana
Gracias por compartir los retratos de los hombres y mujeres que constituyen el alma de Rioja Alavesa…
Muchas gracias, Dominique
Zorionak y eskerrik asko Jaime.
Zorionak por tu trabajo y eskerrik asko por tus vinos y sobre todo por ser como eres. No cambies y todo te irá de lujo. Un abrazo
Eskerrik asko, Iñaki
Muy buena entrevista!!
Jaime, gran persona y gran profesional de todas las disciplinas que ha tocado.
Todavía tengo en el paladar las inigualables sensaciones que producían sus vinos y en el corazón las emociones que vivimos con él, Cristina y todxs lxs amigxs de Elciego en la Ermita; más bien en la plaza, que era continuación y terraza natural.
Un gran abrazo de Os Luns ó Sol.
Desde Galicia te deseamos mucha suerte y salud a ti y a tu familia!!
Muchas gracias, Quin
Como siempre… Jaime directo al corazón.
Esto ocurre cuando amas lo que haces.
Un abrazo, Jaime
Muchas gracias, Feli
¡¡¡Mucha pasión!!! ¡Entrañable! ❤ ¡Como tu vino! ¡Deberías retomarlo!!
Muchas gracias, David