May 05, 2019

Todo empezó con una viñita

El enólogo, ingeniero y viticultor David Sampedro dice ser el único que trabaja en Rioja Alavesa todas sus viñas con tracción animal, siendo además 100% ecológico y biodinámico…

Bodegas Bhilar

EL vitivinicultor labra la viña con una yegua de Alfred, que es quien realiza ese trabajo.

El hombre que planta cipreses en sus viñas (I)

Blog Rioja Alavesa / Elvillar 25 de abril de 2019.

Bodegas Bhilar

SI caminas atento, verás en Elvillar algunas viñas con los cipreses de David.

Alguien dirá «caos», pero es como la vida misma. Mejor decir Naturalidad. Búsqueda del Equilibrio. A veces el periodismo lo ordena todo, lo reordena contra el aparente “caos” de lo impredecible, de las conversaciones que vienen entrecruzadas por sus avatares y van y saltan, se detienen o galopan según los interlocutores.

Hoy nada será ordenado. Hoy manda la espontaneidad.

Cuántas veces me ha tocado esa labor, para resultar claro y limpio en los mensajes, para que lectoras y lectores lo digieran como es debido. La labor de poner orden. Pero esta entrevista es en sí un caos ordenado, recogida el mismo día en seis grabaciones distintas, toda una mañana con el enólogo, ingeniero agrónomo y viticultor David Sampedro y su mundo.

Bodegas Bhilar

DAVID Sampedro viene dedicando su vida a sus viñas y los vinos de Elvillar.

Al ritmo de su propio tambor

Nos ocupará un viaje por el tiempo, con su familia, su joven bodega, sus viñas viejas, las que comparte con su mujer. Sus magníficos vinos. Las adversidades de una vida. La búsqueda de un camino propio, el equilibrio en medio de la batalla, en la que él marcha “al ritmo de su propio tambor”, como ha escrito su esposa, la norteamericana Melanie Hickman.

A pesar de haber quedado para hacer esta entrevista, pareciera que soy uno de esos reporteros que persiguen al personaje para hablar con él, para hacerle fotografías, para contar su pasión. David es muy personal. “Un enólogo rebelde”, dice su esposa en la página web de la bodega. Son 37 años de periodismo, así que por mucho “caos” que haya, tan solo pretendo contar su historia a las lectoras y lectores del Blog.

“Mi padre es de Laguardia, mi madre de Elvillar. Yo me he criado en Elvillar; bueno, en Vitoria, donde fueron a trabajar mis padres. Pero todos los fines de semana, fiestas y vacaciones, volvía a la casa de mi abuela, a Elvillar”, me cuenta David mientras vamos en su coche a desayunar, primero al bar de Lanciego -que está cerrado-. Después a Laguardia.

Bodegas Bhilar

UNA de las hermosas viñas de Bodegas Bhilar, de David Sampedro.

Como en él es costumbre, este último jueves de abril también se ha levantado a las 6 de la mañana para aprovechar mejor el tiempo, ya que a esas horas no suena el móvil. Y sus dos hijos pequeños aún duermen. Para aprovechar el tiempo pongo yo la grabadora en marcha mientras, damos la vuelta en Lanciego, en el coche, para dirigirnos a una cafetería de Laguardia.

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FORMIDABLES vistas de Elvillar y la Sierra desde la casa y la bodega de David.

“Mis padres se divorciaron hace treinta y pico años, imagínate en estos pueblos pequeños y en aquella época…

«Me quedé con mi madre, que por las circunstancias tuvo que vender sus viñas. Todas menos una de 0,6 hectáreas (que está por ahí abajo, me dice mientras vamos en el coche hacia Laguardia). Yo trabajaba los fines de semana con el hermano de mi madre. Así empecé en la viticultura.

.- ¿Qué edad tenías entonces?

