May 09, 2023

Cuando la guerra te persigue una y otra vez

 

No una, sino tres guerras lleva ya en sus vivencias la georgiana Nana Faegiani, refugiada en Samaniego con su hijo, su nuera ucraniana, y sus nietos Elena y Luka, un recién nacido, cuyo llanto despierta los campos de viñedo que florecen bajo la Sierra.

Cuando la guerra te persigue

NANA Faegiani en Samaniego, donde viven refugiad@s ucranian@s.

Qué pronto se escribe “tres guerras”. La primera en 1990, cuando Nana tenía 21 años de edad en su Georgia natal. La segunda en 2008, cuando se sentía una refugiada en su propio país. La tercera en Kiev, en 2022, cuando por tercera vez en su vida el ejército ruso hacía saltar por los aires nuevamente, esta vez en Ucrania, la paz anhelada.

.- Si levantáramos dos copas de vino de Rioja Alavesa, ¿cuál sería tu brindis?

Perdona Julio. Ya perdí mis deseos. Tengo 54 años y me quedé sin buenos deseos por los que brindar. Ya no me engañaré más.

Olivo-Casa

JUNTO al olivo, cuyas ramas son símbolo mundial de la paz.

Paz solamente paz

Licenciada en Historia, esta mujer trabajó como periodista cinco años documentando la guerra, hablando de las víctimas, cuando ella misma ya había sufrido lo indecible.

Cómo olvidar lo vivido en la primera guerra de Georgia, cuando con su niño en brazos, en agosto de 1993, atravesó durante largos días varias montañas, huyendo de la barbarie, en una caravana de 2000 personas formada por ancianos, mujeres y niños.

Cuando la guerra te persigue

CON su hijo Luka en la actualidad, en las calles de Samaniego.

Julio Flor / Samaniego

He llamado al timbre de la casa de Samaniego donde viven varias familias de refugiados ucranianos. La entrevista con Nana será sincera, de una gran generosidad por su parte. A la vez que de una extraña incredulidad porque todo lo contado le haya pasado a ella, a su pueblo, a los suyos, a los que ante todo deseaban vivir en paz.

Decía el escritor Paul Aster en su “Diario de invierno” que, a veces, “piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quien jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro”.

Algo parecido le ha ocurrido a Nana. Algo semejante nos podría suceder a cualquiera. De ahí que la empatía me acompañe de la mano en esta mañana soleada. La empatía junto con el relato de la cruda guerra, con sus efectos devastadores. Todo eso y más está con nosotros, mientras resuena en la casa el llanto del bebé.

Refugiados-Sama

REFUGIADOS en Samaniego, fotografiados el pasado mes de septiembre.

Decía el poeta Bukowski que “la falta de esperanza es lo que hunde a un ser humano”. Esa es la que hoy anda huidiza, la que ya no posee Nana, la esperanza que ha perdido en sus mudanzas, persiguiendo la ansiada paz. A veces la esperanza es todo lo que necesita un ser humano. La que hoy invocamos en nuestra conversación a tumba abierta. Y sin embargo…

“Quiero contarte muchas cosas, Julio”.

.- Bien, vamos allá…

Quiero dar las gracias a mucha gente, en general a la gente de Samaniego que nos ha acogido en su pueblo. Y en especial… No hablo muy bien español.

.- Te haces entender perfectamente, Nana.

Cuando la guerra te persigue

EN la mesa del salón donde mantuvimos la conversación.

Quiero dar las gracias a Arantzazu, que está a cada minuto encima de nosotros. No con nuestra familia, sino con todas las familias ucranianas refugiadas. Así que muchas gracias de corazón.

.- Tú trabajaste como periodista.

Yo me licencié en Historia en Georgia, en los Balcanes. En 1990 sufrimos la primera guerra entre Rusia y Georgia. Tuvimos que huir tres años después de Abkhazia, en 1993, de los bombardeos, de una guerra que devastó pueblos y personas.

Marchamos por las montañas a la ciudad de Svaneti, en otra parte de Georgia, donde vivimos hasta 2008, cuando volvió a estallar una segunda guerra.

Mapa-Europa

DELANTE de un mapa de Europa que preside la estancia.

