LUCÍA Abando San Pedro junto al logo de la cola de Las Orcas.
“Tengo 26 años y me falta mucha experiencia”. Lo expresa con el talento de la humildad, ella que se ha preparado como pocos en diferentes universidades, con dos máster, para traer un sinfín de alegrías a Laguardia y a Rioja Alavesa.
Antes de nuestra conversación en esta mañana fría de marzo, Lucía se ha juntado un rato con los podadores que vienen a hacer la tarea. “Ellos tienen más callo y experiencia que yo, pero les he dicho que en la poda dejen el taco de respeto y que sigan la línea de los cortes para que por el otro lado circule bien la savia».
CON su aita y el grupo de podadores, a primera hora de la mañana.
.- Todo el mundo os preguntará por el nombre «Las Orcas», Lucía.
El nombre lo puso mi abuelo Javier San Pedro porque donde hicieron la bodega antigua en una calicata del terreno, antes de construir, encontraron restos de una horca de labrar, que es un apero de labranza. Así que la llamó “las horcas” con h.
Luego, cuando vino mi padre de Algorta, junto al Cantábrico, le cambiaron el nombre por su fuerte vinculación con la mar.
La entrevista se ha ido retrasando por su cadera, donde ya le han operado en ocho ocasiones, la última hace apenas unas semanas. Cuando tenía ocho años se le salió la cabeza del fémur, pasando en cama mucho tiempo, permaneciendo en silla de ruedas con ocho añitos.
.- ¿Cómo lo has llevado?
Soy una persona que lo paso peor cuando esto mismo le sucede a alguien de mi entorno. En su día me pusieron unos tornillos en la cadera, pareciendo que estaba solucionado, pero no. Es frustrante porque tengo un dolor crónico.
A las puertas de la bodega, con Laguardia en el horizonte.
.- ¿Te está doliendo ahora mismo?
Todo el rato. A veces no me queda más remedio que tomar calmantes, pero prefiero no hacerlo y aguantar.
.- ¿Qué te ha enseñado?
A enfrentarme a los problemas, a ser valiente… aunque a veces hay baches que te obligan a parar un poco, por mucho que me guste el baloncesto, bailar las danzas de Laguardia o subir al monte. Por lo demás, no puedo parar, aunque me duela, y más ahora que acabo de empezar con todo esto.
EN el interior de la bodega, ante una fotografía de Uxue Olabarria.
Antes de sentarnos y hablar junto a un gran ventanal desde el que se ve en primer lugar la viña Entradas de San Ángel, perfilándose en el horizonte la villa de Laguardia, Lucía me enseña todo el edificio de la bodega. Mientras lo hace, una amplia sonrisa está permanentemente en su rostro acompañándola. Después de lo que me ha contado, ese gesto de alegría es para mí de un valor extraordinario, mostrando la fuerza que la impulsa.
IMAGEN en la que el vino muta en una Orca con su salto característico.
Destinada a dirigir la bodega familiar
.- Has nacido en una familia eminentemente bodeguera.
Llevo toda mi vida rodeada de viñas, de bodegas, de una familia de vino.
EN el Wine Bar, entre dos botellas de su nuevo vino Trikuharri.
.- Con una infancia de vino.
En la bodega de mis padres, porque no recuerdo la de mi abuelo, que yo tenía cuatro años cuando murió, caminaba con mi aita por encima de los depósitos para ver cómo entraba la uva, o cómo se remontaba el vino.
.- ¿Una de las dos hermanas estaba destinada a dirigir un día la bodega?
Desde que nací ha estado muy presente el vino, la viña, la bodega… Pero la verdad es que ni a mí ni a mi hermana Alejandra nos han insistido para tomar un día el relevo. Yo tenía claro que quería hacer Agrónomos porque quería dedicarme a la viña. Mi duda fue si hacer Enología o Agrónomos.
CON sus padres Rai y Cristina, y con su hermana Alejandra.