Todavía vivía mi tío Ramón, el hermano de mi madre. En 1989 tenía 14 años e iba al campo para hacer lo que me mandaban: quitaba piedras, un poco más adelante con el azadón, esperguraba, desnietaba, de todo. Cuando terminé COU, decidí estudiar para Ingeniero Técnico Agrícola. En tres años hice toda la Carrera. Era por necesidad, porque estudié gracias a las becas del Gobierno Vasco y al final tenía que justificar los estudios, pues de otra forma no te los pagaban. Mi madre y yo no teníamos medios económicos.

Me decían “si estudias, no vas a ir al campo”. Pero ya ves. El año que hice el proyecto estuve trabajando en algunas bodegas de peón limpiando barricas, embotellando, lo que fuera. Y luego salió la licenciatura de Enología en Logroño.

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.- Al parecer, lo tenías muy claro.

En 1999, con 24 años de edad, empecé con la viñita que me dejó mi madre, de 0,6 hectáreas. Y tengo que agradecer a mi tía que me vendiera sus viñas, pero no sólo eso, sino que dejó que se las pagara a muchos años. Así empecé.

.- Te iniciaste con solo media hectárea de viñedo.

Sí. Ahora tenemos nueve hectáreas y media, con lo que cuesta aquí hacerse con viñas. Compré y recuperé algunas que mi madre había vendido, junto con las viñas de mi tía… Otras de mi madre todavía son de uno de Laguardia, al que ya le he dicho cinco o seis veces que me las venda cuando quiera

.- Es un tema afectivo, muy sentimental.

Totalmente, pero además hay dos parcelas muy chulas. Quintanilla, que es casi todo para vino blanco, justo a la entrada de Elvillar. La otra es San Martín. Bueno, Dios dirá, ya veremos. Se están poniendo las cosas complicadas para comprar viñas aquí. Están los grupos grandes y los no tan grandes, pero con nombre, comprando viñas a precios desorbitados.

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OLIVOS y viñas en Elvillar de Álava.

Después de cuatro años viajando todas las semanas desde Bizkaia a la sorpresa Rioja Alavesa, continuo admirando este Paisaje del Vino y el Viñedo. Escucho atentamente las palabras de David, a la vez que contemplo ensimismado los pequeños valles de Elvillar, en esta especie de yincana, observando el tapiz de viñas, la Sierra majestuosa…

Voy del rostro de mi interlocutor, con la ventana entreabierta al mes de abril, al azul del cielo y el verde cereal de las faldas de la montaña, con un paisaje que se viste de cepas verdes, coloreado en pequeños corros por el rojo pasión de las amapolas.

Sin apenas darme cuenta, hemos llegado al parking de la Huerta Vieja, apagando la grabadora, para acompañarle a David en su almuerzo de la mañana. Ya sentados en el exterior de la cafetería con nuestros cafés y su bocadillo, volvemos a zambullirnos en su historia.

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CON su abuela Marutxi, tal y como la conocen en Elvillar.

.- ¿Cuándo empezaste a acariciar la idea de recuperar “lo tuyo”, lo que había sido de tu madre?

Esa idea estaba dentro de mí, aunque me complicara la vida con ella. De hecho, cuando terminé la Carrera estuve al principio trabajando en una ingeniería, creando proyectos, pero el campo siempre estaba presente, por obligación o porque viviendo en casa de mi abuela, en Elvillar, tenía que atender la viña, y al final estás en el campo todos los días.

.- ¿Qué pasó cuando te licenciaste en Enología?

Estaba por entonces trabajando en Campillo, de Faustino, y acudía por las tardes a la Universidad. Luego pasé por otras bodegas y estuve trabajando para otra mucha gente, hasta que un día decidí ponerme por mi cuenta… porque es verdad que mi proyecto estaba ahí.

.- ¿Desde cuándo?

Desde 1999. De hecho en Bodegas Bhilar he puesto la fecha de 1999 no porque se creara ese año, sino porque es cuando dejé de pensar en la ingeniería y empecé a pensar en el vino. Me puse con la media hectárea y con las viñas de mi tía Inma, a la que le estoy muy agradecido porque me dio un largo plazo para pagarle las viñas, que pudo habérselas vendido a Artadi, que estaba comprando a saco.

