Jun 20, 2021

«Murua quiere embotellar la esencia de Rioja Alavesa»

Me pregunto si la paz de esta viña de ciento un años que visito con el enólogo Mathieu Barrault impregna ya la esencia de Bodegas Murua. Si los secretos insondables que forman parte de la atmósfera de la Comarca alientan los sabores del vino.

Mathieu Barrault

CEPA de La Pedrita, plantada en 1920 en Rioja Alavesa.

HACE tiempo que bodegueros insignes de la Comarca aseguraron al Blog que había un enólogo francés en Elciego que le estaba dando la vuelta, para bien, a Bodegas Murua. La humildad y la sencillez del enólogo en cuestión, Mathieu Barrault, nunca hubiese admitido algo así.

Llegar a la bodega de Elciego es encontrar la cercanía y la sobriedad del francés, para trasladarnos a continuación al campo sin más demora. Porque Mathieu se explica a la perfección en las viñas.

Mathieu Barrault

MATHIEU en la primera viña de nuestro particular viaje, en Vallovera (Laguardia).

“Tenemos las viñas dispersas, con ingredientes muy distintos. Más viejas, menos viejas, tanto en vaso como en espaldera, grandes y pequeñas… En las 81 hectáreas hay gran diversidad, Graciano, Mazuelo, Garnacha, Viura, Maturana, Malvasía, pero la Tempranillo es la reina madre”.

En las viñas está parte de su laboratorio. También su pasión. No es difícil que tome un terrón entre sus manos, o un racimo en flor, o que te invite a escuchar el solemne silencio del viñedo en esta catedral, entre la Sierra y el Río, donde reza, y a veces grita, la madre Naturaleza.

Hemos abierto boca con la viña Vallovera, que ya ha cumplido 35 años, donde me explica porqué las viñas son, en cierta medida, un laboratorio, donde se conjuga el ser de los vinos.

Mathieu Barrault

“El poderío y el potencial inmenso de Rioja Alavesa”

.- ¿Hemos empezado por aquí porque esta viña te tiene enamorado?

En vino blanco sí. Es además una viña bonita por las uvas que da, con muy buena ‘carne’, con un buen perfil… Es verdad, ¡esta viña me enamora!

.- ¿Dirías que después de cinco años conoces bien las viñas de Murua?

Estoy empezando a conocerlas. Una o dos cosechas pueden ser representativas, pero después de cinco o seis años… Ocurre como con el conocimiento del carácter de las personas.

Mathieu Barrault

.- ¿Tienen que ver el carácter de Toro o del Bierzo, donde trabajaste, con el carácter de Rioja Alavesa?

Son distintos.

.- ¿Ni con el carácter del Valle del Loira?

No. Rioja Alavesa tiene su carácter.

.- ¿Cuál es el carácter que hace únicas estas viñas?

Hay una sutiliza que proviene de la elegancia y el poderío. Estos vinos son poderosos, sin duda, y, a la vez, la elegancia se mantiene presente. Esto es único, muy propio de esta zona.

.- Como francés que eres te harán ciertas preguntas…

Mathieu Barrault

Me preguntan si siendo francés, como soy, tiendo a elaborar vinos afines a Burdeos o Borgoña. Y les digo que no, que mis vinos son afines a Rioja Alavesa. Los tres territorios tienen puntos comunes, porque se cruzan bastantes virtudes con esas dos grandes escuelas francesas, pero Rioja Alavesa es Rioja Alavesa. Es lo que veo después de seis años…, que es poquito tiempo, ¡eh!

.- ¿Cuánto tiempo necesitarías para ser más rotundo de lo que ya eres?

El infinito, ¿no? La vida nos va llevando y vamos adaptándonos a los cambios. Y vamos aprendiendo, siempre aprendiendo.

Mathieu Barrault

Voy grabando. Recogiendo esta cosecha de palabras. En Vallovera, o en el coche de la bodega que conduce Mathieu; o en La Cruceta, donde ahora estamos (con cepas de hasta 45 años), una gran viñedo de diez hectáreas.

