Cantar la vida es componer todas las sinfonías de la existencia, desde el primer latido hasta el último, de la obertura hasta el epílogo, desde el preludio hasta el instante final.
Con la llegada de la primavera, cuando lloran las cepas en las viñas y los almendros colorean el campo con sus flores, hay personas que están despidiéndose de sus seres queridos con palabras y miradas de afecto, con la satisfacción y la emoción de haber vivido plenamente.
En algún lugar de la Comarca una mujer de más de ochenta años ha preparado su despedida final. Aún es tabú hablar de la propia muerte. Sin embargo ella ha expresado con entereza y determinación su última voluntad, escribiendo el guión del agur definitivo. No quiere tristezas. Sólo un mutuo agradecimiento.
Ella desea que su funeral acabe con tod@s cantando el Himno a la Alegría, una pieza musical que se ha convertido en el Himno Europeo. La música del cuarto movimiento de la Novena sinfonía de Ludwig van Beethoven, aquel genio que reconocía la bondad como el único símbolo de superioridad humana.
En la obra citada, el alemán musicaliza el poema ‘Oda a la alegría’ de su paisano Friedrich Schiller. Escrita en 1785, Schiller hablaba / habla de la esperanza y la hermandad de todos los seres humanos:
«Entramos, oh celeste deidad, en tu templo, ebrios de tu fuego. Tu hechizo funde de nuevo lo que los tiempos separaron».
«Los seres humanos se vuelven hermanos allí donde reposan tus suaves alas. Todos los seres beben de la alegría del seno abrasador de la naturaleza. Los buenos como los malos siguen su senda de rosas. Ella nos da besos y vino, y un fiel amigo hasta la muerte».
«¡Que este beso envuelva al mundo entero, hermanos! ¡Sobre la bóveda estrellada habita un Padre bondadoso! ¿No intuyes mundo, a tu Creador? Búscalo a través de la bóveda celeste. ¡Su morada ha de estar más allá de las estrellas!»
Así de hermoso, a la vez que sencillo, lo ha pensado esta conciudadana nuestra, sintiendo que el adiós para siempre puede ser una primavera más, un nuevo renacer, una esperanza plena, con su alma entregada a la dicha y la serenidad.
Con el mismo espíritu de esta mujer de Rioja Alavesa, el poeta Juan Ramón Jiménez, Nobel de Literatura 1956, lo plasmó por escrito en su poema «El viaje definitivo»:
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
Y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando.
Agur, estimada conciudadana, tan fuerte como valiente y sensible. Que éste sea el canto de toda la Comarca. Lo entonamos para ti con alegría, celebrando toda tu existencia. Soñamos cantando. Vivimos soñando el nuevo Sol, o una Luna inédita. Agur. Ikusi arte!
Suscríbete a nuestra Newsletter
Acepto que Blog Rioja Alavesa utilice mis datos para acciones de marketing
Recibe nuestras novedades
Newsletter
Acepto que Blog Rioja Alavesa utilice mis datos para acciones de marketing
Celebrar la vida vivida, de eso se trata, cuando ya se acaba. Cantar, reír y recordar todo lo compartido que queda en quienes siguen todavía.
Me encanta, gracias, Julio, por contarlo.
Muchas gracias, Neli
Admirable decisión de una mujer sabia y en paz. ¿Puedo preguntar si sigue entre nosotros?
La semana pasada se celebró su funeral en uno de los pueblos de Rioja Alavesa. Se cumplió su voluntad. Los que allí estuvieron sintieron una gran emoción.
Muchas gracias, Arene.
Muchas gracias, Julio Flor. Un gran abrazo para su familia!
Muchas gracias, Arene Amezaga
Descanse en paz, quien quiera que sea. Su decisión me ha emocionado mucho.
Agur eta ohore.
Eskerrik asko, Begoña
Agur eta ohore
Eskerrik asko, Antton
«Yo me iré, y se quedarán los pájaros cantando». Valiente y sensible mujer. Sabia, maravillosa, como Juan Ramón Jiménez. Una Nobel a su manera
Muchas gracias, Kerman
Alegría porque se cumpliera su última voluntad. Ya descansa en paz. Desde donde esté brilla la estrella de su memoria y toda una vida fértil, seguro, de buena madre y buena amiga. Mila esker!!!!
Eskerrik asko, Jon
He tenido la suerte de conocer personas así: trabajadoras, responsables, con una gran capacidad de sufrimiento. Serenas ante las dificultades, generosas hasta olvidarse de sí mismas, con una fe profunda, alegres, esperanzadas, lo que ha sido fundamental en sus vidas. !Una suerte haberlas conocido, y un gran estímulo vital!
Muchas gracias, Antonio
A esa mujer de Rioja Alavesa, un fragmento poético de Miguel Hernández:
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Fragmento de «Nanas de la Cebolla»
Muchas gracias, Chelo
Precioso y profundo mensaje sobre la muerte, el final de la vida. Qué grande celebrar toda una vida y no pensar tanto en que se acabó, sino en lo que ha sido todo nuestro trayecto vital. Esa vida es la que valoro y por esa vida me recordarán.
Lo siento como un magnífico ejemplo a seguir.
Por tu parte Julio qué bien narrado.
Un abrazo
Muchas gracias, Javier