Ene 07, 2019

“Leza, ah Leza” / Memorias de un médico del Sanatorio

Entrevista con Justo Sádaba, el último médico que atendió en Rioja Alavesa a las parturientas en sus casas, ayudando a traer a este mundo a 104 niñ@s.

Justo-PP

JUSTO Sádaba en el kiosko de la música de la Florida, en Vitoria-Gasteiz.

Todos los nombres están en su cabeza. Son tantos que necesita olvidar algunos para recordar otros con mayor nitidez. Como si fuera un olvido benigno. El pasado mes de junio, Justo Sádaba celebró sus MIL meses de vida, de los que no olvida los más de 120 meses que pasó en Rioja Alavesa: “Todo aquello dio sentido a mi vida”. Así de rotundo es su sentimiento por las gentes de la Comarca.

Le conocen muchos padres y madres de los que hoy gestionan las bodegas de Rioja Alavesa. Es una institución. Fue de los que vivió la Comarca en tiempos más difíciles, antes de que estallara el boom del vino, en aquella década intensa de su vida, de 1960 a 1970, entregada al Sanatario Antituberculoso de Leza y a sus muchos pacientes.

Empleados-Sanatorio

LA imagen tiene 57 años: Justo Sádaba (segundo por la izq) con otros empleados del Sanatorio.

Nació en Pobes, a 23 kilómetros de Vitoria, en la cuesta de los panaderos. Era biznieto de la primera panadera industrial de Ribera Alta, la abuela Nicanora.

Su mujer era por su parte nieta de la choricera en otra cuesta de Pobes. “Total: el de la cuesta de la panadera, yo mismo, y la de la cuesta de los chorizos, nos hicimos novios y, por tanto, formalizamos un bocata de pan y chorizo. Es lo que cuajó”, dice con un natural sentido del humor.

La licenciatura de Medicina era entonces de siete años. “Tuve la suerte de tener un maestro extraordinario en Medicina y en la Vida: don Jesús Casas Carnicero, que ya murió… pero con el que sigo hablando todos los días”.

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HAY MAESTROS que se recuerdan toda la vida, como Jesús Casas Carnicero.

La conversación tiene lugar en un hotel céntrico de Vitoria-Gasteiz, cerca de donde vive. Nuestras palabras irán con los vientos de la mañana hasta el Sanatorio de Leza, bajo la Sierra de Toloño. Atravesarán los pasillos, las habitaciones sanadoras, visitará a sus enfermos del pasado, entrará en los quirófanos, traspasará los umbrales de las casas donde se le esperaba como agua de mayo…

Y a la vez hablaremos de una época, de una década, la que va de 1960 a 1970, con sus cien historias.

Llegó a Leza pescado en la Facultad de Medicina de Valladolid (a la que pertenecía Álava, entre otras), cuando ya vivía enamorado de su novia Begoña Sagredo, desde hace muchas décadas su esposa y madre de sus tres hijos, también médicos como el aita.

“Leza, ah Leza”, suspira como si fuera una oración. Leza y más que Leza, donde Justo Sádaba mantuvo una gran amistad con los diez párrocos de Rioja Alavesa.

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JUSTO Sádaba (txapela), con el director del Sanatorio de entonces, Joaquín Múgica Echarte. 

Allí defendió y practicó el Cooperativismo… Cuando vio la diferencia de cántaras de vino que había entre las familias de los ricos y las familias de los pobres. Cuando luchó, a su manera, por “la liberación de los oprimidos en el mercado del vino”. Cuando atendió como médico un total de 104 partos en las casas familiares de cinco pueblos de Rioja Alavesa…

“Leza. Oh Leza”.

“Llegué al Sanatorio de Leza el día de San Isidro, 15 de mayo de 1960. Me había licenciado en junio de 1959, y preparaba oposiciones. Primero  como profesor ayudante de clases prácticas, en abril de 1960, cuando me costaba lo mío reunir 3000 pesetas mensuales para podernos casar Begoña y yo…”.

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SIERRA y Viñas… ya estaban allí en 1932, cuando empezó la construcción del Sanatorio.

“En 1960 ya consideraban al vino de Rioja Alavesa como el mejor vino de España”

.- En la Leza de 2019 muchos le siguen llamando el Sanatorio, y no el Hospital, como en realidad es hoy.

