CARLOS Sánchez, un profesor arraigado en Rioja Alavesa-Sonsierra.
.- Hoy eres viticultor y enólogo, pero fuiste maestro de Primaria en su día.
Así es, en una escuela de Móstoles, en Madrid.
.- ¿De qué te sientes hoy maestro, Carlos?
No vengo a enseñar nada, al revés. Ahora quiero ser una esponja, absorbiendo el conocimiento de la gente que vibra en esta zona vitícola de élite de España, en Labastida y San Vicente de la Sonsierra.
EN La Bendecida, una viña situada en la muga entre Labastida y San Vicente.
“Saber escuchar a las uvas”
Estamos en la viña La Bendecida, situada en la frontera entre Labastida y San Vicente de la Sonsierra. Ya están aquí las uvas a las que Carlos escucha. Es un momento para las fotografías del Blog. Una suave brisa nos acompaña.
El silencio de este lugar indica que los templos de Rioja Alavesa Sonsierra también palpitan al aire libre. Entre los renques de esta viñita de apenas 0,2 hectáreas ambos nos sentimos bendecidos, tocados por la magia del lugar.
.- “Carlos Sánchez, caramba, ¡qué vinazos tiene!”, me han dicho algunos a los que les he hablado de ti en una comarca vitícola como la nuestra.
«Se me hincha un poco el chaleco con esas palabras. Hago vinos porque me encanta hacerlos. Si luego hay gente que le parecen emocionantes o muy buenos, eso es maravilloso».
En breve, Carlos Sánchez abrirá su corazón para contarnos su proyecto, para llenarlo de nombres de amigos que estima, de gentes de la Comarca, de aquí y de allá, de los que ha ido absorbiendo sus conocimientos cual esponja.
.- Cuenta, cuenta esos proyectos que atesoras, comenzando por el de Solagüen, en Labastida.
Aquí tengo un proyecto personal que trabajo con Viñas de Labastida y San Vicente, algunas en propiedad y otras en alquiler, y luego aparte mantengo otro proyecto con dos socios y amigos de Madrid
.- Que sean socios y amigos está muy bien.
LOS «3 Viñerones» en San Vicente, de donde sale uno de sus vinos.
Es el proyecto “3 Viñerones”, donde nos dedicamos a elaborar vino aquí en Rioja, haciendo además asesoramientos enológicos en otras bodegas, tanto en Rioja como en Galicia o Albacete.
Uno de mis socios tiene además un proyecto propio en Gredos, “4 Monos”, que yo también tengo allí algo de vino, que llamo Las Bacantes, de cuando empecé.
SU primer vino, Las Bacantes, surgió en Gredos.
“Un viaje que me apabulló”
.- Eres madrileño.
Nacido en el hospital Gómez Ulla de Carabanchel.
.- Allí estuvo tu infancia.
Sí. Y he vivido en Madrid hasta el año 2018.
.- Hasta hace cuatro años, pero las zonas del Rioja las conoces de antes.
Yo empecé a venir por aquí… Bueno, yo estoy en el mundo del vino a través de un viaje que hice a esta zona de Rioja Alavesa y Sonsierra.
CARLOS contempla el Toloño, una zona que le enarmoró.
.- Y tanto que un “viaje”.
Este paisaje me apabulló, casi me intimidó. Ya entonces dije que quería hacer vino en esta zona. Ahora tengo una casa en Cuzcurrita (a 18 kilómetros de Labastida), desde el año 2018.
Había venido tres años antes, quedándome hospedado en Salinillas, o en Labastida, o en Briones en alguna casa rural, hasta que en 2018 decidí tener aquí mi segunda residencia, que ahora ha pasado a ser mi primera residencia.
.- ¿Dónde está tu primera conexión con el vino antes de que este paisaje vitícola te golpeara de esa forma?
Había estudiado Magisterio, llegando a ser profesor durante dos años con niñ@s de Primaria e Infantil en Móstoles. Por circunstancias de mi vida estuve también como comercial de Informática, importando productos informáticos de Asia. Un trabajo poco romántico, demasiado frío para mí.
LO que un paisaje que te deja mudo puede hacer por ti.
.- Pronto supiste que la Enseñanza no era lo tuyo, así que…
A través de aquel viaje anti stress del que te hablaba, vine aquí y se despertó en mí la pasión por el mundo del vino, sobre todo el campo y la viticultura. Pronto dije “yo me quiero dedicar a esto”.
.- ¿Cómo fue aquella reconversión del profesor de Primaria al mundo del Vino?
Al principio vi un horizonte algo complicado, complejo, pero cuando entra en ti la parte pasional, eso supera en ti cualquier obstáculo.
