Si ampliamos la mirada, Europa posee tres millones de hectáreas de viñedo y doce mil millones de cepas, un sinfín de vitivinicultores, bodegas, vinos y entusiastas consumidores del néctar que celebra la vida cada día.
No obstante, la viña supone poco espacio en el contexto del suelo cultivable europeo. Tal vez el 2%. En el momento de su máxima extensión, el viñedo pudo haber llegado en Europa al 2,6% de todo el agro forestal.
Las cifras nos llevan a decir que Europa no es vitícola… salvo en la cuenca mediterránea y en unas minúsculas pero preciosas manchas de viñas en las cálidas riberas de cuatro grandes ríos.
En España las cifras han bajado de 1,5 millones de hectáreas de viñas a 0,9 millones de hectáreas, lo que significa que la viticultura no siempre es rentable.
Las zonas lucrativas de viña en el Estado español rondan el 11%. ¿Por qué la DO Navarra, en los últimos 40 años, ha pasado de tener 36.000 a 12.000 hectáreas de viñedo? «La viña –nos dicen quienes la quitaron- no siempre resulta una buena inversión».
No obstante, hay que subrayar que la DO Rioja es rentable, como lo está siendo Ribera del Duero, además de otros lugares, como Priorat, o las bodegas de las tres Denominaciones de Origen de Txakoli.
Hay otras partes de Europa donde el viñedo es muy rentable, como en Francia… donde podríamos hablar de un sinfín de Chateau… Pero son una hermosa excepción -a la que todos aspiran- entre los propietarios de los más de 3 millones de hectáreas de viñas europeas.
Cepas de altivo porte, cuya fruta canta y se prodiga en las tabernas, en las mesas de los txokos de Euskadi, en las cálidas posadas de otoño e invierno. Millones de cepas de las que cae la alegría y se expande por el mundo entero.
¿Dónde terminan nuestras finitas viñas: en tu corazón, o más allá del arcoíris? No será tanto el viñedo europeo si lo comparamos con otras plantas y frutos de la tierra, pero por esta flor diminuta del viñedo suspiran con anhelo los humanos… y los dioses.
Suspiran impulsando el siglo XXI porque la alquimia de las bodegas es el sortilegio que transforma un suspiro en una promesa, en una amistad… en una estrella invisible que nos lleva a brindar una y otra vez. Y otra más.
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Como siempre, disfrutando de una fantástica lectura.
Gracias Julio, tú sí que tienes una varita mágica para escribir.
Gracias, Maite. Un cordial abrazo.
Desconocía muchas de las cifras que se dan en el artículo, pero no la belleza sin igual del paisaje, ni los buenos vinos de Rioja Alavesa.
Lo que aún me queda por descubrir!!
Muchas gracias, Lourdes Canto. Parece que conoces lo fundamental. Salud para descubrir lo que te queda…
Eres pura poesía, incluso en cifras
Muchas gracias, Amelia. Un cordial abrazo.