Jun 04, 2019

Tan amurallada como abierta al infinito

Es una de las seis puertas de la muralla de Laguardia, la de Páganos, que alberga en  las alturas una hornacina de cristal con la imagen del Cristo.

Más allá de la puerta abierta de par en par está el sol del ocaso y las primeras luces artificiales de las farolas que se disponen a iluminar la villa durante la noche.

Puertas de la muralla de Laguardia

PORTAL de Páganos donde hoy habita la puerta de la bienvenida (Fotografía Elena Ivanova). 

Si pudiéramos ver en cinco minutos de vértigo el acontecer de la historia de 885 años, desde que Sancho VI el Sabio le concediera en 1164 el privilegio del Fuero de Población, o desde que en 1194 Sancho VII el Fuerte decidiera fortificar la villa entera, y convertirla en un baluarte inexpugnable…

Veríamos bodas reales, condes, duques, marqueses, militares por doquier, batallas, agricultores, ejércitos entrando o saliendo a caballo, vigías armados en sus muros, y un pueblo entero dispuesto a defender lo suyo con lo que hiciera falta. Comprobaríamos que la villa fue abriendo y cerrando sus puertas, sus corazones y sus mentes, cambiando puertas, ampliando muros, pensando quizá que al otro lado siempre habría un enemigo.

Puertas de la muralla de Laguardia

CALLE de intramuros, calle fortaleza, viejas calles de anhelos, calles de paz y encuentros.

Pregoneros y alguaciles anunciaron al atardecer el cierre de las puertas para que forasteros y gente que no tuviera lugar donde ser recibida se prestaran a partir. Tras la muralla, al anochecer, los pobladores se mantenían a buen recaudo, protegidos durante siglos de un mundo exterior que siempre sonó como una amenaza.

Hubo un tiempo en el que las villas amuralladas, como las de Laguardia o Labraza, mantuvieron sus puertas cerradas a cal y canto, montando guardia desde las altas torres, hubiera o no una guerra más allá de sus muros. Alguien puede pensar que un pueblo encerrado entre murallas no acaba de fiarse nunca del foráneo. Pero quien esté libre de candados, quien no se haya sentido muralla, que lo diga.

Puertas de la muralla de Laguardia

LAGUARDIA abierta a la gente, a la fiesta, a la cultura, al porvenir…

Volviendo a Laguardia, conozco a gentes que nacieron y viven aquí, dentro de sus muros, con su bodega antigua, a quien no le gustan las puertas cerradas. Gentes que dejarían entrar al mundo entero sin distinción. Gentes que piden a los que están dentro que salgan para hacer el bien.

El mundo no ha dejado de construir muros cada vez más altos, sin darse cuenta, siglos después, que sólo con las puertas abiertas podemos anticipar la amistad que vendrá, el amor del mañana. Lo dejó escrito el poeta Marcos Ana: «Mi casa y mi corazón / nunca cerrados: que pasen / los pájaros, los amigos, / el sol y el aire».

10 respuestas a “Tan amurallada como abierta al infinito”

  1. Maider Elkoro dice:

    Maravilloso. «Sólo con las puertas abiertas podemos anticipar la amistad que vendrá, el amor del mañana». Iré a visitar con tiempo Laguardia. La pasearé entera. Gracias!

  2. Maren Aldaia dice:

    Qué ganas de entrar por esas puertas abiertas de par en par!!!

  3. karmele dice:

    Sugestiva e impresionante imagen la de la puerta de la bienvenida (como le llamas en el pie de foto). Qué daría el Cristo de la hornacina por romper ese cristal que le tiene preso y salir andando por esa mágica pasarela mientras contempla un ocaso como hecho a su medida, divino realmente.

    Me ha llegado especialmente el comentario respecto a una clase de muros que construimos los humanos y que son más fuertes e inexpugnables que cualquier muro de piedra: «Pero quien esté libre de candados, quien no se haya sentido muralla, que lo diga».

    Las murallas que merece la pena construir son como aquella que cantaba Quilapayún, que iba desde la playa hasta el monte y desde el monte hasta la playa, allá sobre el horizonte.

    • Blog Rioja Alavesa dice:

      Muchas gracias, Karmele. O esa muralla imaginaria de Quilapayún para dejar entrar hasta el fondo a la rosa y al clavel, además de al corazón del amigo y la amiga… O ninguna. Un cordial abrazo, amiga Karmele.

  4. Los mejores contraluces de las puestas de sol.

  5. Elena Ivanova dice:

    Muchas gracias por compartir mi fotografía! Maravilloso artículo! Un abrazo muy fuerte!

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