Oct 24, 2017

“Mallorca atraviesa un momento de mucho ruido y pocas nueces”

La joven mallorquina Bárbara Mesquida Mora, de 37 años, creció entre viñas y depósitos de vino de la bodega familiar.  El titular que nos ofrece es todo un diagnóstico para la Mallorca vitivinícola de hoy.

También es una declaración de su sinceridad y honestidad para con este Blog que cuenta, entre otras historias, la aventura vital de quienes aman el vino y se entregan a él en cuerpo y alma, con sentimiento y profesionalidad.

Bárbara Mesquida Mora

LA IMAGEN tiene al menos 7 años (de 2010) , pero Bárbara lleva ya 13 en el mundo del vino.

Licenciada en Filología, en Barcelona, Bárbara pasó a estudiar Enología. Desde muy pronto, con 24 años, se puso al frente de la bodega. Por diversos avatares familiares, aquella bodega de su padre desapareció, teniendo que empezar de nuevo con otra bodega, la que hoy es suya. Desde la que proclama el respeto al patrimonio vitivinícola de sus mayores.

Con 24 años empecé a gobernar una bodega que era ‘un barco a la deriva, cargado de vino y de dolorosas historias familiares’. Aquella bodega se fue a pique. Pero arrancamos de cero (lo dice subrayando las tres últimas palabras) con otra bodega. Empezamos de nuevo. Casi de la nada, pusimos otro proyecto en marcha”.

Bárbara Mesquida Mora

BÁRBARA MESQUIDA MORA en su bodega situada en Porreras, en el centro de Mallorca.

Es la tercera y última entrega de las conversaciones que mantuvimos el pasado mes de septiembre en la isla con tres jóvenes bodegueros mallorquines. En este caso la conversación es trepidante. Como si tuviera que decirlo todo de prisa y corriendo. Como si un sacacorchos tuviera que abrir la botella de su alma. De esto estamos hablando hoy. De cómo una gran comunicadora, una mujer ilustrada y culta, le cuenta a un extraño, sin pelos en la lengua, una historia que tiene en sus entrañas la ruptura dolorosa de una familia.

Nadie va a descubrir ahora el valor de la comunicación sincera. Puede llamar la atención que Bárbara se lo está contando a una persona a la que acaba de conocer. Su sinceridad podría calificarse de ‘brutal’ en el mejor sentido de la palabra, por eso se agradece. El periodismo lo agradece. Y las lectoras y lectores de este Blog.

“Cada viña te cuenta su propia historia», dice ella al igual que tantos otros vitivinicultores apuntan en Rioja Alavesa. «Con las viñas se establece un diálogo permanente”. Lo mismo sucede con las personas.

Empezamos la entrevista, alcanzando desde el comienzo la velocidad punta. Hablando de su infancia.

Bárbara Mesquida Mora

EL DÍA de la conversación con Bárbara lucía el sol de Mallorca sobre su mar de viñas.

.- Como filóloga que eres, puedes interpretar manuscritos del siglo XV. Pero seguro que mamaste el país del vino desde pequeña.

Yo viví entre viñas, entre barriles, entre los primeros depósitos inoxidables que se trajeron a Mallorca, en medio de cajas de cartón, de tapones de corcho… Así crecimos mi hermano y yo. Era inevitable que me dedicara al vino…

… aunque mi hermano ha escapado de la ‘trampa’ de la bodega.

.- ¿Quién puso en marcha esa “trampa” en la que navegas cual viejo lobo de mar ?

Mi abuelo empezó con la bodega en el año 1945. Era un agricultor pobre entonces. Tenía pequeñas propiedades de tierra donde cultivaba albaricoques y viñedo, que es el paisaje típico que tenemos aquí en la zona. Él hacía albaricoque seco que se exportaba después a Europa, antes de que llegara el albaricoque turco y el californiano. Y vendía la uva a otra bodega

.- ¿Qué pasó para que tu abuelo decidiera elaborar vino “de repente”?

Se cabreó porque consideraba que le pagaban barata la uva. Eso le llevó a montar una bodega. En el año 1945 llevó a cabo la primera vendimia. Así empezó con sus vinos a granel, una historia distinta de lo que estamos haciendo ahora. Con el tiempo, mi abuelo empezó a embotellar su vino y a distribuirlo por los pueblos de la zona, cuando la gente comía siempre en sus casas y se bebía el vino con sifón.

