El valenciano Alfred Ferrís lleva trabajando tres años y medio con sus yeguas bretonas en viñas de Elvillar y Laguardia que pertenecen a cuatro bodegas diferentes de Rioja Alavesa. Pero su tarea llega más lejos, porque Alfred es además un maestro que enseña el arte del trabajo con animales en la tierra del vino y el viñedo.
ALFRED Ferrís detrás de su yegua Venus labrando juntos una viña en Elvillar.
Son las cinco y media de la mañana cuando Alfred sale de su casa de Elvillar, ya desayunado. Lo primero que hace es ir a ver a las yeguas a la cuadra (distante unos 300 metros), para servirlas el desayuno de todos los días, un forraje en el que mezcla la avena verde con una leguminosa.
Poco después, las yeguas subirán al remolque con entusiasmo, como si sintieran la vocación por trabajar en las viñas. En estos días calurosos de verano es importante empezar la tarea con la fresca, algo que los tres, Alfred Ferrís y sus dos yeguas bretonas, Nina y Venus, llevan a cabo como el gran equipo que son.
HACEMOS la fotografía cuando ambas han trabajado la viña. Las dos dirigidas por Alfred.
ALFRED Ferrís y sus yeguas Nina y Venus, junto a otros que trabajan en Rioja Alavesa con sus mulas desde hace seis años -aproximadamente-, son la evidencia de que los animales han vuelto a las viñas para quedarse.
Es sabido que todos los viticultores cambiaron hace 50 años la mulas por el tractor. Parecía que su majestad la máquina imponía su ritmo para siempre. Pero hete aquí que no.
En Rioja Alavesa son ya unos cuantos los vitivinicultores que han recuperado el uso de animales para la agricultura. Han vuelto los mulos y las yeguas a las viñas de cepas antiguas, que aún les recuerdan –si es que las cepas tuvieran memoria-. Es una práctica más ecológica, más versátil, más natural, mima el suelo de otra manera. No contamina. Y da prestigio.
ES una imagen que cada vez gana más espacio en las viñas de la Comarca.
Así que hay una vuelta atrás en el tiempo. Una mirada sobre la manera en que aquellos tan cercanos, bisabuelos, abuelos y padres labraron las viñas con el mulo o la mula.
No sólo no han desaparecido las caballerías, ni los correajes, ni los collarones, ni el forcate del que tira una sola caballería… Sino que todos esos aperos de labranza se han modernizado para el siglo XXI.
HUERTA valenciana, de donde procede Alfred, de sabrosas hortalizas.
Fue en Valencia, su tierra natal, donde Alfred Ferrís aprendió a trabajar con los animales en el ámbito hortícola, una comunidad autónoma donde prima la huerta. En Valencia precisamente, fue en su tierra donde aprendió a trabajar con caballos.
En 2008 -cuando Alfred tenía 40 años- un enólogo famoso de Ribera del Duero le pidió que se fuera a Burgos para realizar en las viñas «unos trabajos con los caballos».
“La viticultora no era mi ámbito natural, pero cogí mis animales y me fui a Burgos a probar, más concretamente a la zona entre Roa y Lahorra”.
Antes había trabajado en una empresa como encargado agrícola. “Tengo hecha una ingeniería técnica agronómica». También se formó en un Liceo Agrícola, en Francia. “Pero lo mío luego ha sido práctica, mucha práctica, y, en parte, mucha formación como autodidacta”.
«AHORA le toca a Venus», tras lo cual se dirige hacia la viña de Las Naves.
En estos últimos diez años no ha dejado de trabajar en los campos de viñas. Antes había estado en Francia, en el Ródano. Me lo cuenta todo a pie de viña (donde llega el aroma del vino de una bodega cercana). Hablamos bajo las sombras de unas encinas prodigiosas, muy cerca de una finca de Elvillar, del vitivinicultor David Sampedro. A nuestro lado están las yeguas de Alfred, muy tranquilas, fuertes y poderosas.