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SAN JULIÁN, otra de las hermosas viñas de Bodegas Bhilar.

Elvillar era ya una zona de gran potencial

.- ¿Qué estabas viendo en aquellas viñas?

Me decía que todo el mundo hablaba de Laguardia, de Villabuena, de Labastida, … mientras que en Elvillar no había nada, salvo la Cooperativa y unos cosecheros que vendían la uva o hacían vino a granel. Por entonces, a principios del 2000, el Gobierno Vasco dio muchas subvenciones y muchos se hicieron su bodeguita. Mi tío también se hizo una bodega, y ahí empecé a elaborar vino.

.- ¿Qué datos evidenciaban entonces el potencial del viñedo de Elvillar?

Si miras los libros de venta de uva y de venta de vino a granel, Elvillar ha sido siempre el más alto de la media. La gente no quería complicarse la vida. Pero si vendía la uva fácilmente es porque nuestra uva y nuestro viñedo son muy buenos. Otros pueblos sin embargo no podían vender la uva y se pusieron a elaborar vino. Así de claro lo digo.

.- David, tu vida no ha sido un camino de rosas.

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EL ingeniero agrónomo observa con detalle una de sus viñas, bajo la imponente Sierra.

A mí me han dado muchas hostias, porque primero creé una empresa con unos amigos que dejaron de serlo. Luego en las bodegas, tanto para las que he trabajado como a las que he asesorado pronto descubrí que los jefes no son para mí.

.- ¿Tienes la sensación de que has ido a contracorriente?

Fuere como fuere, lo más importante es que no hay nadie, de momento, que trabaje al 100% las viñas como las trabajamos nosotros. ¡Nadie!

.- ¿Nadie? ¿Qué quieres decir?

Dime alguien que tenga el 100% de sus viñas trabajadas con tracción animal, que sea cien por cien ecológico y biodinámico y que lleve años haciendo vinos de parcela y de pueblo. O que en la forma de elaborar apueste por la maceración carbónica y por crianzas largas. Porque aquí sacas un vino joven y enseguida tienes el dinero en casa. Pero yo tengo vinos que los crio entre tres y seis años.

.- ¿De dónde te viene ese impulso?

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UNA de las imágenes de la página web de Bodegas Bhilar, editada en castellano, inglés y chino.

No viene de la Universidad. No. Yo siempre he tenido un instinto de supervivencia… ten en cuenta el divorcio de mis padres y mis penurias económicas. Con mi padre hasta hace poco no tenía relación alguna.

.- ¿Os habéis recuperado el uno a otro?

Sí, gracias a Melanie. Ella no entiende que las familias no se hablen. Mi madre tuvo que dejar de trabajar por problemas de salud. He tenido que ser yo el que la mantuviera. He tenido que trabajar y estar todo el día pendiente, trabajar para otras empresas, buscando más trabajo del que debía…

.- Eso te habrá hecho más fuerte, David.

No lo sé, pero lo cierto es que la necesidad te empuja. Ahora me siento orgulloso de estar donde estoy, de haber ido a asesorar a bodegas en la Ribera del Duero, o a Extremadura… que me hacía al año 85.000 kilómetros.

Mira, al volver de un viaje, en cierta ocasión, cerca de Atapuerca (Burgos), en Ibeas de Juarros, tuve que dejar en la gasolinera mi DNI porque no tenía dinero para pagar el gasoil del coche. Así que volví a la semana siguiente para pagarle.

También he llegado a casa de mi madre, comprobando que nos habían cortado la luz. Eso la gente no lo entiende. Esa necesidad también te construye y te impulsa.

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VIÑEDOS en el valle del Loira, uno de los muchos lugares visitados por David y Melanie.

.- ¿Has trabajado en el extranjero?

