LAS fuentes de agua no clorada son fundamentales, entre otras cosas, para lavar en la Comarca las aceitunas de mesa. Es una imagen habitual que puede verse en diferentes pueblos. Le hemos pedido a Fernando M. Bujanda que contemple esta fotografía y nos cuente en unas líneas cómo le toca esta imagen.
La fotografía de ARROLAN me llena de recuerdos…
Fernando M. Bujanda*
Y, sobre todo, me ratifica que nuestros olivares, con su oliva ARRONIZ, en su pequeña producción vinculada al territorio, son ejemplo de convivencia, pues la manera tan especial de preparar y aliñar las olivas es una clara transmisión de saberes entre generaciones.
El respeto por la agricultura tradicional y sostenible ha protegido, desde siempre, la agro-diversidad. Cuando comamos estas olivas con un pedazo de pan y un vaso de vino (de Rioja Alavesa), nos recordará a diario que somos parte de la Naturaleza, que pertenecemos a ella.
De esta manera se cierra un círculo: nuestras olivas proceden de la Naturaleza a través de la tierra, a través de nosotr@s se convierten en cultura, y después regresan a la Naturaleza, siempre a través de la tierra…
Seguro que me he ido lejos en mis pensamientos, pero esa foto me arrastra por los caminos del pensamiento. Y el sentimiento.
* Campesino diplomado, apasionado de los olivos y el aceite de oliva de Rioja Alavesa.
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Imprescindible para todos los que mantenemos la tradición de preparar aceitunas para los aperitivos y meriendas. Saludos PL
Muchas gracias, Pedro León, alcalde de Laguardia. Saludos cordiales.
Gracias al blog conocemos muchas cosas que nos pasaban desapercibidas. Gran trabajo para el conocimiento de nuestra tierra…. Ya no miro la tierra, el lugar, la gente con los mismos ojos… Ahora es muchísimo mejor. Mi más grande y sincera enhorabuena
Muchas gracias, Alberto. Eres muy gentil. Un abrazo.
Qué recuerdos a mi amama Carmen preparando aquellas maravillosas aceitunas, y lo buenas q estaban!
Ese recuerdo es parte de mi maravillosa niñez.
Muchas gracias, Nerea Lafuente. Suena muy bien esa melodía: «aquellas maravillosas aceitunas, y lo buenas q estaban». Saludos cordiales.
Recuerdo lo de picar olivas y que se ponían a desverdinar en agua con sal, hinojo y más cosas.
Eran un postre de invierno que con las naranjas, nueces y almendras ayudaban a pasar el invierno. En ocasiones una cucharada de miel. El postre era importante porque se hacía sobremesa, se daba una firma al brasero y se seguía en torno a la mesa, incluso se sacaba algún juego de mesa. No teníamos tele y la radio recién empezada no impedía seguir hablando.
A nuestras olivas sería por su tamaño no teníamos costumbre de machacar, con una navaja les daban cortes y con cambios de agua se seguían afinando pero necesitaban su tiempo. El tío Crescencio no comía olivas los días que tenía ensayo o tocaba la banda. Las olivas ponías áspera la lengua y había que evitarlo con los instrumentos de aire.
El aceite sonaba al pasarlo de la tinaja a la aceitera, creo que eran más espesos.
Fernando te acuerdas de aquellos pimientos rojos de sopa, alargados que una vez tomada la sopa, en el mismo plato con el tenedor separábamos la pulpa del pimiento y con un chorrito de aceite lo untábamos con pan y sabía a gloria. Cada pimiento tenía un sabor distinto, un toque ligero que al apreciarlo formabas el paladar. El aroma del pimiento mezclado con aquel aceite casero era inconfundible.
La cocina no era muy extensa pero estaba echa con mucho mimo y mucha calidad.
Te acuerdas de la Mahonesa, muy gruesa, echa a mano en una sopera vieja, moviendo la cuchara de palo. Y el aceite espesando y volviéndose blanco amarillento.
San Martín y San Millán a coger olivas van.
Victoria!, qué magnífico desayuno de palabras tan jóvenes como añejas me he dado. Para glotones y buenos degustadores de antiguos guisos convocados a la mesa del hoy, como un torrente. Muchas gracias. Saludos cordiales
Qué bonita imagen la de las aceitunitas lavándose en la fuente. El agua fresca, sin cloro, entiendo que sea fundamental para el lavado.
Envidio esas aceitunas preparadas en casa, con mimo. Si las que compramos en la tienda nos gustan y no nos olvidamos de ellas en los aperitivos y celebraciones, cuánto más placer será llevarnos a la boca esas vuestras acompañadas con un poco de pan y vino de Rioja Alavesa, como bien propone Fernando
Muchas gracias, Karmele. Saludos cordiales.
Victoria, sí que lo recuerdo, qué momentos, rodeados de la familia, comiendo, en esos días de invierno, en una mesa camilla con brasero incorporado.¡Qué recuerdos tan gratos!
También recuerdo a tu padre, hace ya unos 45 años, comentándome historias, que para mí eran toda una clase de etnografía.
Por otra parte, estas pequeñas letras que he escrito, gracias a mi sobrina Nerea, me han hecho revivir la imagen de mi madre, «desverdinando» las olivas en la cocina de casa.
Verdaderamente, un placer. Gracias
Muchas gracias, F. Bujanda Ciordia. Saludos cordiales.
Fernando, sabes que te quiero y tu generosidad en el proyecto es maravilloso.
Para las rozaduras sin llegar a heridas primero nos lavaban con jabón chimbo y después nos frotaban con aceite y te evitabas el alcohol y el yodo que escocían una barbaridad.
Nos han llenado de cariño y se nos nota a los dos.
Muchas gracias, Victoria. Da gusto leeros y saborearos a los dos. Ungidos por el aceite y el vino. Abrazo.