Bárbara Mesquida Mora

SU ABUELO montó la primera bodega familiar ofendido con el precio al que se pagaba la uva.

.- ¿En qué condiciones se hizo cargo tu padre de la bodega?

A principios de los años 80, mi padre Jaume se fue a estudiar a Requena (Valencia) y de allí volvió con nuevas ideas. Con sus amigos en Francia empezó a descubrir otras variedades, Cabernet, Merlot… y pensó que el camino era introducir variedades foráneas en Mallorca, como tantísima gente ha hecho.

Mi padre y mi madre fueron los primeros en plantar variedades foráneas, que después le siguieron Rivas, Can Majoral, y otros muchos que se posicionaron como la avanzadilla enológica en la isla. Yo he vivido todo eso, hablando de todas las variedades de uvas, de vino, de enología, de viticultura… Una época en la que estaban mal vistas las variedades autóctonas.

.- ¡Pobres variedades autóctonas!

Pues mira, yo ahora tengo la suerte de tener viñas viejas, de 40 años, de estas variedades foráneas, y también de mantener variedades autóctonas. Así que en mi bodega Mesquida Mora, tengo el proyecto de ensamblar todo y hacer que las piezas del puzle encajen. Vengo de familia con tradición bodeguera, aunque estudié Filología en Barcelona, vengo de Letras Puras, y cuando terminé decidí estudiar Enología.

Bárbara Mesquida Mora

LA BODEGA actual de Bárbara se llama Mesquida Mora.

.- Letras puras, siempre me sonó muy bien ¿Qué pasó a partir de ahí?

Justo cuando estaba terminando los estudios de Enología, en 2004, me llamó un buen amigo de mi padre para decirme “Bárbara, aquí hay que hacer algo, porque la bodega familiar, en fin, tu padre está enfermo, con problemas graves de salud mental y física”.

Volví a Mallorca sin conocer las notas finales de Enología, aunque sabía que había aprobado todo. Fue llegar e incorporarme a la gestión de la bodega familiar, que se llamaba entonces Jaume Mesquida, toda una institución aquí. Aquella gestión duró de 2004 a 2012… Pero a partir de 2010 empezamos a tener un “Falcon Crest” familiar.

.- ¿Qué paso?

Me costaba aceptar que me estuviera pasando. Pero vivimos unas desavenencias muy fuertes en la familia, con unos líos tremendos. Lo que en un principio parecía un acto de generosidad de nuestro padre hacia nosotros (mi hermano y yo), no lo era. Nos había vendido encubiertamente la bodega y cuando le planteamos buscar un precio justo para poder hacer mejoras en la bodega, nos dijo que no. Y nos declaró una guerra.

Bárbara Mesquida Mora

LOS HERMANOS Mesquida Mora hace unos años.

.- ¿Tu padre?

Nuestro padre… Una “guerra” en la que mi hermano y yo nos sabíamos perdedores, porque decidimos incumplir una serie de decisiones suyas que eran injustas, y que habíamos firmado desde la ignorancia, sin conocer los números reales. Durante años no he hablado de esa “guerra” que ahora te estoy contando.

.- Quizá porque hasta ahora este tema te dolía mucho, ¿no?

Mucho. Así tuvimos que cerrar la bodega Jaume Mesquida, a pesar del gran trabajo que habíamos realizado durante ocho años. De hecho, la bodega que yo me encontré y la que tuvimos que cerrar no tenían ya nada que ver. Buen posicionamiento, grandes ventas, buen feeling… Habíamos hecho algo muy bonito, pero bueno… él quiso que fuese así.

.- ¿Qué dijo la Justicia?

Ah, la justicia a veces es lo más injusto del mundo. Ante esos reveses, yo quise seguir haciendo vino. El vino es mi pasión. Es mi mundo. Tenía que volver a empezar. ¡Y es lo que hice en 2012, volver a empezar!

Bárbara Mesquida Mora

EN EL INTERIOR de la bodega, Bárbara posa para el Blog de Rioja Alavesa.

.- Así creaste esta bodega en la que estamos, Mesquida Mora, con tus dos apellidos.

La idea de “Mesquida Mora” en sí fue decirnos: “¿qué tenemos y qué podemos hacer?”. No podíamos decir aquello de “verás, vamos a hacer una gran bodega”. Teníamos que saber con qué me quedaba. Finalmente yo me quedaba con los viñedos de mi madre, los viñedos de Joan, el padre de mi hija Bárbara, y con estas viñas, con las diferentes variedades y las diversas manera de hacer que tenemos, viendo qué podíamos ofrecer. A partir de ahí creamos un proyecto nuevo.

