EL calado de su Bodega, su obra vitícola, un buen lugar para novelar la vida.
Aseguraba Marcel Proust que «para escribir un libro verdadero, un escritor no tiene necesariamente que inventarlo». Ese libro ya existiría dentro de cada uno de nosotros. No hay más que escuchar atentamente, reparar en el relato que nos habita. Saber leerlo y traducirlo finalmente a palabras. Mojar la pluma en el tintero de la memoria y escribirlo.
Francisco Martínez de Cañas, que ha trabajado profesionalmente de secretario en varios ayuntamientos de Álava, ha sostenido a lo largo de su vida una pasión vitícola que acaba de cumplir 75 años.
SEÑOR del Vino, ocupando el trono al que le ha llevado la tenacidad.
En su novela “El hijo del rayo” ha escrito de lo que verdaderamente sabe, de viñedos, de vino, de bodega, de vitivinicultores perseverantes. Ha redactado su verdad, pero no solo en su libro, sino en esta conversación del Blog, porque como indicó Mallarmé, “no todo ha sido hecho para acabar en un libro”.
Francisco Martínez de Cañas ya escribió en 2018 su primera obra titulada “Villabuena de Álava / Ezkuernaga. Datos para su historia jamás contada” ciñéndose al dictado de la Historia local.
Pero ese no era su libro esencial. Ha tenido que esperar a su primera novela “El hijo del rayo”, que le ha otorgado la libertad para volar muy lejos… hasta su interior, atendiendo a la pasión que maneja su existencia.
NOVELA cual regalo para los amantes de la tierra y el vino.
EL HIJO DEL RAYO, de 174 páginas, homenajea a los vitivinicultores del siglo XIX, los que combatieron la ocupación y la tiranía de las tropas de Napoleón Bonaparte.
Aquella fue la patria liberada.
Pero en su novela late una lucha inacabable, la de las nuevas generaciones dispuestas a continuar con un legado vitivinicultor de mil años al menos. Las manos de los seres humanos de vino plantan sin cesar un futuro tan deseado como imprevisible. Un futuro que vive en el corazón del reto permanente.
EN los ojos viticultores que exprimen el fruto está una parte de su novela.
.- En la primera parte de tu novela «El hijo del rayo» se relatan las aventuras vinculadas a la ocupación francesa. En aquel ambiente guerrero, el joven protagonista expresa su sana rebeldía. ¿Has sido tú un rebelde?
Yo no he sido tan rebelde como José, el protagonista de mi novela. Ni mucho menos.
.- La segunda parte es casi autobiográfica, a pesar de que tú naciste 160 años después de que lo hiciera José.
Como él, yo soy amante del vino.
HASTA que no llegó el tractor, la vida transcurrió a otra velocidad.
Desde que era jovencito acudía a la bodega de mi padre y mi abuelo llenándoles de preguntas. Quizá no supieron darme las explicaciones que pedía. Tuve que buscarlas por mi cuenta, hasta que, con el tiempo, estudié Enología.
En la segunda parte de “El hijo del rayo”, es cierto, se cuenta cómo un joven se inicia en el trabajo en las viñas, y en sus primeras elaboraciones de vino.
.- No se lo puedo preguntar al protagonista de la novela, pero sí al autor. ¿Cómo se inicia en la Comarca la intensa relación con el mundo del vino?
En general con mucha ilusión, con toda la pasión y con poco dinero.
SUS mayores no tuvieron las respuestas que él ofrece con detalle.
Quisiera pedirle al lector y lectora que se centren en la época en la que ocurren los hechos, en 1808, cuando había que meterse dentro de una cuba para lavarla, para lo cual debían ir a la fuente con el burrito a cargar las comportas para acarrear el agua.
Luego, con un candil, o con una vela pequeña, descalzos, con una escoba de brezo, aquellos lavaban cubas con duelas que habían estado todo el año sin vino, con moho entre unas y otras duelas.
.- Tu novela es un homenaje a los vitivinicultores que vivieron y trabajaron en la primera mitad del siglo XIX.
Sí lo es.
SALVANDO los siglos, el agricultor ha mantenido un duelo de soledades.