.- ¿Cómo empezaste a construir tu nueva “identidad”?
CÓMO construir una nueva «identidad», en otro lugar.
Entré en la Escuela de Enología de Madrid, al principio un poco por hobby, por placer, sin tener muy claro que me iba a dedicar profesionalmente a esto, sin saber lo complicado que sería este mundo, si iba a entrar bien, o si llegaría a convertirse en algo estable.
Pero bueno, lo cogí con muchas ganas. En la Escuela de Enología era el único que no venía del mundo del vino, mientras todos mis compañeros eran hijos de bodegueros o de viticultores. De aquellos estudios yo fui el primero de mi promoción.
.- Un poco “contra natura”, o qué.
Sí, contra natura. Entonces ya me salió una oportunidad muy buena en Burdeos, pero por temas familiares y personales lo decliné, si no ahora estaría en Francia. Allí fue un amigo mío, que aún está en la zona de Margaux.
SOBRE el muro que construyó durante el confinamiento de la COVID.
Ayudante de enólogo en la Coop de Méntrida
Empecé como ayudante de enólogo en Méntrida, al sur de Madrid, norte de Toledo, próximo a Gredos. De ahí me viene la vinculación de mi primer proyecto personal con la bodega de 4 Monos, por mi relación de amistad con Javier García, hermano de Fernando García, de Comando G.
.- Y a partir de ahí
Ahí comencé la rodadura, primero con la Cooperativa de Méntrida, elaborando mi primer vino en Gredos, Las Bacantes, 2000 botellas que se comercializaron por primera vez en 2014, que actualmente continúo con el mismo número de botellas.
.- Ahora se trata de ir creciendo en Labastida, o qué.
Es la zona en la que estoy avanzando.
MANOS del vitivinicultor con un ‘hisopo’ que utiliza para la biodinámica.
.- ¿Qué encontraste aquí en cuanto a gente, vino y viñedo?
Era una conjunción de todo. La vida de campo que me gustaba, unido a un grupo de personas enamoradas de su trabajo. Gentes del mundo del vino que me han abierto muchas puertas. Hoy me siguen abriendo camino. Me han ayudado mucho, haciéndome sentir como en casa.
El viñedo, el vino es muy importante. Pero sin el cariño de la gente y sin las relaciones humanas esto no tiene ningún sentido. Gente así es parte del terroir.
«GENTES del mundo del vino que me han abierto muchas puertas».
.- Sin habernos conocido hasta hoy, por WhatsApp me ibas haciendo ver que conoces a personas de diversos pueblos de la Comarca, como Jaime Riofrancos de Elciego, Carmen Villota de Laserna, Carlos Fernández de Labastida, Abel Mendoza en San Vicente de la Sonsierra…
Para mí relacionarse en los pueblos es imprescindible. No me sentiría realizado elaborando el vino que más me emocione sin mantener relación con la gente.
He venido para quedarme, no sólo para sacar mis vinos adelante. De hecho me encanta tomar café en Labastida todos los días, y procuro ir rotando en los sitios donde lo tomo.
.- Hubo un tiempo que te dejaste caer por la vinoteca La Ermita de Elciego.
DEDICADO a sus viñas, JAIME dirigió en su día la vinoteca de Elciego.
Descubriendo los vinos de Rioja Alavesa
Fue muy curioso, porque a Jaime Riofrancos le conocí cuando aún no me dedicaba al mundo del vino. Gracias a su vinoteca conocí una parte de los vinos de Rioja Alavesa. Ahí probé por primera vez los vinos de Artuke, o el Don Peduz de los Hermanos Frías del Val, entre otros.
.- Cómo se va liando la vida, Carlos, porque fue aquí donde conociste a la que hoy es tu pareja y madre de vuestra hija pequeña.
Es verdad. Beatriz Osorio y yo nos conocimos aquí por circunstancias de la vida. Y juntos tenemos una niña preciosa.
CON su pareja, la sumiller vizcaína Beatriz Osorio.
.- ¿Cuáles son los proyectos que has puesto en marcha en Rioja Alavesa y Sonsierra?
Yo elegí la zona de este lado del Ebro. No tenía vinculación alguna con Rioja, así que tuve la suerte de poder elegir. Conozco muchos, muchos pueblos de Rioja, de hecho me he perdido aposta por esos pueblos, por sus viñas, llegando hasta Baños de Río Tobía, donde he visitado a Juan Carlos Sancha.