En el 2006 estuve en Borgoña trabajando. Allí escuché hablar de biodinámica. Te diré que en todos los sitios a los que voy es porque hay viñas. Hace poco hemos estado en París en una cata, y de allí nos fuimos al Ródano, a conocer la zona. El año pasado estuvimos en el Loira. Si hay viñas, encantado.

.- ¿Qué ocurrió cuando empezaste a elaborar tu primer vino?

Empiezas a elaborar vino y te das cuenta que cada parcela es distinta.

En 1999, nada más salir de la Universidad, planté una viña de Graciano 100% y me dijeron que estaba chalado. Sabía que el Graciano agronómicamente es una bomba, una uva de ciclo largo, pero de mucho color y mucha acidez. La planté en Valmayor a 2,5 m. por 0,80. Eso era una novedad, pero lo hice así porque mi tío tenía el tractor y no podía hacer otra cosa. Ahora me arrepiento.

.- ¿Cómo lo has hecho después?

Desde hace años estoy plantando en 1,70 x 0,80, metiendo seis mil y pico plantas por hectárea. Cuando empecé lo hice con otra mentalidad. Con el tema ecológico empecé desde que comencé a producir mi vino, y ya no tenía que vender la uva (en el 2003).

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BHILAR, en homenaje a su pueblo, un nombre para uno de sus vinos y su bodega.

.- ¿De qué manera surgió el nombre de Bhilar, con la ‘h’ intercalada?

Eso fue más tarde. Al principio puse “Bodegas DSG vineyards” (David Sampedro Gil viñedos), ya enfocado al exterior. Ahora mismo lo vendemos todo fuera, porque ya entendía que los vinos que yo estaba haciendo no tendrían aquí aceptación.

Los pensaba para el norte de Europa, EEUU, mercados anglosajones. De hecho, vendemos el 90% del vino en el extranjero.

.- Al principio no tuviste tu propia bodega.

Tenía un convenio con varias bodegas. Hablaba con ellas: yo me encargaba de la comercialización y de hacer el vino, y a cambio ellos me dejaban su espacio -al estar en tres bodegas de alquiler- para hacer mis vinos. Una de aquellas bodegas estaba en Ábalos, otra en Elvillar, y la otra en Hormilla, en Rioja Alta. Con esa forma de pago empecé.

Me vino muy bien, porque les comercializaba los vinos y yo iba ampliando así mi lista de contactos. En 2008 dejé la asesoría. Y en el 2012 me vine a mi pueblo, Elvillar. Aquel 2008 había conocido a Melanie, y en el 2011 nos casamos. Nos habíamos conocido en Madrid.

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«COMO nos sucede a todos con el amor, Melanie Hickman impulsó tu vida», le digo.

Ella ha escrito un libro con nuestra historia.

.- Me parece formidable.

Es un libro muy personal, cuenta nuestra historia… Bueno, cuando vino Melanie a Elvillar salió el nombre de Bodegas Bhilar.  Por muchas razones. Tiene una h intercalada porque el primer vino que hice se llamó Phi, que es el número áureo, que habla de ese equilibrio de la naturaleza que hay que mantener, una de las bases de la biodinámica.

.- Phi.

El nombre me lo echó para atrás el Consejo Regulador porque había una bodega en Australia que tenía un vino que se llamaba Phi. Así decidí sacar el nombre de Phincas, donde mantengo el Phi, pero expresando lo que yo quería transmitir con la idea de viñedos de parcela. Con esa H he ido jugando siempre.

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EN 2006 nació PHI, en 2007 llegó «PHI ling», una transición hacia el PHINCAS.

.- ¿Cómo llegaste al nombre de Bhilar?

Cuando Melanie vino a Elvillar, y creamos una familia, no me pareció adecuado seguir con un proyecto con las iniciales de mi nombre. Por entonces mi importador me pidió que elaborase un vino corriente, así que tenía que ponerle un nombre. “Qué mejor nombre que el de mi pueblo: Bilar”. Así nació BHILAR en 2012 para uno de mis vinos y para mi empresa.

