Jun 15, 2021

Pan cocido con leña de las antiguas casas de Laguardia

«Mucho pan se ha hecho con la brasa de las leñas de las casas de Laguardia», desvela en esta conversación la nieta de Luis y de Eugenio, la hija de José Luis Torres, conversando con el Blog en la panadería de la villa medieval.

María José López Torres de la Calle

SEGUNDA y última parte de ‘Historia de pan con miga’, en la panadería con la Marijose.

“Mi padre decía que había quemado en el horno de la panadería “hasta la cama del Obispo””, así que imagínate la leña que partió con un hacha para el viejo horno”, nos cuenta la Marijose en esta segunda parte de la conversación, a camino entre el obrador y la panadería de la villa amurallada.

En la primera entrega del encuentro con María José Torres López de la Calle nos quedamos al filo de las ocho de la mañana, en su panadería obrador de Laguardia, cuando despachaba pan a Ramontxu, justo cuando su cliente y yo reíamos una ocurrencia de la Marijose.

Así nos habíamos quedado, suspendidos de una amplia sonrisa. 

María José López Torres de la Calle

PANES asociados en buena hermandad con la calle Mayor de Laguardia.

Historias de pan con miga (y II)

.- ¿Quién ha heredado la chispa del abuelo Luis?

Seguramente mi hermano José Luis, que es un poco como el abuelo de gracioso y animado.

.- Tu abuelo Luis, tu padre José Luis, tu hermano también José Luis, ¡eh!

Antes no nos rompíamos la cabeza con los nombres, no como ahora, que hay muchos más nombres.

María José López Torres de la Calle

EN el cartel de fotos algunos tienen el nombre de Luis, y el alma de pan tierno.

“Ay la madre que me parió -interviene Ramontxu, aún presente con su barra de pan-, mis nietos se llaman Egoitz y Eder”.

“El nombre de Egoitz te costaría aprenderlo, ¿no?”, le pregunta Marijose. “El que me cuesta es el de mi Ramón, el de Villabuena”. “¿Urki?”, le pregunta ella. “Me cago en sos, que no me acuerdo nunca de cómo se llama”.

“Uno se llama Urtzi, y éste se llama Urki”, con k. “Me cagüen, yo le llamo Montxo, y se enfada su madre, que le dice al niño “hijo, dile al abuelo cómo te llamas”, pues para mí, me cago en sos, va a ser toda la vida Montxo, como el abuelo”.

“Sin el turista ya no soy nadie”

María José López Torres de la Calle

VALDELANA con un grupo de enoturistas con la bandera de Rusia ondeando en la Colina.

María José López Torres de la Calle

UNA familia de turistas saliendo de un establecimiento de la Ruta del Vino de la Comarca.

.- Me estabas contando lo que llama la atención de tu panadería a los turistas.

La gente me dice que “huele a sano”, y es que las panaderías de las ciudades huelen todas igual, o parecido. Huelen a qué se yo, a precocinado. El mío es un pan artesano, muy personal.

.- ¿Tienes heredera o heredero para tu panadería?

No creo. Mi hermano no tiene familia, y mis dos hijos no van a ser panaderos.

María José López Torres de la Calle

MARÍA José en una de las puertas de entrada a la panadería familiar.

.- “Panadera”, me suena hermoso, como una campana en lo alto de una gran villa amurallada.

Yo he sido panadera toda mi vida. Toda. He sido panadera a las cuatro de la mañana en la plaza de la verbena cuando me venía alguna y me decía de joven: “Guárdame cuatro barras para mañana”, “Vaaale!”.

.- Jajaja

Yo no me he enfadado jamás por eso. Siempre he sido panadera. Mira, cuando llamo a alguien y me quiero presentar digo “oye, que soy María José la panadera”, todo seguido. Soy lo que soy, es verdad.

.- Qué bien, Marijose. ¿Qué ha sido de tus padres?

Mi ama vive, y mi aita murió hace muchos años el pobre.

María José López Torres de la Calle

SU padre José Luis comandado aquel horno de leña… Su recuerdo está muy presente.

“Hola guapa”, saluda a otra clienta.

Mi aita estuvo toda su vida trabajando como un negro, porque no solo era hacer el pan, sino… ¡la leña que ha tenido que partir mi padre!

.- ¿Con un hacha?

Hombre!

.- ¡Qué tío el José Luis!