“Me gusta esta viña de La Cruceta porque el fruto y el vino tienen un carácter muy personal. Es un vino de mucho volumen y mucha fruta. Es la parcela que manda en un vino llamado el ‘VS Murua’, de gama moderna”.

.- Cada vino, una historia, un relato en sí mismo.

Mathieu Barrault

LA CRUCETA es la segunda viña elegida por Mathieu para explicar parte de su trabajo.

En esta bodega hacemos una gama clásica, un reserva y un gran reserva que se llama ‘Veguín de Murua’. Luego se abrió otra puerta, donde están el ‘VS Murua’ y un vino de autor, que es el ‘M de Murua’, apuntando a darle protagonismo a la fruta, a la variedad, a los aromas primarios.

Mathieu Barrault

M de MURUA. «Nuestro lienzo, el viñedo. M, nuestra obra maestra», dice la contraetiqueta.

.- Llegaste en el 2015, cuando todo estaba en marcha, como la vida misma.

Desde que entré en 2015 he comprobado que en esta parcela había un terreno generoso, con muy buena arcilla, con lo que no íbamos a tener problemas de crecimiento y vigor, así que dejamos cubierta vegetal en toda la parcela.

Pronto vimos una gran mejora, porque alguna zona tiene tendencia a estirar los racimos, y a que la baya engorde fácilmente.

La-Cruceta

DIEZ hectáreas de viña en La Cruceta.

.- Con la cubierta vegetal ¿se regulan esas tendencias?

Se regulan perfectamente. Este ha sido nuestro laboratorio de permacultura, viendo lo que permite la cubierta vegetal, con sus más y sus menos. Vimos la mejora, pero en 2019 en la zona más alta, quizá menos profunda, observamos que la viña no aguantaba tan bien toda esa vegetación, haciendo de freno en el desarrollo de los frutos.

Entonces dejamos un renque con cubierta vegetal, y otro no. Y en invierno decidimos arar toda la parte superior de la viña, levantando la cubierta vegetal.

.- Mimarlo todo, empezando por el suelo donde enraízan las viñas.

En nuestras viñas persigo que haya armonía entre los suelos y las cepas, donde la VIÑA es la protagonista, porque ella sabrá decirnos si lo estamos haciendo bien o mal. Creo en las cubiertas vegetales, porque el suelo tiene sus carencias, y la naturaleza es muy sabia, por lo que actúa contra esas carencias buscando el equilibrio.

Cruceta-Dos

.- ¿Qué esperas de las viñas?

Que puedan expresarse, enraizarse todavía más y mejor, y paliar en la medida que se pueda los efectos del Cambio Climático.

GUARDA-GRAND

ANTE el hermoso Guardaviñas de Vallovera.

Veinte años cumple ahora Mathieu desde que empezara a caminar en este mundo de la viticultura y la enología.

Le estoy conociendo ahora, pero es notoria su felicidad. Tengo gran curiosidad por conocer este viaje de veinte años, que le ha traído del Valle del Loira y Burdeos a Toro, en Zamora, al Bierzo, en León, y, por fin, a Rioja Alavesa.

.- ¿Ha cambiado desde 2001 la idea del enólogo, que hoy pisa más suelos de viñas que nunca, estando el tiempo preciso en la bodega?

Va con las personas. Yo siempre he estado muy cerca del viñedo. Es lo que quise hacer en un principio, trabajar en el viñedo.

GUARDA-VINAS

PIEDRA a piedra, cepa a cepa, viña a viña, verso a verso…

.- ¿Cuál fue tu formación?

Aterricé en el mundo vitivinícola un poco a la fuerza. Desde muy joven siempre me gustó la Naturaleza. Planeé para mí unos estudios como técnico de montes, pero no había sitio para todo el mundo en ese campo de trabajo.

