Tiene tanta fuerza y convicción, que nada hubiera parado su vocación viticultora. Ni ser una mujer viticultora en un mundo de hombres viticultores. Ni estudiar una carrera universitaria en Vitoria-Gasteiz, con otros horizontes laborales. Ni la meteorología, ni quedarte sin vacaciones en 2020, ni la COVID… ni tan siquiera el anunciado Cambio Climático.
A sus 26 años, la agricultora de Villabuena, mantiene y acrecienta esa pasión que la lleva a trabajar o contemplar sus viñas todos los días del año, en una relación de igual a igual con su aita y profesor de viñedo, Lorenzo Martínez de Cañas.
Al contrario que a Loyola, el aita se hizo campesino como una obligación desde su más tierna infancia. Trabajar la tierra de padres a hijos vino a ser en su caso un mandato natural… la tradición milenaria por laborar las cepas como una herencia temprana, mientras sus otros hermanos estudiaban.
Con el tiempo, el aita en el que se convirtió Lorenzo inculcó a su hija Loyola toda su sabiduría por plantar y cultivar viñas. Con su aita por maestro, Loyola sintió el flechazo profundo de la Viticultura, dispuesta a permanecer “al pie del cañón” , como ella dice.
Hay historias que te marcan para siempre. Para bien tuyo, a pesar de los pesares, y para bien de tus descendientes.
.- Loyola, el otro día te pregunté por teléfono desde cuándo te dedicas a la viña…
Y yo te dije que “desde toda la vida”.
.- Ya desde niña, entonces.
Llevo en el campo desde que era niña. Siempre en vendimias con el aita, disfrutando de lo lindo. Iba con él en el tractor, siempre al pie del cañón. Cuando antes llevábamos la bodega… si mi padre estaba trabajando y venía gente me decía: “yo no puedo bajar, ve tú y les atiendes”. Y yo, recién aprendida a sumar, bajaba a la bodega y les atendía.
.- Recién aprendida a sumar, eh!
Les ayudaba incluso a cargar las cajas de vino que nos compraban.
.- Así que el aita tuvo una bodega de cosechero.
Mi aita siempre ha elaborado vino. Se llamaba Bodegas Araico, que era de tres hermanos. Ahora se ha quedado un tío mío con ella. Araico es el apellido de mi abuela. Querían poner Martínez de Cañas, pero como hay muchos Martínez de Cañas en Villabuena, pusieron Araico en honor a mi abuela.
.- Ahora tu aita y tú únicamente vendéis la uva.
Vendemos la uva blanca a Bodegas Ostatu, porque la mayoría del blanco lo tenemos en Samaniego, y la tinta a Bodegas Izadi.
.- Parecía claro que te ibas a dedicar a la Viticultura.
Bueno, yo he estudiado Trabajo Social en Vitoria, pero sí, ya en el instituto quería estudiar algo que tuviera relación con las viñas. Mi padre siempre me decía: “Estudia, que las viñas van a estar siempre aquí, tú estudia, que es lo importante. Si algún día quieres venir y dedicarte a esto, yo estaré encantado”.
Hice el Bachiller en Laguardia y, como te decía, Trabajo Social en Vitoria, donde me licencié tras cuatro años viviendo allí.
.- Te «fuiste» para volver.
Volví a Villabuena a trabajar con mi aita. Luego decidí estudiar durante dos años un grado superior en Viticultura en Logroño, que lo acabé el año pasado.
.- ¿Qué aprendiste que no supieras?
El porqué se hacen las cosas en la viña. A mí me gusta más la Viticultura que la Bodega. De laboratorio no tenía ni idea. No sabía cómo se hacía una acidez volátil, o cómo se hacía una acidez total. Nunca había entrado hasta entonces en un laboratorio.
.- Las muestras de uva que has tomado esta mañana es algo que aprendiste en el Curso.
Exacto. Cómo recogerlas, cómo usar el refractómetro, cómo utilizarlo… Y otras cosas que me están siendo muy útiles.
.- ¿Qué tiene el campo que tanto te enamora?
Ha sido mi aita quien me ha sabido transmitir ese amor por las viñas. A él no le quedó otra alternativa en su vida. El resto de los hermanos se fueron a estudiar, así que alguien se tenía que quedar llevando la hacienda de la casa.
