CARTEL que recuerda el 30 aniversario de La Vieja Bodega.
Está dirigida por la vitalidad de un hombre de 63 años que se ha hecho a sí mismo, superando con buen humor lo que podríamos llamar una carrera de obstáculos, un desafío tras otro, una barrera de la que sólo él puede dar cuenta.
ANGEL María Pérez Aguilar, entrevistado por el Blog Rioja Alavesa.
Ángel María Pérez Aguilar pertenece a una familia numerosa de Haro, con otros 13 hermanos más, que tuvieron la comida justa y la formación académica básica, donde a los 15 ó 16 años todos se buscaban la vida lejos del hogar.
Pareciera que el escritor Alejandro Dumas le hubiera dedicado el texto: “La vida es una tormenta. Disfrutarás de la luz del sol en un momento, Ángel, pero serás destrozado en las rocas al siguiente. Lo que te descubre como ser humano es lo que haces cuando llega la tormenta”.
La vida de Ángel María, a quien sus amigos llaman Angelito, muestra el triunfo sobre la adversidad y la belleza de la perseverancia. Un incendio arrasó en 2001 los 550 metros cuadrados de La Vieja Bodega, un edificio del siglo XVII. ¿Quién no hubiera sentido ira o dolor, quién no hubiera llorado ante algo así?
Ángel María no lloró. Afrontó la tarea del manos a la obra. La resiliencia no significa tolerar una situación difícil como si nada hubiera pasado. No. Significa seguir adelante con otros, resistiendo. Cual viejo marino, substituyó las cuadernas del velero, levantó el palo mayor y lo puso de nuevo a navegar en alta mar.
iCONO de La Vieja Bodega entre sus manos.
“Buenos días, Ángel, te acompaño en el sentimiento”. Serán mis primeras palabras al encontrarnos. Su hermano Javier “se acababa de ir” hacía apenas tres días. “Era un hombre socarrón, con un particular sentido del humor. Mis recuerdos de nuestros últimos días están llenos de bromas que él agradecía”.
.- Erais catorce hermanos, Ángel.
Mi madre tuvo 15 hijos, ya que uno murió muy pequeñito. Yo heredé su nombre, Ángel María. Hoy, con la falta de Javier… siento que soy su continuador.
SU familia cuando aún no habían llegado ni Ángel ni su mellizo.
«Me pasaría la vida viajando»
.- ¿Muchos hermanos y todos bien avenidos?
Sí. Eso era lo mejor de todo, que nos llevamos de cine. La verdad es que hemos vivido separados, pues ha habido ocasiones que estábamos siete en España y siete en otras partes del mundo, como Suiza, Inglaterra o París.
.- Tú eres un viajero impenitente, además de gran montañero en diferentes partes del mundo.
Me pasaría la vida viajando, Julio. Me gustaría hacer un viaje con fecha de salida, pero sin fecha de vuelta. Mi padre, tratante de ganado de altos vuelos, traía ganado de Canadá, Uruguay, Argentina, Brasil, etc. Como ves viajó lo suyo.
ÁNGEL con la enóloga Elena Corzana en lo alto de la Cruz del Castillo.
.- ¿Te tocó trabajar con el ganado?
Con una sonrisa en la cara mi padre nos hacía trabajar siete días a la semana. “Venga, vamos para la granja”, que estaba en Haro. La de aquí era una granja pequeña, teniendo otra en León más grande.
.- ¿Qué tal lo pasó vuestra familia con catorce bocas que alimentar?
Fue una enseñanza constante. En la mesa había lo justo. Allí no sobraba nada, ni un trozo de pan. Desde pequeños sabíamos que teníamos que volar. Casi todos los hijos con 14 o 15 añitos, con 16 máximo, ya nos buscábamos la vida.
HAN pasado 46 años desde que Ángel estuviera en El Ferrol.
A la Marina con 16 años, en 1977
.- ¿Dónde te buscaste la vida con esa edad?
Firmé mis papeles para irme a la Marina con 15 años y me fui con 16. Mi hermano mayor, Javier, que acaba de fallecer, había estado ya en la Marina. “Si quieres viajar sin dinero, hazte marinero”.
.- Jajaja.
DIECISÉIS años tenía el marinero en Cádiz.
Yo pensaba enrolarme en la Mercante, pero tenía que formarme en lo que llamábamos “la Marina de Guerra”. El caso es que no aprendí gran cosa, pero me lo pasé muy bien. Estuve primero en Cádiz y luego en Ferrol. Me lo pasé pipa y conocí a mucha gente, sobre todo gallegos y asturianos. Era un crío, pero ya tenía la curiosidad que mantengo a mis 63 años.