Tuve la suerte de conocer a una persona de la zona del Loira, que era el presidente del equivalente aquí a la Denominación de Origen, un hombre con mi misma vocación. Él había sido amigo de mi abuelo. Hablando de los proyectos que llevaba, como la vendimia en verde, el clareo de racimos -que por cierto él lo inicio en el Loira-, me contagió su amor por el viñedo.

.- Tus abuelos fueron agricultores, quizá.

Así es, pero solo contaban con una pequeña viña para elaborar vino para el consumo de casa, de la familia. Allí hacíamos una pequeña vendimia todos los años, para elaborar unos 2000 litros de vino al año.

PIEDRA-GUARDAVINA

CREEDME, se puede valorar cada piedra de esta fascinante Comarca.

.- ¿De qué manera te contagió el amigo de tu abuelo su amor por el viñedo?

Fue poco a poco, hasta que un día me empecé a emocionar con este mundo. Mantengo buena conexión con la Naturaleza.

Hablamos del Medio Ambiente, pero Murua es una bodega donde el trabajo es producir vinos. Ese es el objetivo número uno, pero yo tengo la suerte de que hay un producto premium, en el que Bodegas Murua quiere embotellar la esencia de Rioja Alavesa. Eso significa que el proyecto pasa hoy en día por la mejora de los suelos del viñedo.

.- ¿Cuál fue tu formación?

Tras formarme en bosques y montes, en el mismo Loira hay una Escuela Agrícola donde me formé en Enología y Viticultura, que depende del Ministerio francés de Agricultura.

.- Lo que has aprendido luego tiene que ver con los lugares en los que has trabajado.

Valle-Loira

VIÑEDOS del Valle francés del Loira en el Currículum de Mathieu Barrault.

Primero comencé estudiando en el Loira, y haciendo mis prácticas, teniendo muchos amigos que trabajaban en diferentes bodegas, a los que todos los fines de semana estaba echando una mano, aprendiendo. Fui generoso con ellos, pero gané en experiencias.

.- De allí pasaste a Saint-Émilion.

Allí había hecho una vendimia. Es el tiempo que estuve en Burdeos, unos dos años y medio… Pero siempre he tenido una atracción por España.

.- ¿Cómo así?

Porque siendo joven, venía de vacaciones con mis padres a un pueblo pequeño de Aragón, en Novales…

Cuerpo-Tierra

EN viña La Pedrita, respirando la paz de un siglo de historia dando frutos.

Interrumpimos la grabación, porque hemos llegado con el coche a La Pedrita, una viña de CIENTO UN años, donde puedo apreciar cómo de intensa es la sobriedad de Mathieu, y casi cómo avanza el latido de su corazón. Su tranquilidad es ahora más densa, y él más locuaz. Su serenidad marida bien con las cepas de esta tierra.

Más tarde volveremos a ese pueblo de Aragón que explica emocionalmente su atracción por España, pero La Pedrita inspira de repente otras preguntas. No hay corazón que aquí se mantenga en su sitio.

.- ¿Qué pasaba en Bodegas Murua, en Rioja Alavesa, cuando tú empezaste en 2001 en el Loira?

MURUA-ELCIEGO

BODEGAS Murua, en primer plano, asentada en Elciego.

En 2001, el director general, José Masaveu, quiso abrir una nueva línea de vinos, con el “M» de Murua. Entonces se compraron dos viñas para elaborar ese vino, un vino que llamamos de autor, donde los protagonistas son la frescura, la fruta, el volumen…

Una de las viñas es La Pedrita (porque el término es San Pedro) de 0,3 hectáreas, muy pequeña, que nos da 500 litros. La otra está en Elciego.

.- ¿Cómo se le mima a La Pedrita?

Como tiene un marco de plantación muy estrecho, entonces se labra con caballo, que hasta ahora lo hacíamos a mano con una azada. El caballo realiza un trabajo más completo, profundizando un poco más y, al final, pisando menos la viña que siete personas.

Mathieu-Pedrita

DESDE la viña puede verse uno de los mil rostros de la Sierra.