Entonces era el Sanatorio Antituberculoso de Leza, donde se había preparado todo para poder operar quirúrgicamente pulmón y corazón.

A mí me vino a buscar a Valladolid un médico que había sido discípulo de mi maestro. “Tenemos uno de Vitoria”, le dijo mi maestro don Jesús Casas. Fue como si se me apareciese la Virgen. Me vine encantado a Leza a hacer la especialidad de pulmón y corazón. Aquí se operaba a las gentes de Álava, Navarra, Rioja, Burgos, Soria, Huesca y toda la Guardia Civil de España.

.- Había nivel, sin duda, en aquel Sanatario Antituberculoso.

No lo dudes. Aquí montamos toda la cirugía extra corpórea, con pulmón y corazón artificial para poder realizar bien las operaciones.

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LA SONRISA actual de un médico que en Rioja Alavesa dio sentido a su vida.

.- Más que los asuntos médicos, que también, me interesa sobre todo cómo vivía la gente en la Comarca. Y cómo fue tu relación con las personas.

Tienes toda la razón. Al final en Leza pasé diez años de mi vida. Empecé estando de Guardia médica, fíjate lo que te digo, un total de dieciocho meses a pensión completa en el Sanatorio: allí vivía, allí comía, allí operaba martes, viernes y sábado a entre 13 y 15 pacientes…

Éramos dos, pero el otro fue a hacer la Mili durante 18 meses a Zaragoza. Leza, ah Leza. Allí estuve diez años de mi vida. Entre 1960 y 1970. Al director de Leza le hicieron director del hospital Santiago de Vitoria, a don Joaquín Múgica Echarte. Así que fui el responsable administrativo de Leza durante mis seis últimos meses.

.- ¿Con qué Rioja Alavesa te encontraste en 1960?

Yo era católico, con tres abuelos alaveses y uno navarro. Al llegar a Leza, sabiendo los de Laguardia que venía de los Cursillos de Cristiandad de Valladolid, los de Laguardia pronto vinieron a verme. Vine para ser el médico del Sanatorio, pero mis antecedentes me llevaron además a ser el amigo de los diez párrocos de Rioja Alavesa.

Con ellos me entendía bien. De hecho había entonces un seminario menor en Laguardia. Allí nos reuníamos un día a la semana, los jueves, abríamos unas latas, tomábamos unos vinos… y cantábamos canciones populares, boleros y rancheras.

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DE blanco entre las monjas del Preventorio de Laguardia está Justo Sádaba (a la izq.) en 1961. También el director del Sanatorio de Leza, Joaquín Múgica, y el capellán Demetrio Arbulu.

 

.- ¿De qué hablabais en aquellas reuniones?

Del mundo y, claro, de cada pueblo de Rioja Alavesa, que tenía sus problemas de convivencias y relaciones. Esto que te voy a contar sí que te puede interesar.

.- Seguro.

Yo vine a Rioja Alavesa siendo un forofo del Cooperativismo. Un admirador del padre Arizmendiarrieta, que había fundado Mondragón Corporación Cooperativa. Tanto es así que yo explicaba en los debates políticos de la Facultad de Medicina de Valladolid, en los años 50, las ideas cooperativistas de Mondragón. A pesar de la época, nosotros cultivábamos mucho la humanidad.

.- Volvamos a tus primeras semanas en Rioja Alavesa, en 1960.

Fue llegar apenas y enterarme que se había constituido una cooperativa vinícola que se llamaba PALESA, de Páganos, Leza y Samaniego. Eso me interesó mucho. Contacté con un tal Galarza, el líder de la Cooperativa. Y lo primero que dijo fue “don Justo, no hable de esto por favor, que no ha habido muertes por muy poco”.

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SANATORIO DE LEZA en una imagen de aquella época que puede encontrarse en Internet.

.- ¿Quieres decir que la Cooperativa había nacido y al poco tiempo fracasado?

Eso es. Y de forma violenta. ¿Por qué? Porque era una cooperativa de producción y de venta, en la cual todos los campesinos tenían sus viñas. El rico tendría unas 1500 cántaras de media y los pobres tendrían unas 300 de media, y vivían de eso. Había cereal para el autoconsumo, y luego pequeñas cabañas de animales en muchas casas.

