Creo haber demostrado, tanto en los artículos de este blog, relacionados con la historia del vino de Rioja Alavesa, como en mis últimos libros (“Laguardia del Viejo Reyno”, “El gran vino del País Vasco” o “Rioja Alavesa en la encrucijada”), que entre esta comarca y Vitoria se construyó desde el siglo XIII una “autopista de vino” y que parte de la historia de la comercial ciudad de Vitoria se ha escrito durante siete siglos con el mercadeo de vino de Rioja Alavesa.
Miguel Larreina*
¡BUENAS NOTICIAS! Crecen las inquietudes vitorianas por Rioja Alavesa.
Por ello, decía en los artículos anteriores referidos a los museos del Vino que, además de los proyectos locales en Rioja Alavesa, había que hacer uno en Vitoria y que éste debía de ser un proyecto imaginativo que contara la historia real del vino alavés, que explicara cómo un producto tan escaso y valioso condicionó el paisaje y el paisanaje, la economía, las costumbres, la estructura del Territorio y de sus villas , las vías de comunicación.
LA INTERESANTE propuesta del Palacio de Zulueta tiene sus pros y sus contras.
La prensa alavesa nos decía hace unos días que el alcalde Gorka Urtaran se está planteando seriamente un centro que promocione la industria alavesa del vino. Proponía el Palacio de Zulueta, lugar en el que he pasado a finales de los años noventa cientos de fructíferas horas de investigación cuando albergaba la biblioteca de la Fundación Sancho el Sabio. Su estructura vetusta, su difícil accesibilidad y su reducido espacio pueden ser hándicaps ciertos para ubicar allí el Museo, pero su ubicación ideal, su disponibilidad inmediata sin coste para los ciudadanos, su belleza y la posibilidad de poder emplear su amplio jardín exterior puede que superen los mencionados inconvenientes.
Se polemizará, tal vez, sobre si es más conveniente el Palacio de Zulueta o el Palacio de Escoriaza-Esquivel o algún otro edificio, pero no entraré en esas discusiones un tanto bizantinas, pues soy de la filosofía de Den Xiaoping : “¡qué más da gato blanco o gato negro, lo importante es que cace ratones!” Y aquí el ratón que deben cazar Vitoria y Rioja Alavesa conjuntamente es el del turismo, llámese enoturismo, turismo cultural o como sea.
MUSEOS como el del txakoli de Bakio son una fuente de riqueza para bodegas y gentes del lugar.
Decía también el alcalde Urtaran que estaba buscando patrocinadores para ponerlo en marcha e ideas para acercar Vitoria a Rioja Alavesa. Respecto a lo de las ideas para el Alcalde, quiero decirle que estoy desinteresadamente a su disposición para aportarle las ideas que requiera. Y la primera que le voy a dar, sin esperar a que me la pida, es sobre la temática del Museo. Dice la prensa que el futuro museo trataría sobre la industria del vino y a mí con esas dos palabras me pasa como con lo de “música militar”: industria y vino no casan bien.
LO IMPORTANTE no es dónde se hace el Museo del Vino de Vitoria sino qué mensaje traslada.
Vino, especialmente el de Rioja Alavesa, marida perfectamente con Historia, con Cultura, con Etnografía, con Sociología, con Economía, con Patrimonio, con Agricultores…, y en esa línea le puedo proponer ideas, porque he trabajado sobre la peculiar y rica Historia, Cultura, Economía… del Vino Alavés. Pero no hay una peculiar y rica Industria del Vino Alavés.
Respecto a lo del acercamiento y ese cierto complejo de lejanía que tienen los de Vitoria con nuestra comarca quisiera aclarar una cosa: podrán hablar quizás de lejanía psicológica pero no física, habida cuenta de las mejoras en las comunicaciones que hoy permiten llegar de Gasteiz a Labastida en apenas veinte minutos. Abundando en esta idea, lo que ocurre en regiones vitícolas prestigiosas nos permite rebatir esos argumentos de lejanía más propios del siglo XIX que del siglo XXI.
LOS MUSEOS más prestigiosos a veces están lejos de las viñas y de las DO que los amparan.