Homenaje a los antepasados del XIX
.- Aquellos iban a jornales, trillando en las eras, teniendo que vender sus primeras cosechas de uva, ayudando en el largo invierno como peones en la construcción de casas, labrando sus viñas con un arado tirado por animales…
Es un homenaje a nuestros antepasados, a los que tengo en mi mente continuamente. Aquella gente sí que luchó de veras.
.- La novela relata la lucha, desde la guerrilla, contra la tiranía de un invasor extranjero, y la lucha desde el trabajo diario en las viñas por el sueño de montar una bodeguita…
PÁRRAFOS que aceleran la acción de la novela.
Es la lucha constante y continua de un personaje que está gustando mucho en Villabuena, que nació en una casa al lado de la iglesia San Andrés. Lo que le ocurre a José nos podría haber ocurrido a cualquiera de nosotros si hubiéramos nacido a finales del siglo XVIII.
La vida le arrastra al personaje a tomar las armas y a formar parte de la Guerrilla. Una vez expulsado el ejército invasor, José iniciará una lucha que en Rioja Alavesa se entiende muy bien, comprando dos pequeños trozos de viña en lo más alejado de Villabuena, en las tierras pobres de una ladera, donde el fruto se consigue con un esfuerzo sobrehumano.
TRES generaciones de campesinos en la obra de Ignacio Díaz Olano.
.- Gracias a ese esfuerzo comprará por casi 23.000 reales la viña del Marqués, que le dará uvas formidables con las que elaborar un vino que será la delicia de los consumidores de la Vitoria del siglo XIX.
Así acontece en la novela.
.- Yo te veo en Mateo, el amigo del protagonista, que sabe acompañarle en su proceso de aprendizaje como viticultor y bodeguero.
Es verdad. Al igual que Mateo, soy padre de dos hijas y no tengo quien continúe con mi bodega.
FRANCISCO Martínez de Cañas ante sus dos libros publicados.
Secretario de tres Ayuntamientos
.- Mateo es un personaje fundamental en la segunda parte de la novela. Es el maestro de José.
Mateo pondrá el saber de toda una vida en manos de su amigo José, porque si José era cabrero, de la noche a la mañana no se hace viticultor y bodeguero. Tiene que contar con alguien que le muestre y le enseñe otro mundo.
.- Las hijas de Mateo no tenían interés en seguir con la bodega. “Prefiero vendértela a ti por la amistad que nos une que a otros, aunque me pagaran más”
Es el valor de la amistad. La solidaridad entre vecinos del mismo pueblo.
BODEGA de Francisco, un Museo etnográfico, un canto a la Comarca.
.- Es tu primera novela, Francisco. Te felicito porque en tu vida profesional como secretario tú te dedicaste a otras cosas, levantando acta de las reuniones de varios ayuntamientos.
Desde 1979 a 1989, durante diez años, yo fui secretario de los ayuntamientos de Villabuena, Baños de Ebro y Samaniego, llevando tres ayuntamientos independientes, agrupados para el sostenimiento de un secretario común.
«Una historia jamás contada»
El alcalde de Villabuena, Iñaki Pérez, nos ha dejado su despacho para realizar la entrevista.
CASA Consistorial de Villabuena, donde tuvo lugar esta conversación.
Es un detalle de Iñaki con quien fue Secretario municipal de Villabuena, un secretario impagable, entregado aquellos años a la tarea formidable de rehacer su Archivo, de recuperar para el ayuntamiento y para el pueblo los libros de actas, donde había quedado escrito y registrado el acontecer de la villa durante estos últimos siglos.
.- Un trabajo enorme el tuyo en Villabuena, y en los otros dos Ayuntamientos.
Tenía tres corporaciones municipales, cada cual con su alcalde y sus concejales. Trabajaba todos los días de la semana, incluidos los sábados.
FRANCISCO observa el escenario de su novela, y el de su propia vida.
No sabes la cantidad de horas que he invertido en crear un archivo como es debido. Porque cuando llegué a este ayuntamiento de Villabuena, la Casa Consistorial estaba medio en obras.