.- ¿Cuál dirías que es el estado general de esta viñita?

Este año está muy bien, habiendo recibido con gusto el agua caída en la tormenta. Nos da poca uva, pero muy buena. Aquí no hace falta hacer ningún clareo de racimos. Hoy se da un equilibrio casi perfecto entre la cepa y el suelo. La cepa coge lo justo de lo que le permite el suelo, y ya está. Aquí no hay excesos, ni defectos.

 Poner en danza todo el Patrimonio

MATHIEU-VINEDO-BAi

Cantan a coro una o dos bandadas de pájaros que se cuelan en la grabadora. Me pregunto si la paz de este lugar llega a impregnar los vinos de Murua. Si todos los secretos insondables que forman parte de la atmósfera de la Comarca han tenido la delicadeza de formar parte de los sabores del líquido que vive en sus botellas.

.- ¿Ese equilibrio “casi perfecto” es el secreto de una uva muy especial?

Es el secreto, sí, para obtener una uva con un gran equilibrio, unos aromas complejos, unos sabores intensos… Para eso hace falta esta armonía.

.- Es emocionante pensar que en 1920 la plantó un viticultor, pensar que ya entonces sabría que sería para otros, que La Pedrita reinaría en el futuro.

Aquel señor murió, y sus hijos, si los tuvo, también… Y aquí estamos haciendo su labor. Es parte de la belleza de este mundo del vino: que formamos parte de una historia palpable, que todavía podemos tocar, porque esta viña es una foto real de cien años de historia viticultora.

MATHIEU-VINEDO-BAi

Es entonces cuando, como si fuera un rito, casi una liturgia, Mathieu toma entre sus manos unos terrones. Los desmenuza para hacerme ver la tierra generosa que les entrega cada año el fruto de la vid.

Recoge un terrón, y luego otro, que en sus manos se deshacen, convirtiéndose en pequeños trocitos, que cuando se agrupan configuran parte del alma acariciada de la madre tierra, al igual que cuando una gota de mar se une a miles de millones de gotas para formar el cuerpo entero de un océano

El tiempo pasa volando sobre esta alfombra mágica del viñedo en la que hablamos. Así que montamos en el coche, recorremos las estancias de arte y vino de la bodega… hasta que nos sentamos para mantener la parte final de la entrevista:

RACIMO-TERNURA

.- No me he olvidado del pueblo aragonés de Novales, donde viajaste los veranos con tus padres siendo niño, lo que te hizo sentir una atracción por España.

Aquellos viajes de mi infancia al pequeño pueblo de Novales, cerca de Huesca, con Valentín, un señor que estuvo refugiado en Francia en la época de la Guerra de España. Fueron sus padres los que marcharon de refugiados, siendo él un niño de nueve años. Sus padres estuvieron viviendo y trabajando donde mis abuelos.

Valentín mantuvo la relación con mi familia. Mi padre era más joven que él, pero aún así se escribieron siempre por Navidad. Gracias a esa amistad conocí la España profunda en un pueblecito que no llega a tener cien habitantes.

Mathiu-Puerta

TRAS una de las puertas de Bodegas Murua.

Conocer el lenguaje de las plantas

.- Aquí estamos, en parte por los padres de Valentín, en parte por la atracción que sentiste por España, hablando de viñas y vinos. Durante el recorrido has hablado de la Viticultura del futuro. ¿Cómo será?

Lo digo con humildad. Creo que más que una agricultura intervencionista, que contiene muchos errores, el futuro nos hará echar la vista atrás para volver sobre nuestros pasos y trabajar la tierra como se hacía antiguamente, cuando se conocía el lenguaje de las plantas.

.- Mirar el futuro, entonces, es volver a contemplar los aciertos del pasado.

MATHIEU-SIN

ANTES de abordar la parte final de la entrevista, catamos algunos vinos en la Bodega.

