EN una de sus viñas, Abel y Maite, bajo el cielo protector, bien arraigados, dando frutos.
Son ya treinta años resistiendo, y también disfrutando de la tierra sonserrana y de los viñedos y vinos de Rioja, y del mundo, junto con su esposa Maite Fernández.
Que el Consejo Regulador de la DO Rioja te emplaza varias cosechas por “oxidaciones”, bueno, pero sigues adelante. Que se ríen de la Garnacha blanca diciendo que sirve “únicamente para hacer un mal tinto y un peor blanco”. Pues venga, dale, Garnacha blanca, y más tarde Tempranillo blanco. Que aseguran que estás loco por apostar por la Malvasía o por la Viura, muy bien, o que te arruinarás si compras barricas, estupendo, pero tú a lo tuyo. Con curiosidad, carácter y convicción.
DE manera natural, Maite toma la tierra de la viña en sus manos y saborea esa fragancia.
“Yo tenía un tractor a mi nombre y un proyecto para hacer esta bodega, pero solo me daban el 50% del crédito”. Es un recuerdo de Abel que ya tiene más de 30 años. “Ayer se acercó a nuestra bodega una viticultora de California, de Napa Valley. Quería ver las viñas. El otro día nos visitaron unos vitivinicultores de Borgoña”, dice Maite treinta años después, en 2019.
.- ¿Qué tenéis de especial?
Nada de especial. Nada. Yo no tengo una fórmula mágica. Ni ellos la vienen buscando. Lo que quieren es ver otras formas de trabajo. Quizá otra forma de sentir. Quizá necesitemos redescubrirnos.
PORTADA del cómic de su amigo Juan Carlos Torralba, del que ofreceremos varios dibujos.
.- Si vamos por décadas. ¿Cómo fueron los primeros diez años, del total de 30 que tiene la bodega?
Bufff. Pues mira, te lo voy a simplificar en una frase: “los primeros diez años son para que te conozcan”. Me lo dijo en cierta ocasión un francés: “Diez años para que sepan de ti, para que a los 25 años ganes algo de dinero”. En mi caso se está cumpliendo.
Los primeros diez años fueron más que duros, durísimos. No teníamos más que deudas, con unos intereses bancarios por las nubes. Pero bueno, bueno, tuve la suerte de encontrarme a una moza como ésta, como Maite…
“…Que estaba dentro de su proyecto”, bromea Maite completando la frase.
.- Recuerdo Maite, que hace cuatro años, cuando os conocí a los dos, ya te declaraba su amor una y otra vez.
Eso es verdad, siempre lo hace.
UN profundo y manifiesto afecto preside la unión en esta bodega familiar.
“La dedicación a esto es plena, 24 horas al día. Sin una compañera como es debido, una bodega familiar es inviable, aunque hay que trabajar mucho, pero mucho. Y nosotros somos incapaces de decirle a alguien que se hace hoy miles de kilómetros para venir a verte que “oye, mira, que no puedo recibirte”. Porque cuando nosotros hemos ido a visitar bodegas fuera, lo que agradeces es que te reciba el dueño, y que alguien te atienda con el calor de un colega.
.- Necesitamos menos Whatshapp y tecnología digital, y más comunicación en vivo y en directo, mirándonos a los ojos.
También. A los chavales que vienen, a los que son perseverantes, les dedico el tiempo… Y yo necesito todo mi tiempo para trabajar en mi proyecto, pero…
“YO tenía un tractor a mi nombre y un proyecto…», del cómic de Torralba.
.- ¿Qué les cuentas?
Les hago que vivan y sientan lo que es un proyecto como el mío. Hace poco lo he hecho con un joven de Galicia, que empieza ahora con el suyo.
.- ¿Cuáles son sus preguntas?
La pregunta del millón es: “Abel, ¿se puede sobrevivir con poca producción?».
.- ¿Cuál es la respuesta?
La respuesta es sí se puede. Les animo. Sí se puede. Y me quejo en las instituciones, o donde puedo, de que se les bloquea muchas veces por razones burocráticas y administrativas, y me da igual que sean riojanas o vascas. No puede ser que se apueste sólo por modelos industriales.
Y llegaron las vendimias de principios de los años noventa del siglo pasado.
.- Ah, los comienzos, Abel.
Yo tenía un tractor a mi nombre y un proyecto para hacer esta bodega, pero solo me daban el 50% del crédito. Me costó más de ocho meses conseguirlo. Comencé gracias a dos vecinos que me dieron credibilidad ante el Banco. Empecé con la maceración carbónica, como cualquier hijo de vecino, teniendo claro que aquello saldría adelante.
