Oct 14, 2018

La espada rota y la flor en el Guernica de Picasso

Vino tinto de diálogo con Jorge Oteiza en la Vitoria-Gasteiz de 1993.

Con un vino tinto de por medio, hace 25 años conversé con el creador de Orio, activista cultural, despertador de conciencias, un ser indomable. Caminamos juntos por el Paseo de la Senda hasta llegar a la Virgen Blanca de Vitoria-Gasteiz, apoyando sus 85 años en el “bastón de paz” de su esposa Itziar Carreño, que había fallecido dos años antes.

Julio Flor *

Jorge Oteiza

EL autor de este artículo, Julio Flor, con Jorge Oteiza (Fotografía J.A. Miranda).

Fui a buscar a Oteiza a la casa donde estaba hospedado aquellos días, cerca del Parque de la Florida de Gasteiz. Al saludarle le conté que había leído su último libro “Itziar elegía y otros poemas” publicado por la editorial navarra Pamiela. Me acompañaba el fotógrafo Jesús Ángel Miranda.

“La luz de tus manos / llenando las horas de mis manos vacías”, recité de memoria uno de sus versos dedicados a su esposa, que había fallecido en diciembre de 1991, después de 53 años de matrimonio. Como en un santo y seña, Oteiza completó el verso: “Seguramente no estás ya / en ninguna parte / solamente aquí / en mí / conmigo”.

Jorge Oteiza

CAMINO de palabras atravesando el Parque de la Florida de Gasteiz.

Nos dijo que iría andando hasta El Portalón (antigua casa de postas del siglo XV). Que le acompañáramos. Al caminar, su mano-su cuerpo-su corazón descansaban sobre el bastón de Itziar. Del Paseo de la Senda, entre formidables árboles (plátanos), pasamos a la penumbra del Parque de la Florida hasta llegar a la Plaza de la Virgen Blanca.

Caminábamos y nos parábamos una y otra vez. Hablamos de… la categoría singular de nuestro pueblo, de la importancia de la educación, de una “Ikastola Experimental que entendiera y orientara a los escolares vascos” y un “Bachiller de Artes”. “Todo lo que hagamos tiene que ser nuestro», defendió.

«Hay quien otorga al arte el papel de mero adorno», le dije. «El arte no sirve para adornar -me cortó-. El arte es para crear un hombre nuevo. Hay que despertar al individuo… Aquí está todo el mundo dormido, como el arte”, me dijo. “La sensibilidad que crea el artista es un producto social. Hay que devolver al pueblo todo nuestro trabajo”.

Jorge Oteiza

FRISO de los apóstoles en el Santuario de Nuestra Señora de Aranzazu, de Oteiza, en Oñati.

En uno de los bares que atravesamos había una imagen del mundialmente conocido “Guernica” de Pablo Picasso. Me referí a las diferentes escenas del cuadro. El toro, el caballo, la paloma, la mujer herida, el candil… Recuerdo que Oteiza destacó el dibujo de la espada rota con la flor. Le parecía un símbolo de muerte y esperanza. Aquella flor podía representar «el hombre nuevo».

Le pregunté por la escritura poética. Por el placer y la alegría de enfrentarse al folio en blanco. “Algunos hablan del miedo, del vértigo atroz ante la página en blanco. Coincido contigo que la página en blanco es felicidad. Me protege un pedazo de papel. Mi Dios es de papel. En ese papel vacío me expreso”.

Fue cuando Oteiza propuso que nos tomáramos un tinto en el bar de la Virgen Blanca. Entramos. Me dijo que le pidiera un «tinto de Euskadi» (sin duda de Rioja Alavesa). Pedí otro vino tinto para mí.

Jorge Oteiza

CAJA Metafísica, de las obras experimentales de Oteiza, o la sensación de un espacio sagrado.

Al sentarme junto a él, le dije que hacía mía su frase, aquella en la que decía: “Amo a mi país profundamente, me da rabia mi país profundamente. Le doy mi vida profundamente. También le doy mi muerte”.

“Hoy tengo el bastón de paz de Itziar en mis manos -me contestó con una sonrisa protectora-. Con este bastón en mis manos soy paz”, me dijo mirándome fijamente a los ojos.

Respetaba y admiraba a quien había sido figura clave de la vanguardia vasca, aquel que ganó en 1957 el primer premio al mejor escultor internacional de la Bienal de São Paulo, al escritor de «Quousque tandem…! Ensayo de interpretación estética del alma vasca», el que conjugó la espiritualidad de los monumentos megalíticos con las innovaciones formales de los movimientos de vanguardia.

Jorge Oteiza

OTEIZA en los Talleres Luis Romero de Irún (FERNANDO LARRUQUERT).

