Carlos Amador Viñegra Varela hace vino en los lagos de siempre, en los de toda la vida. Un solo vino de maceración carbónica. Nada de crianzas ni reservas. Un vino joven, de año. El vino de sus sueños, el vino ideal para él. Un vino sencillo en una humilde bodega de Navaridas.
No tiene premio alguno porque jamás se ha presentado a un concurso, pero en los últimos tiempos vienen hablando muy bien de ese vino sencillo de ‘Viñegra’, el que se elabora como se hacía en los tiempos de su abuelo. Así que le pregunto si se acrecienta su orgullo cuando ponen a su humilde vino por las nubes.
“Yo sigo siendo el mismo, el hijo de Carlos y Margarita. El cartero de estos pueblos. A mí no se me suben las alabanzas a la cabeza… Si se cumplen mis sueños, lo único que haré será seguir soñando, y trabajando con ilusión”.
Los sueños del cartero de Navaridas.
Hay una calle en Navaridas cuyo nombre lo resume todo. Una calle de vino y ensueño. Una calle en Navaridas que lo canta todo. La calle de bodegas remotas, donde durante cientos de años los antiguos elaboraron sus vinos. Esa calle se llama Tesoro.
Su abuelo Román Varela elaboró vino toda su vida en aquel Tesoro de calle. De hecho compró varias bodegas para que las heredaran sus hijos. De sus ancestros anteriores no sabe hasta dónde tendríamos que remontarnos para decir que su familia viene elaborando vino. Diremos que lo vienen haciendo desde tiempo inmemorial.
.- ¿Conociste a tu abuelo Román?
No, porque se murió poco antes de nacer yo.
.- Era tu abuelo materno, perteneciente a una familia de Navaridas de toda la vida. ¿Y tu padre?
Mi padre era de Laguardia. Vino a quedarse en Navaridas al casarse con mi madre, y como decían aquí en Navaridas “se casó para casa”. Ahora esas cosas ya no se llevan. Bueno, así fue con mi padre, Carlos, que murió cuando yo tenía 18 años.
.- Te puso su nombre.
Sí, pero todo el mundo, para diferenciar a uno del otro, me llama Amador. Los que me asocian con mi padre en muchos pueblos de Rioja Alavesa me llaman Carlos, porque mi padre estuvo muchos años de cartero en Baños, Villabuena, Samaniego, Leza, Navaridas y Páganos.
En todos esos pueblos hemos estado repartiendo el correo postal. Primero él, hasta que le cogió la enfermedad; y desde que enfermó, yo tomé su testigo.
Antes de colocarse en Correos, mi padre ya llevaba viñas y hacía vino en Navaridas. Pero como tenía pocas viñas, y los hijos nos estábamos marchando todos a estudiar, necesitaba un trabajo fijo. Así pasó a ser cartero y dejó de hacer vino, arrendando las viñas.
.- Entonces… cuando él murió, tú le tomaste el relevo en Correos.
Sí, pero como tenía las tardes libres, empecé a llevar aquellas viñitas… tres hectáreas en total por entonces. Me ayudaban mi madre y mis hermanos. Las uvas las vendíamos todas entonces a Marqués de Riscal. Era lo más cómodo para nosotros, porque no teníamos tiempo suficiente para elaborar vino.
.- ¿Era un sueño ya entonces tener algún día una bodega?
A mí siempre me ha gustado elaborar vino. De hecho, los que bajábamos las uvas a Riscal nos juntábamos todos y hacíamos un lago para tener vino para casa. Por entonces tenía una bodeguita antigua -que ahora está medio hundida- en la calle Tesoro (el barrio de bodegas antiguas). Ahí conservábamos el vino que nos tocaba para beber… unas 40 o 50 cántaras.
.- ¿Cuándo empezaste a embotellar?
Ya por entonces empecé a embotellar algo.
.- Lo que sabes vinculado al vino, lo has aprendido de aquellos que «bajabais las uvas a Riscal”.
