Abr 03, 2022

“Llevo la bodega dentro de mí»

No sé si esa frase elevada a titular puede sentirla un hombre. En los ocho años del Blog, nunca nadie lo expresó de esa manera. Ha tenido que ser Conchi Blanco Pangua, la madre de los Artuke, quien me lo ha transmitido con una sonrisa, como quien anuncia por primera vez que lleva un bebé en el útero materno.

Conchi Blanco Pangua CONCHI Blanco Pangua, de Bodegas Artuke, en Baños de Ebro.

.- ¿Dirías que la gente de tu generación ha sido feliz en Baños?

Hemos sido y somos felices. Yo ya tengo 70 años. La gente que ha sido de mi cuadrilla y de la cuadrilla de mi marido Roberto, yo creo que sí. Rotundamente sí.

.- ¿Tiene que ver esa felicidad con vuestro enraizamiento en el pueblo?

Tiene que ver con nuestras raíces, con que te guste estar aquí, vivir aquí, permanecer aquí. Si te traen a rastras al campo, llegará un momento que lo odies. Pero si te despiertan el amor a esta tierra, a levantarte por la mañana y tener las viñas en frente, el aire limpio, una casita, la familia cerca, la libertad…

Conchi Blanco Pangua VIÑA cercana a la bodega, al otro lado de la carretera, en Baños.

“El amor al campo ha de nacer de la familia”

Julio Flor / Baños de Ebro.

Adelanto con esas dos respuestas una parte de la conversación mantenida con Conchi Blanco, que junto con su marido Roberto, creó Viña Artuke, la bodega que treinta y un años después dirige con éxito su hijo Arturo Miguel Blanco, junto con su hermano Kike de Miguel, que se ocupa de las tareas en las viñas.

La entrevista había comenzado minutos antes de llegar a Baños de Ebro, antes de sentarme en el txoko de Bodegas Artuke junto a Conchi Blanco. La entrevista se había iniciado en el coche que conducía camino de Baños, con una conversación telefónica mantenida con el sacerdote de Laguardia, Antonio Mijangos, buen conocedor de Roberto Miguel y de la Conchi, como él la llama.

Conchi Blanco Pangua FOTOGRAFÍA realizada desde la carretera, rodeada de viñas por todas partes. 

Avanzaba en mi coche por la carretera, como si fuera una herida de asfalto, rodeado de viñas por todas partes, con cepas desnudas enraizadas en la tierra a finales de marzo, todas bien plantadas y podadas, recibiendo ya a esa hora los primeros rayos de sol de la primavera, cuando aún no sabíamos que nevaría sobre los campos a primeros de este mes de abril.

La voz de Antonio Mijangos sonaba risueña, con su hondura de siempre, con una única pregunta en su cabeza para la Conchi.

.- La primera pregunta es de vuestro amigo Mijangos.

Qué bien -sonrió amistosa Conchi Blanco-. A ver!

.- «¿Qué culpa tiene Conchi de que su bodega sea como es? ¿Qué culpa tiene de que sus hijos sean como son?».

Jajaja. Ni yo misma lo sé. Es cierto que he tenido muy claro que yo quería vivir en un pueblo, concretamente en Baños de Ebro. A los 17 años me fui a una academia de peluquería en Bilbao, que luego estuve aquí 25 años trabajando de peluquera.

Conchi Blanco Pangua QUEDAMOS a las puertas de la bodega familiar, en Baños de Ebro.

De momento Conchi no ha contestado a la pregunta de Antonio Mijangos, pero permanecer atentos. La entrevista desvelará precisamente eso. La importancia de la labor educativa, de su implicación total en la bodega, para que hoy sea un negocio floreciente, cargado de sentido común, de sensatez y prosperidad.

Conchi Blanco Pangua

.- ¡Veinticinco años de peluquera, Conchi, antes de empezar con la bodega!

Los 25 años de peluquera aquí en Baños, porque ni se me ocurrió buscar trabajo en Bilbao. En todo momento supe que quería volver a mi pueblo. Sin cumplir los 18 comencé a trabajar en mi peluquería de Baños. Volví por agosto a las fiestas, monté la peluquería, y en diciembre cumplí los 18.

.- Estuviste embelleciendo a otras mujeres de la Comarca hasta los 43 años.