Decía que había quemado en el horno de la panadería “hasta la cama del Obispo”. Y era verdad.

.- ¿Cómo que era verdad?… ahora me cuentas, que tienes otra clienta.

María José López Torres de la Calle

iNTERIOR de la panadería, vista desde la calle a través del ventanal.

“Hola, ¿qué tal ha ido la Guardia de esta noche?”. “Bieeen” “Me alegro, porque eso es bueno para ti y para los demás”. “¡Y tanto!”.

Mi padre cuando iban a tirar alguna casa para hacerla nueva, iba, recogía los muebles y lo demás, que antes todo era de madera. Así que mucho pan se ha hecho con la brasa de las leñas de las casas de Laguardia. Así que siempre decía “yo he quemado hasta la cama del Obispo”. Ay mi aita, curraba como un negro.

Se levantaba de madrugada, quemaba la leña en el horno, hacía el pan y luego a las tardes, si no había mucho jaleo, se pasaba horas partiendo leña con el hacha.

María José López Torres de la Calle

MIENTRAS el aita horneaba pan y cortaba leña, otros labraban la tierra. (Lorenzo Ugarte).

.- Leña y pan, que Viñas no habéis tenido.

Nunca. Las que ahora tengo son por parte de mi marido.

.- Eso sí, en la familia tenéis insignes bodegueros.

Por parte de mi madre sí, claro. Que mi madre es López de la Calle. Y mi marido también tiene campo, que lo trabaja como viticultor que es.

.- Poco me cuentas del abuelo jotero, ¡con la alegría que habrá repartido en Laguardia y en vuestra familia!

María José López Torres de la Calle

ABUELO Eugenio López de la Calle… Son muchos los que aún recuerdan y alaban su voz.

Tenía un tío que lo grababa todo, que se me ha muerto ahora por un tumor en la cabeza, en tres meses, pobrecito. Que cantaba en la coral. Mi abuelo por parte de madre, Eugenio, se murió con 99 años con la cabeza perfecta.

Fue un buen enfermo que pasó varios años en la cama. Subía mi ama a darle de desayunar, y le comentaba que en Laguardia había seis viudas por cada viudo, y te decía cuántas viviendas vacías había en la calle Mayor. Lo tenía todo anotado en la cabeza. Y si subías y le decías “Abuelo, cántame ‘Las Mañanitas’”, te las cantaba. Y te recitaba poesías.

.- ¡Qué tío!

María José López Torres de la Calle

HABLAMOS de «anteayer», sesenta o setenta años atrás, y sin embargo… (Lorenzo Ugarte). 

“Toma, cariño”, le da el pan a otra clienta. “Chao”.

.- ¿Habéis heredado la voz del abuelo jotero?

Pues mira, por parte de mi abuelo el jotero, cantan estupendamente todos los hijos, incluida mi madre, aunque la pobre tiene ahora la cabeza perdida. Un hermano de mi madre también ha sido jotero profesional, que también murió.

.- ¿Y las nietas del abuelo jotero, qué?

Todos cantan muy bien, menos los hijos de mi madre, que cantamos fatal. ¡Madre mía!

.- Jajaja

Ni mi hermano ni yo nos lanzamos con jota alguna. No sabes qué mal canto.

María José López Torres de la Calle

MARÍA José contempla en el espejo su propia caricatura y la de su hermano José Luis.

.- Tus jotas se comen. Son esos dulces que salen de tus masas y tus manos… porque hay que tener alegría para ser panadera en Laguardia.

Hay que tener mucha alegría, porque abrimos y horneamos todos los días, estés bien o estés mal.

.- ¿Cuántas veces habrás dicho “hoy no iría a trabajar”?

Coño, muchas. No solo por cansancio… pero es que el día que yo me casé, abrimos la panadería. No te lo pierdas. Y el día que se murió mi padre, aquí hubo pan.

.- ¿Qué me dices?

Es duro, pero no hay excusa alguna.

Viene-c-Pan

“Ale, Antoñico”, le saluda a uno que pasa alzando la mano.

No quito nada a nadie, pero yo veo que hay gente que trabaja muchas horas, pero que luego cierra por vacaciones, o por descanso semanal.

.- ¿Tú no te has planteado cerrar por vacaciones?

Es que no se puede. Cada vez hay menos clientas fijas… Que lo de la lealtad también ha cambiado muchísimo.

