Ago 11, 2019

“Haría falta otra vida para entender viñas y vino”

Este matrimonio de San Vicente de la Sonsierra cultiva desde hace treinta años una bodega familiar. Treinta años de experiencia para interpretar el mundo que les rodea, el país cercano de lo rural y el planeta que lo lleva en su viaje por el universo.

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ABEL y Maite, referentes en el mundo del vino, con 30 años de profesión en su mirada.

A punto de cerrar el Blog por vacaciones, publicamos hoy cuatro folios de conversación para abrir boca, tocaros el alma y poneros la miel en los labios. Aspiramos a ser una partitura para cantar dos vidas muy unidas, enraizadas en la tierra, de las que encarnan –junto a tantos de sus colegas de la DO Rioja- el intenso relato de las viñas y el vino… Las vidas de Maite Fernández y Abel Mendoza.

El gran lector del Paisaje (I)

Treinta años para “saber interpretar” viñas, tierra, clima… Para plantar y observar cómo a lo largo de tres décadas llegan los frutos. Se trata de sentir qué es la vida, de aprender a disfrutarla, de ser algo más sabios para llegar con mayor hondura al corazón de lo que hagas, abriendo corazas, acariciando los frutos, dirigiendo tu rumbo al centro del ser.

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ABEL Mendoza con los pies desnudos en un lagar rupestre de su viña Mondiate, en Labastida.

Para personas que como Abel y Maite le dedican todo su tiempo a la viña y la bodega, porque viven por y para ello, es un acto de generosidad pasar siete horas con el Blog, hablando, diseccionando la existencia, enseñando sus viñas, esos lugares donde nacen sus vinos, como decir sus hijos, los que les han valido el reconocimiento de tantos y tan distintos.

Hace tiempo que el famoso Master of Wine británico Tim Atkin consideró “Bodega del Año” a la Bodega Abel Mendoza. Otros le han definido como el gran lector del paisaje, o el padre de algunos de los riojas con más alma, o, como dijo el norteamericano Neal Martin, «Abel es elaborador de vinos para el consumo inteligente».

Tocar el Cielo con apenas 70.000 botellas de vino

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Decantando (¡hermoso verbo!) una de sus botellas.

Abel y Maite son dos de nuestros vecinos ilustres, quizá porque desde un principio decidieron no elaborar más de 70.000 botellas de vino al año. Ellos han demostrado, con un estilo personal, que no es la cantidad, sino la calidad lo que cuenta.

Son muchos los que les quieren en Rioja en general, y en Rioja Alavesa en particular, así que cuatro años después de haber estado con él en 2015, el Blog ha vuelto a su casa para preguntarles por las enseñanzas de sus 30 años doctorándose en la tierra del vino y el viñedo, que aspira, junto con nosotros, a ser Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Treinta años. Treinta. Y sin embargo… es Abel quien nos dice que una vida no basta, que, al menos, hacen falta dos. Dos vidas. O más…

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MAITE y Abel a las puertas de su bodega, visitada por gentes de los cinco continentes.

“Para el mundo del vino vivimos poco”

.- Quiero comenzar preguntando por esos TREINTA años que habéis cumplido en la bodega. El tango decía “veinte años no es nada”. ¿Treinta años dan para mucho en las viñas del Señor?

Treinta años dan para mucho… pero créete que aún queda mucho por saber. Al final tengo claro que haría falta otra vida para empezar a entender esto con un poco de fundamento. En estos 30 años nos hemos pasado la vida con un modelo prueba-error, y aprendiendo. Sí, hemos aprendido muchísimo de los errores.

.- De los errores…

Ojo, errores desde mi punto de vista, porque está claro que el modelo que yo pueda hacer, no tiene que ser un modelo que valga para todos, pero sí, creo que lo que Maite y yo hemos hecho es un modelo de vida… que no ha sido un camino de rosas. No.

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EN este Jeep recorrimos casi las 20 Has que configuran sus viñas…

.- ¿Qué ha sido entonces?

Ha sido un camino lleno de complicaciones, pero también de alegrías. Creo que lo fundamental en estos 30 años ha sido, a pesar de todas las zancadillas, que nos ha compensado el viaje. Hoy conocemos gente de los cinco continentes…

“Eso ha sido lo mejor de todo esto, la gente con la que hemos tropezado. Porque el vino te hace llegar al mundo entero sin salir de estas cuatro paredes”, corrobora Maite. “A nuestra casa viene gente de muchas culturas, idiomas, maneras de ser, y te das cuenta que en cierta manera todos somos iguales”.

.- Maite, seguro que tú hablas más en inglés que en castellano.

Es verdad.

