.- Con tus valores, con tu manera de ver la vida, ¿te has sentido acompañado por otros como tú en Rioja Alavesa?
Ha habido unos cuantos que han pensando parecido a mí… pero no habremos sido más de treinta. Todos los demás, una mayoría, se han dejado llevar por los acontecimientos. Hemos sido treinta como mucho en todo Rioja Alavesa, y teníamos que haber sido al menos cien. Cien.
El periodista tiene a veces la tentación de destacar en la cabecera de una entrevista todo aquello que le parece sustancial de una conversación, como ésta mantenida con Doroteo Saenz de Samaniego… Pero pretender contarlo todo en ocho líneas es imposible, además de una ligereza.
El regalo de leer una conversación sincera está en ir descubriéndola poco a poco, en pasar a limpio el relato de algo único, una manera de ver la vida, de vivirla… como si fuera el ciclo de una cosecha entera.
Las lectoras y lectores del blog han de descubrir en la entrevista la entrega del agricultor a sus convicciones más profundas, al campo, a su familia, el mimo y el cuidado puesto en las viñas y la bodega, la consistencia de sus ideas, la manera de organizar con otros la respuesta colectiva de una comarca rural a los avatares de la existencia.
Así que tomen asiento y vayan leyendo las palabras que reportan una vida. En estos ocho folios hay crítica, valoraciones personales, opiniones que caen como un hacha sobre el tronco de un árbol, porque este luchador nato de Rioja Alavesa ha seguido su particular estela.
Enlacemos esta segunda entrega de la entrevista con el final de la primera, cuando Doroteo Saenz de Samaniego nos decía que el trabajo de toda una vida se había convertido en casi todo lo que hoy es Bodegas Ostatu.
“Mis hijos han hecho una ampliación fuerte, las exportaciones han ido a más… Ellos ahora trabajan con otro volumen y otras perspectivas”.
.- Pero lo que tú dejaste…
Lo que yo dejé… Vamos a ver, para comprar viñas daban créditos, y no sé si hice bien, pero si yo compraba una viña, la ponía a nombre de los dos hijos que estaban ya trabajando conmigo en el campo y la bodega. Yo pagaba una parte y luego ellos sacaban un crédito. Así hicimos otras diez hectáreas.
.- ¿Qué pasó cuando tuviste que ceder las viñas y la bodega a tus hijos?
Cuando les pasé los bártulos, recuerdo que antes cogí un bolígrafo y me puse a echar cuentas. Mi idea la tenía clara. Yo quería quedarme al margen para que ellos manejaran el negocio, pero quise decirles que el negocio sería suyo con unas condiciones. A las hijas que no trabajan para la bodega, una hija de Azpeitia, y a otra hija que tengo casada con un agricultor de Lanciego, “les tenéis que dar “x”, tanto a una como a otra”… Lo hicimos por medio de una casa de protocolo familiar de Bilbao.
.- ¿Qué sensación te quedó cuando decidiste dejar de ser “el capitán del barco”?
Yo era y soy de la idea de que la tierra es para el que la trabaja. Lo que quiero decir es que las viñas tienen que seguir siendo de Ostatu. No voy a hacer como hizo mi padre. Siempre he estado en contra de dividir la propiedad, haciendo que cada hijo vuelva a empezar. La viña tiene que ser para Ostatu. Únicamente yo les exigí un capital para los otros herederos.
.- ¿Qué hubiera pasado si una de las hijas que no trabajan en Ostatu te dice que quiere una viña?
“Lo siento”, le hubiera dicho, “las viñas tienen que estar todas juntas, tú ya recibes una compensación. Las viñas tienen que mantenerse bajo la propiedad de la bodega y de la familia que las trabaja”.
.- Serás de los pocos que lo ha hecho así en Rioja Alavesa.
Ese ha sido el mal de aquí, eh!, el mal de Rioja Alavesa. Eso lo tengo clarísimo.
Tendríamos que haber hecho algo similar a lo que se ha venido haciendo con el mayorazgo en el caserío vasco, que se entrega a uno de los hijos para no dividir la hacienda; pero en mi caso se entrega a todos los que trabajen viñas y bodega, con una indemnización a quien no las trabaje. Eso sí, el precio lo pongo yo.
.- Piensa que una hectárea de viña hoy vale en Rioja Alavesa más de 100.000 euros.