Me sorprende que una cosa a la que te has visto obligado en tu vida, luego la quieras tanto y te resulte tan gratificante. Yo siempre he ido con él y siempre muy a gusto, y él me ha llevado siempre a todos lados.
.- Bajo este cielo azul, miras con detenimiento esta viña de dos hectáreas y pico que tenéis en Samaniego…
Este Paisaje forma parte de mi vida. Me configura. Siempre le digo a mi padre que las viñas están cargadas de historia y recuerdos.
.- ¿Qué recuerdos mantienes vivos de esta viña que llamáis El Olivo?
Cuando venía del colegio, siendo niña, recuerdo que estaba deseando bajarme del autobús para ir corriendo a casa, cambiarme de ropa, y cuando mi padre pasaba por la báscula, ras, me montaba con él. Recuerdo venir a esta viña en el remolque, bien agarrada, o con los gitanos en Vendimia, diciéndoles como había que hacer las cosas.
.- Ya son unas cuantas vendimias las tuyas, Loyola.
Alguna con mucha lluvia, que nos ha costado lo nuestro sacar la uva, con años de barro en las viñas, tanto barro que no sabíamos si íbamos a poder sacar toda la cosecha. O en invierno cuando nieva, caminando desde Villabuena hasta aquí… Son muchos recuerdos y muchas conversaciones con mi padre, hablando los dos solos de tantas cosas.
.- ¿Él ha sido tu mejor maestro?
Sin duda.
.- Tu aita no estudió Viticultura como tú.
Yo tengo los estudios, pero él tiene la experiencia. Y la experiencia en el campo es todo. No te digo en laboratorio o en bodega, no. En el campo manda la experiencia y las enseñanzas de los tuyos. Él ha visto en esta viña cómo se secan algunas cepas, o cómo ha reaccionado a la piedra, o a la helada, al Mildiu, qué pasa cuando cae un gran aguacero… «esto me ha pasado en aquella viña», y «esto otro en la de más allá», y vas probando cómo hacerlo cada vez mejor…
¡Mi aita lleva trabajando en el campo desde que tiene 6 o 7 años!
.- Tú eres mujer viticultora en un mundo de hombres viticultores.
Claramente es así. En las bodegas se ven muchas mujeres, cada día más, pero somos muy pocas las que vamos todos los días del año al campo. De esta zona nuestra de Rioja Alavesa yo conozco muy pocas.
.- ¿Te has sentido discriminada?
A veces se oyen ciertos comentarios. Ahora ya se van acostumbrando a mi presencia y ya saben que me dedico a esto, me ven con el tractor y no se sorprenden.
.- Les sorprendía que llevaras el tractor.
Cuando empecé a llevar el tractor se sorprendían. Todavía hay gente que duda de que pueda hacer ciertas maniobras con el tractor. Si yo hubiese sido chico no lo hubieran cuestionado nunca.
.- ¿Qué te decía tu aita?
Antes traíamos siempre una cuadrilla de gitanos de Salamanca para vendimiar, y en esa cuadrilla de temporeros había mujeres. Mi padre me decía: “el trabajo de la mujer es distinto, cortan la uva de manera diferente, y sobre todo en su trabajo prima la constancia”.
Y es verdad. Muchos hombres empiezan a vendimiar a toda velocidad, pero son de mecha corta. Cogen la renque y rápido rápido, sacan cestos como fieras, y la mujer va a su ritmo, pon pon, pon pon, hasta que saca su trabajo. Al final del día saca el mismo trabajo que los hombres. Los límites están en la cabeza de los demás.
.- Bien podrías trabajar para una bodega. ¿Por qué el campo?
Me han ofrecido trabajar para bodegas, pero como a mi padre siempre le ha gustado más el campo, eso él me lo ha sabido inculcar. A mí me parece que es un lujo trabajar al aire libre. He trabajado en bodega, y me desconcierta mucho no saber si llueve, o hace frío, si hace viento, si está nublado… El campo es un lujo para mí.
.- Estamos haciendo la entrevista en el campo, los dos con mascarilla.
Este año del COVID es muy difícil. No por el COVID, sino porque ha sido un año horrible en cuanto a meteorología. Ha sido un año durísimo, nos ha apedreado un montón de veces. Hemos dado parte al seguro de casi el 80% de las viñas, que nunca nos había pasado nada igual.