Para la etiquetadora de las botellas me dejó la pasta mi hermano y un cuñado de esta señora. Hemos vivido del préstamo y de encontrar buenos proveedores y buenos clientes, y buenos amigos.
.- ¡Hay que tener dinero para poner en marcha una bodega, eh!
Hay quien dice que tienes que ser millonario para poner en marcha una bodega. Y ojo, que en Napa Valley hay que pagar dos millones y medio la hectárea de viñedo. Aquí ya vale entre 100.000 y 120.000 euros la hectárea.
LA necesidad de encontrar tu propia senda, de embotellar tu propio vino…
.- Vuestra generación lo ha tenido difícil… ¿Y las que vienen por detrás?
Lo van a tener diferente. Más difícil que nosotros es imposible. Yo soy un tío afortunado que empecé a elaborar vino con 17 años. Y a partir de ahí ¿qué te contaban los bodegueros? Nada. Nada en absoluto. Era un secreto. Un absoluto secreto.
.- ¿Cómo os formasteis, cómo os preparasteis?
Ella se formó para azafata de alturas.
SE formó para las alturas, pero Maite necesita sentir la tierra muy cerca
“Soy de pueblo –dice Maite-, pero en mi casa no hemos vivido del viñedo. Mi padre tenía la gasolinera de aquí, que ahora la lleva mi hermano. Yo estuve en Londres un par de años. Abel y yo nos conocíamos de jovencitos y al volver…”
Pero yo era invisible para ella –bromea Abel-. Yo era un muerto de hambre y, además, un destripaterrones.
“Eso lo estás diciendo tú todo… Cuando nos casamos, yo no tenía cultura del vino. Fui azafata de un solo vuelo, porque enseguida me dije “esto no es para mí”. Me fui a Inglaterra casi dos años, primero de “au pair”, luego en un hotel. Después volví y trabajé unos años en la gasolinera familiar.
ABEL, su padre Pedro, y Maite descargando uvas en la bodega de sus sueños.
“Yo quería saber cómo se mueven las velas de un barco –cuenta Maite-, aunque aún no estuviera navegando. Los primeros años, entre mi suegro y yo llevábamos la bodega. Y Abel estaba todo el día en el campo. Recuerdo que mi suegro utilizaba la palabra “elegante” cuando le gustaba un vino. Un vino “elegante” era el no va más”
.- Cómo fueron aquellos primeros años
Desde 1989 hasta 1992 estuvimos haciendo maceración carbónica. Mi cabeza rulaba sin parar. Un día le dije a Maite que íbamos a comprar unas barricas. Las barricas que vendían las bodegas de segunda mano, de roble americano… eran una patata, madera vieja con olor a moho.
SELECCIÓN del grano a grano en la bodega, con un ejército de familiares y buenos amigos.
Así que las dos primeras barricas francesas que compramos… es parte de la suerte que hemos tenido siempre por el camino. Pertenecían a un tonelero francés al que le caímos en gracia. Estábamos en una feria de Zaragoza mirando como bobos las barricas. Él me preguntó “¿Te gustan?”. “Sí… ya me gustaría probarlas”.
Creo que nos vio aquella cara, y nos dijo “cuando suba para Francia y termine la Feria, te dejo las dos barricas a un buen precio”.
.- Qué suerte!
Sí, y le pagamos cuando pudimos. Pero no sólo eso, sino que además nos enseñó a saber de barricas como nadie, y las tonelerías que merecían la pena. Siempre hay gente buena en el camino, y da igual de dónde sean.
.- ¿De dónde salió la palabra “Jarrarte” para vuestros vinos?
Eran unas parcelas que tenían mi padre y mi madre
.- Es una palabra vasca!
Muy vasca, significa “entre piedras”. Bien sabéis que aquí hay muchísima toponimia vasca, que está lleno. Ahí nace la historia de Jarrarte, que la pronunciación para el mercado internacional no era nada fácil. Pero poco a poco fuimos encontrando sitio. La primera salida importante que hicimos fue en Barcelona.
ABEL descorcha una botella que nos bebimos aquella tarde, tras la entrevista del Blog.
.- ¿Cuánto pagaste por vuestras primeras barricas?
Las primeras barricas que compré las pagué cada una a 60.000 pesetas. Mi padre decía que quien comprara barricas se arruinaría, y se encargaba de calentarle los cascos a Maite para que me dijera que estaba loco por comprar barricas. “Te arruinarás”. Por si fuera poco empecé a elaborar vinos blancos. “¿Estáis locos, o qué?”.
.- Jajaja
Cuando solicitamos poner más blanco en la viña, no nos dejaron, porque ya había suficiente blanco en Rioja. Fíjate lo visionarios que eran. Luego nos emplazaban cosechas por oxidaciones y no sé qué gaitas. En los blancos siempre era lo mismo “no tipicidad de Rioja”, cuando nosotros estábamos dándole identidad a la DO.