Venía aquí por las tardes, por las noches ya, con una manta, recogiendo y ordenando todo durante meses, pues las hojas de los libros de actas estaban todas desperdigadas, ya que algunos mozalbetes las habían arrancado y desperdigado por el suelo.
.- Menuda faena!
EN su fachada municipal está el nombre de la villa en euskera y castellano.
Había una sala llena de hojas escritas, sueltas, que alcanzaban cincuenta centímetros de altura. Con toda mi paciencia las fui recogiendo en una manta, como si fuera un saco, para llevarlas a mi casa, y ordenarlas por las noches. Era una especie de “puzzle” que yo compuse. Una vez que lo tuve ordenado me fui a la Diputación de Álava y pedí que vinieran a ayudarme.
Ellos vinieron, estuvieron unos días, llevándose miles de hojas que, finalmente, nos las devolvieron encuadernadas.
PUERTA de cristal donde está escrito el nombre del pueblo de otra manera.
.- Sin esa labor tuya, los libros de actas se hubieran perdido.
Las actas más antiguas eran del siglo XVII.
.- Eso fue básico para que luego escribieras el que fue tu primer libro “Villabuena de Álava / Ezkuernaga. Datos para su historia jamás contada”, publicado en junio de 2018.
Entre aquellas hojas arrancadas estaba también el Pergamino de la Independencia de Villabuena respecto a Laguardia del 5 de junio de 1631.
PLAZA / Iglesia / Monte del Regollar… están en la novela.
Sacerdotes de iglesia y ayuntamiento
.- ¿Dónde trabajaste a partir de 1989?
Del 89 al 2008 estuve en Ribera Baja, Rivabellosa, un pueblo cerca de Miranda de Ebro, en Álava. Yo llevaba aquí tres pueblos, con un trabajo enorme, tres ayuntamientos, tres juzgados de paz, sin ningún auxiliar administrativo… Llegaba a casa extenuado.
.- Creo que en tu época hubo dos curas que fueron en Rioja Alavesa secretarios de diferentes ayuntamientos.
Yo empecé como ellos, ya que ninguno de los tres entramos por oposición pública. La realidad es que no había secretarios que quisieran venir aquí porque sabían que se exponían a un trabajo hercúleo. Los alcaldes estaban fritos porque no había nadie dispuesto.
FRANCISCO en la parte baja de Villabuena-Eskuernaga.
Así que los curas ejercieron de secretarios de ayuntamiento, como Juanjo Angulo en Baños de Ebro, y Félix Garay en Navaridas. Los curas eran entonces los más ilustrados para aquellas tareas.
.- En tu caso no llegaste a la universidad para estudiar Derecho.
Mis estudios fueron el Bachiller Laboral en Laguardia y luego por mi cuenta, en Vitoria, llevé a cabo el Bachiller Superior. A mí me gustaba mucho estudiar, pero en mi caso no me dejaron… Quise ser abogado, pero no pudo ser.
UNIÓN en la consecución de un gran objetivo.
Seis kilómetros a pie para estudiar en Laguardia
.- ¿Cómo acudías a estudiar hace 63 años de Villabuena a Laguardia?
En 1960 tenía 12 años cuando empecé a estudiar en Laguardia el Bachiller Laboral. Entonces subía andando todos los días tres kilómetros hasta Samaniego, haciendo por la tarde los tres kilómetros de regreso a pie. En Samaniego montábamos en el autobús de línea que venía de Vitoria… Recuerdo que llevaba la cartera en una mano y la cesta de la comida en la otra.
.- ¿Cómo que la cesta de la comida?
Una cesta de mimbre con una tartera donde llevaba la comida que me preparaba mi madre. En Laguardia calentábamos la comida en un comedor del instituto. Y por la tarde regresaba a Villabuena.
FOTOGRAFÍA de las viñas nevadas de Samaniego, cual recuerdo de infancia.
.- ¿Ese mismo trayecto a pie lo hicieron otros niños de tu edad?
Lo hicimos dos, que por entonces nadie más quiso seguir estudiando. El otro era también de Villabuena, José Mari Cañas Peña. Subíamos los dos, pero no te lo pierdas, había que estar en Samaniego a las 8:45h, donde montábamos en el autobús de línea de Vitoria a Logroño.