Aquí me había casado con un agricultor. Un día mi marido me preguntó: “¿Registramos una marca y nos ponemos a embotellar vino?”. Los dos somos de familias agricultoras de toda la vida. Aquel había sido un año que se había pagado poco la uva. Estábamos descontentos. Le contesté que por mí adelante.

Conchi Blanco Pangua BODEGAS Artuke elabora de media unas 170.000 botellas al año.

.- No lo tuviste que pensar.

Nada. Lo tuve muy claro. Te diría que toda la vida la he vivido entre clientes. Mis padres tenían una tienda de ultramarinos en Baños.

.- De aquellas tiendas en las que se vendía de todo.

De todo, pan, café, barraca de sardinas arenques, aceite que se embotellaba con aquella bomba de cristal con manivela… Mi padre venía de una familia de agricultores, pero por un problema de salud no pudo trabajar en el campo, así que montó el ultramarinos. Teníamos la tienda abajo, y la vivienda arriba. Si alguien llamaba al timbre, sin horario, se bajaba a atenderle.

“Inés -le decían a mi madre-, que necesito aceite, o lentejas, melocotones en almíbar, o café”. De niña, cuando pude hacer algo, mi padre me decía “baja a ver quién es, que no dejo de hacer viajes a la tienda”. Y yo bajaba.

Conchi Blanco Pangua TIENDA antigua de Ultramarinos , similar a esta de Casa Llorente de Laguardia.

.- Atendías en el ultramarinos de tus padres siendo pequeña, Conchi.

Allí me crié. Luego con la peluquería. Así que sabía que por tratar con clientes no tendría ningún problema para vender vino. Comenzamos pensando qué nombre le pondríamos a la bodega.

.- ¿Ya teníais a los hijos Arturo y Kike?

Sí. Arturo tendría unos nueve años. Recuerdo que la primera cosecha embotellada que sacamos fue en 1991, hace 31 años. Nuestro hijo Enrique tenía 3 añitos. Aquello ni me preocupó, ni me asustó, ni me dio miedo. Había que empezar con una bodega nueva.

.- ¿Hay algo que te ha dado miedo en la vida?

Pues no, nada.

Conchi Blanco Pangua CONCHI mira un álbum familiar para pasarnos alguna de sus fotografías.

.- Sabes que es el gran sentimiento humano, además del amor. El miedo.

Bueno, me da miedo una enfermedad. Pero no tuvimos miedo alguno a la hora de abrir una nueva bodega. Ni me preocupó meterme en más líos. Nunca pensé que no seríamos capaces de salir adelante. Así fue como combinando nombres salió el nombre de Artuke, por nuestros hijos Arturo y Kike.

.- Y os lanzasteis al mercado.

Empezamos poco a poco, primero con 1.000 botellas, que no serían más.

.- Sería un vino joven.

Al principio sacamos un vino de año. Antes vendíamos bastante vino a granel. Pero poco a poco fuimos ampliando el número de botellas. De 1000 pasamos a 2000, y al siguiente año 7000 botellas. Así fuimos, poco a poco.

Conchi Blanco Pangua CONCHI con su marido Roberto Miguel en la bodega.

.- ¿Cómo recuerdas aquellos momentos?

Empezamos con algo nuevo, pero sin volvernos locos, porque esta bodega la hemos construido en cuatro épocas distintas. Primero edificamos lo básico, luego ampliamos atrás, después hicimos lo propio en la parte delantera… No hicimos una obra imponente, ni nos dolió la cabeza preocupados si salíamos o no adelante. Hicimos lo que poco a poco se podía.

.- ¿Protestaron las clientas de la peluquería, Conchi?

Al principio estuve unos años combinando las dos cosas. Entonces solía ir a repartir vino embotellado y en garrafas los sábados, hasta que llegó un momento en el que los dos trabajaos fueron incompatibles. Las dos cosas no podían ser.

.- Y a las clientas de la peluquería les dijiste “chicas, esto se acabó”.

Claro, veía que cada vez vendíamos más vino. Algo había que dejar, y no iba a ser la bodega.

Conchi Blanco Pangua DEL álbum de la familia Miguel Blanco.

No me dio pena dejar la peluquería, que había sido una etapa de mi vida. Las clientas más fieles me dijeron que les hacía una faena, pero bueno, justo en esas fechas ya había empezado otra chavala aquí en Baños.

.- ¿Cómo fue la etapa de Bilbao?