Lo sé. Un amigo está intentando venderme una viña todos los días, y me ha pedido más. Yo le he ofrecido 90.000 euros, con consentimiento para la bodega. Y la verdad, la cuantía me parece un poco exagerada.
.- ¿Cuántas hectáreas habías reunido para ellos a lo largo de tu vida?
Más de 20 hectáreas, pero ellos ya eran dueños de unas cuantas hectáreas más. Yo me he quedado con otras 10 hectáreas, aunque las llevan ellos, si bien tienen que pasarme una cantidad. ¿Que algún día tendré que deshacerme de ellas? Sí, pero la mente mía es así.
.- Con la poca escuela que tu padre te permitió de niño, ¿cómo te has ido formado con el tiempo?
A mí me ha enseñado la vida. Pero si en invierno había un curso de Enología de ocho días, yo he ido encantado. Hoy hay laboratorios en las bodegas, cosa que no teníamos en mi tiempo, pero yo terminaba de hacer los vinos, y ponía un vaso de vino encima de cada depósito y los iba mirando. Me pasaba como al médico de pueblo que te veía por la calle y con solo mirarte te decía: “oye, fulano, quiero que mañana vengas a verme a mi consulta, que tengo que hablar contigo”.
.- Algo así hacías tú con el vino, eh!
Según el color que cogiera, al día siguiente lo llevaba o no a un laboratorio que había en Haro. Si pasado unos días el vino seguía brillante, entonces sabía que ese depósito no tenía pega alguna. Toda la vida andando entre vino, tú te dabas cuenta de su estado. No con la perfección de ahora. Pero sí, a mí me ha enseñado la vida, me han enseñado las charlas, los cursillos me han enseñado, y algunos libros.
(En este momento entra su hijo Iñigo a la estancia donde conversamos)
Ese hijo que ha entrado ahora, el más joven, hizo dos años de ingeniero. De los otros, alguno tiene Enología, otros han estado en la universidad. Pero el estudiante de ingeniero no quería terminar. Ese ha sido uno de los problemas de Rioja Alavesa, que hay dinero, hay trabajo en las familias, y muchos no quieren estudiar. El padre les decía a otros cabreado “¿no quieres estudiar?, pues al campo conmigo”.
.- En Rioja Alavesa hay muchas mujeres universitarias.
Eso sí, en Rioja Alavesa pueden estar orgullosas las mujeres, que más del 95% de las chicas han sacado adelante sus estudios. Las hijas mías han sido las tres universitarias (Ingeniera agrícola, licenciada en Químicas y licenciada en Económicas).
En cambio los chicos de Rioja Alavesa han estudiado hasta la edad obligatoria de los 16 años. Aquí en la bodega he visto reunidas a 20 personas de bodegas diferentes; y si me pongo a contar, 18 son mujeres y tan solo dos hombres. Ya se pueden preparar, porque las dirigentes de bodegas de Rioja Alavesa hoy son mujeres.
.- ¿De qué estás más orgulloso, del trabajo que has realizado como agricultor y empresario, o del trabajo que has hecho como aita de tus hijos e hijas?
Para empezar los seis han sido mi mayor disfrute hasta que cumplieron 16 o 18 años. Yo he sido muy chiquero. Ahora mismo tengo dos nietas gemelas y cuando las veo me emociono. En total tengo 14 nietos. Y si puedo me los llevo al monte. Antes les explicaba los tipos de árboles: que si encina, romero, roble… Jugábamos al cuento de Pulgarcito. “¿Y si nos perdemos?”. Echábamos en el suelo algunas ramas de los árboles, que al encontrarlas de vuelta se ponían muy contentos.
.- ¿Cómo ves hoy a tus hijos e hijas?
Les veo con ganas, que van para arriba y suben a Ostatu donde se merece.
.- ¿Cómo han sido estos años, desde que te jubilaste?
En el viñedo no me he metido. Si bien alguna vez que he ido al viñedo y he visto un poco de hierba… al principio cogía mi tractor Landini y, una gozada, con las fincas de dos y tres hectáreas, con la anchura que tienen, iba con un tractor poderoso y pasaba una mañana más a gusto que otra cosa.
“Ya le he dado a aquella viña”, les decía. “Que no hay que darle tanto”, me contestaban, jajaja.
.- Ya no hay aquellas lágrimas de cuando veías a otros en un tractor.