.- ¿Cómo era la vida antes de que estallara la primera guerra en tu país?

Vivíamos tranquilamente en una zona autónoma, como el País Vasco, hasta que vinieron los soldados rusos en 1990. Yo tenía por entonces 21 años. Como te digo, en 2008 sufrimos una segunda guerra. De nuevo volvimos a marchar de Svaneti. Una vez más nos convertimos en refugiados.

En el período aquel marché a Andorra para trabajar como niñera. Era la primera vez que salía de mi país, la primera vez que estaba en Europa.

«Yo también quiero vivir, por favor»

.- Sabes que hoy es el Día Mundial de la Libertad de Expresión.

Trabajé cinco años como periodista haciendo reportajes, contando los efectos de la guerra.

Cuando la guerra te persigue

PUEBLO de Georgia donde vivía cuando estalló la guerra, junto al Mar Negro.

Tuve cuatro hermanos, algunos de ellos lucharon como soldados en la resistencia contra Rusia, dentro del pequeño ejército georgiano. Uno murió en aquella guerra de 1990. Y otro por efectos de un bombardeo. Una hermana ha muerto este año por enfermedad.

.- ¿Qué contaste en tus reportajes de guerra?

Recuerdo la historia de un vecino enfermo que se había quedado en la cama sin poder moverse. Su familia tuvo que huir de aquella casa, habiéndose quedado él solo en la vivienda tras un bombardeo, con su comida esperando en una mesita, sin poder acceder a ella.

“Yo también quiero vivir, por favor. Sáquenme de aquí”, nos pedía aquel hombre impedido por la enfermedad.

.- ¡Qué tragedia, Nana!

Kutaisi-Georgia

PUEBLO de Georgia donde volvió la guerra 18 años después.

Contábamos esa tristísima realidad de las víctimas de la guerra. Hay muchas historias así, todas cercanas a nuestro propio drama. Me da asco la guerra, y los que se empeñan en llevarla a cabo.

Meri Pakeliani se inmoló antes de que la violaran

.- ¿Qué otra historia recuerdas?

La de una señora que no puedo olvidar, Meri Pakeliani. Era enfermera y ayudaba a nuestros soldados en Kaman. En un pueblo de Georgia la tomaron presa para violarla entre cuatro afbkazos con la intención de matarla después. Pero ella tenía preparada una bomba casera con la que se inmoló, a la vez que mató a aquellos mercenarios.

Cuando la guerra te persigue

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ASÍ quedó la casa donde vivía, tras los bombardeos de 2008

.- ¿Se recuperó la paz en Georgia?

En Georgia no hay paz, Julio. Ahora mismo Georgia tiene un gobierno títere de Putin. Nosotros no podemos volver porque nuestro apellido está significado, ya que uno de mis hermanos luchó en la guerra contra la ocupación rusa.

En 1993 tuvimos que abandonar nuestro pueblo de Abkhazia, donde nací. Y en la segunda guerra perdimos todo otra vez, después de haber trabajado en un restaurante que tuvimos.

Con el estallido de la segunda guerra, tomamos un avión y nos vinimos a Kiev, en Ucrania, donde el año pasado volvió a estallar la guerra tras la invasión que ordenó Putin.

Cuando la guerra te persigue

MANIFESTACIÓN de apoyo a Ucrania en Tiflis, la capital de Georgia.

.- ¡Qué pesadilla!

En marzo del año pasado, en plena guerra de Ucrania, abandoné Kiev. Mi hijo y mi nuera hicieron lo propio con su hija en abril.

Nana adoptó a su sobrino cuando quedó huérfano

Yo había estado trabajando siete años como niñera en Andorra, cuidando tres niñas de una familia que me pagaba muy bien, más de lo que ganaba en Georgia, donde estuve trabajando en cuatro lugares distintos: como profesora de Historia, como periodista de un periódico, como periodista de televisión… Trabajaba meses y meses sin recibir dinero alguno.

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CON su nieto Luka, nacido en Vitoria-Gasteiz el pasado 13 de abril.

.- ¿Cómo eran las relaciones humanas en Georgia durante la guerra?

