Pisamos la alfombra roja del Festival Internacional de Cine de Donostia, cual si Aladino se acercara a las mesas y barras de la ciudad. El Blog eligió el Bar Martínez, de la Parte Vieja donostiarra, para conocer si sus vinos son los nuestros, para desentrañar el guion que hostelería y vino escriben conjuntamente en la ciudad vasca del Cine.
ESTÁ en marcha la 66 edición del Festival de Cine. ¡Pide un par de chatos de Rioja Alavesa!
El domingo 23 de septiembre de 2018, mientras millones de kilos de uva maduran en las cepas de la Comarca en estado de buena esperanza, Donostia estaba hermosa, llena de cine, en pleno Festival Internacional, disfrutando de un magnífico día de sol, con La Concha repleta de gente, mientras en las barras de los bares y las mesas de la ciudad se celebra la vida con una gastronomía formidable y buenos vinos…
… que si son de Rioja Alavesa, son sin duda Vinos de Cine.
DESDE el paseo de La Concha mirando, de frente, a la Parte Vieja de Donostia.
Todo este río de júbilo de la actualidad en el primer día de otoño, no tiene nada que ver con lo que la ciudad de San Sebastián vivió hace 205 años, aquel nefasto 31 de agosto de 1813, cuando la Guerra de la Independencia dejó la ciudad arrasada y en llamas.
Atraído por ese contraste que la Historia invoca, el Blog se acercó hasta la calle 31 de Agosto, la más vieja de la ciudad, que proclama el pasado entre sus muros, a la vez que muestra la vitalidad y las ganas de vivir de donostiarras, y todos los que nos visitan, para gozar en una de las ciudades más hermosas y afortunadas de Europa.
EN esta calle es donde vamos a rodar nuestra «película» de hoy.
31 de Agosto es la última calle de la vieja Donostia, situada entre las iglesias más antiguas de la ciudad, la de San Vicente y la de Santa María. Rodeado de gente que potea entre las 12 del mediodía y las dos de la tarde, que hace chocar copas y vasos de cristal, quise saber qué vino se bebe en sus bares estos días de Festival.
Esperaba que algo llamara poderosamente mi atención… Ya recordaba que la gente se sienta en días de sol en la escalinata por la que se accede al templo -cuya fachada muestra una escultura de San Sebastián atravesado por las flechas del martirio- convertidas durante un rato en una mesa ancha de piedra donde se posan diferentes bebidas y ricos pintxos de los bares cercanos.
QUIEN no haya paseado aún por esta calle… ¡tiene que seguir vivo para hacerlo y contarlo!
Empujado por un río de gente, me vi de repente frente al pequeño escaparate del Bar Martínez, cuya historia se remonta a 1942. Setenta y seis años de un negocio familiar que ha ido pasado del abuelo Manuel hasta llegar a Mikel Martínez, que hoy regenta el bar y conoce su historia. Esa historia que yo andaba buscando para contaros.
El escaparate del bar es también, a su manera, un pequeño templo. Una fotografía -de la que luego hablaremos- rodeada de botellas ofrecen el rastro de una historia trenzada en la Parte Vieja.
DE REPENTE me vi frente al pequeño escaparate del Bar Martínez
Esta semana en Rioja Alavesa esperan que el otoño sea una certeza. Que sople el viento del norte, que bajen las temperaturas, que no llueva, que el fruto se haga vino. Será la semana en la que empiece a vendimiarse en algunos pueblos la uva blanca. Mientras tanto, en Donostia se verá cine y más cine. Hay quien no sabrá si es cinéfilo (amante del cine) o cinéfago (devorador de cine).
El sábado 29 de septiembre conoceremos la Concha de Plata, y con ella a l@s ganadores de este año, las mejores actrices, los más grandes actores…
¡CUÁNTAS historias transcurren en Donostia entre la realidad y la ficción!
Volviendo a la escena del Bar Martínez, allí estaba yo presentando el Blog Rioja Alavesa, queriendo saber cuántos vinos de la Comarca campan a sus anchas en uno de los bares históricos de Donostia, el primero que puso las gildas en marcha, el que empezó a servir los vinos desde botellas, aquel del que tanto hablan algunos donostiarras, en cuya barra habitan pintxos de todas las épocas. Que también, sí, también hay barras de cine.