.- ¿Por qué no llamaste al proyecto con tu nombre, Bárbara Mesquida?

Porque debía recoger la parte materna, mi querida madre, que siempre me lo ha dado todo. Y que siempre ha estado a mi lado y al lado de mi hermano. Y además, porque fue un proyecto que en el inicio gestamos mi hermano y yo. Pero un día, mi hermano, que es más joven que yo,  me dijo:  “Sé que ahora no lo vas a entender, pero no quiero estar en el vino, ya he estado, ya lo conozco, y lo que me gusta es la Naturaleza. Si ahora nos separamos tú y yo siempre seguiremos siendo hermanos, y si no seremos socios. Y ya que no tenemos un padre, al menos preservemos nuestra relación”.

.- Sería duro para ti, Bárbara.

Lo fue, pero ahora también estoy muy contenta. Al final una tiene que estar agradecida de todo lo que le ha pasado, porque de esa manera estoy donde estoy, habiendo creado un proyecto desde cero.

Bárbara Mesquida Mora

A PRINCIPIOS de septiembre de 2017, Bárbara estaba en plena vendimia.

.- ¿Qué es hoy Mesquida Mora?

Es viñas propias en biodinámica, porque ya en el año 2007 transformamos todas las viñas familiares en cultivo biodinámico, con la convicción de querer legar a la próxima generación unos mejores suelos, independientemente de lo que luego ellos quieran cultivar.

.- Casi te estoy viendo en el pasado, al frente de la construcción de una nueva bodega.

Sí, y con 20 hectáreas de viñedo. En ese momento estaba con Joan, el padre de mi hija, que siempre me ha apoyado mucho. Además de un equipo, con el que ya hemos recogido seis cosechas con la de este año 2017. Comenzamos la obra de la nueva bodega el 1 de mayo de 2012, y el 16 de agosto de aquel año estábamos entrando uva allí. Fue todo un maratón.

Construimos la bodega en un terreno donde, cuando yo era pequeña, tuvimos las vacas del abuelo materno, que yo iba allí a buscar la leche en Mobylette, de manera clandestina, porque mi madre no quería que yo anduviera en moto… Fue ayer precisamente cuando descubrí que no quería que anduviese en moto porque tuvo un tío que sufrió un gravísimo accidente de moto.

Bárbara Mesquida Mora

LA MIRADA, la manera de sostener la botella… lo dice todo.

.- ¿Qué ha pasado en estos cinco años. Cómo ha sido empezar de nuevo?

Hemos ido consolidando la nueva bodega, tan jovencita ella. Ahora estoy muy contenta, con muchísimo trabajo, con muchísimos proyectos, pero la verdad, es ahora cuando empiezo a verlo todo con una cierta tranquilidad. Evidentemente queda muchísimo por pagar al Banco, pero estoy contenta con los vinos y con la recepción que están teniendo, con los clientes que vamos haciendo, con los mercados que vamos consolidando.

Yo sigo con toda mi energía para continuar creciendo en calidad y en una mejor comprensión de nuestros viñedos, entendiendo los suelos, las uvas, las viñas, y hacernos más sabios en eso. No pensamos en crecer a nivel de hectáreas, ni en número de botellas, sino haciéndolo cada vez mejor, y rodeándolo de actividades propias, abiertos a las visitas, con un respeto al patrimonio vitícola que tenemos.

.- ¡Es toda una declaración de intenciones!

Sí, me siento una guardiana de estas veinte hectáreas que ahora me toca gestionar.

Bárbara Mesquida Mora

.- Todo aquello en lo que te formaste en la Universidad de Barcelona te ayudó.

Bueno, como decía mi profesor de Literatura Medieval: “Una persona que ha estudiado Filología puede hacer cualquier cosa”. El sentido de la capacidad de la crítica, de entender e interpretar la vida, porque si puedes interpretar un manuscrito del siglo XV, por qué no vas a interpretar un análisis de vino.

.- ¿Cómo lees tú las viñas?