Era nuestro artista más internacional. El que forjó generaciones de escultores vascos.  Pequeño en estatura física, un inmenso creador en teatro, cine, escultura, poesía, el que clamó desde el grupo GAUR contra el silencio inerte del franquismo hace más de 50 años. “Un trozo fundamental de nuestra historia”, como dijera el escultor Ricardo Ugarte.

Tras bebernos el vasito de vino, le acompañé al Portalón, donde le dejamos. Aún veo su sonrisa cuando me dijo que algún día le llevara esa fotografía de Miranda en la que aparecemos juntos, en la que yo bebía sus palabras. Años después, en una comida que disfrutamos juntos en el asador Zubiondo de Zarautz, escribió bajo la fotografía sobre el dedo fatigado del escultor.

Jorge Oteiza

DETALLE de la espada rota con la flor del «Guernica», de Pablo Picasso.

Jorge Oteiza murió con 94 años en abril de 2003, cuando estaba a punto de inaugurarse el Museo que lleva su nombre en Navarra. Hoy Jorge e Itziar descansan juntos en el cementerio de Alzuza.

Seguramente no estás ya / en ninguna parte / solamente aquí / en mí / … con tu pueblo vasco.

Él sigue siendo el que ama profundamente a su país, el que siente rabia por nuestro país profundamente. Oteiza, la flor sobre la espada rota.

 

*Periodista.

12 respuestas a “La espada rota y la flor en el Guernica de Picasso”

  1. Rica sorpresa encontrar juntos a Oteiza, Picasso, la luz de la poesía, el verso de un grito hecho cuadro en el Guernica, el amor de un escultor, la espiritualidad palpitante de Aranzazu… Todo encajando a la perfección. Enorme placer esta lectura que recomendaré y recomendaré. No me olvido del hallazgo de no volver a mirar con miedo nunca más al folio en blanco para escribir lo que sea menester. Felicidad

    • Blog Rioja Alavesa dice:

      Alegría que nos das, Begoña Tudela. Todo lo que nombras -además- está bien maridado con esos dos vasitos de vino tinto de Euskadi; o sea, de Rioja Alavesa. Mil gracias por tus palabras y la recomendación que anuncias. Mis saludos!

  2. Conozco el Santuario de Aranzazu y la obra prodigiosa allí realizada por un conjunto de artistas. Su basílica fue ideada por los arquitectos Sáenz de Oiza y Luis Laorga del colegio de arquitectos de Madrid. Qué decir de la obra del pintor Lucio Muñoz para la decoración del ábside, o de las puertas principales de acceso realizadas por el escultor Eduardo Chillida… tengo entendido que un fraile fue el encargado de las bellas vidrieras y el pintor y escultor Nestor Basterretxea se ocupó de la decoración de las paredes de la cripta.

    Las esculturas de la fachada principal las realizó Jorge Oteiza. Tanto los apóstoles (son el mismo pero con diversos gestos y giros en sus cabezas) y la Virgen dolorosa, en lo más alto, tomando en brazos el cuerpo de Jesús.

    Lo he visitado varias veces a lo largo de mi vida atraído por una Obra Colectiva que uno no se cansa de ver nunca, situado además como está en un lugar prodigioso. De culto desde hace varios siglos.

    Conozco desde hace más de una larga década la existencia del Museo Jorge Oteiza en Navarra, lo he «visitado» a través de Internet, si bien hasta la fecha aún no he tenido el gusto de contemplarlo en vivo y en directo. Cosa que haré en breve.

    Es lo que tienen las hermosas historias bien contadas, que nos recuerdan la importancia de los artistas en nuestra vida, en nuestro ser.

    Zorionak!!

    • Blog Rioja Alavesa dice:

      Muchas gracias por tus palabras, Kepa. El fraile que realizó las vidrieras en la basílica se llamaba Javier María Álvarez de Eulate. El santuario de Aranzazu es un imán de paz y espiritualidad. Como bien habrás leído, el Museo se sitúa en el entorno rural de la localidad Navarra de Alzuza, a 9 kilómetros de Pamplona, y acoge una de las colecciones monográficas más extensas del arte contemporáneo. El Museo Oteiza es obra del arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza (que también realizó la basílica de Aranzazu), que proyectó un gran cubo de hormigón rojizo que acoge la colección del escultor e integra la vivienda ocupada por Jorge Oteiza y su esposa durante dos décadas.

      Merece, claro que merece la inmensa alegría el viaje.

      Saludos cordiales.

  3. Muchas gracias por esta interesante reflexión que da cuenta del talante de Oteiza y de su particular y necesaria manera de mirar el mundo.

    Os esperamos en el Museo Oteiza

    J P Huércanos
    Subdirector Museo Oteiza

  4. Carmen Sarmiento dice:

    Que placer Julio releer tu artículo sobre Oteiza. Otro de tus maravillosos, sagaces y espléndidos artículos.

  5. Pere dice:

    Me ha encantado el artículo, gracias Julio. Un abrazo.

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