Allí estuve un año, donde viví en casa de una tía. Fui en septiembre y volví en agosto del años siguiente, justo cuando pusimos la peluquería de cara a las fiestas de San Bartolomé, cuando la gente más la necesitaba.

.- ¿Qué fue Bilbao para ti?

Conchi Blanco Pangua BILBAO en los años 70. (De la serie ‘Fotos antiguas de Bilbao – y alrededores’).

Una gran ciudad comparada con Baños. Pero Bilbao no me marcó, de hecho dejé Bilbao sin pena alguna.

.- ¿Dejaste amigas?

Sí tuve un par de buenas amigas de la academia, que nos hemos perdido la pista. Una de ellas, la más íntima, marchó a Suiza a trabajar. Era gallega, una muy buena persona. Con el tiempo intenté localizarla, pero nada de nada. Se llamaba Mari Loli Vázquez. Pero yo tenía mi cuadrilla en Baños.

.- Suspirabas por Baños de Ebro.

Tengo un recuerdo muy dulce… porque estando en Bilbao, al volver a Baños, que lo hice dos o tres veces aquel año, cuando aquí ya daba la vuelta al Ebro y entraba en el pueblo se me caían las lágrimas. Me emocionaba volver a entrar a mi pueblo. Qué cosa, eh!

MEANDRO-EBRO MEANDRO del Ebro al pasar por Baños.  A la dcha. se puede ver el puente que lleva al pueblo. 

.- Qué hermoso sentimiento!

Me preguntaba por qué me emocionaba tanto al pensar que ya estaba de nuevo en mi pueblo. Es un recuerdo que tengo muy marcado. Algo inolvidable.

.- ¿Se lo has contado a tus hijos?

Pues no sé si lo he contado, la verdad.

.- Dice Antonio Mijangos que hablarles a los hijos con intensidad del pueblo donde se vive, fija a los hijos al territorio. Hablarles del amor a la tierra, de la historia, de la cultura, para establecer un vínculo de afecto.

A mis hijos les he intentado transmitir siempre el amor a la tierra, eso es cierto.

Ines-Felisa CONCHI contempla las fotos de su suegra Felisa y su madre Inés, «como dos madres para mí».

Y me ha gustado que pisen la tierra. Si les quieres enseñar algo de la tierra, tienen que estar ahí en los trabajos que tú haces, ayudando en lo que puedan. Tienen que metérseles tierra en las zapatillas y que no les moleste andar con esa tierra por el campo.

Un lugar en el mundo

.- Una transmisión muy natural, Conchi.

Si nosotras mismas les hacemos urbanitas, en el campo no se van a quedar nunca. Si les decimos “estudia y búscate la vida en la ciudad”. Hemos de hacer lo que dice Antonio Mijangos, y más viviendo como vivimos aquí, con gusto, porque se puede vivir bien, por qué les tenemos que decir que se vayan de aquí.

.- No entiendes que otros digan a su hijos: “buscaros la vida en la ciudad”.

No entiendo que chavales de 16, 18, 20 o 22 años no hagan la vendimia en su casa cuando llega, eso no me entra.

HIjos-Vendimia SUS hijos haciendo la vendimia de Bodegas Artuke hace años.

Mis hijos siempre tuvieron la inquietud de montarse en un tractor, de aprender a conducir antes de tener 18 años… pero hoy los jóvenes no tienen esa inquietud. Me choca que no les tire la tierra, y no sé si es o no por culpa de los padres.

.- ¿Habita toda Rioja Alavesa tu corazón? ¿Tienes espíritu de Comarca?

Yo creo que sí. A la vez que estoy integrada en mi pueblo, estoy con toda la zona. Lo que más he vivido es Elciego, Lapuebla, Laguardia, Páganos, Samaniego, Leza, Villabuena y Baños. Este es mi lugar en el mundo. Tampoco he convivido con más gente en otros pueblos.

.- ¿Por qué esos pueblos?

A Lapuebla fueron mis hijos a la ikastola, donde he convivido con aquellas madres. Con Samaniego tenemos mucha relación, sobre todo mi marido. En Samaniego tenemos fincas. Luego hemos conocido a gente de Páganos en su bodega, gente de Laguardia con su bodega, gente con la que hemos convivido en las Ferias de vino…

Sierra-Entrevista NUBES reposando sobre la Sierra el día de la entrevista, poco antes de las 8 de la mañana.