.- ¿Qué provocó que aquel cooperativismo incipiente naciera y muriera casi a la vez?

El cooperativismo se crea y se destruye porque los que dirigían ese proyecto eran plumillas de Vitoria, gente que no daba ni golpe y se quedaban con los beneficios, y se cobraban sus comisiones. Es muy largo de contar cómo estaba entonces establecido el mercado del vino, cuando los cosecheros estaban en manos de mayoristas… como los hermanos Manso de Bergara.

.- ¿Cómo participaban tus amigos los curas en estos temas?

Intensamente, claro. Había que curar las angustias de los feligreses.

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ASÍ se labraban entonces todas las viñas de Rioja Alavesa, con mulos y caballos.

.- ¿Cómo era el negocio del vino entonces?

Los cosecheros producían el vino. Conseguían venderlo a los mayoristas a través de los intermediarios. Aquellos venían y concertaban el precio de la cosecha en noviembre. Los intermediarios querían asegurar la venta, y concertar el precio. Conclusión: que según la cantidad de vino que había, el vino de Rioja Alavesa que se llevaban a Eibar o a Donosti (salvo en Casa Alcalde), por poner un ejemplo, no se vendía como vino puro, sino mezclado con otros vinos más baratos manchegos y navarros. Y eso que consideraban ya al vino de Rioja Alavesa el mejor vino de España.

Sólo en Vitoria se bebía vino auténtico de Leza, o de Navaridas, o de Laguardia…

.- Me estás abriendo páginas nuevas de Historia, que no conocía.

Los productores de vino de Rioja Alavesa estaban en manos del Mercado. Mi alma seducida por el cooperativismo sufría por aquella situación. Los cooperativistas no defendemos el mercado, sino al trabajador, que entra en propiedad de su trabajo. Mi lema de entonces era: “es más importante el reparto del trabajo que el del Capital”. Ese era yo.

.- En 1960 tenías 25 añitos…

Exacto.

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EL «BARCO», como le llama Justo cariñosamente al Sanatorio, tuvo cierto aire cooperativista.

.- ¿Qué impronta han dejado en tu vida aquellos diez años, de tus 25 a los 35 en el Sanatorio?

Déjame decirte que luché por la liberación de los oprimidos en el mercado del vino, que eran los míos. Era “mi pueblo”. Rioja Alavesa tenía en 1960 un censo de 10.400 personas. Y aquellos políticos de entonces eran responsables ignorantes. Lo digo con todo respeto (esto se dice cuando queremos faltar al respeto). Gestionaban sin tener conocimiento de lo que gestionaban.

.- ¿Tuvo algún efecto aquello que hiciste, y me refiero a los que estaban oprimidos -como dices- por el mercado del vino?

El vino de Rioja Alavesa fue salvado por los batzokis.

.- ¿Qué batzokis, Justo? Entre 1960-1970 no había batzokis, ya que estaban prohibidos.

Los “batzokis” de Euskadi. La gente nacionalista que regentaba bares. Ellos sí compraban y llevaban el auténtico vino de Rioja Alavesa. Nada de mezclas. Quizá en esto soy algo partidario, y aquello lo vivía como que estábamos consiguiendo la liberación del mercado del vino. Yo les veía como unos oprimidos por mayoristas sin escrúpulos.

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EL SANATORIO al caer la tarde, en 2019, en medio de la inmensidad (Foto Iñigo Franco).

.- ¿En qué situación les dejaste en 1970?

Se estaban liberando de su opresión.

.- ¿Qué leña pusiste tú en ese fuego?

No, no, yo estuve de ‘yepero’. Era el que les animaba. El que en las zambras gitanas dice “yepe, yepe” y toca las palmas. Eso sí, yo atendí como médico 104 partos en casas diferentes (solo en Samaniego hubo un parto gemelar) de Villabuena, Leza, Baños de Ebro, Samaniego y Navaridas, entre 1960 y 1965.

Luego, en mi núcleo de personas, sin ser militante de partido político alguno, ni de ninguna orden religiosa, tuve una relación vital y operativa dentro del «viejo partido», y me estoy refiriendo al PNV.

.- Tú pudiste ir al hospital, dedicarte a tus enfermos, y sanseacabó; pero de alguna manera te implicaste personalmente.