Nos ayudábamos mucho entre unos y otros. “Si yo tengo judías, te las cambio por unas manzanas”. Era un mutuo apoyo.

En Andorra trabajé para enviar dinero a mi familia. Por entonces mi hijo estaba viviendo en Kiev con mi hermano y mi sobrino, que cuando mi hermano falleció yo adopté a su hijo, mi sobrino.

.- ¿Con qué ánimo te encuentra esta nueva guerra, la tercera para tu familia?

Me ha afectado mucho. La relación entre Ucrania y Georgia siempre ha sido muy buena. Y luego sabemos muy bien cómo son los militares rusos, que con sus acciones vienen sembrando la devastación, la muerte y el hambre.

Cuando la guerra te persigue

PUEBLO ucraniano camino del exilio.

La fuerza para resistir…

.- ¿Cómo te enfrentas a la adversidad, presente desde hace 33 años en tu vida, una vida en la que pareciera que la guerra te persigue?

Un día dije en Samaniego que los rusos vendrán al País Vasco, porque donde yo voy, ellos aparecen después con su maquinaria bélica.

.- No me hagas reír, Nana.

Eso me dicen. “No te preocupes, Nana, ellos no vendrán aquí”.

.- ¿De dónde te viene la fuerza para resistir tantas dificultades?

No lo sé. Seguir viviendo a veces se me antoja muy difícil.

Su-Mirada

SUS rotundas palabras dejan, hoy por hoy, poco espacio a la esperanza.

Siento que he perdido la juventud, la mejor época que tiene un ser humano. La guerra es muerte y destrucción. Y tú no puedes hacer nada. Es difícil. Quieres olvidar, y todo comienza de nuevo otra vez.

.- ¿Eres creyente?

Soy de la religión ortodoxa. Creo en Jesús, pero pasé una época muy enfadada con Dios, la verdad, porque siempre me pasa todo lo malo. Alguien me dijo que aún podríamos estar peor… “Si sigue viviendo tu hijo, ya es mucho”.

Cuando la palabra «Gracias» se queda pequeña

.- ¿Cómo os reagrupasteis para venir a Euskadi?

Cuando la guerra te persigue

TORRE de la iglesia de Samaniego, presente en la línea del horizonte

Yo estaba en Italia, donde trabajaba cuidando a una buena señora mayor, para seguir ganando dinero para enviar a Ucrania, pero de pronto estalló el espanto de la guerra en Ucrania. Mi hijo quería venir a España, que en un principio estaban Alemania, después de pasar por Polonia. Así fue como de Alemania vinieron aquí.

.- ¿Qué sabías del País Vasco?

Lo había escuchado nombrar. Alguien me había dicho que vascos y georgianos nos parecemos en muchas cosas.

.- Estás en una zona vitícola, cuando tu país Georgia es la cuna mundial del vino. Allí se empezó a elaborar hace al menos 8000 años.

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VASIJAS enterradas en Georgia con restos de uvas fermentadas.

Quizá vosotros no sabéis cómo sois, pero cuando eres una refugiada y vienes a Euskadi te das cuenta de la amabilidad de los vascos. ¿Qué tiene este pueblo que nos ayuda incondicionalmente? ¿De dónde sacáis tanta energía? Es lo que he aprendido de la gente que aquí nos ayuda. Por eso la palabra “Gracias” se queda pequeña.

.- ¿Cuánto tiempo has estado en Italia?

Ocho meses trabajando, cuidando a Ama, de 97 años, con una cabeza mejor que la mía. Yo hablo un poco italiano, pero nos entendemos con gestos, con miradas. Cuando el mundo quiere entenderse no hay problema alguno, pero tiene que querer hacerlo de verdad.

Lo que echa de menos de Georgia

.- ¿Cómo han sido los tres meses que lleváis en Samaniego?

Cuando la guerra te persigue

ENCUENTRO entre culturas. Una nueva convivencia en Samaniego.

Samaniego… ¡qué te digo! Estoy con mi hijo gracias a Dios, con mi nuera Daryna, con la niña, con el bebé recién nacido. Es lo mejor que hay, el único problema que tenemos es encontrar trabajo, tengas o no papeles en regla.