… hasta que consigues un vino rico

.- Cerraste la peluquería y abristeis la bodega ¿Qué mundo nuevo emergió ante vosotros al montar el negocio de Bodegas Artuke?

Al principio era buscar clientela fuera de la que ya podía venir aquí a bodega. Tuvimos suerte, porque mi cuñado trabajaba en Legazpi, en Echevarría, y allí tenía mucha relación con el entorno. Él nos recomendó un restaurante de Legazpi. Así empezamos.

Luego vinieron muchos otros, sociedades, más bares, etc. En Vitoria entramos porque otro cuñado, el marido de mi hermana, que es de Vitoria y trabajaba en la Caja Vital… Así entramos en restaurantes y ya con el boca a boca fue extendiéndose el negocio.

.- ¿Te ha parecido más rico en relaciones el mundo del vino, que empieza en el campo y termina en la bodega, que el de la peluquería?

Conchi-Vina CONCHI en una fotografía retrospectiva de aquellas de papel.

Es más apasionante, sin duda. Vives más todo, porque empiezas desde la cepa cuando brota, que vas a desnietar, a espergurar, la ves que madura, la vendimias, que llega al lagar, cómo fermenta, los quebraderos de cabeza que hemos tenido cuando no terminaba de fermentar, hasta que realmente consigues un vino rico para beber, jo, son tantos pasos, estás tan de continuo luchando por conseguir algo, que cuando lo consigues dices satisfecha “ya está!”.

.- ¿Tú has estado implicada en todo ese proceso?

Sí, mi marido ha llevado todo el peso del campo, pero yo estaba ahí echándole una mano. Entonces había que ayudar. Él no lo podía hacer todo. Cuando es la época del campo, ayudaba en el campo… Me solía decir, “Conchi, igual eres la única mujer del pueblo que ha conducido un tractor”.

.- Sí, eh!

Tractor-Tractor EN esta ocasión es Roberto Miguel quien conduce el tractor en una de las fincas de Artuke.

Eso fue de recién casada, como quien dice. Yo iba conduciendo el tractor y mi suegro y mi marido iban kirpeando, que para eso se necesitan tres personas.

Qué bonito es ir abriendo camino!

.- ¿Cómo te miraba la gente al verte conduciendo el tractor?

Me miraban raro, pero qué bonito es ir abriendo camino. Todavía hay un vecino del pueblo, un soltero de 60 años, que me suele decir “Conchi, todavía me acuerdo aquella vez que te vi kirpeando con tu marido y tu suegro Cesáreo, que tú llevabas el tractor”.

.- En esta familia, ya comprobé que para tus hijos pesan mucho los dos abuelos.

Cesáreo es el que llevaba el campo, que fue agricultor, que fue quien le enseñó a mi marido Roberto lo que es la agricultura bien llevada. Mis hijos lo conocieron, que Enrique tendría diez años cuando murió. Mi padre no se dedicaba a la agricultura, pero era otra buena convivencia.

SOBRE-BARRICA

.- ¿Hay nostalgia del pasado en ti?

No. Ni tan siquiera ahora mismo que ya voy dejando la bodega. No siento nostalgia porque entiendo que todo tiene que seguir sus pasos naturales. Entiendo que detrás de mí, hemos tenido la suerte que han venido dos hijos para seguir haciendo lo que nosotros empezamos. Estoy encantada, me voy retirando, y que ellos tomen las riendas.

.- Aquellas vendimias con toda la familia, que han desaparecido, aquellas comidas en el campo…

Pensando en qué me podías preguntar sobre las cosas de mi vida, recordaba estos días la vendimia, y he vuelto a pensar en cómo se vendimiaba antes, y cómo se convivía con los vendimiadores.

.- A ver, cuenta, cuenta.

Conchi-Vendimia

Mi padre convivió con mi abuelo, que siempre tuvo en la mesa su sitio. A su mesa sentaba a todos los vendimiadores a su alrededor.

Tener los pies en la tierra

.- ¿De dónde venían los vendimiadores?

En su día era gente de Villabuena o de Ábalos, gente del entorno. De los que más me acuerdo es de gente de Cerezo del Río Tirón, provincia de Burgos. Recuerdo aquellas comidas con ellos en el campo, y de las cenas en la mesa de la cocina, todos los vendimiadores con mi padre y con mi abuelo.