CEPAS diminutas comparadas con la mano que viaja al fondo de la tierra.
.- ¿Cómo eras?
Unos ojos y unos oídos bien abiertos.
.- Viajero por el mundo entero ¿con qué lugar te quedas?
Con La Rioja, jaja. Es verdad que también me gusta mucho Argentina, especialmente Mendoza. Allí tengo buenos amigos. Empecé viajando al Aconcagua, haciendo amigos en la montaña. Y luego seguí haciendo amigos en el mundo del vino.
Romántico y poético a la vez que pragmático
.- Tenías 23 años cuando entraste en la hostelería.
La vida ha de tener un capítulo romántico y poético, pero yo he sido tan curioso como pragmático. Es decir, hay que cobrar a fin de mes y hay que pagar a fin de mes.
ROSTROS pintados nos interpelan en La Vieja Bodega.
Nunca he tenido problema para trabajar todos los días de la semana y todas las horas del mundo, pero trabajando para otros veía cómo el beneficio era para ellos.
.- Tú trabajaste en Madrid para una empresa de catering.
Eso fue después de las Olimpiadas de Barcelona. Antes de eso llevé un bar en Ezcaray, donde luego trabajé como empresario con más ilusión que acierto en el Albergue de la Real Fábrica de Ezcaray.
.- Y un día pasaste por aquí, por Casalarreina, y viste este edificio.
Exacto. Entonces vivía en Ezcaray, no existía la circunvalación. Era un edificio de piedra muy tocadito. Siempre me decía “Qué edificio tan bonito, que no está pegado a ningún otro, y con qué potencialidades”. Hoy aún está mejor, con un gran jardín y un parking amplio. Entonces se vendía por muy poco dinero.
Se me adelantó otra persona para hacer una sociedad gastronómica, que no le fue bien. Luego otra persona lo cogió para hacer un restaurante a finales de 1993. Aquellos tampoco llegaron a puerto, cerrando en diciembre de 1993.
Clientes convertidos en amigos
.- Ahí apareciste tú.
Estaba en una empresa de catering en Madrid.
.-¿Qué ha sido para ti La Vieja Bodega en estos TREINTA AÑOS, desde 1994?
Riqueza en muchos sentidos. Sobre todo en amigos. Muchos clientes que llegaron como tales se han convertido en amigos y en compañeros de viaje, de travesía, lo que tiene una mayor profundidad.
La decisión que tomé en su día fue acertadísima, y todo se lo debo a esto.
.- Todo se lo debes a La Vieja Bodega.
La hostelería bien entendida es un lugar donde una persona curiosa como yo lo tiene todo a mano. Conoces gente de todo el mundo, gente con tus gustos, como viajar o el vino, además de la gastronomía.
.- Has puesto el vino antes que la gastronomía.
Jajaja, me pasa siempre. Pero el capítulo humano es el que verdaderamente me importa. Que sea rica la relación con el cliente en la mesa, que en ese espacio breve de tiempo se lleve de aquí el regalo de pasar un ratico tomando un buen vino, comiendo bien y siendo muy bien tratado. Eso que ahora le llaman “experiencia” que yo llamo un rato humano.
EN la celebración del 30 aniversario de La Vieja Bodega.
«Entreno para relacionarme con la gente»
.- Sabes bien lo que es ser cliente en otros lugares del mundo.
En marzo estuve en Costa de Marfil, llegando a una tribu que hacía mucho tiempo que no veían a un hombre blanco. En unos minutos estaban todos a mi alrededor riendo. Así que yo entreno todos los días en relacionarme con gente que no conozco.
Hoy pasamos mucho tiempo “comunicándonos” con un teléfono y una pantallita, pero yo abogo por todo lo contrario, por comunicarnos y hablar con los demás.
.- ¿En qué se ha ido convirtiendo La Vieja Bodega?
Al principio yo era quien estaba dispuesto a trabajar todo lo que hiciera falta para salir a flote y vivir. No era más. Luego, en la medida que vas mejorando, el cuerpo te pide más, una mejor cocina, pasando de 20 vinos al comienzo a tener 50; y de 50, a 75; y de 75, a 150… porque teníamos las condiciones perfectas del calado para guardar el vino.
«La felicidad es a veces esquiva o extraña»
.- ¿En qué momento estás ahora?