.- Como nos sucede a todos con el amor, Melanie impulsó tu vida.

Hoy estamos juntos en esto. Ella tiene su empresa. Es el mismo proyecto, pero son dos cosas. Ella compró una viña a la que llama HAPA, como a un perro al que quiso mucho. Hapa es una palabra hawaiana que significa “mestizo”… Pero esa es otra historia.

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MELANIE con su perro Hapa, que ha dado nombre a uno de sus vinos.

Dicho lo cual, paramos nuevamente la grabación. “Me da la sensación de que vamos a salto de mata”, me dice moviendo la cabeza. El desorden de las idas y venidas, las conversaciones “interruptus” están más en su cabeza que en la mía. “No te preocupes -le tranquilizo-, tú dame los mimbres. Yo haré el cesto”.

Montamos de nuevo en el coche para regresar a Elvillar. Tengo muy presente esa «otra historia» de Hapa en la que nos habíamos quedado, así que en cuanto él arranca el vehículo, yo pongo en marcha la grabadora.

.- Te habías instalado con tu esposa Melanie en Elvillar.

Cuando ella vino a España, le hablé de una viña que había en la parte alta de Elvillar, que la plantó don Teófilo hace muchos años, que lo conocí en persona cuando yo era muy pequeño. Pero lo que he leído y visto de él…

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SON muchas las razones por las que Elvillar tiene magia (FOTO Abel Valdenebro).

.- Un sabio don Teófilo, por la expresión de tu cara.

Sí, porque hizo cosas que no iban con el momento histórico. Él plantó en 1967 por encima de Elvillar, a 660 metros de altitud, cuando se decía que allí no maduraban las uvas. Plantó en orientación Este para el vino blanco (Malvasía, Garnachas Blancas…), y en orientación Oeste el tinto (Tempranillo y Graciano).

.- Todo esto se lo contaste a Melanie.

Sí. Ella decía que esa viña sería su finca Hapa, su mestiza…

Perdona, vamos a hacer un inciso -me dice señalando algo que está al otro lado de mi ventanilla, mientras conduce su vehículo todoterreno-, mira esa viña que está ahí, en esa ladera:  son 6000 metros de terreno, 0,6 hectáreas, se llama San Julián. Estaba para arrancar. ¡Mírala cómo está ahora!

Miro la viña y miro sus ojos. Veo cómo brillan de satisfacción. Escucho cómo esas cuatro últimas palabras van con una admiración de principio a fin.

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ALFRED Ferrís detrás de su yegua Venus labrando una viña de Sampedro en Elvillar.

.- Hermoso viñedo -le digo-, pero termina de contarme el asunto de la viña de don Teófilo.

Hapa, el perro de Melanie, había muerto cuando estuvimos viviendo al lado de Boston. Ella lo pasó muy mal. Es cuando empezó a escribir su libro. Aquel perro había venido desde Hawai hasta Boston, donde murió.

Mira, mira -me vuelve a indicar desde el coche-, esa otra finca también es mía… Donde veas cipreses, son viñas mías, como esa finca, que se llama Lali.

.- ¿Por qué cipreses?

Es un árbol espiritual que conecta la tierra con el cielo.

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UN CIPRÉS crece junto a las cepas en una de las viñas de los Sampedro Hickman.

.- Sigamos con la historia de Hapa.

A Melanie le conté lo de la parcela de don Teófilo, hasta que un día paseando por Elvillar, ella habló con el propietario de entonces, que no era ya don Teófilo. Le dijo “Ah, un día voy a comprarte la parcela, porque me gusta mucho”. Seguro que el otro diría “madre mía, la norteamericana esta, que quiere comprarme la viña”.

Pero en el 2015, cuando empezamos a construir la bodega, el hombre vino a recordarme que mi mujer quería comprarle la viña. Me dijo que iba a arrancar todo el blanco, que aquí está infravalorado, o que la vendía. ¡Son tres hectáreas!