En las mañanas que llovía, en vez de llevar un paraguas, para el que no teníamos una mano libre, nos tapábamos con una manta, cubriéndome cabeza y una parte del cuerpo. Así llegábamos a Samaniego.
Recuerdo a los de Laguardia, todos recién peinaditos, y nosotros con unos pelos que parecíamos lobos. Entonces pensaba “qué poco sabe esta gente del sacrificio que hacemos José Mari y yo”… Solo los profesores se daban cuenta.
MUNDO subterráneo, profundo como el alma, pergamino de la Historia.
Abrazos de la madre para entrar en calor
.- La vuelta de Laguardia a Samaniego en pleno invierno…
Volvíamos al anochecer. Para aprovechar el tiempo llegó un momento en que en el Instituto decidieron añadir una hora más de estudio. Cuando volvíamos al pueblo se nos echaba encima la noche ciega. Al bajarnos en Samaniego, al alejarse el autobús con sus focos de luz, José Mari y yo nos quedábamos sumidos en la oscuridad total.
.- Menos mal que erais dos contra el miedo.
Volvíamos poco a poco, pun-pun, hasta que atisbábamos las luces del pueblo. Yo llegaba helado de frío a casa. Recuerdo los abrazos de mi madre. Luego cenaba y me ponía a estudiar un buen rato, para a la mañana siguiente volver a madrugar.
HABLAMOS de noches antiguas, susurrando las luces del ahora.
.- Esto que me cuentas es un artículo en sí mismo, un relato vibrante que brota de una experiencia tan dura como emocionante.
No quería contarte estas cosas, pero Julio… tú sabes entrar hasta el fondo.
.- Todo emana de tu libro, del niño cabrero, del luchador infatigable y aventurero, del guerrillero sin odio alguno, del agricultor que se hace a sí mismo…
En esas condiciones estuve estudiando hasta los 16 años.
.- ¿Tus padres veían como algo normal esa intensa entrega a los estudios, o te mostraban su admiración?
Lo cierto es que todos aquellos años, cuando acababa el curso académico, mi padre me decía que dejara de estudiar, que me necesitaba en el campo.
ARADO, azadas… el padre quería escribir la vida de otra manera.
“Jo, es que me faltan dos años, padre”. “Pero es que no tenemos peones, hijo”.
«Tú no te libras del campo, eh!»
.- Pero no eras su único hijo, ¿o sí?
Fuimos ocho hermanos, cuatro chicas y cuatro chicos. Ninguno de ellos hizo mis trayectos a pie para acudir al instituto de Laguardia. El mayor había ido con diez u once años al Seminario. Luego llegaron tres chicas seguidas. Y después llegué yo, que a los trece o catorce años mi padre Valentín me dijo “tú no te libras del campo, eh!”.
“Jo, padre, si a mí me gusta estudiar y le voy a demostrar que sacaré adelante todos mis estudios”. Mi entrega y mi espíritu de sacrificio era total, con una gran perseverancia para con mis estudios.
DE los libros, Francisco pasó a las comportas y las tareas agrícolas.
.- Durante aquel tiempo tu padre Valentín te llevaría a las viñas los fines de semana.
Sábados y domingos iba con él a la viña, claro, a sarmentar y a lo que hiciera falta.
.- Tu padre era entonces tu patrón y tu maestro.
Mi abuelo tenía una hacienda bastante majilla de siete hectáreas, y mis padres también tenían unas tierras. Pronto me di cuenta que todas las tierras que él cultivaba no eran suyas, y que con el tiempo tendría que repartir con sus cinco hermanos… como hizo a sus 63 años, cuando falleció mi abuelo.
.- ¿Cómo lo vivió tu padre?
Se le vino el mundo encima.
UVAS blancas de Viura, fotografiadas por Francisco en 2011.
.- ¿Tu padre vendía toda la uva obtenida en las viñas?