Todo lo que he aprendido ha sido así, de todas las veces que lo hemos elaborado juntos, y de forma autodidacta. Entre aquellos había gente muy mayor, con una gran experiencia. A parte de eso, soy de fijarme mucho en cómo hacen las cosas los demás, para luego poderlas hacer yo. No solo con el vino, sino en muchas otras facetas y aficiones que tengo.
.- Te imagino de cartero y preguntando sobre cómo elaboraban el vino…
Pues sí. Yo iba repartiendo cartas por las bodegas y me fijaba en cómo elaboraban el vino.
.- ¿Has sido el cartero de los mismos pueblos que tenía tu padre?
Sí, los mismos. Y también en Elvillar. Me desplazaba en coche, porque había mucha distancia que recorrer. Unos 40 kilómetros por día. Y aparte de eso, el volumen de trabajo tampoco lo podías llevar así como así.
.- ¿Te ha gustado ser cartero en Rioja Alavesa?
Al principio no me veía como cartero, y no me gustaba… Pero después te acomodas al puesto. Es muy agradable el trato con la gente si sabes disfrutar de ello.
.- Ahí te ibas enterando de la vida de cada cual.
Te enteras de todo.
.- Si nacía un hijo, o se casaba una hija, si se moría un padre, o el hijo estaba en Burdeos o California…
Te enteras de todo y de muchas más cosas. Correos es muy cotilla, no porque cotilleemos los carteros, no, sino porque la gente te da muchas explicaciones sin pedírselas: Si le llevas una multa de tráfico… “pues me pillaron en tal sitio”, o te dicen “estaba esperando esta carta porque la necesito para ‘esto’ o ‘aquello’ ”.
.- En esas conversaciones se hablaría mucho del mundo del vino
Sí, sí, ¡hombre!, el vino está todo el día presente en Rioja Alavesa. Eso es aquí “el pan nuestro de cada día”.
.- Para toda esa gente tú eres “el cartero”.
El cartero, sí, y punto.
.- ¿Te ha dado pena jubilarte de cartero?
No, por una sencilla razón, ya que tengo muchos frentes abiertos. Yo no paro, jaja. Soy una máquina. No tengo ni un día libre. Si no se puede ir a podar, no me aburro, porque si quiero tengo 25 cosas que hacer.
.- Por ejemplo
Yo tengo colmenas en el monte de Navaridas, que es un monte pequeñito, estilo mediterráneo. Me encanta la apicultura, y sigo yendo a cursos para formarme en Vitoria-Gasteiz.
“Una “cosa” que la llevo dentro”.
.- Volvamos al asunto del vino. Elaborabas vino en la pequeña bodega de la calle Tesoro…
Allí estuvimos como veinte años, o quizá más.
.- Y surgió la posibilidad de alquilar una bodega más grande.
Hubo en las bodegas de la calle Tesoro un corrimiento de tierras por filtraciones de agua. Esas bodegas antiguas no se usaban ya prácticamente, entonces no entras, no ventilas, no ves si hay filtraciones, no te preocupas de arreglarlas… Es una pescadilla que se muerde la cola.
Las bodegas se estaban hundiendo poco a poco, el tesoro se estaba yendo al traste, hasta que llegó un momento que no tuvieron solución. Se hundieron bodegas grandes y muy buenas, con arcos… Preciosas… Una pena!
.- ¿Hubo gente que lloró?
No, porque en realidad ya no las usaban. Aunque… sí hubo gente mayor que lloró. Mi madre Margarita lloró, que murió hace cuatro años.
.- Supongo que las tres hectáreas de viñas que trabajó tu padre eran de ella.
Sí. Mi padre tenía alguna en Laguardia, que terminó por venderla porque le pillaban lejos para trabajarlas, porque en aquellos tiempos se trabajaban con ganado.
.- Primero hiciste vino siendo cartero, con aquellos diez compañeros, que cada cual se llevaba el vino correspondiente a las uvas que había echado al lago. Luego comenzaste a elaborar vino en la bodeguita del barrio de bodegas de la calle Tesoro, que era de tu madre. ¿Y después?