.- ¿Era de otra manera cuando empezaste?

Hace treinta años la clientela era súper fiel. Si un cliente no venía a las 8 de la mañana, te venía a las 9. Ahora la gente compra donde le apetece, pero no solo en la panadería. Por eso a las clientas que tienes leales no les puedes decir que cierras por vacaciones.

Delante-Barras

.- ¿No crees que lo entenderían perfectamente?

Lo entenderían, sí, como si ahora mismo nos pasara algo gordo, pero mi padre se murió y aquí hubo pan.

.- Y a él le hubiese parecido bien.

Seguro.

.- Miras la panadería… ¿y qué ves en este espacio?

¡Veo TODO! -se expresa abriendo los brazos- Veo a mis padres, veo mucho sacrificio, veo lo que se ha conseguido con este negocio, veo que lo hemos levantado… pero también veo mucha tristeza, la de estos quince meses de pandemia.

Fíjate, he llegado a pensar que nuestro negocio se iba a la mierda. Un negocio en el que llevamos toda la vida, algo que fue de mi abuelo, de mis padres y ahora mío y de mi hermano, que tenemos tres empleados.

Escapa-Rate

¿QUÉ VES EN ESTA PANADERÍA, Marijo? / «VEO TODO!». 

.- ¿Ha habido días que no has vendido ni una barra de pan?

Eso no, pero si en Laguardia estamos viviendo 1000 personas, dentro de las murallas vivimos cuatrocientas y pico. Y en todo Laguardia habrá cinco lugares donde comprar pan, y con eso hay que mantener a cinco familias. Es complicado. Hubo meses que para pagar los sueldos tuve que sacar de mis ahorros.

.- ¿Dejaste de hacer algunos productos en tu obrador?

Sí y no, porque también me animé a preparar unas madalenas con chocolate, por si la gente quería, pero nada. Al final dejé a un lado el dulce, y me quedé con lo básico, el pan.

Entre-Tienda-Obrador

LA PANADERA, entre la tienda y el obrador.

.- Bien lo sabes: “Con pan y vino se anda el camino”.

Eso tenía escrito en mi escaparate.

.- Los que venimos de Bizkaia apreciamos tu pan y tus dulces. Tu barra ancha me dura casi un semana, desayunándola en tostadas todos los días.

Me da mucha pena decirlo, pero apreciáis más mi pan los de fuera que los del pueblo.

.- Eso pasa incluso con el Paisaje, que a los de fuera nos arrebata y enamora.

Sierra-Eterna

SIERRA eterna, con un Paisaje excepcional del que forma parte. (Foto Josemi Rodriguez).

Es como si los de Rioja Alavesa nos aburriéramos de todo, no sé. Y otra confesión, siento mucho decirlo, pero yo, como tantos, sin el turista ya no soy nadie. Y me duele decirlo en el alma, porque soy una amante entregada a mi pueblo.

.- ¿Dónde naciste, por cierto?

En Laguardia ya nadie nace en Laguardia, pero durante muchos años las mujeres daban a luz en sus casas. Así nacieron muchos de los que tienen mi edad, de 50 para arriba, que nacieron en Laguardia… menos yo. Mi madre empezó el parto, echando como un aborto, y el médico la envió a Logroño a parir. Y tengo a mi marido tocándome las narices con que soy riojana

.- Jajaja

Y es que yo soy profundamente de Laguardia.

San-Juan-Torre

LA torre de la Iglesia San Juan de Laguardia, tesoro del románico en la Comarca.

.- Aquí te hicieron… de milagro que no te alumbraron en el horno de leña, como un buen pan.

No creo que a mis padres les diera por ahí, jaja. Nací el 23 de mayo y mis padres justo entonces cogieron la panadería.

.- Viniste con un pan bajo el brazo, como se suele decir.

Ja, ja. Mi abuelo preguntó a los hijos, “¿Quién la quiere?”. Y fue mi padre quien se la quedó junto con mi madre.

.- El abuelo también partiría leña con el hacha.

Claro. Se partía la leña en el mismo horno, que se apilaba junto a él.

.- Como para no ver en tu panadería a tu familia.

Un-peso-historia

ESE PESO es historia viva, con él trabajaron su abuelo y su padre…

Hay veces que hablo con ellos, sobre todo con mi padre, que es con quien más tiempo he pasado en la panadería. Mi padre se apoyaba con sus brazos en esta mesa, donde amasamos el pan.