En plenitud y felicidad a mis 63 años. Aunque la palabra “felicidad” es a veces esquiva, o extraña. Se usa en demasía. A mí me encanta la palabra “plenitud”.
LA mano viajera del Jefe, en la plenitud de la vida.
.- ¿Sería distinta la Vieja Bodega en otra zona que no fuera La Rioja?
Hubiera triunfado en cualquier sitio. Madrid, Valencia, Sevilla… pero creo que hubiera sido más fácil en el País Vasco.
.- Muchos de tus cocineros han venido de Euskadi.
Sí, la mitad. Muchos de ellos han venido de Plasencia (Cáceres) porque la Escuela de Cocina de Luis Irizar está allí. Yo conocía a Luis y a sus hijas, así que en ocasiones hemos tenido a ocho personas en cocina, y siete eran de Plasencia o alrededores.
IZAN y David en la cocina, con el anagrama del 30 aniversario.
El «Ongi etorri» de Casalarreina
.- ¿Y ahora?
Hay de todo. Tengo desde una chica mexicana, pasando por riojanos, vascos, un chico de Albacete, uno de Cuenca…
.- Casalarreina es un lugar de veraneo de vascos. En una de las rotondas puede leerse “Ongi etorri”.
Tenemos un alcalde magnífico, Félix Caperos, y lo del “Ongi etorri” lo habíamos pensado muchas veces. Yo digo que ese Ongi etorri lo teníamos que poner en San Felices, en el puente de la autopista para que fuese mucho más notorio.
CASALARREINA da la bienvenida en varios idiomas, el euskera entre ellos.
.- ¿De dónde sale ese Ongi etorri a los vascos y vascas?
En plena pandemia Félix dijo lo que pensamos muchos, que sin toda la gente de Euskadi no somos nada en el mejor sentido. Hermanos, familia, clientes… Llámalo como quieras. Ellos tienen aquí su segunda vivienda, forman parte de un turismo cercano, con la misma afición a la gastronomía, al vino y al monte. Somos almas gemelas.
Ah, por cierto, fueron muchos los alcaldes de Euskadi que le llamaron a Félix Camperos para darle las gracias por la iniciativa. Él no ha dicho más que la verdad, pero faltaba decirlo.
El incendio que le dejó sin nada
.- ¿Cuál ha sido el mejor año, la mejor “añada” de La Vieja Bodega?
2005 y 2006 fueron brutales. El restaurante se quemó enterito en 2001 y nos quedamos sin nada. La vuelta, tras el incendio, fue empezar de bajo de cero, porque tuvimos que reconstruirlo totalmente, haciendo uno mejor.
Se nos cogió muchísimo cariño por esa capacidad de resiliencia y resistencia. En cuanto abrimos la gente acudió en masa.
.- Corría el año 2002.
Tras el incendio de 2001 empezamos en marzo de 2002.
IMAGEN desoladora del edificio tras el devastador incendio.
.- He leído que al conocer la noticia, incluso al ver al edificio destruido no soltaste ni una lágrima.
No hubo lágrimas. Venía de la Patagonia. Habíamos hecho un montón de escalas de avión. Cuando llegamos al aeropuerto de Bilbao, me estaban esperando varios hermanos. “¿Pero qué hacen estos?”. Allí me dio la noticia mi hermano mayor, Javier, el que acaba de fallecer.
“Se ha quemado”.
“¿Qué se ha quemado?”.
“Todo”.
Era como Gaza ahora mismo, un edificio caído, destrozado.
LA sombra del incendio se le pasó por la cabeza en el 30 aniversario.
Ni una lágrima…
Un edificio arrasado. Sí, es verdad que no eché ni una lágrima. Una de mis palabras preferidas es resiliencia, gracias a un psiquiatra amigo de Bilbao que me regaló un libro sobre ese concepto y esa actitud.
El incendio de La Vieja Bodega fue mi capítulo personal. Pero haber formado parte de la familia numerosa ya me había enseñado que “pase lo que pase, aquí no pasa na. Hay que tirar para adelante”. Yo siempre digo que para llorar siempre hay tiempo.
.- ¿Qué ocurrió al llegar al lugar del incendio?
Me encontré que había entre 50 y 60 personas. Ellos estaban esperando un tío fuerte, no un tío débil. “No ha pasado nada, mañana volvemos a empezar”, anuncié. La reconstrucción nos llevó trece meses. De 550 metros cuadrados pasamos a casi mil.