Mi padre siempre hizo vino. Mi abuelo Vicente tenía amistad con el bar La Unión de Vitoria, a quien le vendió su vino durante al menos 25 años seguidos. Mi padre no tenía problemas en un principio, que entonces no tenía marca nadie, y se lo llevaban a Vitoria en un camioncito. Muchas cosas que cuento en la novela vienen de esa época.
DIPLOMA al mérito que recibió el abuelo Vicente, en 1946, por su vino.
Fundador de Bodegas Araico
Tengo un amigo, y te cambio de tema, un tal Carlos, que me ha confesado que mi libro ha sido el primero que ha leído entero. “Pues te agradezco -le he dicho- que lo hayas hecho en mi honor”.
.- Hay gente en la Comarca que me confiesa que el Blog es lo único que lee. Les digo que en alguna librería o biblioteca hay un libro que ha sido escrito para ell@s, con el que volarán muy lejos.
Yo digo a mis paisanos que este es «un libro de lectura fácil, sencilla y amena, sin caer en la vulgaridad».
.- Secretario de varios ayuntamientos… ¿En qué medida has sido viticultor y bodeguero?
Cuando vengas a mi bodega lo vas a ver. Y cuando cates mis vinos lo vas a notar. He sido más bodeguero que secretario de ayuntamientos. Yo soy uno más de esta villa de Villabuena, llena de bodegas, reservando siempre mis vacaciones para elaborar mi vino.
UN dibujo, casi un retrato, que le hicieron en 2016 en París.
.- Háblame de tu bodega, Francisco.
Yo fundé la bodega Araico, que es el apellido de mi madre Felisa, que proviene de Manzanos, un pueblecito cerca de Lapuebla de Arganzón. Y nunca he perdido ¡nunca! esa pasión por la bodega.
«LA PRIMERA vez que enseño la bodega a un medio de comunicación».
.- ¿Qué tiene una bodega de vino?
Ahhh. Yo monté la mía con otros dos hermanos, con Lorenzo, que se encargaba del campo, y Julián vendiendo el vino.
.- ¡Qué bien repartidas las tareas!
Entre los tres teníamos 14 hectáreas. Por mi parte luego compré más viñedo.
Un grito por encima de todos: ¡Lucharé!
.- Es curioso que no aparezca en la novela como tal el nombre de Villabuena, cuando sí figuran Samaniego, Elvillar, Laguardia, Labastida…, aunque muchos de los términos municipales son de por aquí.
No he querido nombrar Villabuena, aunque la gente del pueblo sabe bien de dónde hablo, ya que, por ejemplo, me refiero a la fuente de Carralobos, que está ahí cerca.
.- Hablas del monte Regollar, el que está pegando al pueblo, y de Carraelciego, o el Alto de la Dehesa donde “el Rubio” llevaba a pastar las cabras, o del barrio Colina donde se creó la primera aldea de Villabuena, que después fue Villa…
Veo que los tienes bien subrayados.
COPA gigante, expuesta en la bodega, para beber los aires de Villabuena.
.- Aquí en tu novela hay un grito por encima de todos: “¡Lucharé!”
Ese grito está encarnado en los protagonistas del libro.
«Un rebelde con causa»
José es un rebelde con causa. Es un chico joven, con ímpetu, a quien le sacan de sus casillas los continuos abusos de las tropas francesas y del alcalde de aquí, «Corquete», que les deja a las tropas franceses la bodega de la Villa donde agarran unas chispas del ‘copín’, amedrentando luego a la población.
.- Si damos un salto de la novela hasta nuestros días… ¿Siempre han rondado tiempos difíciles para la Comarca?
Siempre, pero no son comparables con las primeras décadas del siglo XIX. Aquello fue una guerra, con un invasor que robó lo que pudo. Hoy hay problemas, pero no son tan dramáticos.
.- Si venimos desde 1808 hasta nuestros días… están las guerras Carlistas, las Guerras de África, la Guerra Civil, la postguerra y la Dictadura, las de Afganistán e Irán en las que participó España… En este país hemos estado 150 años de un conflicto a otro.
De la novela de ficción a la novela de la vida
Ahora mismo, aunque no tengamos aquí una guerra, se puede decir que no son buenos tiempos para la Comarca… Yo mismo me he salido de la DO Rioja.