Las camas en las que dormían eran las de la propia casa. Eso es lo que se ha perdido. También vino una familia gitana de Santander. Luego hemos tenido portugueses, marroquíes y senegaleses. Ahora tenemos una casa alquilada, donde ellos tienen su cocina, su salón y sus habitaciones.

Aquella-Vendimia

.- ¿Cómo has vivido el éxito de tus hijos con la bodega, habiendo abierto con vinos como ‘La Condenada’ mercados nacionales e internacionales?

Sobre todo con mucha prudencia.

.- ¿Por qué con prudencia?

Arturo mismo dice que hace diez años no se podía imaginar donde están hoy.

Her-Manos HERMANOS Arturo  y Kike, en marzo de 2018. (Archivo del Blog).

Y como creo que hay que tener los pies en la tierra, hay que ir despacio, hay que seguir haciendo las cosas bien, no se te pueden subir los humos a la cabeza pensando que “yo soy el mejor de los mejores”.

Incluso sin ilusionarte demasiado, porque la vida te puede dar un revés en cualquier momento y todo aquel castillo que te habías montado se cae.

Sentido común

.- Lo que estás diciendo evoca y recrea el sentido común.

El sentido común tiene que existir. Si no tienes esa mirada, entonces puedes ir dando tumbos por la vida. Tienes que tener algo que te centre.

.- Y ahora, según me dices, te estás apartando de la bodega poco a poco.

TINAS-GRAND

Ahora estoy implicada en la bodega desde casa. Todo lo que hacía antes de moverme dentro de la bodega, de saber qué vino había en cada depósito, cuándo había que trasegar, cuándo llevar a cabo el embotellado, llevar todos los números de lo que se embotella, los temas relacionados con el Consejo Regulador, la vendimia, la fermentación… Todo eso ya lo hace Arturo. Muchos de esos temas van además con programas en el ordenador

.- Burocracia, Conchi, la queja general de las bodegas familiares de la Comarca.

Exactamente. Se lo dije a mi hijo: “Hasta aquí he llegado, pues esto me desborda”. Lo que sí hago es llevar el tema del dinero, estando al tanto de las facturas y los pagos. Todas esas cosas que se pueden llevar desde un ordenador en casa.

ANTE-FOTO LA BODEGUERA de Baños ante una foto familiar que se ha convertido en icono de la bodega.

Nada de marcharse de Baños

.- ¿Te has planteado “qué haré el día que no haga todo esto”?

Si, me lo he planteado. Lo cierto es que toda mi vida he estado activa.

.- ¿Qué harás?

No sé. Cuando llegue lo veré.

.- Me sorprende positivamente el equilibrio con el que has llevado tu vida. Has vivido siempre el presente, involucrándote a tope, sin nostalgia del pasado, pensando lo justo en el futuro, sin agobios.

El futuro para qué te lo vas a plantear, si no sabes lo que nos va a deparar. Cuando vaya llegando lo iré pensando, porque ahora pienso aguantar todo lo que pueda si tengo la cabeza en condiciones, que es lo que necesito para ayudar a mi hijos en el asunto de las cuentas de la bodega, que nunca pensé que me gustaría tanto llevar estos asuntos, que realmente yo no he sido estudiante de nada.

RACIMO-VIDRIERA UNA de las obras de Conchi, que dice ser ‘buena para los trabajos manuales’.

.- ¿Por qué no seguiste estudiando?

Terminé la escuela y ahí se terminó todo. A mi padre siempre le había gustado estudiar, pero él sí que no había podido. Me dijo “tú sí que estudiarás”. Pero tenía que ir a estudiar interna a un colegio, lejos de aquí. Eso sí que me daba miedo. Marcharme del pueblo me parecía lo peor de lo peor. Y le dije que no.

Así que me tuvo unos cuantos años haciendo cursos por correo, el CCC famoso. Cursos de cultura general, de ortografía, de geografía… Así hasta los 17, cuando decidí ir a la academia de peluquería, en Bilbao.

.- ¿Por qué Peluquería?

La verdad es que de pequeña nunca dije que quisiera ser peluquera, porque lo que en realidad me gustaba eran las manualidades. Pero como en Bilbao vivía una tía mía, y ella me dijo que al lado había una academia de peluquería. “Vienes, estás conmigo, aprendes”.