Por ejemplo, sí, con mi amistad con los diez curas de Rioja Alavesa, con los que tenía cierta coincidencia.

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EN el centro de la imagen (1962), octavo por la izq., el capellán Matías Eiguren, su gran amigo.

.- ¿Cómo era aquella Rioja Alavesa que conociste?

Entre 1960 y 1970 tenía una economía de supervivencia. Entonces había fundamentalmente dos bodegas: Riscal en Elciego, que eran una entidad particular, y la otra era Bodegas Palacios de Laguardia. Y luego había muchas bodeguitas de cada cual. En Leza había cuevas realizadas por canteros.

.- Antes has dicho que “el vino de Rioja Alavesa fue salvado por los Batzokis”, pero en plena Dictadura franquista aún, el PNV no era legal, y los batzokis sencillamente no existían.

Pero el espíritu nacionalista vasco estaba ahí. Cuando vi que en negocios regentados por nacionalistas vascos se quería dar valor al producto del territorio, vi en ellos a los salvadores, por muchos motivos. Aquellos pagaban adecuadamente el vino. Y valoraban el producto.

El Bar Toloño de Vitoria no era un batzoki, por ponerte un ejemplo, pero funcionaba en defensa de lo nuestro, de lo cercano, y el viejo partido -aún estando ilegalizado- funcionaba y nos reconocía el derecho a ser pequeños.

Lo de los batzokis funcionaría quizá a partir de 1975, cuando publicitaron en toda Euskadi el vino de la Comarca.

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LA SANIDAD su principal implicación… realizando a los niños las placas de Rayos X en 1961.

.- ¿Qué pasó para que aquella Rioja Alavesa te haya marcado de por vida?

Me marcó la injusticia que yo veía en aquello y luego, cuando al irme, empiezo a celebrar los logros que las gentes de Rioja Alavesa han ido consiguiendo. “Por fin, por fin”. Por fin cogen vacaciones, por fin viajan por el mundo. Y la Diputación y el Gobierno Vasco apuestan por ellos como merecen. Todo se ha multiplicado a su favor.

.- ¿Quedó para siempre Rioja Alavesa en tu corazón?

Fue gracias a las personas que allí conocí. El riojano es extrovertido. Estaban los sacerdotes, pero no sólo. Estaba el pueblo. Y los enfermos que atendí, con muchos partos… Fui el último que atendió a las parturientas en sus casas, algo que se acabó en 1965.

.- ¿Quién de aquellos amigos tuyos de entonces dejó en ti una huella imperecedera?

Aquellos sacerdotes se ponían en los zapatos de los riojanos. A mí me pasó lo mismo. Tengo muchos nombres en mi cabeza. Y muchos otros cuyos nombres no recuerdo, pero sí sus gestos. Agricultores, cosecheros… tengo fechas, cientos de momentos…

A mí me llamaban “don Justo” y me trataban de usted, y yo con ellos sin darme cuenta, pero queriendo, me expresaba como riojano.

Justo-Sentado-Sonrie

EN Gasteiz mantuvimos la entrevista de hora y media, que pudo haber sido mucho más larga.

.- ¿Cuál es el matiz riojano? ¿Me puedes hablar de él?

En casa de Vallejo, de Santiago, el del bar de Leza, el de la fuente, que ya está cerrado, y la Eustasia, con la comida riojana. Ya te mandaré alguna receta de las patatas con chorizo que hacían en la bodega… O el revuelto de la Demetria. El otro día estuve en el funeral de su hija de 88 años, en el que recibí un montón de besos de viejas de Leza, fruto de mi pasado.

.- ¿Te acuerdas de los diez nombres de aquellos diez sacerdotes?

Te puedo decir unos cuantos: don Jose Luis de Samaniego, la ‘voz de oro’ de la iglesia; o don Severo de Villabuena; o don Ernesto de Baños, que de ahí marchó a Elciego, donde estaba de párroco don Marcelino Sarabia… pero mi gran amigo fue el capellán del Sanatorio de Leza, que era don Matías Eiguren Navarro, natural de Ispaster, pero procedente de Lekeitio. Estaba en Leza porque había sido capellán de gudaris.

.- Ese fue tu gran amigo!