Yo siempre les decía lo mismo “si esta Malvasía está aquí, esta blanca roja está aquí, estará por algo”. Ellos me aseguraban que “esos blancos no te van a aguantar tres meses… eso se oxida solo”.
La Garnacha blanca, no te lo pierdas, decían que valía “únicamente para hacer un mal tinto y un peor blanco”. Estoy hablando de los bien pensantes, Universidad, Consejo…, me da igual. Nadie creía en esto. ¡Nadie!
ASÍ dibuja Torralba a los inspectores del Consejo Regulador, que jugó a la desconfianza.
.- Y a pesar de eso, ¿por qué seguisteis adelante cuando todos os daban un palo tras otro… incluso tu padre?
Bueno, pero mi padre cuando le di a probar un vino blanco de la barrica, muy diferente a otros, me dijo “esto ya me gusta, es… elegante”. Esos vinos se los vendíamos a los extranjeros o a gente que provenía de los lugares donde se hacía blanco, en Cataluña y en Galicia. Venía un alemán, un francés, un catalán… y estaban encantados.
.- Así que te mantuviste perseverante, insistente, resistente. De una pieza.
Después de ver lo que la Malvasía me ofrecía, di el siguiente paso. La Viura. ¿Qué hacemos con la Viura? Vamos a hacer 6000 kilos por hectárea, olvídate de conseguir 14.000 ó 12.000 kilos, hagamos solo 6000 kilos, o 5000. En resumidas cuentas, vamos a interpretar lo que cada año nos ofrezca la viña. Si tenemos un año generoso en lluvia podremos tener una producción más alta, y si hay sequía le bajamos la producción.
“Hasta hace poco tiempo, en general, en Rioja no se han mimado los blancos como se ha hecho con los tintos. No es pensaban en blanco cuando se hablaba de Rioja», señala Maite.
“Las uvas blancas no sirven ni para hacer un mal vino”, me decía alguno –recuerda Abel.
PESE a todo, la vida y las vendimias continuaron, cada vez con mayor pasión si cabe.
.- ¿Cuál fue el siguiente reto?
Cuando yo veía que algo tenía sentido, a mí me daba igual lo que dijeran los demás.
“Nosotros solo pedíamos que nos dejaran hacer nuestro camino”, recuerda Maite, “sin meternos con nadie, trabajando con lo que ya teníamos en casa, sin traer nada de fuera”.
.- ¿Y qué pasa con la diversidad?
Eso decía yo, cuanto más diversidad tengamos, mejor, más riqueza.
Hay un slogan que me gusta: “Los mil y un riojas”. Muy bien, pues hagámoslos. Eso nos engrandecerá a todos. “Que ese 45% quiere vender el 80%, bien, pero dejen que ese 20% haga estas cosas”. Pero si nos quitan la curiosidad de seguir buscando, “qué coño nos dejáis”.
.- Claro!
DICE Maite que Abel Mendoza se transforma cada vez que visita sus viñas…
Yo no pretendo hacer, que les tengo un cariño especial, vinos López de Heredia, que me parece el clasicismo elevado al cubo. Ahora, la tipicidad de Heredia no es la mía. Son dos modelos y además complementarios. Hagamos cosas nuevas, no “sota-caballo-y-rey”.
Antes solo se medían las cosas por la permanencia que tenía el vino en una barrica. ¿Y eso era bueno? ¿Ahora qué es bueno, un Crianza a 2,30 euros la botella? ¿Un Reserva que en USA se vende a 6 dólares y pico? ¿Es eso?
.- Eso es empobrecer Rioja.
Por supuesto, y empequeñecer los proyectos. Lo importante es que hay nueva sabia en Rioja, como en Rioja Alavesa, y lo importante sería motivarles. Y entre todos ir aupando a los pequeños productores. En Francia hay miles. ¿Cuántos hay aquí? ¿Ciento cincuenta como yo?
MIENTRAS haya cepas, y racimos de uva, y vino… Abel no dará por perdida una batalla.
.- ¿Das por perdida esta batalla, Abel?
No. Lo que yo creo es que Rioja puede morir de éxito si no se reinventa. Esto es una opinión mía.
.- ¿Se está empezando a morir un poco la DO Rioja?
En las ventas, según dicen, “todo es alegría”. Ahora, desde un punto de vista de compromiso con un territorio, un territorio configurado por tres comunidades autónomas, ahí sí creo que está muerta.
El problema es que al final terminan expulsándote de tu casa porque al final te preguntas qué sitio es el que tienes en una DO con 500 millones de kilos de uva.