Como finalmente pude elegir, me quedé con este frente de Rioja Alavesa Sonsierra, lo que está bajo el Toloño. Uno de mis vinos se llama Buradón, que hace alusión a lo que fue antiguamente un paraje de hace casi 3000 años, la comarca de toda esta zona bajo el Toloño.
.- No has perdido el tiempo, Carlos.
Bueno, luego te enseñaré en exclusiva las primeras etiquetas de un nuevo vino de Labastida, un vino de pueblo, que se va a llamar ‘Los Montes Bellos del Buradón’.
EL NUEVO VINO, en el paraje El Sauco de Labastida, donde nace.
.- Ya tenemos tres vinos: ‘Las Bacantes’, ‘Buradón’ y ‘Los Montes Bellos de Buradón’.
Hay dos vinos más, uno de ellos sale de este viñedo que tenemos delante, La Bendecida, un paraje que antiguamente se llamaba El Molino. La Bendecida es del año 1991.
.- Una viña de San Vicente de la Sonsierra que ya tiene 31 años.
Una viña de Tempranillo, donde en las faltas estoy metiendo Viura y Garnacha.
.- Como hacían los antiguos del lugar.
Esta viña es mi oficina, porque siempre que me llaman les digo que estoy en mi oficina. Soy muy pequeño, tan pequeñito que soy el viticultor, el bodeguero, el administrativo, soy el enólogo y, a veces, soy el director comercial.
UNA ‘oficina’ desde la que otear el horizonte.
Un barrica de La Bendecida, no va más
.- Pero la faceta que más te gusta es la de…
Viticultor y Enólogo. Las otras son obligadas. A veces hago bromas con algún importador, o algún distribuidor, al decirles “no voy a poder ir yo, pero te mando al director comercial”, y cuando aparezco allí me dice “ah, al final no ha podido venir el director comercial, eh!”.
Los viajes y las ferias me cuestan más. Es en la viña donde soy mucho más feliz.
.- ¿Qué vino ha salido de La Bendecida?
Un vino que se llama “La Bendecida”, cuya primera añada es de 2019. Salen pocas botellas, apenas una triste barrica, es decir 500 botellas.
CEPAS para repoblar ciertas zonas, con Viura y Garnacha.
Respecto al tiempo que pasan mis vinos en barrica, soy del concepto borgoñón, centrado en de dónde proviene el vino, el terreno, el pueblo. Todos mis vinos los paso por barrica, incluso los blancos, pero sin una fórmula fija. Algunos pueden estar diez meses, otros 18 o hasta 25 meses. Saco el vino de la barrica cuando está hecho.
.- Mandan los vinos.
La viña siempre tiene que estar por encima. Mi proyecto es pequeño y yo trabajo con muy buenas uvas, con parcelas seleccionadas. Eso exige que a la viña le tenga un respeto superior, al hacer las cosas muy delicadas y con mucha precisión. Hay que escuchar a la uva.
MIMAR las cepas desde pequeñas.
El proyecto perfecto
.- ¿Cuántas hectáreas son tuyas, cuántas arrendadas?
Actualmente estoy trabajando cuatro hectáreas en alquiler. Como mías solo tengo a La Bendecida, de 0,2 ha. Para el 2023 tengo cerrada otra viña pequeña en San Vicente para que sea de mi propiedad. Ahora vengo de ver otras fincas de Labastida, para aumentar en otras tres hectáreas más las viñas de mi propiedad.
La idea es llegar a las diez o doce hectáreas, que en botellas, en tres o cuatro años, serán 50.000 o 60.000 botellas al año, que para mí es el proyecto perfecto.
.- Elaboras el vino en la cooperativa Solagüen, de Bodegas y Viñedos Labastida.
TRAS la conversación, catamos los vinos que elabora en Solagüen.
Tengo un hueco en Solagüen, a través de Iñigo Rubio, una ‘persona diez’ que me ofreció un espacio en la antigua bodega. Le estoy muy agradecido por hacerme la vida más fácil. Los pequeños como yo para arrancar necesitamos esta generosidad, para tener un sitio donde poder elaborar el vino.
.- ¿Y con tus otros dos amigos?
Elaboramos el vino en una nave en Briones. Javier García y yo nos dedicamos de pleno a la enología, y Natxo Jiménez, es además el director comercial de la distribuidora Almavinos.
.- ¿Cuál es el corazón de ese proyecto conjunto?
CEPAS dedicas a sus dos hijos, una para Vera y la otra para Javier.
Una viña «alucinante»
Nos motivó la curiosidad. El primer vino lo hicimos en 2015, en media hectárea situada entre San Vicente y Labastida, en el paraje El Bardallo, en media hectárea, propiedad de Luis Fernández, el cuñado de Abel Mendoza.