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CONTEMPLADA desde la distancia, Rioja Alavesa mantiene bien conectado cielo y tierra.

.- ¿Qué le dijiste a Melanie?

Que no podíamos comprarla porque estábamos en plena construcción de la bodega, que los Bancos no querían ya ni verme.

Y la tía, con dos ovarios, sacó su fondo de pensiones (el que tienen los norteamericanos desde que empiezan a estudiar), pagó los impuestos y compró la viña. Así empezó con su proyecto “Melanie Hickman, finca Hapa, finca San Julián”, como joven agricultora.

“Yo elaboro tus vinos, sale todo como Bodegas Bhilar, pero tú tienes que rentabilizar eso haciendo vino como te gusta a ti”, recuerdo que le dije.

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PHINCA HAPA, de Melanie Hickman, un vino con una historia que surgió en Hawai.

.- ¿Cómo le gustan a Melanie los vinos?

Vinos más oxidativos, con otro carácter… porque al final los vinos dependen de la persona. La tierra tira mucho, pero la persona es fundamental.

.- ¿Estás diciendo que saliendo de la misma bodega, del mismo enólogo, vuestros vinos son muy distintos?

Completamente distintos. Trabajamos las viñas con la misma filosofía, los elaboro yo, pero…

.- ¿Dónde está el cambio?

En la personalidad del dueño de la finca.

Yo he hecho vinos de millones de botellas, y ahora hago aquí vinos para 600 botellas, pero sé adaptarme -es lo que he aprendido trabajando para tanta gente y en zonas distintas- y conociendo como conozco los gustos de mi mujer, que le encantan los vinos del Ródano, le hago un vino que expresa, a la vez, la parcela y los gustos de ella.

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«SHREK y Fiona», dormitan mientras Melanie trabaja en la oficina de la bodega.

.- ¿Y tus gustos, los de David Sampedro, cómo son?

A mí me gusta el vino bueno.

.- Jajaja

No haría falta decir más. Pero me explico. A mí me gustan muchos vinos, eso para empezar. Me gusta un vino que exprese la zona o la parcela…

Y luego me gustan los vinos que sean frescos, que tengan acidez, incluso con crianzas largas como hago yo. Que tengan personalidad. Que los sepas diferenciar. Si tú pruebas un vino mío,  lo reconocerás dos años después en una cata a ciegas.

.- ¿Es como si quisieras dejar la esencia de tu alma dentro de la botella?

Hace años me hizo una entrevista Jordi Melendo. Su titular fue ‘Vinos con Alma’… Al final ese vino tiene que expresar la tierra donde está, por eso hago aquí tantos vinos diferentes, es mi filosofía.

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ALGUNOS de sus vinos, todos con «la firma y el sello» de David en el interior de sus botellas.

.- Las viñas las trabajas por igual.

Sí. Y cuanto más natural es la uva, mejor. Quiero que la viña se exprese como se tiene que expresar, porque así será más fácil hacer vinos con personalidad. Cuando tratas bien a la viña, sumado a lo que tú le pongas de ti -sin manipularla, ojo-, te va a dar un vino u otro. Con una uva artificial es muy difícil hacerlo bien.

.- Hacerlo bien… ¿Es importante que Rioja Alavesa esté unida?

Yo creo que sí, pero somos todos muy egoístas. Yo he luchado mucho por esta bodega, mucho. Tengo muchos amigos, como Roberto Oliván, Telmo, Itxaso…, y tengo muchos importadores a los que les he presentado a estos amigos, porque si hay un importador que busca un tipo de vino, y yo no se lo puedo dar, prefiero que lleve vino de aquí, de gente que lo hace de otra manera a como lo hago yo.

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DAVID con una de las yeguas bretonas de Alfred Ferrís, que aparece detrás con la otra.