Y qué decir del Mildiu que ha habido, que sí, que lo hemos conseguido controlar, pero al final te ata aquí todo el verano, y hemos tenido que contratar gente. Este año no he podido viajar unos días de vacaciones. Y luego están las pruebas de los PCRs.
.- ¿Piensas dedicarte toda tu vida a la viticultura?
Tengo 26 años y en principio me gustaría dedicarme a esto, pero no sé que me deparará la vida. Lo que sí quiero es vivir en Villabuena o en Rioja Alavesa. Me parece que vivimos en un sitio privilegiado. Este lugar no lo cambio por nada. Otros jóvenes me hablan de Logroño o de Vitoria.
Yo he vivido en Vitoria mientras hacía la Carrera, pero aquí estoy mucho más feliz.
.- Tendrás amig@s aquí y en Gasteiz.
Tengo amigos en diferentes pueblos de Rioja Alavesa, y también los tengo en Vitoria.
.- ¿Los de Vitoria entienden que hayas optado por Villabuena?
Poca gente de las ciudades entiende que quieras vivir en un pueblo de 300 habitantes todo el año. En verano todo es más fácil, pero en invierno, “ay en invierno”, dicen. Saben que yo tengo otros sentimientos. A algunos les traje, porque no conocían esto.
.- ¿Hay jóvenes de Vitoria que no conocen Rioja Alavesa?
Hay mucha, pero mucha gente de Vitoria que no conoce Rioja Alavesa. Los de Vitoria conocen Álava grosso modo. Si te dicen Amurrio, sabes dónde está, o si te dicen La Llanada, pero la gente de Vitoria no tiene ni idea de dónde está Rioja Alavesa. Me parece triste que la gente no conozca su provincia.
.- ¿Te gustaría que hubiera más mujeres viticultoras en Rioja Alavesa?
Claro que sí. Aquí hemos venido a cambiar el mundo. Es el siglo de las mujeres. Hay que pelearlo. Me siento feminista y muy mujer.
.- Eso te lo ha dado, en parte, tu formación en Trabajo Social.
Sí, porque Trabajo Social está muy vinculado a las mujeres. Pero desde niña me llamó la atención un comentario que una mujer le hizo a mi padre. Yo tendría 15 años e iba en la cabina del tractor con mi padre. Aquel día le dijo: “Lorenzo, qué suerte has tenido con esta hija; joer, ya podía haber nacido chico”. Entonces no lo entendí, pero con el tiempo me di cuenta de la barbaridad que había dicho esa vecina.
Aquí hay hombres que no quieren saber nada ni del campo ni de la bodega. Cómo se puede decir eso en un tiempo de mujeres ingenieras, doctoras en medicina, ministras, corresponsales de guerra, presidentas…
.- El mundo ha cambiado mucho. Se acabaron los estereotipos, aunque…
Ayer me paró una mujer de aquí, de unos 70 años, porque el día anterior me había visto llevando remolques de uva a la bodega: “Qué bien llevas el tractor con un remolque cargado de uva hasta arriba, qué bien me parece, si te llega a ver mi padre no lo cree, ¡una mujer llevando un tractor!”. Hay que cambiar estas y muchas otras cosas.
.- ¿Cómo ves Rioja Alavesa con tu mirada de joven mujer que quiere cambiar el mundo?
Rioja Alavesa tiene una tierra especial, un paisaje extraordinario. Está demostrado que nuestras uvas no las hay en otras zonas. Y nuestros vinos son diferentes, distintos. Tenemos una tierra que otorga al vino diferentes personalidades. Y además llevamos siglos haciendo vino y viticultura. Los consumidores tienen que entender esto, y tienen que saberlo.
.- ¿Sabes disfrutar los diferentes vinos de Rioja Alavesa?
He catado el vino desde niña, cuando lo elaborábamos en la bodega. He probado vino siendo menor de edad, ja ja, y no pasa absolutamente nada. De pequeña, si estaban sacando lagos, yo me metía al lago. Cuántas veces me ha tocado remontar el vino…
El vino al principio no te gusta, porque te sabe amargo, pero con el tiempo cada vez nos gusta más.
.- Aquellos vinos de tu aita…
Siempre hacíamos maceración carbónica, un vino especial. A mí me encanta. Es un vino con carácter, más afrutado, más suave, ligero, que sabe acompañar un montón de buenas comidas.