.- Eres graduada en Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural
Así se llama la carrera en Pamplona. Me especialicé en el medio rural porque es donde más se estudia la viña. Primero quise estudiar la viña, de donde sale la uva, para luego estudiar Enología.
.- Aquello fue una base teórica ¿Qué es hoy la uva para ti?
El fundamento de todo. Estamos en marzo, y a mí me gusta hacer una poda tardía, porque cuanto más tarde, mejor. En 2017 nos cayó una helada de la leche, y de una viña que solemos sacar 25.000 kilos de uva, ese año solo obtuvimos 1000.
UNA de las imágenes de la helada de abril de 2017. (Archivo Blog)
Todo el año mirando al cielo
.- En 2017 aún estabas estudiando.
Pero me acuerdo perfectamente. Era el día de San Prudencio. Mi padre nos anunció que había caído una helada. La semana anterior había estado paseando en la viña, sacando fotos. Fue terrible ver los efectos de la helada.
.- ¿Se puede llorar en una viña?
Claro que se puede llorar, como se puede llorar por muchas cosas en esta vida. Que estés todo el año cuidándola, mirando al cielo, si va helar, si va a granizar, si hace mucho calor, si no llueve… Por otro lado también tiene su hermosura que no sean todos los años iguales.
BODEGA Las Orcas desde un renque de la viña Entradas de San Ángel.
.- ¿Están tus amigas de Laguardia implicadas en el mundo del vino?
Para nada. En mi cuadrilla somos muy variopintas. Somos nueve chicas, amigas de toda la vida de aquí de Laguardia. Luego también tengo mis amigas de la Uni o mis amigas del Master. Pero mi cuadrilla de siempre es la de Laguardia.
.- Siendo de Laguardia, todas escucharán hablar de bodegas y vinos.
Todas están de una u otra manera relacionadas con el mundo del vino, aunque ninguna se dedica a lo que yo me dedico… si bien yo les doy bastante la lata.
LAS nueve amigas de la peña «Los Zaborricos» de Laguardia.
Siempre que vamos juntas a comer o a cenar me dicen “Lucía, elige tú el vino”. El otro día quisieron pedir mi vino nuevo Trikuharri para una comida que hicimos. “Pero bueno, pidamos otro”, les dije, porque a mí me gusta probar vinos diferentes, que es como se aprende. Pero les hacía ilusión beber mi vino, y nada, lo pedimos.
Un vino llamado Trikuharri
.- ¿De dónde salió ese nombre en euskera, “Dolmen”, tan vinculado a Rioja Alavesa?
Salió con ellas. Antes de empezar sabía que mi primer vino se lo dedicaría a mi abuela Cristina, a mi amama Pili y a mi tía Julia. Las tres habían muerto bastante seguido, y para mí siempre han sido un ejemplo. Así que ya en su día pensé que el vino sería para ellas, in memoriam.
BOTELLAS del nuevo vino con diferentes firmas de su familia…
.- ¿Cómo surgió el nombre?
Eso me preguntaba con ellas. “¿Cómo puedo llamar al vino?” Una de mis amigas dijo “Trikuharri, que significa ‘tres piedras’, que es ‘Dolmen’, que aquí hay muchos dólmenes, ‘tres pilares’”. Me pareció súper bueno, además de ser un nombre sonoro.
.- Tu abuela, tu amama, tu tía: tres pilares.
Fueron ejemplo de todo. Cada una en su vida, valientes con sus cosas, y buenas personas. A mí me han inspirado un montón. Muy válidas cada una de ellas por sí mismas, muy poderosas.
Entre Vitoria y Pamplona
.- De la Ingeniería en la Universidad de Navarra pasaste al Master de Ingeniería Agronómica en Madrid
Quería seguir creciendo en conocimientos, indagando más profundamente en lo que ya has hecho en la Carrera. Así fui a la Politécnica de Madrid, que me apetecía vivir en una gran ciudad.