Cuando mi hermano se fue de la empresa en la que estaba trabajando, fue entonces cuando empezamos a hacer vino y a embotellarlo en la bodeguita de la calle Tesoro, llamando ‘Viñegra’ a nuestro vino.
.- ¿Cómo fue aquel momento?
Primero empezamos a vender el vino sin nuestro apellido en la botella, pero luego ya con nuestro nombre en la botella es una sensación muy agradable vender vino en cualquier sitio, y que te digan “oye, he bebido una botella de un vino tuyo, y estaba fantástica”.
Un sueño cumplido, porque «tenía mucha ilusión por hacer vino».
.- ¿Qué te dice la gente de tu edad en el pueblo?
Hay gente de mi edad, que está a punto de jubilarse, que lleva viñas, y me dicen “pero ¡cómo te metes en esas zambras!, cuando recién jubilado podrías vivir como un rey”. Pero para mí es una fortuna hacerlo. Hay días que sí, que igual nos metemos una paliza a trabajar, pero en general es una ilusión, no sé, es una cosa que la llevas dentro.
.- Pasar a elaborar en tu actual bodega, que acabamos de visitar, ¿te da más alas, más recorrido?
Hombre sí, porque la otra era más pequeñita. En la otra entraban mil cántaras, con lagos de cemento, e incluso varios años alquilé otras bodegas que estaban cerquita de la mía para utilizar sus lagos.
.- Mientras tanto comprabas más viñas, ¿o qué?
Lo que hicimos fue plantar viñedo en fincas de mi madre. Y mi hermano Juan Antonio ha comprado unas cuantas fincas, porque quien más se dedica a la viña es él. Ahora tenemos entre los dos unas diez hectáreas. Te digo una cosa: si consigues vender el vino correspondiente a esas diez hectáreas, te sobra para que viva una familia. No te hacen falta más.
.- ¿Cuántas botellas de vino sacáis cada año?
Unas 30.000 botellas apenas. Son viajeras, sí. Mira, hace dos años vinieron unos alemanes, que tienen un hijo en Madrid, y se llevaron varias cajas. Ahora han vuelto con el logotipo de la caja, buscando nuestra bodega, hasta que me encontraron, y se volvieron a llevar unas cuantas cajas.
.- ¿Dónde se bebe vuestro vino?
Sobre todo en diversos txokos de Donosti, y en Pamplona. Somos nosotros quienes distribuimos las cajas entre los compradores. Lo cargamos en la furgoneta y venga.
.- Hasta ahora ¿qué os está diciendo la gente de vuestro maceración carbónica?
Solo puedo presumir de una cosa: que nunca me han dejado de comprar vino, ni me han dicho jamás que el vino no estaba bueno.
De ahí, para arriba. Nosotros seguimos manteniendo los mismos clientes que hace 15 años. Y el boca a boca hace que aumentemos las ventas. “Oye, que he bebido tu vino y me gusta mucho, tienes que traerme, eh!”.
.- Una satisfacción.
Cosa mejor no pueden decir.
.- ¿Qué te consideras a ti mismo, bodeguero o viticultor?
Soy un aficionado a la viticultura. Me gusta elaborar vino y soy un maniático de esas cosas. O sea, me gusta hacerlo como se hacía antes.
He estado con un enólogo, que te asesora muy bien, pero a la vez se curan en salud y les gusta que eches unas encimas o unas levaduras determinadas para que el vino tenga seguridad para fermentar…
.- Y tú prefieres…
Yo prefiero arriesgarme… igual ellos me dicen que estoy loco, porque igual pierdo la cosecha… pero a mí el vino me sale bien y sin hacerle nada. Cuando ya sacas el vino y ya lo tienes preparado y limpio, y lo pruebas, dices “hostia, qué buena cosa ha salido aquí”.