Así por ejemplo, el Museo de Burdeos está lejos de las viñas, a 40-70 km de muchas de sus AOC más prestigiosas; en California o Borgoña pasa otro tanto; en muchos museos españoles pasa igual: el Museo del Vino de la DO Campo de Borja está en el Monasterio de Veruela, lejos de las viñas y fuera de los límites de la DO, el Museo Provincial de Valladolid está en el Castillo de Peñafiel, muy lejos de los principales viñedos de la DO Ribera del Duero.
EL MUSEO de la Cité du Vin de Bordeaux nos empuja hacia el Museo “la ciudad del Vino”.
Al negar planteamientos de lejanía quiero decir que el Museo del Vino de Vitoria debe vertebrarse con Rioja Alavesa y su oferta museística. Ambos proyectos deben planearse conjuntamente, creando sinergias, deben ir unidos, como el haz y el envés de una hoja. El viejo grito de “¡ya no hay Pirineos!” debemos reconvertirlo en ¡ya no hay Sierra!
Respecto a lo de los patrocinadores y mecenas, he sugerido en los artículos precedentes que siguiéramos el modelo guipuzcoano de Sagardun o/y el modelo bordelés de la Cité du Vin. Este macro museo del vino en Burdeos ha tenido un coste de unos 80 millones de euros que ha sido asumido principalmente por Grandes Bodegas y empresas auxiliares del sector (Bancos, Tonelerías, fábricas de botellas, Constructoras, Instituciones como Vinexpo…); en concreto, han sido varias docenas de bodegas de AOC bordelesas las que han asumido buena parte del coste, bodegas prestigiosas que tienen todo su vino vendido sin necesidad de museo, bodegas rivales alejadas entre sí y del museo en decenas de kilómetros, que se unieron para financiar este carísimo proyecto en común.
ÁLAVA da mucho a bodegas foráneas que pueden destinar a estos Museos una ínfima parte de sus beneficios.
Como se ve, al ciudadano medio estos proyectos le cuestan muy poco, pues es el propio sector el que debe asumir los gastos de un proyecto promocional colectivo. En Álava debería pasar otro tanto y en este sentido deberíamos considerar algunas cifras: el vino de Rioja Alavesa proporciona anualmente unos beneficios del orden de cien millones de euros, principalmente a dos docenas de grandes o prestigiosas bodegas que acaparan las tres cuartas partes de esos beneficios. Estas bodegas, en muchos casos foráneas (Murcia, Cataluña, Francia, Mancha,…) reciben lo mejor de Rioja Alavesa, lo mejor de Álava, y no dan gran cosa a cambio, pues no terminan de percibir que están en Álava. Debemos ilusionarles con proyectos culturales colectivos, como este Museo del Vino de Vitoria, debemos estimular el mecenazgo de este y otros proyectos, pidiéndoles que destinen a tal fin una ínfima parte de esos enormes beneficios.
*Doctor en Ciencias Químicas.
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A los de Vitoria les daría la posibilidad de gestionar el «agua bendita» porque el agua de sus pantanos se les ha ido de las manos y tienen que aguantar que les abran las compuertas en pleno deshielo y sufrir sus inundaciones, pero el vino Miguel, seamos serios, que no nos lo toquen, que se les pueden ablandar…
El vino tiene su atmósfera, su clima, su sentimiento y eso no se fabrica ni se improvisa…
Los experimentos con gaseosa…que también se nos va de las manos.
Gracias, Victoria. Saludos!
Estoy de acuerdo con respecto al nombre; lo de Industria del vino que suena mal, puesto que el vino sobre todo es cultura.
Lo de la Financiación me parece genial
que lo financien también las grandes bodegas; las últimas ubicaciones de bodegas foráneas han recibido sustanciosas subvenciones por parte de las Instituciones vascas.
Muchas gracias, Jesus Mari. Saludos cordiales.
Ja,ja,ja,ja… Eres tremenda, Victoria. Creo sinceramente que cuanto más se implique Gasteiz en vuestro vino, mejor os ira. Es una cuestión de sinergias, de sumar,…
Gracias Jesusmari, coincido con tu análisis
Eskerrik asko, Miguel. Saludos.