Aquello quería decir que a mí me tiraba mucho más la producción que la venta de vino. Pero… la viña ya no me tira. Esto es la verdad. Tengo fincas que no he ido a ver en todo el año. Ni yo mismo me lo creo.
.- ¿Qué haces con todo el tiempo de que dispones?
Hará más de diez años que compré el piso en Benidorm. Y después de la fiesta de ‘Todos los Santos’ nos marchamos a Benidorm, para volver por Navidad como ahora, marchando de nuevo para allá cuando pasan los Reyes. Y volveremos dentro de mes y medio, apareciendo por aquí para San Prudencio. Luego, en Samaniego tengo una huerta de la que vuelvo cargado siempre, repartiendo la cosecha entre los hijos.
Desde primeros de mayo habré metido una media de cuatro horas al día en la huerta, donde en mil metros cuadrados tengo de todo y mucho.
.- Mil metros cuadrados de huerta!
Tengo alcachofas, melones, calabazas, lechugas, borrajas, berenjena, alubia verde o vaina, puerro, pimientos… Son muchos los productos que meto al arcón, que pronto lo lleno y no cabe nada. Patatas apenas planto, que suelo subir a Pipaón, o Lagrán, donde tengo amigos y me bajo un par de sacos de vez en cuando. Sí me gusta sacar de la huerta unas patatas frescas para San Juan.
.- ¿Qué hubieras dicho si en 1970 te llegan a asegurar que ibais a tener el «Ostatu» de hoy?
Que eso era soñar mucho. También es cierto que no se nos ha torcido nada. Que todo ha ido como debía. Que la vida nos ha dado bien… quitando el año pasado que bajamos a Benidorm y tuvimos que subir a Euskadi porque le salió un bultito a la mujer, pero la han operado y ha quedado todo bien.
Yo he sido un luchador nato de Rioja Alavesa. Hemos estado en las primeras huelgas cambiando matrículas como dirigente de la zona con UAGA. Entre ocho y diez fundamos UAGA. Yo era uno de ellos.
.- ¿Cuál era la idea de aquella primera UAGA?
Queríamos un sindicato que amparase al pequeño viticultor. Aquí llegamos a contar tres mil afiliados, eh! Ahora no sé los que hay, seguramente menos. Yo te estoy hablando del año 1976 y 1977.
.- El sindicalista de UAGA en el Consejo Regulador, Jesús Bauza, habla de 350 afiliados de UAGA en la Comarca en 2020.
Mira, Jesús Bauza es hijo de uno de los fundadores… Nos ayudaron mucho a la formación de UAGA los frailes de Estibaliz, los de Valdegobia. Allí tuvimos las reuniones.
.- ¿Cómo era aquel Doroteo Saenz de Samaniego de hace 43 años?
Está bien que lo preguntes así, porque la vida luego te pausa. Yo he sido… Mira, cuando venían los corredores del vino a comprarlo a los pueblos, con los Mansos de Bergara, que eran unos vinateros que pagaban bien, aunque tarde, pero pagaban. Yo les he visto discutir con mi padre y eso me llegaba al alma.
Discutir la perra gorda en una cántara de vino, eh! Una perra gorda. Por favor. Que yo he conocido la cántara de vino a 17 pesetas. Mi padre pedía 17,50. Y ellos ofrecían a 17,10. Y casi siempre se salían con la suya.
.- ¿Qué pensabas?
Que si el vino es mío, el precio lo tengo que poner yo. De lo que estoy orgulloso es de eso, que un producto que he hecho yo, le pongo el precio yo.
.- Aquellos años en que no se pagaba el vino como vuestro trabajo merecía…
De aquellos años que no se vendía el vino como es debido, recuerdo haber ido a la Alhóndiga con mi padre, que llevaba en una gabardina tres botellas de vino. Yo era pequeño aún. Entramos allí para hablar con Heredia, con Rojas o con el otro.
Al entrar mi padre se quitó la boina ante uno de ellos. Joer, me hervía la sangre. Eso no lo he soportado nunca. Me parecía que mi padre se humillaba. Si vienes a vender vino y te arreglas, te arreglas. Esa es una de las cosas que a mí me encabritó en los años de juventud.
.- ¿Eso pudo llevarte a fundar UAGA?