En cierta ocasión, un amigo mío que también suele hacer vino, dijo “es que la mayor parte de los vinos que vas a beber son como de fábrica, son todos iguales, porque les han echado las mismas levaduras, y los han tratado de la misma manera”.
.- ¿Crees que tu abuelo materno hacía un vino parecido al tuyo?
O yo hago un vino muy parecido al suyo, porque él lo haría mejor por una sencilla razón: entonces tenían muchos menos medios que ahora, pero tenían las viñas más viejas, y las cuidaban más ecológicamente que ahora. Habría años en que no cogerían apenas nada de uva porque se les había perdido, pero los años que cogían uva buena, aquello tendría que ser un bomba de buenos vinos.
.- ¿No heredaste tú aquellas viñas más viejas?
Le tocaron a un primo y ese siempre ha tenido un vino excepcional.
.- ¿Qué edad tienen tus viñas más viejas?
Más de cien años.
.- ¿Viñas prefiloxéricas?
Sí, pocas tenemos, pero alguna hay. Mi tía tenía una viña que no la había conocido plantar ninguna persona mayor del pueblo hace años. Ahora ya se ha arrancado, y hay una viña nueva. Aaah, aquellas fincas antiguas con mezcla de variedades, Tempranillo, Garnacha, Graciano y Viura en el centro!
.- Con lo que nos dices de tu abuelo, se puede pensar que uno de tus ideales es hacer un vino parecido al que hacía tu abuelo
Sí, pero ya no se puede conseguir, porque las viñas ya no son iguales. Pero sería un ideal. Ay, aquellos vinos de entonces eran los mejores. No sé, tenían otra gracia, pero como te digo eso, también te digo que para comercializarlos están mejor los nuestros, porque aquellos eran un poco más gordos, más fuertes.
.- Ahora gustan otros vinos.
Ahora nos gusta el vino más suavecito, que entre fácil. Y aquellos vinos eran otra historia.
Padre de un único vino.
.- Tú sólo haces maceración carbónica. Eres padre de un único vino.
Eso es. Yo no tengo en mi horizonte hacer crianzas, ni reservas. Para nada. Yo tengo un solo vino. A ver, suelo hacer un poco selección. Y suelo dejar un depósito un poquito mejor que los otros, porque siempre hay gente que viene y te pregunta “¿no tienes un vino mejor?”.
.- ¿Qué tiene ese otro vino para ser mejor?
Es un vino seleccionado. El que ha hecho vino en los lagos de siempre sabe de sobra que el vino de las primeras pisadas, cuando se pisa el lago, y el vino primero de la prensa, es mejor vino que el resto del lago. Entonces, si eso lo seleccionas y lo metes en un depósito, ese vino va a saber mejor que el resto del lago. Cualquiera que haya hecho vino de maceración carbónica sabe que es así.
.- Tú has probado otros maceraciones carbónicas de Rioja Alavesa, supongo.
Sí. Para mi gusto el mío está a la altura de los mejores maceraciones carbónicas de la Comarca. Y no a la altura, que me perdonen, en muchas ocasiones está por encima. He probado otros maceraciones carbónicas que tienen las uvas pegadas a las mías, y me he dicho “¡cómo pueden hacer este vino tan descuidado, y casi con las mismas uvas!”.
.- La tierra y las uvas son muy importantes. ¿Crees que la mano del ser humano juega un papel importante?
Creo que jugamos un papel importante. En un 100% del producto final, la elaboración del vino puede jugar un… 40%. Saber manejar los tiempos y el producto, se nota mucho de unos vinos a otros en el mismo suelo y con la misma uva.
.- Tu madre Margarita probó el vino de tu abuelo y el tuyo. ¿Qué decía?
Mi madre ha sido una gran catadora de vino, como tantas mujeres. No había otra igual. Era la catadora oficial de la familia.
.- “A ver, madre, le traigo el primer vino de la última cosecha”, le dirías.