.- ¿Cómo fue aquella experiencia?
Genial. Me encanta Madrid. En la ciudad tienes muchísimos planes para elegir. Y me encanta el campo, y me encanta Laguardia para trabajar y vivir las fiestas con mi cuadrilla. La pena de Madrid fue que la pandemia lo interrumpió todo. Iba a estar dos años, y al final estuve año y medio.
LA Bodega, situada en la carretera que va de Laguardia a Elciego.
.- Después pasaste al Master de Enología Innovadora de la UPV-EHU y Navarra, en colaboración con la Universidad de Burdeos.
Estuve entre Vitoria y Pamplona, acudiendo de vez en cuando profesores de Francia.
Un acto de amor
.- ¿En qué medida tus padres, o tus tíos, han sido buenos profesores?
En una gran medida. A mis padres les tengo que agradecer todo, todo. Si no fuera por ellos no tendría la oportunidad de tener esta bodega. No conozco mejor gestora que mi madre Cristina. Todos los asuntos financieros y económicos giran en torno a ella.
CON sus padres, Cristina San Pedro y Rai Abando.
.- ¿Cuál es su formación?
Mis padres se conocieron estudiando Económicas en la UPV, en el campus de Sarriko. Mi madre fue por Finanzas y mi padre por Marketing. Mi madre es buenísima. Ojalá no se jubilara nunca, jajaja. Y mi aita Rai es una pieza fundamental en la bodega. Tiene un mérito de la leche porque bastante loco fue.
.- ¿Cómo de loco?
Estudió Económicas y tuvo un buen puesto en una empresa, hasta que un día su suegro y su mujer le dijeron “Oye, ¿te vienes a Laguardia y montamos la bodega Las Horcas?”, aquella con H, y dijo que sí a lo loco, sin tener ni idea, y venga, para adelante. Eso lo hizo por amor. Luego ha ido aprendiendo todo lo mucho que sabe con amigos, con mis tíos, por la experiencia, o estudiando. Y lleva treinta años en esto.
.- ¿Cuándo te incorporas tú?
FOTOGRAFÍA de Uxue Olabarria colgada en una pared de la bodega.
Siempre he estado ayudando a mi padre en lo que podía, pero realmente, haciendo vendimias desde 2019. Así que ahora he hecho mi cuarta vendimia. Tengo que agradecer mucho a mi tío Carlos que cuando mis padres vendieron la anterior bodega me dejó meter las uvas en sus depósitos. Así que aprendí mucho de él, trabajando en su bodega.
.- Sois una familia “muy piña”, muy familiar.
Mi familia son mis tíos y mi primos, todos en el mundo del vino, pero tengo además unas primas súper cercanas que son primas de mi madre, que yo vivo con una de ellas en Vitoria.
CON sus padres, su hermana, y su prima Belén en Laguardia.
Un soplo de aire fresco
.- Inaugurasteis la bodega Las Orcas el verano pasado, en agosto.
Así es, si bien yo me había incorporado definitivamente ya en enero de 2022
.- ¿Con qué ideas nuevas vienes?
No quiero llegar y cambiarlo todo de repente, no. Lo que mis padres han hecho, lo han hecho muy bien, desde 1994, sacando la bodega adelante durante 30 años. Pero también quiero darle un soplo de aire fresco.
.- Por ejemplo.
Con mi llegada he cambiado la imagen, todas las etiquetas de los vinos, el logo que identifica a la bodega, las cajas… Todo eso ahora es más moderno.
UNO de los vinos de la Bodega.
.- ¿Y en los vinos?
Quiero mantener la línea de mis padres, de blanco, rosado, joven, crianza y reserva, siendo como son Riojas más modernos, porque el vino tiene fruta, con la madera bien integrada, que se vea la viña de la que viene el vino.