Eso y el no claudicar. Aquellas cosechas que yo guardaba sin vender, eso era ya un carácter muy propio en aquel entonces. De ahí arrancó Ostatu, eh! De aquellas ampliaciones de la vieja bodega trabajando a primeros de septiembre con el albañil. De ahí salió.
.- ¿Hubo algo más, después de UAGA?
Estuvimos intentando fundar Covara con Mondragón, una asociación de Viticultores, gente de Lapuebla, de Leza, de Samaniego… pero finalmente yo no me sumé a ellos porque no estaba de acuerdo con algunas condiciones que se pusieron sobre la mesa, y me empecé a enfriar… Aún así se fundó.
.- Con el tiempo nació la Asociación ABRA, pero mucho tiempo después.
ABRA es la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa. Francamente veo que debemos cambiar mucho para que las cosas funcionen, porque aquí hay grandes intereses en juego. Con lo que ha pasado en Logroño con el nombre de Rioja Alavesa en 2019, sinceramente… así no vamos a ninguna parte.
Voy a decir otra cosa: nosotros llevamos mucho tiempo poniendo en la etiqueta de Ostatu el nombre de Rioja y Rioja Alavesa, pero escuchas a algunos que hablan y hablan por una nueva DO, la de Viñedos de Alava, pero que luego no ponen el nombre de Rioja Alavesa en sus etiquetas. Les escuchas gritar en conversaciones de bar, y luego no son capaces de poner Rioja Alavesa en sus botellas. Hay gente que está siempre sólo a las maduras.
.- ¿Ha estado más unida la Comarca en el pasado que en la actualidad?
Nos hemos unido cuando ha habido necesidades. Mira, antes había un problema en un pueblo de la Comarca y se volcaba el pueblo entero. Si algún vecino se ponía enfermo, pedíamos permiso al cura para ir a trabajar los domingo para hacerle sus labores entre el resto del pueblo. Ahora se pone un vecino enfermo, y ¿dónde esta la gente?
.- ¿Cómo dirías que reaccionó Rioja Alavesa ante el incendio que asoló quince pabellones agrícolas de Samaniego en noviembre de 2018?
Al principio sí, muy bien, pero luego pocos se han ofrecido a echar una mano de verdad…
Me preguntas por mi vida actual. Suelo bajar a la huerta a las 8 de la mañana, y a las 10:45h. me marcho y me voy a Laguardia y nos juntamos de cuatro a seis viticultores amigos, jubilados, y nos tiramos de tertulia hasta la una de la tarde. Tomamos un café y hablamos de política, de fútbol, de los vivos, de los muertos…
.- ¿Cuánta esperanza tienes depositada en la Comarca?
Mi esperanza en Rioja Alavesa la pongo en la cantidad de mujeres preparadas que tenemos, y muy preparadas. Los chicos se han quedado algo rezagados, y salvo excepciones, dudo de su formación. Yo digo que algo de culpa tenemos nosotros porque hemos dejado de hacer vino en las bodegas, vendiendo la uva a bodegas de fuera que se instalan aquí y nos comen poco a poco.
Aquí ha entrado mucha gente del “bien vivir”, que terminan de vendimiar para el 1 de octubre o para el día del Pilar, y luego “hasta enero no tengo nada que hacer”. No entiendo la poca ambición de la gente joven.
.- Vosotros no parabais nunca.
Teníamos siempre algo que hacer. Viñas, cereal, ganado… le pegábamos a todo. Pero un tío que está hoy estudiado y preparado y sólo piensa en vacaciones… Los hay que han perdido las viñas. Aquel ambiente de luchar por lo tuyo y por la Comarca está desaparecido. Lo que yo oigo mucho es hablar de “calidad de vida”. De acuerdo, pero ¿y la capacidad de sacrificio? ¿Dónde está?
.- ¿Qué te parece la calidad de los vinos de hoy en día?
A mi hijo Iñigo le suelo decir “Iñigo, hay que ser el mejor, eh!”. Y añado que “conseguirlo no es fácil”, porque hay mucha gente en Rioja Alavesa que está haciendo grandes vinos. Pero hay que tener clavado en la mente que todo no vale. Hay que ser el mejor, pero todo no vale.
.- ¿Tú intentaste siempre ser el mejor?
Sí. Lo he intentado. Mira, ahí tienes una prueba. Tengo un diploma que dice que uno de mis vinos fue en 1990 el mejor vino joven del mundo en la feria de Burdeos. El “Grand Prix” de Honor Burdeos.