EN su bodega hay una pequeña colección de vinos de Rioja Alavesa.
Desde hace más de 30 años aquí ha habido siempre una especie de lucha por la diferenciación, porque nuestros viñedos no tienen nada que ver con los de Alfaro y Calahorra. Los nuestros son viñedos pequeños con una tierra arcillo-calcárea.
.- Esa es otra novela que alguien debería escribir.
Mira, Julio, cuando estaba el señor Sanz, que presidió el Gobierno de La Rioja durante 20 años (de 1995 a 2015) prometía a todos los pueblos que les iba a incluir en la DO Rioja. Y lo cumplió. En un año metió a veinte pueblos que no tenían tradición vitícola alguna. Aquel Consejo Regulador (CR) estuvo manejado por él y su cuadrilla.
MÁS vinos de la Comarca bien acomodados en un baúl.
.- ¿Eso ha acabado siendo un problema?
Un problema descomunal, con un gran excedente de uva y vino. ¿Qué ocurre? Para más inri, el CR aprueba en 2005 un plan estratégico a 2020, anunciando que como las ventas han aumentado un 3,5% anual, lo que era mentira, el viñedo ha de aumentar en esa proporción para no quedarse atrás.
Eso ha sido un desastre. Lo que los antiguos decían “pan para hoy, hambre para mañana”. Hoy ocurre lo mismo, porque las nuevas tierras, que no son como estas, producen el doble, con 10.000 ó 12.000 kilos por hectárea.
¿Dónde están los 6000 kilos que sobra por hectárea? Porque el CR lo sabe. Y nosotros pobres incautos tirando uvas al suelo porque no se puede meter en la bodega más de 6000 kilos por hectárea.
EN su bodega presenta a las botellas de vino como «obras de arte».
.- ¿Tu bodega sigue siendo tuya?
Por supuesto. Yo he elaborado vino hasta 2019.
.- ¿Qué has hecho con tu viñedo?
Algo que tendríamos que hacer para salvaguardar Rioja Alavesa. He entregado mis tierras y las de mi mujer, 15 hectáreas, a dos chicos jóvenes, que son hermanos, de 41 y 43 años, de Villabuena.
MAPA y fotos para explicar Villabuena a enoturistas norteamericanos.
Arrendar viñas a «riesgo compartido»
.- ¿Cómo “entregar”? ¿Quieres decir “arrendar” ?
No es un arrendamiento como tal. Lo hemos hecho en un sistema que yo llamo de “riesgo compartido”. Es decir, a mí me pagan según la producción que tengamos, recibiendo el 40% de los ingresos.
.- No conozco nada igual en Rioja Alavesa…
Pues esta tendría que ser una alternativa, y no la renta fija, que es un atraso, porque sangran al que se hace cargo y cultiva la explotación, no permitiendo que los jóvenes se muevan con libertad.
BOTA de vino, tan presente en la novela como en su bodega-museo.
.- ¿Cómo funcionan los dos hermanos que trabajan tus viñas?
Venden uvas de las mías, unas pocas van para tres o cuatro bodegas diferentes, y luego elaboran y venden su vino «Txivani», que tienen la bodeguita al lado del frontón.
.- Eres una fuente inagotable de sorpresas, Francisco.
Estoy encantado de haberles entregado las tierras, porque sé que las trabajan estupendamente. Y si tengo que ayudarles, estoy dispuesto para lo que haga falta. De hecho también pago el 40% de los gastos a los trabajadores de la vendimia.
UNO de los textos enmarcados en su bodega.
.- ¿Has pasado por los mismos sentimientos de tu protagonista José, que muchas noches no dormía pensando en los trabajos de la viña, en la posibilidad de elaborar su primer vino…?
Cuando me casé, le preguntaba a mi mujer, cuando empezamos con la casa, “¿en qué momento pagaremos todo esto, Conchita?”
.- José se juró a sí mismo “que nunca más vendería las uvas, que haría su propio vino”. ¡Cuántos se habrán dicho eso mismo en la Comarca a lo largo de los dos últimos siglos?