El que vende cincuenta millones de botellas, ése, con todos mis respetos, tendrá muy poco compromiso con el territorio. Quienes tenemos compromiso con el territorio somos todas las bodegas familiares, y los que quieran volver al medio rural.
«ESTE chiquitín será un racimo perfecto», asegura el viticultor.
.- ¿Te hacen algún caso en el Consejo Regulador de la DO?
No creo que yo sea tan importante.
.- Tú fuiste “Bodeguero del Año” según Tim Atkin. ¿Eso para qué ha valido?
Sirve para que lo que sale de tu boca no sale como un bodeguero más. Eso es cierto. Pero ya me gustaría que se abriese este debate, con hondura. Saber hacia qué modelo va esta DO.
No vale preguntar ¿usted qué representa en Rioja? Porque yo sólo represento 70.000 botellas. Nada más. Y quien me lo pregunta representa 20 millones de botellas.
MAITE Fernández y Abel Mendoza con la periodista Amaia Goikoetxea.
.- Tú no estás cuestionando lo que hacen los grandes…
Para nada, lo que digo es que me abran un camino, una pequeña ranura, donde yo pueda ir por la otra orilla del río. Nada más.
No tengo la intención de quitarle su negocio, no, no, que soy muy pequeño, pero “no me pongas zancadillas”, porque quien negocia con las Administraciones son los grandes grupos, porque al parecer, teóricamente, ellos son los visionarios.
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Abel y Maite, un gran ejemplo. Os conocí en una feria con Maite Aguilar, bebo vuestro vino en la Alhóndiga y siempre me hablan maravillas vuestras.
Vuestro coraje es Importante y vuestra elegancia de vino.
Quiero pasar una tarde con vosotros. Somos gente que dice la verdad y eso es muy grande.
Os envío un gran abrazo.
Muchas gracias, Victoria Cañas. Un cordial abrazo.
Bien recuerdo que Abel pedía, y pide, dos vidas para aprender todo lo que necesita de la vitivinicultura…
Pues bien, aquí podemos comprobar que está sabiendo aprovechar la única vida que le ha tocado en suerte
Muchas gracias, Jon Artetxe. Muy bueno. Abrazo
No sé cuántas historias de resistencia y perseverancia hay en la sociedad actual…
pero ellas y ellos hacen avanzar el mundo.
Sea su mundo, sea el mundo mundial.
La entrevista, muy bien escrita y dirigida,
me ha emocionado mucho. Mañana, o la semana que viene, la volveré a leer.
Hermoso lo que dices, Joana Redondo. Una sola emoción como esta tuya, vale toda una entrevista. Hacerla en la bodega, transcribirla, editarla con sus fotos… El esfuerzo ha sido ya con tus palabras recompensado. Muchas gracias
A grandes rasgos, la historia que relata esta pareja es muy parecida a la que podrían contar tantas y tantas parejas de Rioja Alavesa: la historia de las pequeñas bodegas familiares, pequeñas txalupas que navegan con mil dificultades en el proceloso mar de un mercado dominado por inmensos paquebotes. Su queja por una Administración que se obnubila con las millonarias cifras de botellas vendidas, unas grandes Sociedades Anónimas, mientras se olvida de las pequeñas bodegas familiares la escuchas también en cualquier bodega de Rioja Alavesa.
Muchas gracias por tu comentario, Miguel Larreina.
No suelo escribir aquí, pero esta vez lo merece. Bonita y sacrificada historia la de Abel y Maite. Me gusta leer esas palabras de alguien que hoy en día es referente y habla con tanta humildad. No suele ser común. No los conozco personalmente, pero me gustaría. Enhorabuena
Muchas gracias, Saúl Gil Berzal, presidente de ABRA. Seguro que ese encuentro será fructífero. El Blog hará de intermediario, como puente. Un cordial abrazo.
EL AMOR CUIDA LA VIÑA
Es el titular que me sugiere la emoción al contemplar vuestra semblanza expresada en el Blog, Abel y Maite.
Emoción al ver que sois riojanos habitados por el Espíritu de la Sonsierra, responsable del amor con que cuidáis vuestras viñas. Emoción al hacerse presente, en el recuerdo, mi amigo Pedro, padre de Abel, con su actitud de «amar y respetar la tierra», de quien aprendí el significado del término «elegante», referido a un vino. Hoy tan empleado de Hugh Johnson para arriba. Emoción al releer el cómic VINO ENTRE AMIGOS, que con tanto cariño me dedicasteis, y emoción al comprobar mi suerte al ser objeto de vuestro cariño y amistad.
Un fuerte abrazo de «los Sádabas».
Muchas gracias, Justo Sádaba Orruño. Hermoso y «elegante» saludo para Maite y Abel. Un Abrazo a «los Sádabas».