“Al final somos una bodega pequeña, familiar –nunca mejor dicho-, que más del 85 ó el 90% de los que recibe en esta casa son extranjeros, da igual de dónde, que no sé cómo logran encontrar bodegas como la nuestra”, apunta Abel.

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LA tierra donde hunden sus raíces las cepas… y los vitivinicultores.

La industria de la felicidad

.- “Gracias al vino”, decís. ¿Qué tiene el vino, cuál es su hechizo?

Es la industria de la felicidad, como dicen –contesta Maite-.

“Cuando Maite vino de Londres –apunta Abel-, mi esposa era una señora moderna y yo era el baserritarra de San Vicente de la Sonsierra

.- ¿Cómo te llamas tú a ti mismo?, le pregunta Maite a su marido.

El destripaterrones… Es que no soy más, pero claro, a mí me gusta la buena comida. Me encanta la gente que cocina y ama la cocina, siempre que su obsesión no sea llenarse de estrellas Michelin. Me encanta la gente de Euskadi que guisan tan bien, les admiro, pero lo mismo disfruto en Etxebarri, que en el Can Roca, donde vino y cocina forman un todo inseparable…

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SAN Vicente de la Sonsierra, que esa tarde recibió el regalo de la lluvia.

.- Quieres decir, baserritarra de San Vicente, que el vino tiene momentos extraordinarios.

Exacto. Con el buen vino nos sucede como sucede con las personas que nos dan momentos extraordinarios. Como periodista conoces a mucha gente, como me pasa a mí, pero algunas te impactan por lo que sea, quizá porque no miden todo por el número de cajas ni por el número de botellas…

.- La gente que nos impacta a estas alturas, Abel, es porque son de verdad, y porque su verdad conecta con la nuestra…

Puede ser.

“En ese sentido, él ha tenido las cosas más claras que yo. Abel no ha querido crecer. Siempre ha pensado que si das al mercado todo lo que te pide, al final estás perdido, porque al final es el mercado quien te controla a ti”, desvela Maite.

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EL BRAZO de Abel nos muestra un guardaviñas, bajo un cielo plomizo de este verano.

Ese vino por el que suspiras.

.- Esa idea me resulta muy interesante.

Hay algún cliente de una multinacional italiana, bilbaíno él, que me hizo mucha gracia, porque con el paso de los años me contaba lo siguiente: “Tú me dijiste que no harías más botellas, pero ya hace 22 años que te conozco y lo has cumplido”.

“Ya –le dije- pero mira que hemos hecho vinos distintos, y mira que hemos interpretado las parcelas de forma diferente”. Al final, todo este juego es lo que motiva que con el paso del tiempo, te digas que aún no has hecho cierto vino, con el que sueñas, al que aspiras. Ese vino por el que suspiras.

.- Interpretar las fincas, el clima, leer con más hondura lo que te da cada año…

Así debe ser. Que este año tenemos sequía, pues tendremos estos vinos. Que tenemos humedad, pues los otros. Intentemos jugar con los elementos que tenemos, con lo que la vida te ofrece. Estamos en una zona privilegiada que nos permite hacer todo este tipo de cosas.

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VIÑAS en San Vicente de la Sonsierra… cuando se apagaba la luz del día.

.- Quisiera saber en qué momento os enamorasteis de esta tierra, de estas cepas, de este vino, de este lugar…

Los dos somos de aquí –comienza diciendo Maite-.

“En un principio –le toma Abel la palabra- nos encontramos metidos en este lío. Imagina que tienes 14 años, una mula, un carro, una azada… Ese era el porvenir de un tío como yo.

.- Esa era también la historia de tu padre, seguramente.

Y si no vales para estudiar, algo tendrás que hacer. Yo empecé retejando con un albañil. Era lo que había.

.-¿Cuándo te empiezas a enamorar de la viña?

Cuando empiezas a ver a tu padre… cómo toca la tierra con sus manos, cómo acaricia las uvas, cómo las mira, cómo le ves cara de felicidad cuando ve generosidad en el fruto…

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LOS orígenes de Abel en la viña, contados en un cómic por su amigo Juan Carlos Torralba.

.- Tu padre ya elaboraba vino

Lo hacía en bodegas pequeñas que teníamos que meter la uva por la típica ventanilla, todo con arpón, descargando los comportones… duro hasta más no poder. Yo tendría 17 o 18 años cuando algunos se reían a la cara queriéndote pagar una miseria por los vinos, y entonces se te aparece la imagen de la película “Lo que el viento se llevó”, con la señora Scarlett O’Hara diciendo “no lograrán aplastarme…”

.- “No volveré a pasar hambre, a Dios pongo por testigo”.