.- ¿Qué echas de menos de Georgia?

Nuestra vida. Nuestra gente. Nuestra casa. Nuestro jardín. Nuestros caballos. Nuestro perro…

Aquí tenemos dos gallinas con la vecina, en un gallinero, y sabes por qué. Sencillamente porque sentía la nostalgia de escuchar el sonido que hacen las gallinas. Ko-ko-ko-ooo. Y qué decir de los cuatro caballos que tenía mi padre, dos para trabajar y dos para pasear.

GALLINAS-UNA

DOS gallinas en Samaniego que son de gran ayuda.

.- ¿Cuándo falleció tu padre?

En 2001. Ellos no aguantaron esta tristeza. Un día tienes todo, y al día siguiente no tienes nada. Eres un refugiado, «hala, venga fuera, márchate». ¿Y dónde eres refugiada, dónde?. En tu mismo país.

.- ¿En qué pueblo de Georgia vivisteis en vuestra época de refugio?

En Qutaisi, donde trabajé en la televisión. Allí vivimos todos los refugiados de mi zona. Refugiados en tu propio país. Habíamos llegado allí andando por las montañas, porque entonces los rusos tenían cerradas las carreteras. En Qutaisi nos ayudó la Cruz Roja con comida.

Cuando la guerra te persigue

ESTA triste fotografía de Ucrania dio la vuelta al mundo…

Con su hijo en brazos por las montañas

Por entonces tenía a mi hijo, que era un bebé, al que yo llevé en brazos por las montañas. Conmigo viajaban muchas otras mujeres embarazadas. Seríamos unas 2000 personas. Fue un tiempo en el que solo pensábamos en caminar, descansar, continuar…

.- … Y en comer.

Nos daban comida al pasar por los pueblos, mientras caminábamos.

.- ¿Se contó aquella marcha de 2000 personas en busca de un pueblo en paz?

No. Toda mi familia andaba desperdigada. Uno de mis hermanos marchó a Siberia. Los demás buscamos la manera de sobrevivir, con la vida deshecha.

Sentada-Flores

«UN día tienes todo, y al día siguiente no tienes nada»

.- Llevabas a tu hijo Luka en brazos. ¿Qué otros familiares te acompañaban?

Unos tíos y tías mías y dos cuñadas embarazadas. Mis padres se habían quedado en su casa. Por mi parte temía que me violaran y me asesinaran, que eso era lo normal. En 2007 empezó de nuevo la locura de declaraciones entre Georgia y Rusia. La primera guerra había durado entre el 90 y el 93. Esta segunda duró unos días, pero nos dejaron otra vez sin nada, madre mía.

Volver a empezar de cero

– Por eso marchasteis a Ucrania.

Nos marchamos mi hijo y yo. Compramos unos billetes de avión para viajar hasta Kiev, donde alquilamos una habitación. Empezamos de nuevo la vida desde cero. Tuve la suerte de trabajar y ganar el dinero suficiente para vivir, que lo mío ha sido perderlo todo y volver a ganarlo.

Cuando la guerra te persigue

Colores-Bandera

COLORES de Ucrania en las viviendas de los refugiados.

.- ¿Qué difícil ha sido tu vida, Nana?

Una vida a la que nunca te acostumbras. Lloras de impotencia y te preguntas “¿por qué me pasa esto a mí?”.

.- Entiendo tu llanto, Nana

Llevas encima una gran carga, como una mochila gigantesca sobre los hombros del alma. Recuerdas cuando eras una joven alegre, y te percatas que aquella vida la perdiste de repente y para siempre.

Nostalgia de nuestra vida -dice despacio en un largo suspiro, con la vista perdida-.

Nunca fuimos ricos, pero éramos felices, porque el cielo era tuyo, y nadie te decía que eras extranjera. Era todo tuyo. Éramos felices, lo sabíamos, y todos estábamos con vida. ¿Qué más se puede querer?

Cuando la guerra te persigue

EN cualquier rincón de Samaniego late la paz… Se respira, se transmite.

Sin esperanza en la caja de Pandora

.- ¿Cómo está tu esperanza?