.- Tú eres de Eskuernaga/Villabuena, pero tienes a Rioja Alavesa entera en la cabeza.
Todos los días veo esta Sierra desde la cocina de mi casa. Nada más levantarme todos los días la contemplo, “pues hoy hay capa del norte”, “hoy está bajo la niebla”, “hoy bajo la lluvia”, “qué bien le pega el Sol”. Cuando me voy de vacaciones, que estoy a gusto por ahí, pero cuando vuelves, ah cuando vuelves.
O cuando vuelves de Vitoria, pasas las Conchas de Haro y me digo: “Ya estoy en casa”.
.- ¿Qué le pides al futuro?
Que el Cambio Climático nos dé tregua… Antes no había tantos pedriscos en verano, pero es que este año dos de esos pedriscos han arrasado la viña. Este año me he echado a llorar en la viña.
.- Te entiendo.
¡Cómo no llorar cuando resulta que le estás quitando a cada cepa la hierba que le estorba, o una hoja de más, o dos puntas para lo otro… crías a cada viña como si fueran tus propios hijos, y de repente vienes un día de junio y lo ves todo tronchado! Entonces se te cae el alma a los pies.
.- Llorar y Reír, que también hay alegría en la viña.
Alegría cuando vienes a vendimiar y ves uvas sanas y buenas, o cuando llevas unos remolques a la bodega impresionantes, que me da igual que den 12 que 14 de grado. Esta viña que me ha visto todos los días del año, y me ha dado esta magnífica uva.
.- Van a disfrutar l@s viticultor@s de Rioja Alavesa leyendo tus palabras, Loyola, viendo cómo vibras con todo esto.
Siii. También es hermoso venir algunos días a almorzar al campo con una botella de vino y algo de embutido. Es uno de los mayores placeres de la vida. Venir una tarde, poner una mesa en la viña, compartirla con amigos, buá, con Maceraciones carbónicas, Crianzas, Reservas, lo que dé ese día. O con esos Blancos buenísimos que estamos sacando en Rioja Alavesa.
.- Nada me has dicho de tu Amatxu.
¿Mi madre? Mi madre María Cristina Pagola es maravillosa. Hablo más del aita porque al final estoy a todas horas con él. Este confinamiento hemos discutido más que nunca. Discutimos en el campo. ¿Mi madre? Ella está a pié del cañón todos los días.
.- No hay muchas Loyola en Rioja Alavesa.
Mi nombre es por mi abuelo, que era de Donosti, muy devoto de San Ignacio de Loyola. Se murió poco antes de que yo naciera. Así que me pusieron el nombre en su honor. No es un nombre muy sonado por aquí. Es un nombre diferente… Hay que ser diferentes, como Rioja Alavesa.
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La entrevista, me ha producido un fogonazo de luz e ilusión, en medio de esta vendimia tan extraña.
Loyola es todo un canto a la vocación, el cariño a la madre tierra y junto a su aita todo un ejemplo de la transmisión del conocimiento.
Loyola es un lujo que demuestra toda la fuerza, trabajo y disposición de nuestras mujeres de Rioja Alavesa.
Qué bien, F.M.Bujanda, recibir de vuelta ese fogonazo que sentí al entrevistarla en las viñas El Olivo y Rivaquemada. Muchas gracias por devolver este chute de energía y alegría vital.
Un abrazo
Loyola, cuánto me alegra leer esta entrevista… Una mujer valiente y poderosa que hace lo que quiere y demuestra el amor a esta tierra cuidando las viñas, siendo consciente del maravilloso lugar en el que vivimos y rompiendo moldes arcanos. Un abrazo VITICULTORA.
Muchas gracias, María del Mar Duran. Un cordial abrazo.
Me han encantado las palabras de Loyola, su energía, su inmensa fuerza, su sinceridad… La Agricultura necesita mujeres y hombres como ella. Y Euskadi, y Europa también.
Loyola, no hace falta que te lo diga, perdóname, pero sigue así, no cambies!
Muchas gracias, Amaia Urreisti. Qué alegría comprobar la rapidez con la que leéis entrevistas tan a corazón abierto. Un cordial abrazo.
Es la fuerza imparable del mundo rural del siglo XXI, al que hay que prestarle mucha atención. Nos dan de comer y beber, estudian carreras universitarias, mantienen raíces e identidad, cultivan uvas espectaculares, nos dan de beber buen vino… Nos dan sopa con hondas!