Y luego quiero hacer una línea diferente, ahí está el Trikuharri. Empecé con el tinto del 2019, que sale de esta viña que rodea la bodega, plantada por mi abuelo en 1964, que llamamos Entrada de San Ángel.
.- ¿Preséntame la viña?
Jo, es una pasada. En vaso con un Tempranillo increíble, un poco de Viura. Dos hectáreas en total.
EN la viña Entradas de San Ángel.
Toda esta viña va a Trikuharri. Un vino para el que compramos cinco tonelerías diferentes de barricas, lo que ha sido muy interesante a la hora de catar, porque era la misma viña en cinco barricas diferentes, todas de roble francés.
Barricas de cinco bosques distintos
.- Cinco barricas… ¿de cinco bosques diferentes?
Eso es. Cada una de las cinco tonelerías recoge la madera de bosques diferentes. Es una pasada lo diferente que sale el vino de cada barrica, siendo la misma finca, la misma uva, el mismo vino.
.- Al final…
Dependiendo del año son quince barricas.
Al final probé las cinco barricas, haciendo un coupage con las cinco tonelerías. Ha sido muy interesante. La complejidad aromática que le han dado ha sido brutal. Luego metimos el vino cuatro meses en el depósito de hormigón. Ahí terminó de redondear las aristas que tenía. Y ya en enero lo embotellamos.
.- Has sido buena estudiante en las diferentes universidades. ¿Qué me dices de la práctica de la enología en la bodega familiar?
Es un nuevo mundo al que aportar mi granito de arena para que Laguardia y Rioja Alavesa seamos todavía más conocidos. El mundo del vino es complicado, con muchísimas bodegas y mucho vinos, pero es muy bonito. Esto no es un trabajo y ya. No. Esto es una manera de vivir. Mi cabeza está constantemente intentando crear cosas nuevas.
.- ¿Qué es la cosa más loca que se te ha ocurrido, y de momento sólo está en tu cabeza?
EN las escaleras que van al primer piso de la Bodega.
No es ninguna locura. Me gustaría elaborar un semidulce, o un vendimia tardía, un vermut. Y me encantaría hacer orujo con las orujas de la vendimia. Que todo sea economía circular
Con el Blanco ya he querido mostrar algo diferente, para que se vea que es vino de Rioja Alavesa, de Laguardia. Por eso compramos un ánfora de arcilla que nos hemos traído de Italia, una barrica y un huevo de hormigón.
Erasmus en la república Checa
.- En el medio año que estuviste en la República Checa con el Erasmus universitario, ¿cómo les contaste a aquellos Rioja Alavesa?
CON amigas de Madrid que este fin de semana han estado en Laguardia.
Les decía que esto es el paraíso del mundo del vino, o les hablaba de la Toscana española para que me entendiesen, porque todo el mundo conoce la Toscana, y muy pocos jóvenes en Europa conocen Rioja Alavesa.
Allí hice amigas y amigos de Bélgica, Francia, Italia y España. Este fin de semana vienen dos amigas andaluzas. Van a flipar. Les enseñaré la bodega, les llevaré al dolmen de la Hechicera, al Alto de la Huesera, callejearemos por Laguardia, el Pórtico de Santa María, la torre Abacial, el Estanque Celtibérico…
.- ¿Qué tal lo está haciendo Rioja Alavesa? ¿Qué nivel tenemos?
Muy bueno. Las bodegas familiares lo están haciendo muy bien, como mi primo Javi San Pedro, con un proyecto muy chulo.
«EL PARAÍSO del mundo del vino». (Foto Josemi Rodriguez).
En Laguardia hay un chaval que se llama Alfonso García de Olano, que es de mi edad, con el que hablo mucho de viña y vinos. Y me encantan los Valdelana, Judit y Juan. Juan hace súper buenos vinos, y Judit no para, marcando camino en marketing y enoturismo.
.- ¿Cómo ves a la nueva generación que tú representas?