Del siglo XVII mantenemos la estructura original, más el calado. Las vigas son todas nuevas, pero recuperadas de edificios antiguos. Así que algunas tienen 100 años y otras más de 200.
EN el año 2002 comenzó una nueva etapa…
Comparar el incendio con la crisis actual del sector
.- ¡Qué peor crisis que tu negocie se queme! Quizá se pueda comparar aquel tiempo con este momento de crisis global del vino…
Tengo la virtud de crecerme en los momentos duros. Me duelen más las mezquindades humanas, pero ante las cosas gordas me digo “chico, ha venido así y no hay tiempo ni para quejarse. Toca enfrentarse a esto y ser resolutivo”. Manos a la obra con perseverancia. No hay más.
Y luego esas ganas de mejora, con un equipo de cine, tanto profesional como humanamente. Con ellos hemos vuelto a levantar La Vieja Bodega.
.- Quizá has conseguido más de lo que pretendías…
Creo que es así. Estamos saneados, nos va bien, y no le pido mucho a la vida, que a veces hay que pedirle menos, sabiendo, como dicen los ingleses, pararte a oler las flores.
.- ¿Cuál fue la lección del incendio, tanto desde el primer momento que te enteras, la reconstrucción posterior y la reinauguración?
Que no hay que parar, que no te puede fallar ni el ímpetu ni las ganas. Que hay momentos que hay que echarle todo el coraje que tengas a la vida. Toda mi gente se vino a limpiar todo esto de escombros y cenizas, hasta dejarlo como un San Luis de bonito. La lección fue “somos capaces”, sería eso de “se puede”.
EN el túnel que baja o sube del calado de La Vieja Bodega.
«En la pandemia animaba a la gente por teléfono»
Se puede siempre, y ahora que parece que hay mucha gente derrotada también. En pandemia hubo gente que me llamaba para que les diera ánimos.
.- Tú ya habías pasado tus desiertos.
Tenía el incendio y la crisis de 2008, que a nosotros nos afectó entre el 2010 y el 2014. Superamos todo aquello. Así que cuando llegó la pandemia yo tenía dos crisis que había sabido gestionar. El sartenazo del incendio y el golpetazo de la crisis que nos llegó de USA.
La pandemia fue un palazo, pero ya sabíamos lo que teníamos que hacer, metiéndonos en el caparazón de la tortuga esperando a que escampara, con la diferencia de que con los Bancos estábamos mejor. Además, en esta ocasión el Gobierno nos ayudó.
TODO preparado para acoger la celebración de una boda.
.- Háblanos de los tesoros de La Vieja Bodega.
Es la suma de todo, el edificio, la gastronomía, el vino…y que cada cliente encuentre su sitio.
Si viene una pareja que solo quiere media de croquetas, una merlucita y una lubina, pues ya está, lo tengo. O puede venir un cliente más glotón que me diga “Ángel, ponnos lo que quieras”. Y les pongo tres primeros para picar, media de pescado, una chuleta y dos botellas de vino.
UNO de sus platos…
650 referencias de vino en La Vieja Bodega
.- ¿Háblame del capítulo “vinos”?
Tenemos de todo. Hay vinos de cosecheros, de parcela, grand cru… Hoy tenemos más de 650 referencias.
.- Ganarán por goleada los vinos de Rioja.
Obviamente. Tenemos ese compromiso, es política de La Vieja Bodega y es amor por Rioja. Independientemente de la competencia que tengamos de otras DO, Rioja per se es muy potente.
.- ¿Qué les dices a los vitivinicultores de toda la DOCa? ¿Cómo animas a los que lo necesiten?
En la gran crisis que tenemos ahora, a mi juicio habría que utilizar todas las armas que tenemos. Poda en verde, no me gusta, pero hay que hacerlo. Vino de Mesa, no me gusta, pero hay que hacerlo. Destilación del vino, no me gusta, pero otro tanto de lo mismo. Arranque de viñedos, lo mismo, pero eligiendo el viñedo de alta producción, mira Burdeos, con subvenciones y ayuda, claro está.
EL calado puede ser la inspiración para unas cuantas pinturas.
Todo cambiará el día que…
.- ¿Sobran viñedos, pero no sobran bodegas?
Creo que sobran las dos cosas. Sobran bodegas. Aquí le he escuchado a un buen bodeguero y enólogo, a quien tengo mucho aprecio, que “lo peor de Rioja es la competencia que se hace a sí misma”.