Hemos llegado por fin a la Bodega, de la que habíamos partido a primera hora de la mañana. Una vez más apago la grabadora. En la oficina, tras el viejo guardaviñas, puedo ver la joven sonrisa de Melanie. Algo más allá, veo de jardinero a su padre Bienvenido, también sé que está el valenciano Alfred Ferrís, que con sus yeguas bretonas se encarga de labrar la tierra como hacía el querido abuelo de David en Elvillar, con dos caballos.

En esta primera parte se han abierto historias que tendrán su continuación. Volveremos a hablar de la viñita de su madre, de la que surgió el proyecto, tendré que recordarle como brillan sus ojos cuando te presenta desde la lejanía ciertas viñas; y claro, por fin, entraremos hasta el corazón de la bodega Bhilar…

En la segunda parte de esta conversación impredecible habrá más, mucho más. Será en la segunda parte donde nos espera el auténtico titular de lo que piensa y sueña el vitivinicultor que planta cipreses en sus viñas.

 

CONTINUARÁ…

14 respuestas a “Todo empezó con una viñita”

  1. Sole Raya dice:

    Gracias por regalarnos este viaje a través de paisajes y corazones. Te abrazo, Julio.

    • Blog Rioja Alavesa dice:

      Muchas gracias, querida librera de Montilla. Qué alegría que se vea el Paisaje, me encanta que se sientan los corazones. Que VIAJE un abrazo hacia el Sur, en esa también tierra de viñas y vinos.

  2. Amelia dice:

    Bellissimo relato.
    Enhorabuena al blog por llegar al corazón de todos los lectores con una historia llena de emoción. Lo mismo para David San Pedro &Co.
    Un saludo muy cordial,
    Amelí&Co

  3. Al filo de la helada. Parece que nos vamos salvando, todavía queda las dos peores horas.

    Qué silenciosas son las noches de helada, qué bóveda tan alta tiene el cielo, qué brillo tiene La Luz de la noche al helar…

    Es consolador ver que se comparten inquietudes y sensaciones con gente como David y Melanie que entran en esta pasión del Vino y la Tierra.

  4. F. Bujanda Ciordia dice:

    Original, complementario, diverso. Es como veo a David, en la excelente narración de la entrevista.

    Una demostración interesante de la gama de vinos que uno puede encontrar en esta pequeña zona vitícola, como es Rioja Alavesa.

    No cabe duda que, escarbando un poco, encontramos grandes profesionales, jóvenes, con ideas, pero sobre todo, con un gran amor y conocimiento de nuestra tierra y nuestro vino.

  5. miguel Larreina dice:

    Rioja Alavesa es formidable porque tiene mil historias de superación de mil personajes formidables. David es uno de ellos, uno de los más grandes luchadores. Está haciendo grandes cosas y más que hará en los próximos años.

    • Blog Rioja Alavesa dice:

      Esa nítida sensación tengo, Miguel. Se confirma año a año, entrevista a entrevista: el trabajo constante, entregado, con pasión, con una gran intensidad. Con las noches casi en vela -como esta última- protegiendo a las viñas de la helada. Muchas gracias y un cordial abrazo.

  6. Antonio Mijangos dice:

    Tuve un amigo que hablaba con las cepas de su viña, que le contaban si estaban tristes o contentas, enfermas o sanas. Amaba a SU viña. Tú y él me recordáis a mi padre, que lloraba cuando tenía que vender una viña. Te felicito por no ser vinicultor-empresario que persigue solo rentabilidad. Tu camino es difícil, pero digno de aplauso. ¡Adelante!

    • Blog Rioja Alavesa dice:

      Muchas gracias, Antonio Mijangos. Sugerente amigo el tuyo. Hermoso sentimiento y elocuentes lágrimas las de tu padre. ¡Cuántas historias de viñas, tantas como entrañable es la Comarca!

      Un cordial abrazo.

  7. Miguel dice:

    Precioso. Un mundo divino, muy duro pero con muchos valores humanos e historia de nuestros abuelos, enhorabuena

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