Mi sensación es que hay una parte de los profesionales de la viña y el vino que han hecho una parada. No hago una crítica. Las cosas llegan por algo, hubo una necesidad de producir, y la agricultura se desarrolló con ese objetivo. Hoy en día vivimos más confortablemente, y en viticultura lo importante no es ya la cantidad, sino la calidad.

.- ¿Qué has aprendido de cada uno de los lugares en los que has estudiado o trabajado? Podemos empezar por el Valle del Loira.

Fue mi primera toma de contacto con la viticultura en una zona que porta una gran historia, una gran cultura. Vino y Cultura van a la par. En el Loira no estábamos en Borgoña ni en Burdeos, por lo que desde allí, desde la distancia, pude ver las dos escuelas, porque de haber estado en un lugar o en otro, hubiera tenido una mayor influencia de ambos.

Copas-Barrica

.- ¿Qué te enseñaron los dos años y medio de Saint-Émilion?

En Burdeos pasé el rigor, el marcaje de todos los grandes enólogos que escribieron a favor de investigar. No hay bodega que no disponga de su pequeño ensayo. También aprendí la precisión a la que dan mucha importancia. Si vas por el Médoc, te darás cuenta que las viñas son como jardines.

.- De allí viniste a Toro, en Zamora. ¿Qué huella te dejó?

En Toro, de repente todo lo aprendido se fue al agua. Recuerdo el primer año en Toro, un mundo del vino totalmente distinto. En viña lo típico era desnietar, quitar las hojas… cuando en Burdeos es obligatorio mantener las hojas de las cepas.

Toro es una zona extrema, donde apenas llueve. Todo lo aprendido en Francia no encajaba en Toro. Aprendí a reflexionar, a cambiar, a tener en cuenta que la viña no es un tomate con el que empezar de cero. La planta se adapta a un medio, así que yo tenía que hacer lo propio, adaptarme sin recetas.

Con-Tinas

VEINTE años cumplidos de profesión, en un Sector que le lleva de un lugar a otro. 

.- Llegabas con las ideas muy claras, pero…

Tenía 22 años y era como tú dices, tenía las ideas claras, unas ideas que aprendí a cambiar.

.- Después de dos años en Toro, pasaste a El Bierzo…

En El Bierzo estuve DOCE años. Allí obtuve la confianza y la estabilidad. Ha sido además un buen laboratorio porque me dediqué a recuperar viñas muy antiguas que estaban abandonadas desde hacía quince años. Eso tampoco lo había leído en libro alguno. Realmente actuaba en el día a día. Fue un aprendizaje muy bueno en viticultura aplicada.

.- Era un lugar muy diferente, ni Huesca ni Zamora…

Para mí era otra España. Recuerdo que cuando llegué al Bierzo me entró la decepción de volver a ver todo verde. Soy de los franceses enamorados de los paisajes de Castilla, los ocres y los naranjas, esos atardeceres… El Bierzo es precioso, montañas, la verde naturaleza, pero tenía otra idea en la cabeza.

Vinedo-Toro

UNO de los viñedos de Toro (Zamora), en los atardeceres del verano.

.- ¿Qué vinos has dejado en El Bierzo, en León?

Llegué al Bierzo en 2004, un año bastante seco y muy bueno. 2005 fue en esa línea. Me gustaba más, aunque tengo que decir que el 2004 le adelantó. Trabajaba en un pequeño proyecto de Bodegas Paixar, de la familia García con la familia Beberide en Villafranca del Bierzo, de apenas dos hectáreas y media, en una montaña de pizarra, en el pueblo pequeño de Dragonte.

.- Venías de una explotación mucho mayor.

Sí, en Toro me había ocupado de 126 hectáreas.

.- En El Bierzo, en esas dos hectáreas y media, pensarías hacer “el jardín de Saint-Émilion”.

Pero me encontré con viñas en una montaña, y otra montaña de trabajo, sin mecanización, todo manual. Ahí empecé a conectar con los caballos y, bueno, me pasaba más tiempo desbrozando los alrededores por miedo a los incendios, ya que las parcelas estaban todas entre sotos de castaños.