“Los que más marcas de vinos nos piden son los extranjeros. Para empezar vienen pidiendo ‘un Rioja’ ”, me cuenta Mikel Martínez.
MIKEL es la tercera generación de la familia que se hace cargo del Bar Martínez.
Allí mismo en el bar, algunos se ponen a consultar Internet en su móvil para informarse sobre las 28 marcas de vinos que hay en el bar. A partir de eso, o piden ell@s el vino, o buscan un consejo. “Oye, de todos estos vinos, ¿cuál me recomiendas?”
“Se les suele explicar de dónde es el vino, si es de Rioja Alavesa o de Rioja Alta, o de la Rioja navarra… Y a partir de ahí, los extranjeros, muy gratamente sorprendidos por el precio, se sientan tranquilamente y se toman al menos dos o tres copas de diferentes marcas de vinos. Lo que nos sorprende muy gratamente”, sigue Mikel Martínez con su relato de lo que acontece en torno a la barra.
.- ¿Llega el oleaje del Festival Internacional de Cine de Donostia hasta el interior de los bares y restaurantes de la ciudad?
¡Vaya si llega! El primer día del Festival, el sábado, vendimos muchas botellas de vino de las grandes marcas. De otras no tanto.
HAY una marea andante que va y viene «de cine, pintxos y vinos» por Donostia.
.- Vuestro bar tiene 28 vinos diferentes. De los cuales hay siete marcas de Rioja Alavesa: Pies Negros, R., Piérola, Luis Cañas, Marqués de Tomares, Luberri y Viña Real.
Las marcas de vino más pedidas no son aquí las de Rioja Alavesa. Así que ahí tenemos un trabajo por hacer -sugiere Mikel Martínez-. Nos podemos preguntar por qué en Donosti no se pide más vino de Rioja Alavesa. Y que la gente sepa cuál es la diferencia del vino de un lado del Ebro al vino del otro lado.
LAS SIETE MAGNÍFICAS del Martínez… No están «solas ante el peligro». Tienen a Mikel.
.- ¿Tú lo sabrías explicar?
No. Yo no sabría explicarlo. Por eso digo que hay un trabajo por hacer.
.- ¿Has estado en Rioja Alavesa?
Claro. En Labastida, Laguardia, Elciego, Elvillar… Es una zona increíble, con bodegas familiares, aunque hay de todo, pero sobre todo pequeñas producciones, con auténticos vinazos. Nosotros tenemos “Pies Negros”, por ejemplo. Un vinazo.
La estrategia debe ser meterse en bares de referencia en cada zona de Donostia, como puede ser nuestro bar, o el Ganbara… Y en los grandes restaurantes, y que nosotros seamos los que impulsemos el consumo de lo nuestro.
.- Es una buena idea, Mikel.
OTRO del «31 de Agosto»: Come, Bebe, Escucha, Mira y Aprende…
Sí, porque actuamos según lo que vemos. Si los bares de prestigio, y los grandes restaurantes, tienen los vinos de Rioja Alavesa, el resto se suele fijar y también los incorpora. Nosotros elegimos una colección de vinos antes de verano y hasta el final del verano. Y luego la cambiamos en función de las ventas.
.- ¿En qué te basas para tener estos siete vinos de Rioja Alavesa, y no otros centenares de vinos que hay en la Comarca?
Tengo la suerte de que mi primo es un experto en vinos, y nos vienen los propios representantes de la bodegas, nos dejan las muestras, y luego solemos hacer catas. Si nos gusta, muy bien; además de que ha de estar a un precio que se pueda vender.
.- ¿Cuántos bares en Donostia tenéis sensibilidad para con los vinos vascos?
En Donostia hay mucha gente que aprecia el buen vino. Quizá los bares pecan de tirar por el lado comercial, por aquello que se vende bien. Es una labor de todos, también de los propios distribuidores de vinos. Hay bodegas que a nivel comercial son más agresivas y están mucho más encima. A otros no les conoces. Y tienes tú que preocuparte en buscarlos.
A ESTA calle llegaban las barricas, y se embotellaba el vino de Rioja Alavesa.
Hay bodegas muy pro activas que te vienen de Cataluña, y te hacen un seguimiento cada tres meses con su representante.
.- Si vas de poteo por Donosti con tu cuadrilla, ¿qué vinos pides?