Sí, o me arruino o sobrevivo. Una vez tuve con uno de ellos la siguiente conversación: “tú eres el fulano Abel Mendoza”. “Sí –le contesté- y soy Abel Mendoza por culpa de gente como tú, sino igual ni me lo hubiera planteado”. Así de claro se lo dije.

“Abel no se corta un pelo cuando tiene que decir ciertas cosas”, comenta Maite.

Vivimos ciertas falsedades, como cuando ciertos bodegueros dicen que protegen a los viticultores y es falso todo. Aquí cada uno va a comerse lo suyo, y si se pueden comer lo del vecino, también. En el fondo toda esa parte solidaria que en el mundo del viñedo me parecía apasionante en los años 70, cuando a mi padre le ayudaba un colega suyo cada vez que estaba enfermo, y al revés… Pero esto se ha perdido.

Comic-FAmilia

EN el cómic de Torralba (Vino entre Amigos), aparecen Maite, Abel y Pedro, el padre de Abel.

“Seamos nosotros mismos”

.- ¡Es un lamento de toda la Comarca de Rioja Alavesa-Sonsierra!

Ya no nos queda más que la codicia. Yo me río con los de Tierra, de Labastida, por esa obsesión que existe en general por la competitividad, por ver qué hace el vecino, o si aquel o el otro hablan bien o mal de ti. Ya vale. Seamos nosotros mismos.

.- Tú veías a tu padre emocionado, pero Pedro Mendoza no explicaba sus emociones.

Mi padre y yo podíamos estar 14 horas desnietando en las viñas y lo único que habremos dicho será: “Buenos días” por la mañana. “Vamos a almorzar” y finalmente “Vamos para casa”. Mi padre y yo no teníamos tertulia filosófica alguna. Con el tiempo le pillé el punto para sacarle algo de información.

“Oye padre, vamos a ver, cuando venías con tu padre y catabais las cubas y le comprabais a fulano…”. “Aquel tenía buen vino porque su suelo es cojonudo… Aquel otro producía mucho y su vino no eran tan…” Por mi parte tenía que sacar mis conclusiones, pero observando, sobre todo observando.

Pies-Lagar

PIES DE LAGAR, bodega rupestre, manos de viticultor, corazón de paisajes…

.- Por eso dices que queda mucho por aprender…

Mi padre no tenía más que un refrán: “Esto es Torrontés, ni lo vendas ni lo des”. Ellos sabían lo que producían, tenían claro qué viñas les daban rendimiento, y le tocó vivir una época que con 3 hectáreas de viñedo cogían 50.000 kilos de uva, que era la hostia. Buscaban un buen clon, una buena planta, y marcaban cada una de las cepas que querían…

Y aquellas cepas todavía viven.

.- Entonces… tú pides dos vidas, Abel.

Dos. Pero no es por pedir, es por aprender a interpretar, por entender y llegar a conocer a fondo las viñas que nos rodean, con hondura, con certeza.

Entre-Cepas

ENTRE CEPAS, Abel y Maite… cuando la lluvia no es una amenaza.

.- Pero habiendo aprendido lo que has aprendido en estos 30 años, en lo que te toca, que es una única vida, ¿qué le estás pidiendo al porvenir?

Para el mundo del vino vivimos poco. Haría falta un poco más de tiempo. De verdad que una vida no es suficiente para entender muchas cosas.

.- Por ejemplo…

Ahora estamos intentando recuperar parcelas areniscas rojas, en Labastida estamos plantado Graciano, volviendo otra vez a la esencia, recuperando la Garnacha blanca… ¿Tú te crees que voy a disfrutar de esto? No, yo no voy a tener tiempo. No tengo suficiente vida para disfrutar de esto. Es ahora cuando empezamos a ubicarnos. Cuando mis plantas de ahora tengan 40 años yo ya no estaré aquí.

Ya te digo, para el mundo del vino y las viñas, los humanos vivimos poco. Hacen falta dos vidas por lo menos

 

CONTINUARÁ…

22 respuestas a ““Haría falta otra vida para entender viñas y vino””

  1. Begoña Tudela dice:

    Ése. Ese espíritu es el que se necesita para seguir viviendo la única vida que tenemos en danza. Hoy he aprendido una cosa más. Quizá hasta dos. Felicidades!

  2. Fernando m. Bujanda dice:

    Abel sería el mejor catedrático de psicología rural, aplicada al mundo vitivinícola.

  3. Juan Aguilera dice:

    No estaría nada mal lo de obtener una segunda vida, o una segunda o tercera oportunidad para seguir viviendo…

    Las palabras de ambos me dejan claro que le están sacando chispas a la única vida posible que tenemos en la viña de la existencia. Carpe Diem!

    • Blog Rioja Alavesa dice:

      Muchas gracias, Juan Aguilera. Para apurar la copa de la vida, nos aconsejaba Charles Chaplin: «Vive hoy / Ama hoy… Es más tarde de lo que piensas». Cordial abrazo.