Entusiasmados, queriendo hacer las cosas bien, currarnos todo a tope. Se dice “es que los jóvenes de ahora…”. Yo no lo veo así. En mi cuadrilla todas somos súper trabajadoras, hemos estudiado, somos muy válidas, queremos dedicarnos a lo que nos gusta, y estamos motivadas para que todo esto no se pierda.
CON su madre Cristina en la balconada de la Bodega.
.- Tú eres consciente de la gran alegría que supones para tus padres, Cristina y Rai, al continuar con su proyecto.
Es una pena cuando no hay relevo familiar para las bodegas. Es muy guay que me haya querido dedicar a esto, lo es para mis padres y lo es para mí. Al final es una suerte que tus hijos quieran continuar con tu tarea. No son tiempos fáciles, pero ahí vamos.
«Acordarse de tus vinos años después»
.- ¿Qué me dices, ingeniera agrónoma? ¿Hablan o no hablan los vinos?
Pueden hablar. Te pueden emocionar. Lo más bonito para mí sería que al beber mis vinos la gente se emocionase. Que mis vinos les susurraran de dónde son, de Rioja Alavesa, de Laguardia. Que transmitieran el origen, que hablaran de su madre, de qué viña vienen. Y que la gente se acuerde de ese vino. Eso sería el mejor regalo para mí.
Lo digo sabiendo que el mundo del vino es muy subjetivo, y que el mismo vino que a ti te puede encantar a otro no tanto.
.- ¿Qué te gustaría que dijeran de tus vinos?
“Buah, qué diferente es, qué auténtico”. Y que se acuerden de él después de muchos años.
.- ¿Cuántas catas has realizado con tus vinos?
Aún no he hecho ninguna. Lo haré el próximo mes de abril en Estados Unidos, donde pasaremos once días con el importador de allí.
.- ¿Qué vinos te vas a llevar a Estados Unidos?
Toda la gama. Los ocho, con los Trikuharri, y un monovarietal 100% Graciano que hacemos.
MÁS vinos de Las Orcas.
.- Haz por favor una cata rápida para el Blog.
Jajaja. Bien. En las ferias que yo he ido no hacemos catas, pero explicamos cada vino. Empezamos por el blanco joven, con dos líneas: Decenio y Solar de Randez. Solar es por mi abuela y Decenio es de cuando mis padres llevaban diez años elaborando vino. Es el mismo vino con dos marcas.
En Estados Unidos e Inglaterra les gusta más Solar de Randez. Y en España y al resto de Europa les gusta más Decenio.
La importancia del viñedo ecológico
.- ¿Qué pasa con los paladares de las diferentes naciones, incluso dentro de Europa?
Los belgas no tienen que ver con los daneses, los holandeses o los polacos. Cada cual tiene un gusto. En el norte, a Suecia, Finlandia y Noruega les importa mucho que sea viñedo ecológico. Algo que nosotros somos.
CON su aita Rai en la Feria de Barcelona el pasado 8 de febrero.
.- ¿Está escrito en las etiquetas que el vino proviene de un viñedo ecológico?
Llevamos muchos años trabajando en ecológico, sin haberlo llegado a certificar. Yo quiero que ahora se certifique. El joven ya está en Eco, y estamos en ello para hacer lo propio con todos los demás. En 2025 lo podremos hacer con todos.
.- La bodega tiene diez hectáreas propias de viñedo.
Así es. Y otras 12 hectáreas arrendadas. Todas en Laguardia. Pronto plantaremos otras dos nuevas hectáreas.
.- ¿Cómo elaboráis el blanco de Viura?
Cuando entra va directamente a prensa, porque la Viura no es una variedad aromática que haya que macerar. Y luego va al depósito de acero inoxidable, y cuando termina de fermentar, para que gane algo más de cuerpo, le dejamos con las lías un par de meses y lo embotellamos.