Mucha gente. Y ahora se tendría que decir eso mismo.
BARRICA especial configurada con robles de diferente procedencia.
Los «tiranos» de antes, y los de ahora
Y otra cosa, los “tiranos” eran antes los vinateros de Bilbao que venían a comprar el vino. Tenían aquí un comisionado que les ponía al día de las dificultades económicas de cada familia: “A este estrújale un poco, que te va a vender”. “Se le va a casar el hijo y no tiene más remedio”. “Hostias, que se le ha muerto la mula y no tiene dinero para comprar otra”…
.- En sus caminatas por las viñas José pensaba que “se aprende más de los fracasos que de los triunfos”.
Hoy en Rioja debemos aprender de los excedentes de vino, de los cientos de hectáreas de viñedo sobrante, y que en Rioja Alavesa tenemos que crear nuestra propia estructura.
SUS botellas, bien conservadas y vestidas.
FRANCISCO toma con delicadeza una de sus botellas de vino.
.- ¿Esa alternativa puede ser Viñedos de Álava?
En estos momentos es la única que existe. Me hubiera gustado que hubiera seguido siendo Rioja Alavesa, pero también creo que el Diputado General está equivocado. Hay que conocer a la gente del otro lado, que no nos van a dejar crear una DO Rioja Alavesa dentro del paraguas de Rioja.
No sé porqué hemos tardado tanto en iniciar algo nuevo. Si fuera más joven entraría en Viñedos de Álava, cuya nueva DOP está protagonizando un momento histórico. Pena me da que no haya bodegas grandes que entren en esta nueva DOP.
DIFERENTES añadas, como decir sus otros «libros» escritos año a año.
Con espíritu de «rebeldía sana»
.- De momento son pocas bodegas respecto a las que continuarán en la DO Rioja.
Pero si Rioja Alavesa quiere tener algún día luz y voz propia tiene que crear algo nuevo, con un espíritu de rebeldía sana. ¿Que nos equivocamos? Allá nosotros.
Dice la presidenta Concha Andreu que hay que sacar la política de la DO Rioja. Caray, si ella está todo el día metida en el CR como si fuera el jardín de su casa, pisoteándolo todo.
.- ¿Has llorado escribiendo tu novela?
SIN ruido alguno Francisco se fue de la DOCa Rioja con sus grandes vinos.
He llorado, sí. Tú que has leído el libro sabes en qué pasajes de la novela he suspirado al escribirlos.
.- Tus lectoras y lectores encontrarán esas páginas de emoción. Dime si la viña y el vino van a seguir ocupando parte de tu vida.
Sobre todo el vino. Soy de los que se «come» los libros de vino. Cuando luego veas mi bodega, y cates mis vinos, entenderás a dónde me ha llevado mi amor por la enología. Hasta qué lugar me ha trasladado el vino que duerme en mis calados… Los calados de mi alma.
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No he leído la novela de Francisco, pero acabo de beber el texto del Blog, y… admiro y me emociona la novela de su vida, muy bien contada. Rioja Alavesa es una caja permanente de sorpresas.
Zorionak Francisco, por todo lo realizado, por lo vivido con tanta humildad como altura de miras!!
Eskerrik asko, Jon
Me alegra encontrar ciudadanos con la dignidad de Martínez de Cañas, abriendo caminos. Con ese fundamento que nos ayuda a crecer como país.
Muchas gracias, Lea
Si «¡lucharé!» es el grito de la novela… esa es la misma convicción de Francisco.
El grito de ánimo me da fuerzas para el momento por el que atravieso en mi vida. Qué gran conversación la vuestra!
Muchas gracias, Alicia
Espero leer pronto esta novela. Estoy seguro que esa pasión por nuestra tierra, nuestra gente, se transmitirá en sus páginas. Es necesario enriquecer la biblioteca de Rioja Alavesa, principalmente porque la gente desaparece, los que vivimos generaciones de transición disponemos de memoria histórica,…pero eso se acaba … se olvida.
Nuestros antepasados han sabido luchar, mantener las riendas, salvar las viñas, …y todo con gran escasez de dinero y de recursos. Pero nos han dado una gran lección de vida y de vitivinicultura.