Estoy tan cansada…

.- ¿No hay un hueco para la esperanza?

Tengo miedo. No tengo esperanza. Tengo miedo de seguir perdiendo a mi gente.

Sus palabras salen una a una, espaciadas. Yo permanezco en silencio respetando ese momento de sinceridad, de tristeza.

Julio, todo esto no sería fácil mostrarlo en una película, en el cine. Imagínate cuando todo esto te pasa a ti.

Ese-Love

EL amor (coloreado por un adolescente), nunca la guerra.

.- Afortunadamente la gente de mi generación no ha conocido la guerra, si bien en el pasado también aquí se padecieron bombardeos, asesinatos, exilio, cárcel. Dicen que la guerra es la partera de la Historia.

¿Qué no es suficiente para los que montan las guerras? ¿Qué más quiere Putin, teniendo como tiene propiedades en medio mundo? ¿Qué buscan en un pueblo tan pobre como Georgia? ¿Qué quieren de nosotros, o de Moldavia, o de Ucrania?

La cuestión es que nosotros pagamos con nuestra vida, cuando nosotros podríamos vivir en paz, que no queremos otra cosa que tranquilidad para vivir sin miedo.

Cuando la guerra te persigue

EL mapa con la Europa de los Pueblos.

«La guerra nos pasó por encima»

.- ¿A qué te sabe la palabra PAZ?

Es aquello que perdí. La que tuvimos cuando vivíamos todos juntos, cuando no sabíamos lo que significaba la palabra guerra, salvo en las películas y las informaciones que venían de lejos. Cuando la guerra era Historia para nosotros.

Pero ahora la guerra nos pasó por encima en tres ocasiones.

.- ¿Tu hijo también vive con tu mismo miedo?

Él tiene más esperanza que yo. En 1990 era un bebé, En 2008 tenía 18 años. Eso sí, ha visto mis lágrimas.

De repente suena el llanto de un bebé al despertarse.

Bebe-Brazos

.- «Me gusta más el sonido de un bebé que el de las gallinas», le digo a Nana buscando en ella una sonrisa.

Las gallinas son pura nostalgia, jajaja. Mi padre abría por las mañanas la puerta del gallinero, ko-ko-korikó, es un recuerdo tan sencillo como bonito.

.- ¿Te has planteado escribir tu historia, la de tu país, tu propia vida?

He perdido todas las fotos de la familia. No tengo imágenes de mis padres, ni de cuando mi hijo era pequeño. No tengo más recuerdos que los que conservo en mi mente.

.- Aquí viene tu nieta ¡Qué bonita es la risa de un niño, Nana!

Esa energía que tienen, sí. La inocencia y todo por descubrir.

Cuando la guerra te persigue

PARTE trasera, donde les han dejado una terreno para la huerta.

Permitirse o no soñar

.- ¿Te permites soñar con esa sonrisa?

No, la verdad. Tengo miedo. Ya no sueño. Esta nueva guerra ha terminado con todos mis sueños.

.- ¿Cómo ves al pueblo ucraniano?

Zelenski es bueno. Viene del pueblo, de la gente de a pié. No tiene esa ambición de otros políticos. Se duele de su gente. Es muy bueno.

Europa-Zelenski

EL presidente Zelenski con la presidenta de la Comisión Europea.

Zelenski puede ser muy crítico con otros políticos porque él no lo es. Viene de una familia humilde, por eso me cae bien. Sabe bien lo que significa el sacrificio.

.- ¿Piensas que la guerra acabará pronto en Ucrania?

No lo sé. En Georgia nosotros teníamos apenas 3000 soldados, pero Ucrania es enorme, y todo el mundo ayuda a Ucrania, cuando nosotros estuvimos solos frente a Rusia. Solos y sin apenas aparecer en las noticias del mundo.

.- ¿Qué os dice aquí la gente, de qué manera os anima?

Nos dice que todo esto va a pasar.

Cuando la guerra te persigue

CALLES de Kiev antes y después de la guerra.

Nos animan mucho, pero dentro de mí siento que esto no va a acabar. Está muy bien que nos apoyen, pero ya no hay vuelta atrás. Es lo que tiene vivir con miedo.