Es limpio, amarillo verdoso, con una nariz muy fresca, a pera y manzana. Con muy buena acidez en boca.
.- ¿Qué nos cuentas del rosado?
Lo hacemos diferente, con dos tintas y una blanca, con Tempranillo, Garnacha y Viura. Lo juntamos para fermentar, buscando color. La Garnacha le da mucha ‘golosidad’, una nariz a mora. Y la Viura le ayuda a ser un poco más ácido. No es tan dulce, pero es más fresco, y entra súper bien.
«CIEN vinateros para el futuro». Entrevista que contestó por email.
Unas amigas enamoradas del vino rosado
.- Todo esto se lo tienes que contar a tus amigas andaluzas de Madrid.
Ellas no conocían el rosado, estuvieron aquí en la inauguración de agosto, lo probaron y ahora se han enamorado del vino rosado, que no beben otra cosa. Lo hacemos despalillado de las viñas jóvenes. Acabamos de vender la cosecha del 20 y ahora estamos con la del 21. Es la máxima expresión del Tempranillo en esta zona, porque no tiene nada de madera.
.- Vamos con el crianza.
Ahora estamos con el 2018. Los remontados y todo lo demás lo hacemos de manera manual, consiguiendo buen color, buenos taninos. Luego lo metemos catorce meses en barrica de roble francés y lo embotellamos.
Mucha fruta, con un final largo, con acidez, sedoso, muy agradable de tomar. Entra fácil. No es un Crianza Rioja clásico, es más bien morado y violeta, con la madera justa.
.- ¿Pasa lo mismo con el reserva?
Igual. Cuando la gente prueba nuestro reserva valora que sea fresco y afrutado. Es lo que intentamos, que la madera esté perfectamente integrada después de pasar 24 meses en barrica.
NOCHE y día el vino de Las Orcas duerme en la bodega.
.- ¿Qué nos queda para catar?
El Pagos de Valdeorca 100% Graciano. Es difícil de elaborar. Es potente y hay que domesticarlo bien. Lo tenemos en la laguna del Musco, con la viña rodeándola, donde madura muy bien. Mi padre lo estuvo elaborando hasta 2011, que aún lo seguimos vendiendo, con la gente alucinando pues aún se conserva a la perfección.
Mi padre dejó de elaborarlo durante muchos años, hasta que yo decidí retomarlo en 2021, volviendo a hacerlo en el 22. Está con una acidez superalta.
.- Has viajado recientemente a Irún, Barcelona, París y Londres. ¿Qué has captado?
En las ferias se ve movimiento. Tengo la esperanza de que saldremos del pozo de la crisis. Este año en Barcelona vi otro mundo, con muchísima gente, sin parar.
A mí me encanta la viña, y permanecer en la bodega. Lo que más me cuesta es salir fuera a vender. Creo que es lo más difícil, pero le estoy cogiendo el gustillo, pruebas vinos diferentes, conoces gente interesante… Lo complicado es conseguir nuevos clientes.
.- A París fuisteis con otras bodegas.
EN los arcos de Laguardia con ropa de la boutique M35 de María Ibáñez.
Con otras cuatro bodegas, una de Rioja Alta, otra de Rioja Oriental, una bodega portuguesa, y una de txakoli alavés, Astobiza, donde estuve trabajando. La experiencia fue muy buena. Formamos un buen equipo, sumando todos, que así es como yo veo el mundo del vino. Cada uno con su historia, su proyecto, sus vinos, todos diferentes. Todos tienen su hueco.
.- ¿Te desanima el titular que asegura que en Rioja “sobran ochenta millones de litros”?
Asusta un poco, pero eso pasa en las bodegas más grandes. A nosotros no nos sobra vino. Hacemos la producción que hacemos y lo vamos vendiendo bien, resurgiendo poco a poco tras la pandemia, que nosotros hacemos entre 80.000 y 100.000 botellas. A mí no me hace falta más.