Le gustaba meter al horno unas cabezas de cordero para almorzar, y antes de darles la vuelta, les quitaba las orejas, que ya estaban asadas, y me llamaba: “María José, vamos a comer la cabecilla!”.

.- Con un poquico de vino, eh!

Eso sí. A mi padre no le gustaba mucho ir al bar, pero siempre tenía alguna botellica en la panadería para darle un trago de vez en cuando.

.- ¿Qué le dices ahora, cuando hablas con él?

En San Blas, que hay mucho jaleo, le suelo decir “Joder, padre, de la que te has librado”. Mi padre era muy tímido, y sólo cuando tenía un trago de vino te contaba un chiste. Y en San Juan asábamos corderos en el horno. Un carro entero lleno de corderos para la gente, en cada bandeja dos corderos, cada uno con el mote de cada cual en un papel.

Posicion-Aita

«MI padre se apoyaba con sus brazos en esta mesa, donde amasamos el pan».

.- Aquellos días de San Juan, siendo joven, tú habrías estado de fiesta toda la noche.

Exacto. Pero luego me tiraba toda la madrugada y la mañana trabajando. La gente venía a por los corderos a las 3 de la tarde, pero había alguno que siendo las 15:30 aún no había pasado a recoger su cordero asado. Yo me moría de sueño, pero tenía que ir a buscar a la gente.

“Fulana, que vengas a por el cordero”. “Es que estamos aún comiendo la ensalada” “Pero nosotros aún no hemos comido y llevamos trabajando desde las cuatro de la mañana”. Había alguno que venía y decía que aquel no era su cordero, y mi padre comentaba “joder, ha traído un cuarto de cordero y quiere llevarse medio”.

.- Jajaja.

Así que le digo por San Juan, “Ay, padre, de la que te has librado”. Esta pandemia me he acordado mucho de mi padre, pero mucho. “Ay, padre, un negocio tan antiguo como el nuestro, y se va a ir a la mierda”.

Quitar-Pintura

MUESTRA cómo recuperaron el color de la madera de la vieja puerta.

.- ¿Qué motes de Laguardia llevaban aquellos corderitos al horno?

No te voy a decir los de nadie, para que no se molesten. Pero a nosotros nos han llamado “Mocoliqui” y “Artillero”, que uno y otro mote eran para mi abuelo… Si supieras por qué le llamaban Artillero…

.- …

Llega una clienta con paraguas. “¿Lueve mucho?”, pregunta la Marijose. “Alguna gotilla que otra”. Son las 8.15h. A continuación entra otro que se atusa el pelo mojado por un leve sirimiri. “Dame barra y media”. “Te dejo aquí el dinero -dice la del paraguas-. Bueno chicos, vamos a ver!”. “Que vaya bien -dice ella a la primera- Bueno, Ricardín”, despacha al segundo: “A traballar”.

“Le llamaban Artillero -sigue conmigo-… porque mi abuelo era así de pequeñico, pero cuando se ponía valiente decía “que yo puedo con la Artillería…”; pues toma, “Artillero”. Y a mi abuelo por parte de madre le llamaba el Herrero.

Tras-Escaparate

PANADERA, Pan y Dulces Artesanos, todo unido en el escaparate.

.- Y a ti, cómo te llaman.

De todo: Mocoliqui, Artillera, Herrera, de todo.

Estamos en la calle, con el sirimiri curioso queriendo escuchar. Pasa otro vecino. “Miguelín!”, le saluda la panadera.

.- Te ves jubilándote en la panadería

No me queda otra, a no ser que me toque la lotería. Pero feliz, aunque no he conocido otra cosa, porque no estudié como mis hijos. Uno ha terminado Magisterio. Y la otra está en ello. Los dos están en Vitoria, pero no vendrán a la panadería. De momento la panadería sigue aquí. Lo malo no es que nosotros no sigamos, lo malo será que nadie querrá hacerse cargo de la panadería.

.- Tras la pandemia, has redoblado tu pasión por la panadería, ¿o qué?

Calle-Abajo

Tengo menos pasión que antes. Ahora veo la realidad, me veo más vulnerable que antes. El negocio y nosotros. Todos somos más vulnerables. Yo llevo muchos años detrás del mostrador, desde donde he visto el ascenso de Laguardia. Y mira, le debemos mucho a la iglesia de Santa María de los Reyes y al poblado de La Hoya.