Felicidades, Francisco Martínez de Cañas.
Muchas gracias, Jesús
Es bonito pensar que aquel niño con tanto afán por los estudios, que de adulto no pudo seguir estudiando, finalmente haya publicado dos libros, uno con la historia de Villabuena, y esta novela. Francisco muestra su determinación por la cultura y el conocimiento. Nunca es tarde. Es muy bonito que así sea. Enhorabuena!
Muchas gracias, Arene
El cuadro de las tres generaciones pintadas por Ignacio Díaz Olano, que desconocía, muestra el mandato que durante siglos ha funcionado en el mundo rural y campesino. El abuelo, la hija, la nieta. Ese relevo se ha interrumpido en muchísimos pueblos de Euskadi. Me gustaría saber cuántos caseríos siguen siendo una explotación agrícola o ganadera.
Lo que le pasa a Francisco Martínez de Cañas, cuyas hijas han optado por un camino que al parecer no pasa ni por el viñedo ni por la bodega, es una realidad cada vez más extendida. Le honra que haya arrendado sus viñas en un sistema de «riesgo compartido». Es una propuesta viable, bien pensada, que muestra a las claras lo que Francisco quiere salvaguardar en la Comarca, cual es proteger un mundo que él recibió como un gran regalo vital. Zorionak, Francisco. Emocionas.
Muchas gracias, Juan
Te felicito por la entrevista, Julio. Dejas patente la integridad del entrevistado, que dice valientemente lo que piensa y su visión de la realidad es muy certera.
Es un luchador que no entiende de claudicaciones, no existe en su vocabulario la palabra rendición.
Necesitamos muchos Franciscos en la Comarca.
Muchas Felicidades a Francisco Martínez de Cañas por su último libro.
Muchas gracias, Emilio
Bonita entrevista a una gran persona, un escribano de la Comarca que, tras su jubilación, se nos está revelando como un fecundo escritor. Si con el libro de Villabuena Francisco nos hizo el gran favor de desvelarnos parte de su oculta historia, con esta novela nos permite comprender mejor un capítulo importante de la historia de Rioja Alavesa, la primera mitad del siglo XIX, justo después del glorioso XVIII en el que se conformó todo el esplendor de la Comarca gracias al negocio del vino. Esa primera mitad del XIX es una época de guerras, una época de excedentes vínicos como consecuencia de un calentamiento climático que supuso una expansión del Tempranillo y otras tintas por Rioja Alta. El desplome del precio de la cántara de vino hizo mucho daño a las gentes de Rioja Alavesa… No sé a qué me recuerda aquella época.
Muchas gracias, Miguel
Felicidades Don Francisco, estaremos muy atentos para comprar su libro, ya tenemos el de Villabuena. Sus vinos merecen toda la pasión que usted ha puesto en ellos, ya los catamos y están espectaculares. Le mandamos un saludo desde Dallas, Texas.
Muchas gracias, Silvia
Francisco, leí tu novela de un tirón. Eres José por tu pasión, tu espíritu de trabajo, tu constancia y fidelidad y Mateo por tu visión de futuro, tu conocimiento de la realidad. Muchas páginas reflejan tu alma, tu ilusión y al mismo tiempo tu seriedad y perseverancia. Tus palabras llevan a identificarse con la problemática de nuestra Rioja alavesa. Distintos personajes, distintas historias, los mismos problemas. José encarna la figura de tantos bodegueros jóvenes de hoy que se han arriesgado, no se han apoltronado y han creado y crean futuro. La historia de ayer llega hasta nuestros días. ¡Enhorabuena, Francisco, por tu obra!
Muchas gracias, Antonio.
Tener a Francisco en Villabuena recuperando y enriqueciendo la historia de Rioja Alavesa es un gran regalo.
Muy emocionante vuestro encuentro!
Muchas gracias, Elena
Estoy abrumado. No sé cómo agradeceros a todas/os vuestras aportaciones, comentarios y palabras de ánimo. Todo sea por el amor a esta tierra de Rioja Alavesa. Muchas gracias a todas y todos.
Muchas gracias, Francisco