Perdíamos mucha cosecha por culpa de los jabalíes… enseguida se nos iban 2000 kilos de uva, cuando no producíamos ni 20.000 kilos.

El-Bierzo

EL BIERZO, una etapa importante en la formación y la vida de Mathieu.

.- ¿Cómo permaneciste tanto tiempo allí?

Porque a partir de 2006 elaboramos el ‘Luna Beberide’. Bodegas Paixar no tiene una bodega propia, teniendo que elaborar el vino con su socio Luna Beberide. A partir de ese año empecé a elaborar todos los vinos de Luna Beberide. Así me quité del cuidado de Bodegas Paixar y me dediqué a la elaboración para ambas bodegas.

.- Aquello empezó a ser más interesante.

Sí, porque empecé a elaborar blancos, godellos… Creo que fuimos la primera bodega privada en elaborar Godello en el 2005, cuando hoy en día no hay bodega allí que no tenga su blanco. Fuimos avanzando dejando las variedades “forasteras” a un lado, para quedarnos con la Godello y la Mencía.

.- ¿Una etapa feliz?

Sí. Fue mucho trabajo, pero muy apasionante.

Amanece-Esperanza

AMANECE en Rioja Alavesa, la tierra donde hoy trabaja. (Foto Jose Miguel Rodriguez).

.- ¿Qué sabías entonces de Rioja Alavesa?

Siendo sincero, sabía pocas cosas. De Rioja en general conocía la gama clásica y las principales referencias.

.- ¿Habías estado ya en alguna bodega?

Sí, en Viña Tondonia, en Haro. La visité gracias a un compañero que estudió en Suiza, y que estaba haciendo sus prácticas allí. Nos invitó a un amigo y a mí cuando íbamos a una Feria a Burdeos.

.- ¿Qué primera impresión sacaste?

Me sorprendió muchísimo. Luego en Rioja Alavesa conocí los vinos de la familia Eguren, los de Remírez de Ganuza… que a mí siempre me ha gustado probar todos los vinos posibles. Investigar, permanecer inquieto es mi forma de vivir el vino.

BODEGON-MURUA

… HASTA catar los vinos de Bodegas Murua.

.-¿Cómo acabaste en Bodegas Murua?

Venir a Elciego surge porque uno de mis jefes, Eduardo García, tenía relación con la familia Masaveu, concretamente con José Masaveu, y estaban interesados en encontrar un enólogo. Un día vine, hice una visita y todo esto me encantó.

.- ¿Qué te llamó la atención?

Lo primero el Paisaje, que resulta espectacular ver tantas cosas en tan poco sitio. Me gusto ver cómo las cosas aquí están muy cuidadas. Se ve el cariño y se respira mucha historia. Y la gran variedad de uvas. Por supuesto que me gustó mucho Bodegas Murua. Me impactó. Y por así decirlo, me enamoré de todo esto.

.- En un principio no sabrías que aquí en Elciego estuvo en el siglo XIX el francés Jean Pineau, maestro bodeguero cuyos restos reposan en su cementerio.

Hoy bien lo sé.

MASAVEU-BODEGAS

MATHIEU atendiendo una visita en Bodegas Murua.

.- ¿Alguien ha visto en ti al francés Pineau que tanto aportó en Elciego?

Alguna reflexión me han hecho al respecto, pero como una gracia. Por entonces desconocía el vínculo de los Pineau con Elciego. Es una historia muy bonita. Me resulta emocionante poder ser parte de la historia del pueblo, como ahora hacemos todos aquí.

En mi manera de ser me gusta ser humilde y sencillo, y hacer mi labor con rigor y entusiasmo.

.- ¿Espera la gente más de ti por el mero hecho de ser francés?

No lo sé, pero lo que sí siento es la confianza de la gente. Confío que sea por mi forma de ser, por mi persona, pero me da la sensación de que por ser francés ya tengo una especie de sello de seriedad, al menos en este oficio nuestro. Eso me ha pasado siempre en España, la verdad.