Cuando tenías un vino en la bodega, y tenía una sospecha de cualquier cosa, se lo llevaba a casa, se lo daba a probar a mi madre, porque sabía que ella me iba a decir que “estaba bueno”, o “no sé qué le pasa, pero me sabe a ‘esto’ o ‘aquello’ ”.
.- No recuerdas las palabras exactas de tu madre.
No, las palabras exactas no.
.- ¿Por qué crees que las mujeres son buenas catadoras?
Por su gran sensibilidad, o porque beben menos. Mi padre también le llevaba a mi madre el vino a catar antes de ponerlo en marcha. Si el vino tenía algún defecto, ella te lo iba a sacar. No necesitabas ir a un enólogo. Ella, ella te decía “tiene un sabor amargo”, o lo que fuera. Y ella no bebía habitualmente vino en las comidas. O te decía “sabe un poco a cano”, un poco a moho. Y tantas cosas.
.- Ahora a quién le das a catar vuestro vino.
Ahora lo catamos nosotros, y hacemos lo que podemos.
“Amador -interviene su esposa Marimar- tiene mucha intuición. Su hermano es más técnico, pero él tiene buen paladar y es muy intuitivo”.
Mi hermano ha probado más vinos que yo, porque ha estado haciendo varios cursos.
“En cenas con amigos también se cata”, vuelve a intervenir Marimar.
Eso es importante -vuelve a decir él-. Cuando nos juntamos la cuadrilla vamos a probar los vinos nuevos a la bodega, y vamos cuatro o cinco, que cada cual es de una familia diferente, y así pasamos varios “controles de calidad”.
Ahora tengo además a Jon Andoni Rementeria, que me da parabienes.
.- ¿Desde cuándo ha entrado el Campeón de España de Sumilleres a colaborar con vuestra bodega?
Hará ya unos tres o cuatro años que vino a probar por primera vez nuestro vino. Coincidió que fuimos a llevar vino a unos amigos a Bermeo. Al volver paramos en el restaurante que ellos tienen en Muxica, en el Remenetxe. Nos preguntaron qué vino queríamos beber. Yo le pedí un vino joven, diciéndole que no me gustaban los crianzas. Entonces llamaron a Jon Andoni para que me aconsejara.
.- ¿Qué te aconsejó Jon Andoni?
Le dije que teníamos una bodega en Rioja Alavesa. Total, que tomamos un txakoli de por allí cerca, muy rico. Después de terminar con una gran cuadrilla que estaba atendiendo, le picó la curiosidad y me preguntó por la bodega. Y ahí empezó la cosa.
.- Lo veo venir: un día se presentó en tu bodega de Navaridas.
“Ahora ha entrado una nueva ilusión en mi vida”.
Sí. Se acercó con unos franceses que querían montar una comercializadora. Y luego volvió otro día a visitarnos. Él ha confirmado que hacemos un gran vino de maceración carbónica, poniendo mi vino por las nubes. Y me ha hecho crear en mí otra ilusión.
.- Sí, ¿eh?
Ahora ha entrado una nueva ilusión en mi vida, pero me mantengo en mi filosofía.
.- Si Jon Andoni te consigue alguien que te compra de un tirón 5.000 botellas…
Yo le digo que despacio, que pare, que igual no tengo tanto vino. Para eso tendría que vender menos uva y hacer más vino. Pero tienes que tener seguro que luego lo vas a vender.
.- Fíjate, en qué se ha convertido el vino para ti, eh querido cartero de Rioja Alavesa, después de haber repartido cartas durante 37 años.
Me he complicado la vida de mala manera, jajaja.
.- ¡Acabas de reconocer con 63 años que ha “entrado una nueva ilusión” en tu vida!
Muy grande. Pero la ilusión también lleva trabajo, jajaja.
.- Nada que merezca la pena se hace sin trabajo.
Debería soltar trabajo, más que ir cogiéndolo. Pero no sé cómo se hace.
.- Hemos venido desde la bodega hablando de sueños. ¿Cuál es tu sueño de ahora?