Yo había entrado en San Vicente gracias a Abel. Fue él quien me presentó a su cuñado Luis, el propietario de la gasolinera. Me encantó la viña, porque además nosotros también trabajamos en ecológico y biodinámico, siendo muy respetuosos.
.- ¿Cómo es esa viña?
Alucinante, de verdad. Con un tipo de suelo, de la carretera hacia arriba, con un componente más calcáreo. Los tres queríamos hacer un vino con mucha personalidad. Esa parcela está en la muga entre San Vicente y Labastida, cerca de Remelluri.
De ahí sale desde 2015 el quinto vino que nos faltaba, “La esquirla del Bardallo”.
TRES socios, tres amigos, «3 Viñerones».
.- ¿Por qué “la esquirla”?
El Bardallo fue un antiguo poblado. Aún se encuentran en la zona puntas de flecha, y otros restos, como esquirlas, pequeños fragmentos de antigüedad.
.- En esta zona de Buradón se asentaron los primeros pobladores celtas que vinieron de Europa huyendo del frío, según contó en 2017 Miguel Larreina en un artículo del Blog.
El Consejo Regulador me dijo que si quería poner ‘El Bardallo’ tenía que registrar el paraje. A mí me pareció ofensivo que una persona que viene de fuera se apropie del nombre de un paraje entero, donde hay más viñas.
Pensé que era una parte del Bardallo. Una ‘esquirla’ del Bardallo. Una parte pequeña del Bardallo. Estamos muy abiertos a que quien quiera utilizar el nombre del Bardallo, lo haga sin mayor problema.
BURADÓN, de Carlos Sánchez, «un 93+» puntos Parker.
.- A estas alturas sabes perfectamente cómo te sientes cuando pisas y trabajas en las viñas, la del Bardallo o la Bendecida, donde la brisa hoy mece los sarmientos.
Es un remanso de paz, de naturaleza plena, bastante aislado de cualquier otra viña. Es mi lugar de escapatoria donde vengo y realizo mis tratamientos con mochila en biodinámico, donde la mayoría de las ocasiones pongo el móvil en modo avión, porque es mi rato entre la naturaleza y yo. Es un sitio muy especial que me transporta.
.- ¿Y ese muro de piedras? ¿Has tenido que ponerlo tú en pie?
Fue mi trabajo durante el confinamiento. La Bendecida era una viña que estaba bastante abandonada, que poco a poco he ido reconstruyendo. He dejado una puerta porque no quiero crear una barrera con el señor de la viña de al lado. Tampoco había esos tutores que he colocado porque esta es una zona con días de mucho viento.
Élite en la viticultura de esta geografía
.- Dicen que tus vinos también son formidables.
Eso me da fuerza. Ayer salió un pedido para Oslo, en Noruega. Eso está bien, pero es una sensación más fría que la llamada de un amigo, o el envío de unas fotos alabando mis vinos.
.- ¿Cuántas botellas habrás producido en total, de todas las añadas?
BIENLARMÈ, Lágrimas Bellas, otro de sus vinos.
Entre 80.000 y 100.000 botellas. Y en lo que a Labastida y San Vicente de la Sonsierra habré producido en 2021 unas 25.000 botellas.
.- Alguien te habrá dicho que de La Bendecida hagas más botellas.
Me lo han dicho, pero no puedo hacer más, porque la parcela es de 0,2 ha. Como pasa con El Buradón blanco, que elaboro con La cabezada de una viña. Es lo que es, y son las botellas que son.
Otra cosa será el vino de pueblo de Labastida, “Bienlarmè, Lágrimas Bellas», de esas viñitas que me van gustando, las voy metiendo ahí, y de esta manera podrá ir creciendo, pero los parcelarios serán parcelarios. En años que haya menos uva habrá menos botellas, y en los que sean buenos, habrá un poco más.
CARLOS Sánchez en época de vendimias. (Foto Mario Urkiaga).
Buenas puntuaciones de Atkin y Luis Gutiérrez
.- Famosos prescriptores y Master of Wine ya han catado tus vinos.
La cata con Tim Atkin la hicimos en La Bendecida, que valoró mis vinos con 96 y 94 puntos. Y Luis Gutiérrez estuvo catando el proyecto de mis vinos hace poco, cuyas puntuaciones llegan a los ’93 +’ puntos Parker.
.- Tienes 45 años. Y estás aquí para seguir creciendo.
Sueño con una bodeguita, algo que no es inviable, pero los pasos tienen que ser pequeños y firmes. Las cosas van llegando. Tengo una carácter paciente, de ir poco a poco, algo que exige el mundo del vino. El vino y yo nos llevamos muy bien por eso.