Cada una de ellas es un pequeño capítulo de un libro. Cada una te cuenta su propia historia. Con ellas se establece un diálogo permanente. A veces, te entiendes con ellas, a veces no. Cuando no te entiendes con ellas, hay que buscar los porqués. La formación humanística siempre ayuda. No lo sé todo. Tengo mis lagunas técnicas, pero poco a poco lo he ido solucionando y al final la enología diaria tampoco es tan sofisticada. Sí es verdad que hay mecanismos que debemos llegar a entender, pero al final la Enología está en la viña.

.- ¿En las viñas?

Sí. En entender las viñas, en gestionarlas de la mejor manera, y después en saber acompañar a la uva en este proceso.

Bárbara Mesquida Mora

TENTEMPIÉ de comida (sobrasada, queso, tomate) y vino de Mallorca para recuperar fuerzas.

.- ¿Con qué ojos contemplas la realidad vitivinícola de Mallorca?

En Mallorca ahora estamos en un momento de mucho ruido y pocas nueces. Hemos pasado de unos años de ser diez o doce bodegas a ser, en los últimos diez años, ¡setenta u ochenta bodegas! Tenemos por un lado los proyectos familiares que se mantienen, las escisiones familiares de proyectos en los que me embarcaría yo –que no soy la única-, pequeños elaboradores que han decidido emprender su propio proyecto, con gente que se ha formado y ha recuperado viñas de las generaciones anteriores.

Y después tenemos ‘macro proyectos’ de gentes de muchísimo dinero que ha visto en Mallorca la oportunidad de invertir capitales sobrantes de otros negocios o de ciertas actividades. Tenemos un norteamericano, un ruso, no sé cuántos alemanes que han montado aquí sus bodegas. Pero ese es para mí otro sarao.

.-  ¿En qué momento se está en Mallorca?

En el de afianzar las cosas. Mallorca es muy diversa en sí misma, no sólo por suelo, sino también por variedades. Ha llegado el momento de poner orden y de analizar el potencial.

Bárbara Mesquida Mora

DURANTE la vendimia, igual que en Rioja Alavesa, consultando predicciones meteorológicas.

.- ¿Tienes algún referente, alguna zona vitícola española o europea?

Hay mucha gente que lo está haciendo fantásticamente bien. Francia es siempre la referencia. Me inclino más hacia el lado derecho del mapa, pero en España en el Bierzo están haciendo cosas fantásticas, en las Canarias también… Yo me fijo en proyectos pequeños de gente muy comprometida con la tierra.

.- ¿Conoces en ese sentido el trabajo que se viene haciendo en Rioja Alavesa?

Conozco proyectos que van surgiendo, pero no tanto como me gustaría. Tengo un viaje pendiente a Rioja Alavesa,  porque me interesa la gente con ganas de luchar otros modelos, no me siento identificada para nada con las macro bodegas.

Me atraen los pequeños productores que intentamos buscar nuevas vías, donde hay sinergias y gente maja. Esto es lo que tiene el vino: gente muy maja que se dedica a él en cuerpo y alma.

.- “O la calidad o nada”, me decían tus amigos de Can Majoral.

Evidentemente. Quien piense en hacer vinitos, mejor que lo deje. Y más en una isla como Mallorca. Calidad ante todo y autenticidad, y territorio, y compromiso con el entorno.

Bárbara Mesquida Mora

LA BODEGUERA con su hija, presente y futuro del vino -quizá- en Mallorca.

.- ¿Os habéis quitado ese “sambenito” de “ah, ¿pero en Mallorca se hace vino?”

Tenemos dos “sambenitos”. Uno es ese, que continua. Y dos: “los vinos mallorquines son caros”. Con esto llevamos más de treinta años. Justo hoy me preguntaban por esto en una emisora de radio mallorquina. Pero la gente que sigue pensando que los vinos mallorquines son caros es porque bebe poco o porque tiene la mirada muy cerrada.

.- ¿Por dónde te gustaría que fueran las cosas?

Hacia el respeto a la tierra y a la gente que amamos la tierra. Que se pongan en valor los pequeños proyectos. Una al final va tomando decisiones hacia dónde va el dinero que se tiene, pero es bonito que vayan creciendo cosas que sean sostenibles y sensatas.

.- Ahora tienes 37 años. ¿Te imaginas jubilándote en el mundo del vino dentro de 28 años?

Sí, por supuesto. Y me gustaría dejarle a mi hija una bodega consolidada con unas viñas crecidas, donde ella, si quiere, pueda disfrutar tanto como lo estoy haciendo yo. Me jubilaré con el vino y haciendo otras cosas.