Yo viví dieciocho meses a pensión completa en el Sanatorio con el administrador, el otro médico que se fue a la mili y con el capellán, don Matías.

Quiosco-Musica

JUSTO Sádaba Orruño, rodeado de árboles de ciudad, en el quiosco de la música de la Florida.

.- Has vivido tan intensamente, y tiempos tan interesantes, que tienes un gran caudal de recuerdos en la cabeza, tantos nombres y situaciones, tanta memoria acumulada, que te llegan todas las aguas de los mil afluentes a la cabeza… Y lo quieres contar todo a la vez. Y me lo pones difícil como periodista, jajaja.

Gran caudal, dices, jeje; dentro tengo también al Alzheimer que me está cerrando el grifo, jajaja.

.- Lo dices de broma. Ochenta y tres años llenos de nombres. No podré escribirlos todos en esta entrevista.

No, no es broma. Estoy disfrutando a mi edad del deterioro psicofísico. Hombre, si no, sería insoportable. He empezado a tener problemas con los muchos nombres, y con los conceptos. Es como un olvido benigno. Lo podría defender así en una sesión clínica.

.- Has sido muy afortunado, tienes más de 1.500 cántaras de vivencias! Y aún lo eres.

Justo-Movil

A través del móvil, Justo gestiona sus ocupaciones como aitite y como alumno…

Lo he sido, es verdad. Mi vida ha sido extraordinaria. Pero he de olvidar algunas cosas, para poder recordar otras con mayor nitidez: aquellas que verdaderamente me hacen disfrutar.

He tenido tres hijos, los tres médicos. Y dos de las nueras también lo son. Y siete nietos. Ese sí es un gran caudal.

.- Después  de Leza, viniste a trabajar a Vitoria, al hospital Santiago. ¿Cortaste la relación con Rioja Alavesa?

No. Qué dices. Imposible.

.- ¿Qué tipo de médico has sido / cuál era tu filosofía?

Siempre he querido comprender la enfermedad dentro de una unidad. No despreciarla y decir “esto” te ocurre, sin importarme lo demás. No. Todo me importaba.

.- ¿Qué fue el Sanatorio de Leza para ti?

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PACIENTES del Sanatorio, disfrutan de los aires limpios de Rioja Alavesa en la cara sur.

Primero, el Antituberculoso de Laguardia, que se inauguró -y aquí sí que me enredo- en 1935. Se empezó a construir en el año 32 porque la Diputación Provincial de Álava, para sonrojo de los vizcaínos, jeje, pretendía ser modelo de gestión y adelanto en todo lo que eran servicios. Las mejores carreteras, la mejor producción agrícola, la mejor patata, el servicio de extensión agraria, las Cajas… es decir, para que todo revirtiera en los trabajadores…

.- Y en ese sentido, ¿el Sanatorio qué?

Pues querían hacer el mejor hospital antituberculoso de España, para lo cual los de la Diputación dicen: “vamos a hacerlo en el sitio que creemos es el más sano, que es Laguardia”, porque donde está el Sanatorio pertenece a Laguardia y no a Leza.

.- ¿Por qué se hizo en ese lugar?

Porque decían que en el lugar donde está, el viento arrastraba los bacilos de Koch (bacteria de la tuberculosis). Por eso vino tanta gente a Laguardia.

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EL SANATORIO, un barco lleno de recuerdos para Justo Sádaba.

.- Sin faroles de por medio, ¿fue el mejor hospital antituberculoso de España?

Fue el mejor edificio, porque se hizo una copia absoluta de uno que había en Davos (Suiza) en una zona alta, donde había unos hospitales de cinco estrellas. El nuestro se copia de aquellos. Y fue el mejor edificio. Si lo miras bien, tal y como está, en las tardes de mayo a octubre, a partir de las cuatro de la tarde, empieza a pasar el “expreso” que llamamos, de Labastida a Oyón, a cien por hora.

.- Hablas del viento.

Sí. Por eso hicieron un edificio con esa altura, para que soportara los fuertes vientos. En un principio intentaron hacer una «edificación submarina», porque cuando llovía lo hacía de abajo arriba… Lo interesante es que entre la planta baja y el primer piso estaba el entrepiso. Fíjate que venía un catedrático de la Facultad de Arquitectura de Barcelona con su alumnos de cuarto o quinto curso para explicarles la estructura de un edificio único en España.