CON su hermana Alejandra en la viña.
Yo no quiero cantidad, lo que quiero es hacerlo con calidad y que se me valore por ello.
.- Tienes toda la vida por delante, Lucía.
Eso quiero, dedicar mi vida entera a esto, que es lo que me gusta de verdad. Conseguir que mi bodega sea sostenible en el tiempo, tratar cada año las viñas lo mejor posible, hacer los mejores vinos. Y estar rodeada de la gente que quiero.
.- Y algún día tener una “Lucía” que te releve al mando de la bodega.
Ojalá que sí. Me encantaría ser madre, y si mis hij@s se quisieran dedicar a esto… eso sería genial.
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Lucía transmite una gran emoción, con mucha naturalidad. Creo que lo hace por el gran coupage que hay en su corazón. Familia bodeguera, buenos sentimientos por sus mayores, las amistades trabadas aquí y allá, amor profundo por su pueblo, mente muy abierta… Trato de explicar por qué emociona. Pero la cuestión es que lo hace. También nos gusta ver representado el futuro de la humanidad en personas como ella.
Muchas gracias, Arene
Lucía!! Una joven con talento, con nuevas ideas, pero muy apegada a Rioja Alavesa. Me encanta. Zorionak!
Eskerrik asko, Antolin
Qué bonito relato el suyo. Es muy gratificante conocer a la gente joven que está tomando el relevo, y si son mujeres más, que siempre lo tenemos algo más difícil. Abrazo para Lucía y los suyos.
Muchas gracias, Begoña
Hay algo en esta entrevista que conmueve de principio a fin. Es Lucía y es la manera tan natural que todo se presenta y se pregunta. Hay mucha maestría en Julio Flor. Conozco los vinos de Cristina y de Raimundo. No el Trikuharri, y seguro que la próxima vez que los tome me emocionarán. Seguro
Muchas gracias, Juan
Trikuharri es un término que procede de Trego Arrya que, según recoge Juan Irurralde y Suit, era como llamaban los pastores de Aralar, en la parte navarra, a los dólmenes; aunque entonces, finales del XIX, no sabían de qué se trataba. Así que más auténtico sería llamar al vino como los pastores de Aralar: Trego Arrya, Piedra de Reposo, que después de un buen vino…
Muchas gracias, Javier
Esa sonrisa que acompaña a Lucía, a pesar de los dolores, se transforma en esperanza para la Comarca
Muchas gracias, Lea
Lucía: Confieso que he tenido curiosidad por saber lo que nos decías en la entrevista. Te veo con capacidad de sufrimiento, centrada en el trabajo, ilusionada, respetuosa con la tradición vinícola de Rioja Alavesa, pero innovadora, con mirada de futuro. Toda la entrevista destila espíritu de trabajo, no solo buena voluntad sino preparación, prudencia en la innovación, entusiasmo. En una palabra VOCACIÓN, llamada a esta tarea. Me ha gustado el recuerdo y agradecimiento a esas tres mujeres que fueron guías en tu vida. Tienes junto a ti a dos buenísimos consejeros. Escúchales. Y, en plan galante, te digo que tus vinos hagan sonreír como sonríes tú.
Muchas gracias, Antonio
Acabo de leer tu entrevista completa. Me ha encantado. Qué bien explicas todo.
Muchas gracias, Tito.
Mucho ánimo Lucia tu alegria y amor por lo que haces es contagioso.
Eres una crack
Muchas gracias, Iñaki
Hola amigos
Felicitaciones por vuestros nueva bodega.
Miro hacia adelante para compartir un momento contigo y Goyo y Julia.
Con toda mi amistad.
Florence et Cédric, los ninos de Panpi y Chantal
Perdón por las faltas de ortografia
Muchas gracias, Lartigue
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Me emociona mucho leer lo que me decís. Y gracias también a Julio por ponérmelo tan fácil.
Muchas gracias, Lucía