Me gustaría viajar un poco más, pero mi pareja aún trabaja. También aporta lo suyo a la bodega: es la Relaciones Públicas de ‘Viñegra’.
“Soy muy habladora”, dice Marimar con una sonrisa.
.- Estando jubilado, no podrás ir a la viña.
A la viña puedo ir lo que puedo ir, muy poco. Si es temporada de vendimia, nada, porque si te pillan los inspectores te caes con todo el equipo. Hace unos años la Vendimia era una fiesta. Venían mis cuñados, mis hermanas, los sobrinos. Aquí nos juntábamos cuarenta para comer y cenar, pero el rato que pasábamos no se le olvida a nadie. Eso lo han matado, se acabó. Qué pena tan enorme.
.- Tú misma, Marimar, aunque tengas seguridad social, no podrás ir a la viña de tu marido, ¿no?
Exacto. A no ser que me hagan un contrato específico.
“Yo no puedo vendimiar, y son mis viñas”, se queja Amador.
.- ¿Cuál es el tiempo ideal para consumir vuestro vino?
Un año. Antes de principios del 2020 este vino nuestro tendrá que haberse bebido. Le llamamos vino de año y es por algo. Hay años que sale el vino con muchísima aguja, y no la pierde. Y otros años la pierde muy rápido. Eso lo da el clima, el tiempo, porque el vino es una materia viva.
.- ¿Qué tal la cosecha de 2018?
Me parece muy buena.
.- ¿No es la mejor?
Hace muchos años nos dio una cosecha que el vino no perdió la aguja en todo el año. Aquel año aluciné. Estaba mi madre viva, y nada más probarlo dijo “está muy bueno, pero que muy bueno”.
“Era una mujer sabia”, dice Marimar.
.- ¿Toda la vida has bebido vino, Amador?
Sí. Y toda la vida he estado en las viñas. Cuando estudiaba en Vitoria, me acuerdo que bajaba en autobús a Navaridas. Mis padres estaban lejos trabajando en una finca. Yo venía a casa, dejaba las cosas, y me marchaba hasta donde ellos estaban. Lo he mamado.
“Ah, aquella cadena humana de Navaridas”.
.- Cuando estábamos en la bodega, me has dicho que antes os ayudabais entre todos
Sí, es verdad. Eso se ha perdido en parte. Sigue habiendo un poco de solidaridad entre la gente, entre los que te llevas bien… “Que no sé qué le ha pasado a fulano, vamos a echarle una mano”. O “se te ha roto el tractor / así que llévate el mío y labra la tierra”. Cada vez somos más individualistas.
.- ¿Cómo fueron aquellos tiempos de solidaridad en Navaridas y en Rioja Alavesa?
Te voy a contar una anécdota. Cuando mi padre estaba muy mal, recuerdo que habíamos plantado una finca muy grande, de dos hectáreas, que era de mi madre. Yo estaba trabajando en Correos y se me rompió el tractor. Así que la finca empezó a llenarse de hierba, de porquería, y se me estaba estropeando.
En Navaridas había entonces una cofradía, que fue la punta de lanza. Unos dijeron “como somos de la cofradía” y con ellos todo el pueblo vino a la finca y me la arreglaron en un día, quedando labrada, limpia, a cambio de nada.
.- Cómo se llamaba esa finca?
Valdesanjuán. Eso no se me olvidará nunca. Vino casi todo el pueblo y se pusieron todos a una. Estas cosas ahora no se ven.
.- Margarita seguro que se emocionó y soltó unas lágrimas.
Seguro.
“Entonces no se tenía apenas maquinaria -apunta Marimar-. Los viticultores tenían caballerías o mulas. Y se decía “yo voy a labrar contigo”, y cuando hay que espergurar ya sabías que tenías una ‘deuda’ con aquella persona, nadie te lo tenía que recordar. Como cuando, en las antiguas bodegas tenías que pisar la uva, primero pisabas para uno, luego para otro, y luego ellos pisaban para ti”.