VENDIMIAS 2021, bien acompañado con sumilleres de Bilbao.
.- Hay una pandemia que no termina de irse, una guerra en marcha, y tenemos encima la emergencia del calentamiento climático. ¿Hay algo que te inquieta?
Profesionalmente estoy contento, pero me inquieta cómo está el mundo, la parte social, y siendo padres no dejamos de pensar en el futuro de nuestros hijos. Mi compañera y yo tenemos una niña, Vera, que en diciembre hará dos añitos. Y tengo otro hijo de 14 años, Javier, de un matrimonio anterior, que conoce todo esto y le encanta.
“Dios vino a echarse la siesta aquí”
.- ¿Cómo se presenta la vendimia?
Pues mira, este año iré a Borgoña a hacer una semana de vendimia. Será a finales de agosto, principio de septiembre.
.- ¿Y eso?
MIENTRAS hablamos, su hija Vera juega sentada en la viña.
Borgoña es una zona que me cautiva. Allí tengo gente conocida, porque colaboro con una empresa francesa de barricas, llevando el asesoramiento de crianzas. Ellos provienen de Borgoña, así que este año participaré en su vendimia. Quiero ver el mundo de Borgoña desde dentro, en pantalones, camiseta y botas.
CARLOS ha entrelazado su nombre con Labastida.
Tras la conversación en La Bendecida, vuelvo con Carlos a Labastida, donde ha quedado con su compañera la sumiller vizcaína Beatriz Osorio, y la hija de ambos. Los cuatro nos acercamos a otra viñita de Labastida, de 0,35 ha,
De aquí sale un vino que empezará a comercializarse el otoño que viene, llamado “Los montes bellos del Buradón”.
“En este parcelario de Labastida busco la finura de los vinos, con más fruta que madera. Vinos ágiles, gastronómicos, vinos que “nos hablemos una botella”, como les digo a los amigos. “Vinos de fácil beber, aunque provengan de la complejidad de buenas uvas y buenas viñas”.
«¿SABRÁ ‘algo’ una viña de la otra, Carlos?»
Le pregunto a Carlos si una viña sabe algo de la otra a través de él. “Jajaja. No hablo con las viñas, pero sí pienso mucho mientras estoy en ellas. Y sueño mucho. Creo que al final eso se capta”.
El vino que salga de aquí es el piropo y el homenaje que Carlos le hace al lugar. “Los Montes Bellos del Buradón”.
.- Sabes que tu amigo Carlos Fernández asegura que “Dios vino a echarse la siesta aquí”.
Jajaja, se lo he escuchado alguna vez, y con esas palabras está bien definido el lugar, siendo como es una zona de paz, de inmensa paz.
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Bella entrevista de un colega que ha cambiado el ruido y bullicio del aula por la tranquilidad y quietud solemne del vino, otro alumno aventajado si se le sabe contagiar y escuchar.
Rioja Alavesa tiene magia y embrujo. Algo que mucha gente venida nos lo recuerda. La vida cobra más sentido cuando se le interpreta por la propia naturaleza y su historia, en este caso nuestra vitivinicultura
Muchas gracias, Jesús
Dan ganas de dejarlo todo y perderse por allí. Y catarlo y beberlo…. Buen trabajo y buena suerte
Muchas gracias, Gotzon
Hay que ser profesor de viña para saber escuchar el latido de las uvas. Zorionak
Eskerrik asko, Begoña
Fue primero de su promoción, y en pocos años se ha convertido en un alumno aventajado que está sobrepasando a algunos maestros de Rioja Alavesa-Sonsierra. Tiene muy buena pinta este proyecto. Significa más viñerones en nuestra zona. Y si lo hacen bien, es mejor para todos. Es una vida vitícola en unos cuantos folios. Bueeeena entrevista, con las fotografías a su altura.
Muchas gracias, Aguilera
Buena entrevista que hace que valoremos aún más lo que tenemos a nuestro alrededor. Quien conoce a Carlos sabe que ha venido para quedarse, y la verdad, a gente como él estamos encantados de acoger todos los días. Es una persona muy apasionada y trabajadora así que los resultados vendrán solos.
Aún así… Buena Suerte y un fuerte abrazo!
Muchas gracias, Iñigo
Cambiar de mundos. Eso solo lo hacen los valientes, los que aman la Naturaleza. Enhorabuena!!
Muchas gracias, Sole
Aupa el Blog Rioja Alavesa. Os sigo a tope!
Mila mila esker, Txiki