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LO quisieron edificar en el lugar «más sano» de Álava… en terrenos de Laguardia.

.- Con los años, el edificio, como tu memoria, ha aguantado bien los empellones del viento.

En la parte de arriba, donde hay una espadaña, hay unas oscilaciones de más de un metro. En el tercer piso, las mesillas se podían mover medio metro con el fuerte viento. Y no se rompía el edificio porque hicieron el entrepiso, una estructura elástica que permitía esos desplazamientos. Me enteré de todo esto gracias al catedrático de arquitectura que venía con sus alumnos.

.- Trasmites muy bien que, además de médico durante diez años, has sido toda tu vida un amante de Rioja Alavesa.

Es que todo aquello le dio sentido a mi vida. Eso es fundamental, porque el sentido a la vida contribuye a sentirte importante. Ahora estoy aprendiendo a ser necesitado porque ya disfruté demasiado tiempo siendo necesario. Yo tenía en el Sanatorio aquel 133 enfermos y pasaba visita a todos, me encargaba del laboratorio, de radiología, de…

.- Fue una época enriquecedora… y feliz.

Hombre, muy feliz! En aquel “barco” viví yo con 23 enfermeras, todas mercedarias de Zumarraga. Todas monjas. Una gran comunidad.

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ES un placer escuchar a quien sabe de todo como él, a quien con todo se entusiasma.

.- ¿Aprendiste por entonces mucho o poco de vinos?

No me hice un experto, pero mi mejor expresión para un buen vino es “yo quiero más de éste”. Uno tendrá más cuerpo, otro una gran fragancia… pero siempre hay uno del que he querido más.

Julio, he tenido mucha suerte. He chupado rueda de mucha gente buena que me ha acompañado. De mi gran maestro Jesús Casas Carnicero en Valladolid, o del director Múgica en el Sanatorio. Mucha suerte, coño. Mucha.

.- ¿Qué tipo de vino te enamora más?

El vino es una alegría siempre que se comparta. Y yo soy del maceración carbónica, del vino joven del año, que mi teólogo de cabecera, Jesús Martínez Gordo, me tiene como su maestro en esto.

.- Por lo demás, ¿cómo te trata hoy la vida?

El pasado mes de junio cumplí mil meses de vida. Dije que me iba a retirar… pero mi entorno cariñoso me pide que juegue la prórroga. Que aguante. Que lo deje para el siguiente año.

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PONE su mano sanadora sobre el músico de jazz, el trompetista Wynton Marsalis.

.- ¿Le auguras buen futuro a Rioja Alavesa?

Se lo deseo, porque no soy futurólogo. Se lo deseo. Me gustaría que hicieran en Rioja Alavesa lo que hacíamos en el Sanatorio de Leza, donde todos tenían voz, con la opción de opinar sobre el funcionamiento de las cosas.

Tengo una pancarta que expresa una convicción mía: “Tan cierto es que todos somos iguales como que todos somos distintos”. Como somos todos iguales, soy de izquierdas. Y como somos todos distintos, entonces ahí soy humanista. Ya te digo: a Rioja Alavesa le deseo un buen futuro. Eso siempre.

14 respuestas a ““Leza, ah Leza” / Memorias de un médico del Sanatorio”

  1. Gracias Justo por el cariño y la amistad que mi suegro Antonio Diez-Caballero y mi marido, también Antonio, compartieron con vosotros.

    • Blog Rioja Alavesa dice:

      Muchas gracias, Victoria Cañas. Ambos estaban -tu suegro y tu marido- entre los muchos nombres que perduran nítidamente en la cabeza de Justo Sádaba. Pero como colega que eres, sabes bien que hay que ordenar y seleccionar el gran caudal informativo que transmiten personas como don Justo, un mar de memoria. Saludos cordiales.

  2. Javier Fernández Eraso dice:

    Justo, desde aquel curso sobre la evolución que compartimos en las aulas de la experiencia y terminamos con una excursión a Rioja Alavesa, te he tenido una gran admiración y respeto, al igual que al inolvidable Julio (que también formó parte de aquel Curso).

    Hoy he leído el blog y he decirte que mi admiración por ti ha aumentado.
    Gracias por compartir tus experiencias con todos los lectores del Blog.