Asiente Amador con la cabeza.
“Por otra parte, las bodegas estaban lejos de donde estaba la prensa… y esto me emociona especialmente porque se hacía una cadena humana en todo el pueblo. Íbamos pasando el cesto de mimbre con la iruja del lago de uno a otro, a otra, y así… A los cestos le ponían un plástico para que no mojara a la gente de vino.
.- Qué bonita imagen. ¿No habrá alguien que tenga una foto con esa cadena humana de Navaridas?
Si la hay, no la he visto. Pero imagínate cómo terminábamos: todos y todas del color del vino. Había cadenas de 20 personas, y de más gente. Desde el lago hasta la prensa.
.- Si alguien intenta comparar la bodega de Marqués de Riscal con la bodega de Carlos Amador…
La mía es una hormiguita.
.- Pero si intentan comparar la calidad del vino que hace Amador con la calidad del vino que hacen las grandes bodegas…
Eso no lo puedo decir. Ellos hacen un vino totalmente diferente. No es comparable.
.- Quizá puedas comparar tu maceración carbónica con el de Remírez de Ganuza, o con Lurberri, o con…
Son bodegas más grandes que la mía. Pero yo nunca me he presentado a concurso alguno.
“Yo digo que se sorprendería”, asegura Marimar. “Este año ha habido una cata en Navaridas, en una fiesta del vino… igual no quieres que lo diga, Amador.”
Lo puedes decir, por supuesto.
“Fue una cata a ciegas de vino de maceración carbónica. Bien. Pues uno de los catadores preguntó de quién era el vino que más le había gustado. Y vino a felicitarle a Amador. No se presenta, pero si se presentase se llevaría una bonita sorpresa”.
.- ¿Cuál es el mejor premio para ti?
La satisfacción de elaborar el vino, y cuando mi vino da la cara, tras filtrarlo, y a la vuelta de unos días lo pruebo y veo que ha salido bien, que mantengo en alto la tradición de la maceración carbónica… ¡Ese es mi mejor premio! No es para pregonarlo a los cuatro vientos. Me basta con pensar “qué bien me ha salido el vino este año”.
.- Es como si te examinaras ante ti mismo.
Es cosa mía, pero todos lo años cuando hago el vino estoy nervioso, diciendo “a ver cómo sale este año”, porque igual en los análisis me da muy poco grado, 11 o así, una exageración de poco. “No puede ser”. Y lo llevo a otro laboratorio, y parecido. Pero finalmente salió con una media de 13 grados. Pero yo estuve preocupado todo ese tiempo por haber hecho los análisis.
.- ¿Te llega a quitar el sueño?
Más de una noche, sí. Preocupado, nervioso y dándole muchas vueltas al coco.
.- ¿Se acrecienta tu orgullo porque pongan tu vino por las nubes?
Yo sigo siendo el mismo. No soy ni más ni menos que antes. Sigo siendo el mismo, el hijo de Carlos y Margarita. El cartero de estos pueblos. A mí no se me sube “el vino” a la cabeza. Lo hago a gusto y estoy encantado con el trabajo que saco adelante.
.- La bodega te está dando la mayores satisfacciones de tu vida, ¿o no?
Estos últimos tiempos son muy interesantes. Estoy contento, muy contento.
Suscríbete a nuestra Newsletter
Acepto que Blog Rioja Alavesa utilice mis datos para acciones de marketing
Recibe nuestras novedades
Newsletter
Acepto que Blog Rioja Alavesa utilice mis datos para acciones de marketing
Me he kedado agradablemente impresionado de 2 cosas. Una la habilidad ke tienes para ke los ke te leemos, estemos absortos y secuestrados en la lectura de tus reportes pues sabes tocar la sinceridad de tus entrevistados y además explicarla muy bien, muy distendida, y no puede uno parar de leerte hasta el final. Gracias por compartir.
Muchas gracias, Alfredo. Saludos cordiales.