“Estas yeguas las crie casi en mi casa, desde que tienen poco más de un año. Las enseñé a trabajar en la viticultora. Hice un proceso de doma, de habituación al contacto con el ser humano. Y luego les enseñé el trabajo concreto. Éstas han aprendido a trabajar en temas forestales, y en viticultura. Hoy en día es nuestra actividad principal, la viticultura”.
.- Es curioso lo que cuentas, porque en Rioja Alavesa las caballerías, las mulas, desaparecieron de los campos en los años 70, donde les destronó el tractor.
Eso ha sido aquí, allá y en todos los sitios. Los animales salieron de la vida campesina.
.- Pero aquí estás tú, y otros, hablando de la importancia de los animales en las viñas.
HOMBRE y yegua camino de su quehacer en la viña donde hace dos años se plantó Graciano.
Los animales han vuelto al campo desde hace 6 u 8 años. ¿Qué ha pasado? Se nota la influencia de Francia, y más en el ámbito vitivinícola. En Francia hay un proyección clarísima de la utilización de los animales en las viñas .
.- ¿Tienes cifras?
Sí. Cada año se incorporan en Francia una media de 50 profesionales a trabajar en la viticultura con sus caballos.
.- ¿Por qué Francia ha decidido que las caballerías han de volver a labrar las viñas, como se hacía antes?
Hay dos razones. Unas de tipo agronómico y otras vinculadas a un movimiento ecológico, de producción ecológica, más respetuoso con el entorno, con la tierra, con la búsqueda de mayor calidad en los vinos, etc.
.- ¿Y agronómico?
Agronómico porque en tierras que son frágiles, de climas húmedos, el exceso de mecanización crea unos problemas muy serios de compactación en el suelo. Eso se nota en Rioja Alavesa, porque las tierras son limos y arcillas calcáreas. Y aunque no es un clima tan húmedo como en zonas francesas, este año, con tanta lluvia, los pases repetidos de maquinaria crean problemas muy serios.
De aquí a unos años nos vamos que poner las pilas y a tomar decisiones al respecto, porque los suelos están perdiendo estructura, por lo tanto están perdiendo actividad microbiológica, y por lo tanto hay una pérdida de calidad en los racimos.
.- ¿Cómo y cuándo viniste a Rioja Alavesa?
LA labranza es hoy en una viña joven… con la veterana Sierra como el gran decorado.
Yo trabajaba en dos sitios. Por un lado en el Penedés, en Barcelona, y por otro en Ribera del Duero, en Burgos. Iba y venía entre uno y otro lugar con los animales. Cargaba las dos yeguas en el remolque y venga, para el Penedés. O para Burgos.
En el Penedés había unos propietarios de viñas con una fuerte sensibilidad en este tema. Ellos querían que se trabajara de esta forma con sus mejores viñas. Hoy en día ya hay gente de allí que se han formado -algunos conmigo- y son ellos los que se encargan de estos trabajos.
.- ¿Cómo se llama profesionalmente la formación de la que hablas?
No existe en España propiamente. Sí en Francia.
.- ¿Sería algo así como ‘Trabajos en la Viticultura con Tracción Animal’?
Exacto. Los franceses le llaman ‘Utilizador en Tracción Animal’. Ellos dicen ‘Prestater’, que presta servicios con tracción animal. Esto en Francia está reconocido como tal.
SE distingue muy bien la zona labrada, de la zona que está aún por labrar…
.- ¿Y tú ofreces estas clases?
En España no, porque no existe un reconocimiento oficial como tal. Lo que hemos hecho es irnos allí a un Liceo Agrícola para formarnos.
.- ¿Cómo viniste a Rioja Alavesa? ¿Quién te llamó?
Trabajando en Ribera del Duero y en el Penedés, me conocieron en un curso algunos propietarios de Rioja Alavesa y me dijeron «que tenía que venir y que tenía que venir”. Como para entonces ya tenía a gente de Ribera del Duero y el Penedés formada, me vine a conocer esta tierra y sus viñas.
.- ¿Cuándo llegaste a Rioja Alavesa?
Hace tres años y medio. Aquí llevo todo este tiempo en una casita alquilada en Elvillar. Mi mujer y mi hija pequeña siguen viviendo en la sierra de Albacete, en la Sierra del Segura. Yo paso aquí muchas temporadas, y allí vuelvo de vez en cuando.