  3. Como dice Justo, él ha sido mi iniciador en el rioja de maceración carbónica. A él le debo, entre otras cosas, el gusto por esta tradicional manera de elaborarlo. Pero, sobre todo, le debo la vista y el disfrute de Rioja Alavesa y de sus gentes. Quien tenga el inmenso placer de visitar alguno de estos pueblos con él tendrá la inolvidable experiencia de ver cómo la gente del lugar recuerda agradecidamente y con un enorme afecto a quien -con una enorme sonrisa y amabilidad- les acompañó a vivir un poco mejor e, incluso, ayudó a traerlos a la vida. Todo un regalo.

    • Blog Rioja Alavesa dice:

      Muchas gracias, Jesús Martinez Gordo. Es a ti a quien nosotros debemos la sugerencia para conocerlo y entrevistarlo. Ha merecido la alegría. Saludos cordiales.

  4. Maider Elkoro dice:

    Es un gozo leer -y cuando se lee se hace con los cinco sentidos- conversaciones como ésta, que te dan una lección de entusiasmo. Con personas que ya han cumplido 83 juveniles años. Se agradece mucho. Es como si a Justo le acompañara la fuerza vital de las 104 personas que recién llegaron a este mundo, mientras él velaba por su estrenada vida.

  5. Txiki dice:

    Siempre han estado ahí los médicos, toda la vida. Dice la ama que cuando ella era pequeña venían más por casa en cuanto algo se torcía. Pero yo a los diferentes médicos los he sentido siempre cercanos y con buen sentido del humor. La pediatra, la de cabecera luego, o este o aquella especialista. Es una hermosa profesión cargada de humanidad y gran vocación. Cuando no hay vocación, claro, es un escándalo.

    Leer las declaraciones de don Justo es un privilegio. Cómo se entregó a los pueblos de Rioja Alavesa, sus tertulias con los curas y sus jotas, su convicción cooperativista, su implicación con el mundo del vino, con los que recogían menos cántaras… hasta llegar al ahora… «Estoy aprendiendo a ser necesitado porque ya disfruté demasiado tiempo siendo necesario. Yo tenía en el Sanatorio aquel 133 enfermos y pasaba visita a todos, me encargaba del laboratorio, de radiología, de… «.

    Lo expreso tal cual lo siento: ¡quién le tuviera como aitite, menudo puntazo de tío, como médico y como persona! No estoy seguro de que haya muchos como él. Ojalá bai. Se aprende mucho con gente así.

    • Blog Rioja Alavesa dice:

      Muchas gracias, Txiki. Seguro que le gustará mucho eso que dices, tal y como lo expresas, lo de «menudo puntazo de tío». Bai. Te dirá, o lo pensará -que algo ya le voy conociendo-, que «te perdona tu exagerada amabilidad». Saludos cordiales.

  6. Antonio Mijangos dice:

    He gozado como un enano. Conoces y quieres a la Rioja Alavesa. Eres uno de los nuestros. Si Julio me hubiera preguntado qué tipo de médico eras, le hubiera dicho que eras de los que se interesaban primero por la persona y luego por su enfermedad. Practicabas una medicina profundamente humana. Vuestro equipo médico de la década 60 a 70 hicisteis del Hospital de Leza la casa familiar donde nos curaban. Supisteis convencernos que era «nuestro Hospital». Lo queremos tanto que luchamos porque ahora nadie nos lo quite. Muchas gracias por tu testimonio que ayuda a querer a esta tierra.

    • Blog Rioja Alavesa dice:

      Muchas gracias, Antonio Mijangos. Bien que te lo hubiera preguntado… si bien no tuvimos tiempo para más. Bien que aprovechamos las 3 horas que estuvimos juntos en tu querida Laguardia. Un abrazo!

  7. Mercedes dice:

    He escuchado tantas veces sus nombres… Soy la nieta de Florentino Calvar, el Herrero de Leza, y creo que aparece en una de las fotos del blog. Qué lujo de profesionales había antes…

    • Blog Rioja Alavesa dice:

      Muchas gracias, Mercedes. Efectivamente, aparece en una de las fotos de la entrevista con Justo Sádaba. Totalmente de acuerdo, qué lujo de profesionales había antes. Y aún hoy los hay…. Saludos cordiales

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