Conchi Blanco Pangua CON una de aquellas primera botellas de ‘Viña Artuke’.

Los problemas del ‘Mundo Rural’

.- ¿Cómo han sido estos dos años de pandemia, cómo la encajaste, un pasado y un presente que aún continúa entre nosotros?

Pues al principio con miedo, pues en los hospitales se quedaban sin camas para los enfermos, y la gente se moría en las UCI. Tuve miedo. Es más, llamé al notario para hacer testamento. Me dijo que no me preocupara, que no tenía porqué pasar nada. Me tranquilizó, pero llegué a tener miedo. Luego, después de las vacunas, todo se tranquilizó. Luego en mi casa, menos yo, todos han pasado el COVID.

.- Tú que vives el presente, ¿cómo analizas los problemas a los que se enfrenta el mundo rural?

Siempre he sido optimista, porque siempre he visto lo positivo de las cosas. Yo te voy a hablar solo de este pueblo, de Baños. No veo que los jóvenes se vayan a quedar a vivir aquí. Y si se quedan, lo harán sin tener los estudios suficientes, para hacer lo que hay en casa porque no han sido capaces de hacer otras cosas.

ANTE-CUADRO ANTE una de sus obras, colgada en la bodega.

Para que la agricultura tire adelante, los agricultores han de tener estudios, y una buena formación. Uno de mis hijos tiene una ingeniería electrónica… su formación no tiene que ver con la agricultura, pero tiene esos estudios, que son importantes, aunque él esté en el campo. La universidad hace que te desenvuelvas mejor, te permite buscarte la vida, abrir la mente, que es muy necesario.

.- Quieres decir que no es suficiente quedarte aquí solo porque has heredado las tierras de tus padres.

Claro, porque esos jóvenes acabarán vendiendo las viñas a una bodega para obtener un dinero. Aquí mismo no veo chavales de 20 años que estén estudiando para quedarse en el campo, en el pueblo, con una buena hacienda para ampliarla y vivir bien. No hay nadie. Los que se quedaron de la edad de Arturo, hoy con 40 años, ahí están, pero los que vienen detrás…

Con-FOTO SU suegra y su madre, enmarcadas juntas, tienen un lugar especial en la bodega.

Los jóvenes y el Campo

.- Veo el valor importante que ha tenido en vosotros la familia, latente en esta conversación, el impulso de los bisabuelos, abuelos, los padres, que marcan biografías de hijos y nietos. ¿Tienen las instituciones un papel que jugar?

En lo único que echo la culpa a las instituciones es en no dejarnos llevar a los hijos al campo, porque aquí siempre hemos ido al campo desde pequeños. Si tenías 10 años, hacías lo que podías. Y si tenías 14, lo de 14.

Cuando empezaron a venir las inspecciones de trabajo y nos dijeron que en vendimia los hijos no se podían llevar al campo. “¿Cómo que no?”, les dije yo un día. “O sea, que viven en casa, comen en casa, y a trabajar no pueden ir”. Lo lógico es que vayan a la hacienda familiar. Que no les vas a explotar, no, que van a hacer lo que buenamente puedan.

En-una-Feria EN una feria, defendiendo sus vinos. (Álbum familiar).

.- ¿Qué pueden hacer en positivo nuestras instituciones?

Yo creo que poco. Que se queden los jóvenes en el campo tiene que nacer de la casa, de la familia. El amor al campo ha de nacer de la familia. Los padres son los que te tienen que enseñar lo bien que se vive y se trabaja aquí, en vez de decirles “aprende cualquier cosa, y márchate”. Además, si te vas a la capital sin estudios, serás siempre un obrero y vas a tener un jefe encima, que puede ser bueno o malo, cobrarás mil y pico euros, y ahí se termina todo.

.- ¿Y aquí, siendo un buen agricultor?

Aquí necesitas una pequeña explotación, que todo el mundo la tiene. Eres autónomo, tu propio jefe, puedes ir a trabajar el día que quieras, tomarte libre el día que quieras, tienes una libertad que no te la da ningún otro trabajo. ¿Por qué no enseñarles eso en vez de decirles “estudia y márchate, que aquí no se puede vivir”? ¿Cómo que no se puede vivir? En otras zonas igual no se puede, pero en Rioja Alavesa sí se puede.

Arturo-Deposito ARTURO, el hijo de la Conchi y de Roberto, trabajando en uno de los depósitos. 

