El Sol sale para el mundo entero. Con su luz seguimos los humanos, mar y tierra, cepas y uvas, dando vueltas alrededor del astro de la vida planetaria. Ah, si él pudiera alejar el pedrisco y las heladas de los campos. Pero no es poca cosa que salga cada día para todas y todos, otorgando calorcito a la VID de la Tierra…
¡Como para no celebrar la existencia con una copa -mejor dos- de un magnífico vino!
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Elciego se pierde algún rato de luz por las colinas que lo albergan. En el amanecer San Roque lo retiene y por la tarde se encarga la antigua Ermita de Santa Cruz.
Los reflejos púrpura y rosa de los despertares y anocheces dejan adivinar temperaturas, fuerza y dirección del viento, probabilidad de lluvia. Sin saber tanto sientes que el sol envía caricias y parece que lo que más le importa es este pequeño pueblo.
Muchas gracias, Victoria. Es hermoso pensar que es así. Saludos!!
Sí, el sol sale para el mundo entero, pero es curioso como siempre hay un detalle que nos hace distinguir esa parte del mundo que nos es más familiar, que nos toca muy de cerca. Y es un sol al que queremos más. Siendo el mismo, es nuestro particular abrigo, calienta de una manera muy particular nuestros rincones, esos a los que estamos acostumbrados, y no los cambiamos por nada del mundo.
Preciosísima foto.
Muchas gracias, Karmele. «Un sol al que queremos más». Está muy bien. Saludos