Qué recuerdos de los carteros de Navaridas y Samaniego que aparecían por Elciego a retirar la correspondencia y pasaban por el banco para recoger documentos al cobro o dinero para hacer pagos.
Miguel Cenea y estos hombres eran verdaderos notarios de la palabra dada.
Muchas gracias, Victoria Cañas, por esos buenos recuerdos. Saludos!
Esa cadena humana de Navaridas… ¿Por qué se ha interrumpido? Esa cadena de solidaridad, de mutua ayuda, ¿por qué eslabón se ha roto? Es el precio del progreso, del individualismo tecnológico que aisla al mundo, sea en las ciudades, sea ¿en los pueblos? Una tendería a pensar que el corazón rural tiene otro ritmo, otra ternura social. Pero compruebo que lo bueno desaparece en muchas partes. Aún así leo en este blog la tarea luminosa de tanta gente esforzada, peleando por sus sueños, por sus pueblos, por Rioja Alavesa. Eso está muy bien. Es lo que precisamos… Pero esa cadena humana de libertad y fraternidad, que no se pierda por favor. Pongámosla en marcha, que eso también es un gran Patrimonio de la Humanidad.
Muchas gracias, Arene Amezaga. Me apunto a tu propuesta, la necesitamos como el aire que respiramos trece veces por minuto. Saludos!
Me encanta que no se le suban las alabanzas al viticultor y bodeguero. Que Carlos Amador siga siendo el mismo, «el hijo de Carlos y Margarita. El cartero de estos pueblos». Que siga «encantado con el trabajo que saco adelante». Cada cual en lo suyo, atesorando toda la humildad, la humanidad y la sencillez que nos sea posible. Toda.
Es el baluarte de la buena gente.
La entrevista me ha encantado. A ver si tengo la suerte de caer por un txoko giputxi para beber ese vino joven de Viñegra. Y si no, me animaré un día a pasearme por Navaridas -que no tengo el gusto de conocer- y buscar a Marimar y Amador… Quizá por primavera.
Muchas gracias, Amaia Urreisti. Saludos cordiales.
Que digo yo… que cada cual tiene un Tesoro en su familia. Por lo que leo, veo que la joya de la corona era Margarita en esa familia. La madre de Amador… qué palabra tan bella para un nombre propio. Mujeres sabias. Mujeres Tesoro. Aupa zu!
Eskerrik asko, Txiki. Es hermoso lo que dices. Muy. Saludos cordiales.
Tiempos de turbulencias e imposturas… Que de repente se topan con la sencillez.
En mi pueblo te venden los tomates (eso sí, más caros que el vino) con el orgullo de lo bien hecho, con el auténtico sabor.
Gentes sencillas, personas enormes… Ojalá no se hubiera parado la cadena humana de Navaridas.
Muchas gracias, Alberto. Hermoso mensaje. Un abrazo.
Me alegra que hayas llegado a Navaridas a conocer el vino Viñegra. Como dice Amador, me visitó en el Restaurante Remenetxe hace 4 ó 5 años. Y yo, que soy de catar, aparecí en Navaridas y descubrí uno de los mejores maceraciones carbónicas de Rioja.
No deja indiferente a nadie, a la gente le encanta.
Me alegro el leer esta entrevista .
Una familia dedicada a elaborar un solo vino !!!
Zorionak
Eskerrik asko, Jon Andoni Rementeria. Saludos cordiales.
Amador disfruta haciendo lo que te gusta. Que la jubilación es para eso.
Y muchas gracias al entrevistador por lo bien que lo ha plasmado.
Muchas gracias, José Eugenio. Saludos cordiales.
¿Será por beber ese vino por lo que sois una familia ejemplar? Me enorgullece teneros por amigos. Preciosa entrevista: sencilla, natural y entrañable. Enhorabuena a quien ha hecho el reportaje y gracias a Amador y Marimar por ser como sois
La pregunta es estupenda. Muchas gracias, Rosi. Saludos cordiales.