Los primeros injertos se llevaron a cabo el viernes 31 de marzo, continuando este pasado lunes 3 de abril con esa tarea que precisa del buen manejo en el viñedo. “Un arte campesino”, a decir de algunos.
“Es una plantación que se hizo hace ya seis años en una finca que hemos dejado intencionadamente sin labrar, a la que por ese motivo le ha costado mucho crecer.
«Igualmente la viña ha estado seis años sin injertar, operación -nunca mejor dicho- que se ha llevado a cabo estos días”, según ha contado al Blog Rubén Jiménez, director de Viticultura en las dos bodegas mencionadas.
Las variedades injertadas han sido Tempranillo, Garnacha, Graciano, un poquito de Bobal, de Benedicto, de Cadrete, Albillo, Xarelo, Castellana Blanca, Viura, Malvasía, Garró, y una desconocida que en Luis Cañas llaman Malpuesta… repartiendo las variedades en función de la tierra.
“Habíamos plantado el barbao (la raíz) en 2017 -recuerda Rubén Jiménez-. a mano, con la azada, sin labrar para respetar la tierra, por lo que ha ido creciendo poco a poco. De los propios sarmientos de diferentes variedades, recogidos el pasado mes de noviembre, se han hecho las púas y se han injertado. A partir de ahora se suelda la púa europea con la raíz americana”.
Los injertadores se llaman Jorge, José Luis y Jimi. Hasta la viña se han acercado este lunes Olaia, Marga y Rubén, junto con dos chicas jóvenes, Noemi y Raquel, que están de prácticas en Luis Cañas.
.- ¿Injertar es ‘un arte’, Rubén?
Antes era la labor que mejor se pagaba. Hoy está en desuso.
Antes se hacía en campo, como hemos hecho nosotros. Pero lo normal ahora es llevarlo a cabo en el taller, por lo que lo habitual es venderlo todo junto, la púa europea soldada con la raíz americana, lo que llamamos planta injerto.
.- ¿Quién es vuestro artista?
Se trata del viticultor portugués Jorge, que vive en San Vicente de la Sonsierra, un pueblo donde aún se mantiene viva la tradición de injertar. A partir de ahora realizaremos este trabajo de injerto en campo en los años venideros, cuando toque hacer una nueva plantación.
.- Ha sido junto a un «templo» prehistórico, El Sotillo, Y con variedades antiguas que estáis recuperando.
Son proyectos que emocionan, Julio. Lo que hacemos se puede ver como un canto a nuestros antepasados, un latido que sigue vivo en nosotros.
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Da gusto ver que se conserva y transmite el arte del injerto en campo. Se ha abandonado por motivos económicos ¿economicistas?, pero es más seguro de cara a la enfermedad de Petri. Igualmente, da gusto ver que se conserva el material vegetal local; que lleva siglos de adaptación. Sólo una advertencia: hay que llevar a analizar las plantas-madre de las yemas; no sea que estemos transmitiendo virus graves. Lo hacen en NEIKER o en La Grajera.
Javier Legorburu (a) Txekos, investigador jubilado.
Muchas gracias, Javier
No entiendo muy bien, perdonarme; pero el fondo de todo esto me maravilla. Ayudando a la naturaleza, por poco que sea, echamos una buena mano al porvenir. Ella agradecida, y tú y yo más
Muchas gracias, Juana
Muchas gracias a Julio por el reportaje, y gracias a Txekos
Comentarte que totalmente de acuerdo con lo que dices, y confirmarte que el material vegetal, se seleccionó, se analizó y sólo se ha injertado el material sano.
Apoyar cualquier iniciativa por mantener labores y modos de trabajar que tradicionalmente se han llevado a cabo en la zona y que nos pueden ayudar hoy en día a mantener la identidad de nuestros viñedos, apostar por la tecnología que tenemos a nuestra disposición para intentar hacer las cosas algo mejor.
Por último, reconocer el gran trabajo de los viveritas.
Un saludo
Muchas gracias, Olaya