Si quiero beber un vino, busco el tipo de vino que quiero. A mí por ejemplo me gustan los de maceración carbónica, que son unos vinazos. Por eso tengo el “R.” de Remírez de Ganuza. Para mi gusto, entre un Muga y un R., yo me quedo con el “R.” de Rioja Alavesa.
.- A Fernando Remírez de Ganuza le vas a dar una alegría.
En el bar Martínez de Donostia lo vendemos muy bien. Aquel que lo prueba, repite.
AL DESPEDIRNOS, Mikel Martínez levantó desde la barra una copa con un Vino de Cine.
Mikel Martínez recuerda que en su día los pintxos se llamaban en Donostia “banderillas”. “La palabra ‘pintxo’ se popularizó con la gente de Madrid, que nos pedían un “pincho”. Lo que hicimos después fue adaptar la palabra poniéndole la “tx”.
La memoria le lleva a aquellos primeros pintxos de 1942. Los más baratos de la postguerra del 36/39. Gildas, cebolletas, pepinillos… “Se vendían a toneladas, según contaba mi abuelo. Los jóvenes salían del colegio y venían al bar a tomarse tres gildas y un vino”.
Ellos fueron -según me asegura- el segundo bar que tuvo la chatka, el cangrejo real ruso. “Sólo hay tres bares que hoy lo tienen. Todo lo demás es surimi y sucedáneos”.
Mientras hablamos, veo cómo los clientes se van llevando a la boca pintxos de todas las épocas. De los años cuarenta, los cincuenta, los sesenta… En la barra comparten el campo de batalla cerveza y vino.
“Hay pintxos que ahora no tienen sentido, como el medio huevo y una gamba con mahonesa, pero hace cuarenta años comerse un huevo era un lujo, y sólo los poníamos los fines de semana”.
EN la fachada de Santa María, donde comienza la calle 31-A, está San Sebastián mártir.
Y de repente va y me dice que me va a contar algo que “muy poca gente sabe”. Con esa frase se crea cierto suspense…
¡Cómo se introdujo el vino en la parte vieja de Donostia!
Ahora en la Parte Vieja de Donostia puedes encontrar miles de botellas de vino, pero esto no existía hace 30 años. Dice Mikel que fue una iniciativa de su aita y otros dos más, que empezaron a embotellarlo por aquello de los beneficios para la salud.
En 1985 los médicos aconsejaban que si bebes, bebe buen vino. “Mi padre y otro del bar Txepetxa, que es muy conocido por sus antxoas, escogían botellas de vino bueno y se las ponía delante de la barra para beber ellos. De esta manera la gente empezó a decirles “oye, ponme del vino que bebes tú” ”.
En estas estamos cuando la película se cobra una buen pieza de la historia de la Parte Vieja:
Estamos en la calle 31 de Agosto, donde durante el siglo XX el poteo tradicional del barrio se hacía con vinos a granel de Rioja Alavesa, que lo embotellaban en esta calle, en frente del bar La Cepa. Traían el vino en barricas y luego lo embotellaban aquí. Todos bebiendo el mismo vino.
LOS pintxos del Martínez son el personaje principal, pero el vino es un buen partenaire.
Eran botellas sin etiquetas. Se llamaba “vino especial” (ya digo yo, Vinos de Cine). Había otro vino, el barato, el corriente. El “vino especial” fue el que precedió al vino de marca.
Aquel “vino especial” trajo un público diferente a los bares de la parte vieja donostiarra. Y a la calle 31 de Agosto. Teníamos chatka auténtica, y en la barra había también centollos, angulas, percebes, además de otro tipo de pintxos más modestos…
“No era normal que tuvieran aquellos super pintxos y que se los tomaran con vinos corrientes de dos pesetas. Un centollo no va bien con un vino barato”.
.- Jajaja
“Todo tenía que ir en relación. Así que llegó un momento en el que bares como el Martínez, el Ganbara, el Tamboril, … y otros locales referentes en la zona, decidieron eliminar el vino corriente y nos quedamos sólo con un vino de calidad.
¡Como para no pasar un buen rato con una historia como esta, mientras los centollos, el chatka y las gildas bailan en la barra!
LO QUE CUENTA una foto del año 1942… en el bar del abuelo de Mikel.
Así llegamos a la fotografía en blanco y negro del escaparate del bar Martínez, la que tiene 76 años de historia. La imagen refleja la vida de los bares donostiarras de los años 40.