Muchas gracias, Sergio Martin, por esta loa que merece el mundo rural vasco, el de Rioja Aalavesa, vivo y muy palpitante (aunque deben ser ellas y ellos quienes nos lo digan). Son como dice Fernando: «un fogonazo de luz e ilusión en medio de esta vendimia tan extraña». No es poco.
Saludos cordiales.
Personas como Loyola dan esperanza e ilusión a la viticultura. Una mujer, que no por ser joven, deja atrás la valentía necesaria para enfrentarse cada día al duro trabajo del viticultor. ¡Grande Loyola! Mujeres como tú honran el nombre que nos pronuncia. Un abrazo grande desde el Sur
Muchas gracias, Sole Raya. Por leernos de vez en cuando, y por escribirnos desde tu Montilla querida, en Córdoba. Aire fresco, cálido y entusiasta, con las admiraciones necesarias. Nos impulsas. ¡Grande Sole!
Un abrazo. O dos.
Me ha encantado la entrevista, sincera y directa como es ella, con las ideas claras.
Una suerte para nosotros colaborar con ella y su Aita, que cada año se esmeran y hacen un gran trabajo en el viñedo, además y vaya por delante, de la gran calidad humana que les caracteriza.
Cada vez que lo escucho, suena una hermosa campana en alguno de los valles de la Comarca. Esa unión perfecta entre la calidad de la uva y la calidad humana de la viticultora (o de la enóloga y la olivicultora, con el vino y el aceite de oliva extra virgen). Tanto lo he escuchado y tan atentamente que ya me parecen inseparables.
Muchas gracias, Mariasun Saenz de Samaniego. Un cordial abrazo.
Historia de Vida interesante y puesta en valor de la mujer en tareas del campo. Qué bella juventud y entrega a la viña, a sus raíces. Honra para sus mayores.
Muchas gracias, Lea Madariaga. Un cordial abrazo
Suena bien esa melodía escrita día a día los 365 días del año, con trabajo y determinación por una mujer joven, llena de fuerza e ilusión. No hay más que leerla, y ver esas fotografías. Zorionak, Loyola!… eta Arabako Errioxa
Eskerrik asko, Isolina Garizurieta. Osasuna
Zorionak a sus aitas por una hija así… entrañable, trabajadora y entregada al viñedo.
Eskerrik asko, Rafael Goikoetxea. Un abrazo.
Loyola, me ha emocionado la entrevista
Zorionak por tu decisión de vida
Me he sentido un poco reflejada y me has dado un poco de envidia
Soy amiga de juventud de tu aita, tiene q sentirse muy orgulloso de ti
Muchas gracias, Cristina Ramirez de la Peciña. Hermosa emoción. Saludos cordiales.
La entrevista es como abrir una ventana y dejar entrar el aire fresco (un lujo). Loyola es una mujer valiente, decidida, que cree y ama lo que hace y nos demuestra cada día que con trabajo, cariño e ilusión se puede vivir dignamente de la viticultura en Rioja Alavesa. Esta tierra necesita mujeres y hombres con esa valentía y sinceridad. Saludos cordiales.
Muchas gracias, Francisco Mtz de Cañas. Un cordial abrazo.
Loyola, mi felicitación más entrañable por la opción de vida escogida con la esperanza que vuestro trabajo se vea mil veces recompensado.
Y felicitación también para tu padre, por cierto, Lorenzo. También guardo una foto en ese pupitre y con el mismo Mapamundi, y del mismo año. Un fuerte abrazo
Muchas gracias, José Ramón Besa. Un cordial abrazo.
Bravo Loyola, con tus raíces firmes en esta tierra y en la tradición, pero mirando al futuro con fuerza, ganas y reivindicando tu buen hacer y el de otras mujeres… Zorionak
Eskerrik asko, Lourdes Oregi. Agurra. Saludos cordiales.
Menuda entrevista!! Me he emocionado mucho al leerla. Imagino que tus padres, Cristina y Lorenzo, no cabrán de gozo.
Me encanta verte hecha una MUJER. En estos momentos tú y otras cómo tú sois un referente en Rioja Alavesa para todos los niños y niñas.
Un abrazo muy fuerte.
Muchas gracias, Sonia Gomez de Segura. Saludos cordiales.