El encanto de Kiev

.- ¿Volveréis a Ucrania cuando acabe la guerra?

Volveremos a Kiev si hay paz.

.- ¿Qué te gusta de esa gran ciudad?

No me gusta el frío de Kiev, pero tiene su encanto, como decís aquí. Por mi vida conozco muchos países, Alemania, Francia, Italia y España, el país que más me gusta de Europa.

Kiev-Kievvv

UNA parte del encanto de KIEV, la capital de Ucrania.

.- ¿Cuántos idiomas hablas?

Georgiano, ruso, turco y español así así. Hablo turco porque Turquía es nuestro vecino, y lo quieras o no lo hablas por esa vecindad. Allí íbamos a comprar, porque es más barato.

.- ¿Con qué sueñas cuando estás dormida?

No sueño ni dormida, ¿te lo puedes creer? Sé bien lo que me estás preguntando, pero no hay sueños en mi cabeza. Mi propia madre nos contaba por la mañana todo lo que había soñado, y nos reíamos mucho. Pero no es mi caso.

Si levantáramos dos copas de vino…

.- Está volviendo a llorar el bebé.

Cuando la guerra te persigue

VENTANA de una vecina de los refugiados de Samaniego.

Ahí está Luka, mi nieto recién nacido. Bendito sea.

.- Si levantáramos dos copas de vino de Rioja Alavesa, ¿cuál sería tu brindis?

Perdona Julio. Ya perdí mis deseos. Brindé por deseos que nunca se han cumplido. Tengo 54 años y me quedé sin buenos deseos por los que brindar. Ya no me engañaré más.

Pero si insistes pediré Paz y Salud. En esta casa no queremos nada más. Paz, solamente Paz.

.- Esa paz es la que disfrutamos al escuchar en la habitación de arriba el despertar de un nuevo día para Luka, mientras su madre duerme en la cama de al lado.

Espacio-Nietos

«SI insistes… pediré Paz y Salud en el brindis».

Pero sabemos que esto es temporal. No es para siempre, ¿no?

.- ¿Qué ha traído a esta casa este nieto tuyo que aún no ha cumplido un mes?

(Nana escucha la pregunta y calla, pero diría que de repente se le ha iluminado el rostro).

La verdad es que Luka y mi otra nieta son Alegría con mayúscula. Ellos continúan con nuestro legado. Con nuestras raíces.

Una herida abierta

.- Te vuelvo a preguntar qué ha traído el bebé a esta casa

(Suspira). A veces temo que al niño le vamos a traspasar nuestra vida. No quisiera que nuestra historia se repitiera en él. De mí pasó a mi hijo. ¿Pasará de mi hijo a mi nieto?

Mi hijo tenía la misma edad que ahora tiene mi nieta Elena cuando pasó lo que pasó.

Cuando la guerra te persigue

.- La tuya es una herida que no se cierra

No se puede cerrar porque no dejan que se cierre. Están todos los recuerdos de la gente perdida. Y me pregunto “¿dónde está mi parada?” “¿dónde está mi hogar definitivo?” ¿Existe?.

En Barcelona tengo una amiga que se quedó aquí en España para vivir con su marido georgiano y sus dos hijos. Tiene mi misma edad, pero es más optimista que yo. Su madre también murió en un bombardeo. No sé porqué estoy tan derrotada, tan cansada.

.- Las personas somos distintas, con caracteres diferentes.

Ella no volvió nunca más a Georgia, y yo voy siempre que puedo a Georgia. Me duele demasiado mi país. Allí estuve durante la pandemia, en la capital Tiflis.

.- ¿Cómo viste a la gente de tu país, en Georgia?

Capital-Georgia

HERMOSA Tiflis, capital de Georgia.

Muy cambiada para mal. Más fría, más cerrada…, que así no éramos nosotros. El pueblo georgiano que recuerdo tenía un alma distinta, más abierta y generosa.

La primera pregunta que me hizo mi marido fue “¿qué pasó con la gente, por qué tienen esta cara?”. Le contesté que “Todos tenemos deudas del Banco”. “Será por eso”. Pero era otra cosa.

.- ¿De dónde es tu marido?