Portico-Actual

PÓRTICO de Santa María de los Reyes en la actualidad.

Joder, que a la iglesia de Santa María la tendríamos que ir a limpiar los de los establecimientos de Laguardia. Así de claro. Con ellos empezó el turisteo bueno.

.- Esto va a tirar para adelante, Mari Jose.

No lo sé. A mí ya me han puesto la primera vacuna, y a mi marido… Pero no sé.

.-Yo digo que sí, mujer.

EBRO-PUENTE

COMO el Ebro, la vida seguirá su curso.

Ojalá tengas razón, pero yo no lo veo. Y eso que he sido todo el rato súper optimista. De hecho empezó la cosa mal en marzo de 2020, y no hice el ERTE hasta mayo, porque pensaba que pasaría pronto. Y hoy es el día, quince meses después, que tenemos un fin de semana decente, y el otro flojito. Entre semana no hay nada. Cuando aquí hemos tenido abierta la panadería mañana y tarde… pero ahora hemos dejado de abrir a las tardes.

.- Normal.

Salvo los sábados y domingos. No te digo que no viva con ilusión, que vivo con ella, pero la incertidumbre se ha apoderado de mí.

Corta-la-Masa

LA vida y la panadería van, y la Marijose en su almena sin abandonar la guardia.

Se escucha el alboroto de los gorriones en la calle Mayor, que han venido a la panadería a picotear los panes de la ventana.

.- Siempre he visto tus hogazas expuestas en el exterior del ventanal, y he comprobado que los gorriones comen de tu pan.

Ellos saben apreciar el pan bueno. Hacen agujeros en las hogazas y hasta se meten dentro, como si quisieran anidar en mis panes. Son maravillosos.

17 respuestas a “Pan cocido con leña de las antiguas casas de Laguardia”

  1. Antton Guridi dice:

    Parece un relato de ficción, hecho con buena masa madre.

    Muy agradecido!

  2. ARENE AMEZAGA dice:

    Qué suerte tener dos abuelos como los tuyos, Marijose. Extraordinaria gente.

    Estaba esperando esta segunda parte como agua de mayo muy bien caída. Envío un Abrazo para los hermanos Sierra. Y para el narrador de estas formidables crónicas. ¡Quién fuera gorrión para anidar en esa hogaza de pan!

  3. Begoña Tudela dice:

    Es muy bello cuando Julio Flor le pide a María José que contemple la panadería y le pregunta qué ve entre sus muros.

    Y ella contesta «¡Veo TODO!» abriendo sus brazos… Yo me he emocionado

  4. Jon Mancisidor dice:

    Dicen que segundas partes no son buenas, pero no ocurre esto con el Blog.

    Si la primera parte de la entrevista con la panadera fue estupenda, esta segunda parte es aún mejor. Pasen, lean, y juzguen por ustedes. Enhorabuena a los dos!

  5. Sole Raya dice:

    Me ha parecido oler el pan recién hecho, mientras leía. La vida está hecha de pedacitos de alegrías, emociones, recuerdos… O de esos aromas capaces de hacernos viajar a través de unas letras para saborear un buen pan, o un buen vino. Abrazos desde el Sur.

  6. Antonio Mijangos Martinez dice:

    Para mí toda la entrevista está llena de recuerdos. ¡Tantas personas que se han ido dejando su huella! Dices con pena que no tenéis herederos. Es la situación de muchos agricultores y artesanos en nuestros pueblos. No tienen sucesores: padres, hijos, nietos y… se rompió la saga.

    En los pueblos las relaciones entre los tenderos y clientes son más que comerciales, son de buena vecindad, de amistad. Nos conocemos todos y sabemos de qué pie cojeamos. Tú sabes Marijose crear ese ambiente de acogida y de sentirnos como en nuestra casa. ¡Adelante, panadera!

  7. Lorenzo dice:

    Hermoso reportaje. Hace pocas fechas han fallecido dos tios de Mari Jose. Que sirva de homenaje. Abrazos

  8. Robert Peter Gibbs dice:

    ¡Un reportaje fuerte! Recuerdo esta panadería hace mucho tiempo… en 1980,
    y estoy muy feliz que algunas cosas no cambien con la velocidad del mundo de hoy.

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