Detras-Cristal

.- ¿Qué te dice la gente?

Algunos, con buena intención, me dicen “Mathieu, ya eres español”. Pero yo soy muy sincero, les digo que les estoy agradecido, como es verdad, pero les digo que soy francés, que lo llevo dentro.

.- ¿Qué crees estar aportando a Bodegas Murua, y a Rioja Alavesa?

Entre nosotros hay una conexión. La dirección de la empresa me ha ofrecido su confianza mientras yo vaya demostrándolo en mi quehacer. Básicamente esto es mi trabajo y mi pasión, porque vengo cada mañana entusiasmado, y aquí en Murua más, porque está todo para hacer un trabajo feliz.

Yo intento aportar a los vinos la esencia del viñedo, que sean vinos únicos, poniendo en danza todo el patrimonio que ellos tienen aquí.

B-MURUA

.- He podido comprobar que estás abanderando en silencio uno de los proyectos ecológicos de la Comarca.

No hay que permitir que la vid sufra, para que la uva madure como es debido, para que en un año cálido no se disparen los grados… Todo eso es lo que quiero paliar, y lo que en mi recorrido de veinte años he aprendido a ver.

.- ¿Estás dispuesto a seguir en ese periplo, en ese viaje continuo, como hacen cónsules y embajadores, que cada pocos años cambian de zona o de país?

Me gustaría seguir en Rioja Alavesa, porque este proyecto apenas va a cumplir seis años, y ese tiempo en este oficio es muy corto. Seis años en viticultura es apenas una mañana.

MURUA-EXTERIOR

.- ¿No te gustaría volver a tu país a trabajar como enólogo?

Eso no está entre mis sueños. Yo estoy muy a gusto aquí, porque me están dando todo para desarrollar lo que me apasiona.

.- ¿Con qué ojos miras a Rioja Alavesa?

Veo, sinceramente, un poderío importante, un potencial inmenso y veo que hay un punto común: que todos queremos la calidad, el trasladar este terruño a los vinos como un sello de distinción.

VISITA-COLECCIONISTA

.- Cuando estás con los enoturistas que vienen a Bodegas Murua ¿les hablas de vuestra bodega y también de Rioja Alavesa?

Hablo de nuestro proyecto, por supuesto, pero este mundo del vino está dentro de un proyecto cultural. Así que les hablo también de Elciego, de Rioja Alavesa, de la Sierra Cantabria, del Ebro, de los lagares rupestres, de los guardaviñas…

A nivel comercial nos centramos en nuestras botellas, pero en la propuesta de Enoturismo, aquí se habla de un proyecto común compartido de esta gran huella que han dejado los antepasados de esta Comarca.

14 respuestas a “«Murua quiere embotellar la esencia de Rioja Alavesa»”

  1. Antton Guridi dice:

    Qué bien, un francés en Elciego, donde ya estuvo Pineau hace… 160 años.
    O mejor dicho, después de leer la entrevista, qué bien contar con Mathieu y la sabiduría que va acumulando

  2. Txiki dice:

    ¡Qué enorme viaje, de viña en viña, hablando de su trabajo, para acabar haciendo una crónica tan guay de su hermoso trabajo!
    Zorionak!

  3. Aguilera dice:

    Me encanta sentir feliz en Euskadi a un gran profesional francés del vino y el viñedo. Demuestra ser un crack!!!

  4. José Gil dice:

    Un crack Mathieu, gran persona

  5. Oscar dice:

    Una gran y cariñosa entrevista, sin duda alguna Mateo es una gran persona y un enorme profesional. En Toro dejó huella, no lo olvidamos, qué suerte tienen en Rioja de contar con «el Francés». Saludos

  6. Olga Leiciaga dice:

    Muy interesante experiencia. La paso a los socios de nuestro Centro Vasco.

  7. Luis dice:

    Sigue así Mathieu,las cepas te devolverán en buen vino tu cariño

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