Felices en Baños de Ebro

.- ¿Dirías que la gente de tu generación ha sido feliz en Baños?

Hemos sido y somos felices. Yo ya tengo 70 años. La gente que ha sido de mi cuadrilla y de la cuadrilla de mi marido Roberto, yo creo que sí. Rotundamente sí.

.- ¿Tiene que ver esa felicidad con vuestro enraizamiento en el pueblo?

Tiene que ver con nuestra raíces. Con que te guste estar aquí, vivir aquí, permanecer aquí. Si te traen a rastras al campo, llegará un momento que lo odies. Pero si te despiertan el amor a esta tierra, a levantarte por la mañana y tener las viñas en frente, el aire limpio, una casita, la familia cerca, la libertad…

Artu-Ke ARTUKE, una de las muchas bodegas familiares de la Comarca.

.- ¿Cómo repartes tus sentimientos entre el campo y la bodega?

Mi afecto se lo lleva la bodega, porque fue algo que creamos Roberto y yo de cero. De no haber hecho nunca nada en una bodega, salvo en la de mis abuelos, donde les veía prensar y pisar la uva. Aquí empezamos de cero, me hice cargo de toda la elaboración, estuve al tanto de la fermentación para llegar a conseguir un vino… Todo eso lo he sentido más que el campo. Por eso llevo la bodega dentro de mí, jaja. Es así.

.- Contempla desde 200 metros tu bodega, vuela por encima de su tejado, y dime qué ves al mirarla con detenimiento, incluso baja a los calados de la bodega… ¿Qué ves?

Veo que es una bodega que ha prosperado. En un principio hicimos sólo la planta de abajo y lo que la cubría, sin más… Ahora veo una bodega bien trabajada, bien gestionada. Veo que ha crecido, que ha conseguido una posición, lo que nos ha costado mucho, ha llegado con la involucración de todos.

Conchi Blanco Pangua

170.000 botellas para vivir sin quebraderos

.- ¿Qué esperas de esta bodega en los próximos diez años con los mimbres humanos y profesionales que hay?

Mi hijo Arturo, que lleva la bodega, no sabe estar sin un proyecto por hacer, siempre tiene que haber algo pendiente. ¿Qué espero? La idea de mi hijo es no agrandar la bodega. Comparto su idea de no ser una gran bodega y hacer un millón de litros, no. Su idea y la mía es ser como ahora o un poquito más.

Si ahora se hacen 170.000 botellas al año es para gestionar unos números que te permitan vivir sin quebraderos de cabeza. Es importante tener tiempo para estar en la bodega, en la viña, en una entrevista, en la oficina, en una feria, y otro día cenando con los amigos. Hace falta algo distinto, todavía pequeño, que se pueda manejar, haciendo buenos vinos, de calidad.

Conchi Blanco Pangua EN la mesa donde tuvo lugar la conversación de una hora con quien lleva dentro la bodega.

.- Con ese vivir tuyo tan apegada a la vida que discurre, al presente, igual no has pensado si algún día tus nietos se implicarán en la bodega familiar

Una cosa es que me gustaría que eso pasara… Hablando con ellos, con Iker, de 10 años, y con Teo, de 7 años, les comenté hace poco que «este verano habrá que ir a la bodega».

“Sí, abuela, sí vamos a ir”. “Hombre, tendréis que ir a poner botellas, o recoger cartones”. “Iremos, abuela”. Es bueno que vean lo que se hace, que empiece a gustarles… que les entre el gusanillo, porque si no les dejo pasar de la puerta, cómo les acabará gustando. Pero ya te digo, yo tengo aún muchas ganas de seguir haciendo cosas.

18 respuestas a ““Llevo la bodega dentro de mí»”

  1. Arene Amezaga dice:

    Guau!, qué mujer. Comentaría tantas cosas! Quiero destacar su gran sentido común en el centro de su vida y la vida de los suyos. Ay, cómo me gustaría poder ayudarla para reencontrarse con aquella amiga gallega a la que no ha vuelto a ver.

    Un abrazo, Conchi

  2. Aguilera dice:

    Sin estas mujeres, como Conchi, y tantas miles y miles, nuestra Rioja Alavesa no hubiera prosperado. No es un sentimiento que me asalta de repente como vitivinicultor. Es la pura verdad. Hay que cantarlo a los cuatro vientos. La Sierra de Toloño lo sabe, las cepas, las fincas, las barricas, el Ebro… sus hijas e hijos lo sabemos bien. Benditas sean por su coraje y sabiduría.