  4. Kepa Urdangarin dice:

    Emociona ese homenaje de Abel al maestro callado que fue su padre para él. De ahí la virtud campesina de aprender observando. Atendiendo los mensajes de las buenas acciones llevadas a cabo en silencio, sin alarde alguno, como hace la viña día a día, como hace la tierra dando frutos.

    «.-¿Cuándo te empiezas a enamorar de la viña?

    Cuando empiezas a ver a tu padre… cómo toca la tierra con sus manos, cómo acaricia las uvas, cómo las mira, cómo le ves cara de felicidad cuando ve generosidad en el fruto…»

    Ese pasaje, entre otros, es impagable.

    Eskerrik asko!!!

  5. karmele dice:

    La de la tierra es una dura labor, pero no hay nadie que haya trabajado en ella que no hable de la satisfacción y el orgullo que se siente con ella y personalmente lo he visto en las mujeres de mi familia, en mi propia madre y en mis tías, lo que echaban de menos la huerta cuando ya no podían trabajarla porque sus huesos, que no el espíritu, estaban ya cansados.

    El mercado dice Abel exige mucho, que no hay que darle todo lo que te pide. Sabias palabras las del «destripaterrones». La vida es también un mercado muy exigente; nos agota con su tiranía hasta la extenuación.

    Hacemos lo que podemos en una vida y, sinceramente, aunque yo sería la primera quizá en apuntarme a una segunda vida, no creo que fuese a servir de mucho que se me concediese esa oportunidad, porque sabemos que ni con dos ni con tres íbamos a conformarnos.

    Abel y Maite han hecho mucho en treinta años. Otros seguramente habrá que no puedan decir lo mismo. Y el no valer para estudiar es una expresión caduca y trata injusta y equivocadamente a quien va dirigida. Porque personas como Abel son eruditos en las materias importantes y porque en este artículo hemos aprendido de él lecciones que no debemos olvidar, como la importancia del esfuerzo y las dificultades para lograr algo y sobre todo la observación.

    El padre de Abel no consumía mucha energía hablando, pero Abel aprovechaba desde niño esas horas de silencio y trabajo en pensar, en OBSERVAR. Cuántos de nosotros hemos escuchado el repertorio de enseñantes pensando en las musarañas… Nos quedamos con muy poco de lo que nos enseñaron. Menos mal que ese poco que observamos y que nos interesó pudo servirnos de algo. Tampoco a todos, es una pena.

    Maite y Abel querrían ver ese vino especial en el que trabajan, el de parcelas areniscas rojas. Yo creo que sería bonito verlo, sí, pero lo realmente bonito es lo que tienen en mente, la labor creativa, el saber que va a ser un vino especial.
    No hace falta tanta vida si uno siente que está haciendo lo que puede y… algo que me parece mucho más maravilloso y difícil, lo que quiere.

    La vida es muy corta y muy exigente. En el tiempo no podemos ganarle la batalla, en cuanto a lo que nos pide, que se espere sentada y sin agobiarnos, que en este caso que nos ocupa hoy por ejemplo, dentro de cuarenta años muchos brindis se harán con los vinos producto de esa esencia que quiere recuperar Abel. Así que para esta vida y las siguientes, ¡SALUD!

  6. Maite dice:

    Visito por primera vez vuestra página. Una delicia. Me he encontrado con el maravilloso placer de conocer un poquito una profesión que Abel y Maite dignifican y le colocan en lo más alto.

    • Blog Rioja Alavesa dice:

      Muchas gracias, Maite. Bienvenida a nuestra bitácora de viñedos, aceite, cereal, de vinos y, sobre todo, personas vinculadas a la tierra y sus buenos frutos. Un cordial abrazo.

  7. Alberto dice:

    Muy interesante las reflexiones de una pareja un poco a contracorriente.

    Esto a lo mejor no se enseña en las escuelas de negocios (tal vez lo contrario), pero sí nos reconcilia con los aventureros, los comprometidos con lo esencial.

    Un abrazo

  8. GONZALO dice:

    El mejor ejemplo, cuando la sencillez se hace grande, en grandes personas.

  9. Jon Artetxe dice:

    Sabía que sus vinos son muy grandes.

    Ahora intuyo, y siento, casi lo sé, que son grandes personas. Enhorabuena

  10. Sandra Bravo dice:

    Que gran ejemplo Maite y Abel. El resultado del trabajo bien hecho y el respeto por la tierra

  11. IKER DÍAZ DE CERIO dice:

    Siempre tan interesante la mirada de Maite y Abel sobre el mundo en general y el vino en particular. Unos fuera de serie en esto de hacer vino además.

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