“De los que están en la foto reconozco a mi abuela, por allí al fondo veo a mi tío el mayor, y aquí a la derecha está mi abuelo sirviendo vino. Al fondo hay un acordeonista muy famoso, el Diego Bikondoa, que su hijo fue campeón del mundo de acordeón. Era cliente y amigo, padrino de mi padre”.
Era un bar de la postguerra, todos sin un duro, amenizados con un acordeón. En la foto está todos tan elegantemente vestidos porque era el día de la inauguración del bar Martínez. Corbatas, algunas boinas, y al fondo… la fotografía de Franco, que era de obligado cumplimiento.
“El bar tiene su historia, porque antes había sido también el bar de un conocido remero, y a mi abuelo le costó montarlo porque había sido cerrado por ser “una casa de espías y de señoras de moral distraída”
.- Jajaja
LOS abuelos de Mikel por parte paterna, Manolo y Juliana.
“A través de sus contactos, mi abuelo consiguió abrir el bar en una calle de barro por la que transitaban los burros… El bar de enfrente era una funeraria, y cualquiera se acercaba a una calle con funeraria. Así que por entonces ponías un vino peleón y hacías sonar un acordeón, o no había manera”.
El guion de la película de la realidad se hace gracias a las palabras de Mikel Martínez.
Todo indica que el abuelo dio nueva vida y alegría al establecimiento de banderillas, música vasca y vino; además de un brillo distinto a una calle que sonaba a fiesta.
El abuelo había nacido en Logroño, viniendo con su familia a Donosti cuando contaba apenas cuatro añitos. La abuela llegó a trabajar con 15 años en las Bodega de Marqués de Murrieta… “Ella fue quien llevó a la barra el primer champiñón en Donosti. Siempre le he escuchado hablar a mi padre de los champis cocidos de la abuela”.
SOMOS CINE, cierto que lo somos, y tantas otras cosas tan importantes, o más.
En la calle 31 de Agosto alguien recita unas palabras recién escritas: “Soñando quietud / le he dado a mi corazón / en ofrenda / mi más alto pensamiento / para que siga latiendo”. No parece un actor, ni un director de cine. Pero tras pronunciar esas palabras, entra con otros tres en un bar de la Parte Vieja y piden un vino. Un vino como es debido en el Festival Internacional de la ciudad. Un Vino de Cine. Ya sabéis a que me refiero.
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Para estos días de cine en Donostia, un protagonista guapo y conocedor de los vinos de Rioja Alavesa que vende en su bar. No conocía el Martínez, pero entraré en él la próxima vez que vaya a Donostia y pediré un vino de maceración carbónica de los que le gustan a Mikel.
Ya recuerdo lo de las «banderillas». Siempre me ha parecido que la gente fina llamaba así a los pinchos. Por cierto, el de medio huevo con gamba y mayonesa tiene todo el sentido para mí, es con diferencia el que más me gusta y al que se me van los ojos de inmediato si estoy ante una barra de buenos pinchos.
Tiene muy buena pinta el mostrador del Martínez. La calle 31 de Agosto me encanta, con la preciosa fachada de la iglesia de Santa María. Suelo ir a un restaurante de esa calle cuando voy a Donostia porque hacen un txangurro al horno riquísimo.
Qué bien saber de ese bar que no conocía. Qué bonita historia. Parece de documental, de cine, con protagonistas que también lo son…
Muchas gracias, Karmele. A estas horas y ya hablando de pintxos y banderillas, de huevos con gamba y mahonesa, de txangurros. Menudo desayuno… de Cine!
Saludos cordiales.
! Hay que hacer algo ! Tiene razón Mikel. Las Instituciones implicadas tienen que hacer algo porque el panorama de los vinos de Rioja Alavesa en Donosti es bastante triste. ! Y no digamos en Bilbao !
Supuestamente en ese bar emblemático tienen 7 Vinos de Rioja Alavesa de 28 y si raspamos un poco y vemos que dos de ellos son de Fuenmayor y Abalos y que la mayoría de los otros no pone Rioja Alavesa por ningún sitio pues si ! Hay que hacer algo!
Muchas gracias, Miguel. Suena bien ese «hay que hacer algo». Y no dejar de hacerlo. Los agricultores en Rioja Alavesa portan el corquete (aún los hay), la azada (aún los hay), también el tractor y el ordenador, la podadora… no paran. Nos inspiran. Saludos!!