En las grandes ferias del vino, los compradores internacionales prueban de diferentes botellas con etiqueta de Rioja: uno está rico y el otro no tan rico. Uno cuesta 4 euros la botella, y el otro 7 euros. Pero ellos acaban comprando los de 4.
Cambiará todo el día que los hijos de los viticultores y vitivinicultores se levanten diciendo “quiero seguir la ruta de mi padre y de mi abuelo, que me valga la pena levantarme con cierzo, con frío, con calor”. Que les pase como a los hijos de los bodegueros de Champagne, que les vale la pena levantarse cada día y seguir con el viñedo.
UN jarrero como él sosteniendo el vino de una bodega de Haro.
.- Tu pareja se llama Mari Ángeles y tú Ángel María.
Nos llaman los Ángeles. Llevamos juntos 31 años. Ella ha sido la modulación y el equilibrio. Al jabalí que yo soy ella le pone en su sitio. Está mejor formada que yo, y es muy tranquila. Me ayuda en La Vieja Bodega, y aquí al lado ha plantado más de 300 plantas de tomate.
CON su esposa Mari Ángeles el pasado 16 de mayo.
«No todo es cocina, ni todo es vino»
.- ¿Habéis tenido hijos?
No. Fue uno de nuestros acuerdos. Nos conocimos cuando yo llevaba las cafeterías y el catering del hospital de Alicante. Ella es de Madrid, pero hizo la carrera en Valencia, y dos MIR en Alicante.
FÉLIX Sarceda, el jefe de Cocina, un «crack» como dice Ángel.
.- Qué decir de toda esa actividad que estáis desarrollando este año por el 30 aniversario de La Vieja Bodega, a la que habéis convertido en un espacio de vida.
Esto es un espacio donde pueden pasar cosas si tú quieres que pasen. Quiero que haya exposiciones de arte, quiero que haya música como Dios manda, soul, jazz, blues… Y las poquitas cosas que hacemos, como dice Carlos Fernández, de Tierra, “poco pelo, pero bien peinado”.
.- Jajaja
Porque no todo es cocina, ni todo es vino. A mí también me gusta el teatro. Fui la semana pasada, y vuelvo este miércoles. Y necesito cine, y periódicos, y política. Y necesito estar implicado en la vida de mi sociedad.
LA importancia de la buena música en La Vieja Bodega.
Lo que ha aprendido de los bodegueros
.- ¿Qué tienes en tu cabeza para los próximos años?
No quiero ser esclavo de mis propias iniciativas. Prefiero que sean iniciativas de todo el grupo, que ahora somos 30 personas en total. Este año sí estoy siendo esclavo de mis iniciativas, porque toca. Hemos hecho la agenda 30/30, con diez catas muy especiales, cuatro presentaciones de libros, conciertos musicales…
UNA de las catas magistrales de este 2024 del 30 aniversario.
.- ¿Qué has aprendido de los bodegueros?
Los que más me gustan tienen bodegas pequeñitas, pero también los hay de grandes bodegas que llevan a cabo una gestión impecable. Todos los que buscan la excelencia en los vinos. Gentes como Miguel Merino, David González, Abel Mendoza…
MIGUEL Merino con su esposa Érika
ABEL Mendoza y Maite Fernández, de San Vicente de la Sonsierra.
.- ¿Y de Rioja Alavesa?
Los hermanos Artuke: una bomba. Los hermanos Tierra, me da igual Fidel que Carlos o Rodrigo. Valdelana. Juan Carlos López de Lacalle, muy divertido y muy sarcástico…
Decirte que un vino de Tierra ha sido el vino de la Casa muchísimos años. De hecho los primeros vinos de la Casa fueron de Rioja Alavesa. Era con el vino que yo me sentía cómodo. Como el de Solagüen de Labastida. También en Ezcaray tuve los vinos de Valdemar, de Oyón.
LOS hermanos «ARTUKE» en una foto de archivo del Blog.
Los hermanos «Tierra», Fidel y Carlos.
«Sin el viticultor no somos nadie»
.- Tú también ves el potencial de Rioja que otros subrayan.
Yo les digo a muchos que suban los precios, que el mundo lo va a entender. Y luego me da igual quien sea, pero no puedes ser un proyecto innovador y pagar la uva a muy poco. No. Porque sin el viticultor no son ni somos nadie.
.- ¿Has detectado aquí que los jóvenes piden menos vinos que antes?
Sí. Da miedo. Todos los estamentos han de implicarse en esto. Desde La Vieja Bodega cuando los jóvenes me dicen que “no les gusta el vino”. Les digo que hay que descorchar muchas botellas para encontrar el vino que les guste. Descorchar es felicidad.