Ahora ya no se hace así, pero entonces hacían una selección de vinos y daban… pongamos 30 o 40 medallas de oro a un tipo de vino. Y después los vinos con esas medallas de oro volvían a competir, y ahí es donde se elegía a uno de entre todos los ganadores.
En mi caso… esa lucha que yo he tenido contra la rebajeza del oficio, lo que te he contado de la actitud de mi querido padre en la Alhóndiga de Bilbao. El premio es la dignidad con la que yo he trabajado mis viñas, y he vendido mi vino al precio que he querido. No me he conformado con lo que otros dijeran. Y que no he permitido que se burlaran del precio de mi vino ni de mi trabajo por una perra gorda.
.- De cara al futuro, ¿qué esperas de Rioja Alavesa?
Espero que habrá gente que siga luchando. Pero también veo a gente joven que hace dos años hacía vino y que ahora ya se ha entregado a las grandes bodegas. De esos no espero nada.
Y luego otra cosa, debido a la repartición de tierras entre los hijos, estén o no estén aquí para trabajarla… Muchos trabajan tierras que no son suyas. El que está en Vitoria, cuando vuelva a repartir esa tierra entre los hijos de la ciudad, verá cómo sus herederos venderán la tierra, que según se está cotizando el agricultor que está en la tierra no la va a poder comprar. La comprarán bodegas fuertes. Eso no lo veo bien.
.- ¿Trabajando con tus valores, con tu manera de ver la vida, te has sentido acompañado por otros como tú en Rioja Alavesa?
De todo lo que te he contado, ha habido unos cuantos que han pensando parecido a mí. Te puedo dar nombres… pero no habremos sido más de treinta. Todos los demás se han dejado llevar por los acontecimientos. Hemos sido treinta como mucho en todo Rioja Alavesa, y teníamos que haber sido al menos cien. Cien.
.- A fecha de hoy ¿dónde tienes puesto tu corazoncito?
En los nietos, sobre todo en ellos, pero sobre todo en los más pequeños. Y en levantarme de la cama y preguntarme al despertar “¿dónde voy a ir hoy?”, sin habérmelo preguntado la noche anterior. Que me responda entonces a mí mismo con ilusión. Cada día con ilusión por hacer lo que tenga que hacer.
.- ¿Está Euskadi en tu corazón?
Aunque no soy de dar gritos, soy muy de este país, de Euskadi. Y tengo un lema, el político menos malo para mí es aquel al que por cercanía le pueda agarrar en Laguardia con la mano, o en Vitoria, y le pueda decir lo que pienso. Ahora me he amansado mucho, porque entre los 30 y mis 45 años… en fin.
.- Hablemos de los ausentes. ¿Te emociona pensar en tu aita Doroteo?
Y en mi ama. Mi ama nació aquí, en esta casa donde estamos haciendo la entrevista, lo que hoy es la bodega. Y aquí vivieron mis abuelos. La guerra dividió un poco a la familia, porque mataron a un hermano de mi madre. Mi padre estaba más en el otro bando. Aquí se planeó un hotel. Total, que esta casa la vendieron.
Un día se hundió el tejado. Y al poco tiempo pusieron un letrero que decía “se vende”. Yo tenía el gusanillo de mis abuelos, de que había estado yo aquí, así que retiré el cartel inmediatamente y me lo llevé para comprarla. Tiré por dentro todas las tripas de la casa y la hice nueva. Aquí está la bodega. Hice primero una ampliación. Luego empezaron conmigo los hijos e hicimos otra ampliación. Y ahora andamos mal de almacenes para dejar los ‘reservas’, así que han hecho una nueva ampliación hace cuatro años.
.- ¿Qué dirían tu aita y tu ama si hoy vieran todo esto?
Joé. Cuando compré esto, mi madre Valeria me preguntó si vendría a vivir aquí, con las escaleras que había. Yo hice unas escaleras anchas con un barandao torneado. Y cuando íbamos a venir a vivir, se me murió la madre… ¡Ves, como es la vida! Si ella hubiera vivido solo diez años más… si mi ama me hubiera visto en la bodega!
.- Se pueden hacer muchas cosas en la vida, Teíto. Y fíjate, tú lo has hecho sin tener una formación académica.