AL FONDO vemos el pueblo de Elvillar, donde vive Alfred desde hace tres años y medio.
.- ¿Con qué realidad te encontraste en Rioja Alavesa?
No conocía estas tierras… quizá de pasada, pero no las conocía. Lo que encontré, sobre todo cuando estos propietarios para los que trabajo me presentaron sus ideas, fueron buenas propuestas de trabajo que me gustaron mucho. Porque van en la línea de lo que yo siento y vivo.
.- ¿Qué te gustó?
Para empezar el paisaje, sin duda. Luego la estructura de la propiedad, el tipo de producción, que se parece en cierta forma -salvando las distancias- a un minifundismo intensivo de producción de calidad, que es de donde yo vengo en Valencia en producción hortícola. Esto otro, claro está, en producción vitivinícola.
También me gustaron el tipo de suelos y la cultura vitícola que hay aquí.
.- ¿Eres especialista en suelos?
Soy especialista en suelos, sí, y sobre todo en manejo de los suelos con tracción animal.
REMOLQUE en el que Alfred lleva a sus yeguas entre Elvillar y Laguardia.
.- Has dicho “como yo siento”, “como yo vivo”. ¿Cómo sientes, Alfred Ferrís?
En un latifundio en medio de La Mancha encontraría menos mi sitio. Pero en un tipo de paisaje, en una estructura de propiedad y en unas viñas como éstas, bajo una montaña como ésa… siento que este es uno de mis lugares en el mundo.
.- ¿Cómo se llaman tus yeguas, tan tranquilas aquí a nuestro lado, atadas a una encina?
Esta de aquí se llama Nina, es la mayor, de diez años. La de ahí se llama Venus, es la pequeña, con ocho años.
.- Venus, eh!, la diosa romana del amor, la belleza y la fertilidad.
Sí.
.- ¿En qué consiste vuestro trabajo, el de los tres, tus dos yeguas y tú?
ASÍ quedó la viña, después del trabajo de Alfred y sus yeguas bretonas.
Nos dedicamos al manejo de suelos. Para que nos entendamos, nos dedicamos a labrar las viñas. Hacemos otros trabajos, como en la época de vendimia, que sacamos la uva de la parcela a la orilla para cargar al tractor.
.- ¿Qué tienen Nina y Venus puesto en su cuerpos?
Para que trabajen bien, los animales han de tener una estructura almohadillada que es lo que llamamos un collerón, que evita rozaduras a la altura de sus hombros, amortiguándole los esfuerzos.
Luego necesitan transmitir su fuerza a la herramienta que vaya detrás. Esto se hace a través de unos tiros. Ahora llevan un aparejo un tanto peculiar porque es un balancín suspendido, una estructura moderna para trabajar de una manera cómoda y eficiente.
LOS TRES posan para el Blog: Venus, Alfred Ferrís y Nina (de izq. a dcha.)
.- ¿Tenían algo parecido las caballerías que trabajaron en Rioja Alavesa en los años anteriores a 1970?
El collarín sí, que es imprescindible. Luego una cabezada para poder dirigir al animal, también. Antes se trabajaba con anteojeras. Yo nunca trabajo con anteojeras. Sí les he puesto un mosquero contra las moscas, para que no se les coloquen en los ojos, y darles comodidad.
.- ¿Cómo es Nina, cómo es Venus?
Son dos yeguas de 10 y de 8 años, bretonas de origen francés, que pesan unos 750 kilos cada una, de capa alazana. Son animales muy predispuestos a trabajar, con una psique muy adecuada. Ellas han sido bien domadas y educadas, pero hace falta que tengan esa predisposición natural, un buen carácter, que sean tranquilas y, a la vez, voluntariosas, que no se escaqueen.
.- ¿Ellas acuden cada día a trabajar con ganas?
Bufff, totalmente. Es muy curioso, porque por las mañanas entran rápidas al remolque en el que las traigo a trabajar. Si los animales están bien cuidados, bien alimentados, y el esfuerzo que tú les pides es proporcional a sus capacidades, para ellas trabajar es como para un deportista salir a hacer deporte. Ahora, si un deportista estuviera desnutrido, o si tuviera una llaga en el pie, no lo haría con gusto.