«Habrá más txakolis en las mesas»
.- ¿Tienes txakoli?
Tengo los txakolis de nuevo cuño, maravillosos. Me encantan. Es el camino a seguir. Calidad, un label, una marca y pagarla. Así habrá cada vez más txakolis en las mesas.
En la crisis actual hay muchos parámetros en contra, la guerra, el Brexit, la bajada del consumo en Estados Unidos, la subida del consumo propio en China…
Ahora vamos a buscar qué vamos a hacer con lo estructural para que dentro de unos años podamos salir airosos. Las cooperativas tendrán que elaborar un poco menos y subir la calidad.
.- ¿Qué importancia han tenido los premios que os han ido dando?
SON muchos los vinos para brindar por el futuro.
Para mí el premio es que estemos en un pueblo de mil doscientos habitantes (en verano subimos a 5000) y que mantenemos una plantilla fija de 30 personas durante todo el año.
Mi formación ha sido la propia vida, y al final… no sé quien decía aquello de “con menos talento, más trabajo”, que es lo que a mí me ha tocado, jaja. Pero sí, ya te digo, en medio de la tormenta hay que pararse a oler las flores.
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Lo que hacen los atletas en París, se puede. Correr, saltar obstáculos, nadar a su velocidad. Se puede. Les admiramos por ello. Lo que hace Ángel María también se puede hacer. Pero él es un atleta de la cordialidad y el diálogo que entrena todos los días. Es admirable!
Muchas gracias por contarlo!
Gracias, Kepa
Me maravilla la historia del incendio. Ha sido una revelación, casi como una resurrección. Un ejemplo claro de resiliencia, por supuesto. Me anima de verdad. Y eso de que pedimos demasiado, eso también.
Zorionak, Ángel!
Gracias, Antton
Ángelito es muy buen amigo, y una gran persona!
Gracias, Rodrigo
Resiliencia, qué palabra y, especialmente, qué importancia tiene su significado para su aplicación en estos momentos en los que se encuentran muchas explotaciones del sector vitivinícola.
El ejemplo de Ángel María en La Vieja Bodega merece un tiempo de reflexión.
Gracias, Fernando
El alma interior de la Vieja Bodega te acoge como si fuera una iglesia para la oración. Sentado a la mesa uno tiene la impresión de que el mundo se detiene por obra y gracia de Ángel, su gastronomía y sus vinos, su ora et labora. Cuando te has marchado… solo piensas en volver
Gracias, Cristóbal
Habrá que ir por amor al arte, el vino y la cocina. A la Casa que sobrevuela el ave Fénix.
Enhorabuena por incendiar nuestra curiosidad
Gracias, Koldo
Ese Ongi etorri a los vascos es más que una emoción.
Bien hallados seáis!
Eskerrik asko
Milesker, Begoña
Es un lujo tener amigos como Ángel y su equipo! Además de un verdadero ejemplo de que siempre hay que mirar adelante y ver las cosas buenas de la vida. Ángel siempre ha apostado por proyectos con alma!!! Nunca ha puesto muros y sí muchos puentes y las puertas abiertas de par en par!!!
Además de ser un buen compañero para vaciar botellas !!!!!
Gracias, Carlos
Gracias Ángel por haber abierto tu casa siempre a los alumnos de la Escuela Municipal de Cocina de Plasencia con la que tan buena relación has tenido.
Un fuerte abrazo y sigue con ese espíritu positivo que te caracteriza.
Gracias, Juan A.
Una vida llena de plenitud, de optimismo, capacidad y donde nunca tiene entrada el desánimo.
Un ejemplo a seguir Angel. M siento orgulloso de haberte conocido y presumo de amigo y de La Vieja Bodega desde mi rincón en el Mediterráneo.
Un abrazo enorme y un beso a Ángeles.
Gracias, Antioco
No conozco a nadie más con la energía imparable de Ángel, es un promotor nato y ejemplo de resistencia, de resiliencia y de altruismo.
Teniendo a Ángel cerca se te quitan las tonterías, ¿que tienes un mal día? pues venga, a currar, que otra gente se muere de hambre y nosotros somos unos afortunados.
Madrugar, esforzarse para subir la montaña y luego disfrutar de las vistas y el logro. Esa es la filosofía de Ángel, de la que soy testigo desde que le conocí, allá por el año 2006..
Amigo del alma!
Gracias, Elena