Yo he tenido mucho cariño por esto, pero uno nunca sabe, porque si hubiera tenido una buena formación académica, igual me hubiera marchado de Samaniego como mis hermanas. Porque uno más ilustrado podía pensar que no había porvenir aquí. Igual hubiera tenido una vida mucho más fácil… pero no existiría ni Ostatu ni nada.
La verdad es que fui muy poco a la escuela, pero he comido en el campo muchos días con mi aita la comida que nos traía la ama. Eso no me lo quita nadie. Mi ama y mi aita… ellos fueron en realidad mis auténticos maestros.
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La estaba esperando. Magnífica. Son muchas cosas las que diría…
Pero si yo, que no conozco a la familia, ni a Doroteo, me he emocionado, imagino lo que puede estar pasando en los lugares que lean esta conversación… que gracias a Internet ahora mismo la pueden estar leyendo en Latinoamérica, Barcelona y en, por supuesto, Rioja Alavesa o en Benidorm!
Muchas gracias, Begoña Tudela. Agradezco tu emoción y la celebro. Un cordial abrazo
Son varias las ocasiones en las que Teíto habla y se refiere a su «corazoncito». El corazoncito de Samaniego. Después de leer las dos partes de una misma entrevista muchos habremos pensado lo mismo: «¿Corazoncito?… ¡Mejor Corazonazo!!»
Doroteo Saenz de Samaniego es una inspiración con su vida, pues más allá del mundo rural que representa nos atraviesa a todos con sus palabras de toda una vida.
… Qué decir de cuando todo el pueblo pedía permiso al cura de Samaniego para trabajar en domingo echando una mano al vecino que se encontraba enfermo. ¡Qué novela de la realidad!
Una fortuna que en Rioja Alavesa haya al menos 30 como él. Y si hay muchos más, mejor para todo Euskalherria, y la propia humanidad.
Eskerrik asko!!!
Eskerrik asko, Kepa Urdangarin. Un cordial abrazo.
Solo digo una cosa,
Este segundo artículo no me ha defraudado.
Enhorabuena
Muchas gracias, F. Bujanda Ciordia. Un abrazo
¡Qué bueno! Me encanta esa anécdota de su padre entrando en la Alhóndiga de Bilbao con unas botellas de vino para vender y se quita la boina con respeto. Comprendo en parte la ira-vergüenza del mozalbete que le acompañaba. Pero solo la comprendo en parte esa crítica velada que insinúa varias veces en la entrevista. Esa generación de los abuelos no ha sido justamente tratada. Eran los terribles años cincuenta y sesenta de un Franco que tenía el precio de vino intervenido. Entre 1 y 2 pesetas el litro. Una ruina total. Como para ponerte duro con un comprador de la Alhóndiga que por unos céntimos te dejaba de comprar la cosecha y te complicaban la vida de la familia todo un año. Ese hombre se quitó la boina por el mozalbete que le acompañaba. Un mozo que tuvo la inmensa fortuna, como todos los Viticultores de su generación, de que las cosas cambiaron en los años setenta y que en las cuatro décadas siguientes el viticultor alavés ha vivido, con los lógicos altibajos, el periodo más boyante de la Historia.
En definitiva, que me quito la boina en honor a aquella generación de la posguerra y de sus hijos, los afortunados de los años ochenta.
Muchas gracias, Miguel Larreina. Saludos cordiales.
Amigo Teíto. He leído varias veces la entrevista. Reflejas perfectamente lo que yo pensaba de ti. Luchador nato, convencido de su futuro, trabajador, consecuente con la causa de nuestro vino, firme en tus ideas, pero siempre dispuesto a escuchar, porque has tenido siempre ganas de aprender. Lo que dices sobre «la tierra para quien la trabaja», me recuerda las primeras reuniones de UAGA en las que defendías estas ideas, razonando que el reparto entre los hijos era la causa del minifundio en nuestra Comarca.
Erais no más de treinta, pero fuisteis la semilla del gran desarrollo de Rioja Alavesa.
Los indios ecuatorianos dicen: “Estómago lleno, corazón contento, y mente dormida”. Que a las futuras generaciones de nuestros pueblos no se les suba el ‘humo’ a la cabeza y sigan las actitudes reivindicativas de aquellos años.
Muchas gracias, Antonio Mijangos Martinez. Es una buena señal para el Blog que hayas leído varias veces la entrevista y que al final te hayas decidido por escribirnos.
Un cordial abrazo.