Bárbara Mesquida Mora

EN LA VIÑA, donde mira las uvas como luego hará en la mesa de selección.

.- ¿Cómo arranca la nueva temporada, tras la vendimia de 2017?

Este año la vendimia ha venido adelantada en Mallorca. Hemos recogido más kilos de uva que el año pasado, si bien es verdad que nosotros hemos tenido años de poco rendimiento. Este año el rendimiento ha sido normal, habiendo recogido 120.000 kilos de uva, lo que nos supondrá poner en el mercado unas 90.000 botellas.

.- Está muy bien, ¿no?

Hay que venderlas, ¡eh! Un 25% esperamos venderlas en el extranjero, y el resto, un 75%, en Mallorca.

.- ¿Qué tiene este mundo que tanto te enamora?

No sé qué tiene, pero al igual que yo mucha gente se engancha. A mí me gusta que puedo hacer muchas cosas: estar en contacto con la tierra, pasear entre viñedos, tomar decisiones, estar en la bodega viendo las fermentaciones, acompañar a las visitas, acudir a ferias…

Bárbara Mesquida Mora

EN MALLORCA ya hay 2.500 hectáreas de viñas, y familias con la calidad por bandera

.- ¿Estás diciendo que casi casi lo llevas tú todo?

Lo coordino todo, pero tengo un súper equipo que hace que esto sea posible. La mayoría venía de la anterior bodega que han visto nacer ésta.

.- ¿Cómo ves a la gente de tu generación, y a otros más jóvenes aún?

Echo de menos un mayor ambiente, un mayor rollo de vino. Pero se andará.

.- Hay 2.500 hectáreas de viñas en toda Mallorca, ¿no?

Sí, y en la isla empieza a haber uva.

.- ¿Qué les dices a los que llegan al mundo del vino, los más jóvenes?

Yo empecé a gestionar un “barco a la deriva” cargado de vino y de historias familiares con 24 años, y me puse al frente de esto.

Bárbara Mesquida Mora

«HAY que perseguir los sueños», es su mensaje para los jóvenes de Rioja Alavesa.

.- ¿Qué les dices a las ‘Bárbaras’, y a los ‘Josebas’ o ‘Ainhoas’ de 24 años?

Que hay que tirar para adelante y perseguir los sueños; que nos equivocaremos, o no; que nos caeremos; pero que nos volveremos a levantar con más o menos heridas.

.- ¿Cómo te está afectando la globalización?

Estamos todos globalizados, pero hay que atrincherarse en lo local y promover lo local, y estar muy convencidos de lo que se está haciendo.

.- En Rioja Alavesa nos gusta la palabra “Diferenciación”

Lo mismo que en Mallorca. Para ser como los demás, siempre estamos a tiempo. Busquemos con empeño las cosas que nos diferencian, la que nos son propias. Aprovechemos nuestra manera de ser.

 

6 respuestas a ““Mallorca atraviesa un momento de mucho ruido y pocas nueces””

  1. Saúl Gil Berzal dice:

    Una gran historia. La magia del vino hace cosas imposibles. Increíble amor, fuerza, tesón… el de Bárbara para cumplir un sueño aún cuando la vida te pone todo en contra. Ánimo. Hace falta gente así en el vino y sobran macroindustrias donde no hay otra cosa que números al final de año y poco importa todo lo intangible que rodea a este mundo. Espero que todo te vaya bien. Saludos

  2. Kepa Urdangarin dice:

    Esta joven es admirable. Emociona su pasión y su entrega al mundo vitivinícola de su Mallorca natal, como sucede con tantos campesinos y bodegueros de Rioja Alavesa.

    Se agradece su cercanía, su generosidad al contarnos sus vivencias. Es todo tan humano, Bárbara, tan comprensible.

    Somos Naturaleza. Los humanos también tenemos heladas y pedriscos.

    Y valentía para levantarnos y seguir adelante. Menudo equilibrio tan sostenible, entre la profesión y la humanidad. Sin duda que la filología habrá ayudado lo suyo.

    Zorionak!!!!

  3. Pere dice:

    Un denominador común a todas estas historias es la pasión y el amor que sienten por la tierra y por su trabajo. Ojalá el mundo funcionase de igual manera. Magnífico artículo Julio, enhorabuena. Mallorca te quiere, ya sabes.

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