VENUS tira… como si fuera coser y cantar.
.- ¿Son distintas una y otra?
Sí. Tienen diferente carácter. Y trabajan de forma distinta. Aunque puedes hacer cualquier cosa tanto con la una como con la otra.
.- ¿En qué es distinta Venus de Nina?
Venus es un animal más activo, más ágil, más rápido, pero lo puedes llevar a la mínima velocidad que te puedas imaginar. Es muy noble y haces de ella lo que quieras. Nina en cambio es más lenta trabajando, y, a veces, algo más despistada…
BOÑIGA de yegua en este caso… la tierra que alimentas y estercolas…
.- Me gusta esta entrevista, me hace sonreír. Es casi como entrevistaros a los tres.
Ja, ja. Cuando llevo trabajando con Nina ocho horas, su concentración empieza a fallar. Porque a veces he llegado a trabajar nueve horas… Algún día en Ribera del Duero trabajaba hasta once horas con las yeguas. A los tres nos gusta mucho este trabajo. Pero mucho…
(CONTINUARÁ…)
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Así trabajaba mi padre la tierra, incluso por aquí -en tierras cordobesas- hasta hace poco esa era la forma. Hoy se ha quedado esa estampa para el romanticismo, las tierras llevan otras prisas y suelen ser maquinaria de arado, con el hombre que ya no acaricia el lomo del caballo, sino que echa gasoil en ese sitio donde iría la caricia.
Un abrazo desde Andalucía.
Hermosa manera de verlo. Muchas gracias, Sole Raya. Un abrazo desde Euskadi, como una amistosa caricia.
Después de leer la entrevista, creo que Alfred dignifica la carrera de Ingeniero Técnico Agrícola.
Muchas gracias, Fernando. En tu caso, de colega a colega, eh! Saludos cordiales.
Veo que Alfred es un hombre muy inteligente y estudioso, a la vez que comprometido con la tierra y sensible con los animales que la trabajan. Todo me ha gustado en la entrevista al labrador de viñas. El detalle de no poner anteojeras a esas yeguas tan estupendas dice mucho de él.
Muchas gracias, Karmele, por tu valoración. Alfred Ferrís se la merece. Saludos cordiales.
Recuerdos de niñez… Aquella cuadra de mulas y burros, pajar, granero y la viña de Las Cruces que por estar cerca se beneficiaba de la basura generada.
Mi sentimiento más fuerte va unido a la mula Baya, que formaba parte de la familia. Noble, trabajadora, le gustaban las caricias. Era la perla y superó su condición de animal para entrar en nuestro mundo de familia. Su color bayo, sus ojos dulces y atentos, voraz con la comida, nada ‘coziosa’…
Siempre dijeron, en casa, que las dos éramos muy parecidas y el comentario era un gran elogio. Entonces era joven y bienintencionada, dos cosas que con los años pasan, decía Cela en ‘Pabellón de reposo’.
Qué maravilla la memoria, y los recuerdos tan bien trenzados. Hasta allí nos han llevado Alfred y sus chicas… hasta la mula Baya y una formidable manera de ser y trabajar las viñas. Muchas gracias, Victoria Cañas. Saludos cordiales!
Qué reportaje tan interesante, Julio. Lo de las yeguas trabajando en las viñas es como volver a las raíces
Así es y, a la vez, mejor que una vuelta a las raíces… ya verás en la segunda parte del reportaje porqué lo aseguro, querida Carmen. Saludos cordiales!
En mallorquín tenemos un dicho que dice: no hi ha temps que no torn, no hay tiempo que no vuelva. De niño los veíamos en los campos de Mallorca, después les perdimos la pista y ahora parece que pueden volver al cuidado de la tierra. Vivan todos los Venus y Ninas que trabajan las tierras. Felicidades por la entrevista.
Muchas gracias, amigo Pere. Que vuelva todo lo que merece la pena. Que no se marche nunca la amistad y la buena gente. Salud!