  3. Preciosa entrevista, llena de sensatez y sabiduría.
    A mí no me extraña la fuerza interior de Conchi, sus razonamientos y su lucidez.
    He tenido la suerte de conversar con Conchi y con Roberto a orillas del mediterráneo, en esa escapada anual que suelen hacer en septiembre, y siempre ha sido un gusto hablar de nuestra Rioja Alavesa, y escuchar las propuestas que tenían para la mejora social y agrícola de la Comarca.

  4. Lea Madariaga dice:

    Esta sabia bodeguera de Baños tiene la suerte de vivir en un paraíso, dedicarse a lo que le gusta y ser consciente de lo mucho que se ha labrado y le ha dado la Vida. ¿Se puede pedir más?

  5. Isolina Garizurieta dice:

    Frente a tanto artificio y tanta mentira, estas historias de vida son pura verdad que nos reconcilian con lo mejor del ser humano, y con el buen periodismo.

  6. Qué entrevista tan entrañable, Julio, a una mujer llena de fuerza y sabiduría, capaz de llevar varios trabajos al mismo tiempo y transmitir a sus hijos el amor a la tierra!

  7. Jon Artetxe dice:

    Los problemas del Mundo Rural es uno de los temas abordados en la entrevista. Este asunto no alcanza en Rioja Alavesa el nivel de preocupación de otras zonas del Estado, sin embargo, atendiendo las palabras de Conchi, esos problemas pueden subir de nivel, pueden ser mañana mayores si no se atienden las señales que aquí nos envían.

    Que nadie sea indiferente a las preocupaciones puestas aquí por escrito, a no ser que al mundo urbanita le resulte indiferente que desaparezca población, familias…, y que sus jóvenes no se formen como es debido.

    Estos son asuntos que están haciendo surgir nuevos partidos en determinadas zonas del Estado español. Y que ha llevado a la capital del Estado a 200 000 manifestantes, o más.

    El mundo rural merece ser escuchado con suma atención. Este Blog nos ofrece información estando como está bien conectado a la Comarca, más allá del pensamiento único y los oportunismos políticos. El mundo tiene hoy problemas internacionales, nacionales y locales. Todos deben ser sopesados si queremos abordar la vida en su conjunto.

  8. Antonio Mijangos Martinez dice:

    Julio: De verdad te digo que ha sido una gozada leer tu entrevista a Conchi, por lo bien que la has llevado, ganando en interés a medida que se va leyendo y terminando con un final genial sobre el futuro de nuestra Rioja Alavesa en manos de futuras generaciones. Para mí es como un manual de la buena gestión por las pautas que va dando. Estas son las normas a tener en cuenta:

    1. Ama tu trabajo y la tierra donde debes vivir y trabajas: su historia y su hoy, sus relaciones humanas, su entorno humano y cultural
    2. Transmite el orgullo y la alegría de ser labrador aquí y transmite a tus hijos el amor a su tierra.
    3. Confía en tu proyecto. No tengas miedo al emprender, pero actúa con sentido común y según tus posibilidades, sin falsas realidades.
    4. Haz las cosas bien, sin prisas, con los pies en la tierra, humildemente.
    5. Pon la mano en el arado y no mires para atrás.
    6. Sé honrado y sencillo al ofrecer tu vino

    A lo largo de la entrevista sus palabras rezuman prudencia, equilibrio, sentido común, autocrítica sincera, visión positiva del trabajo y de la vida. etc.
    Al final de la entrevista plantea la disyuntiva de estudiar para ganar o estudiar para ser más persona. Conchi se inclina por la segunda opción. ¡Vinicultores SÍ, pero Bien preparados!
    Un abrazo a Roberto.

  9. M. Angulo dice:

    Zorionak Conchi! Te lo mereces.

    Zorionak a ti y todas las madres que nos habéis transmitido esos valores de amor a la tierra, a las viñas y al vino sin ser conscientes de cuan importante era.

    Ojalá a quien corresponde legislar se de cuenta de lo esencial y valioso es que desde niñ@s se esté en las viñas y la bodega u otros, al cobijo de padres, madres y abuel@s compartiendo aprendizaje y vida.

    Mi aita también te felicitaría.

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