De Girona, que se dedica a la distribución de Logística. Me encanta Cadaqués. Es un catalán con el que me casé en Andorra.

.- Caray Nana. Un hijo, dos nietos, un amor en Cataluña… Una esperanza tras otra.

Puerta-Vecina

CINTAS con los colores de Ucrania en la puerta de uno de sus vecinos.

Mi marido es un catalán arraigado en su querida Cataluña con mucha fuerza.

.- Como los vascos, como las cepas de Rioja Alavesa.

Ha estado ya en Samaniego tres o cuatro veces de visita.

.- Tienes razones para la desesperanza, sí. Pero tienes razones para la Esperanza. La vida se defiende por sí misma.

No lo sé, Julio. Estoy muy caída y me cuesta levantar.

Cuando la guerra te persigue

RAMA de olivo, bajo el cielo de una Euskadi en paz.

.- Quizá estés pasando por un momento de depresión.

Sí. Esa depresión me persigue. Está conmigo.

.- ¿Quién soy yo para hablarte a ti de esperanza?

Está bien. Está muy bien. Yo te lo agradezco. Es una historia que llevamos, una historia que no termina de pasar. Que sigue… Julio, te voy a ofrecer un vino.

.- Muchas gracias, Nana. Brindaremos por la paz.

18 respuestas a “Cuando la guerra te persigue una y otra vez”

  1. Nana Faegiani dice:

    Me dejaste sin palabras, Julio. Gracias y otra vez gracias.

  2. Lea Madariaga dice:

    Estremecida por la historia de Nana. Agradezco profundamente la solidaridad que encarna la comarca de Rioja Alaves, que vive a la altura de una historia muy dolorosa, como la de esta mujer coraje

  3. Amaia Goikoetxea dice:

    Quiero creer que el amor que alberga esta mujer la puede impulsar y ayudar a recuperar razones para vivir. Quiero creerlo. Nana tiene mucho que ofrecer. Hoy eres receptora de solidaridad. Mañana eres dadora de este hermoso talento humano.

  4. Begoña Tudela dice:

    Me he quedado sin palabras, con la boca abierta, llena de una poesía certera. De sentimientos inabarcables. Inmensos. Esto es tocar el alma fieramente humana, que diría el poeta. Sin pretenderlo esta mujer nos ha dado una lección de humanidad que refleja los sentires del mundo, nuestro mundo, que sufre en silencio los llamados caballos del Apocalipsis. Los que nos rondan.
    Muchísima gracias Nana Faegiani y Julio Flor

  5. Neli Zaitegi dice:

    Gracias, Julio.
    Vaya historia tan emocionante!!!

  6. Alain Flor-Goikoetxea dice:

    Creo que Nana representa ese proceso continuo, dinámico y necesario llamado resurgir. Volver a inventarse, volver a vivir intensamente pese a las asperezas y los obstáculos de la vida. Zorionak, Nana!

  7. Javier Sesma dice:

    Eres un gran voz de la resistencia, Nana. Supongo que este comentario no cura todo el sufrimiento que la política provoca en la humanidad, pero te siento una mujer estupenda. Suerte en esta nueva vida.

  8. Antonio Mijangos Martinez dice:

    Las palabras de Nana hablan de valentía, sacrificio, hambre de paz, dolor, mucho dolor, gratitud, amor a la familia, ganas de vivir en medio de la tragedia y de la muerte, fuerza y paz interior. Nana llora de impotencia, de desesperanza, de futuro oscuro. Tiene que ser muy duro vivir con miedo hasta a la paz, a la esperanza, a la vida. Sus palabras provocan empatía, solidaridad, compasión y deseos de decirle: Nana me ayudas a ver a las víctimas con solidaridad, responsabilidad y cariño. Tienes derecho a soñar, a reír, a esperar. Gracias, Nana, por tu testimonio. Necesitamos escuchar la voz de las víctimas de tanta injusticia.

  9. Jesus Mari Eizmendi Zialzeta dice:

    Mila esker, Julio.
    Impresionante historia la de Nana.
    Deseo que Nana recupere la esperanza y resurja su espíritu, y que Ukrania tenga Paz.

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